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“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

TEMA:

Elementos constitutivos del contrato

ESTUDIANTE:

Mirella Francesca Dávila Chimoy

Lili Petronila, Pucce Calvay

Juana Sandoval Morales

CURSO:

Contratos parte general

DOCENTE:

Dr. Jorge Luis Idrogo Pérez

Pimentel , 2023
Elementos constitutivos del contrato

Introducción

El contrato es un acto jurídico plurilateral y patrimonial, para que un contrato sea válido no
le debe faltar alguno de los elementos constitutivos del contrato, si llegara a faltar alguno
de ellos se determinaría la invalidez del contrato como tal, aunque pudiera valer como acto
jurídico.

El contrato es el instrumento que no solo permite asegurar o transferir derechos, sino que
también posibilita que los particulares delimiten su contenido. Por ello, muchas
discusiones judiciales se resuelven interpretando la voluntad de las partes expresada en el
contrato o, en todo caso, el comportamiento de estas antes, durante y después de su
celebración.

En la presente investigación nos centraremos en desarrollar uno a uno los elementos que
son indispensables para que un contrato sea válido, estos elementos se encuentran
regulados en el Código Civil y es de suma importancia saber de ellos ya que a falta de uno
de los elementos el contrato no surtiría efecto alguno.

Cabe mencionar que según algunos juristas “todo contrato es un acto jurídico, pero no
todo acto jurídico es un contrato” es la premisa por la cual se sostienen muchas
definiciones que plantean muchos juristas, y que abarcan de manera completa tanto la
doctrina, la norma y la jurisprudencia de ambas instituciones jurídicas.

Un contrato es un acuerdo entre dos o más partes o entidades y sirve como respaldo y
protección legal para las partes involucradas en el acuerdo comercial, por lo que al ser el
activo económico más importante de las empresas, deben ser utilizados adecuadamente
para maximizar su rendimiento y así lograr relaciones.

¿Qué es el contrato?

El contrato es aquel acto jurídico bilateral o plurilateral, mediante el cual las partes regulan
sus derechos patrimoniales o no patrimoniales, pero susceptibles de apreciación pecuniaria,
en virtud de la aceptación que una de ellas hace de la oferta formulada por otra. Por otro
lado, también se define al contrato como un acuerdo jurídico de voluntades por el que se
exige el cumplimiento de una cosa determinada. Se trata de un acto privado entre dos o
más partes destinado a crear obligaciones y generar derechos.

El contrato es una de las más importantes instituciones del Derecho Civil Patrimonial.
Debido a su uso extendido e intenso entre los actores del mercado, la contratación civil
tiene un rol estelar dentro de la disciplina jurídica, de tal manera que esta hoy sería
inconcebible sin el Derecho de los Contratos.

En el articulo 1351 del Código Civil se define al contrato como el acuerdo de dos o más
partes para crear, regular, modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial, y estos
contratos se perfeccionan por el consentimiento de las partes, excepto aquellos que,
además, deben observar la forma señalada por la ley bajo sanción de nulidad.

Otros juristas definen al contrato como un acuerdo entre dos o más partes en el cual se
pactan obligaciones y derechos que se comprometen a cumplir. Siendo su característica
principal el firmar dicho convenio por voluntad propia, de los cuales se generan o
transfieren derechos u obligaciones.

Los contratos se basan en los principios de autonomía de la voluntad, por el cual las partes
pueden contratar libremente sobre lo que deseen, siempre que no se vean afectados el
orden público, la moral y las buenas costumbres, y en el de buena fe, que obliga a los
negociantes a celebrar, interpretar y ejecutar los contratos conforme a ella. Eso sí, una vez
concluido el acuerdo, las partes deberán someterse a lo estipulado como si ello fuera la ley
misma, denominado efecto vinculante de los contratos.

