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El difícil camino de la sinodalidad de Jerusalén a Antioquía

QUINTO MOVIMIENTO: Uno de los episodios bíblicos que


suele ser citado es el del “concilio
de Jerusalén”. El Nuevo Testamento
EL DIFÍCIL CAMINO DE transmite dos relatos (Hch 15,1-29
y Gal 2,1-10) que son estudiados
LA SINODALIDAD en este artículo. De su análisis se
DE JERUSALÉN deducen semejanzas y diferencias
que permiten apreciar de un modo
A ANTIOQUÍA más realista y sereno las dificulta-
des que implica construir una Igle-
P. Tarcisio Gaitán, CP1 sia sinodal. Estar conscientes de
esas dificultades facilita construir
Rafael Luciani2 una cultura eclesial que retome la
milenaria tradición expresada en el
Resumen: principio medieval “lo que afecta a
todas/os, debe ser tratado y apro-
Los procesos de escucha, discu- bado por todas/os”.
sión, discernimiento comunitario y
resolución de conflictos son dinámi- Palabras clave: Hechos de los
cas propias de una Iglesia sinodal; Apóstoles, Gálatas, Sinodalidad,
expresan en concreto el “caminar Construir Consenso.
juntas/os” eclesial, pues en ellos
entra en juego tanto la vida interna Uno de los textos neotestamen-
de la Iglesia (las relaciones entre
tarios más citados al hablar de si-
los sujetos y el modo como se to-
nodalidad es el de la Asamblea en
man las decisiones) como la forma
Jerusalén. La Comisión Teológica
de asumir la misión ante los desa-
Internacional sostiene que tanto
fíos de cada momento histórico.
Hch 15 como Gál 2,1-10 muestran
la figura paradigmática de la Igle-
1
Religioso pasionista colombiano, sia3. En esta línea, el papa Francis-
docente de Sagrada Escritura en la co sostuvo en octubre de 2021, que
Universidad Pontificia Bolivariana de “el tema de la sinodalidad no es el
Medellín y miembro del Equipo de Teó-
logos de la CLAR.
2
Laico venezolano, Doctor en Teología 3
“Estas cuestiones fueron tratadas en
por la Pontificia Universidad Gregoria- lo que la tradición llamó “el Concilio
na e investigación postdoctoral en la apostólico de Jerusalén” (Hch 15; Gál
Julius Maximilians Universität. Profesor 2,1-10) (...). Este acontecimiento, a lo
Titular de la Universidad Católica An- largo de los siglos, será interpretado
drés Bello de Caracas y Extraordinario como la figura paradigmática de los
en la Escuela de Teología y Ministerio Sínodos celebrados por la Iglesia”. Co-
del Boston College. Sirve como peri- misión Teológica Internacional, La si-
to del CELAM, coordinador del Grupo nodalidad en la vida y en la misión de
Iberoamericano de Teología y miembro la Iglesia, n. 20 https://www.vatican.
del Peter & Paul Seminar para la re- va/roman_curia/congregations/cfaith/
forma de la Iglesia. Miembro del ETAP cti_documents/rc_cti_20180302_si-
(equipo de teólogas/os asesoras/es de nodalita_sp.html De ahora en adelan-
la presidencia de la CLAR). te lo citaremos como CTI, Sin.

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capítulo de un tratado de eclesiolo- Un proceso abierto sin aparen-


