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Fundación de San Salvador de Jujuy

una historia que supera los 430 años de resistencia


Cintia Vargas. Estudiante de Historia UNJu

En un nuevo aniversario de su fundación, realizamos un recorrido histórico desde los


intentos de asentamiento por parte de los españoles y la resistencia de los pueblos
originarios, que, hasta la actualidad, siguen en pie de lucha contra las nuevas
avanzadas de las políticas de saqueo a sus territorios.

Recuento histórico
Desde las primeras incursiones del grupo de Diego de Almagro en 1535, los
conquistadores españoles vieron la importancia estratégica del Valle de Jujuy por su
comunicación entre la región del Plata y del Perú: por ello la insistencia en fundar
una ciudad, siendo las dos primeras fallidas y perdurando la última.

El actual territorio de Jujuy estaba poblado por diversos pueblos originarios, que
entre otros se podía hallar a los Atacamas, Kollas, Quechuas, Omaguacas,
Guaraníes, Ocloyas y los Jujuyes, denominados así por los españoles, de quienes
deriva el nombre de la provincia.

La resistencia de estos pueblos supo dificultar el avance de los incas primero y luego
los intentos colonizadores de la corona española.

A la Primera
Don Juan Pérez de Zurita realizó en 1560 una fundación a la que denominó Ciudad
de Nieva, en homenaje al nuevo Virrey del Perú, el Conde de Nieva.
El asentamiento estaba en una meseta que dominaba el valle como un balcón
natural entre los ríos Grande y Xibi-Xibi que los españoles llamaron Chico, con una
expedición de 30 soldados españoles fundó, por mandato del Virrey del Perú, Diego
López de Zúñiga y Velasco, Conde de Nieva, un poblado, justamente dónde hoy se
emplaza el barrio "Ciudad de Nieva".

A raíz de problemas jurisdiccionales con el Perú por el control del territorio del
Tucumán, desde la gobernación de Chile se envió un nuevo gobernador para que
sustituyese a Zurita, Don Gregorio de Castañeda, quien tuvo que respetar el
asentamiento y prosiguió con los planes de Zurita fundando la ciudad, el 20 de
agosto de 1561.

El grupo fundador se componía de vecinos de La Plata (Sucre) que tenían cédulas


de repartimiento de tierras y encomiendas de "indios" en Casabindo, Humahuaca,
Jujuy y Salta.

No hay datos precisos de cómo fue el tiempo que siguió al acto fundacional,
aparentemente la ciudad sobrevivió hasta el año 1563 en condiciones muy
precarias.

Fue destruida por una rebelión encabezada por Juan Calchaquí, jefe de un pueblo
conocido como “Tolombom”, contra la esclavitud que el fundador, Gregorio
Castañeda, quiso imponer a los habitantes del lugar.

Y va la Segunda
Esta fundación, se dio lugar catorce años después y fue impulsada por Francisco
Toledo, Virrey del Perú, en el marco de la llamada Corriente colonizadora del
Pacífico o del Perú, en contraposición a la Corriente colonizadora del Atlántico, que
fue posterior.

En el año 1574, Toledo fue derrotado en la campaña contra los Chiriguanos, en la


región de Tarija. Durante esas batallas conoció a Pedro de Zárate, un español
establecido en La Plata (Sucre) que aceptó la orden de fundar una ciudad en el Valle
de Jujuy. Zárate conocía la zona, pues tenía posesiones en tierras y en indios, y
había participado de la empresa de Pérez de Zurita. A los cincuenta hombres que
Zárate había reclutado en La Plata y Potosí se sumaron los veinte enviados por
Gonzalo de Abreu, gobernador del Tucumán, en apoyo de la empresa.

La fundación de la ciudad es llamada, Ciudad de San Francisco en la Nueva


Provincia de Álava, tuvo lugar el 13 de octubre de 1575.

Los españoles de Álava abrieron acequias y construyeron viviendas durables. Sin


embargo, la campaña contra los calchaquíes fue considerada más importante que la
protección de Álava. Zárate también acordó con este criterio, por lo que partió con
sus tropas a reforzar las de Abreu. En Álava solo quedaron 22 personas.

