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PRÓLOGO

Y Desperté, es una narración que profundiza en el alma


humana después de la muerte. La historia es descrita con
gran sensibilidad y muestra una intención luminosa de
guiar al lector hacia planos de existencia donde se realiza
la verdadera vida, aquella que trasciende a la temporalidad
del mundo físico para mostrar una verdad que llena de
esperanza a los creyentes y no creyentes de que existe vida
y en abundancia más allá de lo que se denomina muerte
que no es más que un tránsito, es cerrar una puerta y abrir
otra que conduce a una mejor vida que ha de desarrollarse
de acuerdo al nivel evolutivo del alma que deja el cuerpo
físico.

La autora muestra con simpleza y claridad la ley de la


reencarnación, la ley de causa y efecto y otras que rigen la
vida y que son principios universales para lograr la gran
liberación del alma y alcanzar la maestría.

Esta obra es un gran aporte para el buscador sincero de la


verdad y ayudara en el despertar de conciencia en esta
nueva era de acuario.

Elard Fernández Núñez Del Prado


Kim Ihl Kaiser

Y, DESPERTÉ
CAPITULO I

Y, DESPERTÉ

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Y desperté.

Mi nombre es Daniel, tengo 16 años y les


contaré lo que hace un tiempo viví.

No sabía dónde estaba, era un lugar hermoso,


pero no podía reconocerlo, es difícil de explicar
con exactitud lo que sentí cuando logré abrir
los ojos, estaba un poco aturdido, sintiendo un
ligero cosquilleo en mi cabeza, no estaba
seguro de lo que me había pasado, ¿habría
sufrido un asalto?, ¿mis amigos habrían sido
capaces de hacerme una broma?

Solo podía recordar que ese mismo día me


encontraba muy emocionado por salir con mis
amigos, ya había acabado el colegio y por
suerte pude pasar todos los exámenes con notas
satisfactorias, bueno satisfactorias para mí,
porque en realidad, de 13 no pasaban.

Me acuerdo que hablé por teléfono con Andrés,


uno de mis mejores amigos, el estaba
entusiasmado ya que la reunión se daría
primero en su casa para después partir como
todos los sábados a la discoteca.

Pero, ahora, ¿dónde estoy? ¿Cómo hago para


regresar a casa?, mi mamá seguro estará muy

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preocupada, ya era de día, el cielo era de un
color celeste que casi podías confundirlo con el
mar, cuando caminé unos pasos choqué con un
árbol muy grande, y cuando me fijé, noté que
había un caminito lleno de flores, las cuales
eran de todos los colores y con aromas
indescriptibles.

Seguí caminando.

Era el lugar más hermoso que había visto,


llegué a un prado lleno de flores en el césped
perfectamente cortado, como cuando es otoño y
las hojas caen, pero estas no eran hojas, sino
flores de muchos colores.

Había muchos caminos los cuales te conducían


cada uno a un árbol gigantesco y frondoso,
estos caminos eran 7, cada uno de diferente
color.

Me vi más perdido y confundido aun.

Esto tenía que ser una broma de mis amigos, tal


vez tomé demasiado y ellos no tuvieron mejor
idea que llevarme lejos de casa para después
vérmelas como regresar.

Pero ya verán cuando regrese, esto ya no me


parece gracioso, nunca dejé de pensar en la
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preocupación de mi madre, ¡mi papá me
mataría!, después pensé donde encontrar una
tienda, así podría llamar a mi familia y de paso
comprarme unos caramelos para que no se
dieran cuenta que había bebido.

Decidí entrar por uno de los caminitos de flores


que parecía llevar a una ciudad, no había nadie,
solo se escuchaba el sonido del viento que
asemejaba a la brisa de mar, fue ahí cuando me
angustié mas porque pensé que me habían
llevado a la playa y eso estaba como a 3 horas
de mi casa.

¿Habrían sido capaces mis amigos de hacerme


tan cruel broma?, después sentí la angustia y el
temor de que esto no era una broma sino un
asalto, tal vez me golpearon y me llevaron
lejos, no tenía ningún espejo para darme cuenta
si estaba malherido, la verdad me sentía bien de
salud, ni siquiera sentía la sensación de
malestar que produce beber tanto alcohol.

Seguí caminando y vi a un señor, estaba


sentado debajo de un árbol, me tranquilicé y de
inmediato pensé que él podría ayudarme a
regresar.

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“Buenos días señor, sabe, creo que he sido
asaltado y necesito llegar a mi casa, mi mamá
debe de estar muy preocupada”

Recuerdo que el señor me miró, su mirada me


expresó una dulzura y una paz que nunca había
sentido antes, y con una voz muy tranquila me
dijo:

“No te preocupes por tu mamá, ella sabrá


entender”

La verdad este hombre estaba loco, y como se


veía que no conocía a mi madre, ella nunca iba
a entender como me habían podido asaltar, le
echaría la culpa al trago, de que porque salgo
tanto, de que no tengo edad para ir a discotecas,
etc.

Decidí alejarme del señor, un poco


desilusionado de que no pueda ayudarme, tenía
que tener mala suerte, encontrar a la única
persona que me podía ayudar y esta, estaba
loca.

Seguí el camino, noté que no tenía nada en el


estómago desde anoche, ya mis tripas
comenzaban a sonar, mi humor paso de

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preocupado ha enojado, ya quería irme a mi
casa.

Caminé durante muchas horas y no pasaba ni


un solo auto, no encontré ni una sola tienda,
todo lo que había eran caminos de flores que al
final no te conducían a ningún lugar, presentí
que estaba caminando en círculos y me
preocupé más.

Al fin, una tienda, se veía que era muy


pequeñita, pero algo debía vender que pudiera
callar mis tripas hambrientas.

Entré y parado frente a mí estaba un ser, lo


llamo así porque era increíble la energía que
irradiaba, era un hombre maduro, con una
mirada penetrante pero a la vez llena de amor.

“Buenos días señor, la verdad me encuentro


perdido, estoy caminando ya hace horas y lo
único que encontré es esta tienda, tengo
hambre”, le dije.

Este personaje me miró con una calma que al


principio me desespero un poco.

“Tengo para ofrecerte un vaso de agua”, me


respondió.

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¿Un vaso de agua?, pensé que este señor estaba
jugando conmigo, le dije que camine por horas,
que estaba cansado, la tienda estaba llena de
cosas y él, me ofrecía tan solo ¿un vaso de
agua?

Sacó del fondo de la tienda un vaso grande,


parecía de cristal, el agua era de un color
violeta hermoso, ni siquiera pensé si debía
tomarla o no, estaba tan sediento que lo hice.

Pasaron unos minutos y sentí como si mi


cuerpo se hubiera llenado de energía, sentí la
necesidad de seguir caminando, ya no estaba
tan malhumorado ni tan preocupado, solo
quería conocer el lugar.

Cuando quise pagar por el agua el señor no me


lo permitió, y con una sonrisa en sus labios dijo
que él me acompañaría hasta el lugar donde
debía llegar.

Me puso contento que él me acompañara, la


verdad, estaba totalmente perdido.

Salimos sin cerrar la tienda, yo preocupado, le


dije que mejor la cerrara porque podrían
robarla, él, con una sonrisa burlona, dijo que en
este lugar nadie toma lo ajeno, nadie ni siquiera

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lo pensaría, yo sentí un poco de incredulidad,
¿en qué lugar del mundo se pueden dejar ahora
las puertas abiertas?, pero bueno, en fin, era su
tienda no la mía.

Después de unos metros de caminata en


silencio, le pregunté cual era su nombre, con la
calma que lo caracterizaba me respondió que su
nombre era Santiago.

“Qué bonito nombre, siempre pensé que si


tenía un hijo varón le pondría ese nombre.”, le
dije sorprendido.

El sonrió.

Le pregunté que donde estábamos, acaso


¿estamos en la playa?

El respondió:

“Estamos donde tienes que estar.”

Qué respuesta tan sonsa, pensé, yo a esta hora


tenía que estar en mi casa, volví a pensar en mi
mamá y en lo preocupada que estaría por mí,
no terminé de hablar cuando él dijo:

“No te preocupes por tu mamá, ella sabrá


entender”

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Ya era la segunda persona que me decía eso, lo
mismo me respondió el viejo loco del camino.

El sonrió diciéndome que ese señor no estaba


loco, era Rubén, a él le encantaba meditar todos
los días en las faldas del árbol, lo hacía desde
que llegó la primera vez hace ya muchos años.

¿Meditar? Que aburrido, pensé.

“Meditar no es aburrido, solo es callar tu


mente para que tu Santo Cristo hable”,
contestó.

“¿Santo Cristo?, mi colegio no es muy religioso


así que supongo que el santo Cristo es Jesús
¿no?”, dije dubitativo.

Santiago rió y me explicó que esto no tenía


nada que ver con religiones, me dijo que el
Santo Cristo era la unión entre Dios y cada uno
de nosotros, era el guardián silencioso de
nuestra evolución.

“Yo voy todos los domingos a misa” dije muy


orgulloso de mí.

Santiago me preguntó si cada domingo lo hacía


con felicidad, la verdad que no, las misas son
muy temprano y muy largas.

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“No tienes que buscar a Dios en un lugar
externo, Dios está dentro de ti” y continuo
diciendo:

“Cuando sientes una alegría inmensa ¿dónde


la sientes?”

En el corazón, respondí.

“Cuando escuchas una canción hermosa,


¿dónde la sientes?”

En el corazón.

“Entonces, ¿dónde está Dios?”

En el corazón.

Santiago sonrió.

“Cuando llegue a mi casa le diré esto a mi


madre, ella nos obliga a ir todos los domingos
a misa.” Dije entusiasmado.

Santiago me respondió que la vida de mi madre


iba a cambiar por completo, que ella
descubriría esto y muchas cosas más gracias a
mí.

“¿y, porqué gracias a mí?” le pregunté.

Santiago respondió:
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“Porque todo lo que pasa tiene una causa y un
efecto, la vida tiene un curso, un camino que
hace que las personas cambien, evolucionen, y
tu tendrás mucho que ver en el cambio de tu
madre.”

La verdad no entendí nada pero preferí seguir


preguntando otras cosas.

“¿Tienes familia?”, pregunté muy curioso.

“Sí, tengo 2 hijos y una esposa hermosa.”,


respondió muy orgulloso.

“¡Quiero conocerlos!”, exclamé con mucho


interés.

Santiago se rió y dijo:

“Ahora, no están conmigo, cada uno esta


donde tiene que estar.”

Confundido respondí:

“Eso me dijiste hace rato y no entendí, las


familias que se aman tienen que estar juntas.”

Muy sereno, contestó:

“El amor es mucho más fuerte que el tiempo y


espacio, el amor que nos tenemos seguirá
siempre intacto y se verá vida tras vida.”
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“¿Vida tras vida?, ¿cómo es eso? Yo que sepa
solo tenemos una vida.”, exclamé.

Santiago no pudo parar de reír y cuando al fin


se calmó dijo: “Vidas tenemos muchas, Dios
con total y absoluto amor deja que podamos
aprender de cada una de ellas.”

“Eso es a lo que llaman reencarnación.” dije


temeroso.

“Exactamente, Daniel.”, contestó con un tono


de felicitación.

No pude evitar el sentirme feliz de que supiera


la respuesta, hasta ahora Santiago debería
pensar que era un tonto, porque no sabía nada.

“No eres un tonto Daniel, solo que no estabas


enterado de muchas cosas, para eso estas acá,
para aprender y seguir viviendo.”

La verdad, a veces llegué a pensar que Santiago


al igual que Rubén estaba un poco chiflado,
pero no me importó porque su compañía me
hacía sentir muy bien.

Pasamos mucho tiempo caminando, lo increíble


fue que nunca sentí cansancio alguno, desde
que tomé esa agua violeta mi energía cambió.

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Al fin llegamos a un barrio, estaba lleno de
casas hermosas, con jardines inmensos.

Santiago me hizo pasar a una casa diciendo que


era la suya.

¡Qué casa para más hermosa!

No era muy grande, tenía dos habitaciones, un


jardín hermoso, parecido a los que había en la
entrada de la ciudad, la casa era totalmente
blanca con una que otra pared de color violeta,
los muebles eran muy elegantes, había mucho
cojín regado por el suelo.

