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Arnoux

Cap. 1 Opacidad y construcción discursiva

Para un buen desarrollo escrito se debe reflexionar sobre las características propias de la materia con
que se forja todo escrito, es decir, el lenguaje verbal. Esto es para dar cuenta del carácter opaco del lenguaje,
el lenguaje es una materia a través de la cual construimos versiones del mundo; no describe el mundo, sino
que lo valora aun cuando pretenda ser lo más objetivo posible. El lenguaje se muestra como transparente,
oculta su opacidad, pero solo deja entrever a lo que refiere. Es por medio de este mecanismo por el que se
constituyen el referente, el enunciador y el enunciatario; que son sujetos reales y empíricos que hacen uso
de la palabra y productos de la puesta en escena discursiva.
El enunciador lleva adelante el discurso, para lo cual se ubica desde cierto lugar (la experiencia o el
saber); ¿Desde dónde habla el estudiante universitario en sus escritos académicos? ¿Desde dónde le hablan
los escritos académicos? El enunciador adquiere una serie de rasgos según la situación en la que se encuentre
(informado, formal, con autoridad), el enunciador académico debe ser preciso en el uso de la terminología y la
definición de conceptos, fiel a las fuentes que cita, fundamentar con argumentos aceptables en la comunidad
científica, usar correctamente las reglas de ortografía y gramática y debe legitima su palabra demostrando
que ha leído, que conoce el tema, maneja la información y ofrecer referencias bibliográficas.
Los enunciados revelan el modo en el que es observado el mundo, para lograr interpretarlos es
necesario considerarlos como un acontecimiento material determinado por el contexto en el que fueron
producidos. Al leer un enunciado es necesario determinar la relación con la situación enunciativa en la que
tuvo origen, constituidas por el espacio y el tiempo en el que se produjo y los sujetos que la protagonizaron:
el enunciador, enunciatario y su relación. El referente, construido por el enunciador, depende de esa situación
donde se observa y se valora lo real.
El enunciado no puede ser entendido si solo se tienen en cuenta estos aspectos, hay que comprender
que cualquier enunciado se relaciona con enunciados ajenos, y no únicamente con el tema abordado. Un
enunciado nunca es monológico, sino que está lleno de elementos que remiten a otras voces, que presentan
un diálogo constante que se entabla con los enunciados previos al hacer uso de la palabra. Una polifonía es la
presencia de diversas voces en un enunciado. Textos polifónicos son aquellos que en su interior incluyen la
voz de su enunciador y voces ajenas que se pueden introducir por medio de enunciados referidos, estos
pueden estar en forma de estilo directo o estilo indirecto. Los enunciados son portadores de ecos de otras
voces que aluden a discursos ajenos de modo semioculto o implícito. Estas alusiones se pueden realizar por
medio de la negación, la ironía, la interrogación o de ciertos tonos: compasivos, indignados, entre otros.
En el estilo directo, las fronteras entre el discurso citante y el citado son nítidas, a menudo marcado
por dos puntos, comillas, bastardillas, etc. En los enunciados orales por rasgos suprasegmentales, como el
tono; el discurso citado conserva las marcas de enunciación, los pronombres y las referencias espacio-
temporales. E estilo directo produce una fidelidad al original, la reproducción textual de las palabras del otro,
porque su finalidad es presentar los hechos ‘tal como ocurrieron’, con cierta objetividad. Sin embargo, las
palabras del otro están sujetas a cierta manipulación, manifestada en el nuevo entorno verbal que aparece.
En el estilo indirecto el discurso citado pierde autonomía y es sujeto a una modificación sintáctica a
favor del discurso citante. Esto se manifiesta en la desaparición de las comillas, el cambio de los pronombres
personales, el espacio y el tiempo. El que cita reformula las palabras del otro, esto puede ser más o menos fiel
a las palabras tal como fueron dichas, pero siempre con un grado de manipulación según los intereses del
citante. El discurso indirecto supone siempre una interpretación del discurso del otro, lo que da lugar a
síntesis o despliegues, otras veces se alude a las palabras de otro.
La palabra de otro en un discurso argumentativo puede incluirse para hacer una cita de autoridad,
para reforzar la argumentación, o una cita para refutar, para polemizar al otro con una argumentación propia.
En la argumentación, abunda el estilo indirecto y la alusión. En los discursos expositivos la cita refuerza o
aclara una aserción.
Cap. 2 Representaciones sociales de la lectura
Hay una representación social de la lectura entre los alumnos que incide negativamente en las
prácticas de lectura académicas. Lo más normal es que los alumnos usen las formas a la que ellos están
acostumbrados a leer para abordar la bibliografía de la cátedra, por lo que al leer un texto se le presta
atención únicamente al tema del texto y se ignora la relación del enunciador con el enunciatario. La finalidad
de la lectura suele ser el acopio indiscriminado de datos, esto hace que el alumno no realice ciertas
operaciones favorecedoras de una lectura reflexiva.
La universidad espera una lectura reflexiva y crítica, que pueda dar cuenta de la lógica de un texto y
sus condiciones de producción. Para esto es necesario percibir la construcción discursiva para encarar la
consulta de distintas fuentes para estudiar un tema, y desplegar ciertas operaciones interpretativas de
