Está en la página 1de 6

INSTITUCION EDUCATIVA FISCAL “AMAZONAS”

INTEGRANTES: LOPEZ - MALAN – ORTIZ – PACALLA – PAREDES


CURSO: 2do “A”

TEMA: MITOS Y LEYENDAS DE CARCHI


EL GUAGUA NEGRO
El guagua negro se asoma cada noche de luna en el paso del Nudo de Boliche y lo
hace a toda persona que tiene mal corazón.
Hay varias versiones acerca de esta leyenda. Su paso es obligado para todo viajero
que quiere llegar a Tulcán. La jornada se inicia en el antiguo pueblo de Orejuela,
hoy llamado Julio Andrade y tomando la cuesta de “Culebras”, llegaban a la
posada que llamaban “Piedra Plancha” o del “Pumamaque”.
Los caminantes apresuraban su paso para ascender o descender, pues temían a la
noche y con ella los asaltos, el frío excesivo y sobre todo el “guagua negro”, el cual
aparecía intempestivamente sobre cualquier roca, con un poncho pequeñito, unos
calzones sumamente grandes, alpargatas y en su diestra un “perrero” o fuete de
arriero, con el cual espantaba a los viajeros, pero no a todos, sino a quienes
demostraban mala conducta o mal corazón. Sin embargo, el susto era mayúsculo y
todos invocaban a la Virgen de las Lajas al llegar a tan singular paraje.
Juan Domingo Tatamués, mozo fornido y revolucionario de cepa, había nacido en
algún lugar cercano a Tulcán y tuvo la suerte de acompañar a su padre en una
noche de fuerte invierno hasta Ipiales, lugar desde donde debía acompañar a Don
Juan Montalvo en un viaje a Tulcán. En ese corto recorrido escuchó con fervor las
instrucciones y lecciones del insigne batallador ambateño. Desde aquel día cambio
la cinta del sombrero trabajada por su madre por una roja de gran proporción,
símbolo indiscutible de su convicción política.
En uno de los tantos viajes que solía realizar al interior del país debido a su
condición de arriero, conoció en Paja Blanca a María Líes, hija décima de
Francisco Líes, el cual, por amor a la religión, había tenido tres mujeres las cuales
le dieron doce hijos. Se rasgaron muchas vestiduras. Parecía que de un momento a
otro el cielo vomitaría fuego. En fin, los dos amantes en una noche de luna por
medio chaquiñán cubierto de cerotes mortiños y arrayanes huyeron despavoridos
ante la porfiada ignominia del mundo.
Cuentan que en la casa posada esa noche descansaron. Allí engendraron un niño a
la sombra de pumamaque y el arrullo de los montes. Noches más tarde, un guagua
negro, con sombrero de lana adornado con cinta roja, poncho pequeñito, calzones
anchos, alpargatas ceñidas con lanas azules de gran tamaño y en su diestra un
fuete de arriero castigaba a quienes aparentaban un gran corazón pero que sus
acciones eran negras, negras como las sombras que cubren las cimas del Boliche.
LA QUEBRADA DE LOS PASTUSOS
En el centro de esta población existía una plaza, muy inclinada, por cierto, que era
el lugar de distracción común. Al lado oriental había un muro de piedras
sobrepuestas de un metro y medio de altura.
En la época de las batallas por la Independencia, Mira también fue escenario de un
hecho sangriento, pues, los mireños contribuyeron en las luchas a favor del ideal de
Bolívar.
Es sabido que los mercenarios traídos por Agualongo para las luchas a favor de
España, en su mayoría eran gentes colombianas, particularmente de Pasto, a
quienes se los conocía como “Pastusos” y se caracterizaban por su bravura, eran
desalmados y constituían el terror de los pueblos por donde cruzaban saqueando y
robando lo que encontraban.
Fue así como después de su derrota, veinte mercenarios llegaron a Mira con el
ánimo de causar algún mal. Alertados los pobladores de la temible visita, tuvieron
que armarse con garrotes, palos, machetes, piedras, herramientas de trabajo y una
que otra escopeta para defenderse de las pastusos, quienes tuvieron que rendirse
después de una feroz batalla.
Tomados prisioneros se comunicó al pelotón más cercano al Libertador quien
envió un piquete de soldados para dar muerte a los prisioneros invasores, cuyo
castigo lo merecían según el Consejo de Guerra de ese entonces.
En esta plaza, amarrados y de rodillas, con espaldas hacia el mencionado muro,
estaban al frente del pelotón, esperando la hora final de ejecución.
Pero, antes de escuchar la orden final, uno de los pastusos solicitó una singular
concesión. Este, alguna vez escuchó que en esta población existía y se veneraba a la
Virgen de la Caridad, y solicitó que se le permitiera poner una vela a la Virgen, lo
cual fue aceptado. El condenado compró la vela, se limpiaba con ésta, frotándose el
cuerpo y musitando oraciones a la Virgen.
Un vecino piadoso llevó la vela a la iglesia y la depositó a los pies de la imagen,
mientras en la plaza se daba el toque de clarín anunciando el momento final. El
escuadrón alistó sus lanzas, los caballos tensos en medio de un silencio de tumba,
esperaban lanzarse contra los pastusos y, al galope avasallador, en medio del
polvo, se lanzaron al ataque. Los curiosos cerraron sus ojos en este momento fatal.
Lamentablemente el polvo provocado por la caballería se desvanecía y entonces se
vio los cuerpos de los pastusos tendidos en el suelo, retorciéndose del dolor entre
los estertores de la muerte.
El escuadrón, después de comprobar la muerte definitiva punzándoles con lanzas
se retiró del lugar. En horas de la tarde, cuando la plaza se cubría de oscuridad,
alguien miró que uno de los ajusticiados se movía y que con esfuerzo se paró y se
fugó por encima del muro de piedras. Los vecinos de Mira se acercaron a ver los
cadáveres y en realidad constataron que faltaba uno, y era aquél que mandó la
vela a la Virgen de la Caridad.Al día siguiente, cuando los cuerpos empezaban a
despedir malos olores, sin que haya persona alguna que cabe las sepulturas,
resolvieron llevar los cadáveres y arrojarlos en una quebrada profunda al sur de la
población, (curva de los Ramos) a la que la denominaron quebrada de los
pastusos.Así se cerró una jornada más en pos de la libertad de nuestra Patria y es
un milagro más atribuido a la Virgen de la Caridad.
EL GALLO

