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UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA

DIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO


MAESTRIA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
MENCIÓN PLANIFICACIÓN DE LA EDUCACIÓN
CENTRO LOCAL GUÁRICO

TAREA 4
INFORME FUNDAMENTADO EN LA LECTURA DE MIALARET DONDE LOS SE DESTAQUEN
ELEMENTOS QUE CARACTERIZAN EL CUERPO TEÓRICO DE LAS CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

Curso: ciencia de la Educación


Profesora: Dr. Jesús, A. Carmona
Estudiante:
Genny Carolina Cadenas C.
C.I. V-8.997.374

CHAGUARAMAS, ESTADO GUARICO


INTRODUCCIÓN

Quien se interese hoy en día por las ciencias de la educación se encuentra con un
campo disciplinar y profesional (Hofstetter y Schneuwly, 2001, 7-20) de diversas
configuraciones dependiendo de las particularidades propias de cada cultura. De ahí que
analizar las ciencias de la educación desde una perspectiva comparada no sea una tarea
fácil. Bien sabemos que la educación comparada es todavía un espacio por conquistar,
un eslabón perdido y débil. Existe una tendencia muy marcada en algunos estudios
comparados de examinar solamente lo semejante, haciendo caso omiso de las
particularidades culturales. Por ejemplo, “todos los investigadores en ciencias de la
educación han minimizado el papel que puede jugar la consideración de las diferencias,
así como el de las reivindicaciones regionales en las políticas de democratización y de
igualdad de oportunidades”. (Furter, 1996, 95)

Pero, si a “la manera de una mujer que va a comprar lana y compara dos madejas
que sospecha que no son del mismo color” (Veyne, 1976) se compara un sistema
educativo con otro, se hace para constatar que son no solamente semejantes sino
también diferentes. Por eso, las descripciones históricas que el presente escrito intenta
realizar sobre las ciencias de la educación para futuros estudios comparados no busca
“.Reducir la diversidad de los discursos y a dibujar la unidad que debe totalizarlos”;
sino a “repartir su diversidad en figuras diferentes”. (Foucault, 1996, 268) En efecto, en
un análisis comparado se debe hacer visible la diversidad y disparidad que existen en el
interior de una misma unidad territorial.
PARTE A

PREPARA UN INFORME FUNDAMENTADO EN LA LECTURA DE


MIALARET DONDE SE DESTAQUEN LOS ELEMENTOS QUE
CARACTERIZAN EL CUERPO TEÓRICO DE LAS CIENCIAS DE LA
EDUCACIÓN

En todos los países se están desarrollando esfuerzos considerables para organizar la