Dentro de la casa había un perro de lo mas


sociable, quedé impactado al verlo porque se
parecía mucho a Ringo, un perro que quise
mucho en mi infancia.

“¡Que perro tan lindo! ¿Es tuyo?”, exclamé.

Santiago me respondió que no era suyo, era de


un muy buen amigo que se lo dejó hasta que el
volviera de viaje.

Me alegró mucho verlo, siempre fui un amante


de los perros, siempre pensé que un perrito más
que una mascota era una buena compañía, al
acariciarlo sentí mucho amor por parte de él,

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como si tratara de decirme algo, fue extraño,
pero una sensación muy bonita.

Estuve jugando mucho tiempo con el perro,


tanto que ni siquiera me acordé que estaba
perdido, que mi madre estaría preocupada y
que mi padre me mataría.

Santiago me dijo que por el día de hoy dormiría


ahí, sentí una mezcla de emociones, por una
lado, estaba feliz, porque me sentía muy bien
en esa casa, pero por el otro lado, ¿qué pasaría
con mi familia?, estarían muy preocupados.

Santiago muy calmo dijo que se encargaría de


avisarles a mis familiares y amigos que yo
estaba muy bien, ni siquiera le pregunté como
lo haría, pero de alguna manera le creí.

Seguí jugando con el perro cuando Santiago


vino con un vaso de cristal, pero esta vez, el
agua era de color azul, la bebí y de inmediato
sentí un sueño y una paz que sin pensarlo dos
veces me eché a dormir.

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CAPITULO II

CONOCIENDO
LA CIUDAD

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Desperté y a mi lado estaba Ringo, así lo llamé,
porque me hacia acordar mucho a mi perro.

Que buen sueño tuve, me sentía con mucha


energía y con ganas de seguir conociendo aquel
lugar.

Santiago apareció con una sonrisa y un vaso de


cristal, esta vez, de nuevo el agua era de color
violeta, yo me alegré porque sabía que ese
líquido me haría sentir aun mejor.

Lo bebí con mucha alegría, Santiago también


bebió del suyo y para Ringo había uno
especial, era del color del nuestro, pero el vaso
no era un vaso, sino un hueso de cristal.

Santiago dijo que el día de hoy iríamos a


conocer la escuela.

Esa idea no me gustó mucho, yo ya había


terminado por fin el colegio y estaba en mi
época de vacaciones.

Santiago me respondió que esta escuela era


muy diferente a la mía y que ahí podía aprender
muchas cosas.

No quise discutir con él así que nos dirigimos


hacia la famosa escuela.

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Caminamos un par de kilómetros, Ringo iba
con nosotros.

El camino era hermoso, lleno de flores de todos


los colores, el día estaba muy soleado y no se
sentía ni calor ni frío.

Cuando llegamos al lugar quedé gratamente


sorprendido, que lugar tan hermoso, si hubiera
escuelas como esa en mi ciudad que diferente
sería.

Era de un color celeste que irradiaba paz, es


difícil pensar que un color te pueda transmitir
una sensación de bienestar, pero así fue.

Santiago y yo entramos mientras Ringo siguió


su camino de regreso a casa.

De una oficina salió un hombre, era un señor de


más o menos unos 30 años de edad, joven y
muy agradable a la vista, no quiero parecer
medio raro pero debo decir que era un hombre
muy buen mozo.

Era el director de la escuela; me trató muy


amable y siempre con una sonrisa en el rostro
que transmitía paz.

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Santiago le dijo que me iba a quedar, yo
preocupado siempre por mi familia, le contesté
que no podía hacerlo, tenía que regresar a mi
casa.

Santiago me miró y dijo que el ya se había


encargado de mis familiares y amigos, que
ellos por fin sabían que estaba bien, como dijo
él, que estaba donde tenía que estar.

La verdad yo me quedé mucho más tranquilo,


no sé porque pero empezaba a creer que
Santiago era una persona especial, que no era el
loco que pensé en un momento que era.

Decidí quedarme ya que el lugar era realmente


hermoso y mi curiosidad era más fuerte que yo.

Santiago tuvo que irse pero no sé por qué


motivo no sentí miedo, por el contrario, estaba
muy tranquilo y con una sensación de felicidad
que no sentía hace mucho tiempo.

El director me llevó a un aula con mucha gente,


lo extraño fue que había personas de todas las
edades, personas de 10, 20, 30, 50 y ¡hasta de
mayor edad!

Yo inmediatamente pensé que esto era injusto


porque obviamente las personas mayores saben
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más que las menores, fue ahí cuando el director
con una sonrisa en los labios dijo que todas las
personas que estaban en este lugar eran
personas con un mismo nivel evolutivo.

No entendí nada y después de mucho tiempo


desde que conocí a Santiago sentí de nuevo esa
sensación de preocupación y de no querer estar
ahí, de querer regresar a mi casa.

Después de sentir eso, Santiago apareció con la


misma calma que de algún modo me hacía
sentir mejor, dijo que todavía no estaba listo
para entrar a la escuela y los dos nos retiramos.

Me puse un poco triste porque ese lugar era


hermoso y sentí como si de alguna manera le
había fallado a Santiago.

“No me has fallado, cada persona tiene su


tiempo, el tuyo es el que debe ser, la paciencia
es un don que en este lugar se aprende muy
fácilmente.”, dijo.

No había notado eso antes, pero Santiago,


acaso ¿podía leer mis pensamientos?

Preferí creer que era una coincidencia, me dio


mucha pena preguntar, no quería quedar como

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un loco al preguntar eso, ¿quién puede leer el
pensamiento?

Como no asistiría a la escuela teníamos mucho


tiempo libre así que Santiago me llevó a
conocer toda la ciudad.

Como buen joven, lo primero que le pregunté


fue donde quedaba el centro comercial, donde
estaban las tiendas, donde podíamos comer un
helado.

Santiago sonrió y me llevó a un lugar


espectacular, era un centro cultural inmenso,
lleno de tiendas con muchos colores, habían
arcoíris pintados por todos lados y unas
pinturas medias extrañas que no supe su
significado hasta que le pregunté a Santiago.

“Estas pinturas representan a la divina


presencia, lo del medio es la cabeza de Dios o
cuerpo electrónico, después están las 7 esferas
de luz o cuerpo causal, el rayo que baja es el
cordón de plata que ancla en el corazón y esa
imagen es el santo Cristo, ya te hablé antes de
él.”

Le dije que me hablara más sobre eso.

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“Esta divina presencia la tenemos todos sobre
nuestras cabezas, encima de nosotros, es
nuestra conexión con Dios, en el cuerpo causal
están todas las virtudes, dones y talentos que
vamos guardando de todas las vidas que hemos
tenido; el Santo Cristo es nuestro ángel
guardián, el que nos guía, nos ayuda en
nuestra evolución; el cordón de plata es el que
nos mantiene unidos con el cuerpo físico.”

Realmente me pareció fascinante lo que estaba


escuchando, ¿cómo no nos enseñaban eso en el
colegio?

“Estas cosas son las que se enseñan en la


escuela” dijo Santiago.

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Acá les muestro el dibujo de la divina
presencia:

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Vi una tienda que me llamó mucho la atención,
había muchos vasos de cristal con aguas de
diferentes colores, yo conocía la violeta y la
azul, pero también tenían color oro rubí, verde,
blanca, etc., pero lo más hermoso eran los
cuarzos, de todos los colores, y por dentro
tenían como una especie de flamas de colores,
quise comprar algunos para mi mamá pero
Santiago sin ninguna explicación, no me dejó,
raro en él, ya que al parecer le encantaba
explicarme las cosas.

No insistí porque la verdad habían tantas cosas


que ver que no quise perder el tiempo en
discusiones.

Creo que Santiago se dio cuenta de mi


entusiasmo porque me preguntó si quería ir a
un concierto de música, por supuesto los ojos
se me abrieron de felicidad.

Entramos al auditorio, era hermoso, en forma


de cúpula, se escuchaba un coro muy
armonioso, voces muy lindas que transmitían
paz y tranquilidad, había un personaje muy
divertido que tocaba un instrumento que antes
nunca había visto, puedo decir que era un
instrumento de cuerdas porque sonaba parecido
a un violín, en pleno concierto se escuchaba el
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sonido de un mar calmo, con pequeñas olas que
reventaban en la orilla, eso lo hacia un solo
instrumento que era tocado por una mujer muy
hermosa, cabello largo, rubio y con unos ojos
de un color tan celeste que te perdías en su
mirada.

Me quedé quieto escuchando tan hermosa


melodía, es difícil explicar la sensación en el
corazón que me hacía sentir, es como si pudiera
sentir a Dios en mí.

Hace algunos años tuve la posibilidad de ir con


mi familia a Nueva York y pude ir a todos los
espectáculos en Broadway, pero esto realmente
era otra cosa, fue como sí gracias a esta
melodía se hubieran despertado todos mis
sentidos.

No sé cuánto tiempo paso, pero Santiago me


sacó del éxtasis en el que me encontraba para
seguir recorriendo el lugar.

Me llevó a un lugar donde habían muchas


personas pintando, un taller de pintura, dijo.

Las personas que pintaban se encontraban muy


concentradas en lo que hacían, estaban con los
ojos cerrados y solo se podían ver sus manos

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moviendo los pinceles, era todo un espectáculo
verlos, las pinturas eran realmente obras de
arte, muchas dibujaban a la divina presencia de
Dios, otros eran cuadros del maestro Jesús,
pero un Jesús muy diferente al que te enseñan
en el colegio, este Jesús estaba contento,
riendo, jugando con los demás apóstoles.

Hubo una pintura que me llamó mucho la


atención, era el maestro Jesús junto con otras
personas, después Santiago me explicó que
eran otros maestros, todos estaban riendo y
jugando al futbol, me emocionó mucho que
Jesús jugara al futbol porque yo estaba en el
equipo de mi colegio.

Ya habían pasado unas horas así que Santiago


me llevó a comer un helado, fuimos a una
tienda muy hermosa, había helados de todos los
sabores que emanaban un aroma muy especial,
estos helados eran rociados con esencias de
flores.

Fue el helado más delicioso que probé en mi


vida.

La verdad fue un hermoso día, me encantó


conocer el centro cultural, mis amigos hubieran
estado felices aquí, Andres era músico así que
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hubiera estado feliz escuchando tan hermoso
concierto.

Cuando salimos del centro estaba parado


esperándonos mi amigo Ringo, me recibió muy
contento, ¡la cola ya no se podía mover más!

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CAPITULO III

CONOCIENDO
LA VERDAD

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Santiago dijo que tenía que llevarme a meditar,
a mi no me gustó la idea, nunca había meditado
pero me parecía un poco aburrido, no quería
perder mi tiempo, este lugar era hermoso y
había muchas cosas que conocer, no sabía hasta
cuando me iba a quedar y tenía que aprovechar
el tiempo.

Santiago insistió de una manera amorosa así


que no tuve otra alternativa.

Me llevó a un lugar espectacular, hasta ahora


fue el lugar más hermoso, era una cúpula
pequeña, de color violeta, en medio del lugar
había un árbol muy frondoso, Santiago me
pidió que nos sentáramos en las faldas de dicho
árbol.

Nos pusimos en flor de loto y me pidió que


cerrara mis ojos.

Cuando lo hice, en el lugar se escuchó una


melodía muy hermosa, eran violines suaves,
con voces angelicales.

Santiago guiaba con voz armoniosa la


meditación, la paz que sentí fue indescriptible.

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Después de muchos minutos Santiago se quedó
callado, yo estaba muy concentrado, mi mente
se quedó en blanco.

No sé si llegué a dormir, pero en mi mente


pude ver muchas imágenes, no sabía si era un
sueño, me vi el día anterior vistiéndome para
salir con mis amigos, como ese día discutí con
mi madre porque no quería dejarme salir, me vi
bailando en la discoteca con Rafaela, la chica
que me gustaba, después saliendo de la
discoteca.

Lo que vi a continuación fue algo horrible, no


lo podía creer, ¡no me podía pasar esto a mí!

