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UNIDAD 1: Comunicación y cambio social

Lectura Nº 13
Vale la pena aprender a escribir. ¡Escribir es fascinante!
La selección de lecturas que vamos a utilizar para este bloque tiene que ver con la escritura, apunta-
mos al deseo que entendamos la necesidad y la importancia de utilizar todas las herramientas que nos
proporcionar el idioma para no solamente convertirnos en lectores eficaces sino también en buenos es-
critores. El teórico Walter Ong, asegura que la escritura ha transformado la conciencia humana, la ha vi-
gorizado, expresa que “Para vivir y comprender totalmente, no necesitamos sólo la proximidad, sino tam-
bién la distancia”. Y esto es lo que la escritura aporta a la conciencia como nada más puede hacerlo”. Si
queremos aprender a escribir necesitamos un largo proceso de formación, de entrenamiento y de prácti-
ca; ese largo proceso exige dedicación y constancia.
Si pretendemos averiguar qué tanto hemos comprendido de un texto, el mejor reto es escribir sobre
él, porque la escritura nos orienta, nos interroga una y otra vez, discute y dialoga con nosotros mismos,
nos exige retornar al texto. Esta posibilidad que nos brinda la escritura de problematizar el acto mismo
de escribir, está estrechamente relacionada con la liberación del hombre: función primordial de la educa-
ción en general.
Los trágicos griegos escribían a partir de mitos, poesías tradicionales, cantos que eran auténticos tex-
tos que si bien no estaban limitados a la escritura partían de allí. Esos cantos se trasmitían de boca en
boca de manera horizontal entre los artistas que iban de pueblo en pueblo, recitaban versos y contaban
historias en las fiestas callejeras y en los mercados, una tradición que se mantiene hasta nuestros días
en muchos lugares. Para escribir bien hay que leer mucho, cuidar la ortografía, un texto con errores es
algo bochornoso; poner cuidado en que los puntos coincidan con el final de las oraciones, escribir ideas
completa. Es importante leer cada párrafo que escribimos y separar las ideas sin fraccionarlas.
Propósito de la escritura
Se fundamenta en su concepción como herramienta básica de pensamiento, alberga un potencial
epistémico, es decir, no sólo es un medio de registro, expresión o comunicación, sino también un instru-
mento para desarrollar, revisar y transformar el conocimiento. La acción escolar es inconcebible sin la
escritura, porque a través de materiales escritos se extrae y se difunde el conocimiento y además se de-
muestra la posesión del mismo a través de resúmenes, informes, ensayos, monografías, tesis y otros.
Una información importante para reflexionar es el manejo de la lengua escrita por parte de los bachille-
res que ingresan a la universidad pues reflejan una serie de dificultades y limitaciones que obstaculizan
su desempeño y comprometen su éxito en los estudios. Aunado a esta situación se encuentran docentes
que presentan poco o ningún hábito de lectura y escritura.
El acto de escribir
El acto de escribir es entendido como un proceso intelectual complejo que involucra tres subprocesos
o etapas: planificar, redactar y revisar lo escrito. En la etapa de planificación, el escritor selecciona el tipo
de texto que quiere producir, elabora borradores, toma en cuenta al posible lector, y la situación de co-
municación. Durante la etapa de redacción se plasman sobre el papel las ideas a comunicar, tomando
en consideración la estructuración coherente de ellas y los aspectos formales de la escritura. La revisión,
por su parte, implica lectura y relectura del texto escrito, para realizar modificaciones y reelaboraciones
totales o parciales. Estos subprocesos no ocurren secuencialmente, sino simultáneamente durante el
proceso de escritura; sin embargo, en algunos momentos de éste se hace más énfasis en uno que en
otro.
En resumen…
Etapas del acto de escribir:
 Planificación
 Selección del tipo de texto que se quiere producir.
 Elaboración de borradores.
 Análisis de las características del posible lector y la situación de comunicación.
 Redacción

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 Plasmar sobre el papel las ideas a comunicar, tomando en consideración la estructuración co-
herente de ellas y los aspectos formales de la escritura.
 Revisión
 Lectura y relectura del texto escrito, para realizar modificaciones y reelaboraciones totales o
parciales
Sugerencias para aprender a escribir
 Realizar intentos de escritura. Elaboración de textos narrativos a partir de situaciones de la vida
diaria. Construir ideas. Interpretar las imágenes de cuentos comics. Construcción de oraciones
simples, dirección de la lectura.
 Jugar a las adivinanzas con palabras del entorno.
 Descripción de objetos, lugares personas ambientes constituye la forma más tradicional de compo-
sición escrita.
 Exposición de textos, manuales y de razonamiento metacomunicativo.
 Narración de sucesos, hechos cotidianos, secuencias.
 Estructuración a través de nexos.
 Representación escrita de memoria espontanea, expansión de un recuerdo, composición final.
 Utilización de estrategias de composición literaria como:
 Adjetivación: poner y quitar cualidades a los objetos.
 Sinestesia: asignar a un objeto la percepción de otro.
 Hipérbole: exagerar las cualidades o atribuciones de los objetos.
Un método interesante: la lluvia de ideas (investigar por cuenta propia)
ANEXO: LOS RELATIVOS
Pronombre, parte de la oración que puede ocupar el lugar de un nombre o hacer alusión a él. Proce-
de del latín pronomen, que significa ‘en lugar del nombre’; sustituye en ocasiones, aunque no siempre, a
un sustantivo, al que se denomina antecedente.
Determinantes, unidades gramaticales que permiten limitar el referente potencial de un sintagma no-
minal, o cuantificar un sintagma nominal.
Adverbio, parte de la oración que sirve para modificar, precisar, matizar o ampliar el significado de un
verbo, de un adjetivo, de otro adverbio, de un sintagma nominal, de un sintagma preposicional o de una
oración.
Relativos, término referido a determinantes, pronombres, adverbios, superlativos, tiempos verbales y
oraciones.
El relativo se relaciona siempre con una palabra anterior, llamada antecedente, a la cual reproduce.
El relativo concuerda con su antecedente en género y número y establece una relación anafórica. El an-
tecedente puede estar explícito: El árbol que vimos ayer es un olmo, o implícito: Quien mucho habla
poco piensa. Cuyo es una excepción; concuerda siempre con la palabra que le sigue, su consecuente,
con la que establece una referencia catafórica. Ejemplos: ‘Éste’ es ‘el que’ te recomendé; El padre de
‘cuya’ ‘niña’ te hablé ha venido.
En español se distinguen:
 Pronombres: Que, cual, quien, cuanto.
 Determinantes: Cuyo, cuanto.
 Adverbios: Donde, cuando, como.
Las formas de los relativos son las mismas que las de los interrogativos y exclamativos, con la dife-
rencia de que los primeros son átonos (excepto cual), mientras que los segundos son tónicos y se escri-
ben con tilde.
Que es invariable en cuanto a su forma, pero admite variaciones de género y número a través del ar-
tículo: el que, la que, lo que, los que, las que.
Cual señala el género a través del artículo: el cual, la cual, lo cual, los cuales, las cuales y el número
con el morfema gramatical -es: cuales.
Quien presenta la variante morfemática de número -es: quien/quienes. No aparece nunca con un ar-
tículo antepuesto.
Cuyo tiene flexión tanto en el género como en el número: cuyo, cuya, cuyos, cuyas.