Se entiende que el pago de los contratos debe aludir a la idea de exactitud. Para ello
debemos comparar lo debido con lo prestado. Hay que entender que el pago de lo debido
produce la extinción de la obligación. En principio el pago debe ser idéntico e integro a lo
acordado. Así las cosas, el acreedor no puede en ningún caso recibir en pago algo distinto a
lo celebrado en el contrato. Al tiempo el pago debe hacerse en el momento y lugar
pactados. EL pago debe hacerse por quien está legitimado a hacerlo, en principio al
acreedor o persona autorizada por el obligado por contrato a hacerlo.

Existen varias clasificaciones de los contratos en función de diferentes aspectos. Algunos


de los tipos más importantes son: en función de si existen beneficios para ambas partes o
solo para una de ellas pueden ser onerosos o gratuitos, si genera obligaciones para uno o
ambas partes pueden ser unilaterales o bilaterales, si se encuentran regulados en la ley o
no, serán típicos o atípicos, los contratos serán principales o accesorios según dependan o
no de otros contratos, en función de si el cumplimiento del contrato se lleva a cabo en un
solo momento determinado o bien en un período, serán instantáneos o de tracto sucesivo.
Los contratos pueden clasificarse en: unilaterales o bilaterales, según si una o ambas partes
se obligan hacia la otra, onerosos o gratuitos, dependiendo de si las prestaciones son
recíprocas o si solo una de las partes obtiene beneficios, conmutativos o aleatorios, de
acuerdo a si las ventajas para todos los contratantes son ciertas o inciertas, nominados o
innominados, según posean o no regulación específica en la ley, instantáneos o de tracto
sucesivo, según su ejecución se produzca en un solo momento o se extienda en el tiempo.

Características del contrato

Dentro de las características de todo contrato destacan las siguientes características: el


consentimiento de las partes interesadas, la cual se respalda por el principio de autonomía
de voluntad, según el artículo 1258 del Código Civil. Los efectos de un contrato generan
obligaciones y derechos para una o ambas partes. El formato del contrato puede ser de
forma oral o escrita. En caso de ser oral debe haber uno o más testigos que avalen lo que se
estipula. El contenido del contrato consta de las reglas y pactos que se han decidido de
forma privada, siendo posible que, en caso de no cumplir, se obtenga una responsabilidad
contractual. Por responsabilidad contractual nos referimos a la exigencia de una deuda o
cumplimiento forzoso ante el desacato del derecho u obligación pactada con anterioridad,
el acreedor sería el sujeto activo, mientras que el deudor sería el sujeto pasivo.

En función de las características de cada contrato se le hará entrar en esta o en aquella


categoría, se hará producir al contrato determinados efectos en vez de otros, se determinará
su validez o invalidez, su eficacia o su ineficacia, así como también se dotará al acreedor
de medios adecuados para obligar. al deudor a cumplir, medios que no existirán en otra
clase de contratos.

Elementos constitutivos del contrato

Los elementos constitutivos del contrato son los que a continuación definiré una a según
están regulados en nuestro Código Civil. Cabe mencionar que los menores de edad no
emancipados podrán celebrar contratos que las normas les permitan realizar por sí mismos
o con asistencia de sus representantes o tutores y los relativos a bienes y servicios de la
vida corriente propios de su edad de conformidad con los usos sociales. La ausencia o
incumplimiento de cualquiera de estos elementos habilitaría a cualquiera de las dos partes
a solicitar la nulidad del contrato.

El consentimiento

Según el artículo 1373 del Código Civil, el contrato queda perfeccionado en el momento y
lugar en que la aceptación es conocida por el oferente. El consentimiento supone la
manifestación de la voluntad de las partes, ya sea de forma expresa o de forma tácita. No
habrá contrato mientras las partes no estén conformes sobre todas sus estipulaciones,
aunque la discrepancia sea secundaria.

