Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
PARENTAL
1.1 Introducción
Un fiel reflejo de la controversia en torno a la AP presente desde su inicio
podemos encontrarla en la ausencia de consenso sobre su abordaje terapéutico más
oportuno (Bolaños, 2008; Escudero et al., 2008; Faller, 1998; Hoult, 2006; Vaccaro y
Barea, 2009; Walker y Shapiro, 2010). Ello parece tener bastante lógica dado que, como
ya se ha expuesto con anterioridad, es evidente la falta de investigaciones empíricas
sobre aspectos tan relevantes como son la propia evaluación de la AP o su curso clínico,
pero también, sobre la fuerte disparidad de resultados en materias tales como su
prevalencia, o incluso sobre la necesidad de llegar a un consenso acerca de su propia
nomenclatura (Bow et al., 2009; Clarkson y Clarkson, 2007; Jaffe et al., 2010; Rand,
2011).
No obstante, parece ser que la opción más aceptada es la que combina varios tipos
de actuaciones, como el llamado “abordaje psicolegal” que combina técnicas de
mediación y terapias coactivas bajo supervisión judicial. Pero, al igual que en las demás
dimensiones del constructo, existe todavía una notable falta de apoyo empírico que
avale con resultados medibles la eficacia de cada una de las intervenciones
mencionadas.
Por otra parte, nuevos estudios han resaltado los efectos terapéuticos efectivos
propios de actuaciones drásticas, como por ejemplo, el cambio de custodia respecto al
progenitor alienante como única medida eficaz para terminar con la alienación
(Gardner, 2001), informando de la escasa eficacia que las terapias psicológicas
tradicionales tendrían en menores víctimas de AP moderada o grave (Dunne y
Hendrick, 1994; Aguilar, 2008).
Turkat (1997) ya propuso una intervención basada en lo que llamó una “Orden
Judicial Multidireccional”, la cual limita y controla al progenitor obstaculizador en su
intención de impedir o dificultar el programa de visitas del menor con el otro
progenitor. Dicha orden ostenta la función de vigilar el cumplimiento de las visitas a
través del control exhaustivo de fechas y horarios, asegurando un contexto neutro para
los intercambios supervisados por profesionales expertos en la materia, y contando con
el apoyo de agentes de policía en caso de incumplimiento del régimen de visitas. La
medida cuenta, igualmente, con otros elementos adicionales como la autorización
judicial al progenitor no custodio para acceder al centro escolar del menor, autorización
que se extendería al conjunto de profesionales que trabajan con el menor para garantizar
el acceso a dicho progenitor a la información relevante de su hijo. Del mismo modo, la
orden establece la prioridad del cumplimiento del régimen de visitas por encima de
cualquier otro tipo de actividad programada del menor que pudiera coincidir con el
mismo, contemplando claramente las penas y sanciones a imponer en caso de
incumplimiento por el progenitor custodio. Por último, el juzgado se reserva la potestad
de modificar los contenidos de la orden cuando así lo considerara oportuno. En
definitiva, la Orden Judicial Multidireccional establece que, para evitar la interferencia
en las visitas, se debe controlar la estructura del programa, las transferencias (o
intercambios), los intermediarios, así como las penas (Tejedor, 2009).
Para los casos de alienación parental severa, Gardner (1999b) propuso alejar al
menor del progenitor alienante resituándolo con el alienado, pasando por un período de
“descompresión” consistente en la ruptura del contacto con el progenitor alienador que
pasa a ser “monitorizado”. El contacto no se reanuda hasta que el menor y el alienante
no den muestras de estar libres de conductas de alienación y siempre de forma
progresiva y vigilando que no se produzcan nuevas reprogramaciones.
A su vez, prescribe una serie de medidas ajustadas al rol de cada uno de los
miembros de la familia. En el caso del progenitor alienante, Gardner (1999b), propone
igualmente que el terapeuta busque alianzas en la familia de origen, dado que
normalmente rehusará a colaborar en el programa desplegando comportamientos
obstruccionistas y saboteadores. Las prescripciones del autor indican que, una vez
conseguida una mínima participación del progenitor alienante, se procede al abordaje de
temas relativos al reconocimiento del otro en la educación de los hijos, así como los
motivos que le llevaron a ejercer la alienación. Respecto a los menores, Gardner
(1999b) sostiene la importancia de recordarles cómo era su relación con el progenitor
odiado antes de la separación, a la vez que se les ofrece una excusa para volver a
relacionarse con el progenitor, esa excusa no es otra que las órdenes terapéuticas y la
actitud autoritaria. Por otra parte, también se describe la importancia que pueden jugar
los hermanos mayores como modelos a la hora de imitar comportamientos de rechazo.
Así, los intercambios de los menores deben de llevarse a cabo por una persona
imparcial, evitando conflictos de lealtades, siendo el tiempo y periodicidad de las visitas
progresivamente aumentados, lo que quedaría en manos del terapeuta que podría decidir
sin necesidad de consentimiento judicial.
