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¿Cómo armar un presupuesto de social media?

 
 
Para poder desarrollar un presupuesto de social media, debemos analizar y auditar la marca 
para  la  que  estaremos  trabajando,  ya  sea de forma freelance o para la empresa para la que 
trabajemos. 
 
No  hay  una  fórmula  mágica  que  nos  indique  qué  van  a  necesitar  nuestros  clientes,  cuánto 
tiempo debemos dedicarle a cada proyecto y cuál es el valor de estas acciones. 
Asimismo,  no  todos los clientes proveen la misma información, es posible que no tengan en 
claro  los  objetivos  de  lo  que  desean  o  necesitan  para  su  proyecto,  y  será  nuestra  labor 
poder  brindar  un  ojo  crítico  para  asesorarlos  en  esta  instancia  tanto  para  facilitar  nuestro 
trabajo y sus resultados. 
 
En  una  ​primera  instancia​,  lo  importante  será  sentarse  a  dialogar  para  conocer  la empresa, 
sus  necesidades,  qué  buscan  específicamente  al  solicitar  los  servicios  de  community 
manager  y  cuáles  son  los  objetivos:  aumentar  las  ventas,  los  seguidores,  engagement, etc. 
También  será  de vital importancia conocer si ya cuentan con redes sociales o se debe crear 
uno o más perfiles, qué contenido publican y cómo es la interacción con sus clientes.  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Conociendo mejor al cliente. 
 
Hacer  una  pre  auditoría  siempre  es  bueno  para  saber  en  qué  lugar  se  encuentra  nuestro 
cliente.  En  esta  pre  auditoría  veremos  sus  páginas  y  perfiles  en  redes  sociales  para  ver  si 
están  actualizados,  si  se  ve  flujo  entre  las  redes  con  qué  frecuencia  publican,  cuántos 
seguidores  tienen,  cuál  es  su  estilo  de  diseño,  si  el  nombre  de  usuario  es  apropiado  o  no 
(un  usuario  con muchas letras repetidas puede ser perjudicial para encontrarlo, por ejemplo 
@comiiiidaorganicaaa), entre otras. 
 
Posterior  a  esta  revisión,  al  momento  de  reunirnos  con  nuestro  cliente  podemos  hacer uso 
de algunas preguntas disparadoras que nos permita orientar nuestro trabajo. 
 
● ¿Cuál  es  el  objetivo  o  propósito  al  estar  en  las  redes  sociales?  ¿Qué  buscan 
alcanzar? 
● ¿Cuál es el objetivo de la marca/empresa? 
● ¿Cuál es el rol de las redes sociales en el plan de marketing general? 
● ¿Cuál es el público objetivo y/o buyer persona? 
● ¿Cuáles son los temas que les interesan a su público? 
● ¿Cómo se comunican el público y la empresa? 
● ¿Cómo es el tono y la voz de la marca? 
● ¿Qué los diferencia de la competencia? 
● ¿Tienen visión, misión y objetivos? 
● ¿Qué tipo de contenido comparten o quieren compartir? 
● ¿Qué quieren comunicar con las publicaciones en redes? 
● ¿Cuentan con un calendario de fechas importantes/relativas a la empresa? 
 
En caso que ya cuenten con perfiles de social media, podemos consultar: 
 
● Si utilizan algún gestor de redes o herramienta específica 
● Cómo realizan las mediciones 
● Qué creen que está funcionando y qué no 
● ¿Quién desarrolla o crea las piezas? 
● Cómo se incluyen las redes sociales en el proceso de compra de sus consumidores 
 
Además,  debemos  definir  qué  esperan  ellos  de  nuestra  gestión frente a sus redes sociales, 
qué  tipo  de  reportes  y  con  qué  frecuencia  desean  recibirlos,  quién  es  nuestra  persona  de 
contacto  ante  cualquier  duda  o imprevisto, y cuánto desean participar ellos en el desarrollo 
de la gestión.  
 
Una  vez  identificados  los  cambios,  mejoras  o  ideas  que  tengamos  para  implementar,  lo 
sugerido  es  conversarlas  con  el  cliente  -  antes  de  sentarnos  a  desarrollar  en  profundidad 
las  estrategias  -  para  orientarlo  en  los  pasos  a  seguir,  explicarles  nuestro  tren  de 
pensamiento y corroborar que estén de acuerdo con la estrategia inicial.  
 
