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LAURA CAMPS ARPÍ

PSICÓLOGA Y CRIMINÓLOGA
MÁSTER EN PSICOPATOLOGÍA LEGAL, FORENSE Y CRIMINOLÓGICA
MÁSTER GENERAL SANITARIO
Nº DE COLEGIADA 13.4556
C. LAFORJA 44, PRINCIPAL 1ª, DESPACHO 2
08006- BARCELONA
TFL: 678909075

INFORE PERICIAL PSICOLÓGICO

En Barcelona, 5 de junio de 2022, Laura Camps Arpí, psicóloga sanitaria colegiada con el nº134556 y
criminóloga. Máster en Psicopatología legal, forense y criminológica de la Universidad Internacional de
Catalunya y Máster general sanitario, informa sobre la evaluación psicológica realizada a la Sra. García.

OBJETIVOS

A petición de parte, se solicita por parte de D. González, previa exploración psicológica y psicométrica, se emita
informe del estado psicológico y daño psíquico de la Sra. García consecuentes de los hechos traumáticos vividos
y valorar la influencia de dicha sintomatología en su desempeño laboral.

METODOLOGÍA

Para la elaboración del informe se han realizado las siguientes intervenciones:

• 1ª entrevista (25/04/2022)
• 2ª entrevista (29/04/2022)
• Administración de la prueba psicométrica PAI (Inventario de evaluación de la personalidad) el día
29/04/2022
• Administración de la prueba CIT (Cuestionario del impacto del trauma) el día 01/05/2022
• Administración de la prueba SIMS (Inventario estructurado de simulación de síntomas) el día 01/05/2022

Documentación externa aportada para el procedimiento

• Servicio de urgencias del hospital general


• Hospital psiquiátrico
• Centro de asistencia primaria
• Seguimiento en Centro de Salud Mental

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Desarrollo psico biográfico y situación de los hechos

La Sra. García, mujer de 55 años, natural de Barcelona. Forma parte de una fratria de dos hermanas y un
hermano.

En relación con su infancia, relata que transcurrió con normalidad, informa de una infancia feliz. Destaca
únicamente que fue operada de apendicitis, asimismo no menciona enfermedades médicas ni psiquiátricas
significativas.

A nivel académico comenta que siempre ha sido buena estudiante, nunca ha tenido grandes dificultades para
sacar buenas notas. En la escuela era una niña muy responsable y obediente. Refiere que tenia buenas amigas y
refiere haber pasado una muy buena adolescencia junto a ellas.

A nivel personal, actualmente está viviendo en casa de sus padres en Sant Cugat junto a su hijo Daniel de 16
años. Antes vivían en Barcelona con su marido, después del atentado ya no logró volver a Barcelona a vivir y no
quería estar sola. Sus padres la están ayudando mucho, ya que ella no tiene.

A nivel sentimental refiere que actualmente no tiene pareja. Su marido murió hace un año y medio en el atentado
terrorista en Barcelona, llevaban casados cinco años. Actualmente tienen un hijo de 8 años.

En cuanto a enfermedades, refiere que en 2002 pasó por un episodio ansioso depresivo debido a problemas
familiares. Niega el consumo de tóxicos. Consume alcohol de forma esporádica. Refiere que es fumadora (unos
5 cigarros al día). En cuanto a antecedentes familiares su madre tuvo depresión mayor.

A nivel laboral la evaluada comenta que empezó a trabajar con 18 años en una tienda de ropa en Barcelona
mientras cursaba la carrera de económicas en la universidad, hasta que termino la carrera. Seguidamente encontró
trabajo en una empresa en Sant Cugat, como responsable de ventas, algo que la hizo muy feliz. Al mismo tiempo
hizo un máster MBA y la ascendieron a directora ejecutiva de la empresa. Con los hechos del atentado ha tenido
bajas continuadas y la incapacidad laboral temporal durante este último año. Refiere que no se ve capacitada para
trabajar, le cuesta concentrarse y tener un desempeño laboral óptimo, además refiere que el trabajo le supone un
gran esfuerzo físico y desde el atentado tiene muchos dolores físicos como; cefalea y dolores de estómago, lo que
le genera muchos problemas. Refiere que padece de insomnio desde que pasó el atentado y que cada día tiene que
hacer un esfuerzo para trabajar.

En cuanto a actividades de ocio, refiere que antes del atentado hacía una vez a la semana clases de yoga y clases
de pintura, pero después de los hechos dejo de ir. Además, solía salir bastante con sus amigas a cenar y se ha
alejado de ellas al igual que de la familia.