gía, y menos aún una moda, un es- te solución (Hch 15)
logan o el nuevo término a utilizar
o manipular en nuestras reuniones. La expansión del Evangelio en
¡No! La sinodalidad expresa la na- territorios paganos y la incorpo-
turaleza de la Iglesia, su forma, su ración al movimiento de Jesús de
estilo, su misión. Y así hablamos de personas provenientes de esos nú-
Iglesia sinodal (...) siguiendo lo que cleos culturales fue una caracte-
podemos considerar el primer y más rística de las primeras décadas del
importante manual de eclesiología, cristianismo; Hechos 13 y 14 refle-
que es el libro de los Hechos de los jan esta situación. La intercultura-
Apóstoles”, [ante lo cual urge] “una lidad traía riquezas, pero también
hermenéutica peregrina que sepa fricciones entre grupos. El episodio
custodiar el camino iniciado en los que cuenta Hch 15 se enmarca en
Hechos de los Apóstoles”4. esta dinámica, pero en un momen-
to en el que los judeocristianos aún
Tanto Hechos como Gálatas na- eran mayoría. En ese contexto,
rran un acontecimiento y un modo “algunos” (15,1) llegados a Antio-
de proceder fundacional para la quia de Siria trataron de imponer
Iglesia: discernir y tomar una de- que los gentiles tenían que circun-
cisión sobre si los cristianos de ori- cidarse y observar la ley de Moisés.
gen pagano debían ser sometidos Esto generó una discusión y una
a las exigencias de la ley mosaica. decisión de la comunidad antioque-
El episodio ofrece luces sobre los na que enviaron a Pablo y Bernabé
procesos de escucha, discusión, a Jerusalén para tratar de llegar a
discernimiento comunitario y reso- una solución.
lución de conflictos, propios de una
Iglesia sinodal. Sin embargo, aun- En Jerusalén se da un interesan-
que ambos tratan del mismo epi- te proceso entre las partes. Tras un
sodio, las diferencias entre los dos primer encuentro tenso en el que
textos son notables, porque Pablo fariseos convertidos al cristianismo
complementa el relato con un epi- (15,5; ¿de los mismos de 15,1?) in-
sodio no narrado por Hechos, pero tentaron imponer su punto de vis-
ilustrativo para comprender los ta, los apóstoles y ancianos tuvieron
procesos sinodales. una primera reunión para buscar una
solución. Pedro y Santiago (15,7b-
11.13b-21) se oponen a la exigencia
planteada por los fariseos cristianos.
Los discursos de ambos están sepa-
4
Francisco, Discurso a los fieles de la rados por una intervención de Ber-
diócesis de Roma (18 de septiembre nabé y Pablo en la que expresan “to-
2021) https://www.vatican.va/content/ dos los signos y prodigios que Dios
francesco/es/speeches/2021/septem-
ber/documents/20210918-fedeli-dio- había realizado por medio de ellos
cesiroma.html entre los gentiles” (15,12).

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Después de esto, se da una nue- notorio es que los únicos que ha-
va reunión en la que “los apóstoles blan son quienes exponen las pos-
y presbíteros, de acuerdo con toda turas más conciliadoras, mientras
la Iglesia” decidieron enviar a An- las extremas son silenciadas. En
tioquía dos delegados con una car- particular, la intervención de Ber-
ta en la que sostenían que “el Es- nabé y Pablo, que apenas es refe-
píritu Santo y nosotros hemos de- rida. También resulta extraño que
cidido no imponerles cargas”, salvo los cristianos antioquenos venidos
algunas menores de tipo disciplinar de la gentilidad acojan con alegría
(15,22-29). El relato termina con las restricciones que les imponen
una acogida favorable a los delega- los de Jerusalén. Y, si la situación
dos de Antioquía y a la carta con es tan armónica, no resulta creí-
las decisiones tomadas (15,30-35). ble que, en el episodio siguiente
(15,36-40), se sostenga que Pablo
Leído de ese modo, el episodio y Bernabé se separaron como com-
es un magnífico ejemplo de lo que pañeros de misión por una cuestión
debe ser un proceso de escucha, de tan poca importancia como era
diálogo, discernimiento y toma de si debían hacerse acompañar de
decisiones en conjunto. Sobresalen Juan y Marcos.
algunos elementos: el viaje de los
enviados a Jerusalén se presenta Rafael Aguirre sostiene que esta
como una ocasión de acogida ale- presentación “salta las etapas con-
gre y generosa de todas las comu- flictivas y da una versión armoniosa,
nidades; los discursos de Pedro y irénica e idealizada de las tensiones
Santiago son bastante conciliado- más graves del cristianismo de los
res y ambos son contrarios a las in- orígenes. Es una perspectiva obte-
tenciones de los fariseos cristianos; nida 40 años después de los acon-
las cuatro exigencias de la carta tecimientos que se narran y cuando
son presentadas como cuestiones los protagonistas ya han desapare-
poco importantes; la comunidad cido. Es la visión solo posible –y ne-
antioquena acoge con gozo las de- cesaria– en un movimiento con una
cisiones de Jerusalén, y, finalmen- avanzada institucionalización”5.
te, los enviados son despedidos en Solo si tomamos en cuenta los da-
un ambiente de paz. Sin embargo, tos sociohistóricos que están detrás
el problema no parece haber invo- del relato tendremos una compren-
lucrado a la comunidad de Antio- sión más realista de lo que sucedió
quía, sino solo a Pablo y a Bernabé en el “concilio”6 de Jerusalén. Para
(15,2). Hechos presenta de mane-
ra idílica un problema que generó 5
Aguirre, “Discernimiento y consenso
bastantes tensiones y no quedó re- en el Concilio de Jerusalén (Hch 15)”,
suelto de modo satisfactorio. 447.
6
Nótese que empleamos entre comillas
el término concilio. Es la denominación
De hecho, en el relato encontra- tradicional que ha recibido, pero
mos algunos vacíos. Quizá el más técnicamente no se trató de un concilio.