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Cuanto toma morfemas de género y número: cuanto, cuanta, cuantos, cuantas: Me dio tantas manza-
nas cuantas pudo.
Donde, cuando y como son invariables.
Todos los relativos introducen oraciones adjetivas o de relativo, por lo que a la función relacionante le
unen la subordinante; son nexos. La oración adjetiva introducida por el relativo equivale a un adjetivo ca-
lificativo, que acompaña al sustantivo que es su antecedente. Al mismo tiempo, el relativo hace una fun-
ción específica dentro de su oración, propia de su naturaleza de pronombre (sujeto, complemento direc-
to, complemento indirecto...), determinante o adverbio (complemento circunstancial de lugar, tiempo o
cantidad).
En la siguiente oración: El libro que me prestaste me ha gustado mucho, la oración adjetiva que me
prestaste va introducida por el nexo que, que funciona como complemento directo y que tiene como an-
tecedente libro.
La música, de cuyo compositor no me acuerdo, es muy alegre, lleva la oración adjetiva, de cuyo com-
positor no me acuerdo, con el nexo determinante cuyo, que tiene como consecuente a compositor.
El lugar donde me encontré esta cartera es ése, donde lugar es el antecedente de la oración adjetiva
donde me encontré esta cartera, que va introducida por el nexo de complemento circunstancial de lugar
donde.
Aunque no es muy frecuente en español, cuanto precede al sustantivo que es su antecedente en
construcciones como: Cumplió cuantas normas le impusieron; les prometió cuantos deseos le expresa-
ron. En estos casos cuanto incluye elementos implícitos que pertenecen al relativo y al sustantivo con el
que concuerda: Cuantas normas = todas las normas que; cuantos deseos = todos los deseos que.
Cual y cuanto pueden aparecer en construcciones correlativas con tal y tanto, respectivamente. En
estos casos el relativo no reproduce el antecedente, como es habitual, por lo que en la actualidad éste
tiende a ser sustituido por la conjunción pronominal, como: Tales fueron mis penas cuales mis males.
Que y cual se refieren a personas o a cosas: El hombre que me ayudó es mi vecino; vimos una casa,
la cual parecía encantada. Quien únicamente alude a personas: Quienes lo vieron se asombraron, pero
en algunos países de América, sobre todo en México, es frecuente su utilización aludiendo a un antece-
dente no personal: Consulten el libro, en quien hallarán respuesta. Cuyo lleva implícito un significado po-
sesivo, referido tanto a personas como a cosas: La mujer, de cuya sobrina te hablé ayer, está aquí. Don-
de designa un lugar: El hotel donde me alojé era muy lujoso. Cuanto indica cantidad: Me concedió todo
cuanto le pedí. Cuando señala tiempo, y como tiene un significado modal.