comprensión y confrontación de información y posturas. Se espera que el alumno interprete la dimensión
polémica de los discursos, estableciendo relaciones entre el texto y el autor, entre el texto y otros textos,
entre el texto y conocimientos previos.
Pero, no todos los grupos sociales concibieron la escritura del mismo modo, esto varía dependiendo
del momento histórico o la praxis social a la que se vincule. La lectura tuvo un momento de placer estético,
como práctica militante, facilitadora del saber, como introspección del yo, como evasión, como identidad,
como marca de pertenencia a un grupo, una lectura disciplinadora.
Cap. 3 Texto, contexto y paratexto.
Se define paratexto como ‘todo aquello que permite que el texto se transforme en libro y se propaga
como tal’. Etimológicamente, significa todo lo que está junto a/ alrededor del texto; son elementos
paratextuales: la tapa, la contratapa, las solapas, las ilustraciones, los prefacios, las notas al pie o al final,
epígrafes, dedicatorias, índices, apéndices, bibliografía, elementos tipográficos y de diseño gráfico y hasta el
formato y el tipo de papel de la edición. El paratexto es el primer contacto del lector con el material impreso.
Se señala que, la función del paratexto, es ser un disparador de las operaciones de anticipación en
relación sobre el texto, que le dan la oportunidad al lector de generar hipótesis sobre el contenido del libro y
las valoraciones del autor respecto al tema tratado.
El paratexto brinda información sobre el contexto histórico-social en que fue producido el texto.
Informa sobre el autor, fecha, lugar de edición y sello editorial, que revelan la lectura que el campo cultural
realizó del texto. En la medida que podemos asignarle un sentido a cada elemento del paratexto, estamos en
mejores condiciones de comprender las relaciones entre el texto y su contexto.
Cap. 4 La identificación del género discursivo
La presencia del género explica casi todo lo que ocurre en un texto, desde el modo de inicio/cierre, el
tema a tratar, los modos de incidir en la polifonía, la sintaxis y el léxico, etc. El género identifica una
regularidad en el uso del lenguaje: está pautado en la actividad humana que este esté desplegando.
La voluntad de un hablante se plasma siempre en un género, que es producto de una praxis social
específica. Para él, distintas esferas de la voluntad humana producen enunciados relativamente estables, a los
que denomina géneros discursivos. Estos géneros son infinitos e históricos, se transforman según el contexto
histórico, social y cultural.
Son constitutivos de los géneros discursivos el tema, la estructura y el estilo, por lo que el uso de un
género determinado genera ciertas restricciones para una adecuación del lenguaje. Los géneros académicos
son producciones discursivas propias del ámbito universitario, como el ensayo, artículos científicos,
monografías, informes.
Cap. 5 La identificación de secuencias textuales. Los textos académicos: entre la exposición y
la argumentación.
Los textos son objetos complejos, con una dimensión enunciativa por la que presentan un modo
particular para la construcción del enunciador, el referente y el enunciatario, y responden a características
genéricas vinculadas con prácticas históricas y socialmente determinadas. Pero también, los textos tienen
una forma fenotípica de organización llamada secuencia textual: narrativa, descriptiva, expositivo-explicativa,
dialogal, argumentativa e institucional. En los textos académicos hay un predominio de secuencias expositivo-
explicativas y argumentativas.
Al leer, se producen encadenamientos prototípicos de proposiciones, este encadenamiento prototípico
desemboca en una secuencia (narrativa, descriptiva, etc.). Una secuencia es una estructura dotada de una
organización interna propia con autonomía relativa, en tanto establece relaciones de
dependencia/independencia con el conjunto más vasto del que forma parte. Es difícil encontrar textos ‘puros’
compuestos por una sola secuencia, por lo general coexisten varias con una como predominante con
relaciones de inserción y/o dominancia.
Los géneros discursivos se reconocen por el predominio que en cada uno tenga una u otra secuencia.
Los géneros discursivos escolares se integran con la secuencia expositivo-explicativa, ya que explican tópicos o
se busca argumentar una postura. Tanto los géneros expositivos, como los explicativos, se caracterizan por
desarrollar una exposición razonada sobre un tema o de la solución de un problema, o como fundamento de
una opinión.
Los discursos que se pueden incluir en lo expositivo-explicativo se presentan como la exposición de un
saber construido en otro lado, legitimado ya socialmente. O se presentan como un saber referido al ámbito
de los hechos o acontecimientos en la forma de un juicio de ‘observador’. Todos los textos deben borrar las
huellas del sujeto enunciador e instaurar una distancia que genere objetividad, por medio del
distanciamiento, el lenguaje técnico, el uso de citas de índole científica. Al usar la primera persona del plural,
da la sensación de pertenecer a una comunidad científica.
Los textos predominantemente argumentativos suelen constituir nuevos conceptos a partir del propio
desarrollo discursivo, aquí el sujeto se manifiesta y confronta su opinión con la de otros. Esta situación
dialógica se evidencia en las estrategias de la refutación. En estos textos, el enunciador pretende persuadir al
destinatario, es por esto que este tipo de discursos exponen la subjetividad y el valor del lenguaje del
enunciador.

