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Después de esto, se da una nue- notorio es que los únicos que ha-
va reunión en la que “los apóstoles blan son quienes exponen las pos-
y presbíteros, de acuerdo con toda turas más conciliadoras, mientras
la Iglesia” decidieron enviar a An- las extremas son silenciadas. En
tioquía dos delegados con una car- particular, la intervención de Ber-
ta en la que sostenían que “el Es- nabé y Pablo, que apenas es refe-
píritu Santo y nosotros hemos de- rida. También resulta extraño que
cidido no imponerles cargas”, salvo los cristianos antioquenos venidos
algunas menores de tipo disciplinar de la gentilidad acojan con alegría
(15,22-29). El relato termina con las restricciones que les imponen
una acogida favorable a los delega- los de Jerusalén. Y, si la situación
dos de Antioquía y a la carta con es tan armónica, no resulta creí-
las decisiones tomadas (15,30-35). ble que, en el episodio siguiente
(15,36-40), se sostenga que Pablo
Leído de ese modo, el episodio y Bernabé se separaron como com-
es un magnífico ejemplo de lo que pañeros de misión por una cuestión
debe ser un proceso de escucha, de tan poca importancia como era
diálogo, discernimiento y toma de si debían hacerse acompañar de
decisiones en conjunto. Sobresalen Juan y Marcos.
algunos elementos: el viaje de los
enviados a Jerusalén se presenta Rafael Aguirre sostiene que esta
como una ocasión de acogida ale- presentación “salta las etapas con-
gre y generosa de todas las comu- flictivas y da una versión armoniosa,
nidades; los discursos de Pedro y irénica e idealizada de las tensiones
Santiago son bastante conciliado- más graves del cristianismo de los
res y ambos son contrarios a las in- orígenes. Es una perspectiva obte-
tenciones de los fariseos cristianos; nida 40 años después de los acon-
las cuatro exigencias de la carta tecimientos que se narran y cuando
son presentadas como cuestiones los protagonistas ya han desapare-
poco importantes; la comunidad cido. Es la visión solo posible –y ne-
antioquena acoge con gozo las de- cesaria– en un movimiento con una
cisiones de Jerusalén, y, finalmen- avanzada institucionalización”5.
te, los enviados son despedidos en Solo si tomamos en cuenta los da-
un ambiente de paz. Sin embargo, tos sociohistóricos que están detrás
el problema no parece haber invo- del relato tendremos una compren-
lucrado a la comunidad de Antio- sión más realista de lo que sucedió
quía, sino solo a Pablo y a Bernabé en el “concilio”6 de Jerusalén. Para
(15,2). Hechos presenta de mane-
ra idílica un problema que generó 5
Aguirre, “Discernimiento y consenso
bastantes tensiones y no quedó re- en el Concilio de Jerusalén (Hch 15)”,
suelto de modo satisfactorio. 447.
6
Nótese que empleamos entre comillas
el término concilio. Es la denominación
De hecho, en el relato encontra- tradicional que ha recibido, pero
mos algunos vacíos. Quizá el más técnicamente no se trató de un concilio.
ello, es necesario confrontar los da- munidad y sugiere que la causa del
tos de Hch 15 con el testimonio de viaje fue consultar con los após-
Gal 2, cuyo interés es polémico y toles de Jerusalén la validez de su
apologético7. Los dos textos se re- ministerio entre gentiles. Así lo ex-
fieren al mismo acontecimiento y presa: “para saber si corría o había
no dependen el uno del otro. corrido en vano” (Gal 2,2). La con-
secuencia más importante radica
Dos textos que narran la com- en que, de Gal 2,3 se deduce que
plejidad de la misión (Hch 15 y el conflicto se da en Jerusalén y no
Gal 2) en Antioquía. Es allí donde Tito no
es obligado a circuncidarse.
Pablo dejó su versión de los he-
chos en Gal 2,1-10. Coincide con Sobre la segunda diferencia, de
Hch 15 en que el problema que acuerdo con Gálatas los de Jerusa-
motivó la reunión en Jerusalén fue lén tomaron la decisión de aceptar
el deseo de algunos, a quienes Gal totalmente el planteamiento de Pa-
2,4 llama “intrusos y falsos her- blo, quien reconoce: “nada nuevo
manos” al querer imponer la cir- me impusieron” (2,6). Antes bien,
cuncisión a los recién convertidos. lo confirmaron en su misión y como
Pablo lo deja entrever en Gal 2,3: señal de comunión les tendieron la
“ni siquiera Tito que estaba conmi- mano a él y a Bernabé. Pablo no
go, con ser griego, fue obligado a menciona la carta, ni los dos en-
circuncidarse”. Aunque ambos rela- viados de Hch 15. Tampoco alude
tos manifiestan la tensión entre las a las cuatro restricciones disciplina-
partes, Hechos la disminuye sus- res que aparecen en Hch 15,29. Es
tancialmente. Pero entre Gal 2 y evidente que Pablo no las hubiera
Hch 15 hay varias diferencias. Son aceptado ni la comunidad de Antio-
principalmente tres: el motivo por quía las hubiera recibido con gozo.
el cual Pablo viaja a Jerusalén, la
decisión que se tomó allí y lo que Además, hay otra tercera dife-
sucedió después en Antioquía. rencia, quizás más profunda que
las anteriores. De acuerdo con Gal
La primera diferencia se refiere 2,11-14, Pedro fue a visitar Antio-
al motivo del viaje. Pablo sostiene quía un tiempo después de la reu-
que fue a Jerusalén con Bernabé y nión en Jerusalén. Allá se integró
Tito —quien no es mencionado en en la vida de la comunidad, inclu-
Hechos—, diciendo: “subí movido yendo la comunión de mesa con
por una revelación y les expuse el todos los hermanos de comunidad.
Evangelio que proclamo entre los Luego llegaron “algunos del gru-
gentiles”. Excluye, por tanto, que po de Santiago” que lo amones-
viajara como un enviado de la co- taron por “comer en compañía de
los gentiles”. Como resultado, Pe-
7
Roloff, Hechos de los Apóstoles, 300- dro, Bernabé y los judeocristianos
301. siguieron el criterio de los recién
12
Sin embargo, como explica Lanfran-
chi, esto “no depende simplemente y en
primer lugar del buen funcionamiento
de los distintos órganos, ni de simples
criterios de participación democrática,
como el criterio de la mayoría, sino que 13
“Quando a primordio episcopatus
requiere de sus miembros una concien- mei statuerim, nihil sine consilio ves-
cia eclesial, un estilo de comunicación tro, et sine consensu plebis, mea pri-
fraternal, que traduzca la comunión y vatim, sententia gerere”, 234.
la convergencia común en un proyecto 14
Documento preparatorio del Sínodo
de Iglesia”. Lanfranchi, “Prassi spiritua- 2021-2023: Por una Iglesia sinodal.
le del discernimento comunitario”, en Comunión, participación y misión, 9.
Riccardo Battocchio – Serena Noceti, https://www.synod.va/es/resources/
Chiesa e sinodalità, 194. documentos-oficiales.html