En cuanto a los hechos del atentado, el 11 de diciembre 2019 se encontraba en casa con su hijo, mientras
merendaban comenzaron a oír ruidos “como de petardos”. Poco después empezaron a escuchar gritos y cánticos
en árabe, se asomaron a las ventanas y observaron la calle llena de policías. Su marido, había salido a hacer unos
recados por la zona, que ella misma le había mandado. Refiere que “si yo no le hubiera dicho que saliera a hacer
la compra no le hubiera pasado nada”. Ella lo llamó, pero él no contestaba el teléfono, dudo si salir de casa, llamó
a la policía que en un principio no le proporcionó información, si bien trataron de tranquilizarla. Llamó a sus
padres y finalmente decidió encerrarse con su hijo en la habitación más alejada. Recuerda como su hijo lloraba y

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ella tampoco lograba reprimir las lágrimas, el miedo era “sobrehumano”. Su marido no cogía el teléfono, le dejó
12 mensajes en el contestador y le escribió otros tantos mensajes. Poco después la Policía desalojó el edificio,
refiere que después de esto no recuerda que sucedió.

Tiene el recuerdo de que el día siguiente contactaron con ella del hospital para decirle que su marido se encontraba
en la UCI tras haber sufrido graves heridas debido al atentado. Toda la familia fue rápidamente al hospital, se
encontraba en un estado muy grave, después de una semana finalmente falleció. Ella junto a su madre regresaron
a las cercanías del piso en Barcelona y pudieron ver las ruinas del edificio y creyeron reconocer algunas de sus
posesiones entre los escombros. Tras esto la Sra. García se trasladó con su familia a casa de sus padres en Sant
Cugat y no logró regresar a la zona del atentado en Barcelona hasta transcurridos ocho meses.

Durante estos dos años ha recibido tratamiento farmacológico y psicoterapia. Actualmente toma Orfidal (2
cpr/día). Sufría crisis de ansiedad al recordar lo ocurrido que actualmente controla con maniobras de distracción.
Persiste cierto insomnio de conciliación, levemente corregido con hipnóticos, y los recuerdos de aquel día,
fundamentalmente en forma de pensamientos intrusivos referentes a los cánticos e imágenes del edificio
destrozado que aparecen mientras intenta dormir. Refiere que ha experimentado un deterioro significativo en sus
relaciones con los demás durante este último año y que se siente siempre deprimida. La familia describe que
tolera peor la tensión y en ocasiones se muestra irritable, cosa que no ocurría antes del atentado. La reconocida
ha estado durante un año con la incapacidad laboral temporal y con el tiempo le han prorrogado hasta dos años,
sin poder reincorporarse al trabajo. Además, durante este último año ha experimentado muchos dolores físicos
como; cefaleas intensas, dolores gastrointestinales, dolores musculares. Por otro lado, su hijo tras una disminución
del rendimiento temporal en el colegio y cierta irritabilidad inicial, actualmente se encuentra recuperado. No han
vuelto a vivir a Barcelona.

Exploración pericial psicopatológica

La evaluada comparece a las entrevistas programadas de manera correcta, puntual y con actitud hipervigilante,
se percibe deprimida y fatigada, presenta una postura de alerta constante. La orientación en tiempo, espacio y
persona es correcta. El lenguaje utilizado es apropiado y coherente con el nivel educativo, no obstante, se trata de
un lenguaje enlentecido y con tono de voz bajo. Su presencia externa, en cuanto a aseo, presentación y atuendo,
es adecuada, aun así, se observa una marcada delgadez en la peritada, refiere haber perdido 15 kg en este último
año. La memoria está conservada, pero no recuerda algunos aspectos concretos de los hechos traumáticos. No se
observa clínica psicótica.

Se percibe una ansiedad elevada, llanto fácil y labilidad afectiva. Se observa una marcada preocupación por el
trabajo. Describe imágenes recurrentes del edificio en ruinas, insomnio (le cuesta dormirse y se despierta muy
pronto) y alteración de la conducta alimentaria. Conductas de evitación secundaria (no ha regresado a la zona del
atentado) y evita todo eso que le recuerde al atentado, así como se observa que le cuesta hablar de ello. Se observa
ideas de minusvalía y culpabilidad en su discurso. En cuanto al estado afectivo se observa en la peritada un estado
de ánimo deprimido con sentimientos de tristeza e irritabilidad, refiere que ha perdido el interés por las cosas y
no le ve sentido a la vida. Se observa en la evaluada creencia rígidas como que el mundo es peligroso y hay que
estar siempre alerta. Tendencia al aislamiento social.