Expositivo-Explicativo Argumentativo
Saber constituido en otro lado, ya legitimado Construcción de nuevos conceptos a parir del
socialmente propio desarrollo

Borra las huellas del sujeto para instaurar una El sujeto se manifiesta y confronta su opinión
distancia objetiva con la de otros (polifonía)
Las fronteras entre discurso citante-citado son
Distintas formas de contaminación de voces
nítidas

Informa Persuade

La dimensión cognitiva es central Se agrega la dimensión emocional

Cap. 6 La argumentación
La argumentación es la acción del lenguaje por la que se busca persuadir al destinatario. Es una de las
construcciones discursivas más complejas. Tiene una estructura jerárquica donde la hipótesis es sostenida
como eje en torno al cual giran los argumentos, cada uno de los cuales mantiene una relación lógica y de
dependencia con ella.
La hipótesis puede estar o no explicitada en el texto, muchas veces el lector debe formularla de forma
explícita a partir de lo que el autor dice en ciertas partes del texto. Al formularla, debe ser asertiva y debe
poder predicarse como verdadera o falsa, además que puede ser simple (realiza una sola aserción) o
compleja (realiza varias aserciones).
El enunciador se caracteriza por una presencia marcada, está absolutamente de acuerdo con lo que
sostiene y asume su responsabilidad discursiva. El enunciador argumentativo se hace cargo de sus palabras,
por lo que construirá cierta imagen de sí mismo que le otorgue más autoridad para hablar.
La polifonía en el texto argumentativo no es muy perceptible, debido a que las palabras están
subordinadas a la voz del enunciador, cuya finalidad no siempre transmite lo que el otro sostuvo. Suele
predominar los enunciados referidos en discurso indirecto libre a la interpretación. En lugar de transcribir
párrafos completos, se transcriben algunas palabras textuales y abundan reformulaciones libres de un
enunciador sobre otro. Las comillas indican la distancia del enunciador con respecto a la cita.
La polémica, definida como un debate o discusión donde participan al menos dos con distintas
posturas. El discurso polémico se caracteriza por poseer la palabra de otro enunciador al que busca refutar y
descalificar, es un discurso contradiscurso: es un discurso refutativo incluyendo al discurso refutado. Hay dos
tendencias:
 La refutación de las ideas del adversario, donde el enunciador, a medida que rechaza los
argumentos del otro, despliega la propia argumentación. Aquí predomina la confrontación de
ideas.
 La descalificación del adversario, donde el enunciador tiende a mostrar por qué el adversario
carecería de autoridad para sostener lo que sostiene. En estos casos, se apunta al contendiente
y no a su postura.
Se pueden construir dos líneas argumentales: la del enunciador y la del adversario, aunque una voz
siempre esté subordinada a otra. Los discursos presentan una orientación argumentativa global que revela el
modo en el que el enunciador busca intervenir con su discurso, en la comunicación en la que participa y la
respuesta que espera de sus destinatarios.
Todo un enunciado contribuye a que el interlocutor admita una conclusión o tesis considerando un
argumento, los argumentos se presentan en forma de nexo entre la conclusión y la adhesión acordada en las
premisas.
La retórica tiene que ver con el dominio consciente y controlado sobre el propio discurso para lograr
un efecto persuasivo en el receptor, era una técnica fundada en el conocimiento de las causas que generan
efectos persuasivos y brindan un poder considerable al que lo dominaba.
Aristóteles cubre tres campos en “El Arte de la retórica”:
a. Una teoría de la argumentación como eje principal y provee la articulación con la lógica
demostrativa y la filosofía,
b. Una teoría de elocución y
c. Una teoría de composición del discurso.
Diferencia cinco tiempos para componer el discurso:
i. La invención, la definición del qué decir;
ii. La disposición de los argumentos;
iii. La elocución, la búsqueda de ‘figuras’ por medio delas cuales se presentan los argumentos;
iv. La actuación, la formulación del discurso;
v. La memoria.
Todo discurso argumentativo se constituye de planes textuales, es decir, de distintas partes que
