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LOS FUNDAMENTOS
Algunas preguntas fundamentales que han desvelado en tiempos recientes a los expertos en salud
pública han sido, para el tema que nos ocupa, las siguientes: ¿Por qué ante situaciones similares unos
enferman y otros no? Por qué, padeciendo la misma enfermedad, en algunos casos la persona
manifiesta graves síntomas y en otros no? ¿Por qué algunos individuos viven prolongada y
saludablemente, mientras que otras vidas son tempranamente cercenadas por la enfermedad y la
muerte?
La tradición helénica nos cuenta que Asclepíades, dios de la medicina, procreó dos hijas: Panakeia,
versada en el arte de administrar remedios y prácticas empíricas ligadas al viejo oficio del arte de curar
e Higeia, quien estaba ocupada en acciones que aseguren un medio ambiente sano, o el fomento y la
La medicina occidental desarrolló en exceso las concepciones teóricas y el arsenal tecnológico que
permitió refinar el arte de curar, pero en desmedro de todo el saber acumulado que en Occidente
también resultó una luz orientadora respecto de cómo fomentar una vida saludable.
enfermedad, con logros inobjetables para el bienestar de la humanidad en su conjunto. Sin embargo, y
sobre esto también hay suficiente consenso, actuando demasiado tarde y cuando el pronóstico ya
ofrece pocas posibilidades para resolver las situaciones que motivaran la consulta específica o la
confundidas cada vez más frecuentemente con acciones adoptadas por referentes de otras áreas
Hace ya unas décadas que un nuevo movimiento de ideas se ha abierto espacio en el campo sanitario,
en una posición de ruptura con el tradicional paradigma dominante que ha reinado durante gran
sanitario occidental tales como las concepciones y preceptos higiénicos y filosóficos de los antiguos
hebreos, griegos y romanos, la escuela hipocrática, la tradición arábiga (el legado de Maimonides), el
enfoque crítico de la medicina social y todos aquellos movimientos naturalistas de raigambre popular
que de algún modo han resistido la penetración hegemónica del modelo científico occidental (Restrepo,
H; Málaga, H. 2001).
esta como aquellas medidas adoptadas por terceros (generalmente, sujetos colectivos) para evitar la
exposición a riesgos que pueden ser lesivos para la salud, o bien para mitigar las consecuencias sociales
de la mala salud.
Así es como las caminatas, sesiones de actividad física programada, charlas para la difusión de pautas
alimentarias saludables, manejo del estrés y pautas de descanso, uso del tiempo libre y alternativas de
recreación son ejemplos de actividades que, con los debidos resguardos y controles de quienes ejercen
La promoción de la salud ha sido sintetizada del siguiente modo: implica trabajar con la gente y no sobre
ella, se halla encaminada hacia las causas de la salud, enfatiza el nivel local, valora el nivel individual
integrar a todos los sectores de la sociedad civil en acción conjunta y articulada con el sector estatal.
promoción de la salud, y aún cuando a menudo se produce una superposición del contenido y de las
estrategias, suele definirse como una actividad distinta. Desde nuestra perspectiva, la prevención de la
enfermedad es la acción que normalmente emana del sector sanitario, y que considera a los individuos y
las poblaciones como expuestos a factores de riesgo identificables, los cuales suelen estar a menudo
salud, las medidas de screening o tamizaje y todas aquellas acciones de tratamiento o rehabilitación que
permiten superar la fase aguda y facilitar la recuperación física y reinserción psicosocial del enfermo.
Solemos denominar a este nivel de prevención como primaria, mientras que la prevención secundaria y
terciaria tienen por objeto detener o retardar la enfermedad ya presente y sus efectos mediante el
tratamiento adecuado o mediante estrategias para reducir los casos de recidivas y el restablecimiento
Las ventajas
Cuáles son las ventajas que se asocian a las estrategias de promoción en el ámbito de los servicios de
salud?
a) Favorece las conductas de autocuidado que constituyen una instancia previa a la vinculación
Estas pautas de autocuidado se enmarcan en la vida cotidiana de las personas, y guardan relación con el
modo en que estas descansan, afrontan sus responsabilidades laborales, adoptan pautas de consumo
prevención específica, quienes se desempeñan en los servicios de salud pueden observar integralmente
el proceso de atención, e intervenir oportunamente desde el rol adoptado por el sistema de servicios de
salud.
Pero, a la vez, permite pensar actividades que si bien resultan inespecíficas porque apuntan al cuidado y
promovidas o fomentadas en aquellas personas que han superado la fase aguda del tratamiento e iniciar
procesos de rehabilitación.