Lectura Nº 14
Importancia del párrafo en la escritura
El párrafo es la estructura central de un escrito, representa la suma de un grupo de oraciones que gi-
ran en torno a una idea, debe tener una unidad temática que los individualiza, es cada una de las divisio-
nes de un escrito señaladas por una sangría, el uso de la letra mayúscula en el inicio del renglón y con -
cluye en punto y aparte o final. Los textos se elaboran dividiéndolos en párrafos. Un buen texto comien-
za usualmente con una o varias oraciones introductorias que conducen a la idea principal, luego se intro-
duce la idea principal y se desarrollan los argumentos o ejemplos que apoyan la idea principal y al finali-
zar se acostumbra incluir un párrafo que resume las ideas presentadas a lo largo el texto, a manera de
conclusión.
Estructura del párrafo
La estructura externa del párrafo la determina la sangría; esta es el espacio ubicado entre el margen
y el escrito inicial, correspondiente a unas cinco o siete letras y el uso de la letra mayúscula en al inicio
del texto y el punto que puede ser aparte o final. Cuando se localiza la frase principal nos ponemos en
posesión del núcleo central del párrafo, quiere decir que hemos captado su esencia, nos da la posibili-
dad de comprender acertadamente el valor y alcance de las diversas partes complementarias que lo in-
tegran.
La estructura interna del párrafo la determinan las oraciones e ideas que son utilizadas y el orden en
que se presentan para enunciar y desarrollar el pensamiento; éstas pueden clasificarse en principales y
secundarias. La oración o idea principal debe proporcionar el contenido del párrafo y enunciar el pensa-
miento que se va a desarrollar. Ella no ocupa un lugar fijo dentro del párrafo, puede ir ubicada en el ini-
cio, en el centro o en el final, aunque por lo general se encuentre en el inicio. Si se suprime la oración
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principal, el resto de las oraciones incluidas en el párrafo carecerían de sentido. La habilidad del lector
consiste en descubrir de un modo rápido y seguro cuál es la idea central y la frase que la representa; no
siempre la idea central está colocada al principio del párrafo, pues puede encontrarse en medio o al final
del mismo.
¿Cómo identificar la idea principal en un texto?
 Identificar el número de párrafos que tiene el texto.
 Descubrir que cada párrafo tiene una idea principal y otras complementarias que la clarifiquen.
 Si tienes duda acerca de la oración que se presume que es la principal, procede a eliminar la mis-
ma y observarás que el párrafo quedará sin sentido, entonces confirmarás que si era cierto que
esa oración era la principal.
 Leer las oraciones secundarias después o antes de la oración principal y comprobar si hay una re-
lación lógica en el texto.
¿Cómo explicar la idea central a través de las secundarias?
 Por repetición: Se mantiene el mismo contenido de la frase principal, variando simplemente las
palabras. Se establece la idea central en la primera frase y se suele terminar con otra frase seme-
jante a la primera, en la que, a modo de conclusión, se vuelve a repetir la idea fundamental. Tam -
bién éste tipo de frases se pueden encontrar en cualquier otra parte del párrafo.
 Por contraste: Estas frases son muy eficaces para resaltar la idea central. El autor quiere impre-
sionar y dejar bien claro cuál es su verdadero pensamiento, indicando y rechazando de plano lo
que no es su pensamiento.
 Por ejemplificación: Los ejemplos sirven para hacer comprender el alcance de la idea principal a
través de casos y aplicaciones concretas. Los ejemplos pueden pasarse por alto cuando existe
una verdadera comprensión de la idea central, pero en la práctica, los ejemplos son las mejores
ayudas para llegar a comprender de verdad lo que iba implicado en la afirmación general.
 Por justificación: Este tipo de frases contiene razones o argumentos que apoyan la afirmación
establecida en la frase principal. Ayudan a su mejor comprensión, en el sentido de que una idea se
siente más profundamente en la medida que conocemos mejor cuáles son los fundamentos lógicos
o racionales que le sostienen y apoyan.
¿Cómo lograr que un texto sea fluido?
 Un escritor debe de tener buen ritmo interno para colocar las palabras según su sonoridad y lograr
una cadencia dentro del texto que sea agradable al que lee.
 Colocar dos palabras agudas dentro de una misma oración desentona la frase, generalmente las
palabras agudas se colocan al final de la oración para que cierren la idea con fuerza.
 Las palabras graves y esdrújulas se reparten dentro de las oraciones según la sensibilidad del es-
critor para crear con ellas diferentes tonalidades del lenguaje que amenicen una lectura.
¡Cuidado con los adjetivos!
 Los adjetivos cualifican a los objetos y en muchas ocasiones son tan obvios,
 que al colocarlos dentro de una frase ridiculizan el texto.
 Es más conveniente sugerir las cualidades del objeto que plasmarlo de forma explícita, de esta
manera se eleva el nivel poético del texto. Los textos plagados de adjetivos recuerdan las compo-
siciones de los niños de primer grado que en la escuela aprenden a concatenar las palabras y
crear frases.
 En cualquier párrafo se debe buscar la palabra única que se repite a lo largo de las distintas fra-
ses, pero también podemos observar la presencia de varias palabras semejantes que desempeñan
el papel de la palabra dominante y que apuntan a un mismo objeto o tema. Ejemplo: ritmo, imper-
turbables, constante, regularidad, estables, estabilidad, reposo, equilibrio, constancia, tranquilidad.
Lea con atención el texto que le presentamos a continuación y después realice las siguientes ta-
reas:
 Separe el texto en párrafos de acuerdo a su consideración y apreciación.
 Identifique la idea principal del texto y explíquela de forma sencilla y breve.
 Escriba las cinco ideas secundarias que le parezcan másrelevantes.
 Escriba en un párrafo de siete líneas un resumen del texto leído.
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«… La muchacha que ama desea descubrir, en la infidelidad del amado, la devota fidelidad de su pro-
pio amor. El soldado desea caer en el campo de batalla por su patria victoriosa, pues en la victoria de su
patria triunfan al mismo tiempo sus más altos deseos. La madre da al hijo lo que se quita a sí misma, el
sueño, la mejor comida, en algunos casos la salud y los bienes. Pero ¿son todos estos estados altruis-
tas? ¿Son estas acciones de la moral milagros, en tanto que son –según la expresión de Scho-
penhauer– “imposibles y con todo reales”? ¿No es evidente que en todos estos casos el hombre ama
algo propio, un pensamiento, una aspiración, una criatura, más que otra cosa propia, es decir, que escin-
de su ser y sacrifica una parte de éste a la otra?¿Acaso sucede algo esencialmente distinto cuando un
testarudo dice “Prefiero que me maten a ceder un palmo ante este hombre”? En todos estos casos exis-
te la inclinación hacia algo (deseo, instinto, aspiración); secundarla, con todas sus consecuencias, no es
en ningún caso “altruista”. El prójimo alaba el desinterés porque recoge sus efectos. Si el prójimo razo-
nase de un modo desinteresado, rehusaría esta ruptura de fuerzas, este prejuicio ocasionado en su fa-
vor, se opondría al nacimiento de semejantes inclinaciones y afirmaría ante todo su desinterés, desig-
nándolas precisamente como malas. He aquí indicada la contradicción fundamental de esta moral, hoy
tan en boga: ¡los motivos de esta moral están en contradicción con su principio! Lo que a esta moral le
sirve para su demostración es refutado por su criterio de moralidad. El principio: “debes renunciar a ti
mismo y ofrecerte en sacrificio”, para no refutar su propia moral, no debería ser decretado sino por un
ser que renunciase por sí mismo a sus beneficios y que acarrease quizá, por ese sacrificio exigido de los
individuos, su propia caída. Pero desde el momento en que el prójimo (o bien la sociedad) recomienda el
altruismo a causa de su utilidad, el principio contrario “debes buscar el provecho, aun a expensas de
todo lo demás”, es puesto en práctica y se predica a la vez un debes y un no debes».
(F. Nietzsche)
ANEXO: LOS SIGNOS DE PUNTUACIÓN
¿Se imagina que no existieran ni puntos ni comas? ¡Resultaría muy difícil enterarse de lo que se
lee! Los signos de puntuación ayudan a comprender el valor y el sentido de las palabras y las oraciones.
No es lo mismo decir: María, corre, ¡rápido! que María corre rápido. Generalmente, los signos de puntua-
ción se escriben pegados a la última letra de la palabra que los precede; y tras ellos debe dejarse un es-
pacio, salvo que se vaya a continuar el escrito en el renglón siguiente.
EL PUNTO
El punto [.] representa en la escritura la pausa final de:
 una oración (punto y seguido);
 un párrafo (punto y aparte);
 un texto (punto final).
Amanecía. La Luna se había ocultado para dejar paso al Sol. Las estrellas se habían perdido por el
horizonte.
El gallo se disponía a despertar a todos los demás animales. El granjero había abandonado su cama
y se dirigía al establo.
Se utiliza también para indicar abreviatura: Sr. (señor); D.ª (doña); Ilmo. (ilustrísimo).
No debemos ponerlo:
 entre las letras de las siglas y los acrónimos (RENFE);
 detrás del título de los libros (o de nuestros trabajos escolares), de los capítulos o del nombre del
autor, si son el único texto en un renglón.
LOS DOS PUNTOS
Los dos puntos [:] señalan una pausa con la que llamamos la atención sobre lo que viene después.
Los utilizamos:
 Antes de una enumeración: Los días de la semana son: lunes, martes, miércoles, jueves, vier-
nes, sábado y domingo.
 Precediendo a una cita textual: El famoso novelista declaró: 'Me gusta escribir para niños'.
 Tras el saludo inicial en una carta o el encabezamiento de un documento jurídico o administrati-
vo: Queridos tíos: Iré a visitaros el próximo domingo...
LOS PUNTOS SUSPENSIVOS
Los puntos suspensivos […] indican que se deja la frase sin terminar. Son tres puntos que se usan:

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 Para expresar duda, temor o incertidumbre: Se apagó la luz. Se oían gritos y unos pasos que se
acercaban... No había forma de salir de allí...
 Cuando no se termina el enunciado, como cuando se hace referencia a un refrán, porque el final
es conocido por el interlocutor: A quien madruga...
 Para dar a entender una palabra o expresión malsonante, sin nombrarla: Vete a la...
 En lugar de etcétera (etc.): Estaba rodeado de juguetes: coches, muñecos, peluches...
 Para indicar la supresión de algunas palabras de un texto o fragmento (en este caso, aparecen
entre corchetes): El río [...] es afluente del Ebro.
Detrás de los puntos suspensivos podremos poner una coma, un punto y coma o dos puntos, pero
nunca un punto.
LA COMA
La coma [,] señala una pausa breve. Se emplea:
 Para separar los elementos de una enumeración si no van unidos con y, o, ni: He estudiado ma-
temáticas, lengua, sociales y dibujo.
 En incisos, explicaciones o aposiciones: Mi perro, que solo es un cachorro, juega conmigo.
 Para llamar la atención de alguien: Dani, préstame tus patines.
 Cuando se suprime el verbo de una frase, por sobrentenderse, es decir, porque ya sabemos cuál
es: Mi hermano tiene siete años; mi hermana, tres.
 Detrás de interjecciones o exclamaciones, cuando continúa la frase: ¡Bravo!, lo has hecho bien.
 Para separar palabras, sintagmas u oraciones de la misma categoría: Apaga la tele, lávate los
dientes, vete a la cama.
 En expresiones como es decir, esto es, por tanto, o sea, etc.: Ha venido mi primo, por tanto, ire-
mos al cine.
EL PUNTO Y COMA
El punto y coma [;] indica una pausa mayor que la coma, pero menor que el punto. Se usa:
 En enumeraciones u oraciones en las que ya se ha utilizado la coma: Mi primo puso los platos,
los cubiertos y los vasos; yo, las servilletas.
 Delante de los nexos adversativos, concesivos o consecutivos si las oraciones que introducen
son largas; o si cambiamos de verbo: Encendió el televisor para ver la actuación de sus amigos
en ese concurso donde ganaron un viaje a Roma; pero ya era tarde: el concurso había terminado
hacía tiempo.
 Para separar los elementos de una clasificación o relación escrita en minúsculas y en líneas in-
dependientes:
Los elementos que componen una palabra son:
– el lexema;
– los morfemas.
¿Quieres conocer otros signos de puntuación? Pues... ¡sigue leyendo! En las dos frases anteriores
se han utilizado interrogaciones y exclamaciones. En español, a veces enmarcamos una palabra o un
texto, con significado y entonación propios, utilizando signos de puntuación dobles: uno de apertura y
otro de cierre. Estos signos nos ayudan a interpretar correctamente lo que leemos.
LA INTERROGACIÓN Y LA EXCLAMACIÓN
Los signos de interrogación [¿?] y de exclamación [¡!] se utilizan en las oraciones interrogativas o
exclamativas, que pueden ser:
 Totales, cuando la pregunta o exclamación ocupa todo el enunciado: ¿Vienes al cine esta tarde?
¡Aúpa la Real Sociedad!
 Parciales, si lo que se pregunta o exclama es solo parte del enunciado: Si no viene pronto, ¿a
qué hora llegaremos? Aunque cansada, ¡qué feliz me siento!
Observa: el signo de apertura se pone donde empieza la pregunta o la exclamación, aunque no sea
el inicio del enunciado. Además, tras el signo de cierre no se pone punto, pero sí puede ir coma o punto
y coma: Y ahora ¿qué hacemos? Nada, ¿verdad?, Carlos. Ramírez, ¡cállese!
Algunos enunciados son muy breves: ¿Quiénes? ¿Qué? ¿Cuánto? ¡Ay! ¡Plaf! ¡Uf! ¡Hola!
EL PARÉNTESIS
Los paréntesis [( )] se emplean para introducir en el texto una aclaración, una fecha, un lugar, etc.:
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En esa calle (en el número 12) vivía su primo (el de Arica, no el de Punta Arenas).
El signo de cierre [)] se utiliza también para encabezar clasificaciones u opciones: Tienes tres po-
sibilidades: a) acompañar a tu hermana; b) quedarte en casa; c) venir con nosotros.
EL CORCHETE
Los corchetes ([ ]) se utilizan para:
 Enmarcar alguna precisión, explicación o aclaración de un texto que, a su vez, va entre parénte-
sis: James Matthew Barrie, autor de Peter Pan (una obra de teatro convertida posteriormente en
novela, en la que se basó Walt Disney [1901-1966] para su película de dibujos animados), fue un
importante dramaturgo y novelista escocés.
 Indicar la supresión de algunas palabras en las citas textuales; en este caso, dentro de los cor-
chetes aparecen puntos suspensivos: El joven [...] ya había visto antes a aquel individuo.
LAS COMILLAS
Las comillas [“” «»] se emplean para:
 Delimitar citas: Como dijo Machado, “se hace camino al andar”.
 Citar títulos de poemas o artículos que forman parte de una obra más extensa: “Nanas de la ce-
bolla” es uno de los poemas más bellos del Cancionero y romancero de ausencias, de Miguel
Hernández.
 Señalar que una palabra es vulgar o que se utiliza en un sentido diferente del habitual: Ése es un
'listo'.
LA RAYA
La raya [—], cuya longitud es mayor que la del guión, puede aparecer como signo simple o como
signo doble.
Como signo simple:
 Marca la diferencia entre narración y diálogo cuando precede a las intervenciones de los perso-
najes:
El mago le entregó un anillo y le dijo:
—Llévalo contigo y, cuando te encuentres en un apuro, gíralo.
 Señala apartados en un escrito:
En las palabras distinguimos su:
— forma;
— función;
— significación.
Como signo doble, se emplea en aclaraciones o incisos:
La sinceridad —una de las muchas cualidades de su amigo— era lo que más admiraba.
Además, en las obras de teatro, precedido de un punto, señala los parlamentos (las distintas inter-
venciones) de los personajes:
LUIS.— ¿Me has llamado?
ANA. — Sí. Quería invitarte a mi fiesta.
EL GUIÓN
El guión [-], de menor longitud que la raya, se utiliza para:
 Marcar la división de las palabras al final del renglón: ca-mión.
 Expresar alguna relación entre palabras simples: calidad-cantidad.
 Unir los elementos de una palabra compuesta: ítalo-francés.
 Separar el día, el mes y el año, en las fechas: 12-2-95.
 Marcar el intervalo entre dos números: 1-7, curso 2004-2005.
LA DIÉRESIS
La diéresis o 'crema' [¨] son los dos puntos horizontales que se colocan sobre la u, en las sílabas
gue, gui, para indicar que la u no es muda, sino que debe pronunciarse: desagüe, piragüista.