Salía de la discoteca con mis amigos, riendo,


divirtiéndome, cuando de la nada salió un carro
en el que se bajaron muchos muchachos,
estaban muy tomados, en la esquina del lugar
había un grupo de gente la cual estaba
discutiendo al parecer por una mujer, el hecho
fue muy confuso, solo se escuchaban gritos y
fue ahí cuando un muchacho sacó un arma y
disparó.

Me vi caer al suelo y a Rafaela llorando


tratando de reanimarme.

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No pude ver más porque desperté llorando, ¡no
podía creer lo que había visto!

Santiago estaba a mi lado, quiso abrasarme


pero no lo dejé.

Acaso, ¿estaba muerto?

Acaso, ¿ese desgraciado había acabado con mi


vida?

No pude contenerme, me eché a llorar tanto que


sentía que la cabeza me explotaba.

Santiago logró abrazarme pero ni la paz que


irradiaba ni el amor que salían de sus ojos
lograban calmarme.

¿Por qué a mí?, ¿por qué yo?, yo no tenía nada


que ver con la discusión, era injusto que yo
estuviera muerto, nunca le hice daño a nadie.

Yo no quería estar muerto, tenía muchas cosas


que hacer, quería entrar a la universidad, quería
casarme, tener hijos.

Ahora entendía tantas cosas, las palabras de


Santiago, estas donde tienes que estar, yo no
quiero estar acá, quiero estar con mi familia,
con mis amigos.

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Santiago nunca se alejó de mí, siempre estuvo a
mi lado, callado, dejando que toda mi tristeza
saliera.

Después de tanto llorar, la pena se volvió


cólera, furia, resentimiento por aquel muchacho
que me había quitado la vida, no podía contener
esa sensación de querer venganza, de matarlo
como el hizo conmigo, fue en ese momento que
caí en un pozo negro, el lugar ya no era tan
hermoso, estaba en un lugar oscuro, de noche,
Santiago ya no estaba conmigo.

Se escuchaba una música fúnebre, los sonidos


eran espantosos, se oía a la gente llorar y
quejarse.

¿Dónde estaba ahora?

Se me acercó una mujer muy arrugada, con el


seño fruncido y los ojos de un color negro que
ya ni se le notaba el blanco de los ojos.

Sentí mucho miedo, temor de que alguien me


hiciera daño.

Le pregunté a la Sra. Donde estábamos y ella


respondió:

“Al lugar donde tus sentimientos te llevan.”

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Le pregunté porque ella estaba en tan horroroso
lugar y su respuesta me sorprendió.

“No supe cuidar la vida que Dios me regalo, no


tuve la valentía y el coraje de entender el
porqué de todas las cosas que tuve que pasar,
nunca entendí que la causa tiene su efecto y
decidí quitarme la vida.”

Por un momento se me olvidó toda la ira y el


resentimiento y sentí compasión por ella.

En ese momento, apareció Santiago y dijo que


este no era el lugar donde tenía que estar y al
cerrar los ojos aparecí de nuevo en la ciudad
hermosa que antes conocí.

Pasamos unos minutos en silencio, el sentir que


estaba junto a mí, me hacía sentir mejor, me
llenaba de energía.

Apareció Ringo y de inmediato pensé, “es


Ringo, mi perro de infancia ¿verdad?”

Santiago me respondió que efectivamente ese


perrito era mi Ringo, mi amigo de infancia, mi
mascota, mi compañía, ese perrito que me
acompaño en esas enfermedades infantiles, que
jugó conmigo después de hacer la tarea.

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Lo abracé muy fuerte, sabiendo al fin la verdad.

“Eso era lo que tratabas de decirme ¿no?, te


extrañe mucho, tuve muchos perritos pero
nunca como tú, tu siempre fuiste especial.”

Sentí mucha felicidad, realmente había vida


después de la muerte, es ahí que comprendí que
la muerte en realidad no existe.

Quería saber muchas cosas, ahora que por fin


sabía toda la verdad, quería saber porque estuve
en ese lugar tan feo, porque la Sra. que conocí
se quitó la vida y por cuánto tiempo seguiría
ella ahí.

Santiago respondió que había tenido muchas


emociones fuertes y mejor era ir a dormir a
casa, ese lugar que me pareció tan hermoso y
que sería mi hogar de ahora en adelante.

Al llegar, Santiago me dio de beber un vaso


con agua azul y descansé como nunca había
descansado, dormí mucho.

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CAPITULO IV

TRABAJOS

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Al despertar, quise conversar con Santiago, que
me explicara muchas cosas que aun no me
quedaban claras.

Santiago me invitó a pasear por la ciudad y así


contestaría cada duda que tenía.

Salimos acompañados como siempre de mi


buen amigo Ringo, el nos seguía el paso.

“Santiago, cuando fui a ese lugar oscuro,


horrible, ¿era el infierno?”, pregunté.

El me respondió que todas las personas que


están llenas de odio, rencor, resentimientos,
pensamientos de venganza; van a esa clase de
lugares.

Le conté de la Sra. que conocí, aquella que se


quitó la vida, le dije la compasión que me hizo
sentir su situación, y pregunté por cuánto
tiempo se quedaría en ese horrible lugar.

Santiago me respondió algo que me pareció


muy importante que la gente sepa, las personas
que se quitan la vida se van a estos lugares y
permanecen ahí hasta que hubiera sido su
tiempo de desencarnar, es decir, si alguien
tomó la decisión de matarse a los 20 años y el
plan divino era que viva hasta los 50,
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permanecería por 30 años en ese lugar tan
espantoso.

También me explicó la importancia del perdón,


una persona no puede vivir culpando a otra de
lo que le pasa, cuando todas las cosas se dan
por merecimiento, cada uno tiene lo que se
merece, es por eso que si no entiendes porque
te pasan las cosas solo debes de saber que te lo
mereces y cuando lo aceptes tu vida empezará a
cambiar.

En un momento de la charla me entró una


especie de pánico, pensé en mi madre y en lo
mucho que debería de estar sufriendo por mi
muerte, mi papá era una persona más fuerte, era
un hombre que pasó por muchos momentos
difíciles y en todos salió adelante, la vida le
enseñó a ser más sereno y a afrontar la vida de
una manera positiva y con mucho optimismo.

Pero mi madre, ¿qué sería de ella?, ¿cómo iba a


superar esto?

Santiago me explicó que la vida de mi madre


cambiaría de una forma tal, que todas estas
enseñanzas que estaba escuchando le serían
dadas.

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Ella encontraría la respuesta a todo lo que
estaba viviendo, entendería la situación y
estaría feliz por mí.

Esto llevaría un tiempo, pero lo importante era


que mi mamita encontraría la paz y la felicidad.

Santiago me dijo algo que me puso muy feliz,


él dijo que yo podía visitar a mi madre en sus
sueños, cada que sintiera ganas de verla o que
sintiera que ella me necesitaba.

Así lo hice, muchas veces voy a visitarla,


tenemos conversaciones muy hermosas y muy
largas, ella me cuenta lo que ha leído, lo que
está aprendiendo y yo por mi parte le cuento
todo lo que estoy viviendo.

A veces ella se acuerda del sueño, otras veces


se despierta muy contenta y no sabe el porqué,
es porque estuvimos juntos.

Los sueños son lugares hermosos donde


podemos encontrarnos, también visito muy
seguido a Andres, es mi mejor amigo, y no
saben las ganas que tengo de contarle todo esto.

A él le falta madurar un poco, siempre que lo


visito me platica de lo que hizo el sábado, de
cuanto bebió y de lo mucho que me extraña,
41
está bien, todavía es muy joven y ya llegará el
tiempo en que sienta la curiosidad y la
necesidad de saber todas estas cosas, Santiago
me contó que Andres será una persona muy
importante, tiene una misión muy específica en
la tierra, y falta muy poco para que empiece a
ser instruido.

Santiago dijo que iríamos a conocer el resto de


la ciudad, tenía que conocer mucha gente que al
igual que yo, estaba en un mismo nivel
evolutivo.

Fuimos a lo que vendría ser el centro de la


ciudad, ahí habían muchas personas, el
ambiente era muy lindo, todos felices, mucha
gente estaba trabajando, sí, ¡acá también se
trabaja!

Las personas en este lugar trabajan y estudian,


en la escuela te enseñan cómo funciona el
universo, que es el verdadero amor.

Los trabajos son muchos, por ejemplo Santiago


es un guía, él ayuda a las personas a darse
cuenta de que ya no están en el mundo
material, que su cuerpo físico se terminó y que
ahora están desencarnados.

42
Hay otros trabajos, como el que se encarga de
avisar a tu elemental que ya es hora de que
empiece a trabajar con tu cuerpo físico.

Santiago me explicó que todos tenemos un


elemental el cual se encarga de hacer tu cuerpo,
tejer cada órgano, nervios, venas, etc. , cuando
tu desencarnas, el elemental se va a descansar
hasta que tu decidas regresar a la tierra para
seguir evolucionando.

Es por eso que es muy importante agradecerle


todos los días a tu elemental el haber creado tu
cuerpo físico y pedirle que por favor lo cuide.

Otro trabajo muy interesante es el que hacen


los doctores, muchas personas cuando
desencarnan, no entienden que están
desencarnados y siguen sintiendo los dolores
físicos y mentales que tenían en la tierra, los
doctores los cuidan y les dan de tomar jugos
mágicos que hacen que los dolores se terminen.

Tengo un amigo llamado José Luis, tiene un


trabajo muy bonito, el se encarga de guiar a
todos los animalitos que desencarnan, algunos
regresan pronto a la tierra porque su karma es
mucho menos pesado que el nuestro, otros
como Ringo, prefieren esperar a que sus amos
43
vengan a la ciudad y así poder estar juntos
hasta que la persona decida reencarnar.

Yo todavía no tengo muy en claro en qué voy a


trabajar, Santiago dice que es muy pronto,
tengo que aprender mucho más cosas en la
escuela.

44
CAPITULO V

KAROLINE Y
YO

45
Pasaron los días y cada vez estaba más
contento de estar en este lugar, hice muy
buenos amigos.

Todo lo que estaba aprendiendo ¡era increíble!

Hice una muy buena amiga, tenía unos 17 años,


su nombre era Karoline, ella me contaba que en
la tierra vivía en un pueblito de Estados
Unidos, ella al igual que yo no pudo casarse ni
tener hijos, era muy joven.

Estaba en la misma aula que yo, nos


sentábamos juntos, y nos hicimos muy amigos,
no había mucha gente de mi edad en mi clase
así que teníamos muchas cosas en común.

Ella tampoco sabía cuál iba a ser su trabajo, a


los dos nos gustaban mucho los animales, así
que de repente nos inclinaríamos por ser sus
guías, pero Santiago nos dijo que todavía
debería pasar mucho tiempo para decidirlo,
nuestra “muerte” había sido muy pronto y nos
faltaba mucho por conocer.

Karoline también tenía una mascotita que


decidió esperar por ella, era una gatita hermosa,
esas que tienen mucho pelo y parecen peluches,
por suerte o como dice Santiago por amor,

46
Ringo y ella se llevaban muy bien, la gatita lo
amaba, hicieron una amistad muy linda.

Un día de curiosidad le pregunté a Karoline


como había sido su “muerte”, parecía tenerlo
ya totalmente superado.

A diferencia mía, tuvo una muerte lenta, ya que


sufría de una enfermedad terminal, fue muy
jovencita cuando la tuvo, tenía 10 años, pasó
mucho tiempo luchando contra ella, pero eso de
alguna manera la ayudó a prepararse en vida,
ella me contaba que cuando llegó a la ciudad,
fue el momento más feliz de su vida, ya no
sentía más dolor, y la belleza de la ciudad la
dejó sin palabras.

A la primera persona que vio fue a Rubén, eso


me dio mucha risa, porque también fue la
primera persona que vi, le pregunté si no pensó
que estaba loco, pero como se notaba que ella
sabía más que yo, porque por el contrario, le
pareció un ser de luz.

Por el gran corazón de Karoline, ella nunca


visitó ese lugar tan horrible que me tocó visitar
a mí, cuando le conté no quiso saber mucho,
ella dice que hay que pensar en las cosas

47
positivas y nunca en las negativas, solo pensar
en lo perfecto porque lo imperfecto no existe.

También me contó que cuando conoció a


Santiago sintió algo muy especial, como si ya
lo hubiera conocido de antes, él le conto que en
otra vida habían sido padre e hija y el amor
siguió creciendo y seguirá creciendo a lo largo
de muchas vidas que de seguro tendrán.

