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de los Astures
Cristobo de Milio Carrín
Publicado en la revista “Asturies, Memoria Encesa d’un País” de la
Fundación Belenos, nº 35, 2015, pp 26 - 37
El siguiente artículo pretende llegar hasta las puertas del mismísimo infierno y asomarse
dentro. El mundo de los hombres, engañosamente estable y seguro, descansa como
pronto veremos sobre un abismo de monstruos y horrores indescriptibles, allí
confinados desde el principio de los tiempos. Parece un cuento de Lovecraft pero no es
de él de quien quiero hablar, sino de la más pura tradición asturiana. En las siguientes
páginas analizaremos las creencias sobre ese inframundo pavoroso, las compararemos
con otros ejemplos europeos y trataremos de desentrañar su origen a medias cristiano, a
medias pagano.
En Asturias y en Galicia se creía que las almas de los difuntos, o al menos algunas de
ellas, se convertían en serpientes y otros animales reptadores. El ejemplo más famoso es
el de San Andrés de Teixido, en Cedeira (A Coruña). La leyenda decía que Dios le
había prometido a San Andrés que nadie entraría en el cielo si antes no peregrinaba
hasta este santuario, a orillas del Atlántico y cuando una persona moría sin haber
cumplido el rito, era su alma la que acudía hasta allí. Lo interesante es que estas almas
tomaban la forma de culebras, lagartos o sapos:
Una vez iba entre un grupo de romeros a San Andrés de Teixido un joven
descreído, guiado más por amor a la diversión que por ofrecimiento. En el
camino vio una culebra arrastrándose entre las hierbas del campo, se burló de
ella y la partió en dos de un bastonazo. Los compañeros le auguraron un severo
castigo, mas él alardeó de la locura cometida y se mofó de ellos.
Al divisar a lo lejos la iglesia de San Andrés, el muchacho se sintió herido por
un mal inexplicable. Tan mal estaba que los compañeros tuvieron que cargarlo a
cuestas y, al llegar al atrio, pensó que moriría y pidió la confesión. El sacerdote,
cuando supo lo que había hecho, le riñó con rudeza y le ordenó volver atrás a
unir los dos pedazos de la culebra.
En Areñes (conceyu de Piloña) cuenten que l`ánima d`un paisanu del pueblu, al
morrer, volvióse cuélebre y que de nueche furaba nes tierres de la xente pa
metese baxo tierra, a la mañana siguiente los del pueblu podíen ver los
fundigones que dexaba`l cuélebre.
(Álvarez Peña, A. 2003a: 119)
Ese cuélebre cavador nos lleva al siguiente tipo de relatos: la serpiente que se alimenta
de cadáveres. Empecemos por un ejemplo de El Bierzo:
Hay otra vieja tradición sobre este lago [Loch Gur]. Separado de él sólo
por el camino se encuentra el antiguo cementerio de Grange. Se descubrió que
las tumbas aparecían cada mañana atravesadas por agujeros, y como se creyó
que posiblemente fuese ésta la obra de perros, un caballero de la vecindad
encomendó a dos de sus hombres al lugar armados con escopetas, y vigilaron
durante la noche. Ante el asombro de estos hombres vieron una gran anguila
alzarse del lago, venir a la orilla y dando más y más vueltas sobre sí misma,
abrirse camino hasta el cementerio. Entonces empezó a enterrar su morro en el
suelo sobre una tumba, y era rápida penetrando en ella, para alimentarse con los
muertos, cuando los hombres dispararon y le dieron. Cuando se acercaron la
encontraron tirada e inmóvil, y según todas las apariencias muerta; y en este
estado se la llevaron a la casa de su amo, y la tiraron en una esquina de la cocina,
donde estuvo tirada todo el día siguiente. Ahora bien, a la noche siguiente se
oyeron los los gritos de lamentación de otra anguila sobre el lago, y algunos de
los hombres que los habían oído entraron en la cocina del coronel, y allí
empezaron a contar lo que habían oído. “Tadhg a bhí im lorgsa!” Dijo la anguila
en la esquina, alzándose. “¡Ésa era Tadhg buscándome!”. “Imthig go dtí
Thaidhg, in ainm an Diabhail”, gritó uno de entre los atónitos presentes, “Ve a
Tadhg, en nombre del demonio”; y la criatura se deslizó por la puerta, rodó hasta
el lago y allí desapareció.