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Lectura Nº 15
Consejos útiles al redactar textos
Cuando nos dedicamos a explorar un texto, podemos observar la fluidez en el escrito, ello se relacio-
na con la suavidad al observar cómo las ideas se van entrelazando, por ejemplo ¿Te has dado cuenta
que hay textos donde las páginas se leen solas? Pero esto no sucede por arte de magia; detrás de cada
escena nos regala un trabajo exquisito del escritor, quien ha vinculado los párrafos con genialidad y disi-
mulo. Para aprender a escribir, es necesario someterse a un largo proceso de formación, de entrena-
miento y de práctica. Ese largo proceso exige dedicación y constancia.
En la fluidez del texto no sólo cuenta la habilidad para enlazar párrafos, sino también la sonoridad de
las palabras. El aprendiz de escritor necesita comprender que el lenguaje escrito expresa mensajes, por
esta razón, las palabras escritas de forma incorrecta, las tildes de acentos mal colocados u omitidos, la
puntuación deficiente, alteran el sentido de las ideas que se quieren expresar. Esto trae como conse-
cuencia que el mensaje no sea captado con facilidad.
Existen algunas recomendaciones generales para la redacción de textos, algunas de ellas son las si-
guientes:
 Analice y ponga en práctica cada fase para la redacción de un texto.
 Tenga a mano un diccionario; consúltelo con frecuencia; busque y utilice sinónimos y antónimos
para describir lo que desea. Evite vocablos muy generales tales como, bueno, bonito, estuvo muy
bien, y por supuesto deseche “chévere”, “al pelo” y otros giros que resultarían coloquiales e infor-
males en su texto escrito y que generalmente forman parte de la variante dialectal utilizada en una
determinada situación.
 Para iniciar su aventura en el mundo escrito, inténtelo con situaciones del día a día.
 Seleccione una situación que haya vivido y que recuerde como una experiencia inédita que quiera
compartir con los demás.
 Anote todo lo que recuerde; luego organícelo de acuerdo a los siguientes aspectos: a) ambientes,
b) personajes, c) hechos, y d) desenlace.
 Escriba al menos dos ideas que correspondan a cada uno de los aspectos anteriores; elija una
como oración matriz o idea central; redacte el o los párrafos para cada oración matriz.
 Escriba un primer borrador de tu narración.
 Revise el texto como un todo, ¿ha transmitido la impresión que deseaba?
 Revise los aspectos gramaticales, ¿existe concordancia entre el sujeto y el verbo conjugado? ¿La
narración se mantuvo en tiempo pasado?
 Seleccione un título para la narración.
 Pase el trabajo en limpio.
 Examine el orden en que han sido colocados los eventos para determinar si ha expresado bien la
cronología de los hechos, y agregue adverbios de tiempo si es necesario.
 Revise cuidadosamente si ha utilizado los adjetivos apropiados para describir ambientes, escena-
rios, hechos y personajes; en este último caso, evite reforzar estereotipos o estigmatizaciones de
carácter social, moral, físico o psicológico; evite utilizar apodos.
 Elimine los detalles que no sean necesarios para narrar lo sucedido.
 Agregue detalles que te ayuden a captar el interés y a recrear la impresión que el episodio dejó en
usted. “Coloree” los ambientes y deles vida a los personajes.
En cuanto a la ortografía:
 Revisa el texto como un todo, ¿se ha transmitido la impresión que se deseaba?
 En cuanto a los aspectos gramaticales, ¿mantuvo la concordancia entre el sujeto y el verbo conju-
gado? ¿la narración se hizo en tiempo pasado?
 La ortografía --queramos o no-- es nuestra carta de presentación cuando escribimos, porque el
que lee lo escrito por nosotros, asume --de inmediato-- una actitud valorativa en relación con nues-
tro dominio del idioma y, por ende, de nuestro nivel cultural. A veces un error ortográfico obstaculi-
za la comunicación efectiva: nos resta tiempo; nos obliga a ir hacia atrás en la lectura para enten-
der lo que, tal vez quiso expresar la persona que escribió.
 El desarrollo de las habilidades ortográficas no es algo excepcional; todo lo contrario; es posible
mejorar la ortografía e incluso eliminar los errores ortográficos. El interés y el esfuerzo deben an-
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dar unidos para alcanzar ese fin. La práctica ortográfica necesita estar acompañada de la observa-
ción, del uso constante del diccionario, de la revisión sistemática de todo lo que se escribe.
 Por último, es necesario subrayar que un país como el nuestro, que se enorgullece de una educa-
ción de calidad --en ascenso-- al alcance de todos, puede demostrar que la defensa del idioma, es
decir, de nuestra identidad, incluye también la atención esmerada a la ortografía.
ANEXO: CASOS ESPECIALES EN ORTOGRAFÍA

