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MATRICULA: 159259
GRUPO: E118
De igual manera sabemos que las personas podemos identificar cuando alguien es o no
un buen líder, pero lo más difícil es saber identificar si nosotros mismos tenemos
cualidades de liderazgo o si somos buenos líderes.
Liderar un equipo de trabajo no es algo tan sencillo ya que cada ser humano es total
mente diferente a otro y en un equipo se convive con diferentes formas de pensar, de
actuar y de comportamiento estas diferencias permiten que un líder pueda influir en los
demás y generalmente este será la figura de referencia en un equipo.
Mis debilidades principales como líder serían las siguientes: Mi esfuerzo por producir un
trabajo impecable, así como por mejorar constantemente no es sinónimo de un resultado
óptimo. El exceso de confianza en el trabajo de cada integrante es un factor que no me
permite tener una percepción del riesgo en la entrega de resultados.
De acuerdo como menciona (Lepeley, 2001) “el mundo avanza demasiado rápido, pero la
educación va a paso mucho más lento”, esto me lleva a una reflexionar en cuanto a la
necesidad de líderes que tiene este sector para llevar las riendas de los centros
educativos y la urgente necesidad de una relación armónica con cada uno de los
miembros de la comunidad educativa.
Me gustaría ser un líder que concentre la atención en las personas, que sea capaz de
identificar las necesidades y el bienestar de sus colaboradores, un líder que confíe en su
gente, que inspire confianza, que tenga visión de largo plazo y perspectiva global, quien
estimule las acciones de otros y las iniciativas proactivas, que valore la competencia, que
pueda ser capaz de aprender de otros y adoptar lo mejor, que delegue responsabilidad.
Propondré algunos aspectos que considerare para lograr mi propio estilo de liderazgo:
El tipo de líder que me gustaría ser es el situacional: te escucho y te apoyo. Participa: este
liderazgo le facilita al equipo involucrarse en la toma de decisiones. Delega: Aquí la
presencia del líder es mínima, pues las decisiones ya son tomadas por equipo. El líder
solo confía y supervisa de forma general.
Conclusión
Todo lo que se requiera llevar a cabo para guiar, estimular entusiasmo, provocar trabajo
en equipo, ser reflexivo e imparcial, incluyente y tratar de influir en el comportamiento de
otras persona se tiene que llevar a la práctica y no dejarlo en el discurso en cada centro
educativo en pro de brindar una educación de calidad y de empoderar la función de la
escuela, el docente, el personal administrativo y de apoyo, así como también en fomentar
la unión de los lazos familiares entre alumno, padres, fomentando valores y la
participación en la formación integral del alumno.
Bibliografía
Lepeley, M. T. (2001). Calidad en educación. En Gestión y calidad en Educación en Un modelo de
evaluación (págs. 3-84). Chile: McGraw-Hill.