educación y para que esta educación llegue a un número cada vez mayor de sujetos. Las
estadísticas dan cuenta de los progresos cuantitativos al indicar el número de alumnos
escolarizados, de maestros formados, de establecimientos construidos, siempre en
aumento.
No es este el problema que nos ocupará aquí. Si bien somos todos partidarios de un
desarrollo cuantitativo cada vez más importante de todas formas de educación, esto no
debe ser a expensas de la calidad de la educación. Dado el tiempo con que contamos y
la función de introducción a los debates que tiene esta exposición, vamos a recordar
muy brevemente los elementos esenciales de una situación educativa y sacaremos, del
análisis de los factores que la determinan, los elementos que nos permitirán apreciar la
calidad de la educación. A fin de simplificar, si no de esquematizar, mi exposición, voy
a intentar presentarles en esquema la estructura general de una situación educativa y
poner así en evidencia los principales factores que contribuyen a dar a la una
determinada calidad.
La escuela es un producto de la sociedad y también es o debería ser uno de los
elementos de su evolución. Al alumno se le debe confrontar con la necesidad de
reconocer y de aceptar las obligaciones y exigencias exteriores, pero también, al mismo
tiempo, ha de saber modificarlas, sobre pesarlas. Dicho de otra manera, debe ser
educado en la perspectiva de una búsqueda de autonomía cada vez mayor, autonomía
ésta que no tiene que conducir ni a una anarquía ni a un conformismo, sino a una
actividad de modificación y de dominio de las obligaciones y exigencias externas
existentes. El papel de la educación no consiste en verter el saber en el espíritu del
alumno, sino en provocar en éste una actividad que le permita ir hacia el saber, que le
permita descubrirlo, apropiárselo, recrearlo y, eventualmente, aumentarlo. El papel del
alumno dentro del proceso educativo no es, pues, pasivo. El alumno debe convertirse él
mismo en factor esencial de su propia educación.
Es el de un constante »poner en tela de juicio» las finalidades y los métodos
educativos a medida que se desarrollan las prácticas y las investigaciones en educación
a medida que se desarrollan y se enriquecen las nociones de democracia, de igualdad y
de justicia auténticas para todos los hombres. Estos principios que hemos recordado
brevemente constituirán el marco general de referencia de nuestras reflexiones sobre la
C E. Es evidente que dichos principios se inscriben en una perspectiva histórica, en un
momento que es el de finales del siglo XX. Así pues, es interesante estudiar cómo han
evolucionado los diferentes elementos de una situación educativa y conocer cómo, a
través del tiempo, se ha llegado a ciertas formas de equilibrio que han ido
representando, sucesivamente, la calidad de la educación.
La sociedad puede imponer una escuela del Estado como en ciertos países
totalitarios o permitir que se desarrolle cierta variedad de escuelas, ya sea
en el plano de lo religioso, ya en el plano de lo político, ya en el plano de lo
pedagógico. En este factor social general incluiremos también la estructura de las
instituciones educativas y los programas fijados por las autoridades académicas.
Aunque estos elementos no influyan directamente a nivel nacional cuando
queramos proceder a una evaluación de la calidad de la educación, se puede
sin embargo tomarlos en cuenta en cada situación particular analizando la manera cómo
el educador ha sabido escoger, seleccionar, explotar los elementos del programa general
para adaptarlos al nivel de los alumnos, teniendo en cuenta las experiencias
individuales, el nivel de evolución psicológica y de madurez de éstos.
Es aquí donde podríamos introducir el papel que juega el medio ambiente de los
alumnos como elemento catalizador entre alumnos y saber. Una apreciación de la
calidad de la educación en este terreno no puede hacerse en lo absoluto sino teniendo en
cuenta las condiciones de existencia reales de la situación educativa. Por otra parte, si se
define la ciencia como un sistema de conocimientos escrupulosamente comprobados,
encontramos que los conocimientos pedagógicos reúnen estas condiciones. Tales
conocimientos se refieren al sistema de relaciones recíprocas entre los miembros de la
sociedad, que influyéndose mutuamente realizan el proceso de la educación, en el cual
se alcanza el fin de formar a las generaciones tempranas (niños y jóvenes) en el respeto
y acatamiento a las normas de la comunidad y en la asimilación de los valores
considerados por ésta como deseables.
Para la cabal dirección de esas relaciones recíprocas de los miembros de la
comunidad, la pedagogía señala y clasifica los métodos más adecuados, función que no
desempeña ninguna otra ciencia. Los educadores y los educandos constituyen la
complejidad por antonomasia. No existe nada más complejo, y cuyo estudio nos pueda
interesar más, que la formación de la persona humana. Pero para adentrarnos en las
complejidades necesitamos elaborar y aplicar métodos transdisciplinarios, al margen de
la concepción tradicional, que viene ocupándose –irónicamente- de hacer entrar, de
agrado, rechazo o por fuerza, tales complejidades en el marco de unos u otros
reduccionismos de las disciplinas académicas.
Disciplinas que han reducido el conocimiento al proceso de análisis, el cual es un
proceso cognitivo de gran valor pero restringido. El análisis de la educación tradicional
toma una situación educativa determinada e intenta descomponerla en partes que se
puedan reconocer y que, luego, se encadenen dentro de las casillas del conocimiento.
Esto no es nada dañino, es una parte muy útil del proceso cognitivo y pedagógico. En
tanto que la síntesis, como proceso cognitivo y pedagógico, toma una situación