Estas actividades, si bien son de carácter promocional, se dirigen al control de factores de riesgo que, en
de salud a partir de acciones de orientación y asesoramiento ello promueve una mayor adhesión a los
servicios, lo cual permite, no sólo fomentar las acciones de autocuidado sino también realizar una
mayor y más oportuna vigilancia de aquellas manifestaciones subclínicas que pueden estar
De este modo, se promueven dos aspectos fundamentales que conciernen al desempeño de los
servicios de salud: la accesibilidad (concebida no sólo como primer acceso a una consulta sino como la
posibilidad de recibir cuidados continuos y eficaces en relación al problema que origina la demanda) y la
participación, concebida como una expansión de las posibilidades de rol, pues el sujeto ya deja de
adoptar el rol pasivo de quien sólo requiere de cuidados asistenciales sino como agente que promueve
y protege su salud.
en todas las problemáticas sanitarias consideradas prevalentes que hoy impactan sobre la actividad de
los servicios (ej: obesidad, hipertensión, enfermedades funcionales, tabaquismo), las cuales pueden
Como ejemplo, podermos señalar que el consejo sobre comportamientos alimentarios o vinculados al
uso de sustancias, ofrecido sistemáticamente, es una herramienta clave que se brinda en el marco de la
relación entre un profesional sanitario (ej: médico, nutricionista, psicólogo) y una persona sana o
enferma con la intención de que se adopten determinadas conductas. Por regla general, se acuerda que
el consejo (que puede apoyarse con la entrega de materiales de comunicación impresos) debe ofrecerse
individuos., ya que estos no depositan todas sus posibilidades de resolución en intervenciones externas
(ej: especialista médico) sino que asumen un compromiso directo en el cuidado de la propia salud, que
salud representa la posibilidad de contener los excesivos costos que demandan servicios curativos
dotados de altísima complejidad, pero que sirven para dar respuesta a un número muy bajo de
situaciones clínicas que pudieron ser resueltas adecuadamente y con menores costos asistenciales si se
Existen suficientes evidencias que nos indican cómo intervenciones de promoción y protección
oportunamente en el ámbito familiar han permitido un descenso significativo de casos de retardo leve
Es también cierto, y sobre esto ya alertaban sanitaristas eminentes como Geoffrey Rose (1994), que
cuando las estrategias de promoción enfocadas hacia el nivel poblacional resultan exitosas se halla
longevos terminarán ejerciendo mayores presiones y demandas de atención a los servicios de salud.
Pero sin duda el costo que esto representa, adecuadamente distribuido a favor de una atención
preventiva ejercida de forma sistemática y continuada y no hacia una atención que a menudo alcanza
ribetes de encarnizamiento terapéutico, puede dimensionarse también como uno de los indicadores
más importantes que hoy se toman en cuenta para evaluar el progreso en los indicadores de desarrollo
Los obstáculos
A pesar de las ventajas anteriormente planteadas así como el alto grado de consenso científico sobre
este tema en particular, no se observa una aplicación sistemática de tales principios a la práctica de los
servicios sanitarios.
Por ello resulta relevante analizar, en el contexto del presente trabajo, aquellos factores que obran
aceptados en la comunidad científica internacional y (cada vez más) en la opinión pública general.
Seguiremos aquí la guía inspiradora de Gaston Bachelard (1997), aquellos obstáculos epistemológicos
queda claro que en esta estrategia no existe margen alguno para enfoques reduccionistas de la realidad
sanitaria, a menudo se observa cómo cada disciplina se atrinchera en sus posiciones epistemológicas sin
lograr un diálogo que permita un trabajo integrado, el cual resulta del todo importante cuando nos
referimos a estrategias promocionales que, por ejemplo, obren sobre los complejísimos determinantes
de la salud.
Como respuesta a este problema, se expande una nueva forma de integrar saberes para dar respuesta a
niveles de complejidad múltiple (ej: biográfico, del pequeño grupo, de la red social, de la organización,),
tales como los aportes recogidos por Edgar Morin (1994) y Urie Bonfenbrenner (1987).
respetar y promover el trabajo en equipo, la realidad nos señala con dureza cuán escasos son los
manera errónea al trabajo en equipo como una adición de enfoques sobre un mismo objeto, y no cómo
la relación sinérgica que proviene de un trabajo de comunicación e integración entre las disciplinas.