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Resultado de las pruebas aplicadas

PAI (Inventario de Evaluación de la personalidad)

De la administración de la prueba psicológica administrada a la Sra. García, el Inventario de evaluación de la


personalidad, PAI de Morey. Este permite una evaluación comprehensiva de la psicopatología en adultos
mediante 22 escalas: 4 escalas de validez, 11 escalas clínicas, 5 escalas de consideraciones para el tratamiento y
dos escalas de relaciones interpersonales. Además, incluye 30 subescalas que proporcionan una información más
pormenorizada.
Los resultados obtenidos en las escalas de validez indican un perfil válido, con una impresión negativa de T=69.
Se observan puntuaciones elevadas en Quejas somáticas (T=77), la evaluada parece expresar sus dificultades
psicológicas a través de canales somáticos, de una variedad de dolores, en gran medida inespecíficos, y de una
preocupación por su falta de salud. En la escala de Depresión (T=75) y, entre las variables relativas al tratamiento,
la escala que indica Falta de apoyo social (T=70). Todo ello coincide con la pérdida de confianza, los
sentimientos de culpa y la insatisfacción vital que experimenta la Sra. García. Cuando se analizan las subescalas
clínicas, sobresalen el componente fóbico (T=70) y el de Estrés postraumático (T=78), tal y como se ha
constatado en su historia. Asimismo, obtiene puntuaciones altas en la escala de ansiedad (T=75).
En relación con el estado de ánimo aparecen pronunciadas dos de las subescalas de depresión. La depresión
cognitiva (T=76) y la depresión emocional (69). Lo que es congruente con los sentimientos de incompetencia y
pérdida de la capacidad de disfrute de la peritada, junto con los sentimientos de tristeza. Además de una depresión
fisiológica (T=75), lo que significa que muestra un cambio físico significativo que puede reflejarse en una
disminución de la libido y la energía, así como en alteraciones del sueño y una pérdida de apetito o peso. A veces,
también puede aparecer un enlentecimiento motor.
Por otro lado, presenta puntuaciones a considerar en la escala de Resentimiento (T=65) esto es comprensible
dada la situación traumática experimentada por la Sra. García.
La puntuación baja en Búsqueda de sensaciones (T=31) refleja su tendencia a la evitación de experiencias.
Finalmente, en cuanto a ítems críticos destacan estresores traumáticos como el número 34 (sigo reviviendo
algo horrible que me ocurrió), 194 (He tenido algunas experiencias terribles que hacen que me sienta culpable),
234 (sigo teniendo pesadillas sobre el pasado) y el ítem 274 (Tuve una experiencia muy mala que me ha hecho
perder el interés por algunas cosas con las que antes disfrutaba).

CIT (Cuestionario del Impacto del Trauma)

El Cuestionario de Impacto del Trauma permite evaluar de manera integral la sintomatología postraumática y el
trastorno de estrés postraumático (TEPT) y ayudar al profesional en sus labores de valoración, peritaje,
orientación o intervención clínica o forense. El presente informe ha sido creado con el objetivo de facilitar la
interpretación de los resultados obtenidos mediante la generación de hipótesis interpretativas a partir de sus
respuestas y puntuaciones en el CIT.

En cuanto a los resultados de la prueba, en las escalas de validez obtiene puntuaciones validas.

En las ESCALAS DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO obtiene una puntuación T=85 en estrés postraumático
total (EPT), por lo que el nivel de sintomatología postraumática global es muy significativo y elevado, por lo que

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existe muy alta la probabilidad de que presente un trastorno de estrés postraumático. Además, presenta
puntuaciones significativas en las siguientes subescalas:

Intrusión: La persona evaluada informa tener recuerdos angustiosos del acontecimiento, que aparecen de forma
súbita, no deliberada y reiteradamente. Ocurren bien cuando se acuerda de ello por alguna razón, bien cuando
algo o alguien le recuerda los acontecimientos, o bien durante el sueño.

Evitación: La peritada evita de forma significativa todo aquello que le recuerde al acontecimiento, incluidos,
pensamientos, imágenes, sensaciones, conversaciones, actividades y situaciones similares, etc.

Alteración cognitiva o del estado de ánimo: Refiere alteraciones cognitivas y del estado de ánimo significativas
y relevantes en relación con el acontecimiento. En concreto, ha afirmado que están presentes: Estado emocional
negativo persistente. Disminución importante del interés o la participación en actividades significativas.

