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Relación entre la resistencia de los materiales

y la ingeniería en mantenimiento

Profesor: Bachiller:

Humberto Quami. Miriángelis Evans

C.I: 30.854.697

Trayecto II- Fase I

MM02
La Resistencia de Materiales tiene como finalidad elaborar métodos simples de

cálculo, aceptables desde el punto de vista práctico, de los elementos típicos más

frecuentes de las estructuras, empleando para ello diversos procedimientos

aproximados. También es considerada, una disciplina de la ingeniería civil que estudia

los sólidos deformables mediante modelos simplificados. La resistencia de un

elemento se define como su capacidad para resistir esfuerzos y fuerzas aplicadas sin

romperse, adquirir deformaciones permanentes o deteriorarse de algún modo. Un

modelo de resistencia de materiales establece una relación entre las fuerzas

aplicadas, también llamadas cargas o acciones, y los esfuerzos y desplazamientos

inducida por ellas. Generalmente las simplificaciones geométricas y las restricciones

impuestas sobre el modo de aplicación de las cargas hacen que el campo de

deformaciones y tensiones sean sencillos de calcular. Para el diseño mecánico de

elementos y geometrías complicadas la resistencia de materiales suele ser

insuficiente, es necesario usar técnicas basadas en la teoría de la elasticidad o la

mecánica de sólidos deformables más generales. Esos problemas planteados en

términos de tensiones y deformaciones pueden ser resueltos de forma muy

aproximada con métodos numéricos como el análisis por elementos finitos. Un

ingeniero en mantenimiento ordena y supervisa la reparación de equipos el tiempo y

los materiales necesarios para realizar las labores de mantenimiento y reparaciones.

Elabora notas de pedidos de materiales y repuestos. Suministra al personal los

materiales y equipos necesarios para realizar las tareas asignadas. La teoría de

sólidos deformables requiere generalmente trabajar con tensiones y deformaciones.

Estas magnitudes vienen dadas por campos tensoriales definidos sobre dominios

tridimensionales que satisfacen ecuaciones diferenciales normalmente complejas. Sin

embargo, para ciertas geometrías aproximadamente unidimensionales


(vigas, pilares, celosías, arcos, etc.) o bidimensionales (placas y láminas, membranas,

etc.) el estudio puede simplificarse y se pueden analizar mediante el cálculo

de esfuerzos internos definidos sobre una línea o una superficie en lugar de tensiones

definidas sobre un dominio tridimensional. Además las deformaciones pueden

determinarse con los esfuerzos internos a través de cierta hipótesis cinemática. En

resumen, para esas geometrías todo el estudio puede reducirse al estudio de

magnitudes alternativas a deformaciones y tensiones. Las formas típicas de los

diversos elementos se reducen a los siguientes tres tipos simples:

-Barra

-Placa

-Bóveda

-Bloque

Se realizan también simplificaciones relacionadas con la naturaleza de los cuerpos,

sus propiedades, las cargas actuantes y el carácter de su interacción con las piezas;

estas son: El material se considera macizo (continuo). El comportamiento real de los

materiales cumple con esta hipótesis aún cuando pueda detectarse la presencia de

poros o se considere la discontinuidad de la estructura de la materia, compuesta por

Átomos que no están en contacto rígido entre sí, ya que existen espacios entre ellos

y fuerzas que los mantienen vinculados, formando una red ordenada. Esta hipótesis

es la que permite considerar al material dentro del campo de las funciones continuas.

El material de la pieza es homogéneo (idénticas propiedades en todos los puntos). El

acero es un material altamente homogéneo; en cambio, la madera, el hormigón y la

piedra son bastante heterogéneos. Sin embargo, los experimentos demuestran que

los cálculos basados en esta hipótesis son satisfactorios. El material de la pieza es

isótropo. Esto significa que admitimos que el material mantiene idénticas propiedades
en todas las direcciones. Las fuerzas interiores, originales, que preceden a las cargas,

son nulas. Las fuerzas interiores entre las partículas del material, cuyas distancias

varían, se oponen al cambio de la forma y dimensiones del cuerpo sometido a cargas.

Al hablar de fuerzas interiores no consideramos las fuerzas moleculares que existen

en sólido no sometido a cargas. Esta hipótesis no se cumple prácticamente en ninguno

de los materiales. En piezas de acero se originan estas fuerzas debido al enfriamiento,

en la madera por el secamiento y en el hormigón durante el fraguado. Si estos efectos

son importantes debe hacerse un estudio especial. Es válido el principio de

superposición de efectos. Al tratarse de sólidos deformables este principio es válido

cuando: Los desplazamientos de los puntos de aplicación de las fuerzas son

pequeños en comparación con las dimensiones del sólido. Los desplazamientos que

acompañan a las deformaciones del sólido dependen linealmente de las cargas. Estos

sólidos se denominan "sólidos linealmente deformables". Por otro lado, siendo que las

deformaciones son pequeñas, las ecuaciones de equilibrio correspondiente a un

cuerpo cargado pueden plantearse sobre su configuración inicial, es decir, sin

deformaciones. Esto último es válido en la mayoría de los casos, no obstante, cuando

se analice el problema del pandeo de una barra elástica se verá que este criterio no

puede ser aplicado.

Es necesario que el ingeniero estudie la resistencia de los materiales ya que se

tiene una finalidad de elaborar métodos prácticos y aceptables desde un punto de

vista práctico. Estos métodos surgen con la necesidad de obtener resultados

concretos, ambos ejes se relacionan y por ende se hace uso de ambas ciencias.

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