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“Algunos tienen la fortuna de saber dónde se encuentra aquella persona que te abandono y
otros no cuentan con ella, solo esperando a que en algún momento aparezca, pero,
¿Realmente es una fortuna? o ¿Es una maldición?, un recordatorio constante de que no
eres suficiente”
2 S. f. SICOLOGÍA Estado de ánimo que impide considerar con claridad o exactitud una cosa.
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Adj. Que no tiene probidad u honradez.
Mi primera caída.
Mi primer regaño.
Mi inseguridad.
Mi tristeza.
Mi espera.
En la noche que la lluvia caía tan estrepitosa y fuerte que los truenos me asustaban
y me hacían temblar, cuando la lluvia caía sobre mí al pasar por tu casa, rumbo a la
mía, cuando los monstruos en la calle me hicieron temblar y asustarme, cuando
monstruos en la casa me hicieron caer, temblar y pasar desolación, cuando el
peligro de las calles me asechaba y cuando aumentaba el paso por el miedo.
Espere por él durante años ¿Por qué demonios tendría que necesitarlo ahora?,
cuando él no lo hizo, ¡Que se vaya al infierno!, no lo necesite antes, no lo necesitare
ahora, mi vida se ha levantado y soy esta persona que soy sin él, seré mejor de lo
que alguna vez él fue y lo sé con certeza porque no hay una sola maldita cosa que
me haya enseñado.
Tendría que dejar de pedir por él, pero aquí estaba de nuevo escribiendo esto con
añoranza, gracias a ti, estoy haciéndolo lo mejor posible para que vuelvas, todo esto
es gracias a ti.
“Te odio, odio que tomaras esa decisión sin pensar un poco en mí, odio que no volvieras
en tantos años haciéndome sentir que algo esta tan mal en mí que detiene tu regreso y Te
amo, porque no puedo evitarlo, porque eres mi padre”
Capítulo Tres
De mito a Realidad
Jamás le había preguntado a mi madre sobre él, estaba segura de que
probablemente se enojaría o explotaría, sin embargo, quizás ella pensó que ya era
tiempo así que me hablo de él, de cierta manera no me hablo mal de él, no lo hizo,
solo conto la situación como era y la entendí, lo tome lo más razonable posible, sin
embargo, ahí estaba en el automóvil escuchándola hablar de él, mientras yo tenía
el nudo en la garganta, sentía que me asfixiaba escuchándola hablar, me costaba
trabajo siquiera hablar así que la deje, deje que terminara, mientras esperaba
pasara el sentimiento, pero ahí estaba mi mente con tantas preguntas.
Recuerdo haber preguntado indirectamente por ella, asiéndole creer que no me
interesa lo que sucedía con él, sin embargo, estaba atenta a cualquier información,
que me pudiese decir como era él, ¿Qué tipo de persona era?, ¿Que le gustaba?,
¿Que hacía en sus tiempos libres?, ¿Cuáles eran sus gestos y modismos?, todo
sobre él me intrigaba.
Mi corazón tenia lugares vacíos intentando ser rellenados con historias sobre ti, pero
era cierto que lo que me conto mi madre, a pesar de no ser horrible si fue muy
decepcionante, como si fuese el destino intentando que te olvidara con cada
palabra, yo solo quería más conocerte, porque tanto como la decepción que se
acumula, son mis ganas de verte, pensar que me abandonaste simplemente porque
había otro ser de mi edad, me cuesta entender ¿Qué demonios pasaba por tu
mente?, durante mucho tiempo me convencí a mí misma que si eras feliz si esa
decisión la tomaste por tu bien, estaba bien para mí.
-Él simplemente se fue, después de decirle que tu no eras su hija –Escuche a mi
madre hablar, apreté los dientes mirando por la ventana del auto sin entender y con
mil preguntas a la vez.
- ¿Le dijiste eso? –Le cuestione intentando no sonar tan borde.
-Claro que se lo dije, él ya había decidido irse con la otra señora, no pensaba
detenerlo- Hablo mirando a la carretera como si fuese un tema tan casual como que
íbamos a cenar, cuando bien sabíamos que había veces que no cenábamos –Pero
tu abuela dijo que yo no podría criar a hijos sola, entonces quería llevarte con ellos,
era obvio que no te dejaría con ellos, tu padre nunca se negó, simplemente no dijo
nada.
La miré incrédula sin poder creer lo que estaba escuchando, ellos me querían alejar
de mi madre y en el camino que otra mujer me criara, apreté los puños, la bilis
aumentaba de a poco ¿Qué demonios le pasaba por la mente a toda esa gente?
