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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE DERECHO
CONTRATOS CIVILES
MARCO ANTONIO RAMÍREZ GONZÁLEZ

EVOLUCIÓN HISTÓRICA Y LEGISLATIVA DEL CONTRATO

3.1 Evolución histórica……………………………………………………….

3.1.1 Mesopotamia……………………………………………………….

3.1.2 Persia………………………………………………………………..

3.1.3 India………………………………………………………………….

3.1.4 Roma………………………………………………………………...

3.1.5 Edad media…………………………………………………………

3.1.6 Derecho canónico………………………………………………….

3.1.7 Época contemporánea…………………………………………….

3.2 Evolución legislativa……………………………………………………..

3.2.1 Código Napoleón…………………………………………………..

3.2.2 Código Civil de 1884……………………………………………….

3.2.3 Código Civil de 1928……………………………………………….

A lo largo de la historia, la concepción del contrato ha variado de acuerdo al tiempo y lugar


determinado, es decir, de acuerdo al contexto social, económico y cronológico del que se
habla. Asimismo, el contrato en la actualidad, tiene divergencias y cambia su significado por
los diferentes usos y costumbres de los pueblos, además de la forma del lenguaje,
idiosincrasia, etc., pero no deja de ser cierto, que el contrato, en su generalidad, se basa en el
acuerdo de voluntades entre dos o más personas para realizar conductas, hechos o actos
particulares de acuerdo a las necesidades e inquietudes de las partes; es un pacto que debe
cumplirse. Independientemente del contexto histórico del que se hable, las personas que son
parte de un contrato, o que simple y sencillamente apalabran la realización de determinado
hecho o efectuar un comportamiento concreto, se obligan a cumplirlo, sea por cuestiones
axiológicas y hasta de honor, o teniendo que cumplir por una imposición coercitiva del
Estado, según sea el caso.

3.1 Evolución histórica

Entender la evolución histórica de los contratos, es muy importante ya que se debe tener
noción de dónde vienen, en dónde están y tener una reflexión a dónde van, es decir, entender
hacia dónde es su tendencia evolutiva. Por ello, reflexionaremos acerca de las acepciones y
puntos específicos de los contratos en Mesopotamia, Persia, la India, analizando las grandes
aportaciones del Derecho Romano y del Derecho canónico, terminando con la concepción
contemporánea.

3.1.1 Mesopotamia

Los griegos llamaban Mesopotamia a lo que quiere decir “entre ríos”, al país de los valles
inferiores del Éufrates y el Tigris, y cuyos origines se remontan aproximadamente al 3,000
a.C. Si bien, la cultura mesopotámica representa una de las más antiguas y avanzadas culturas
de la humanidad, y no es por menos que una de sus grandes aportaciones jurídicas fue la
creación del Código de Hammurabi. 1 Fue uno de los ordenamientos más importantes para
armonizar y regular la conducta humana. Está grabado en un magnífico basalto negro; en la
parte superior hay un relieve con la imagen de Hammurabi, quien escucha las leyes que le
dicta su Dios Shamash, la divinidad solar. Hammurabi es el sexto de los reyes de la primera
dinastía babilónico y debió de reinar hacia el año 2,000 a.C. Es seguro, que a pesar de esta
declaración de ser el código inspirado por el Dios, “Hammurabi no hizo otra cosa sino
simplemente compilar la costumbre de los sumerios; los semitas no han tenido tiempo de
lucubrar sobre tantos casos de jurisprudencia.”2 La aportación más polémica que hace alusión

1
Enciclopedia de Historia Universal. La Antigüedad: Egipto y Mesopotamia. Tomo II. Editorial Savat. España,
1999. p. 328.
2
Ibidem. pp. 328 in fine y 329.
el Código de Hammurabi es a la llamada Ley del Talión o coloquialmente conocida con la
frase “ojo por ojo, diente por diente” y no es por una interpretación de lo redactado, sino es
literal ya que el precepto 197 dice “si un hombre destruye el ojo a otro hombre, se le destruirá
el ojo.” o bien la ley 200: “Si un hombre hace saltar un diente a otro hombre, se le hará saltar
un diente a él.”3
Los contratos también se vieron regulados en dicho Código. Se seguía un formulario
impersonal que ponía en primer plano el objeto del contrato; le seguían posibles cláusulas
penales y los nombres del acreedor, deudor, testigos y escriba, cerrándose el documento con
la fecha.4 Generalmente los contratos eran escritos e incluso solemnes tratándose de
inmuebles, aquéllos se hacían constar en tablillas de arcilla y se marcaban con un sello o con
la uña; las marcas tenían por objeto autentificar los nombres de los participantes en el
contrato. El contrato no se sustentaba por acuerdo de voluntades, sino que era un medio para
imponer unilateralmente obligaciones. Para el perfeccionamiento de los contratos no era
suficiente el acuerdo de voluntades, sino que requería la formalidad escrita para su plena
perfección,5