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ello, es necesario confrontar los da- munidad y sugiere que la causa del
tos de Hch 15 con el testimonio de viaje fue consultar con los após-
Gal 2, cuyo interés es polémico y toles de Jerusalén la validez de su
apologético7. Los dos textos se re- ministerio entre gentiles. Así lo ex-
fieren al mismo acontecimiento y presa: “para saber si corría o había
no dependen el uno del otro. corrido en vano” (Gal 2,2). La con-
secuencia más importante radica
Dos textos que narran la com- en que, de Gal 2,3 se deduce que
plejidad de la misión (Hch 15 y el conflicto se da en Jerusalén y no
Gal 2) en Antioquía. Es allí donde Tito no
es obligado a circuncidarse.
Pablo dejó su versión de los he-
chos en Gal 2,1-10. Coincide con Sobre la segunda diferencia, de
Hch 15 en que el problema que acuerdo con Gálatas los de Jerusa-
motivó la reunión en Jerusalén fue lén tomaron la decisión de aceptar
el deseo de algunos, a quienes Gal totalmente el planteamiento de Pa-
2,4 llama “intrusos y falsos her- blo, quien reconoce: “nada nuevo
manos” al querer imponer la cir- me impusieron” (2,6). Antes bien,
cuncisión a los recién convertidos. lo confirmaron en su misión y como
Pablo lo deja entrever en Gal 2,3: señal de comunión les tendieron la
“ni siquiera Tito que estaba conmi- mano a él y a Bernabé. Pablo no
go, con ser griego, fue obligado a menciona la carta, ni los dos en-
circuncidarse”. Aunque ambos rela- viados de Hch 15. Tampoco alude
tos manifiestan la tensión entre las a las cuatro restricciones disciplina-
partes, Hechos la disminuye sus- res que aparecen en Hch 15,29. Es
tancialmente. Pero entre Gal 2 y evidente que Pablo no las hubiera
Hch 15 hay varias diferencias. Son aceptado ni la comunidad de Antio-
principalmente tres: el motivo por quía las hubiera recibido con gozo.
el cual Pablo viaja a Jerusalén, la
decisión que se tomó allí y lo que Además, hay otra tercera dife-
sucedió después en Antioquía. rencia, quizás más profunda que
las anteriores. De acuerdo con Gal
La primera diferencia se refiere 2,11-14, Pedro fue a visitar Antio-
al motivo del viaje. Pablo sostiene quía un tiempo después de la reu-
que fue a Jerusalén con Bernabé y nión en Jerusalén. Allá se integró
Tito —quien no es mencionado en en la vida de la comunidad, inclu-
Hechos—, diciendo: “subí movido yendo la comunión de mesa con
por una revelación y les expuse el todos los hermanos de comunidad.
Evangelio que proclamo entre los Luego llegaron “algunos del gru-
gentiles”. Excluye, por tanto, que po de Santiago” que lo amones-
viajara como un enviado de la co- taron por “comer en compañía de
los gentiles”. Como resultado, Pe-
7
Roloff, Hechos de los Apóstoles, 300- dro, Bernabé y los judeocristianos
301. siguieron el criterio de los recién

