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reales?
la necesidad de publicitar el derecho real tiene mucho que ver con su esencia. no sólo los derechos
reales necesitan de inscripción registral, por un lado, no se puede negar, por el otro, que la
publicidad misma siempre estuvo ligada al derecho real. el derecho real es aquel en el cual una
persona -sujeto- se encuentra en forma directa e inmediata en relación con la cosa -objeto del
derecho-, de tal manera que no existen sino esos dos elementos: persona y cosa, relacionados en
forma directa e inmediata, dicho esto con carácter general. Los demás son terceros.
Cabe resaltar que, para hacer nacer al derecho real hace falta que se cumpla con el requisito de la
traditio, la cual debe estar justificada por un título suficiente, claro está. Y la traditio misma cumple
y cumplió desde antaño una finalidad publicitaria.
Es por ello que, actualmente no sólo se acude a la inscripción de los derechos reales, sea sobre
inmuebles (Registro Inmobiliario), sea sobre ciertos muebles (Registro del Automotor, de Buques,
Aeronaves, etc.), sino que constatamos la existencia de Registros personales y hasta de los
derechos intelectuales.
¿Cómo fortalecer la seguridad jurídica en la dinámica de los derechos reales?
con la creación de los Registros se ayudó a contribuir en forma considerable a afianzar el valor
seguridad jurídica. Siendo que, se logra afianzar la seguridad “dinámica”. Así como la seguridad
estática hace referencia a la protección que se dispensa al titular que inscribe su derecho, en la
dinámica se tiene presente su transmisión, el cambio de titularidad de una determinada
propiedad, su tráfico jurídico. Su norte está enfocado en la protección de “terceros”.
Esta seguridad dinámica tiene varias proyecciones. Es sumamente útil para que “terceros” en
general puedan conocer en todo momento el estado registral de una finca, si posee gravámenes,
quién es su titular, etc. También sirve para tener presente el estado real (al menos el “registral”)
del patrimonio de una persona, y de esta manera poder ejercer cierto control, o tomar
determinadas precauciones frente a eventuales o actuales deudores. Por ello en la doctrina
española se hace referencia a un doble juego de intereses dinámicos, el del crédito y el del
comercio propiamente dicho.