3.1.2 Persia

No se habla propiamente del contrato, pero en caso del incumplimiento de éste, se le


consideraba como un crimen y, por ende, al infractor se le suponía como un ladrón; y por
este hecho respondía con su cuerpo. 6

3.1.3 India

3
Ibidem. p. 331.
4
Tapia Ramírez, Javier. Contratos Civiles. Teoría del Contrato y Contratos en Especial. Op. cit. p. 5.
5
Loc. cit.
6
Tapia Ramírez, Javier. Derecho De Las Obligaciones. Op. cit. p. 6.
De la misma manera, no se refiere al contrato per se, sino a las consecuencias por su
incumplimiento. Conforme al Código de Manú, considerado uno de los Código más antiguos
del mundo, el acreedor del contrato, en caso de contravención por parte del deudor, tenía
diferentes opciones, más o menos eficientes: la vía amistosa, la coacción privada, la
reducción del deudor a servidumbre y trabajo forzado hasta lograrse el pago, el
apoderamiento de una cosa del deudor o la retención de la cosa depositada por éste, y por
último, la curiosa costumbre de situarse a la puerta del deudor, obstaculizando su salida y el
ejercicio de sus actividades, y con miras a llegarle a producir la muerte por hambre. 7
3.1.4 Roma

El Doctor Guillermo Margadant nos dice que el contrato es el acuerdo entre varias personas,
que tiene por objeto producir una o más obligaciones, siempre y cuando hayan sido
sancionados y nombrados por el derecho civil. 8 Los pactos eran aquellas convenciones
privadas de forma y no concertadas con base en alguna de las causas admitidas por el derecho
quiritario, es decir, no sancionados o previstos por la ley. Así, los simples pactos
(considerados como “pactos desnudos”) carecían de fuerza jurídica y por consiguiente, con
base en ellos no nacían acciones. 9

Por lo tanto, el mero acuerdo de voluntades era irrelevante a los fines de la creación de
obligaciones contractuales, de ahí la necesidad de que el contrato debiera aparecer revestido
de ciertas formalidades exigidas por la ley. Sólo de esta manera nacía el contrato civil como
producto del libre consentimiento de las partes y del acatamiento de las solemnidades de
acuerdo con la manera de ser romana. 10

En el Derecho Romano, los contratos se dividían en nominados e innominados. Los


primeros eran reconocidos por el ius civile y se a su vez se subdividían según su manera de
perfeccionarse, en cuatro clases:

7
Rojina Villegas, Rafael. Derecho Civil Mexicano. Tomo V. Obligaciones. Editorial Porrúa. México, 1976.
p. 15

8
Margadant, Guillermo Floris. El Derecho Romano Privado Romano. Editorial Esfinge. México, 2007. p. 316.
9
Tapia Ramírez, Javier. Contratos Civiles. Teoría del Contrato y Contratos en Especial. Op. cit. p. 5.
10
Ibidem. pp. 5 in fine y 6.
1. Contrato verbis. Se perfeccionaban pronunciando frases consagradas por la tradición,
a veces relacionada con la religión o la magia. El ejemplo más corriente era la
stipulatio, que se perfeccionaba mediante el intercambio de una pregunta y una
contestación, utilizándose en ambas el mismo verbo.
2. Contrato litteris. Fueron aquellos que se perfeccionaban, en algunos casos
determinados, con el uso de la escritura.
3. Contratos reales. Se perfeccionaban con la entrega de la cosa. Este grupo comprendía
un contrato stricti iuris (mutuo, préstamo de consumo) y tres de buena fe (comodato,
prenda y el depósito)
4. Contratos consensuales. Representa una gran victoria en la lucha contra el formalismo
del derecho antiguo. Se perfeccionaban por el simple consentimiento de las partes.
Del grupo mencionado se subdividen a su vez en dos rubros: los que se perfeccionan
por el objeto mismo, es decir, contratos intuitu rei, como lo son la compraventa y el
arrendamiento; y los que se trataban más bien de las calidades individuales de la parte
contrataría, también llamados contratos intuitu personae, como lo son el mandato y
la sociedad.11

De la cuádruple división de los contratos nominados los encontramos ya en las Institutas


de Gayo, que en latín versa: “aut enim re contrahitur obligatio, aut verbis, aut litteris, aut
consensu.” y que se traduce: “las obligaciones son contraídas mediante la entrega del objeto,
mediante ciertas fórmulas verbales, en forma escrita o mediante el simple consentimiento.” 12