compleja e intenta desenredar lo que puede estar sucediendo: los factores involucrados,
las interacciones, los elementos naturales. Ello permite conocer la complejidad de las
cosas novedosas, así como también predecir el conocimiento, e intentar controlar
acontecimientos. Lo opuesto es asumir una racionalidad limitada, una cultura
disciplinaria fragmentada y parcial, dominada por las especializaciones sectoriales, que
carecen de visión de conjunto, y son incapaces de hacer síntesis de los análisis
PARTE B
Preparar un Ensayo fundamentado en los informes producidos por usted durante
el desarrollo de las cuatro unidades anteriores donde se destaque la Interacción de
la educación con las diferentes disciplinas científicas.
La necesidad de comprender la inmensidad de la realidad, así como el problema
de la unidad del ser y del saber, han sido problemas discutidos a lo largo de la historia
del pensamiento y de la cultura humana. En esta búsqueda, la cultura occidental optó
por el camino de la ciencia, como la manera de representar la realidad a través de la
generación de idealizaciones que han permito lograr anticipaciones de comportamientos
de los humanos en las diversas instituciones y ámbitos donde operan. Estas
idealizaciones implican un proceso de simplificación, el cual ha resultado muy exitoso y
ocupa un lugar privilegiado en el desarrollo del conocimiento en la educación
occidental; así fue como se construyó el orden a partir del caos.
Así, la diversidad de disciplinas que se ocupan de la educación, que van desde la
historia hasta la planificación, del análisis fisiológico a la filosofía, de la sociología a la
tecnología, no son más que una parte de una disciplina más general -historia de la
educación, psicología de la educación, planificación educativa, etc-, que tienen en
común un objetivo muy preciso: el estudio de las situaciones y de los hechos
educativos. Es cierto que a la unidad de la acción educativa las ciencias de la educación
oponen un cuadro más bien complejo, pero no porque la acción educativa sea vivida
como una acción inmediata entre dos seres puede hacerse su análisis simplemente y
sobre el mismo todo.
Es pues en relación con su objetivo que las ciencias de la educación encuentran su
principio de reagrupación en una familia con unos contornos bastante bien delimitados,
en comparación con otros campos de la investigación científica, y que le permiten
abordar de una manera fiable la complejidad de la multidisciplinariedad educativa.
De esta manera, las unidades complejas, como el ser humano o la sociedad, son
multidimensionales; el ser humano es a la vez biológico, psíquico, social, afectivo,
racional. La sociedad comporta dimensiones históricas, económicas, sociológicas,
religiosas y educativas. El conocimiento pertinente, la multidimensionalidad, permite
insertar allí sus informaciones: no se podría solamente aislar una parte del todo sino
unas partes de otras; la dimensión pedagógica, por ejemplo, está en inter-retroacciones
permanentes con todas las otras dimensiones humanas; es más, la pedagogía conlleva en
sí, de manera holográmica: necesidades, deseos, pasiones humanas, que sobrepasan los
meros intereses pedagógicos, integrándose a un mundo de poder de conocimiento, que
es lo que se denomina ciencia, pero que también es teoría y práctica pedagógicas.
Vemos entonces que la ciencia sustentada en el proceso de simplificación
posibilita comprender un determinado fenómeno a costa de seccionarlo, dividirlo y
eliminarlo así de grandes secciones de la realidad. Para ello, es necesario cubrir física o
mentalmente todo lo que resulte incomprensible o no pueda explicarse por falta de
instrumentos de medición o de una teoría que permita comprenderlo.
Por estar la pedagogía enclavada en la cultura de los pueblos, su objeto de estudio
ha tenido -hoy día- una fuerte demanda de atención de las restantes disciplinas
científicas y humanistas. Las personas han reconocido la necesidad de ser unos
pedagogos de sus especializaciones, han reflexionado acerca del requerimiento de la
humanización del conocimiento, de la valoración de la persona más allá del simple
‘conocer’, de sus condiciones en el ejercicio de la profesión en la que se formaron y
capacitaron.
Pero también las personas aceptan que la especialización exagerada de su
adiestramiento educativo actual conduce a la misma pérdida de la cultura general. Pues
cada científico y cada estudiante se ven obligados a circunscribirse a su radio de acción.
Ya no se preocupan por aprovechar el conjunto a favor de la especialidad. Con una
elevadísima modestia, se reducen en una pequeña sección a contribuir al progreso de
todo el conjunto, proporcionando el necesario conocimiento detallado.
Además, la especialización es una reacción exagerada hacia la productividad
laboral. Se puede ser eficiente en el trabajo que nos corresponda realizar, pero antes, y
por encima de la eficiencia, está la persona humana que, mediante una formación
integral, como ciudadano con personalidad moral, comprende mejor los fines de su
especialidad y adquiere habilidad para superarse. Debemos ser eficientes en la rama
especial del trabajo que realizamos, pero no debemos ser menos eficientes como
simples seres humanos, con la potencialidad suficiente para conocer de otras disciplinas,
de combinar las artes y los oficios, y producir nuevos conocimientos a partir de dicha
sinergia. El arte de vivir es una vocación y necesita un adiestramiento tan específico
como el de cualquiera de los demás modos para ganarse la vida, el intelecto no puede
anclarse en la especificidad, la cual suele no corresponderse con el ejercicio de la
profesión.

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