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Pimentel , 2023
Elementos constitutivos del contrato
Introducción
El contrato es un acto jurídico plurilateral y patrimonial, para que un contrato sea válido no
le debe faltar alguno de los elementos constitutivos del contrato, si llegara a faltar alguno
de ellos se determinaría la invalidez del contrato como tal, aunque pudiera valer como acto
jurídico.
El contrato es el instrumento que no solo permite asegurar o transferir derechos, sino que
también posibilita que los particulares delimiten su contenido. Por ello, muchas
discusiones judiciales se resuelven interpretando la voluntad de las partes expresada en el
contrato o, en todo caso, el comportamiento de estas antes, durante y después de su
celebración.
En la presente investigación nos centraremos en desarrollar uno a uno los elementos que
son indispensables para que un contrato sea válido, estos elementos se encuentran
regulados en el Código Civil y es de suma importancia saber de ellos ya que a falta de uno
de los elementos el contrato no surtiría efecto alguno.
Cabe mencionar que según algunos juristas “todo contrato es un acto jurídico, pero no
todo acto jurídico es un contrato” es la premisa por la cual se sostienen muchas
definiciones que plantean muchos juristas, y que abarcan de manera completa tanto la
doctrina, la norma y la jurisprudencia de ambas instituciones jurídicas.
Un contrato es un acuerdo entre dos o más partes o entidades y sirve como respaldo y
protección legal para las partes involucradas en el acuerdo comercial, por lo que al ser el
activo económico más importante de las empresas, deben ser utilizados adecuadamente
para maximizar su rendimiento y así lograr relaciones.
¿Qué es el contrato?
El contrato es aquel acto jurídico bilateral o plurilateral, mediante el cual las partes regulan
sus derechos patrimoniales o no patrimoniales, pero susceptibles de apreciación pecuniaria,
en virtud de la aceptación que una de ellas hace de la oferta formulada por otra. Por otro
lado, también se define al contrato como un acuerdo jurídico de voluntades por el que se
exige el cumplimiento de una cosa determinada. Se trata de un acto privado entre dos o
más partes destinado a crear obligaciones y generar derechos.
El contrato es una de las más importantes instituciones del Derecho Civil Patrimonial.
Debido a su uso extendido e intenso entre los actores del mercado, la contratación civil
tiene un rol estelar dentro de la disciplina jurídica, de tal manera que esta hoy sería
inconcebible sin el Derecho de los Contratos.
En el articulo 1351 del Código Civil se define al contrato como el acuerdo de dos o más
partes para crear, regular, modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial, y estos
contratos se perfeccionan por el consentimiento de las partes, excepto aquellos que,
además, deben observar la forma señalada por la ley bajo sanción de nulidad.
Otros juristas definen al contrato como un acuerdo entre dos o más partes en el cual se
pactan obligaciones y derechos que se comprometen a cumplir. Siendo su característica
principal el firmar dicho convenio por voluntad propia, de los cuales se generan o
transfieren derechos u obligaciones.
Los contratos se basan en los principios de autonomía de la voluntad, por el cual las partes
pueden contratar libremente sobre lo que deseen, siempre que no se vean afectados el
orden público, la moral y las buenas costumbres, y en el de buena fe, que obliga a los
negociantes a celebrar, interpretar y ejecutar los contratos conforme a ella. Eso sí, una vez
concluido el acuerdo, las partes deberán someterse a lo estipulado como si ello fuera la ley
misma, denominado efecto vinculante de los contratos.
Se entiende que el pago de los contratos debe aludir a la idea de exactitud. Para ello
debemos comparar lo debido con lo prestado. Hay que entender que el pago de lo debido
produce la extinción de la obligación. En principio el pago debe ser idéntico e integro a lo
acordado. Así las cosas, el acreedor no puede en ningún caso recibir en pago algo distinto a
lo celebrado en el contrato. Al tiempo el pago debe hacerse en el momento y lugar
pactados. EL pago debe hacerse por quien está legitimado a hacerlo, en principio al
acreedor o persona autorizada por el obligado por contrato a hacerlo.