De la familia de los contratos innominados, lo particular era que se perfeccionaban con la


prestación de cualquiera de las partes, se dividían en cuatro rubros:

1. Do ut des. Que significa “doy para que des”, el ejemplo típico es la permuta.
2. Do ut facias. “Doy para que hagas”, verbigracia, el pago en especie por un servicio
prestado.
3. Facio ut des. Que se refiere “hago para que des.”
4. Facio ut facias. Significa “hago para que hagas”, y se ve representado como un

11
Margadant, Guillermo Floris. El Derecho Romano Privado Romano. Op. cit. pp. 383 in fine y 384.
12
Ibidem. p. 384.
intercambio de servicios. 13

3.1.5 Edad media

Es el período histórico, posterior a la Edad Antigua y anterior a la Edad Moderna, que


comprende desde el fin del Imperio Romano, hacia el siglo V, hasta el siglo XV. En esta
etapa los contratos consensuales cayeron en desuso debido a los problemas de seguridad y
de carácter social y político sobrevenidos por las conquistas de los bárbaros. De tal manera,
el contrato sufrió un retraso en su evolución y volvió a su carácter costumbrista regional y
formalista, alejándose de los consensuales y por dicha razón tuvo mayor preponderancia los
contratos solmenes, además del acuerdo de las partes conjuntamente con la “palmata”, que
se refiere al choque y apretón de las palmas de las manos de los contratantes, seguidos de
palabras sacramentales que eran necesarias para el perfeccionamiento del contrato. 14

Con la aparición de las clases sociales imperante, como lo fueron, los señores feudales,
los comerciantes, los industriales y la banca, se hizo necesario que las transacciones se
efectuaran con mayor rapidez y seguridad, por lo que los contratos tuvieron como base los
principios de la buena fe y la equidad, dando origen a una contratación más simple y ágil; lo
cual representó una regresión del consensualismo en el perfeccionamiento del contrato. 15

3.1.6 Derecho canónico

Se puso énfasis en el fundamento de la obligatoriedad, argumentando como tal la moral y el


respeto de la palabra dada en las promesas o contratos, fue así que el que faltara a la palabra
pronunciada cometía pecado, y para reforzar este argumento se empleó en los contratos el
juramento y la falta de éste encerraba la mentira y por lo tanto el pecado. Una de las grandes
aportaciones de los canonistas, fue exigir la equivalencia en los contratos, persiguiendo el
equilibrio entre las contraprestaciones para evitar el abuso del poderoso ante los débiles,
creando uno de los grandes principios de los contratos, rebus sic stantibus o doctrinalmente

13
Loc. cit.
14
Tapia Ramírez, Javier. Contratos Civiles. Teoría del Contrato y Contratos en Especial. Op. cit. pp. 13 in fine
y 14.
15
Ibidem. p. 15.
llamada la Teoría de la Imprevisión. 16

3.1.7 Época contemporánea

El principio que tiene como fundamento el contrato moderno es la autonomía de la voluntad.


Tuvo su auge en el sigo XIX, conocido como máximo poder de Derecho para la contratación
o formación de los contratos, basado en la idea instaurada en la Revolución Francesa
sustentando a la sociedad compuesta por hombres libres, fuertes y justos. El ideal era que los
hombres regularan espontáneamente sus relaciones recíprocas, de tal manera que la
intervención del Estado sólo tuviera lugar para salvaguardar los principios de orden público.
En ese orden de ideas, los contratos valían porque eran queridos, y de cierta manera lo que
libremente querido es justo. 17

Por su parte, uno de los grandes pensadores y ciertamente precursores idealistas de la


Revolución Francesa, Rosseau expresaba que las convenciones son la base de toda la
autoridad del hombre, y llega a la conclusión de que el “pacto social establece entre los
ciudadanos una igualdad tal, que todos se obligan bajo las mismas condiciones y todos gozan
de idénticos derechos”18, ello representa la consumación de la aplicación de la autonomía de
la voluntad, como elemento distintivo en la contratación.