baca: portaequipajes vaca: hembra del toro


balido: voz de la oveja valido: del verbo valer; favorito de un rey válido: que posee validez
barón: título nobiliario varón: hombre
basto: grosero, áspero vasto: espacioso, inmenso basto o bastó: del verbo bastar
bello: hermoso vello: pelo corto y fino del cuerpo
bienes: riquezas vienes: del verbo venir
botar: arrojar; rebotar votar: emitir un voto
grabar: marcar una imagen o un sonido en una superficie gravar: imponer un gasto sobre algo
hierba: planta hierva: del verbo hervir
rebelarse: sublevarse revelarse: descubrirse un secreto
sabia: que tiene sabiduría savia: fluido de las plantas sabía: del verbo conocer
tubo: cilindro hueco tuvo: del verbo tener
hablando: del verbo hablar ablando: del verbo ablandar
habría: del verbo haber abría: del verbo abrir
hasta: preposición asta: cuerno
hato: envoltorio de ropa u objetos.
ato: del verbo atar (presente) ató: del verbo atar (pretérito)
Grupo de ganado
haya: árbol; forma del verbo haber aya: niñera allá: allí

hecho: del verbo hacer echo: del verbo echar (presente) echó: del verbo echar (pretéri-
to)
herrar: poner una herradura errar: equivocarse; vagabundear
hola: saludo ola: onda del agua
hora: cada una de las veinticuatro partes del día ora: del verbo orar (o conjunción distributiva)
huso: instrumento para hilar; división hora-
uso: acción de usar uso o usó: del verbo usar
ria
deshojar: quitar las hojas a una planta o los péta-
los a una flor desojar: esforzar la vista
hojear: pasar las hojas de un libro ojear: poner los ojos sobre algo
rehusar: rechazar, negarse a hacer algo reusar: volver a usar
espiar: acechar expiar: purificar las culpas
espirar: expulsar el aire de los pulmones expirar: morir
laso: lacio, liso laxo: no tenso lazo: atadura o nudo lazó: del verbo lazar

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arrollo: del verbo arrollar (presen- arrolló: del verbo arrollar (pretéri-
arroyo: caudal de agua
te) to)
halla: del verbo hallar haya: del verbo haber. Cierto árbol
callado: del verbo callar cayado: vara de los pastores. Báculo
calló: del verbo callar cayó: del verbo caer callo: Dureza cutánea
hulla: carbón de piedra huya: del verbo huir
pollo: cría de ave poyo: banco de piedra
rallar: desmenuzar con el rallador algo rayar: hacer rayas
absolver: perdonar una culpa absorber: chupar, asimilar algo
acerca: en relación con a cerca (de): aproximadamente a
adición: suma adicción: hábito irrefrenable
aparte: adverbio de lugar ('en otro lugar'). Sustan-
tivo ('lo que en el teatro dice un personaje creyen- a parte: preposición + sustantivo ('sitio', 'una parte
do que no le oyen los demás'). Locución ('además de un todo')
de')
contesto: del verbo contestar contexto: entorno; lo que rodea a algo
entorno: lo que rodea a algo en torno (a): alrededor de, acerca de
haber: verbo haber a ver: a (preposición) + verbo ver
sino: conjunción adversativa ('pero'); sustantivo si no: si: conjunción condicional y no: adverbio
('destino') negativo
también: adverbio (igualdad, semejanza o relación) tan bien: cuantificador + adverbio
tampoco: adverbio de negación tan poco: cuantificador + adverbio
porque: conjunción causal; sirve por qué: preposición por + pro-
para dar una explicación porqué: razón o causa
nombre relativo o conjunción
porqué: sustantivo ('motivo') al que debe preceder por qué: preposición + determinante o interrogati-
un determinante vo o exclamativo
a: preposición ha: del verbo haber ¡ah!: interjección
ahí: adverbio (lugar) hay: del verbo haber ¡ay!: interjección
aya: cuidadora y educadora de un niño haya: tipo de árbol halla: del verbo hallar
adonde: adverbio relativo, con a donde: a (preposición) y donde (ad-
adónde: adverbio inte-
verbo que indique desplazamien- verbio relativo) sin antecedente explíci-
rrogativo o exclamativo
to to.
asimismo: 'también' o 'además' así mismo: adverbio ('de esa ma- a sí mismo: a (preposición) +
(la Academia prefiere la forma nera'; 'también' o 'además') + adje- sí (pronombre personal) + mis-
así mismo) tivo mo (adjetivo)
conque: conjunción consecutiva: con qué: con (preposición) + qué con que: con (preposición) +
'así que', 'por tanto' (interrogativo o exclamativo) que (relativo o conjunción)
quehacer: sustantivo (tarea, ocu- que hacer: relativo o conjunción + qué hacer: interrogativo +
pación) el verbo hacer verbo hacer
baya: fruto carnoso con semi-
vaya: del verbo ir valla: cerca de estacas, tablas o malla metálica
llas
¿Cómo se utilizan los conectores?
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Los “conectores”; con este nombre se designa a un amplio y variado grupo de vocablos que tienen
como función relacionar unas palabras con otras dentro de la oración, son marcadores discursivos que
vinculan semántica y pragmáticamente un elemento del discurso con otro elemento anterior, o con una
suposición contextual fácilmente accesible. Tienen como función señalar de manera explícita con qué
sentido se van encadenando los diferentes fragmentos del texto para ayudar al receptor en el proceso
de interpretación.
Tipos de conectores:
 Aditivos: sirven para sumar información, por ejemplo: y, ni (e), que, además, incluso, en segundo
lugar, por otra parte, asimismo, también, sumado a, paralelamente, a continuación, en otro orden
de cosas, al mismo tiempo, de la misma manera, otro caso más y otros.
 De contraste o adversativos: Oponen ideas o conceptos. A veces los restringen. Son por ejem-
plo: pero, no obstante, empero, contrariamente, pese a, en cambio, al contrario, por el contrario,
sin embargo, más, sino, aunque.
 Disyuntivos: Establecen una alternancia exclusiva o excluyente, una opción. Son: o (u).
 Distributivos: Indican distribución o alternancia; repiten los términos: o... o; se emplean a veces
unidades de tipo adverbial: bien... bien, ya... ya, ora... ora; también se usa la forma verbal inmovili-
zada sea, cuando los términos unidos expresan equivalencia: ‘Ya’ vienes, ‘ya’ te quedas.
 Causales: Indican causa, la introducen, entre ellos: porque, pues, ya que, dado que, a causa de,
por este motivo, por esta razón, por lo dicho, por lo cual, por lo que, debido a que, por eso, por
esto, por ello.
 Concesivos: Establecen alguna oposición o conceden algo parcialmente. Son restrictivos. Por
ejemplo: aunque, por más que, si bien, aun cuando, pese a (que), de todas maneras.
 Condicionales: Introducen una condición suficiente (si…), necesaria (sólo si…) o suficiente y ne-
cesaria a la vez (si y sólo si).
 Consecutivos: Introducen una consecuencia de tipo lógico o real: por consiguiente, en conse-
cuencia, por lo tanto, luego, etc.
 Finales: Indican la finalidad de un estado de cosas o de una acción: para qué, a fin de que, etc.
 Temporales: Indican un momento en el tiempo. Hay tres clases.
 De anterioridad: antes, hace tiempo, había una vez, al principio, al comienzo, anteriormente,
previamente, tiempo atrás, antes de que, en primer lugar, inicialmente.
 De simultaneidad: en este (preciso) instante, al mismo tiempo, mientras tanto, a la vez, cuan-
do, fue entonces cuando, mientras, simultáneamente, actualmente.
 De posterioridad: más tarde, luego, después, con el paso del tiempo, al día X, posteriormente,
finalmente.
 Locativos: Hacen referencia a lugares. A veces se sustituyen. Son: aquí, ahí, allí, delante de, en-
cima de, en este/ ese/ aquel lugar, donde, junto a (arcaísmo: cabe), al lado de, en medio de, por
arriba de, por debajo de.
 Repetitivos o aclaratorios: Son más importantes en la lengua oral. Son: es decir, en otras pala-
bras, mejor dicho, más precisamente, dicho de otro modo/ otra manera, en pocas palabras, resu-
miendo.
 De precisión: En cuanto a, por una parte, respecto de, con referencia a, por otro lado, en lo que
concierne a.
 Comparativos: Igualmente, del mismo modo, la misma manera, en cambio, contrariamente, inver-
samente.
 Para resumir o rematar: Finalmente, en resumen, en síntesis, en definitiva, por último, sintetiza-
do, resumiendo, para concluir.
¿Son necesarios los conectores? Al utilizar conectores, el texto presentará mejor articulación interna,
mayor cohesión entre las diferentes partes y más claridad. También indican cuáles son las relaciones
semánticas que mantienen entre sí los enunciados, así como también cuál es la estructura del texto.