Alteración en la activación y reactividad: La persona evaluada manifiesta experimentar alteraciones relevantes


y significativas en la actividad y la reactividad, tanto a nivel conductual como emocional. En concreto, ha
afirmado que están presentes: Hipervigilancia, respuesta de sobresalto exagerada, problemas de concentración y
alteración del sueño.

De acuerdo con la información proporcionada por la peritada y los síntomas que refiere presentar, sus respuestas
son consistentes con los criterios diagnósticos de estrés postraumático según DSM-5: presenta, al menos, 1
síntoma de intrusión, 1 de evitación, 2 de alteración cognitiva y del estado del ánimo y 2 de alteración en la
activación y la reactividad.

En la escala de Centralidad del acontecimiento (T=80), cabe señalar que la persona evaluada siente que, tras el
acontecimiento, nada ha vuelto a ser igual en su vida. Este cambio vital puede ser incluso destacable para los
demás. Es probable que el acontecimiento traumático ocupe un lugar central en su identidad, existiendo un antes
y un después con relación al acontecimiento. Si bien este no es un aspecto definitorio de la sintomatología
postraumática según las clasificaciones diagnósticas, una alta centralidad del acontecimiento traumático se
relaciona con memorias más vívidas del acontecimiento y con una mayor sintomatología postraumática,
constituyendo un elemento esencial para comprender la experiencia personal de lo sucedido.

En cuanto a las ESCALAS DE SÍNTOMAS; Área internalizante

Problemas somáticos: La evaluada refiere experimentar de forma notable diversos síntomas de dolor y malestar
en diversas zonas. En concreto, manifiesta padecer con frecuencia: Presión y dolor precordial (“dolerle el pecho”)
y sensación de nudo en la garganta o en la boca del estómago. Las quejas somáticas parecen afectar a la mayoría
de los sistemas orgánicos y pueden estar acompañadas de cansancio, fatiga y debilidad incapacitantes para la
persona.

Alteración del sueño (T=72): La persona evaluada manifiesta tener problemas para dormir bien, conciliar el
sueño y descansar adecuadamente toda la noche.

Rumiación (T=72): La persona evaluada tiende a volver una y otra vez, de manera repetitiva y circular, sobre
pensamientos y sentimientos referidos a acontecimientos pasados, particularmente al acontecimiento descrito.

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Muestra una tendencia excesiva a la focalización continua en un tema hasta llegar al análisis pormenorizado de
sus más mínimos detalles y aspectos. Esto puede amplificar el malestar emocional y, a su vez, el malestar
emocional puede favorecer el mantenimiento del pensamiento circular.

La persona evaluada presenta altos niveles de sintomatología depresiva (T=77), que se caracteriza por tristeza,
creencias negativas sobre uno mismo, baja autoestima, sentimientos de inutilidad, incapacidad para experimentar
emociones positivas, anhedonia, falta de energía y dificultades de concentración. Las dificultades cognitivas de
atención y concentración referidas por la persona evaluada son especialmente significativas, afirmando que tiene
dificultades notables para mantener la atención o concentrarse en una tarea. Estos altos niveles de sintomatología
depresiva están presentes junto con la sintomatología postraumática referida anteriormente.

Área externalizante: Esta sección proporciona información sobre las puntuaciones obtenidas por la persona
evaluada en las escalas de síntomas externalizantes (Abuso de sustancias, Conductas de riesgo, Autolesiones,
Ideación y conducta suicida, Ira).

Ira (T=71): La persona evaluada tiene frecuentemente sentimientos de ira y rabia que se pueden manifestar
interna o externamente, de forma verbal (gritos e insultos) o física (golpear y romper objetos) y que evidencian
su dificultad para controlar y regular la experiencia de tales emociones.

En las ESCALAS DE ALTERACIONES DE LAS CREENCIAS, esta sección ofrece un análisis


pormenorizado de las creencias alteradas en las personas que han sufrido un acontecimiento traumático, que
incluyen las creencias negativas sobre los demás, sobre el mundo y el futuro y sobre uno mismo, así como las
cogniciones relacionadas con la culpa y aquellas que llevan a la persona a considerarse no merecedora de felicidad
y disfrute. A continuación, se detallarán solo aquellas alteraciones que han mostrado un nivel significativo y que
requieren la atención del profesional.