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llegados y se rompió la unidad co- No hay consenso sin disenso


munitaria. Pablo reconvino a Pedro
con unas palabras memorables: “si
tú, siendo judío, vives como gentil El episodio sucedido entre Jeru-
y no como judío, ¿cómo fuerzas a salén y Antioquía no es propiamen-
los gentiles a judaizar?”. te un “concilio”. Según Fitzmyer,
este “un nombre inapropiado, pues
Por una parte, estas diferencias tal como se describe no es una
se explican porque Hechos mane- asamblea solemne de autoridades
ja fuentes distintas a la experien- de toda la Iglesia. Además, nunca
cia directa de Pablo. Por otra, por- aparece en la lista de los concilios
que las dos obras tienen propósi- de la historia del cristianismo”8 fue
tos distintos. El interés de Hechos tal vez una reunión de delegados
está expresado en 1,8: “cuando de dos comunidades en la que se
el Espíritu Santo venga sobre us- trató un problema acuciante para
tedes, recibirán una fuerza que los los inicios de la evangelización, ya
hará ser mis testigos en Jerusalén, que, en medio del conflicto, y sin
en toda Judea y Samaría, y hasta solaparlo, Pablo reconoce la comu-
los confines de la tierra”. Se que- nidad de Jerusalén y la necesidad
ría dar testimonio de cómo la obra de actuar en comunión con ella.
evangelizadora se fue expandiendo Es interesante que una lectura en
hasta llegar a Roma. Los misione- conjunto de ambos textos ayuda a
ros iban fundando comunidades en apreciar la pluralidad de opiniones
medio de un ambiente hostil y la en las reuniones y los diálogos, y
misión debía dar testimonio de la con argumentos que no se pueden
unidad de la Iglesia, lo cual es des- desconocer. Ejemplo de ello es que
tacado en Hch 2,42-47; 4,32-35 Santiago emplea la Escritura para
y 5,12-16. Pero es especialmente fundamentar su opinión, lo que no
el “concilio” de Jerusalén el acon- hacen los demás.
tecimiento que fortalece la unidad
Un dato relevante es que la
de la Iglesia para llevar adelante la
“verdad oficial” es fruto de acuer-
misión tanto a judíos como a gen-
dos entre las partes. Sin embar-
tiles. La prioridad de la misión res-
go, el acuerdo final, que no anula
tó importancia a los aspectos más
la existencia de disensos, plantea
conflictivos entre los apóstoles. De
“exigencias mutuas” en las que
aquí surgen sendas cuestiones en
no hay propiamente vencedores.
torno a los consensos y disensos
Como sostiene Rafael Aguirre, la
en la Iglesia, y qué significa que la
Asamblea de Jerusalén hacer ver
misión esté por encima del modo
“las dificultades del discernimiento,
como se construye la unidad ecle-
las oscuridades y conflictos del ca-
sial. En fin, cómo trabajar los di-
sensos y resolver los conflictos son
temas que hoy en día cobran gran 8
Fitzmyer, Los Hechos de los apóstoles
relevancia al hablar de sinodalidad. II, 190.

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mino, a veces dolorosos, cómo hay dos perspectivas diferentes, po-


