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FAMILIAS

hacen la diferencia
Cerebremos la vida de nuestros hijos
El desarrollo del cerebro de los niños está directamente relacionado
con un ambiente de bienestar, de amor y de estimulación sensorial
positiva. El estrés y la violencia afectan la capacidad de aprendizaje
del cerebro; el amor, el cuidado y la estimulación positiva refuerzan
los procesos que posibilitan su desarrollo integral.

Aproximadamente el
de la estructura cerebral se
completa durante los primeros
tres años de vida del niño.

¡Se necesitan experiencias sociales


para activar nuestras neuronas!

Durante estos años, la nutrición y


una adecuada estimulación física,
emocional e intelectual son esenciales
para el desarrollo. En este momento, el
cerebro del niño es más sensible a las
influencias del entorno.

El amor y la atención de los padres


ayudan a asegurar que cada niño
alcance su potencial.

El amor de un padre es como


el interruptor para encender
una luz o la llave para encender
el motor de un coche.

Los altos niveles de estrés durante


la infancia —violencia, abandono o
falta de atención y afecto— pueden
aumentar el riesgo de problemas de
salud mental y física, las dificultades
de aprendizaje y las deficiencias
sociales y emocionales.

La formación de mujeres y
hombres fuertes comienza el
día de su nacimiento —e incluso
antes—, ¡pero los primeros cinco
años de vida son críticos!

¿Ya se comunicó hoy?


Responda regular y amorosamente a gestos, sonidos y expresiones de sus
hijos, usando palabras claras y frases completas.

Tomen juntos los alimentos, mantenga una dieta equilibrada, pero sin
llantos: el estrés no tiene buen sabor, ¡¡¡guácala!!!

Nunca es tarde para jugar: aunque ser padre o madre no es un juego,


jugando puede aportar al desarrollo de sus hijos. ¿Qué otras ideas
pueden ayudar para fortalecer el supercerebro y el aprendizaje de sus
hijos? Reflexione y comparta con su comunidad; recuerde que las
Familias hacen la diferencia.

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