Karoline me dijo que en muy poco tiempo nos


enseñarían todas las vidas pasadas que tuvimos,
así aprenderíamos más rápido de todos los
errores y todos los aciertos que cometimos.

Eso me pareció ¡fantástico!, ya quería que


llegara ese día, pero como dice Santiago, la
paciencia es un don que aquí se aprende muy
fácilmente.

Cuando Karoline me contaba de cómo era su


vida en la tierra sentía mucha admiración por
ella, tuvo una vida muy difícil, casi toda se la
pasó enferma yendo de doctor en doctor.

Lo más admirable era su fuerza, su fe, la cual


nunca perdió.

Ella decía:

48
“Con esta enfermedad me pueden pasar dos
cosas maravillosas; una es que le gané, sané, y
me convierta en una persona más humilde, más
agradecida; y la otra, es que pierda y deje este
cuerpo tan pesado para seguir aprendiendo y
evolucionando.”

Así era ella, siempre viéndole el lado positivo a


todas las cosas.

Un día le pregunté si cuando estaba en la


ciudad pensaba en su familia, en su mamá; ella
me contestó que esa fuerza y esas ganas de
vivir se la enseñó justamente su madre, ella fue
su pilar y cuando Karoline tuvo por fin que
desencarnar, su madre la guió, ella cuenta que
en el momento en el que el cordón de plata se
iba alejando del cuerpo físico, escuchaba la voz
de su madre que la acercaba a la ciudad.

Su madre era una persona muy especial, eso me


contó Santiago.

Dice Karoline que se encuentra con ella muy


seguido en sueños, a veces se pueden encontrar
en meditaciones que hacen juntas, solo que en
diferentes planos, sus espíritus se encuentran y
hasta pueden tocarse.

49
Santiago me explicó que muchas veces las
personas pueden encontrarse con sus seres
queridos ya desencarnados mediante
meditaciones, que es mucho más hermoso que
encontrarse en sueños, pero que la persona en
la tierra tiene que estar concentrada y con el
corazón totalmente abierto, mi mamá todavía
no estaba preparada, pero Santiago dijo que
muy pronto lo estaría.

Le pregunté a Karoline por su padre, ya que


nunca lo mencionaba, me contestó que había
desencarnado ya varios años atrás, justo antes
que ella enfermara.

“¿Y dónde está?, ¿vivía aquí?, quiero


conocerlo.”, le dije.

Ella me respondió que su padre estaba en un


nivel de menor evolución así que no vivía en la
ciudad, pero que muchas veces lo visitaba.

Hay muchos niveles de evolución, donde


estamos no es la única ciudad, el papá de
Karoline está en un nivel menos, ella si puede
ir a verlo pero él no.

Uno puede bajar de nivel pero nunca subir.

50
Cuando me contó eso, me dio mucha
curiosidad por saber dónde estaría mi abuelo, él
era la única persona que conocía que ya había
fallecido, bueno, nunca lo conocí, pero mi
madre me hablaba mucho de él; ya habría
tiempo de sobra para preguntar por él.

Decidí invitar a Karoline a un concierto en el


centro cultural, estaba vestida tan linda, llevaba
puesto un traje de color violeta, dice Santiago
que es un color transmutador.

Su pelo brillaba de tal manera que salían rayos


color oro rubí por su cabeza.

Era muy raro lo que sentía por ella, era un amor


totalmente puro, un amor verdadero.

Empezó el concierto, la melodía era aun más


hermosa que otros días, cuando volteé a verla,
estaba con los ojos cerrados, y una flama de luz
rosada salía de su corazón hacia el mío, me
invadió un sentimiento de amor que nunca sentí
en mi vida, ¡que amor tan puro!

Al regresar a casa, lo primero que hice fue


contarle lo sucedido a Santiago y a preguntarle
qué fue lo que había pasado, él me contestó que
no podía hablarme mucho de eso, yo ya

51
entendería las cosas a su debido tiempo, pero
que no era la primera vez que nos conocíamos,
ya en otras vidas se habían cruzado nuestros
caminos.

52
CAPITULO VI

LA JUNTA
KÁRMICA

53
Fui a la escuela como todos los días, sentada
estaba Karoline, se veía más hermosa de lo
acostumbrado, nos saludamos muy
cariñosamente, tal vez ella también se había
dado cuenta de lo ocurrido en el concierto.

Nuestro profesor llegó muy contento a dar la


clase del día, ir a la escuela era increíble,
aprendíamos tantas cosas tan interesantes, no
había ni matemáticas, ni física, ni nada de esos
cursos aburridos que al final no te sirven para
nada.

Lo primero que nos preguntó el profesor


Gabriel apenas entro a clases fue:

“Cuando ustedes vivían en la tierra, ¿vivían en


el lugar correcto o en el lugar verdadero?”

La verdad nadie supo que responder porque no


entendimos que quería decir, ¿no era lo mismo?

Fue ahí cuando nos explicó que el lugar


correcto es el que uno elige, el que tu libre
albedrio escoge, pero el lugar verdadero es el
que Dios tiene pensado para ti.

Fue muy interesante el silencio que se hizo en


clase, todos pensamos si realmente llegamos a
estar en el lugar verdadero.
54
Es algo que todos ustedes, que siguen viviendo
en la tierra, tienen que preguntarse, ¿donde
viven?

Las horas se pasaron muy rápido y ya era hora


de ir a casa, cuando llegué, me recibió como
todos los días mi amigo Ringo, antes de entrar
a la casa fui recibido por un ser que nunca
había visto en la ciudad, era una especie de
niño, con alas a los costados, ¡ERA UN
ANGEL!

Este ser tenía una luz tan brillante alrededor


que alumbraría todo un estadio de futbol.

Me entregó a mis manos un pergamino


enrollado envuelto con una cinta violeta, con
una sonrisa en los labios se despidió de mí.

Entré corriendo a la casa a contarle a Santiago


lo que había pasado, él no pareció muy
sorprendido.

Cuando desenrollé el pergamino, en unas letras


muy hermosas me invitaban a reunirme con los
maestros de la junta kármica.

Le pregunté a Santiago que era eso, me


respondió que en esa junta kármica los
maestros junto conmigo analizaríamos toda mi
55
vida, mi vida como Daniel Ponce De León
García.

Me dio un poco de miedo, si bien yo creo que


mi vida fue buena y que actué de buena
manera, uno nunca sabe.

Santiago dijo que él me acompañaría, pero que


a la junta kármica tenía que entrar solo.

Estaba muy nervioso, Santiago me llevó al


lugar, no les puedo explicar donde era, me hizo
cerrar los ojos y cuando los abrí, ya me
encontraba en el.

Era una cúpula grande, el techo era muy alto,


los colores del salón eran hermosos, en las
paredes habían muchas pinturas de la divina
presencia de Dios, también habían muchos
retratos del maestro Jesús y de otros maestros
que después aprendí en la escuela.

Después de unos minutos, entraron muchos


hombres, vestidos con túnicas de color blanco,
tenían puestos muchos cristales de colores, los
trajes estaban bordados con hilos de oro, era
hermoso.

Me saludaron con mucho cariño, todos


sonreían, y emanaban unos aromas exquisitos.
56
Los nervios se me fueron, comencé a sentir
paz, estos seres tenían una energía tan poderosa
que hasta me dieron ganas de llorar de
emoción.

Uno de ellos me habló, me dio la bienvenida, y


dijo que estaban muy contentos de que haya
aceptado la invitación.

Después Santiago me explicó que muchas


personas no aceptan la invitación, no es
obligatorio, pero una vez que la aceptas tienes
que ir a la junta.

Es que muchas de esas personas tienen miedo


porque saben que en la vida no se comportaron
de una buena manera y su conciencia no los
deja aceptarla.

Pero algún día tienen que recibirla, el ángel


vuelve cada cierto tiempo para ver si por fin
desean aceptarla.

Sonaron unas campanillas, esa era la señal para


empezar la junta, del techo salió una pantalla
gigante, como de cine.

La pantalla se iluminó y vi mi nacimiento, era


increíble, ni el mejor cine del mundo se
comparaba con la calidad de esta imagen.
57
Vi pasar toda mi vida, hechos importantes y
también hechos al parecer sin importancia,
cuando terminó la película, uno de los maestros
preguntó si alguna de las escenas me impactó
de manera especial; hubo una donde pensé que
actué de mala manera, una pelea que tuve con
mi madre en la cual me porté muy grosero,
sorprendentemente el maestro me enseñó otra
escena, en ella, tuve la oportunidad de con mis
palabras ayudar a Andres a sobrellevar un
problema grave de su hermana que lo tenía
muy preocupado, yo, preferí callar porque
pensé que los hombres no hablan de esas cosas
y preferí cambiar de tema.

El maestro con voz muy firme pero a la vez


muy serena, dijo:

“Esta junta kármica sirve para que te des


cuenta, no de lo que hiciste mal o bien, sino de
lo que dejaste de hacer.”

Esas palabras me hicieron pensar mucho, y


cuando vi de nuevo la película, me di cuenta de
todas las cosas que había dejado de hacer.

Me sentí un poco avergonzado, pero uno de los


maestros sonrió, y dijo que para esto era la
junta kármica, que en otra vida tratara de nunca
58
dejar de hacer, y que al hacer las cosas, las
hiciera con amor y con felicidad, y que de esa
manera, nunca me equivocaría.

Los maestros se despidieron de mí con mucho


cariño y amor, dijeron que estaban muy
contentos con mi progreso, y que me quedara
en la ciudad, todo el tiempo que necesitara.

Cuando salí, estaba esperándome Santiago, le


conté todo lo que había vivido, se puso muy
contento de que hubiera entendido el propósito
de esta junta, volví a cerrar los ojos y
aparecimos en la puerta de casa.

Todo el resto del día estuve pensando, en mi


siguiente vida quiero hacer tantas cosas, quiero
ser mejor persona, mejor hijo, mejor amigo.

Karoline me estaba buscando, quería saber


cómo me había ido en la junta kármica, le conté
todo exactamente como había sucedido, como
buena mujer, me lo preguntó como 50 veces,
pero yo estaba muy contento de hacerlo porque
cada que le contaba, descubría algo nuevo.

59
CAPITULO VII

MI MADRE Y
YO

60
Santiago me despertó muy contento, estaba
desbordado de alegría, feliz; cosa que me
sorprendió, ya que siempre es tan sereno.

“Tu mamá estuvo trabajando mucho en su


espiritualidad, conoció un ser de luz que la
está ayudando mucho, hoy tendrá cita con él y
harán unas meditaciones, ¿quieres verla,
tocarla?”, exclamó.

¡Me paré más rápido que volando!, muchas


veces había visitado a mi madre en sueños,
pero esto era totalmente diferente.

Karoline lo hizo con su madre y me contó que


era algo muy hermoso.

Santiago me llevó a la entrada de la ciudad,


donde conocí a Rubén.

Ese era el mejor lugar para meditar, y era


mediante la meditación que nos
encontraríamos.

Santiago me dejó solo, dijo que me concentrara


y pusiera mi mente en blanco, por suerte, o
como dice Santiago por amor, en la escuela nos
enseñaron a meditar, a respirar correctamente,
y aprender a poner la mente en blanco para que
el Santo Cristo hable.
61
Cuando logré la concentración necesaria, me vi
en un jardín hermoso, en el, había una banquita
de madera, una voz, me pidió que por favor me
sentara ahí.

Lo hice, la música que sonaba era hermosa, era


un solo de violines.

De la nada apareció mi madre, estaba hermosa,


ella al verme empezó a llorar, era un llanto de
emoción, yo corrí hacia ella y la abracé, nos
abrazamos con mucho amor y con una fuerza
que nos quedamos haciéndolo mucho tiempo.

Yo no pude hablarle mucho de todo lo que


estaba aprendiendo, ya llegaría su momento.

Solo le pude decir que estaba muy bien, que la


vida después de lo que llaman muerte es
hermosa, uno aprende mucho y entiende
muchas cosas.

Ella no podía dejar de llorar, pero era un llanto


de felicidad, me dijo que me encontraba
hermoso, mi cara estaba llena de luz.