Lo mismo sucedió otra vez con otro huésped al que también hospedaron de buena
manera. Se levantó lo más madrugado posible para continuar con su viaje. El
dueño de casa le dijo:

-No se vaya tan temprano, espere a que cante el gallo.

El huésped contestó:

-No se preocupe, en el camino me ha de ir cantando, y se alejó agradeciendo la


posada. Los dueños de casa se durmieron nuevamente y esperaban que cante el
gallo para levantarse, porque esta ave es el reloj de los campesinos, canta cada
hora a partir de las tres de la mañana. Pero en esta ocasión el gallo no cantaba.
Entonces los adormilados anfitriones, recordaron las palabras del malagradecido
huésped: "en el camino me ha de ir cantando".
 
 
LAS ÁNIMAS BENDITAS Y EL BULTO NEGRO.

Cuentan que en cierta ocasión por el año 1.914, a eso de la media noche,
caminaban por la actual calle Quito un señor llamado Gonzalo, junto a su amiga
de travesuras de nombre Lisenia, obviamente no se pueden dar los apellidos.
Avanzaban por dicha calle y estando cerca de la puerta del cementerio, (el que se
encontraba en la Loma de Santiago, es decir donde actualmente está la escuela
Isaac Acosta), se detuvieron, porque oyeron que en el panteón había un jolgorio
como el de un gentío.
 
