persona, física o moral, que sustituye o sucede a otra en el derecho de esta última. La persona de la que procede el derecho se denomina causante. 6.2. EL PRINCIPIO RES INTER ALIOS ACTA. Este principio se relaciona con los efectos de los contratos respecto a terceros, es decir, las personas que no han intervenido de ninguna manera en la celebración del contrato. Este principio se refiere a que lo pactado o convenido por los contratantes no puede perjudicar ni aprovechar a otros. Las personas que realizan un contrato pueden obligarse entre ellas mismas o auto obligarse, pero nunca podrán imponer una obligación a alguien que no ha manifestado su consentimiento por sí mismo y de manera libre y consciente. En cuanto a que los terceros tampoco pueden aprovechar los beneficios del contrato existen excepciones, como la impuesta por la ley en el caso de la estipulación a favor de tercero, pues en este caso una persona que no intervino en un contrato se ve beneficiado por una obligación impuesta por las partes así mismas. 6.3. EFECTOS DE LOS CONTRATOS.
Como hemos contado, los contratos son un tipo de documento
que vincula a ambas partes y deja constancia de derechos y obligaciones, sus características principales son: • Genera obligaciones y derechos. • Se confecciona con el consentimiento de las partes y se rige por el principio de autonomía de la voluntad. • Puede ser oral y escrito. • Contiene las reglas de conducta privadas que han de cumplir ambas partes. • Cuenta con responsabilidad contractual: el acreedor puede exigir la satisfacción de las deudas o el cumplimiento de las obligaciones al deudor. 6.4. EL ACTO JURÍDICO COMO CREADOR DE NORMAS. Si sólo nos concretamos al proceso, estudiaremos al contrato como acto jurídico, veremos sus elementos constitutivos y hasta allí daremos por término el estudio: pero si además de estudiar el proceso de formación analizamos el resultado, entonces ya nuestro estudio recaerá sobre la norma creada por el contrato. Y es que la palabra tiene en realidad dos significados: (4) se refiere tanto al proceso de creación y desde este punto de vista decimos elementos del contrato", "momento de formación del contrato", "fecha de un contrato", y al resultado del proceso que elabora la convención misma, es decir, la regla de conducta que se establece entre los contratantes una vez cumplidos todos los elementos esenciales y de validez; esta regla de conducta merece sea analizada según Kelsen, (5) siguiendo la sistemática que se emplea en toda la teoría del derecho objetivo, porque habrá problemas que se refieran al contrato como norma y no como acto jurídico. 6.5. EL ALCANCE DE LA FUERZA OBLIGATORIA DEL CONTRATO. La obligatoriedad que se desprende de un contrato es una característica común que no es accesoria ni accidental, sino que constituye uno de los principales efectos que genera su celebración. Impide que el cumplimiento o la resolución del acto se realicen en los términos de la voluntad de una sola de las partes; celebrado el contrato bajo las estipulaciones pactadas por los contratantes, el negocio deberá realizarse bajo esas directrices, en caso de requerir alguna modificación en las mismas, éstas deberán ser de común acuerdo y no impuestas por una de las partes a la otra, salvo en los casos y bajo las condiciones que expresamente prevea la ley. 6.6. LA INTEGRACIÓN DEL CONTRATO CON LA LEY. Este precepto establece que, desde el momento en que las partes prestan su consentimiento, los contratos “obligan no solo al cumplimiento de lo expresamente pactado, sino también a la buena fe, al uso y a la ley”. 6.7. INTEGRACIÓN DEL CONTRATO CON EL USO. El uso consiste en una norma de naturaleza consuetudinaria que por su repetición reiterada puede llegar a ser reconocida por el legislador y llegar a ser derecho positivo. “El Código Civil maneja los términos, uso y costumbre, como sinónimos, refiriéndose a él como la cláusula tácita por la cual las partes arreglan sus relaciones, acorde a la práctica establecida” (Arratibel Salas, 1997, n/a). 6.8. RELACIÓN ENTRE EL USO Y LA COSTUMBRE. El uso consiste en una norma de naturaleza consuetudinaria que por su repetición reiterada puede llegar a ser reconocida por el legislador y llegar a ser derecho positivo. “El Código Civil maneja los términos, uso y costumbre, como sinónimos, refiriéndose a él como la cláusula tácita por la cual las partes arreglan sus relaciones, acorde a la práctica establecida” (Arratibel Salas, 1997, n/a). Se refiere a tomar consciencia de una serie de prácticas voluntarias, reiteradas, generales y aceptadas conforme a la “moral” y al orden público que, por ser habituales, son observados y aplicados por las personas, en muchos casos, también amparadas por la ley, como normas que rigen las relaciones contractuales. 6.9. LAS REGLAS DE LA BUENA FE.