Yo quise repetirle a cada momento que estaba


muy feliz, que hiciera su vida de una manera
que ella también lo fuera.

62
Ella me contestó que estaba leyendo mucho
sobre eso y que ahora veía la vida de otra
manera, dijo también, que mi padre estaba muy
bien, el también estaba leyendo y siempre
pensaban en mí con una sonrisa en los labios.

Eso me alegro muchísimo, saber que mis


padres estaban contentos, que habían superado
el apego que tenían hacia mí, un día Santiago
me dijo algo muy lindo, que por lo visto mis
padres también sabían, “Lo que se ama no se
extraña, si se ama estará siempre en tu corazón
y si está en tu corazón está muy juntito a ti.”

Mi madre antes de despedirse me contó que


estaban pensando en tener otro hijo, que habían
consultado con el doctor y por amor, todo
estaba bien.

Yo me alegré mucho, nada sería más lindo que


sentir que mis padres estaban contentos de
nuevo, y que serían de nuevo una familia.

Yo le expresé mi felicidad, sentí la necesidad


de decirle que tendrían un hijo varón, y que me
gustaría que le pusieran Mateo de nombre,
Mateo Ponce De León García.

63
No sé porque lo dije, pero a mi madre le
encantó la idea.

Escuché una voz que le pedía a mi madre que


contara hasta diez para después abrir
lentamente los ojos, esa era la señal de que ya
era hora de irme.

Nos dimos un último beso y un abrazo muy


fuerte.

Abrí los ojos, Ringo estaba junto a mí, parecía


estar durmiendo, ¿será que el también tiene a
alguien a quien visitar?, ¿sería una novia?, ¿la
perrita que era nuestra vecina?, me reí mucho
por las ocurrencias que tenía, después se lo
contaría a Santiago y a Karoline para que se
rían conmigo.

Al llegar a casa Santiago estaba muy


emocionado, me pidió que le contara todo lo
que había sucedido, yo se lo conté con todos
los detalles que pude.

Al terminar el relato, Santiago me llevó a la


sala donde había un televisor, me dijo:

“¿Quieres ver como quedó tu mamá después


de tu visita?”

64
Prendió la televisión y la vi a ella, estaba en un
consultorio, con ella estaba la persona que la
ayudó a comunicarse conmigo a través de la
meditación, fue la misma voz que escuché, la
que le ordenaba a contar hasta diez, mi madre
le estaba contando todo lo que había sucedido,
le contaba que me vio muy bien, lleno de
sabiduría, le dijo también que pudo tocarme,
que me sintió, le contó que yo quería que el
hijo que tenga se llamara Mateo, él le contestó
que entonces debía ponerle ese nombre.

¡La vi tan feliz!, ¡estaba tan emocionada!, ver


esa sonrisa de nuevo fue tan hermoso, me
acordé de todas las veces que reímos juntos,
cuando jugábamos a hacernos cosquillas y ver
quién era el primero en reírse, cuando nos
reíamos de lo despistado que podía ser mi
padre, cuando me contaba las fechorías que
hacía de niña, esa sonrisa que me iluminó la
vida, que me hizo sentir amado.

Mamá, te amo, y es un amor que como dice


Santiago, crecerá vida tras vida.

Tuve muchas ganas de llorar, sentí que era un


bebe de nuevo, Santiago dijo que lo hiciera, el
llorar no tiene nada de malo, a veces uno llora
porque el alma se lo pide, mis lágrimas no eran
65
de tristeza, eran de amor, amor por la vida,
amor por Dios, amor por lo perfecto que es el
universo, amor por estar en este lugar, amor y
agradecimiento.

Santiago me dijo algo hermoso, dijo que nunca


me dejara usar por los recuerdos, que por el
contrario fuera yo quien los use.

Dijo:

” Cuando quieres ir a tu casa, ¿cómo lo


haces?, recuerdas el camino y así puedes
llegar, ¿no?, estas usando tus recuerdos para
llegar a tu destino, cuando recuerdas algo que
te pone melancólico, al ponerte triste quiere
decir que los recuerdos te usan, no los dejes,
mejor, úsalos tu aprendiendo de ellos.”

66
CAPITULO VIII

LA
REENCARNACION

67
Los últimos días estuvieron muy interesantes,
aprendí mucho en la escuela, hablamos acerca
de la reencarnación, es un tema que antes la
verdad no tenía muy claro, en el colegio a
veces tocaban el punto, pero siempre como un
supuesto.

Mi colegio no era católico así que era un poco


más abierto en cuanto a esos temas, pero mi
amigo Andres estudiaba en un colegio católico,
y la palabra reencarnación era realmente una
herejía.

El profesor Gabriel era muy bueno y explicaba


las cosas de una manera fácil de entender, dijo
que uno puede elegir cuando reencarnar, todos
los que estábamos en la ciudad teníamos el
libre albedrio de escoger el tiempo y el día para
volver a la tierra.

La verdad era tan lindo este lugar, que no me


imaginaba el querer volver.

Gabriel nos explicó, que antes de regresar,


tendríamos que ir de nuevo a la junta kármica a
reunirnos con los maestros, ahí entre todos
decidiríamos a que familia ir y que karma es el
que se debía pagar de acuerdo a los errores
cometidos.
68
Como les dije antes, todo ser humano tiene en
la vida lo que se merece, Dios es perfecto, y
como tal, solo quiere para nosotros cosas
buenas, pero el libre albedrio que nos regaló,
hizo que vida tras vida cometiéramos errores,
que de alguna manera había que pagar.

Es verdad que en cada nueva vida se nos es


borrada de la memoria la anterior, a veces uno
cuando es muy niño se trae recuerdos de la vida
pasada, pero que luego se van perdiendo.

Pregunté el porqué no nos era permitido


recordar, me parecía un poco injusto pagar por
cosas que ni siquiera recordábamos.

Gabriel, con mucho amor, me explicó, que si


nosotros pudiéramos acordarnos de vidas
anteriores, cada vida sería un caos, estaríamos
más preocupados en tratar de encontrar a
nuestros conocidos, a todos nuestros apegos,
que no podríamos aprender nada de la nueva
vida.

Me puso un ejemplo, me preguntó que si yo


pudiera volver ahora, que sería lo primero que
haría, yo respondí que era visitar a mi familia y
a mis amigos.

69
“¿Lo ves?, estarías ocupado tratando de
resolver tu vida pasada y no pondrías atención
en la nueva vida que te toca vivir.”, dijo.

Por eso era muy importante entender que todo


ser humano tiene lo que se merece, bajo esa
condición, tenias que vivir tu vida, así cuando
te pasen cosas buenas o malas, sabrías que te lo
mereces, lo aceptarías, y seguirías adelante.

Muchas personas dudan o no creen en la


reencarnación, la iglesia católica lo niega, pero
yo les preguntaría:

“Con el infinito amor que Dios tiene hacia


nosotros, ¿creen que él nos daría como
máximo 90 o 100 años de vida?, ¿creen que
Dios que es puro amor, sería tan mezquino de
solo darnos una oportunidad?, NO, él con el
amor infinito que siente por todos nosotros,
quiere que aprendamos, que evolucionemos,
hasta que por fin podamos estar junto a él.”

Gabriel dijo también que cuando reencarnamos,


lo hacemos bajo el mismo núcleo familiar, es
decir, mi papá en otra vida puede ser mi hijo;
mi madre tal vez sería mi esposa; mi hermano
podría ser mi abuelo; etc.

70
Eso explica el porqué a veces sientes cosas
diferentes por algún miembro de tu familia, yo
siempre viví muy preocupado por mi mamá,
sentía que debía protegerla, que ella dependía
mucho de mí, después supe que en otra vida yo
había sido su padre, un padre que la quiso
mucho y que por sobreprotegerla la hizo sufrir,
uno aprende de cada vida y trata de ser mejor
en la siguiente.

Karoline estaba muy atenta a la clase, ella ya


había leído mucho acerca de este tema, me dijo
un día que sabía que ella y yo nos conocíamos
en otras vidas, lo mismo me dijo Santiago.

Yo también lo podía percibir, Karoline y yo


teníamos una química especial desde que nos
conocimos.

Gabriel explicó que nosotros fuimos muy


unidos en cada una de nuestras vidas, a veces
fuimos hermanos, otros esposos, otro padre e
hija, pero siempre nos unió mucho amor.

Ahora entendía la unión especial que teníamos.

Dicen que cada uno de nosotros nació de una


chispa divina creada por Dios.

71
Gabriel nos contó que la chispa divina es
separada en dos, y son separadas para que cada
una de ellas aprenda y evolucione, cuando estas
chispas divinas se juntan, son las llamadas
almas gemelas.

¿Sería acaso Karoline mi alma gemela?

72
CAPITULO IX

LA VERDAD
DE
SANTIAGO

73
Era día de escuela pero Santiago me pidió que
pasara el día con él, quería conversar conmigo,
yo me alegré mucho, si bien, la escuela es
fascinante, me gustaba mucho estar con
Santiago.

Primero me llevó al centro cultural, fuimos a


una tienda de pasteles, no saben la cantidad de
pasteles que había, de todos los colores, con
unos aromas tan exquisitos, uno en especial me
llamó la atención, era como un merengue pero
de color purpura, cuando di el primer bocado,
quedé sin aliento, que cosa para más deliciosa.

Como les conté en capítulos anteriores, en la


ciudad habían muchos trabajos, les mencioné
algunos, pero me faltó contarles que otro tipo
de trabajo era el de trabajar en el centro
cultural, muchas personas trabajaban en las
tiendas, ahí habían muchas cosas que conocer,
obviamente todo era gratis, ya hasta me había
olvidado el color y olor del dinero.

Las personas que están trabajando en el centro


cultural vienen desde temprano a ofrecer todas
las cosas hermosas que se ven en esta ciudad, la
Sra. Martina atiende la tienda de los pasteles,
ella en vida fue cocinera, así que este trabajo le
pareció mucho más interesante que otros, la
74
ciudad le ofrece ingredientes que nunca vio en
la tierra, y no solo eran de sabores deliciosos
sino que todo ingrediente tiene una energía
diferente, que al comerla, era absorbida por el
alma.

Mi amigo Rodrigo era el acomodador en el


auditorio donde se hacían esos bellos
conciertos, él cuando estaba en la tierra era
compositor, así que este trabajo le parecía
maravilloso, todos los días, cuando no estaba
en la escuela, escuchaba esas hermosas
melodías, con instrumentos que nunca había
visto, cada día para él, era un deleite.

Ya había terminado mi delicioso pastel


purpura, me sentí muy reconfortado, con una
energía extra.

Santiago me invitó a que camináramos por las


afueras de la ciudad, donde había lugares
increíbles, el verde del pasto era de un verde
sanador, los caminos llenos de flores te
señalaban por dónde ir, el sol brillaba aun mas
fuerte pero sin quemarte.

Mientras caminábamos me preguntó si en la


escuela ya habíamos hablado de la

75
reencarnación, le contesté que justo el día de
ayer habíamos hablado del tema.

Le conté que me pareció muy interesante todo


lo que había aprendido, nunca me imaginé que
el universo fuera tan organizado, todo pasa
como tiene que pasar.

Santiago me confesó que ya estaba sintiendo


las ganas de volver, tenía que arreglar algunas
cosas, crecer, aprender.

Nunca le había preguntado, pero parecía que


Santiago estaba ya mucho tiempo en la ciudad,
así que decidí hacerlo.

Me dijo que en la ciudad el tiempo no es el


mismo que el de la tierra, no se siente, me
explicó que en años terrenales, ya estaba 40
años en este hermoso lugar.

Me pareció increíble, con razón se sentía tan


seguro acá, por eso sabía tantas cosas, ya me
imagino todo lo que habría aprendido en ese
tiempo.

Me dijo algo que me dejó aun mas sorprendido,


me pregunto cuánto tiempo pensaba que yo
estaba acá, la verdad, nunca me puse a pensar,
pero parecía muy poco.
76
Santiago, con una sonrisa en los labios, dijo
que yo ya tenía 5 años de estar en este hermoso
lugar.

No lo podía creer, no parecía tanto tiempo,


parecía ayer cuando desperté y me vi en este
lugar tan hermoso, parecía ayer cuando vi por
primera vez a Rubén meditando, esa tiendita
pequeña pero hermosa, cuando vi a ese
imponente ser humano acercarse a mí y
tratarme con tanto cariño.