En tercer lugar, sostener que las acciones de promoción deben quedar bajo la órbita de equipos e
instituciones distintos de aquellos que deben estar concernidos con el desarrollo de la tarea asistencial
en el ámbito de los servicios de salud. Subyace a esta concepción, muy extendida entre funcionarios y
decisores sanitarios, la idea de que el trabajo asistencial (entendido la mayoría de las veces como
respuesta pasiva a una demanda) no debe hallarse importunado o interferido por tareas destinadas a
personas que no padecen en la actualidad ningún síntoma o manifestación que afecte gravemente su
salud, y que los servicios deben concentrar casi de manera excluyente en las situaciones de aflicción y/o
Detrás de esta concepción puede identificarse también la idea de que las tareas de promoción generan
un efecto indeseado para la dinámica de los servicios, ya que resulta o está asociado con un incremento
de la demanda poblacional, que los equipos no se hallan en condiciones de responder. Así es como tales
actividades pueden aparecer (sin duda erróneamente desde el punto de vista sanitario, pero cuya
expresión discursiva deberá ser analizada como señal de un malestar en la práctica institucional) como
estrictamente poblacional. De este modo, se recupera la visión de políticas públicas saludables pero
para deslindar la esfera de intervención que atañe a los equipos asistenciales y que se halla vinculada
con el comportamiento de los individuos que demandan servicios de salud. Tampoco pueden
establecerse, desde esta perspectiva, las determinaciones que cabe observar o identificar entre el nivel
de las políticas públicas (ej: medidas de saneamiento, educación a través de medios masivos de
También hallamos un obstáculo recurrente entre quienes conforman el campo de la Salud Mental, y es
concebir a los problemas que allí ocurren como no prevenibles. Así es cómo se toman algunos
trastornos mentales específicos que, en virtud de su etiología no se conoce aún hoy las formas efectivas
de prevención que pudieran ser adoptadas (ej: esquizofrenia, distinto tipo de demencias) y se extrapola
a todo el universo de problemáticas vinculadas a este campo señalando que las enfermedades mentales
no son prevenibles.
Quedan incluidas en este aserto (formulado a menudo de modo axiomático) problemáticas tan dispares
como los trastornos leves de ansiedad, el consumo de sustancias, los trastornos de la alimentación o
diversas manifestaciones de violencia interpersonal, sobre los cuales sí existen evidencias acerca de la
Ya discriminados los factores que obran como prejuicios u obstáculos formativos en la comunidad
profesional podemos aludir ahora a los problemas que actúan como obstáculos en el nivel organizativo
Hace ya tiempo que se ha instalado también la idea de que los servicios de salud deben reorientar sus
actividades para poder cumplir con las metas relacionadas con la promoción de la salud, evitando las
Ello implica la necesidad de revisar aspectos vinculados a la gestión de los servicios de salud y,
eventualmente, identificar aquellos componentes claves cuya modificación resulta esencial al momento
Entre los importantes componentes que facilitan la gestión en el ámbito de los servicios es la existencia
de población nominalmente a cargo y bajo la responsabilidad asistencial de los equipos básicos de salud.
Esta aseveración resulta tan importante para aludir a los equipos de Atención Primaria que se
desempeñan en el sector público como también, y de acuerdo a las normativas planteadas por diversos
marcos regulatorios (ej: Programa Médico Obligatorio), para quienes se desempeñen en el sector
La posibilidad de contar con una nómina de población a cargo supone un adecuado nivel de registro de
las principales condiciones y estilos de vida que adoptan los individuos a fin de asegurar el seguimiento y
control de su salud. Sin embargo, uno de los problemas comúnmente observados es el bajo grado de
registro y notificación que habitualmente tienen las actividades de promoción y prevención. Al no ser
registradas en su carácter de actividades profesionales que llevan a cabo los miembros del equipo de
salud no se plantea la posibilidad de elaborar, en base a los mismos, indicadores estadísticos que
Esto se traduce, lisa y llanamente, en la invisibilidad de tales prácticas, a partir del escaso grado de
registro que las mismas tienen en el ámbito de los servicios. Al mismo tiempo, el despliegue de diversos
subterfugios que permitan registrar de manera indirecta y bajo otros descriptores, actividades que no
pueden ser registradas como tales porque no son contempladas en las estadísticas de producción de los
(por ejemplo, en términos de los cargos profesionales que integrarán el equipo de salud).
La inclusión de un paquete mínimo de datos que podrían resultar indicativos del nivel de riesgo que
adopta la persona a través de su conducta (ej: hábitos alimentarios, consumo de sustancias y/o
actividad física) facilitaría la detección de parte de los profesionales, e incluyen el registro sistemático en
documentos tales como la historia clínica o el carnet prestacional. En tal sentido, los programas de
representado un avance en el esfuerzo por registrar de forma más sistemática este tipo de conductas, y
conocimiento más preciso en torno a las principales dolencias que deben ser controladas.