La buena fe es descrita como una “disposición de ánimo que lleva a
proceder leal y sinceramente en las relaciones con el prójimo” (De Pina, 1997, p 136). Es “… la obligación de dirigirse y actuar en forma honrada en la celebración y durante la vigencia y ejecución del contrato” (Arratibel Salas, 1997, n/a). Adquiere el carácter de una intención para proceder con honestidad en respeto a lo establecido en la ley; un propósito para proceder según la conciencia moral y una creencia razonable sobre la legitimidad de una cosa o hecho. El principio dicta que cada cual debe actuar en sus asuntos — negocios o actos— y ejercer sus derechos mediante el empleo de una conducta responsable, honesta, fiel y leal en ejercicio de la razón, la integridad y el respeto a sus semejantes. 6.10. RATIFICACIÓN DEL PRINCIPIO DE LA FUERZA OBLIGATORIA DEL CONTRATO.
En términos generales, la fuerza obligatoria del contrato
implica que las partes deben respetar las obligaciones que válidamente han contraído, teniendo éstas, fuerza vinculante para ellas y por tanto exigibilidad para su cumplimiento. 6.11. REVOCACIÓN POR COMÚN ACUERDO. La terminación por mutuo acuerdo, tal como su nombre lo indica, se produce cuando las partes acuerdan poner término al contrato que los vincula. 6.12. REBUS SIC STANTIBUS.
El término rebus sic stantibus es una expresión latina que
significa “estando así las cosas”. Se refiere al principio de derecho según el cual, las condiciones, cláusulas y estipulaciones recogidas por las partes en un contrato, son las concurrentes al momento de la celebración del mismo. Los contratos se perfeccionan con la convicción y casi seguridad de que ambas partes cumplirán lo prometido, así las partes asumen un riesgo de incumplimiento, el cual se entiende implícito en la dinámica relacional y el riesgo contractual del día a día, requiriendo un cierto grado de confianza con lo sostenido en el principio de buena fe. 6.13. LA OPONIBILIDAD.
La locución latina erga omnes se refiere “hacia todos, para todos,
contra todos”. Al celebrar un contrato se presentan alteraciones tanto en la esfera jurídica como en el mundo fáctico, repercusiones que no pueden dejar de observar los terceros, pues esos efectos les son oponibles. En otras palabras, los derechos reales o de crédito que se constituyan por virtud de las convenciones celebradas, producen efectos erga omnes, consecuencias que son oponibles a terceros. En algunos casos esa oponibilidad requiere de ciertos formalismos, por ejemplo, para que surta efectos contra terceros el derecho de propiedad o la hipoteca, es necesario la previa inscripción al Registro Público de la Propiedad y del Comercio. 6.14. EL EFECTO OBLIGATORIO Y LA PROMESA PORTE FORT. Es la promesa en un contrato a cargo de un tercero, es decir, se promete el hecho de un tercero, pero de ninguna manera queda obligado a éste, sino en cuanto quiera, pues la obligación es del prominente frente al destinatario de la promesa y su contenido será el que el prominente ha prometido. Si el tercero se rehúsa a cumplir el compromiso del prominente, nace para este último una obligación, la de cumplir la pena pactada.