Creencias negativas sobre el mundo y el futuro (T=71): Presenta cierta tendencia a percibir el mundo, la vida
y el futuro como peligrosos y llenos de desgracias.

Creencias negativas de culpa (T=68): La persona evaluada se siente responsable de cosas negativas que han
ocurrido y culpable de cosas que ha hecho. En general, los sentimientos de culpa generan un gran malestar
emocional. Es probable que la persona tienda a atribuirse a sí misma la causalidad de eventos negativos en general
y, de manera más específica, del acontecimiento traumático. En concreto, refiere que: Le abruman o agobian los
sentimientos de culpa.

ESCALA DE DETERIORO DEL FUNCIONAMIENTO: Esta sección ofrece información sobre cómo ha
afectado el acontecimiento descrito a diferentes áreas de funcionamiento de la persona evaluada: vida sentimental
o de pareja, vida social, vida familiar, vida laboral, vida sexual, salud física y estado psicológico general

En esta escala de deterioro del funcionamiento, la Sra. García obtiene una puntuación T=85. Por lo que el
acontecimiento ha afectado muy negativamente a distintas áreas de funcionamiento de la persona evaluada. Los
síntomas presentes provocan un deterioro acusado y significativo en diversas áreas importantes del
funcionamiento vital. En concreto, según refiere la Sra. García, las áreas afectadas negativamente con frecuencia
son: su vida laboral y su vida familiar.

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SIMS (Inventario Estructurado de Simulación de Síntomas)

La puntuación total del SIMS permite determinar la sospecha de simulación. Posteriormente, el análisis de las
elevaciones en las puntuaciones de las escalas que lo componen (Psicosis, Deterioro neurológico, Trastornos
amnésicos, Baja inteligencia y Trastornos afectivos) permite observar qué sintomatología se presenta de forma
atípica, o bien, de qué manera el individuo intenta simular un trastorno en particular. Para cada una de las cinco
escalas, así como para la puntuación total, se proporcionan puntos de corte para considerar sospecha de simulación

La puntuación total de la prueba (PD= 9) se encuentra dentro de la normalidad por lo que no hay sospecha de
simulación de síntomas.

Consideraciones psicológicas y capacidad laboral

Teniendo en cuenta la información obtenida en las entrevistas realizadas a la Sra. García, la exploración
psicológica, los resultados de las pruebas psicométricas y la documentación aportada, la peritada presenta el
siguiente cuadro psicopatológico:

La Sra. García tiene diagnosticado un Trastorno de estrés postraumático (TEPT) y se valora una orientación
diagnostica de Trastorno depresivo mayor, debido a los hechos del atentado terrorista del 11 de diciembre del
2019 en Barcelona, por el cual sufrió la pérdida de su marido. El hecho traumático tiene la suficiente intensidad
para causar en la peritada dichos trastornos, así como existe una relación de causalidad entre la sintomatología
que presenta la evaluada y los hechos traumáticos vividos. Se valora que no existen otros estresores psicosociales
en su vida con capacidad para generar el cuadro clínico presentado. Asimismo, se trata de una víctima directa ya
que estuvo expuesta al atentado, saliendo ilesa de este, no obstante, perdió a su marido.

A través de la exploración a la peritada se observa que muestra reexperimentaciones constantes del atentado y un
elevado estado de activación, evitaba los estímulos relacionados con el atentado, tiene la sensación de un futuro
desolador, con una marcada anhedonia y culpa relacionada con el atentado. Todo esto es congruente con un
diagnóstico Trastorno de estrés postraumático. El TEPT es, sin duda, el trastorno mental más frecuente entre las
víctimas directas o indirectas de los atentados terroristas y, por tanto, el que más atención ha acaparado por parte
la comunidad científica (García-Vera, 2010). Igualmente, tras el atentado terrorista pueden aparecer una gran
variedad de síntomas psicopatológicos y trastornos mentales junto con el trastorno de estrés postraumático, los
más comunes son; el trastorno depresivo mayor, la agorafobia y el trastorno de pánico.

La Asociación Psiquiátrica Americana (APA), define al TEPT como la respuesta que una persona desarrolla
después de haber estado expuesta a un suceso altamente estresante, ya sea por haber estado o sentido amenazada
su integridad o la de otra persona cercana; es aquella situación psicológicamente estresante que sobrepasa el
repertorio de las experiencias habituales de la vida, que afectará prácticamente a todas las personas y que
provocará un intenso miedo, terror y desesperanza, con una seria amenaza para la vida o la integridad física
personal o de un tercero (Breslaw, 2002, citado en Esveidy et al., 2017). Aunque en la mayoría de los casos el
TEPT remitirá con el tiempo, en muchos otros su curso será crónico y seguirá presente muchos años después de
los atentados terroristas (García-Vera et al., 2016; Morina, Wicherts, Lobbrecht y Priebe, 2014).

