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En el presente trabajo se busca relacionar la situación problemática planteada con

temas tratados en el Módulo 1 de la materia y con la Ley Nacional de Salud Mental N°

26.657 y Ley Provincial N° 9.848.

La Ley Nacional de Salud Mental tiene por objeto asegurar el derecho a la

protección de la salud mental de todas las personas, y el pleno goce de los derechos

humanos de aquellas con padecimiento mental que se encuentren en territorio nacional y

reconoce a la salud mental como un proceso determinado por componentes históricos,

socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento

implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos

humanos y sociales de toda persona. (Ley Nacional de Salud Mental 26.657; Cap. 1.

Artículo 1 y Cap. 2. Artículo 3).

Es importante destacar que antes de la existencia del concepto de salud mental, las

personas que padecían algún trastorno o patología mental se las consideraban personas

alienadas o anormales que debían ser encerradas en manicomios. Durante la Revolución

Francesa el médico Philippe Pinel propone dar un tratamiento humano a estas personas

partiendo del principio de que eran enfermos y no degenerados naturales y en la segunda

mitad del siglo XX, surge en Europa una nueva política que rechaza toda forma de

discriminación hacia los enfermos mentales, promoviendo la inclusión e integración,

rechazando las prácticas intrahospitalarias y alentando las intervenciones en la comunidad.

Ahora bien, con respecto a la situación planteada, cuando se decide ubicar a la

paciente Ofelia en una habitación junto con otra paciente y esta al notar que se trataba de

una paciente psiquiátrica demuestra su disconformidad. Evidentemente al manifestarlo de

forma despectiva y en presencia de Ofelia se lo podría considerar un hecho de


discriminación, pero excusado debido a que muchas personas tienen una idea errónea sobre

las enfermedades mentales o como en este caso, sobre pacientes que presentan algún

padecimiento mental. No obstante, cuando la Dirección del Hospital ordena que no se

internen pacientes en habitaciones compartidas con personas afectadas por otro tipo de

patologías, argumentando que los “pacientes psiquiátricos comúnmente suelen generar

problemas producto de sus perturbaciones mentales y que dichos comportamientos podían

ser contraproducentes para las condiciones de cuidados que requieren los pacientes que

tienen enfermedades reales” se trata de un acto de discriminación no sólo al dar a entender

que las personas que padecen una enfermedad mental “no tienen enfermedades reales” sino

también al ordenar que no se internen pacientes en habitaciones compartidas con personas

afectadas por otro tipo de patologías.

Así también, podría tomarse como acto discriminatorio el momento en que la

Dirección comunica que estaba considerando la posibilidad de asignar un lugar exclusivo

para las internaciones en salud mental. Ya que, como menciona la Ley de Salud Mental, las

internaciones de salud mental deben realizarse en hospitales generales. A tal efecto los

hospitales de la red pública deben contar con los recursos necesarios. El rechazo de la

atención de pacientes, ya sea ambulatoria o en internación, por el solo hecho de tratarse de

problemática de salud mental, será considerado acto discriminatorio en los términos de la

ley 23.592. (Ley Nacional de Salud Mental 26.657; Cap. 7. Artículo 28). Así también,

como menciona la ley, las derivaciones para tratamientos ambulatorios o de internación que

se realicen fuera del ámbito comunitario donde vive la persona sólo corresponden si se

realizan a lugares donde la misma cuenta con mayor apoyo y contención social o familiar.

(Ley Nacional de Salud Mental 26.657; Cap. 8. Artículo 30.) En este caso se podría poner

en tela de juicio si las derivaciones estarían pensadas para que los pacientes reciban mayor
apoyo y contención social o familiar y a su vez “brindarles un ámbito adecuado de atención

y mayor comodidad” como plantea la Dirección del Hospital, o si bien, las derivaciones

serían para que “los pacientes psiquiátricos no generen problemas producto de sus

perturbaciones mentales y que dichos comportamientos puedan ser contraproducentes para

las condiciones de cuidados que requieren los pacientes que tienen enfermedades reales”

como mencionó dicha Dirección anteriormente.

Como se dijo anteriormente, “las prestaciones deben seguir desarrollándose

integradas al resto de las actividades del Hospital”, ya que los pacientes psiquiátricos al

igual que los pacientes con otras patologías tienen los mismos derechos como se menciona

en la Ley de Salud Mental, Capítulo IV Artículo 7. La Dirección del Hospital debería

considerar un plan de acción en donde los pacientes psiquiátricos estén en relación con los

demás pacientes del hospital, como así también con sus familiares, para promover la

comunicación y el vínculo social, y a su vez la importancia de que haya un trabajo

interdisciplinario entre psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, médicos y enfermeras

donde su principal propósito sea la mejoría del paciente. También la Dirección del

Hospital, debería tener en cuenta, siempre considerando lo que es mejor para el paciente,

que la internación sea lo más breve posible con un futuro seguimiento domiciliario y la

obligación a realizar terapia grupal o familiar, será necesario también desarrollar estrategias

para la reinserción de estos pacientes psiquiátricos a la sociedad y facilitar el acceso a los

servicios de rehabilitación y apoyo para el paciente y su familia.

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