(Anciano [M. Whelan] de Inchinlaurence. 26 marzo, 1877. El narrador,
que desde entonces ha fallecido, había oído la historia de sus mayores)
(Fitzgerald, D. 1880: 186)
El precedente más antiguo que conozco de estas historias procede del norte de Francia y
fue anotado a finales del siglo VI:
Esta imagen del infierno como la garganta de una inmensa bestia se hizo muy popular
durante la Edad Media y el Renacimiento. En el arte religioso de aquellos siglos
abundan las “fauces del infierno”, las representaciones de un gigantesco monstruo de
cuyas mandíbulas abiertas asoma la muchedumbre de los condenados. El motivo surgió
en Inglaterra pero se extendió por buena parte del continente. Incluso El Greco incluyó
una de estas bestias de gran boca en su cuadro “Adoración del Nombre de Jesús”, en
1579. A veces se les llama “leviatanes”, recordando al Leviatán, la colosal serpiente
marina del Antiguo Testamento.
Leviatán devorando las almas. Ermita de Santa Eulalia, en Barrio de Santa María
(Palencia ) S.XII - XIII
El reptil que se come el cuerpo de una pecadora, en la leyenda de San Marcelo, sería por
lo tanto una simple variante de esta imagen tan difundida. Valga lo dicho para las
versiones orales de época moderna, para las ánimas del purgatorio convertidas en
culebras y las anguilas que engullen a los difuntos. La conclusión sería que se trata de
un mito netamente cristiano. ¿Misterio resuelto, entonces? No, todavía no.
1
Lecouteux, C. 1999: 82, 83
“el tirano de siete cabezas”. El nombre del monstruo cananeo, Litanu o Lotan, pasó al
Antiguo Testamento donde Yahvé, el dios del monte Sión, derrotó al monstruo -
serpiente marino, Leviatán (Lane Fox, R. 2008: 297, 298). Según Rashi, el gran
comentarista judío, el Leviatán es la reencarnación de la serpiente del Jardín del Edén y
su poder es tal, que Dios mató a la hembra de la especie porque si llegasen a procrear,
aniquilarían el mundo 2.
Los mitos nórdicos cuentan una historia muy similar y hablan de varios monstruos que
fueron desterrados y contenidos por los Æsir, los dioses. Está Jörmungandr, la serpiente
marina que rodea el mundo, está Fenrir, el lobo encadenado con una atadura mágica, y
hay otros todavía. El encierro es temporal: al final de esta edad la serpiente hará que el
mar inunde la tierra, el lobo abrirá sus mandíbulas para devorarlo todo, “la inferior
arrastrará por la tierra, la superior tocará el cielo, y más abriría la boca si tuviese
espacio”3. Algunos creen que fueron justamente las fauces de Fenrir las que inspiraron a
los sajones para representar la entrada al infierno4.
Son quizá los eslavos, con su mitología dualista, los que han preservado mejor
este conjunto de creencias:
2
Yitzjaki, Rabi Shlomo, 2015: Biblio
3
Su victoria no será completa, sin embargo, y del caos surgirá otro mundo nuevo.
4
Sería interesante también investigar si las expresiones castellanas “oscuro como la boca del lobo” o
“meterse en la boca del lobo” podrían provenir de algún mito semejante.
Tal vez el lector esté pensando “de acuerdo, la historia de San Marcelo tiene alguna
influencia pagana, pero sin duda la idea del castigo, la imagen del reptil que devora a los
pecadores, es totalmente cristiana”. Volvamos a la literatura nórdica:
Nidhogg (Níðhöggr) es, según la Edda en prosa, la serpiente que habita bajo Yggdrasil,
el fresno cósmico que sostiene los nueve mundos. Allí confinado, el monstruo pasa los
siglos royendo las raíces del árbol, acelerando así el fin del mundo. En el Völuspá, en
cambio, Nidhogg ronda el Náströnd (“costa de los cadáveres”), el lugar del Otro Mundo
reservado para los peores criminales según la mentalidad nórdica: asesinos, adúlteros y
perjuros. La serpiente se alimenta de los cuerpos de estos “pecadores”. En la última
estrofa del poema se menciona de nuevo a Nidhogg, que aparece volando, con
cadáveres en sus alas, anunciando según se cree el Ragnarök.