En la actualidad, el contrato tiene mucha importancia que no sólo es útil para la


distribución y circulación de la riqueza, sino que sirve también para constituir instituciones,
incluso al propio Estado, con el acuerdo de voluntades de una población para dar nacimiento
al mismo; además de transcendencia internacional a través de los Tratados Internacionales,
cuya esencia es la aplicación de la Teoría Integral de Acto Jurídico y por ende la de un
contrato.19

3.2 Evolución legislativa

16
Loc. cit.
17
Loc. cit.
18
Rosseau, Juan Jacobo. El Contrato Social. Editorial Porrúa. México, 1974. p. 17.
19
Tapia Ramírez, Javier. Contratos Civiles. Teoría del Contrato y Contratos en Especial. Op. cit. p. 16.
Tener un criterio evolutivo legislativo es de suma importancia, ya que se tiene una noción
específica de los grandes aportaciones y evoluciones que han tenido los preceptos legales.
Realmente, la creación de nuestros Códigos, desde el primer Código Civil en la historia de
Iberoamérica que fue el Código Civil de Oaxaca de 1827 fue una copia del Código Napoleón,
y así sucesivamente hasta llegar al Código que actualmente nos aplica.
Por ello, es contundente tener una idea clara de la regulación de los contratos, que aunque
desde el Código francés de 1804 hasta el de Código Civil del 1928 no tienen mucha variación,
es importante para nosotros como juristas, reflexionar acerca del empleo de un ordenamiento
a una sociedad distinta e inclusive la aplicación de éste en un contexto económico, cultural y
político desigual.

3.2.1 Código Napoleón

El Código Civil francés de 1804, es el primer Código Civil en la historia de la humanidad,


reguló los contratos dentro del Libro Tercero, denominado “De los diferentes modos de
adquirir el dominio”. Por lo extensa de su regulación puede afirmarse que el legislador
francés consideró al contrato como la fuente principal de obligaciones. La legislación
francesa no siguió un orden en la reglamentación de los contratos. 20
Consideró la voluntad como el medio principal para delimitar el contenido normativo del
contrato; a falta de pacto entre las partes, lo regulaba el artículo 1135 que decía: “los pactos
obligan no sólo a lo que se expresa en ellos, sino también a todas las consecuencias que la
equidad, el uso o la ley dan a la obligación según su naturaleza.” 21 Por otro lado, la libertad
contractual se limitó a los términos que establecía el artículo 6º: “no se pueden derogar por
pacto particulares las leyes en que es interesado el orden público y las buenas costumbres.”22
Muy similar a lo que se establece actualmente en el mismo ordinal, pero de la ley sustantiva
antes mencionada que alude a la voluntad de los particulares la cual, no puede eximirse de la
observancia de la ley, ni alterarla o modificarla. Se puede renunciar a derechos privados,
siempre y cuando no afecten a un tercero. Tan solo con este artículo se observa la tendencia

20
Rico Álvarez, Fausto et Garza Bandala, Patricio. De Los Contratos Civiles. Editorial Porrúa. México, 2011.
pp. 1 in fine y 2.
21
Loc. cit.
22
Loc. cit.
de la exacerbada transcripción, por no decir copia del Código Napoleón al Código Civil que
actualmente nos rige.

3.2.2 Código Civil de 1884

Sus disposiciones en materia de contratos estuvieron basadas principalmente en el Código


Napoleón. Las innovaciones sustantivas de la legislación de 1884 fueron mínimas. Al igual
que su antecesor francés, previó algunas disposiciones generales en materia de obligaciones
y contratos, sin que fueran relevantes para considerarse como algo especial. 23

3.2.3 Código Civil de 1928

Debido al orden que reguló los contratos, permite suponer que los clasificó implícitamente
en contratos preparatorios, traslativos de dominio, traslativos de uso, traslativos de guarda y
custodia, que generan obligaciones de hacer, asociativos, de garantía y de resolución o
prevención de controversias. El legislador de 1928 sólo actualizó algunas de sus
disposiciones para atender a las necesidades de la época, pero sustantivamente el contenido
es el mismo. 24 Dicho lo cual, es un claro antecedente de la regulación y clasificación de lo
contratos en la legislación civil actual, si bien tiene mínimas variaciones y está expresamente
catalogado.
Sobre las fuentes del Código Civil de 1928, es conveniente mencionar que las grandes
aportaciones vinieron del Código Civil alemán y de las legislaciones que lo siguieron, tales
como el Código suizo y el brasileño. La problemática clara de estas incorporaciones fue que
se hicieron inclusiones de manera ligera sin adecuar esto a todo el contexto que rodea al
Código. Como ejemplo claro de estas incoherencias, se ve reflejado en muchas
contradicciones respecto de los contratos, ya que la idea de la teoría general de las
obligaciones es de origen suizo, pero el legislador mexicano tomó su esquema y lo llenó de

23
Loc. cit.
24
Ibidem. pp. 2 in fine y 3.
disposiciones de corte francés.25 En ese sentido, las controversias relativas a lo anterior se
resuelven conforme a uno de los Principios Generales del Derecho, “La ley especial deroga
a la Ley general.”

25
Rico Álvarez, Fausto et Garza Bandala, Patricio. Teoría General de las Obligaciones. Editorial Porrúa.
México, 2005. pp. 18 in fine y 19.

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