Lectura Nº 16
Vicios del lenguaje
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Regularmente, las lenguas evolucionan de acuerdo con los avances literarios, científicos y tecnológi-
cos, de tal manera que así como algunas palabras "envejecen", transformándose o muriendo, otras nue-
vas surgen para referirse a nuevos objetos o para suplir a formas antiguas. Esto es un proceso regular
en el cual ocurren, sin embargo, alteraciones que deforman la lengua cuando se inventa o construye al-
guna palabra fuera de las convenciones y con pocas posibilidades de integrarse adecuadamente al sis-
tema. Los vicios del lenguaje, tienen que ver con los errores que generalmente se cometen al emplear
una lengua. Sin embargo, hay que advertir que por lo general, cuando se habla de “errores”, “faltas” o
“incorrecciones”, se usa el criterio tradicional normativo, es decir, la adecuación a la lengua culta, y es-
pecialmente, a la lengua escrita.
Dicción
Es la forma de emplear las palabras para formar oraciones, ya sea de forma hablada o escrita. Se ha-
bla de buena dicción cuando el empleo de dichas palabras es correcto y acertado en el idioma al que és-
tas pertenecen, sin atender al contenido o significado de lo expresado por el emisor.
La palabra dicción proviene del latín diclio o dicleo, manera de hablar. Para tener una dicción excelen-
te es necesario pronunciar correctamente, acentuar con elegancia, frasear respetando las pausas y ma-
tizar los sonidos musicales. Una buena emisión de voz resulta sin duda, un extraordinario apoyo para la
interpretación de la música.
Los errores que se cometen contra la corrección y la claridad del lenguaje, convirtiendo nuestras ex-
presiones en inadecuadas son los siguientes: barbarismo, hiato, solecismo, dequeísmo, queísmo, cacofonía, monoto-
nía, redundancia, anfibología
Barbarismos de importación (extranjerismos)
Son todas aquellas palabras que siendo ajenas a la lengua natural se incorporan en la realización dia-
lectal de alguna comunidad en vez de las formas idiomáticas correctas. Los barbarismos de importación
más destacados son los anglicismos, voces del inglés (particularmente el de los Estados Unidos) que
sustituyen las voces hispanas injustificadamente: "oquei, bai, elit, omaigad, jai, gelou, maidir, restaurant,
nais", y otros; los galicismos, voces francesas cuya intromisión es igualmente perniciosa: "debut, pre-
mier, avalancha, restorán, tualé, revancha" y los italianismos: "facha, bambineto, chao", entre otros.
Incorrecto Correcto Incorrecto Correcto
Show Espectáculo, presentación, gala Cash Efectivo
Ring Cuadrilátero. Aro. Timbre Mall Almacén
Staff Personal Fashion Moda
Foul Falta Break Interrupción, descanso
Marketing Mercadotecnia, mercadeo Boom Éxito, auge
Chance Oportunidad Carnet Cédula, credencial
Stop Parada, alto Debut Estreno
Comfort Comodidad Stand Pabellón, caseta, puesto
Referee Árbitro Man Hombre
Brother Hermano Handicap Desventaja, obstáculo

Hiato cacofónico
Sonido desagradable que proviene del encuentro de dos vocales iguales en sonido. Estas vocales
son tónicas. Ejemplos:
Incorrecto Correcto
La ansia El ansia
La alma El alma
U otro El águila
María y Ire- María e Irene
ne
Uno u otro Uno u otro

Es importante señalar que también hay excepciones respecto a este vicio de dicción, como por ejem-
plo; así, se exceptúan las letras del alfabeto y los gentilicios. Ejemplos:

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Correcto Correcto
La a Las aes
La hache Las haches
La árabe Las árabes
Asimismo, hay excepción cuando la palabra que se escribe después de la conjunción “y” empieza por
la sílaba “hie” o “ye”.