Cuando dos declaraciones de voluntad, que parten de sujetos diversos, se dirigen hacia un
fin común y se unen, en torno a un objeto con apreciación pecuniaria y una causa lícita,
afirmamos la existencia de consentimiento y seguramente también de contrato. El
consentimiento es el acuerdo de voluntades entre las partes sobre el objeto materia del
contrato. En su formación se pueden distinguir con claridad dos momentos esenciales: la
oferta y la aceptación.

El consentimiento es un concepto jurídico que hace referencia a la exteriorización de la


voluntad entre dos o varias personas para aceptar derechos y obligaciones. Su principal
marco de actuación es el Derecho civil y, en especial, el Derecho de obligaciones y de
contratos, en donde el consentimiento desempeña un papel fundamental en el marco de la
autonomía de la voluntad. El consentimiento será la voluntad acorde de las partes

La capacidad

La capacidad contractual se refiere a la posibilidad de que un sujeto o varios sujetos


puedan celebrar un contrato en cualquiera de sus posiciones subjetivas que a través de su
voluntad generen efectos jurídicos que recaigan directamente sobre su patrimonio. La
capacidad para contratar constituye el primero de los elementos esenciales de todo contrato
y solo pueden contratar aquellos a quienes la ley estima con aptitud para hacerlo.

En este apartado se hablará sobre la capacidad de goce y la capacidad de ejercicio. La


capacidad de goce o adquisitiva, es absoluta, puesto que toda persona, por el solo hecho de
ser tal, está investida de ella. La personalidad, sea natural o jurídica, consiste precisamente
en ser sujeto de derechos. La capacidad de goce y la personalidad son, en realidad, dos
conceptos que se identifican y confunden. Tanto es así que las cofradías, gremios u otros
establecimientos son incapaces de suceder cuando carecen de personalidad jurídica.

No sucede lo mismo con la capacidad de ejercicio. A su respecto, las incapacidades son


más numerosas y pueden ser generales, porque si bien toda persona, por ser tal, es capaz de
adquirir derechos, no todas pueden ser capaces de ejercerlos debidamente, sea en razón de
su edad, de su falta de discernimiento o por otras consideraciones. El incapaz de ejercicio
puede adquirir un derecho, ser titular de él, puesto que tiene capacidad de goce; pero no lo
puede ejercer personalmente. Debe hacerlo autorizado o representado por otro, a menos
que se trate de aquellos derechos en que la adquisición y el ejercicio se confunden y que, la
expresión “persona jurídica” está empleada en este caso en su más amplia acepción.

La capacidad de ejercicio supone necesariamente la de goce; no puede ejercer un derecho


quien no sea su titular. La capacidad de goce, en cambio, puede existir sin la de ejercicio,
ya que ésta sólo mira a la manera de ejercer los derechos de que se está investido. Un
demente o un infante, que carecen de la capacidad de ejercicio, pues no pueden ejecutar
acto jurídico alguno por sí mismos, ni siquiera adquirir la posesión de bienes muebles,
tienen, sin embargo, capacidad de goce, porque pueden ser titulares de toda clase de
derechos.

El objeto

El objeto del contrato son las obligaciones de las partes; éstas son la realidad, los intereses,
sobre que recae el contrato, ya que, a su vez, el objeto de la obligación es la prestación, es
decir, conducta en que consiste el cumplimiento.

Según el artículo 1402 del Código Civil menciona que el objeto del contrato consiste en
crear, regular, modificar o extinguir obligaciones. Este elemento se refiere principalmente
al propósito del contrato, es decir, la obligación que se crea con la aceptación del contrato.

El objeto del contrato ha de ser posible, lícito y determinado, sin necesidad de un nuevo
acuerdo entre partes. En este apartado se aúnan los servicios, o condiciones, que deben
seguir alguna de las partes o ambas según lo firmado. Entendemos por jurídicamente
posible, su legalidad o licitud; por físicamente posible, aquello que el agente pueda
realizar. En este punto, la materialización del objeto como tal, es la primera aproximación,
de tal manera que nadie puede vender algo que no existe. A su vez, conocemos que existen
bienes inmateriales. En este caso la posibilidad radicará en la titularidad sobre ellos, y ya
no necesariamente, en su posibilidad de materialización.