Por último, Gardner (1999b) también propuso una serie de medidas dirigidas al
progenitor alienado, el cual suele sentirse confuso, desorientado y necesitado de una
explicación que dote de sentido a lo ocurrido en sus hijos. Así, el terapeuta, podría
facilitar una explicación acerca de cómo se ha producido la alienación, haciendo visible
el recuerdo de la relación previa a la separación en la que los hijos eran afectivos y
cercanos. Por tanto, se dota al progenitor alienado de recursos que le permitan afrontar
con éxito los desprecios de los hijos restándoles importancia, al tiempo que se le
emplaza a evitar la confrontación con los menores en las que se suele discutir sobre la
veracidad de las acusaciones. Además, se pretende fomentar que el progenitor favorezca
las conversaciones con sus hijos sobre episodios del pasado en los que no existía
rechazo ni hostilidad sino todo lo contrario. Sin embargo, algunos autores han
manifestado abiertamente su rechazo al modelo coercitivo de Gardner, criticando que no
se trata de un modelo terapéutico sino de meras aplicaciones de medidas legales, con
peligrosas consecuencias para el menor y su entorno, y en definitiva, un modelo que no
parece estar enfocado al niño (Escudero et al., 2008; Hoult, 2006; Vaccaro y Barea,
2009).
Tabla 1.
Abordajes legales
Plan B (Ocasional):
El juez decide cambiar la
custodia al progenitor
“alienado”.
Visitas restringidas con el
progenitor “alienante”, bajo
supervisión si es necesario
para prevenir nuevos
adoctrinamientos.
Abordajes terapéuticos
Plan B (Ocasional):
Programa controlado de
apoyo durante las
transiciones.
Intervenciones basadas en procesos terapéuticos
Lampel (1986) interpretó el SAP como un tipo de fobia que se desarrolla en el
niño y, como tal, debe ser abordada desde tratamientos psicoterapéuticos tradicionales,
como la terapia conductual o la desensibilización cognitiva siendo, por tanto, el
principal sujeto de intervención el propio niño. En fases posteriores, se trabajaría con el
progenitor rechazado las actitudes de mantenimiento del rechazo en el hijo, mientras
que con el progenitor aceptado se llevaría a cabo sesiones individuales y conjuntas con
el menor. Finalmente se llegaría a las sesiones de trabajo con ambos progenitores. El
objetivo de estas intervenciones se centraría en el uso de técnicas de reestructuración
cognitiva y desensibilización, y de resolución de problemas, para modificar la capacidad
parental de suprimir la ira y desviarla de los hijos.
Este tipo de intervenciones de tipo más terapéutico, por tanto, plantea la inutilidad
del modelo clásico de mediación con estas parejas, por lo que propone un enfoque
sistémico con sesiones de trabajo con ambos progenitores que contemplen el desarrollo
de un sentido básico de respeto y confianza hacia el otro, una capacidad para tolerar las
diferencias existentes, y no interferir en las relaciones de ambos con los hijos (Bolaños,
2002; Lampel, 1986).
Métodos Combinados
Los métodos combinados son medidas terapéuticas o psico-legales que también
incluyen mediación (véase Tabla 7). Para Lund (1992), la mediación temprana y el
abordaje terapéutico y legal combinado, en el que trabajan coordinadamente los
profesionales a través de la figura que él llama “gerente del caso”, sería el sistema más
adecuado. Este método contempla sesiones conjuntas padre/madre e hijos, sesiones
individuales, mediación con progenitores y un alto grado de comunicación entre
profesionales que trabajan en el caso.
6º. Reforzar el mensaje de que el padre rechazado no es una mala persona por
parte del terapeuta.
8º. Fomentar y reforzar los beneficios de una relación del menor con ambos
progenitores como sistema más beneficioso para este.
En esta misma línea de trabajo, Ellis y Boyan (2010) han propuesto la figura de
los llamados “coordinadores terapéuticos” desde el juzgado, mientras que Walsh y Bone
(1997) presentaron el “plan correctivo coordinado entre el juzgado y los operadores
legales y psico-sociales”, así como una "mediación" entre las partes, la cual incluiría
una dirección de dos pasos: 1º. Un intento de mediación previo a la decisión judicial, y,
2º. Si la mediación no funciona, el juez sería quien decide la opción más conveniente.
Por tanto, este modelo se basa en la toma de conciencia de los progenitores de la
importancia de la toma de decisiones propia evitando, en la medida de lo posible, que
sea el juez quien las tome.
Tabla 2.
Para Bolaños (2000), al contrario que para Gardner (1991, 1999a), un modelo de
“mediación terapéutica” sería eficaz para casos de rechazo leve o moderado, siendo
necesario solamente un modelo de terapia coactiva para los casos de rechazo intenso o
severo. Además, otras de las conclusiones interesantes de la investigación de Bolaños
fue la constatación de que el tiempo de convivencia de la pareja hasta el nacimiento del
primer hijo se mostraba como una variable relevante a la hora de llegar a acuerdos,
siendo mayor en las parejas que llegaban a acuerdos frente a las que no, por lo que dicha
variable puede considerarse un factor de predicción del éxito durante la mediación. En
la Tabla 8, se presentan los abordajes psico-legales del SAP.
Tabla 3.
Autor Método
Lampel (1986) Tratamiento cognitivo-conductual con todos los miembros.
Dunne y hedrick (1994) Cambio de custodia.
Lund (1992) Mediación temprana más intervención combinada legal y
terapéutica.
Waldron y Joanis (1996) Resolución de problemas basado en la colaboración de
abogados, terapeutas y mediadores.
Walsh y Bone (1997) Plan coordinado entre juzgado y operadores jurídicos y
psicosociales. Mediación.
Lowenstein (1998) Mediación previa a la toma de decisión judicial.
Vestal (1999) Mediación e intervención terapéutica con todos los
miembros.
Jayne (2000) Consejos para intervención terapéutica con el alienador.
Fuente. Bolaños, I. (2002)