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A continuación, se exponen los criterios del DSM-5 para un Trastorno de estrés postraumático. En este caso
la peritada ha vivido una experiencia traumática de elevada intensidad como es un atentado terrorista, la cual
provoca una exposición a una amenaza real o posible de muerte. La peritada fue testigo del atentado y su marido
falleció, por lo que hay una exposición directa al suceso. Según Esveidy et al., (2017) presenciar la muerte, lesión
o amenaza a otra persona; incluso saber de la muerte inesperada, violenta o un daño grave a un ser querido, puede
traer como resultado un trauma.

Asimismo, presenta más de uno de los síntomas de intrusión asociados al evento traumático (concretamente la
evaluada presenta 3): recuerdos angustiosos y recurrentes del suceso, malestar psicológico al exponerse a factores
relacionados con e suceso y reacciones fisiológicas a factores relacionados con el suceso. También presenta una
evitación persistente de estímulos asociados al evento traumático (no ha vuelto a vivir a Barcelona) por lo que
evita lugares y conversaciones que despierten recuerdos sobre el trauma. Existen en la peritada alteración
negativas cognitivas y del estado de ánimo, asociados al suceso traumático; creencias o expectativas negativas
exageradas (“el mundo es muy peligroso”), percepción distorsionada del suceso que hace que se culpe a sí misma
(“si yo no le hubiera dicho que saliera a comprar no hubiera pasado nada”), estado emocional negativo (miedo y
culpa) y la disminución del interés o la participación en actividades significativas (ha dejado de hacer yoga y
pintura y se ha alejado de sus amistades y familia).

Hay una alteración de la alerta y la reactividad asociada al suceso; presenta comportamientos irritables y arrebatos
de furia, hipervigilancia, problemas de concentración y alteración del sueño.

Cumple el criterio de temporalidad, ya que la duración de la alteración es superior a un mes (presenta


sintomatología postraumática desde la misma semana del atentado, es decir, desde hace dos años y siete meses)
y causa un malestar clínicamente significativo en lo social, laboral y otras áreas del funcionamiento (alejamiento
de las amistades y familia, bajas laborales constantes, …), lo que lleva a un Trastorno de estrés postraumático
crónico (duración superior a tres meses).

La Sra. García también presenta un cuadro de depresión mayor con sintomatología melancólica. Teniendo en
cuenta la exploración psicológica y las pruebas administradas cumple los criterios necesarios para ser
diagnosticada de un Trastorno depresivo mayor según el DSM-5. La sintomatología presentada por la peritada es
la siguiente; presenta un estado de ánimo generalmente deprimido, tiene sentimientos de vacío y sin esperanza, a
través de la exploración psicológica se observa un estado deprimido y lloroso. Existe una disminución importante
del interés por actividades con las que antes disfrutaba, como el yoga, la pintura y las reuniones familiares y con
las amigas. Ha habido una pérdida importante de peso en la evaluada (concretamente ha perdido 15 kilos este
último año). Presenta insomnio (frecuentes episodios de despertar precoz y agitación psicomotora), actualmente
ha mejorado parcialmente este aspecto debido a la medicación. Asimismo, presenta fatiga, sentimientos de
culpabilidad y disminución de la capacidad para concentrarse, lo que repercute notablemente en el ámbito laboral.
Toda esta sintomatología causa un malestar clínicamente significativo en lo social, laboral y otras áreas de la
persona. Los síntomas de la Sra. García cumplen los criterios de la especificación de síntomas melancólicos.

En cuanto a la sintomatología melancólica, la peritada presenta una perdida de placer en todas las actividades, un
desaliento profundo y estado de ánimo vacío, despertar pronto por las mañanas, pérdida de peso importante y
sentimientos de culpabilidad.

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Cuando el duelo sigue a una muerte violenta, como el homicidio o un ataque terrorista, las reacciones de duelo
se han conceptualizado como una combinación más complicada de la depresión y el TEPT (Kaltman,2003). Hay
estudios que demuestran que la muerte inesperada de un ser querido es la experiencia traumática más frecuente,
ya que es estresante, súbita y repentina, pudiendo desarrollar un TEPT (Esveisdy et al., 2017). Kaltman et al
(2003) también se suman a esta conceptualización agregando que la muerte violenta predice los síntomas de TEPT
y la persistencia de la depresión con el tiempo.