Santiago retomó la conversación, volvió a


expresar las ganas que tenía de volver, según
dijo, ya era el tiempo de volver, había
encontrado la familia perfecta para él, para
crecer y aprender.

No pude evitar la sensación de tristeza,


Santiago era mi guía, mi amigo.

El me recordó que lo que se ama no se extraña,


tenía mucha razón, pero iba a ser muy difícil
verlo partir y ya no tenerlo junto a mí.

Estuvimos en silencio mucho tiempo, pero era


un silencio en apariencia, porque nuestras
almas no dejaron de hablar, nuestros corazones

77
no paraban de expresar cuanto amor teníamos
el uno por el otro.

Santiago dijo algo que me dejó pensando, habló


de mi madre, me contó una historia de cuando
ella era pequeña, un secreto que tenía, el cual
guardaba con mucho cariño, un secreto que
tenía que ver con mi abuelo, a quien, nunca
conocí, pero mi madre me habló de él con tanto
amor y con tanta ternura, que era como si lo
conociera.

La historia tenía que ver con el abuelo, él y mi


madre tenían una conexión muy especial,
cuando mi madre era niña, mi abuelo la llevó a
una campiña, pero sin el permiso de la abuela,
ella era un poco sobreprotectora, y tenía miedo
que le pudiera pasar algo a su pequeña hija, que
de niña fue un poco enfermiza.

En la campiña había un caballo, Luna, mi


madre quedó embelesada por dicho animal, era
hermoso, de un color blanco brillante, unas
patas largas, un pelaje brilloso.

Mi madre quiso acercarse al hermoso animal,


su padre, que no le podía decir que no, la dejó
hacerlo.

78
El caballito al ponerse un poco nervioso de la
cercanía de aquella pequeña niña, dio un
relincho, la pequeña se tropezó y cayó al borde
de una piedra, la sangre corrió por toda su
cabecita, el padre, muy asustado la llevó al
hospital, no fue nada grave, pero su esposa lo
mataría, el padre un poco nervioso le dijo a su
pequeña y asustada hija que ese sería un secreto
entre los dos, le dirían a su mamá que por un
descuido cayó de la cama rompiéndose la
cabeza.

Esa historia siempre me la contaba mi madre,


era muy curioso que hasta el día de hoy mi
abuela nunca supiera la verdad, mi madre decía
que no importaba el tiempo que había
transcurrido, mi abuela igual hubiera matado a
mi abuelo.

Pero, ¿cómo sabía esta historia Santiago?

Tardé un poco en darme cuenta, pero al fin


supe quien era Santiago, ¡era mi abuelo!

Ahora el amor que sentía hacia él creció aun


más, no podía creer que tenía en frente a mi
querido y amado abuelito.

79
“Tantas cosas que me contaba mi madre
acerca de ti, siempre fuiste un viejo pillo.”

Santiago se echo a reír, empezamos a recordar


cada travesura, cada ocurrencia de mi madre.

Ellos siempre fueron compinches, en todas sus


travesuras de niña estaba la firma de mi abuelo.

Pasamos unas horas hablando de mi madre, de


mi abuela y de lo loco que era él cuando vivía
como mi abuelo.

Me entró una duda, Santiago no era el nombre


de mi abuelo, el se llamaba Carlos.

Santiago me explicó que como guía de las


personas que recién llegan a la ciudad, lo mejor
es ponerse un nombre que les sea familiar , a
mí siempre me gustó el nombre Santiago, tal es
así, que mi hijo varón se llamaría de esa
manera, por eso decidió decirme que ese era su
nombre.

Me pareció muy lindo su gesto y con lo mucho


que me gustaba el nombre de Santiago, ahora
prefería llamarlo Carlos, mi abuelo Carlos.

No podía esperar para contarle toda la historia a


Karoline, decirle que Santiago era mi amado

80
abuelo Carlos, y que de ahora en adelante era
mejor llamarlo así.

Mi abuelo estaba muy contento, ahora que por


fin sabía toda la verdad.

Pero ¿justo ahora se tenía que ir?, ¿ahora que


sabía que era mi abuelito?

La tristeza creció aún más en mí, no quería que


se vaya, me entró por un momento el egoísmo
tan humano que hay en nosotros, no pensé en
su evolución sino en mi pérdida.

Fueron tan solo unos minutos de aquella


sensación tan egoísta, muy rápidamente se me
vinieron a la cabeza tantas enseñanzas, tanto
amor que había aprendido.

Sentí ahora felicidad por él, por fin se había


cumplido todas las condiciones para que
pudiera regresar, ahora trataría de hacer las
cosas bien, crecer, evolucionar. Nos dimos un
abrazo muy fuerte, lleno de amor.

Ya era tarde, así que decidimos regresar a casa,


como siempre Ringo estaba esperando por
nosotros, con una buena movida de cola, y una
lengua loca en el cachete.

81
CAPITULO X

OTRA VIDA

82
Pasaron los días, Carlos estaba haciendo el
trabajo riguroso que uno tiene que hacer
cuando decide regresar, iba mucho a la junta
kármica, ahí los maestros lo ayudaban y
aconsejaban.

Se pasaba mucho tiempo meditando, ahí


encontraba muchas respuestas.

Yo prefería dejarlo solo, él tenía muchas cosas


que arreglar antes de su partida.

Antes de irse, me explicó que todavía había


algunos asuntos pendientes que arreglar en la
ciudad, y tenían que ver conmigo.

No entendí que podía ser, yo sentía que cada


vez estaba más seguro en este lugar, y lo que
estudiaba en la escuela ayudaba a que me
sintiera en paz y tranquilo.

Carlos me preguntó si quería saber el porqué


había “muerto” de aquella manera, porque ese
personaje disparó su arma y fue justamente a
mí a quien le cayó.

La verdad hace mucho tiempo dejé de


preguntármelo, pero Carlos dijo que era
necesario que ahora lo sepa.

83
No entendí porque era necesario, ya había
pasado mucho tiempo, pero era mi guía y yo
confiaba en sus razones.

Mediante una meditación empezaría a ver las


razones que me unían a ese ser que tomó mi
vida en sus manos.

Preferí ir a la sala de meditación, antes ya les


hablé de ella, ahí, estaría más tranquilo.

Como siempre la meditación era guiada por


Carlos, cuando logré la concentración
necesaria, empecé a ver imágenes, sentí una
energía especial, ya no era la sensación
agradable que tenía en la ciudad, era un
sentimiento raro, de culpa, de arrepentimiento.

Estaba en un lugar horrible, la fecha apareció


en mi mente, era 1942, estaba en un campo de
concentración, reconocí a un muchacho de unos
22 años de edad, al parecer era yo, sí, no había
duda, ese muchacho era yo.

Era un soldado Nazi, logré ver la esvástica en


mi uniforme.

Había también muchos judíos, estos estaban


trabajando, no había mujeres ni niños, tan solo
personas de género masculino.
84
Empecé a reconocer el lugar, al parecer, yo me
encargaba de cuidar de un bloque en dicho
campo de concentración.

Tenía a unos 20 judíos a mi cargo, tenía el


deber de vigilarlos y ver que cumplieran con
las tareas que les eran designadas.

A esta labor encomendada por el gobierno


Alemán me acompañaban 5 soldados más, uno
de ellos era mi jefe inmediato, era una persona
imponente, de gran estatura, ojos muy grandes,
parecía tener un gran rechazo por la raza judía,
los trataba muy mal, y gozaba cuando uno de
ellos, por cansancio o por enfermedad moría.

Nunca paraba de insultarlos, de golpearlos.

Yo, sentía compasión por aquellas personas,


cuando me enlisté en el ejército, nunca pensé
que la guerra se convertiría en esto, en un
holocausto.

Muchas veces quise retirarme, huir del lugar,


pero por miedo nunca ni siquiera lo intenté.

Era un día normal de trabajo, me encontraba


observando a un grupo de judíos que parecían
estar cuchicheando, mi jefe inmediato me
ordenó que los separara, al hacerlo noté que
85
uno de ellos me miró, según mi superior, con
aires de grandeza, yo no lo noté.

Mi superior, montado en cólera, no paró de


golpear a aquel muchacho, que no tendría más
de 30 años, lo humillaba llamándolo de varias
formas degradantes.

Yo quería que todo esto acabase, sentía que de


alguna manera era mi culpa.

Cuando terminó de golpearlo, lo hizo arrodillar,


sacó su arma y cuando se disponía a dispararle,
me miró y dijo:

“Eres tu quien debería de hacerlo, fue a ti a


quien este judío falto el respeto.”

El me entregó el arma, hizo que la pusiera en la


cabeza de aquel muchacho.

Yo, no paraba de temblar.

El muchacho no paraba de llorar, de implorar


que por favor no lo hiciera.

Por otro lado, mi superior gritaba, me exigía


que lo matara.

No me di cuenta como pasó, pero apreté el


gatillo.
86
El llanto de aquel judío se calló, solo se
escuchaba un silencio que pareció durar horas,
pero tan solo fueron unos segundos.

Cuando todo acabó, mi superior, con una


sonrisa en los labios, me quitó su arma, para
después guardarla.

No pude contener la vergüenza, el


remordimiento, la culpa; en ese momento
decidí abrir los ojos, ya no quería ver más.

A mi costado estaba Carlos, como siempre


apoyándome y dándome esa mirada de amor
que lograba calmarme.

No pude contener mi llanto, como había sido


capaz de quitarle la vida a alguien.

Quedé muy sorprendido cuando Carlos me


explicó que aquel muchacho, aquel joven judío,
no era otro que el muchacho que me disparó.

Ahora entendí porque esa bala cayó justamente


en mí, ese día había demasiada gente afuera de
la discoteca, pero la bala tenía que caer en mí.

Carlos, me explicó una cosa muy interesante:

“Nadie con menor evolución a la tuya puede


matarte.”
87
Eso quería decir que aquel muchacho podría
venir a la ciudad, cuando desencarnara.

Yo quería esperarlo, quería pedirle perdón,


necesitaba decirle que yo también lo
perdonaba, que todas las cosas que suceden son
por el bien llamado karma, nuestras vidas
estaban cruzadas desde hace mucho tiempo,
nuestra evolución era la misma y que todo lo
sucedido era porque ambos lo merecíamos.

88
CAPITULO XI

LA
DESPEDIDA

89
Pasaron muchos días después de la revelación
que tuve acerca de mi pasado.

Le conté todo lo vivido a Karoline, ella se


mostró muy comprensiva, con todo lo
aprendido en la escuela mi “asesinato” debía
ser por algo, una deuda que tenía con ese
muchacho.

Karoline me hizo entender de alguna manera


que debía sentirme satisfecho, por fin, pagué
mi error.

Por eso las palabras de “TODOS TIENEN LO


QUE SE MERECEN” son muy importantes,
que fácil es juzgar a ese muchacho por terminar
con mi vida, cuando en otra vida fui yo quien
se la quitó.

Mi abuelo Carlos llegó a la casa, noté que me


quería decir algo, Karoline también lo notó, por
eso prefirió dejarnos solos.

Ya era hora de regresar, había estado mucho


tiempo preparándose, la junta kármica ya había
fijado día y hora para que Carlos regrese.

Cuando un alma regresa al plano de los


encarnados, hay un evento en la ciudad, donde
todos los amigos y maestros lo despiden.
90
Los más allegados pueden presenciar el
momento en que la persona se encuentra con su
elemental, es presentado a su nueva identidad,
y el cordón de plata desciende hasta el útero de
la futura madre.

Era una ceremonia muy hermosa.

Por un lado estaba triste por dejar de ver a mi


amado abuelo, pero por el otro estaba muy
feliz, era la primera vez que asistiría a una
ceremonia de reencarnación.

Antes de ir a tan bello evento, mi abuelo quiso


hablar conmigo unas palabras, sus últimas
instrucciones.

Fuimos de nuevo a las afueras de la ciudad, era


increíble la paz que irradiaba ese lugar, y cada
que Carlos necesitaba enseñarme algo o
prepararme, nuestro lugar favorito era aquel
árbol frondoso que se encontraba ahí.

