Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
lauradecurgez@gmail.com
Argentina
Eje Temático: Abusos sexuales contra las infancias (ASI). Sus efectos traumáticos y tratamiento.
porque en ella se juega algo de la renuncia, por amor, a la captura del otro
indefenso, del otro sometido, del otro dependiente, de la ruptura del circuito
que apropia al más débil, en el goce de quien posee poder y saber, y tiene,
Por otro lado, existen presentaciones en las cuales esa defensa no ha podido
propiciarse, el traumatismo no fijado al inconsciente opera por compulsión a la
repetición, no por formas de retorno sintomales, inhibitorias o angustiosas. La
fijación del sujeto al trauma implica la insistencia de aspectos no ligados, de restos
de lo visto y lo oído inscriptos, pero no significados, no reprimidos, que amenazan
la integración psíquica, que dejan sin defensas al sujeto frente a formas de angustia
masivas e indecibles. Irrumpen en sueños, relatos, juegos, gráficos, sin posibilidad
de elaboración o metáfora, con el efecto insoportable de revivir lo acontecido y no
poder simbolizarlo. Lo vivido no puede ser recordado, no forma parte del patrimonio
representacional subjetivo, para su devenir simbólico es preciso restituir la relación
que tienen con la escena de la cual son producto. Estos elementos, situables en el
trabajo analítico, son denominados “indiciarios” (Bleichmar, 2009) por su relación
con el hecho traumatogénico, del cual son un resto no metabolizado. El trabajo
sobre lo indiciario será central en el diagnóstico de abusos sexuales en las infancias,
apareciendo como fisuras en el relato, en tanto no ligados, desarticulados de los
modos de producción psíquica. En estos casos, las intervenciones no tendrán por
objetivo el desmantelamiento de las defensas, la desarticulación de los modos
defensivos, sino que será un trabajo de construcción, ligazón, articulación y
transcripción.
Sin desconocer que quien ejerce las tareas de cuidado opera desde su propia
historia y fantasmática, retomando las conceptualizaciones bleichmarianas de
pensar ejercicio de funciones encarnadas en sujetos clivados, operando así desde
determinaciones inconscientes y narcisistas, es importante ubicar las tensiones
entre los tiempos de elaboración de lo singular y las operatorias del todo
institucional. Las modalidades de afectación de un psiquismo sometido al
traumatismo sexual no se reducen a una temporalidad acotada, ni al armado de
relatos cruentos desde las diferentes modalidades de expresión simbólica, sino que
operan a través de un más acá de la palabra, comprometiendo el cuerpo y el actuar,
no sujetándose a los ordenamientos ni legalidades convivenciales. No siempre la
sanción es el momento ni el modo, ni hablar que el pedido de medicamentalización
normalizadora tampoco lo es, ni el forzamiento a apalabrar lo que no ha encontrado
ese cauce.
Por otro lado, será preciso situar la especificidad que implica el trabajo con
lo traumático en tanto lo no articulable, lo desgajado, lo insistente y lo compulsivo,
con sus efectos de desorganización y desubjetivación. Serán presentaciones donde
primen mecanismos defensivos rígidos, poniendo en riesgo la integración como la
operatoria de las categorías yoícas, el aprendizaje, el juego entre otras; donde se
hagan presentes las ausencias de relatos y vacíos biográficos; dificultades en el
investimiento de su cuerpo y el entorno; incapacidad de recurso a los armados de
ficción; insistencias compulsivas que dan cuenta de psiquismos jugados por la
escena fija, repetida, con ausencia de creación. Los desarrollos freudianos sobre
los principios que rigen el acaecer psíquico, la postulación de un más allá (acá) del
Principio del Placer, en interrelación con lo afirmado por Winnicott sobre juego,
simbolización y sexualidad debe ser retomado a la luz de pensar un psiquismo
atravesado por un traumatismo sexual. Exceso intromisionante que excede la
capacidad ligadora y elaborativa, que retorna insistentemente desarmando la
escena de juego por su aparición no velada, no fantasmatizada, no subjetivada,
elementos que no logran entramarse, resto compulsivo que irrumpe sin poder entrar
en asociación con otras representaciones, culminación abrupta de lo lúdico que deja
al niño/a con sentimiento de confusión mental e incomodidad física (Winnicott,
1979). Serpientes que insisten en atacar sin relación con el entramado lúdico,
diluyéndolo; barbies que son inmediatamente desnudadas apoyando su pubis sobre
la cara de otros muñecos insistentemente, develando lo paradójico de la ausencia
de genitalidad en un juguete que se ha vuelto metonimia de una situación abusiva
repetida; masturbación compulsiva; insistencias de trazos en el grafismo que
impiden toda simbolización, entre otras. Escenas repetidas en la clínica, presentes
en sueños interrumpidos, en juegos, grafismo y relato, ejercicio de un sadismo
pulsional que es necesario recortar entendiendo el estatuto de su origen exógeno,
traumático y desorganizante.
En este sentido, los desarrollos referidos a la noción de signo de percepción
serán de utilidad en tanto abordaje psicoanalítico, metapsicológico, que da cuenta
de los elementos psíquicos que no se ordenan bajo la legalidad del inconsciente ni
del preconsciente, que puede ser manifiestos sin por ello ser conscientes, que
aparecen en las modalidades compulsivas de ejercicio de la vida psíquica, en los
referentes traumáticos no sepultables por la memoria y el olvido, desprendidos de
la vivencia misma, no articulables. A diferencia del primer grupo de presentaciones,
en la clínica de lo traumático no nos encontramos con la presencia de lo reprimido,
inscripciones representacionales cortadas de su enlace asociativo, fijadas a la
memoria inconsciente, y que insisten por la via sintomal o fantasmática. Por el
contrario, en estos casos, la insistencia de lo visto y lo oído da cuenta de un sujeto
fijado a ello, arrasado por ello, sin que sea posible el recuerdo o la asociación. No
hay sujeto que recuerda sino sujeción del mismo a la presencia de lo acaecido, los
restos de lo traumático continúan investidos y operando más acá de su
subjetivación, y adquieren el valor de lo indiciario en términos clínicos, por su
contigüidad metonímica con lo real acontecido, lo que da cuenta de su ocurrencia,
aunque no sean ubicable por el sujeto sus nexos de origen.
Conclusiones