El primer ataque ocurrió a los siete meses y medio de haber sido fundada la ciudad,
aparentemente por parte de los Omaguacas. Los documentos señalan que este
hecho ocurrió el 25 de mayo de 1576 en ausencia de Zárate. Los nativos rodearon el
reducto y mataron con sus lanzas a los que se atrevieron a salir.

Los diversos documentos, que mencionan la ciudad permiten conjeturar que la


ubicación del fuerte era próxima a la zona del barrio Punta Diamante de San
Salvador de Jujuy, donde se erige actualmente un monumento recordatorio de la
colonización fallida de Pedro de Zárate.

Tercera fundación
Esta empresa se realizó a pesar de las muchas opiniones que se dejaban oír en
contra de la fundación de una ciudad sobre el Valle de Jujuy, la mayor parte de los
vecinos, capitanes y soldados de Salta recordaban el fracaso de las dos fundaciones
anteriores y temían que los indígenas con el triunfo, atacaran Salta. Pero la política
del Virrey Toledo en implantar definitivamente el dominio colonial en los territorios,
que serán parte del Virreinato del Perú, sumado a otras fundaciones en la región,
alienta la fundación en el Valle de Jujuy por su importancia para asegurar el pasaje
entre la gobernación de Tucumán y el Alto Perú, donde esta la mina de Potosí.

Francisco de Argañaraz y Murguía pagó por mercaderías, alimentos, carretas,


caballos, armas, el servicio de los soldados y los servicios de muchos indios
yanaconas para cargar y conducir las carretas. Invirtió su patrimonio personal en
esta empresa para luego de la conquista, tomar cargos importantes para él, su
familia y los españoles que lo acompañaron.

La caravana viajó durante 20 días y llegó en Semana Santa. El lugar elegido es el


mismo que en la actualidad ocupa la zona céntrica de San Salvador de Jujuy.
Argañaráz determinó que fundaría el lunes 19 de abril de 1593 la ciudad de San
Salvador de Velazco en el Valle de Jujuy.

El sitio cumplía con lo que le había recomendado el gobernador Ramírez "mucha


abundancia de tierra fértiles" y "por estar entre los dos ríos", contaba con el agua
que podría necesitar para regar las tierras que se cultivarán y pronunció un discurso
sintetizando las razones de la fundación. Es importante recalcar que unos años
antes, Ramírez de Velasco, gobernador de Tucumán dirigió una expedición militar
donde derrotó a los pueblos sublevados ante la segunda fundación del asentamiento
español en el Valle de Jujuy.

El discurso fundacional de Arganaraz, señala los objetivos del asentamiento y la


“civilización” conquistadora:

"Que es notorio en esta dicha provincia el ha venido en este dicho Valle de Jujuy y
asiento donde está con ella a poblarla y conquistar los naturales que están de
guerra rebeldes contra el servicio de su majestad para que su real corona vaya en
acrecentamiento de la palabra del santo evangelio y cosas de nuestra santa fe
católica y reciban el santo bautismo y cesen los robos, muertes y daños..."

A su vez, se mandó a abrir un hoyo en el centro de plaza y plantó en él, un palo, que
era una picota, símbolo de justicia. Argañaráz, viendo elevado en alto el símbolo de
la justicia de su rey, dijo:
"Hoy, dicho día, en adelante, para siempre jamás, se nombre y llame esta dicha
ciudad San Salvador de Velasco, en el valle de Jujuy, Provincias de Tucumán... así
se ponga en todos los autos y escrituras que se hicieren... en el dicho hoyo y picota
se ejecute justicia públicamente contra los delincuentes y malhechores..."

Esto fue el preludio del accionar de los conquistadores, ya que, en 1594, Francisco
de Argañaraz atrapa al líder quebradeño Viltipoco, curaca de los Omaguacas de
Purmamarca, que desde 1589 lideraba una amplia coalición de comunidades
rebeldes que según las crónicas españolas dirigía a 10.000 combatientes de la
quebrada y la puna. Probablemente mediante una traición los españoles logran
descabezar la rebelión que había aislado, durante mucho tiempo, a la gobernación
de Tucumán y que era un peligro latente para los poblados españoles del noroeste,
entre ellos la futura San Salvador de Jujuy.