Llegamos sin hablar ninguna palabra, al


sentarnos, Carlos dijo que sería nuestra última
charla.

Expresó lo orgulloso que estaba de mí, de todo


lo que había aprendido, y lo mucho que me
extrañaría.
91
Después de expresar el amor profundo que
sentíamos uno por el otro, me explicó que tenía
un trabajo para mí, una misión me fue
encomendada.

Me emocioné mucho, al fin podría trabajar, ya


me sentía capacitado para hacer cualquier
trabajo.

Carlos me indicó:

“Un muchacho desencarnará en cualquier


momento, se dará cuenta que su cuerpo físico
murió, pero al nunca haber leído sobre este
lugar, se sentirá perdido, con mucho miedo; tu
trabajo es guiarlo, enseñarle el lugar; como yo
ya no estaré en la ciudad, ocupará la casa
donde vives, será tu compañero. Tendrás que
tenerle mucha paciencia y enseñarle las cosas
con mucho amor, como te fueron dadas a ti.
Deberás contarle las verdades poco a poco, tu
corazón te guiará y tu Santo Cristo actuará
muchas veces por ti.”

Quedé muy emocionado, no podía creer que ya


estaba listo para hacer ese trabajo.

Lo más emocionante fue cuando Carlos me


explicó quien era este muchacho, dijo:

92
“Su nombre es Fabricio Morales, el muchacho
que hace años te arrebató la vida y
anteriormente lo hiciste tú. Ahora tienen la
oportunidad de arreglar las cosas, de
perdonarse, eso ayudará mucho a la evolución
de cada uno, tienen esta oportunidad porque
ambos se la merecen.”

Era increíble, pensé que este momento se


demoraría mucho más, Carlos prefirió no
contarme nada y esperar a que el mismo
Fabricio me contara como pasaron las cosas.

Ahora teníamos que estar concentrados en la


gran partida de Carlos, ya habría tiempo para
conversar con Fabricio.

Llegó el día, mi abuelo estaba muy contento, su


vestimenta era preciosa, una túnica color oro
rubí que representaba la sabiduría.

A la ceremonia asistieron muchas personas


muy amadas por él, llegaron todos los maestros
de la junta kármica, muy elegantes irradiando
amor y paz.

Karoline era la invitada más hermosa.

Yo era el invitado más nervioso y el más


orgulloso de todos.
93
Uno de los maestros de la junta kármica nos
guió a una meditación realmente hermosa, era
una despedida para Carlos García y la
bienvenida para Mateo Ponce De León García.

Cuando dijo ese nombre, mi abuelo me miró


con lágrimas en los ojos, yo no pude contener
la emoción y eché a llorar, Carlos sería el
nuevo hijo de mis padres.

Es inexplicable la alegría que sentí, fue una


emoción tan grande, saber que el llegaría a mi
casa, lo más seguro era que dormiría en mi
cuarto, que jugaría con mis juguetes.

Mi abuelo tampoco podía contener tanta


alegría, estaba más emocionado que yo.

Cuando terminó la ceremonia, solo algunos


fuimos al momento en que Carlos sería llevado
al útero de su nueva madre.

Carlos entró a una especie de cabina, al otro


extremo había un televisor donde se encontraba
mi madre durmiendo.

Uno de los maestros rezó unos mantras, eran


muy hermosos, y gracias a ellos se formaron
unas flamas que rodearon toda la cabina de

94
colores, ese fue el momento en el que su
elemental se unió a él.

Se veía como si mi abuelo estuviera iluminado


rodeado de una luz tan poderosa que casi no se
podía ver su cuerpo, de repente, su cuerpo
desapareció totalmente, su túnica se veía en el
suelo, como si nunca nadie hubiera estado
usándola.

En el televisor, se logró ver el momento en que


una chispa de luz se metía al útero de mi
madre, ella sintió algo, porque justo en ese
momento, se le dibujó una sonrisa.

Un maestro explicó que desde ese momento ya


había un nuevo ser en la tierra, que por el amor
infinito de Dios se había producido la
fecundación de un óvulo con un
espermatozoide, de esa unión llegaría Mateo
Ponce De León García, un ser que aprendería
nuevas lecciones, que evolucionaría y que
gracias a su libre albedrio tendría la vida que se
merecía.

Fue muy emocionante ver todo el proceso,


muchas personas piensan que recién se le puede
llamar un ser viviente al niño desde el tercer
mes de gestación, antes lo llaman tan solo un
95
feto, con esta ceremonia pueden estar seguros
que desde que el ovulo es fecundado, la madre
lleva consigo un alma, un ser humano, un ser
que tiene una misión en la vida.

Fui a dormir un momento, tanta emoción logró


que me sintiera agotado, cuando estaba por
despertar, se comunicó conmigo un maestro
ascendido, con su infinito amor, me mostró el
momento en el que mi madre era avisada por el
doctor que estaba embarazada.

Fue increíble, la emoción que sintieron mis


padres fue maravillosa, mi madre gritaba de la
alegría, mi padre se comportó un poco más
sereno.

Mi madre le dijo al doctor que sería hombre y


se llamaría Mateo, el doctor le contestó que era
muy pronto para saber el sexo, pero ella
decidida respondió que lo sabía, que su adorado
hijo se lo había vaticinado.

Agradecí al maestro tan bello regalo, y con su


infinita sabiduría se despidió de mí.

96
CAPITULO XII

LA
LLEGADA
DE
FABRICIO

97
Durante muchos días me preparé para la
llegada de Fabricio, todos los días después de
la escuela iba al salón de meditación donde era
preparado para ayudar, guiar, y revelar la
verdad a aquel muchacho.

En una de las meditaciones se me explicó que


Fabricio tuvo un buen amigo de infancia, al
cual quería mucho, su nombre era Ramiro, así
que ese nombre debía usar yo para
presentarme.

Yo estaba muy ansioso, ya quería conocer a esa


persona tan especial, ese ser que cambio mi
vida, esa alma que tanto tenía que ver con mi
evolución.

No sé cuánto tiempo pasó, pero había llegado


el día de por fin ayudar a ese muchacho a
conocer la verdad de la vida.

Fui hacía las afueras de la ciudad, ahí me


dijeron que lo encontraría.

Cuando llegué, lo encontré, ya no era el


muchacho joven que en ese entonces atentó
contra mi vida, ahora era más bien un adulto de
unos 40 años más o menos.

98
El estaba muy consciente que había fallecido,
pero se sentía un poco confundido, se
encontraba un poco maravillado y a la vez
asustado.

Me le acerqué muy despacio y siempre con una


sonrisa en los labios, quería que sintiera esa paz
y tranquilidad que mi abuelo siempre me hizo
sentir.

Lo primero que hizo al verme, fue preguntarme


si esto era el paraíso, yo traté de explicarle que
este es el lugar en donde aprendemos, en donde
se nos dan todas las facilidades para conocer la
verdad de la vida.

Me preguntó mi nombre y cuando le respondí


que este era Ramiro, sus ojos se llenaron de
lágrimas, al parecer, por recordar a su amigo de
infancia, amigo que al crecer, tuvieron que
tomar caminos diferentes, tal vez desde su
alejamiento, Fabricio, perdió el rumbo.

Lo invité a caminar y así poder conversar y


conocernos mejor, me dijo su nombre, su edad
y después con una voz de vergüenza dijo que
no merecía estar en este lugar.

99
“Fabricio, todos merecemos lo que tenemos,
donde estamos, si tu estas en este hermoso
lugar es porque realmente te lo mereces.” Le
respondí.

Me confesó el crimen que años atrás había


cometido, el cual nunca lo dejó vivir en paz, me
contó cómo fueron los hechos.

Para mí fue muy fuerte lo que iba a escuchar,


siempre viví aquel día bajo mi mirada, ahora la
vería a través de los ojos de la otra parte.

El relató:

“Mi vida nunca fue fácil, si bien, tuve una vida


acomodada, nunca me sentí amado, mis padres
nunca estuvieron a mi lado, no quiero que esto
suene como una excusa, pero es increíble como
los necesité y como nunca los encontré.

Ese fatídico día, íbamos a salir como todos los


sábados con un grupo de amigos, los cuales
después noté que nunca lo fueron, vendrían a
buscarme en el auto de uno de ellos, estuvimos
tomando durante mucho tiempo, al llegar la
madrugada nos dirigimos a la discoteca donde
nos encontraríamos con un grupo de amigas, al
llegar, vimos que en la esquina estaba un

100
grupo de muchachos, dentro de estos, estaba la
ex pareja de mi entonces esposa, no pude
contener la rabia, siempre mi relación fue
tormentosa, había mucha agresión, la sola
presencia de esa persona hacia que mis más
bajos instintos afloraran, no pude contener el
insultarlo, como esperaba, el respondió a mis
ofensas, fue ahí cuando saqué mi revolver y
disparé.

Todo fue muy confuso, lo único que recuerdo


es a la policía tratando de poner orden, y a un
niño tirado en el suelo, sangrando, pasaron
unos segundos para poder darme cuenta de la
situación, yo había disparado, yo había
acabado con la vida de ese adolescente.

Todo se tornó confuso, una muchacha no


dejaba de gritarme, de llamarme “asesino”, si
bien yo no era una blanca paloma, nunca
había matado a nadie.

Desde ese día mi vida cambio para siempre,


estuve tan solo unos meses en la prisión, mi
padre era muy influyente, gracias a él, fueron
borrados hasta mis antecedentes.

101
La verdad no lo vi como un favor, por el
contrario, me hizo sentir más culpable, más
sucio.

Tal vez si hubiera permanecido en la cárcel


como debería, hubiera sentido que de alguna
manera estaba pagando tal error.

Estuve muy deprimido, mi matrimonio había


terminado, pero no parecía importarme nada,
solo podía pensar en aquel muchacho, en su
familia.

Dejé de trabajar, dejé de visitar a mi hijo, la


vida no tenía ningún sentido.

Fui varias veces a hablar con la madre de ese


niño, pero nunca tuve la valentía de verla,
sentía demasiada vergüenza.

Así fueron pasando los años, me fue pasando la


vida, hasta que por fin, enfermé.

Estuve en muchos tratamientos, pero nunca


pude vencer la enfermedad.

Después de mucho tiempo en el hospital, un


día, desperté aquí, dándome cuenta que había
fallecido.

102
Por eso no entiendo el porqué estoy en un
lugar tan hermoso, no lo merezco.”

Cuando terminó de relatar todo lo sucedido,


sentí mucha compasión por él.

Tenía muchas ganas de decirle toda la verdad,


pero recordé que todo tenía que ser a su tiempo,
ya se darían las circunstancias perfectas.

Solo atiné a decirle que muy pronto entendería


todo, que no se preocupara y que tratara de
disfrutar lo que Dios por amor le estaba
otorgando.

Creo que mi presencia lo hacía sentir muy bien,


porque vi una sonrisa en su rostro muy sincera
y de corazón.

Lo primero que hice fue llevarlo a casa, le


expliqué que ese sería su hogar desde hoy,
quedó maravillado.

Después lo llevé al centro cultural, le enseñé las


tiendas, lo hice beber algunas aguas de colores
y comer algunos pasteles riquísimos.

Su cuerpo empezó a cambiar, se veía más


joven, más sano, las ojeras desaparecieron.

103
Estaba mucho más feliz, al parecer, me hizo
caso y empezó a disfrutar de aquel hermoso
lugar.

Cuando lo llevé al auditorio no podía dejar de


sonreír, y al escuchar tan bella melodía no pudo
contener las lágrimas.

Había sido un día lleno de emociones para


Fabricio, así que después de tomar su
respectiva agua azul, fue a descansar.

Al despertar, lo recibió Ringo con mucho


cariño y su clásica lamida de cara, al parecer, a
Fabricio, también le gustaban los animales.

Karoline fue la primera persona que le


presenté, pero la primera persona que vio fue a
nuestro querido amigo Rubén, este, como todos
los días, estuvo meditando en las afueras de la
ciudad cuando Fabricio llegó.

Pasamos unos días muy hermosos, lo llevé a la


escuela, estaba sorprendido con todo lo que
estaba aprendiendo.

Como lo hizo mi abuelo conmigo le expliqué


todos los trabajos que había en este lugar, le
dije que ya habría tiempo para que eligiese el
suyo.
104
Como a mí, un día le llegó la invitación para
asistir a la junta kármica, yo le expliqué de que
se trataba, sin darle muchas explicaciones.