definen el escrito (cómo empezar, terminar, qué decir, etc.). El plan textual es parte del código con el que nos
comunicamos. Aristóteles llamó dispositio al arte de ordenar las ideas en las distintas partes del texto. Definir
el plan textual, es una de las tareas más importantes para crear el escrito. El plan forma parte del código en el
que nos comunicamos.
Aristóteles llamó “dispositio” al arte de ordenar lo que se ha desordenado durante la etapa de inventio
dentro de las partes constitutivas del discurso, el exordio, la narración y el epílogo; estas etapas son fijas,
mientras que la digresión es móvil.
Según la retórica clásica, todo discurso argumentativo se debe construir sobre la base de dos
movimientos:
1. Buscar conmover al interlocutor llamando a sus sentimientos,
2. Apuntar a convencerlo por medio de información y un llamado a la razón.
Mientras que el exordio y el epílogo aportan una dimensión emotiva y pasional, las partes narrativa y
confirmatio constituyen la demostración y la racionalidad.
El exordio se conforma por dos momentos:
 Captatio benevolentiae o el intento de seducir desde un principio con una prueba de
complicidad, apelando directamente al destinatario del discurso por medio de preguntas
retóricas y de la segunda persona, expresando la subjetividad del lector por medio del
vocabulario. La idea principal es llamar la atención del receptor.
 La partitio donde se anuncian las divisiones que se harán y el plan que se va a seguir.
La narración pretende darle el lugar al enunciador para relatar los hechos de los que va a opinar, la
reconstrucción de los hechos que habían dado origen a la disputa es un momento clave. Debe ser clara, breve
y verosímil; ya que prepara el terreno para la argumentación que vendrá más adelante. Incluye descripciones
para reconstrucción que vendrá, y el indicio más importante es la narración de hechos del pasado; el uso de la
presente marca el inicio de la argumentación lo que hace que la narración se convierta en narración
argumentativa, de manera que orienta al receptor en la valoración de los hechos.
En la confirmación se expresan los argumentos y se enuncian las pruebas elaboradas en la inventio, el
objetivo de esta etapa es demostrar que la postura que se sostuvo en el discurso es verdadera. Es la parte
nuclear del discurso, ya que la fuerza y solidez argumental dependen de su eficacia.
Algunos discursos incluían luego de la confirmación el altercatio, donde se exponía la postura del
adversario para después refutarla. Esto abre la dimensión polémica del discurso, donde se busca persuadir de
la verdad de las propias ideas y demostrar que lo sostenido por el otro es falso.
El epílogo constituye los párrafos finales del discurso, donde se busca darle un cierre al desarrollo
argumental. Presenta dos niveles:
 donde las cosas son dichas, se retoman y resumen,
 donde se vuelve a apelar a la emotividad del interlocutor para conmover más que convencer.
La digresión continúa la ruptura en el hilo del discurso para tratar un tema de mínima relación con el
tema principal. Suele ser un elogio de lugares u hombres donde su función principal es hacer brillar al orador.
Co carácter móvil, se suele ubicar entre la narración y la confirmación.
En su origen, los argumentos se vinculaban a tres prácticas sociales de la antigua Grecia: la jurídica, la
política y la conmemorativa. La jurídica gira en torno a lo justo y lo injusto, a lo moral y lo inmoral, destinado
fundamentalmente a acusar o defender a alguien en un juicio al presentar hechos ocurridos y adoptaba un
razonamiento deductivo. La política (género deliberativo) aconsejaba acerca de las medidas a aplicar
mostrando qué era lo más útil o lo mejor socialmente. La conmemorativa (género epidíctico) elogiaba o
censuraba a los hombres públicos, evocando acontecimientos conocidos y amplificando virtudes o errores.
El desarrollo discursivo tiene en cuenta al destinatario tanto como para la selección de argumentos, el
tipo de pruebas y las referencias culturales, como para la selección del progreso, el vocabulario y el peso
relativo entre lo emocional y lo racional. Se trabaja con material afectado por valoraciones sociales y
premisas verosímiles.

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