La causa

Mientras que el objeto responde a qué es lo que se debe, la causa es el hecho que explica
por qué se debe. Es decir, justifica la creación de una obligación por la voluntad de las
partes. No se debe confundir la causa con los motivos que tuvieron los contratantes para
celebrar el contrato. Pues la causa es siempre la misma, mientras que los motivos son
variables. La causa ha de ser existente, verdadera y lícita.

La causa es la razón o el propósito por el cual dos o más personas realizan un contrato. Por
ejemplo, en un contrato de arrendamiento de un inmueble, el propósito está en que una de
las partes le entregue el departamento para su uso y la otra recibir el pago del mes
correspondiente.

La forma

Según el artículo 1411 del Código Civil, se presume que la forma que las partes convienen
adoptar anticipadamente y por escrito es requisito indispensable para la validez del acto,
bajo sanción de nulidad. Las modificaciones del contrato original deben efectuarse en la
forma prescrita para ese contrato. Si por mandato de la ley o por convenio debe otorgarse
escritura pública o cumplirse otro requisito que no revista la forma solemne prescrita
legalmente o la convenida por las partes por escrito bajo sanción de nulidad, éstas pueden
compelerse recíprocamente a llenar la formalidad requerida.

La forma se puede definir como: "El signo o conjunto de signos por los cuales se hace
constar o se exterioriza la voluntad del o de los agentes de un acto jurídico y del contrato".
Respecto de la forma, en nuestro país rige la libertad de formas, esto significa que, como
principio general, no deben llevar una formalidad determinada, excepto que la ley lo
disponga, como por ejemplo en el caso de contratos relativos a bienes inmuebles, ellos si
deben otorgarse por escritura pública.

Conclusiones

El contrato es un acuerdo voluntario de las partes para alcanzar una consecuencia jurídica.
Como acto jurídico, no puede verse privado de la manifestación de la voluntad, que en este
caso es bilateral, no entendida únicamente como concurrencia de dos personas, sino como
correlato irrestricto de obligaciones y derechos.

Los contratos tienen de por si una fuerza vinculante. Es por ello que aquel que se vea
perjudicado por el incumplimiento de la otra parte, tiene derecho a la protección de sus
intereses. Para asegurar esa protección el Estado pone a su disposición todo su aparato
coactivo. El perjudicado puede reclamar ante los Tribunales de Justicia. Exigiendo el
cumplimiento de las obligaciones del contrato o la extinción del mismo llegado el caso. De
cualquiera de esas dos formas, al tiempo podrá reclamar daños y perjuicios a la otra parte
por su incumplimiento.

La manifestación de la voluntad, puede ser expresa cuando se realiza en forma oral o


escrita, o tácita, cuando se infiere indubitablemente de una actitud o de circunstancias de
comportamiento que revelan su existencia. Asimismo, el silencio importa manifestación de
voluntad, cuando la ley o el convenio le atribuyen ese significado, como cuando existe un
documento y se encuentra firmado por una determinada persona, al solicitársele que lo
reconozca, el silencio, representa un reconocimiento.

Para que exista el acto jurídico, se necesita que exista a su vez, el consentimiento del
agente, y que pueda ser exteriorizado a través de una declaración. Para el derecho, la
declaración de voluntad es un acto jurídico a través del cual, el sujeto expresa
intersubjetivamente algo que está en su pensamiento. Esta declaración de voluntad es
fuente del derecho cuando lo expresado intersubjetivamente constituye una norma jurídica
obligatoria y no una simple declaración u opinión

Para que un contrato pueda ser eficaz ha de ser válido y la voluntad para celebrarlo se debe
emitirse libre y conscientemente. Cuando una de las dos cuestiones no existe en la
celebración de un contrato aparece lo que llamamos vicios de consentimiento. Un contrato
debe implicar servicios o cosas que las partes se obligan a dar o prestar. Si nos pusiéramos
muy técnicos lo cierto es que el objeto principal de los contratos es la obligación devenida
a las partes por su firma. Al tiempo el objeto de los contratos debe quedar explicitado
claramente al otorgar los mismos.