Cuando regresó de la junta, estaba tan


sorprendido, nunca lo juzgaron por haber
cometido un crimen, como a mí, le hicieron ver
todas las cosas que pudo hacer y por libre
albedrio dejó de hacerlas.

Le explicaron que todo en la vida es causa y


efecto, todos tenemos lo que merecemos, él
pareció entenderlo muy bien, lo entendería
mejor aun, cuando llegado el momento debiera
explicarle como estábamos unidos
evolutivamente.

105
CAPITULO XIII

FABRICIO Y
LA VERDAD

106
Pasaron algunos días cuando tuve la señal de
que debía conversar con Fabricio de quién era
yo realmente, como nuestras vidas estaban
unidas desde hace mucho tiempo, y de muchas
vidas compartidas.

Esperé a que despertase y lo invité a caminar


por las afueras de la ciudad, era tan hermoso
aquel lugar, que no pensé en mejor sitio para
conversar.

Empecé la conversación hablando un poco de


mí, de cómo fue mi vida en la tierra, sin decirle
aun mi nombre.

Le conté lo feliz que fui y lo feliz que era ahora


viviendo en la ciudad.

Le confesé que desencarne en un accidente, una


bala perdida.

No parecía haberse dado cuenta aun de quien


era, así que relaté exactamente la forma y el
lugar en cómo sucedieron los hechos.

Cuando comprendió que yo era Daniel, aquel


muchacho que por accidente mató un día, se
echó a llorar, dijo haber soñado este momento
muchas veces, tenerme frente a él y poder
pedirme perdón.
107
Me abrazó muy fuerte y yo le correspondí.

Después de varios minutos, le expliqué que


Dios era tan generoso de permitirnos estar
frente a frente en ese hermoso lugar, el perdón
era parte de nuestra evolución, toda causa tiene
su efecto.

Le hablé un poco de la reencarnación, el estaba


enterado de muchas cosas gracias a la escuela.

Le confesé que nuestras vidas se habían


cruzado en otra ocasión.

Preferí mostrarle aquellos sucesos de 1942, así


que lo invité a una meditación.

Lo fui guiando hasta que estuviera concentrado,


la mente en blanco, fue en ese momento cuando
empezó a ver el campo de concentración, se dio
cuenta que él era un joven judío y yo un
soldado.

Después de ver y sentir todo lo sucedido, no


pudo evitar el llanto, abrió los ojos y me
abrazó.

Sentí que su abrazo significaba perdón, lo


abracé muy fuerte, ahora entendería mejor el
porqué suceden las cosas.

108
Fue increíble, de nuestro abrazo salían flamas
de color violeta que rodeaban nuestros cuerpos,
el color violeta significa trasmutación, por fin
llegamos a trasmutar todo dolor y convertirlo
en perdón.

Nunca sentí tanta felicidad como ese día,


Fabricio irradiaba paz, algo que nunca había
sucedido, si bien, aprendió mucho en la
escuela, ese sentimiento de culpa nunca había
dejado de sentirlo, hasta el día de hoy.

Conversamos mucho, le conté lo de mi abuelo,


lo feliz que estaba mi madre por tener un nuevo
hijo, le expliqué que Santiago era Carlos y que
ahora sería Mateo, parecía un poco confuso
¿no? , pero lo entendió.

El me preguntaba mucho de cómo era Daniel


en vida, que le gustaba, que hacía, etc.

Estuvimos mucho tiempo hablando de mí, de


él.

Su vida realmente no había sido fácil, pero es


algo que entendió muy bien gracias al tiempo
que ya se encontraba en la ciudad. “TODOS
TENEMOS LO QUE MERECEMOS.”

109
Si bien tuvimos dos vidas en las que nos
encontramos, tanto Fabricio como yo, tuvimos
mucho más vidas en las que seguramente
habíamos cometido muchos errores, los cuales
aprenderíamos a ver en este lugar, que
tendríamos que arreglar en su debido tiempo,
errores que tal vez ya habíamos estado
pagando.

Lo más maravilloso fue que se nos permitió el


conocernos y perdonarnos en este bello lugar,
algo bueno habríamos hecho alguna vez para
que nos mereciéramos tan hermosa distinción.

110
CAPITULO XIV

EL LIBRO

111
Pasé mucho tiempo trabajando con mi espíritu,
iba todos los días a la escuela, Karoline era
siempre mi compañera fiel, Fabricio estaba en
otra aula, si bien, éramos del mismo nivel
evolutivo, él llegó mucho después que yo a la
ciudad.

Todo lo aprendido me hacía pensar, muchos


seres humanos viven tan ignorantes, algunos
hasta se atreven a no creer en Dios, otros a
creer en un Dios imperfecto, castigador.

Los maestros me explicaban que el mundo iba


a cambiar, cada vez, más personas buscarían la
verdad, ya sea leyendo libros, o buscando guías
en la tierra.

Ahora las personas tendrían la oportunidad de


decidir con su libre albedrio, entregar su
personalidad, su vida, a su Santo Cristo, este
nunca se equivoca, nunca actúa o piensa de
mala manera, él es perfecto.

Hacerlo es muy fácil, uno tiene que hablar con


su Santo Cristo todos los días, dedicarle el
tiempo necesario, puede pedirle lo que quiera,
él siempre te escuchará, ofrecerle tu
personalidad para que actúe, piense y sienta por
ti.
112
Yo sentía la necesidad de hacer algo, no podía
imaginar un mundo donde la gente no sabe de
lo maravilloso que es Dios, de lo organizado
que es el universo, de lo peligroso que es actuar
con maldad.

Tenía que hacer algo para que todas las


personas se enteren de que toda causa tiene su
efecto, de que todos tenemos lo que
merecemos.

Mi profesor Gabriel me recomendó escribir un


libro, uno que cuente todo lo que había vivido
después de lo que llamamos muerte.

Todo lo que había vivido en este hermoso


lugar, toda la gente que había conocido, y lo
que, por amor, había aprendido.

Me gustó mucho la idea, así que me puse a


escribir, ni siquiera pregunté cómo iba a llegar
este libro a la tierra.

Escribí tanto como se me hizo posible, todos


los días después de la escuela, me tomaba un
tiempo para escribir, muchas veces los
diálogos, que habían sido hace tanto tiempo,
eran recordados como si hubieran sido ayer,
Gabriel me explicó, que todas esas

113
conversaciones se quedaron en mi memoria
cósmica, era por eso, que nunca los olvidé.

Después de varios días de escribir, por fin


acabé el libro.

Nunca antes en vida me había gustado la


escritura, más me inclinaba por los deportes, la
política, etc.

Pero no podía concebir que mucha gente no


supiera cómo funciona el universo, lo que
significa el amor, lo que es realmente Dios.

Las personas a veces tienen un miedo irracional


a la muerte, les parece un tema tabú, piensan
que la vida se acabó en ese momento que
dejarán de respirar.

No entiendo porque los funerales son


ceremonias tristes, si supieran lo que sus seres
queridos vivirán, en vez de llorar, harían
fiestas, se reirían y estarían muy felices por
ellos.

Por eso hay que llevar una vida buena, sin


sentimientos negativos que a la larga
terminarán por enfermarte, y cuando al fin
desencarnes, te llevarán a aquel lugar horrible
que me tocó visitar.
114
Muchas veces escuché en la tierra: “Lo que se
hace se paga.” y es totalmente cierto, en este
lugar aprendí que todas las cosas que hace uno,
algún día serán cobradas, ya sea en esa vida o
en otra, por eso lo repito mucho en este libro,
pero es porque realmente es muy importante,
“TODOS TENEMOS LO QUE
MERECEMOS.”

Sé que algunos pensaran que puede ser injusto


y cruel ver un niño en la más profunda pobreza,
un niño enfermo, una madre sin tener que
comer ni dar de comer a sus hijos, pero tienen
que entender que es tan solo una apariencia, no
sabemos que habrá pasado en vidas anteriores,
para que en esta, estén pasando por estas
circunstancias, lo que sí podemos saber, es que
gracias a esta vida de miserias y de problemas
podrán evolucionar, crecer, y habrán pagado el
bien llamado karma, así podrán desencarnar e ir
a este maravilloso y mágico lugar a seguir
aprendiendo de sus errores, de sus aciertos, tal
vez la próxima vida, según lo hecho en la
anterior, sea una mejor, una en que ya no se
pase frío, en que se encuentre el verdadero
amor, una en que aprendas a por fin a ya no
juzgar.

115
Fui con mi libro terminado donde Gabriel, mi
profesor.

Me dijo que debería hablar con el alcalde de la


ciudad.

Tantos años viviendo en este lugar y nunca


tuve la posibilidad de hablar con él, muchas
veces lo vi, la última vez, fue en la ceremonia
de reencarnación de mi abuelo Carlos.

Era una persona muy hermosa, siempre tenía


una sonrisa en los labios, la energía que
irradiaba era impresionante.

Una vez recuerdo que mi abuelo Carlos me


habló de él, me contó que era un maestro, el
cual, se encargaba de este nivel de evolución,
era un ser de luz.

Cada nivel de evolución tiene su propio


alcalde, un maestro de luz, que se encarga de
irradiar energía, de cuidar que todos nos
sintamos bien y aprendamos todo lo necesario
para regresar, gracias a él, tuve como guía a mi
abuelo, y también, gracias a él, pude
reencontrarme con Fabricio y vivir ese
momento tan hermoso de perdón entre los dos.

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Cuando lo tuve frente a mí, tuve ganas de llorar
de la emoción, era maravilloso sentir la energía
que irradiaba, cada palabra que entonaba
parecía música.

Gabriel le había hablado de mi inquietud, de


mis ganas de hacer conocer a las personas de la
tierra una verdad, esa que podía hacer la
diferencia.

El maestro con mucho amor, dijo que muchas


personas leerían mi libro, pero que no todas
entenderían el verdadero mensaje, me explicó
que a cada individuo le llegan las cosas a su
debido tiempo, y lo entenderían correctamente
también a su debido tiempo, me recordó a mi
madre, ella, recién pudo tener acceso a toda
esta información después de mi muerte, si la
hubiera recibido antes, tal vez, no la hubiera
entendido.

Me comentó de una persona, esta vivía en la


tierra aún, tenía una vida muy hermosa y muy
tranquila.

Ella, había pasado hace algunos años por una


experiencia, para muchos una de las peores,
para ella una de las mejores, su madre amada,
su alma gemela había “muerto”.
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Ella dice que fue una de las mejores, porque
fue gracias a ese evento que su vida cambió,
que vio la vida y la muerte de otra manera.

Gracias a ello se le fueron entregados muchos


libros, los cuales la llevaron a sentir a su madre
en el corazón, fue a cursos donde comprendió
que la muerte no es más que la vida.

Ella, como tu madre, tuvo la posibilidad de


gracias a una meditación ver y sentir a su
adorada mamá.

“Todas estas circunstancias hacen que ella sea


la persona perfecta para hacer llegar tu libro a
la tierra de los encarnados. “Dijo el alcalde.

Me alegré mucho, por fin podrían muchas


personas leer lo maravilloso que es esto, lo
hermoso que es el universo, lo valiosa que es la
vida tanto allá, como acá.

Durante muchos días, gracias al alcalde y a su


infinito amor, conecté mi Santo Cristo con el
Santo Cristo de aquella mujer, fue así como
ella iba escribiendo palabra por palabra,
capitulo por capitulo de este libro, el cual
escribí con mucho amor.

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Para ti que creíste haber perdido un ser amado,
no lo perdiste, tan solo tuvo el amor de vivir,
antes que tú, lo maravilloso y mágico que es el
camino del aprendizaje y de la evolución.

Ahora te toca a ti, que aun vives en la tierra,


honrarlo, y la mejor forma de hacerlo es siendo
feliz, recordarlo y sentirlo en tu corazón,
siempre con una sonrisa en tus labios,
olvidarnos de ese apego que es el que nos hace
sufrir, una vez escuché: “El dolor es inevitable,
pero el sufrimiento es una elección.”

Elige la vida, porque tenlo por seguro, ese ser


querido que se fue, eligió exactamente eso, la
vida.

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