Mientras tanto, los Paypayas, otro pueblo rebelde del valle de Palpalá, seguían
siendo un peligro; pero son detenidos por la orden jesuítica, al mando de Francisco
de Córdoba y la “aparición” de la Virgen de Río Blanco.
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la-Virgen-de-Rio-Blanco

A su vez se reconoce que las epidemias y las condiciones de trabajo que se les
imponía a los pueblos de los Paypaya, los Ocloyas y Osas, los primeros convertidos
al cristianismo, llevaron a diezmar la población de la que solo 15 miembros vivían
para fines del siglo XVII.

Por ende, las epidemias, las expediciones militares y la posterior evangelización,


fueron las claves del quiebre de la resistencia de los pueblos originarios en Jujuy.

Ninguna pasividad. Reacción y resistencia


La combatividad de los pueblos originarios a lo largo de los siglos, ha sido marcada
por persistentes acciones frente a la situación de opresión que se les había
impuesto. La fundación de Jujuy no debe ser contada sin considerar el porqué de la
resistencia de los pueblos originarios.

Así, la problemática de la apropiación de tierras y la posterior imposición de la


hegemonía del estado nación Argentina en el siglo XIX, después de la época de
revoluciones en América Latina, impide, actualmente, la autodeterminación de los
pueblos; y la han marcado a sangre y fuego por los enfrentamientos entre indígenas-
campesinos y el estado. Un ejemplo paradigmático fue la batalla de Quera.

En la tarde del 4 de enero de 1875, las milicias de Jujuy y Salta enviadas a la puna a
restablecer el orden, unos 1100 hombres, encontraron a más de 800 indígenas-
campesinos. El enfrentamiento desigual dejó 194 indígenas muertos y 231
prisioneros entre ellos 87 heridos, la milicia solo había perdido 73 hombres, según
las fuentes de los vencedores.
Según el historiador, Gustavo Paz “el gobernador podía jactarse de haber deshecho
completamente las hordas salvajes y restablecido el orden en la puna jujeña,
imposición del orden estatal en los confines del territorio argentino” Tal como lo
requirió la oligarquía local para quiénes había sido aplastada la última montonera
que subsistía a la república.

Aquella resistencia, reivindicaba la propiedad común de sus tierras, de allí su


insistente demanda en transferir las tierras a la esfera fiscal, que recalca el deseo de
librarse de los propietarios y de las cargas que les imponía el sistema de
arrendamiento. Su represión fue cruenta y en la memoria de los campesinos se
recuerdan escenas de horror con fusilamientos en las plazas de los pueblos de la
puna.

Sin embargo, a pesar de la dura represión que siguió a la derrota de Quera, la


protesta campesina indígena por las tierras no cesó y, también, su pelea por la
autodeterminación.

En defensa del agua y de la vida


Actualmente, las comunidades originarias se enfrentan a las políticas extractivistas y
de saqueo que impone el gobierno nacional de Alberto Fernández y el gobierno
provincial de Gerardo Morales, que con la explotación minera de litio (entre otros
proyectos mineros), ha dividido a las comunidades; obligandolas a elegir entre “tener
trabajo y crecimiento”, un empleo bajo condiciones laborales muy duras o el impacto
ambiental: la faltante de agua, muerte de ganado y cultivos, además de la flora y
fauna autóctona.

Convirtiendo las tierras y su población en “zonas de sacrificio” que argumenta la


irracionalidad del capitalismo, que se vende como desarrollo y progreso mientras se
paga al FMI (Fondo Monetario Internacional). Este organismo internacional que
ningún ciudadano argentino votó, cogobierna y decide sobre la política del país, por
decisión política consensuada entre Juntos por el Cambio y el Frente De Todos.

A su vez, los derechos de las comunidades, reconocidos en la Constitución


Nacional, tras años de resistencia y rebeliones, son vulnerados constantemente.

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