Para que los contratos puedan desplegar todos sus efectos inherentes se deben dar una serie
de elementos. Hay tres tipos de elementos en un contrato. Primero los elementos esenciales
del mismo. Estos son los elementos que sin su presencia no puede existir el mismo. El
consentimiento, el objeto del contrato, el objeto del mismo, la causa de la firma del
contrato. Y a veces la forma del otorgamiento del mismo. También existen unos elementos
accidentales. Estos son los dispuestos por las partes en función del principio de la
autonomía de la voluntad que comentamos anteriormente. Y por últimos los elementos
naturales, que son los propios de cada contrato.

Como premisa general solo las personas que tienen plena capacidad de ejercicio pueden
celebrar contratos, porque solo alguien con plena capacidad podrá manifestar válidamente
su voluntad o consentimiento; en este caso tanto los menores como los incapaces no
podrían celebrar contratos, salvo que se encuentren debidamente representados por padres,
tutores o curadores, según sea el caso. Finalmente, cuando el agente o declarante no tiene
la capacidad de derecho, el acto jurídico es nulo. Si el agente no tiene capacidad de
ejercicio, el acto podrá ser nulo o anulable, si es incapaz absoluto o relativo,
respectivamente. La misma disposición se aplica a los contratos.

Todo acto jurídico y contrato deben revestir una formalidad mínima. En ambos casos es la
manifestación de la voluntad exteriorizada. Respecto al acto jurídico, el artículo 143
establece que: “cuando la ley no designe una forma específica para un acto jurídico, los
interesados pueden usar la que juzguen conveniente”; la misma norma se extiende a los
contratos, de tal manera que estos se perfeccionan por el consentimiento de las partes;
excepto aquellos que, además deben observar la forma señalada por ley, se presume que la
forma que las partes convienen adoptar anticipadamente y por escrito es requisito
indispensable para la validez del acto.

Un contrato es un negocio jurídico bilateral en el cual dos o más partes expresan su


consentimiento en la forma permitida por la ley, para crear, regular, modificar o extinguir
obligaciones. Las partes pueden acordar cualquier cláusula que no sea contraria a la ley, a
la moral o al orden público. Lo que se acuerda en los contratos tiene fuerza de ley entre las
partes, entre sus sucesores y ante terceras personas, según dispone la ley.

Los contratos pueden ser clasificados desde muy diversos puntos de vista según el aspecto
que trate de resaltarse; y una clasificación que puede ser necesaria o útil conforme a un
determinado ordenamiento en un país, puede no serlo conforme a otro. Así, la clasificación
que hacen los autores franceses desde el punto de vista de su causa, distinguiendo aquellos
que tienen la causa en sí mismos, de los que pueden ser separados de ella; para los
franceses puede ser útil o necesaria, pero para los mexicanos no lo sería.

Referencias Bibliográficas

López, J., & Elorriaga, F. (2017). Los contratos. Parte general.

Oneto, V. (2014). El concepto, clasificación y regulación de los contratos públicos en el


derecho peruano. Ius et veritas.

Ospina Fernández, G. (2009). Teoría general del contrato y del negocio jurídico.

Sacco, R. (2004). El contrato en general. Revista de Derecho. Themis 49.

Santa María, S. (2011). El hecho generador del incumplimiento contractual. Revista


Chilena.

Torres, M. (2013). Los contratos. Consecuencias jurídicas de su incumplimiento. Primera


edición. Gaceta jurídica S.A.

Vásquez, C. (2010). Teoría del contrato. Books.

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