Lisenia dijo: “me parece muy raro que a estas horas hayan venido a sepultar a
alguien, a más que no se ha sabido que alguno haya fallecido”. El replicó: “debe
ser nuestra imaginación”, ¡pero no!; al llegar a la puerta del camposanto vieron
algo que hizo que la sangre se les bajara a los talones.
Era nada más ni nada menos que una procesión de las almas del purgatorio.
Decían haber visto unas siluetas altas, con cuerpo como de humo y que cada cual
llevaba una vela prendida. Que conforme iban pasando las ánimas, se sentía un
viento helado que penetraba en los huesos. Alcanzaban a escuchar voces pero no
entendían las palabras, a ratos parecía un canto fúnebre, a ratos un Ave María.
Visto esto, se tomaron de las manos y media vuelta. Dicen que fueron a parar a
San Vicente de una sola carrera y cuando aclaró el día, recién pudieron regresar a
sus casas.
Desde entonces y por varios meses tuvieron experiencias perturbadoras. Decían
que enseguida de irse a descansar, se sentaba al filo de la cama un bulto negro con
cara de calavera y les decía: “arrepentíos de vuestra lujuria, porque el castigo ha
llegado”. Al final, movidos por el temor decidieron alejarse y con ello desapareció
el fantasma de la noche.
LA PRIMERA IGLESIA DE TULCÁN
Lo sucedido por el año 1815, fue atestiguado por una respetable familia de la
época, digna de todo crédito. Se dice que a eso de las 11:30 o más de la noche, la
familia volvía a su casa ubicada por lo que hoy es la calle Sucre y Tarqui. Llama la
atención que anduvieran a esas horas en el frio, fangoso y solariego Tulcán de ese
entonces.
Lo cierto es que al pasar por la iglesia matriz, con gran sorpresa miraron que la
puerta estaba abierta de par en par y al interior gente rezando y con muchas
espermas prendidas.
El jefe de familia apretando duro las manos de sus hijas y alargando el paso lo más
que pudieron y sin regresar a ver, llegaron prácticamente sin resuello a su casa.
Decían que de un buen empujón abrió la puerta de golpe y entraron, sudando frío
y casi sin poder decir ni el bendito.
Allí estaba Marciana Montenegro, todavía joven y de armas tomar.
Ella, al oír el relato dijo: voy a ver qué está pasando en la casa de Dios. Se puso el
pañolón, se tapó la cabeza y salió apresurada; la siguió el perro Negro que
inexplicablemente estaba cesando mucho, en tanto que otros aullaban sin
descanso. 
Como en media hora regresó Marciana y les dijo: las tres puertas de la iglesia
están bien cerradas y la única luz que alumbra, es la lámpara al Santísimo.
REFERENCIAS

El guagua negro. (n.d.). Gob.Ec. Retrieved November 28, 2022, from

https://carchi.gob.ec/2016f/index.php/component/k2/item/330-el-

guagua-negro.html

LEYENDAS - CARCHI MÁGICO. (n.d.). Google.com. Retrieved November 27,

2022, from https://sites.google.com/site/carchimagico/leyendas

TulcánOnline. (n.d.-a). EL GALLO. Tulcanonline.com. Retrieved November 27,

2022, from https://www.tulcanonline.com/index.php/cultura/las-

leyendas/1272-el-gallo.html

TulcánOnline. (n.d.-b). La primera Iglesia de Tulcán. Tulcanonline.com.

Retrieved November 27, 2022, from

https://www.tulcanonline.com/index.php/cultura/las-leyendas/572-la-

primera-iglesia-de-tulcan.html

TulcánOnline. (n.d.-c). Las ánimas benditas y el bulto negro. Tulcanonline.com.


Retrieved November 27, 2022, from
https://www.tulcanonline.com/index.php/cultura/las-leyendas/573-
las-animas-benditas-y-el-bulto-negro.html

También podría gustarte