Los elementos constitutivos del contrato son los que a continuación definiré una a según
están regulados en nuestro Código Civil. Cabe mencionar que los menores de edad no
emancipados podrán celebrar contratos que las normas les permitan realizar por sí mismos
o con asistencia de sus representantes o tutores y los relativos a bienes y servicios de la
vida corriente propios de su edad de conformidad con los usos sociales. La ausencia o
incumplimiento de cualquiera de estos elementos habilitaría a cualquiera de las dos partes
a solicitar la nulidad del contrato.
El consentimiento
Según el artículo 1373 del Código Civil, el contrato queda perfeccionado en el momento y
lugar en que la aceptación es conocida por el oferente. El consentimiento supone la
manifestación de la voluntad de las partes, ya sea de forma expresa o de forma tácita. No
habrá contrato mientras las partes no estén conformes sobre todas sus estipulaciones,
aunque la discrepancia sea secundaria.
Cuando dos declaraciones de voluntad, que parten de sujetos diversos, se dirigen hacia un
fin común y se unen, en torno a un objeto con apreciación pecuniaria y una causa lícita,
afirmamos la existencia de consentimiento y seguramente también de contrato. El
consentimiento es el acuerdo de voluntades entre las partes sobre el objeto materia del
contrato. En su formación se pueden distinguir con claridad dos momentos esenciales: la
oferta y la aceptación.
La capacidad
El objeto
El objeto del contrato son las obligaciones de las partes; éstas son la realidad, los intereses,
sobre que recae el contrato, ya que, a su vez, el objeto de la obligación es la prestación, es
decir, conducta en que consiste el cumplimiento.
Según el artículo 1402 del Código Civil menciona que el objeto del contrato consiste en
crear, regular, modificar o extinguir obligaciones. Este elemento se refiere principalmente
al propósito del contrato, es decir, la obligación que se crea con la aceptación del contrato.
El objeto del contrato ha de ser posible, lícito y determinado, sin necesidad de un nuevo
acuerdo entre partes. En este apartado se aúnan los servicios, o condiciones, que deben
seguir alguna de las partes o ambas según lo firmado. Entendemos por jurídicamente
posible, su legalidad o licitud; por físicamente posible, aquello que el agente pueda
realizar. En este punto, la materialización del objeto como tal, es la primera aproximación,
de tal manera que nadie puede vender algo que no existe. A su vez, conocemos que existen
bienes inmateriales. En este caso la posibilidad radicará en la titularidad sobre ellos, y ya
no necesariamente, en su posibilidad de materialización.
La causa
Mientras que el objeto responde a qué es lo que se debe, la causa es el hecho que explica
por qué se debe. Es decir, justifica la creación de una obligación por la voluntad de las
partes. No se debe confundir la causa con los motivos que tuvieron los contratantes para
celebrar el contrato. Pues la causa es siempre la misma, mientras que los motivos son
variables. La causa ha de ser existente, verdadera y lícita.
La causa es la razón o el propósito por el cual dos o más personas realizan un contrato. Por
ejemplo, en un contrato de arrendamiento de un inmueble, el propósito está en que una de
las partes le entregue el departamento para su uso y la otra recibir el pago del mes
correspondiente.
La forma
Según el artículo 1411 del Código Civil, se presume que la forma que las partes convienen
adoptar anticipadamente y por escrito es requisito indispensable para la validez del acto,
bajo sanción de nulidad. Las modificaciones del contrato original deben efectuarse en la
forma prescrita para ese contrato. Si por mandato de la ley o por convenio debe otorgarse
escritura pública o cumplirse otro requisito que no revista la forma solemne prescrita
legalmente o la convenida por las partes por escrito bajo sanción de nulidad, éstas pueden
compelerse recíprocamente a llenar la formalidad requerida.
La forma se puede definir como: "El signo o conjunto de signos por los cuales se hace
constar o se exterioriza la voluntad del o de los agentes de un acto jurídico y del contrato".
Respecto de la forma, en nuestro país rige la libertad de formas, esto significa que, como
principio general, no deben llevar una formalidad determinada, excepto que la ley lo
disponga, como por ejemplo en el caso de contratos relativos a bienes inmuebles, ellos si
deben otorgarse por escritura pública.
Conclusiones
El contrato es un acuerdo voluntario de las partes para alcanzar una consecuencia jurídica.