La Sra. García ha tenido que hacer frente a la angustia de la separación, en relación con la pérdida de su esposo,
y la angustia traumática asociada a la vivencia y las circunstancias de la muerte de este. Burke et al (2014) indican
que la pérdida de un ser querido por una muerte violenta se asocia con malos resultados de salud mental,
incluyendo TEPT y depresión.

El trastorno depresivo en la peritada es de tipo recurrente y crónico. No hay una remisión completa de la
sintomatología de los episodios depresivos. Según la información avalada por informes psiquiátricos presenta
episodios depresivos recidivantes desde los hechos. Sin adherencia al tratamiento psicológico ni farmacológico.
La Sra. García ha estado realizando tratamiento durante todo este tiempo, pero no ha conseguido alcanzar la
mejoría que le permita la reincorporación laboral. Ha realizado mediante el CSM tratamiento tanto psiquiátrico
como psicológico con ausencia de eficacia.

Los resultados obtenidos tras la exploración psicológica han sido refrendados por las puntuaciones obtenidas en
los cuestionarios sintomatológicos aplicados, en los que el paciente obtuvo altas puntuaciones en sintomatología
postraumática y depresiva, ya mencionada anteriormente. Estos síntomas han provocado y están provocando
desajustes importantes en la vida de la Sra. García, tanto en el área laboral (refiere que le cuesta mucho
concentrarse y tener un desempeño laboral óptimo) como social (aislamiento social y ha abandonado las
actividades que realizaba) y familiar (ha dejado de asistir a las reuniones familiares a las que antes le gustaba ir),
por lo que hay una interferencia de la sintomatología depresiva y postraumática en la funcionalidad global
de la Sra. García.

La Sra. García presenta dicha sintomatología desde hace mas de dos años y medio. Teniendo en cuenta la
cronología de los trastornos que presenta, hablamos de una secuela psíquica en la peritada. La secuela psíquica,
se refiere a la estabilización y consolidación de esos desajustes psicológicos (Echeburúa, De Corral y Amor,
2004). Para delimitar la secuela psíquica debemos introducir un elemento cronológico (2 años desde la exposición
al evento) y valorar la intervención clínica realizada. Las secuelas emocionales se refieren a la incapacidad
permanente que no remite con el paso del tiempo ni con tratamiento adecuado. Se trata de una alteración
irreversible en el funcionamiento psicológico habitual o menoscabo de la salud mental. Las secuelas más típicas
se refieren a modificación permanente de la personalidad, es decir, a la aparición de rasgos de personalidad nuevos
(depresivos, psicasténicos, etc) estables e inadaptativos, que se mantienen durante al menos dos años, con
deterioro de las RRIP y a una falta de rendimiento en la actividad laboral (Esbec, 2000). La peritada presenta
cambios permanentes en la personalidad como; el aumento de la desconfianza y el miedo, los sentimientos de
culpa, la apatía y anhedonia, estado de ánimo deprimido, etc.

Se debe tener en cuanta la personalidad base de la peritada, según se nos refiere en la documentación aportada se
trata de una mujer con una personalidad previa tendente a la ansiedad, la cual había estado vinculada al CMS por
un cuadro ansioso depresivo que presentó en 2002 por el que recibió tratamiento psicológico y farmacológico,
pero con una mala adherencia al tratamiento. Según la comunidad científica, se observó en diversos estudios que
un grupo de personas expuestos a un mismo suceso traumático presentó estrés postraumático y otro grupo no, lo

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que demuestra que, para presentar el cuadro, no sólo se necesita estar expuesto a una determinada constelación
de eventos traumáticos, sino también tener cierto tipo de respuesta y a la personalidad base de la persona (Risco,
2005). Se trataría de una víctima vulnerable, según Echeburúa y Corral (2002) estas tienen una mayor probabilidad
de sufrir un intenso impacto emocional tras haber sufrido un hecho traumático.