consensos que no se consolidan, y demos sostener que hacer Iglesia
que no todo suele quedar perfec- supone un proceso permanente
tamente claro”9. Por tanto, lo que de discernimiento que ha de estar
sucedió en Antioquía tras la llegada atento a incluir, y nunca excluir, a
de Pedro (Gal 2,11-14) deja leccio- personas y visiones distintas en la
nes importantes para comprender construcción de acuerdos y consen-
que la sinodalidad no es un evento sos eclesiales. En este contexto, el
puntual y aislado en la vida de la disenso es esencial para la realiza-
Iglesia, sino un proceso complejo ción de un modelo institucional si-
y abierto que define a toda la vida nodal porque, a través de él, se ex-
eclesial e implica la conversión per- presan las voces de quienes son re-
manente de los estilos, las relacio- chazados, silenciados o excluidos11.
nes y las estructuras10, y aunque Solo en el disenso o desacuerdo se
no se logre una resolución satisfac- conoce verdaderamente a la otra
toria para todos, es capaz de soste- persona en sus diferencias reales y
ner la comunión. se crea la posibilidad de crecer mu-
tuamente a partir de una escucha
atenta y recíproca. Esta experien-
Recientemente, la teología ha
cia relacional es la que sienta las
visto la necesidad de abordar la
bases para la conversión de todas
cuestión de los disensos y los con-
las partes involucradas.
flictos intraeclesiales. A la luz de
un modelo de Iglesia sinodal, se
Por tanto, no estamos solo ante
necesitan imaginar nuevas diná-
un problema metodológico. En la
micas comunicativas que ayuden a
vida eclesial hay otra razón más
“caminar juntas/os”, especialmente
profunda para asumir y trabajar los
en relación a los procesos de ela-
disensos y los conflictos. A través
boración y toma de decisiones en la
de ellos, se puede hacer presente
Iglesia. El viejo principio de la ca-
la voz profética del Espíritu, ya que
nonística medieval vuelve a ser el
éste habla por donde quiera, y no
desafío actual más relevante para
por donde le digamos. Es la pre-
poder avanzar en la construcción
sencia del Espíritu la que garantiza
de una Iglesia sinodal. A saber, “lo
la comunión aún en el desacuer-
que afecta a todas/os, debe ser
do. Queda el reto de instituciona-
tratado y aprobado por todas/os”.
lizar este modo eclesial de proce-
der para que realmente caminemos
De lo sucedido en la Asamblea
juntas/os.
de Jerusalén, narrado a la luz de
11
Grüber, “Consensus or Dissensus.
9
Aguirre, “Discernimiento y consenso Exploring the theological role of con-
en el Concilio de Jerusalén” (Hch 15)”, flict in a Synodal Church”, 239-259.
442. También: Bradford E. Hinze, Prophetic
10
Noceti, “Estructuras para una Iglesia obedience. Ecclesiology for a dialogical
en reforma”, 89-106. Church, 2016.

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“Caminar juntas/os”. El desafío consecuencia, “una Iglesia en esta-


de un nuevo modo de proceder do permanente de misión” requiere
“una perenne reforma” de sí misma
Francisco ha descrito a una Igle- “por fidelidad a Jesucristo” (Uni-
sia sinodal con la expresión: “ca- tatis Redintegratio 4.6; Evangelii
minar juntas/os —laicos, pasto- Gaudium 25-28).
res, Obispo de Roma”. Pero, ¿qué
significa? Más aún si reconocemos También podemos resaltar que
que lo sucedido en la Asamblea de la Asamblea como forma y espacio
Jerusalén y la forma como se de- institucional permitió un encuentro
sarrollaron los hechos representa caracterizado por la transparencia
un acontecimiento fundacional ca- de las posiciones, hasta el punto
racterizado por un modo de proce- de no lograr una resolución real del
der sinodal en la Iglesia. Según el conflicto. Sin embargo, se abrió un
Documento Preparatorio del Sínodo proceso que permitió mirar y ca-
de la sinodalidad, “caminar juntas/ minar más allá de los parámetros
os” tiene dos connotaciones. Por cerrados y locales que existían, y
una parte, se refiere a “la vida in- dio la posibilidad de abrir la misión
terna de las Iglesias particulares, a otras realidades socioculturales
a las relaciones entre los sujetos antes no imaginadas ni alcanza-
que las constituyen (en primer lu- das. En vez de ser algo negativo,
gar, la relación entre los fieles y sus que debía solaparse, el conflicto dio
pastores, también a través de los paso a un discernimiento comuni-
organismos de participación pre- tario que concedió primacía a la mi-
vistos por la disciplina canónica, sión de la Iglesia por encima de las
incluido el sínodo diocesano) y a posiciones individuales o grupales.
las comunidades en las cuales se
articulan (en particular las parro- Esta forma de ser y hacer Iglesia
quias)” (DP 28). Por otra, expresa en Hch 15 y Gal 2 destaca tres as-
el modo como “el Pueblo de Dios pectos de la sinodalidad. Primero,
camina junto a la entera familia hu- que estamos ante “la específica for-
mana” (DP 29). ma de vivir y obrar/operar (modus
vivendi et operandi) de la Iglesia”.
Estas dos acepciones permiten Segundo, que “manifiesta y realiza
leer el episodio de Hch 15 y Gal 2 en concreto su ser comunión en el
a partir de una profunda revisión caminar juntas/os, en el reunirse
de las relaciones que se van dando en asamblea”. Tercero, que se re-
entre los miembros de las comu- quiere de la “participación activa
nidades, reconociendo que los di- de todas/os los miembros” (CTI Sin
sensos, las tensiones y los conflic- 6) en todos los procesos y niveles
tos, aun cuando no siempre sean de la vida eclesial desde la escu-
resueltos, son parte constitutiva en cha y el discernimiento, hasta la
una vida eclesial sana que quiera elaboración y la toma de decisiones
seguir aprendiendo y creciendo. En (Aparecida 371). De ahí que una