Como acto jurídico, no puede verse privado de la manifestación de la voluntad, que en este
caso es bilateral, no entendida únicamente como concurrencia de dos personas, sino como
correlato irrestricto de obligaciones y derechos.
Los contratos tienen de por si una fuerza vinculante. Es por ello que aquel que se vea
perjudicado por el incumplimiento de la otra parte, tiene derecho a la protección de sus
intereses. Para asegurar esa protección el Estado pone a su disposición todo su aparato
coactivo. El perjudicado puede reclamar ante los Tribunales de Justicia. Exigiendo el
cumplimiento de las obligaciones del contrato o la extinción del mismo llegado el caso. De
cualquiera de esas dos formas, al tiempo podrá reclamar daños y perjuicios a la otra parte
por su incumplimiento.
Para que exista el acto jurídico, se necesita que exista a su vez, el consentimiento del
agente, y que pueda ser exteriorizado a través de una declaración. Para el derecho, la
declaración de voluntad es un acto jurídico a través del cual, el sujeto expresa
intersubjetivamente algo que está en su pensamiento. Esta declaración de voluntad es
fuente del derecho cuando lo expresado intersubjetivamente constituye una norma jurídica
obligatoria y no una simple declaración u opinión
Para que un contrato pueda ser eficaz ha de ser válido y la voluntad para celebrarlo se debe
emitirse libre y conscientemente. Cuando una de las dos cuestiones no existe en la
celebración de un contrato aparece lo que llamamos vicios de consentimiento. Un contrato
debe implicar servicios o cosas que las partes se obligan a dar o prestar. Si nos pusiéramos
muy técnicos lo cierto es que el objeto principal de los contratos es la obligación devenida
a las partes por su firma. Al tiempo el objeto de los contratos debe quedar explicitado
claramente al otorgar los mismos.
Para que los contratos puedan desplegar todos sus efectos inherentes se deben dar una serie
de elementos. Hay tres tipos de elementos en un contrato. Primero los elementos esenciales
del mismo. Estos son los elementos que sin su presencia no puede existir el mismo. El
consentimiento, el objeto del contrato, el objeto del mismo, la causa de la firma del
contrato. Y a veces la forma del otorgamiento del mismo. También existen unos elementos
accidentales. Estos son los dispuestos por las partes en función del principio de la
autonomía de la voluntad que comentamos anteriormente. Y por últimos los elementos
naturales, que son los propios de cada contrato.
Como premisa general solo las personas que tienen plena capacidad de ejercicio pueden
celebrar contratos, porque solo alguien con plena capacidad podrá manifestar válidamente
su voluntad o consentimiento; en este caso tanto los menores como los incapaces no
podrían celebrar contratos, salvo que se encuentren debidamente representados por padres,
tutores o curadores, según sea el caso. Finalmente, cuando el agente o declarante no tiene
la capacidad de derecho, el acto jurídico es nulo. Si el agente no tiene capacidad de
ejercicio, el acto podrá ser nulo o anulable, si es incapaz absoluto o relativo,
respectivamente. La misma disposición se aplica a los contratos.
Todo acto jurídico y contrato deben revestir una formalidad mínima. En ambos casos es la
manifestación de la voluntad exteriorizada. Respecto al acto jurídico, el artículo 143
establece que: “cuando la ley no designe una forma específica para un acto jurídico, los
interesados pueden usar la que juzguen conveniente”; la misma norma se extiende a los
contratos, de tal manera que estos se perfeccionan por el consentimiento de las partes;
excepto aquellos que, además deben observar la forma señalada por ley, se presume que la
forma que las partes convienen adoptar anticipadamente y por escrito es requisito
indispensable para la validez del acto.
Los contratos pueden ser clasificados desde muy diversos puntos de vista según el aspecto
que trate de resaltarse; y una clasificación que puede ser necesaria o útil conforme a un
determinado ordenamiento en un país, puede no serlo conforme a otro. Así, la clasificación
que hacen los autores franceses desde el punto de vista de su causa, distinguiendo aquellos
que tienen la causa en sí mismos, de los que pueden ser separados de ella; para los
franceses puede ser útil o necesaria, pero para los mexicanos no lo sería.
Referencias Bibliográficas
Ospina Fernández, G. (2009). Teoría general del contrato y del negocio jurídico.