La Sra. García presenta una enfermedad común de origen no laboral. En cuanto a capacidad laboral a nivel
psíquico, actualmente existe un alto nivel de deterioro en el funcionamiento mental de la peritada. Hay una
dificultad para mantener la concentración, la continuidad y el ritmo en la ejecución de tareas en referencia a la
capacidad para mantener una atención focalizada de modo que la finalización de las tareas laborales se lleve a
cabo en un tiempo razonable y de la forma correcta. En cuanto a las limitaciones psicológicas que presenta la
evaluada, la sintomatología depresiva incide significativamente en la dificultad para manejar el cansancio, las
quejas somáticas y la sensación de sentirse físicamente enferma junto con la pérdida de energía. Asimismo, la
peritada presenta sintomatología postraumática como; la reexperimentación de los hechos lo cual provoca
ansiedad, el malestar frente a diferentes estímulos y la evitación a estos estímulos, el desapego con los demás, la
pérdida de interés, evitar actividades que antes realizaba, síntomas de activación como el insomnio de conciliación
y despertar precoz (corregido parcialmente), las dificultades para concentrarse y la hipervigilancia, lo que
interfiere notablemente en su desempeño laboral, y los demás ámbitos de su vida. Según García-Vera (2010) en
un porcentaje significativo de las víctimas directas e indirectas de los atentados, los síntomas depresivos y
ansiosos serán de tal intensidad y persistencia que provocarán malestar clínicamente significativo o deterioro
social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

La peritada no es capaz de soportar la carga psíquica y física que supone la realización continuada de su trabajo
debido también a la sintomatología física que presenta según la exploración realizada y la información obtenida
de los diversos centros de la salud, estas somatizaciones empezaron hace menos de un año. Se le han realizado
pruebas médicas (electrocardiogramas, análisis de sangre, etc) y no se debe a ninguna enfermedad orgánica. Por
lo que se relaciona dicha sintomatología con una somatización postraumática y depresiva. Presenta
somatizaciones como; cefaleas, palpitaciones, molestias gastrointestinales y dolores musculares. La somatización
es la tendencia a experimentar el estrés en forma de síntomas físicos, preocupaciones corporales y/o
experimentarse a si mismo en términos físicos predominantemente (Rodríguez et al., 2005). Estas somatizaciones
afectan a las distintas esferas de la vida de la peritada.

Aunque la mayor parte de las personas que desarrollan un trastorno de estrés postraumático se recuperan con un
tratamiento adecuado, en una pequeña proporción de casos se observa un curso tendente a la cronicidad, con
fluctuaciones en la intensidad de los síntomas y en la repercusión funcional de los mismos. En estos casos, esta
repercusión funcional puede llegar a ser de tal intensidad que disminuya gravemente, o incluso anule, la capacidad
laboral de la persona afectada.

Según la exploración realizada a la Sra. García y teniendo en cuenta los informes médicos, se valora que no está
capacitada laboralmente para desarrollar ningún tipo de trabajo, Incapacidad laboral permanente absoluta,
debido a las limitaciones funcionales en el ámbito laboral, familiar y social originado por los trastornos
psiquiátricos, el trastorno de estrés postraumático y el trastorno depresivo mayor que ha desarrollado la peritada
en consecuencia a los hechos traumáticos y muerte violenta de su marido. A todo esto, se añade, la personalidad
de base ansiosa de la Sra. García, la cronología (superior a dos años) de la sintomatología depresiva y
postraumática, las somatizaciones y la ausencia de eficacia al tratamiento recibido durante todo este tiempo. Por
lo que la sintomatología limita gravemente la capacidad de desempeñar cualquier tipo de trabajo laboral que
requiera un mínimo de rendimiento, eficacia y profesionalidad.

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Conclusiones

• PRIMERA: La peritada presenta un Trastorno de estrés postraumático crónico y un Trastorno depresivo


mayor con sintomatología melancólica, de tipo crónico y recurrente según los criterios del DSM-5.
Dichos trastornos son consecuencia de haber sido víctima del atentado terrorista del 11 de diciembre de
2019, hechos que provocaron la muerte inesperada y violenta de su marido.

• SEGUNDA: La Sra. García presenta dichos cuadros psicopatológicos desde hace más de dos años con
una mala adherencia al tratamiento psicológico y farmacológico. Asimismo, existe en la peritada una
vulnerabilidad de personalidad previa de tipo ansioso.

• TERCERA: La sintomatología depresiva y postraumática que presenta la peritada a afectado


significativamente en las distintas esferas de su vida, social, familiar, personal y laboral. Actualmente, la
Sra. García no está capacitada para desempeñar las funciones habituales de ningún tipo de trabajo.

Es todo cuanto hago constatar, quedando en disposición de ampliar o aclarar cuantas cuestiones se planteen,
firmando el presente informe.

Laura Camps Arpí, Psicóloga colegiada nº 134.556 Barcelona,

20 de junio de 2022

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