Esta  instancia  es  simplemente  un  ​punteo  o  contextualización  breve  de  lo  que  queremos 
desarrollar,  no  es  necesario  explayarse  en  las  técnicas  o  estrategias  puntuales,  ya  que  eso 
se  indicará  en  el  Plan  de  Social  Media.  De  esta  forma,  podremos dedicarnos a crear el plan 
de  acción  con  el  visto  bueno  brindado  previamente  -  lo  que  evitará  que  perdamos  el 
tiempo  de  crear  un  plan  de  redes  sociales  y  luego  no  sea  aprobado  -  y  por  otro  lado  ​no 
brindamos  el  “know  how”  (conocimiento  práctico)  que  es  nuestro capital de trabajo, por el 
cual, en definitiva, nos contratarán.  
 
¿A  qué  nos  referimos  con  no  brindar  nuestro  “know  how”  de  antemano?  El  armado  de  un 
presupuesto  es  la  instancia  previa  a  llegar  a  un  acuerdo,  por  lo  tanto,  no  debemos detallar 
en  profundidad  cómo  queremos  desarrollar  el  proyecto,  cuáles  son  nuestras  ideas  de 
implementación,  ya  que  podemos  estar  brindando  un  asesoramiento  gratuito  antes  de  ser 
contratados  efectivamente.  Esto  no  significa  que  deben  pactar  con  nosotros  sin  saber  qué 
ofrecemos,  ni restringir aspectos básicos de nuestro servicio, pero sí cuidar nuestro capital y 
nuestro conocimiento, que al fin y al cabo es el servicio que ofrecemos.  
 
Al  tener  aprobadas  las  ideas  iniciales,  la  ​segunda  instancia  constará  de  desarrollar  la 
estrategia  y  calcular  cuánto  tiempo  nos  llevará  poner  en  práctica  los  diferentes  pasos  a 
seguir.  Calendarizar  las  tareas  nos  servirá  tanto  a  nosotros  para  organizarnos,  como  al 
cliente para saber cómo se desarrollará nuestro trabajo. 
 
Asimismo,  identificaremos  si  necesitaremos  asistencia  de  otras  áreas  -  contratadas  por 
nuestra  parte  o  la  empresa - para poder implementar el plan de acción, como puede ser un 
diseñador  gráfico,  un  desarrollador  web,  un  redactor  o  copywriter,  etc.  En  estos  casos, 
siempre  debemos  indicar  si  nosotros  gestionaremos  y  contrataremos  dichos  recursos, o es 
necesaria la intervención del cliente.  
 
Al  calcular el tiempo que debemos dedicar al proyecto, podemos elegir si deseamos definir 
su valor por horas de trabajo invertidas (X horas por semana) o si agruparemos y pondremos 
valor  a  las  acciones  en  sí  mismas  (X  cantidad  de  posteos  por  semana,  moderación  de 
comentarios, etc).  
 
La  Asociación  Community  Manager  Argentina  (ACMA)  comparte  ​tarifarios  con  precios 
promedio de trabajos de CCMM en Argentina y define 3 tipos de tarifas: 
 
● T1: Profesionales y particulares 
● T2: Pymes 
● T3: Grandes empresas o Estado 
 
Y 3 formatos de planes respecto a la frecuencia de actividad: 
● Básico : 2 post por semana 
● Normal: 5 post por semana 
● Intensivo : 10-20 posts por semana 
 
 
/  Cuadro  de  precios  ACMA.  Valores  sin  iva,  para  un  CM  freelance  no  presencial.  Los  valores  y tarifario funcionan como guía, 
será elección de cada CCMM qué precios poner para su trabajo. ​/ 

 
 
Este  es  un  formato  claro  y  conciso  sobre  los  valores  y  las  acciones  que se implementarán, 
pero  no  tiene  en  cuenta  la  creación  de  las  piezas  gráficas o audiovisuales, y otros formatos 
de  participación  como  Instragram  stories,  reels,  IGTV  o  vivos  en  cualquier  plataforma,  así 
como otras redes sociales como pueden ser TikTok o LinkedIn.  
 
Recordemos  que el desarrollo de estas piezas va de la mano de un diseñador, si la empresa 
para  la  que  trabajamos  cuenta  con  uno,  trabajaremos  de  la  mano,  caso  contrario  el 
presupuesto puede incluir el apéndice de diseño sumando la tasa de este profesional. 
 
Cada  CCMM  deberá  desarrollar  su  propio  listado  de  valores  que  incluya  todas  las 
actividades,  al  igual  que  su  frecuencia,  que  considere  pertinentes  para  llevar  a  cabo  su 
labor exitosamente. 
 
Por  otro  lado,  debemos  considerar  si  dentro  del  precio  incluiremos  la  contratación  de 
herramientas  de  gestión  de  redes  sociales,  si  dicho  valor  irá  por  nuestra  cuenta  o  si 
utilizaremos  las  versiones  gratuitas  (muchas  de  ellas  limitadas).  Lo  recomendable,  siempre 
que  esté  dentro  de  nuestras posibilidades, es tomar ese coste nosotros, ya que forma parte 
de  nuestro  servicio,  y  será  una  herramienta  que  utilizaremos  en  múltiples  oportunidades  y 
con múltiples contrataciones. 
 