Otra cuestión importante para señalar es que, al disponerse de registros confiables y sistemáticos,
pueden ensayarse distintas modalidades de evaluación que permitan reconocer de este modo la
efectividad que pueden tener ciertas prácticas de promoción en grupos específicos de población
Incentivos
La inclusión de estas nuevas tareas en la práctica cotidiana de los servicios debe estar acompañada por
los incentivos y cambios organizativos necesarios que permitan al equipo de salud dedicar más tiempo a
las tareas de prevención y crear las condiciones adecuadas que les permitan abordar esta labor.
El escaso peso que tienen los incentivos económicos y simbólicos para orientar dichas prácticas resulta
también un factor decisivo al momento de evaluar por qué resultan tan escasas las prácticas
promocionales.
Por un lado, la existencia de incentivos económicos puede promover que los profesionales de la salud
favorezcan aquellas modalidades de consulta y/o asesoramiento que a su vez incidirán en conductas de
promoción de la salud.
Este aserto adquiere particular relieve y pertinencia cuando las organizaciones aseguradoras o
proveedoras de servicios cubren a una población nominalmente identificada como tal y sobre la cual se
Pero cuando las organizaciones cuidadoras se responsabilizan de la salud de las poblaciones durante un
corto período de tiempo, los incentivos para proveer servicios de promoción y prevención que
manifiesten una directa relación con el gasto que demanda la asistencia médica son menores, puesto
que la alta rotación o la indefinición poblacional no permite evaluar con claridad cuáles son los
una actividad transversal a la práctica de los servicios, pues de este modo su orientación ya no se
circunscribe a un servicio en particular (ej: pediatría) sino que actúa como vector de integración al
Es habitual que, en virtud del escaso grado de coordinación entre los servicios que actúan en el primer
nivel de atención y los servicios hospitalarios las mujeres lleguen a la etapa final de su embarazo para
ser atendidos en un servicio de ginecología y obstetricia con escaso número de controles previos; los
cuales podrían haber sido adoptados en una institución sanitaria más próxima a su domicilio; lo mismo
A la vez, y en la medida que las acciones promocionales resultan más inespecíficas porque ya no
dependen estrictamente de las acciones provistas por el sistema sanitario cobra importancia la
vinculación entre los sectores sociales que configuran o aportan a las políticas públicas de salud. La
integración de áreas tales como ambiente, educación, vivienda, empleo, alimentación, actividades
Ciertas políticas se han manifestado muy fértiles a la hora de trazar acciones con un fuerte contenido
intersectorial. Las iniciativas relacionadas con la mejora del medio ambiente (ej: saneamiento,
vinculadas con el cuidado y protección de la salud personal o del entorno social, acciones orientadas a
capacitar a las madres en el cuidado de los niños en los primeros meses de vida constituirían ejemplos
de diversos sectores sociales (educación, ambiente, desarrollo social) en virtud del carácter integrado y,
En el caso que aquí nos ocupa, cabe destacar las políticas de control antitabáquico adoptadas por
numerosos gobiernos y organizaciones, las cuales han requerido la combinación de medidas adoptadas
por el sector económico (aplicación de tasas o gravámenes fiscales para desalentar el consumo), laboral
(establecimiento de ambientes libres de humo), legislativo (sanción de leyes que regulan la publicidad
del tabaco) e incluso de políticas agropecuarias (subsidio a la producción de sustancias sustitutivos del
Ya se conciba a la Promoción de la Salud como movimiento de ideas que trata de instalar en la agenda
sanitaria nuevas formas de respuesta a las problemáticas emergentes y complejas que hoy afectan a las
sociedades, como conjunto de acciones sistemáticas y programadas que llevan adelante los servicios de
salud o bien como aquellas conductas que los individuos adoptan en procura de mantener, cuidar o
bien incrementar sus niveles de bienestar; no cabe duda de la relevancia que este enfoque ha alcanzado
Este enfoque, llamado a producir a la vez una importante reorientación de los servicios sanitarios,
encuentra sin embargo algunos obstáculos importantes en los prejuicios o creencias arraigados en la
Al pensar en los cambios necesarios que deben ser incorporados en la gestión de los servicios de salud
señalamos tres componentes que nos parecen críticos para reorientar las acciones hacia una mayor
Queda para un trabajo futuro el cuadro problemático que hoy presenta la formación de los recursos
humanos en salud, acaso un tema demasiado complejo para ser abordada en la breve introducción
3. Buss, P. M.: Una introducción al concepto de promoción de la salud. En: Czeresnia, D.; Machado de
Lugar. 2006.
5. Restrepo, H; Málaga, H. Promoción de la salud: cómo construir vida saludable. Bogotá, Panamericana.
2001.
7. Saforcada, E; de Lellis, M; Mozobancyk, S. Psicología y salud pública. Editorial Paidós. Buenos Aires,
2010.