En cuanto a los irlandeses, existe un curioso conjuro, traducido y publicado por Kuno
Meyer en 1914, proveniente de un tratado métrico escrito en irlandés antiguo. Es un
cetnad, una “canción inaugural”, y el erudito alemán lo fecha hacia la primera mitad del
siglo VIII. El devoto pretende atraerse una larga vida invocando diversos personajes del
panteón pagano: comienza llamando a las “siete hijas del mar”, equivalentes a las
Parcas griegas que tejen el hilo de la vida. Se menciona también a un misterioso
“campeón de plata” y a “Senach de los siete periodos de tiempo”, pero son las imágenes
infernales las que nos importan aquí, especialmente la “víbora sin cabeza” que sin duda
devora a los muertos igual que Niddhögg. Reproduzco unos pocos versos del texto:
Hemos llegado a un empate: las culebras antropófagas podrían ser hijas por igual de los
predicadores medievales o de los mitos paganos. Sin embargo, cuando volvemos a
rebuscar entre los materiales recogidos de la tradición oral asturiana encontramos
fuertes indicios que refuerzan, por un camino totalmente independiente, el origen
indígena y pagano de la serpiente del inframundo. Nidhogg, la que sorbe la carne de los
muertos, no se desvaneció de la memoria popular:
5
Suárez López, J. 2007 (Biblio)
6
Los escitas, por ejemplo, creían que el sol era hijo de una diosa cierva, a la que representaban llevando
el astro entre las astas
7
Véase Belmonte Avilés, J. A. 2013 (Biblio).
En cuanto al ciervo como guía a la inmortalidad, existen algunos ejemplos interesantes
en las lápidas de los vadinienses, la tribu que habitaba entre el oriente de Asturias y el
NE de León. En la lápida de Septimio Silo, del siglo I-II dC, hallada en San Xuan de
Beleño y que se conserva en el Museo Arqueológico de Uviéu el alma, representada
como un caballo en cuyo lomo se ha grabado el nombre del difunto, sigue a un ciervo
de grandes astas. Está también la escena con ciervos, machos de grandes astas con doce
y catorce puntas, hallada en la singular cabaña 39 del castro de Coaña, cabaña en la que
García Bellido y Uría Ríu descubrieron un depósito de cenizas y cerámica en el que
“creyeron reconocer las primeras evidencias que señalaban la práctica de incineración
entre los pueblos castreños de Asturias” (Villa Valdés, A. 2010-2012: 103). Los
arqueólogos modernos son más prudentes, pero no hay duda de que la imagen tuvo
algún significado religioso.
Antes de analizar la leyenda del Pozu Funeres, sin embargo, mostraré otra, tan distinta
en apariencia como semejante en el fondo:
Estaban a la orilla d'El Pozu La Coh.ita [concejo de Onís] una pastora, un toru y
una vaca y apareció pel a boca'l pozu un cuélebre y que dicía: Toro, toratu,
echami acá la vaca, la moza y el xatu. Y que cayeren al pozu. La pastora era
coh.a. Años después en El Valle La H.uente, h.ué a beber el padre de la moza y
según estaba bebiendo viénose-y un coral a la boca
Informante: Ángel Fernández, El Pedrosu9
La misma leyenda, sin salir de Onís, se cuenta también del Pozu los Texos, con la única
diferencia de que el coral termina saliendo en el río Cares. Ambas se parecen a la del
pozu Funeres, evidentemente, en el pozo como camino físico al inframundo. Coinciden
también en imaginar un “infierno” subterráneo poblado por reptiles y también se
parecen en el argumento: si en Funeres era un pastor que bajaba a recuperar una vaca,
en Onís la pastora cae, empujada por un toro, junto con su vaca. Se diría que ambas
leyendas han evolucionado desde la misma creencia antigua.