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Iglesia sinodal suponga reunirnos salén, sino que se profundizó y re-


y discernir juntas/os en asambleas creó en la tradición de la Iglesia Ca-
en orden a accionar modalidades y tólica. El ejercicio episcopal de San
procesos decisionales que surjan Cipriano así lo demuestra. Su fa-
de la participación de todas y todos mosa regla de oro —“Nihil sine con-
(LG 13), porque, como sostiene la silio vestro et sine consensu plebis
Comisión Teológica Internacional, mea privatim sententia gerere”—13
“la dimensión sinodal de la Iglesia es testimonio de cómo este obis-
se debe expresar mediante la reali- po de Cartago vivió su ministerio:
zación y el gobierno de procesos de tomando consejos del presbiterio
participación y de discernimiento y construyendo consensos con el
capaces de manifestar el dinamis- resto del Pueblo de Dios. En la ac-
mo de comunión que inspira todas tual etapa eclesial, “la capacidad de
las decisiones eclesiales” (CTI Sin imaginar un futuro diverso para la
53,67,76). Iglesia y para las instituciones a la
altura de la misión recibida depen-
Conclusión de en gran parte de la decisión de
comenzar a poner en práctica pro-
Quizás lo acontecido en la Asam- cesos de escucha, de diálogo y de
blea de Jerusalén no aporte un ca- discernimiento comunitario, en los
mino o forma clara para solucionar que todas/os y cada uno puedan
los disensos y los conflictos en la participar y contribuir”14, recono-
Iglesia, pero sí ofrece la clave de ciendo e integrando la diversidad
una Iglesia sinodal y hacia dónde de géneros, experiencias, forma-
hemos de mirar y trabajar. A saber, ciones, procedencias, culturas, ca-
hacia una cultura eclesial inspirada rismas, ministerios. Esto será de-
en la toma de consejos, la elabo- terminante si queremos una Iglesia
ración de decisiones en conjunto, sinodal en el tercer milenio.
la construcción de consensos y su
consecuente evaluación responsa-
ble (accountability)12. Esta práctica
no se agotó en la Asamblea de Jeru-

12
Sin embargo, como explica Lanfran-
chi, esto “no depende simplemente y en
primer lugar del buen funcionamiento
de los distintos órganos, ni de simples
criterios de participación democrática,
como el criterio de la mayoría, sino que 13
“Quando a primordio episcopatus
requiere de sus miembros una concien- mei statuerim, nihil sine consilio ves-
cia eclesial, un estilo de comunicación tro, et sine consensu plebis, mea pri-
fraternal, que traduzca la comunión y vatim, sententia gerere”, 234.
la convergencia común en un proyecto 14
Documento preparatorio del Sínodo
de Iglesia”. Lanfranchi, “Prassi spiritua- 2021-2023: Por una Iglesia sinodal.
le del discernimento comunitario”, en Comunión, participación y misión, 9.
Riccardo Battocchio – Serena Noceti, https://www.synod.va/es/resources/
Chiesa e sinodalità, 194. documentos-oficiales.html

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