Correcto
Agua y hielo
Cobre y hierro
Solecismo
Es un vicio que se comete en la unión y orden de las partes de la oración contra los preceptos y re-
glas del Arte de la Gramática. Solecismo, de Solos, ciudad de Cilicia, la cual pobló Solón, uno de los sie-
te sabios, que fundamentó la democracia en Atenas, los atenienses se juntaron con otras naciones pere-
grinas, comenzaron a corromper la lengua griega, y de allí viene le término solecismo. Ejemplos:
Incorrecto Correcto
Lo hizo de casualidad Lo hizo por casualidad
Puntos a dilucidar Puntos por dilucidar
No se dio de cuenta No se dio cuenta
Busco a personas diligentes Busco personas diligentes
En base a Con base en; sobre la base de
Motivado a una avería Motivado por una avería
Entre más lea, mejor Cuanto más lea, mejor
Fulano es el más que sabe Fulano es el que más sabe
En la UNEFA todos no estudian programación En la UNEFA no todos estudian programación
Me recuerdo de Irene Me acuerdo de Irene. Recuerdo a Irene
Tengo son cien bolívares Tengo cien bolívares.
Lo que (o: “cuanto”) tengo son cien bolívares

Leísmo, laísmo y loísmo


El uso etimológico correcto para el complemento directo impone en singular la forma lo para mascu-
lino y neutro, y la para el femenino; y en el plural los para masculino, y las para femenino. El comple-
mento indirecto tiene la forma le para el singular, sea cual sea su género, y les para el plural. En ciertas
zonas de América, como Chile o Venezuela, se neutraliza esta diferencia.
El leísmo consiste en la utilización de le como complemento directo. Cuando el pronombre le hace re-
ferencia a una persona del género masculino la Real Academia Española lo permite, es decir, se trata de
un leísmo correcto; no así cuando el pronombre le se refiere a una cosa: Le vi por Vi a Juan, es un leís-
mo correcto; Le escribí por Escribí un libro, es leísmo incorrecto.
El laísmo consiste en la utilización de los pronombres la o las como complemento indirecto: La di a
Laura el libro; las enseñé el jardín. El laísmo es siempre incorrecto.
El loísmo es el empleo de los pronombres lo o los como complemento indirecto: Lo entregué el pa-
quete; los escribí una carta. Aunque su uso es muy poco frecuente, es incorrecto siempre.
Dequeísmo
Consiste en añadir elementos innecesarios de enlace. ("de").
Incorrecto Correcto
Dijo de que se iba Dijo que se iba
Contestó de que estaba enfer- Contestó que estaba enfermo
mo
Creo de que no está bien. Creo que no está bien
Pienso de que es tarde Pienso que es tarde
En ocasiones se incurre en el vicio opuesto al anterior: se suprime erróneamente el elemento "de".
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Incorrecto Correcto
Estoy seguro que vendrá Estoy seguro de que vendrá.
Acuérdate que llega hoy Acuérdate de que llega hoy
No te olvides sacar el perro No te olvides de sacar el perro

Queísmo
Abuso de la palabra "que":
Incorrecto Correcto
La casa que tiene ventanas que son grandes y que relu- La casa de grandes y relucientes ventanas
cen casi que se quema casi se quema
Cacofonía
Consiste en la repetición de morfemas que resulta desagradable al oído, por lo regular no son inten-
cionales. Una buena forma de evitar cacofonías es la utilización de sinónimos. La cacofonía se puede
dar al inicio de las palabras o al final. Aquí les dejo unos ejemplos:
 Cuando terminó la explosión no hubo más que confusión.
 Mientras tras bambalinas había ruido.
 Cuando estuviste, viste el estadio.
 En la foto parece que aparece un fantasma.
 Tres tristes tigres.
 Mauricio escribió la canción, con todo su corazón, porque es su pasión.
 Dice Carlos, que dice su mamá, que le dijo Lupita, un dicho que dice así...
 Preguntó que qué querías.
Monotonía
Es la carencia de un vocabulario suficiente para abordar una comunicación determinada. Por ejemplo:
"Este, mmh, ¿sí?, ¿no?, o sea, pues, esto es y otros; de la monotonía se desprenden algunas variantes
como: a) queísmo (abuso de la palabra "que"-. "Quiero que le digas a tu mamá que si no viene a ver qué
comportamiento tienes, que no diga luego que no se lo advertí y que no pretenda que te demos la carta
de buena conducta que te van a pedir para que entres a la secundaria'), b) cosismo (abuso de la palabra
"cosa": "La comunicación es una cosa muy importante porque nos enseña cosas valiosas'), c) alguismo
(abuso de la palabra "algo": "Tengo algo que contarte, d) teveísmo (imitación del habla de la televisión:
"¡Repámpanos, recórcholis! y otras expresiones que sin ser necesariamente incorrectas, son inusuales
en un contexto determinado.
Redundancia
Repetición innecesaria de palabras o conceptos.
Incorrecto Correcto
Sube arriba y... Sube y...
Salió de dentro de la casa Salió de la casa
A mí, personalmente, me parece que... Me parece que...
Lo vi con mis propios ojos Lo vi
Anfibología
Doble sentido, vicio de la palabra, manera de hablar en la que se puede dar más de una interpreta-
ción. Oscuridad en la expresión.
Incorrecto Correcto
Calcetines para caballeros de Calcetines de lana para caballeros
lana
Ventilador de bolsillo eléctrico. Ventilador eléctrico de bolsillo
Fue con su amigo y su hermana Fue con su amigo y su propia hermana, o
Fue con su amigo y la hermana de éste.
El gato cayó justo sobre el gato El minino cayó justo sobre el gato hidráulico
(o viceversa)
Te invitamos a realizar las actividades propuestas:
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Determina qué vicio aparece en las siguientes expresiones:
1. Yo no soporto “la calor” del verano. 2. “Han habido” muchos temblores
3. “Ojalá” te saques buenas notas. 4. Brotó “lava ardiente” del volcá.
5. Ayer tomé dos “aspirinas”. 6. Te comportaste como un “tonto”.
7. Los “by pass” son muy caros. 8. Creo “de que” estás equivocada.
9. El “Profe” Fue A “Viña”. 10. “Tito, tómate tu mate”.
11. “Lusho” no “escusha” de ”noshe”. 12. Ayer “metí la pata” en una fiesta.
13. En el “biógrafo” exhibieron dos películas. 14. ¿Tú me quieres “vida mida”?
15. Fue a la “cárcel” por robar diez “lucas”. 16. Me “fueras” dicho eso con tiempo.

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