9
Comunicación de Gausón Fernande Gutierre, 4 de abril 2015. La leyenda aparece publicada también en
Álvarez Peña, A. 1997: 24, 259 (Biblio) donde se anota como informante a Amalia la de Valentín, de
Robellada, conceyu d`Onís y como recopilador, de nuevo, a Gausón Fernande Gutierre
(MacNeill, M. 1962: 122, 123)
“Gusano”, en inglés worm, se refiere en el folklore de las Islas Británicas a una criatura
semejante al culebro o cuélebre de León y Asturias, es decir, un dragón serpentiforme,
una serpiente gigante. La leyenda transmite una imagen muy parecida a la del Pozu
Funeres: un infierno de horror inimaginable, habitado por reptiles. Por lo demás, la
mujer que ordeña cae al pozo y muere por causa de una vaca, como en Onís, y su mano
reaparece como también reapareció el collar de la Coh.ita. El buceador inglés baja al
pozo para recuperar vacas perdidas, como el pastor de Llaviana, y como el asturiano es
testigo de los terrores del inframundo. El abismo de Pulty retiene quizás mayor
importancia simbólica: llegó a convertirse en sinónimo de “infierno”, como vemos, y
aparece relacionado con Lughnasad, la fiesta del dios celeste y con San Patricio, el
vencedor de las serpientes. Muy posiblemente debió de haber alguna leyenda en la que
el santo confinaba al “gusano” al fondo del abismo, igual que hizo San Marcelo de
París. Es importante también el robo de ganado, señal de que los seres del inframundo
siguen amenazando la riqueza y la supervivencia de los humanos, así como el detalle de
que estos “infiernos” suelan ser cuevas subterráneas de las que brotan corrientes de
agua.
La última etapa de nuestro viaje es el rito, la lucha mágica entre las fuerzas de la
vida y las de la muerte. Las mismas creencias que dieron lugar a mitos y leyendas se
manifiestan ahora en forma de gestos y ceremonias. Así mismo, el combate cósmico
entre el dios celeste y el reptil del inframundo se vuelve cíclico: si el mito trataba del
origen del mundo, el rito lo revive anualmente convirtiéndolo en una lucha entre la
abundancia y la escasez. Volvamos al mundo eslavo y a Perun, el que blande el rayo:
Los ingleses escenificaban también la victoria del sol sobre el reptil. Lo hacían
en una fecha no muy alejada de la tradición eslava, en algún momento de mayo:
Conclusión
Creo que ha quedado demostrado que el folklore asturiano conserva restos de la
creencia en un submundo poblado por reptiles, entre ellos una gran serpiente primordial
derrotada y confinada desde el inicio de los tiempos por un dios de lo alto, bien
relacionado con el cielo, el rayo o el sol. Esta creencia se puede considerar precristiana,
aunque originalmente estaba tan extendida por el Viejo Mundo que también ha influido
en la Biblia. Las variantes asturianas contienen varios elementos que apuntan a un
origen indígena, ajeno a la predicación cristiana y con paralelos en la mitología nórdica
y celta. La relativa semejanza entre el inframundo cristiano y el pagano quizá ayudó a
preservarlo en la memoria colectiva.
La idea que subyace a todo el mito es la de un mundo perpetuamente amenazado por
espíritus que deben ser mantenidos a raya. Es el dios celeste el que apartó a los más
10
Traducción de Miguel Ángel González, que fue quien me proporcionó la referencia.
11
De Milio Carrín, Cristobo, 2008: 369 (Biblio)
peligrosos al principio de los tiempos, pero siguen rondando por doquier y los humanos
deben combatirlos también mediante la oración y la magia, si no quieren que el caos
triunfe, que las riquezas arrancadas a la tierra se pierdan y que la supervivencia se vea
amenazada.
BIBLIOGRAFÍA
FITZGERALD, DAVID: “Popular Tales of Ireland” en Revue Celtique Vol. IV, ed. F.
Vieweg, París 1880, pp 185-190
LANE FOX, ROBIN: Travelling Heroes – Greeks and Their Myths in the Epic Age of
Homer, Penguin Books Ltd, Londres 2008
MEYER, KUNO: “An old Irish prayer for long life”, (Reimpresión de: A miscellany,
presentada a John Macdonald Mackay, LL.D.) University Press, Liverpool, 1914
SUÁREZ LÓPEZ, Jesús: “La cervatina bendita y la serpiente maldita: la lucha mítica
del ciervo y la serpiente y un conjuro asturiano contra la culebra (narrativa e
iconografía)” en Culturas Populares. Revista Electrónica 5 (julio-diciembre
2007), 27pp. http://www.culturaspopulares.org/textos5/articulos/suarezlopez.
YITZJAKI, RABI SHLOMO Gen. Rabbah 7:4, Midrash Chaseroth V’Yetheroth, Batei
Midrashoth, vol 2, p. 225 citado en Chabad.org,
http://www.chabad.org/library/bible_cdo/aid/8165#showrashi=true consultado el
30 de abril de 2015