Es  importante,  tanto  para  nosotros  como  para  el  cliente,  que  no  queden  dudas  sobre  las 
acciones  que desarrollaremos. Si bien podemos presentar un presupuesto acotado como el 
que  desarrolla  ACMA  que  resuma  los  pasos  a  implementar,  es  fundamental  realizar  al 
mismo  tiempo  un  desglose  sobre  qué  tareas  llevaremos  adelante,  para  evitar  a  futuro 
malos  entendidos  y  que  soliciten  acciones  que  no  estaban  incluidas.  Por  ejemplo,  la 
publicación  de  un  posteo  incluirá  la  redacción  del  mismo,  su  programación  y  seguimiento, 
optimización  de  los  links, selección de los hashtags correspondientes, pero no diseñaremos 
gráficamente  nosotros  la  pieza  a  publicar.  Ahora  bien,  el  copy  en  la  pieza  gráfica,  ¿lo 
definimos nosotros o el cliente? Como todo, dependerá de lo pautado.  
 
Así  llegamos  a  la  ​tercera  instancia:  En  base  a  lo  que  quiera  la  empresa  y  lo  auditado, 
podremos  armar  el presupuesto. Por ejemplo, si únicamente pautamos publicaciones con X 
cantidad  de  frecuencia,  podemos  apelar  a  nuestro  tarifario  y brindar un presupuesto breve. 
En  caso  que  requiera  publicaciones,  analítica  y  gestión  de  comentarios,  debemos  detallar 
qué  datos  mediremos,  cómo  se  y  en  qué  días  y  horarios será la gestión de los comentarios 
(solo días hábiles, tres veces a la semana, 7 días, cantidad de horas, etc.) 
 
En  caso  de  hacer  una  gestión  mucho  más  extensa,  que  incluya  un  plan  de  redes  sociales, 
será  necesario  realizar  el  desglose  mencionado  previamente  y  lo  más  detallado  posible 
sobre qué consta, qué tareas se llevarán a cabo y el tiempo aproximado.  
 
En  cualquier  tipo  de  presupuesto  debemos dejar en claro qué incluye y que está exento en 
nuestro  servicio,  cuáles  son  las  formas  de  contratación  así  como  las  de pago y facturación, 
y  ​establecer  un  horario  y  medio  de  contacto  para  comunicarse​.  Es  muy  común  - 
lamentablemente  -  que  el  trabajo  freelance  sea  considerado  una  posibilidad  de 
contactarnos  a  cualquier  hora  y  por  canales  “no  oficiales”  como  puede  ser WhatsApp. Para 
evitar  este  tipo  de  inconvenientes,  podemos  dejar  en  claro  que  nuestro medio de contacto 
es  el  correo  electrónico  y  que  brindaremos  respuestas  a  las  inquietudes  o  asistencia  en  el 
rango horario de 9 a 19hs, por ejemplo. 
 
Independientemente  del  método  que  escojamos,  la  recomendación  general  es  que  toda 
comunicación  oficial  se  haga  en  una  base  escrita.  Si  el  cliente  nos  llama,  nosotros 
deberíamos,  posterior  al  llamado,  enviar  un  correo  electrónico  confirmando  todo  lo  dicho. 
De  esta  forma,  ante  cualquier  posible  inconveniente  tendremos  siempre  un  respaldo 
escrito de lo que se ha conversado y pautado. 
 
Para  ordenar  la  información  del  presupuesto,  podemos  estructurarlo  jerárquicamente  en 
base  a  las  acciones  principales  y  de  mayor  importancia  para  el  desarrollo  exitoso  del  plan. 
El  presupuesto  debe  también  contar  con  una  fecha  de  vigencia,  especialmente  en  países 
como  Argentina  donde  las  variables  económicas  pueden  modificarse mes a mes. Para esto 
podemos  agregar  cláusulas  como  “Presupuesto  válido  hasta  30  días  corridos  desde  su 
emisión”.  
 
No  hay  un  precio  correcto  o  incorrecto  a  la  hora  de  poner  valor  a  nuestro  trabajo.  Al 
momento  de  comenzar  un  negocio  o  emprendimiento,  debemos  tener  en  cuenta  que  sea 
rentable  para  nuestras  necesidades  y  objetivos  también,  no  únicamente  para  el  cliente. 
Poner  precios bajos en un principio para captar interés no es una mala opción, pero también 
debemos tener en cuenta que puede dar la impresión de ser un trabajo de menor calidad. 
 
¡Tu trabajo vale, no regales tu tiempo! 

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