-De alguna manera tenía que hacer que te quedaras conmigo, así que solo pensé
en eso –La escuche, de cierta manera la entendí y sé que no era su culpa, al final
del día quería a su hija con ella.
- ¿Él que hizo? - No podría simplemente haberlo aceptado e irse, por el amor de
dios, había visto fotos de él cargándome, me parecía a él, no podía ser tan
cabronazo.
-Después de decirle eso, hubo una pelea y se fue, ya no volvió a regresar- Se
encogió de hombros- me imagino que se reconcilio con la otra señora y ya se quedó
con sus hijos- Asentí, mirando hacia afuera.
Era jodidamente cierto, se había largado, recuerdo en ese momento un sentimiento
extremo exteriorizado de escepticismo4 que aumentaba en mi interior, quería
reírme, maldecir y malditamente quería golpear algo, él había tomado esa decisión
tan fácilmente, sin ni siquiera poner resistencia, pero peor aún me quería alejar de
mi madre, era inaceptable, inaceptable y tremendamente cruel.
Ahora sabía algo de él, era cruel, irresponsable y crédulo, era todo lo que nunca
creí que llegaría a ser, era todo lo que aberraba, nuevamente el sentimiento de
decepción me inundo, recuerdo llegar a casa y esa noche llorar tanto que me sentía
vomitar, estaba asqueada, y dolida, me sentía miserable, como alguien que pudo
cargarme cuando era una bebé intentando no lastimarme, lo logro hacer incluso con
su ausencia.
Aproximadamente un año después de eso, una noche mientras cenábamos fuera,
coincidimos en el mismo lugar, claro que tenia que ser así, la ciudad siempre había
sido grande, pero en ese momento la sentí tan grande como un pañuelo, ahí estaba
él, a cinco asientos de distancia de mí, lo podía ver perfectamente y él podía hacerlo
si solo giraba un poco su rosto a su lado izquierdo.
Al principio, escuche su voz, juro por todo mi ser que me sentí atraída por esa voz,
como si la hubiese escuchado por algún lugar, ¿Cómo demonios la recordaría?,
tenía tan solo tres años, o menos, no estoy segura, cuando decidió irse, pero ahí
estaba sintiéndome inquieta y curiosa por saber quién era esa persona, lo mire,
claro que lo mire, sin embargo, no lo reconocí a primer momento, pero me resultaba
extrañamente familiar, no lograba entender de donde lo conocía o porque me
causaba tanta ansiedad verlo y mirar sus facciones, pero por supuesto que después
de unos pocos minutos lo entendí, quise casi reír de lo irónico que era esto, estaba
tan cerca de mí pero parecía estar tan lejos, porque no se inmuto por ningún
momento, porque no me volteo a mirar, estaba más preocupado manteniendo una
charla con el chef que en mirarme, ¿Realmente no me reconocía? ¿o Fingía no
hacerlo?, trague mirándolo, su rostro era como mirarme, aunque menos delicado,
menos femenino, lo miraba casi sin parpadear, mi madre estaba a mi lado, con
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Recelo, incredulidad o falta de confianza en la verdad o eficacia de una cosa.
temor de ser descubierta agache la mirada hacia el suelo, mis manos temblaban un
poco, levantando de nuevo a mirarlo, teníamos la misma nariz, la barbilla era
idéntica, abrí los ojos sorprendida al darme cuenta que él hacia un gesto idéntico a
mí, el cual madre siempre me reprendía por hacer, un pequeño puchero, cuyos
labios alcanzaban a tocar la nariz, apreté los labios en un gesto instintivo, podía
sentir la mirada de mi madre, volví a mirar mis manos las cuales ahora estaban
rascando mi uña en el dedo pulgar, volvería a sangrar si no me detenía.
Trague, oía voces de mis hermanos hablarme, pero realmente no estaba
escuchando, solo escuchaba la conversación que él mantenía o eso intentaba,
parecían ser amigos, ya que hablaban muy amenamente, lo mire de nuevo, ¡Dios!
la mayoría de mis genes los había sacado de él, se veía tan llano5, no se veía como
el tipo de persona que me describían, un hombre de una familia acomodada, un
hombre que parecía elegir a su familia, sus recursos que a su hija, entrecerré los
ojos.
Sin darme cuenta en algún momento estaba repitiendo mentalmente una y otra vez
“Papá, Papá”, estaba gritándolo, esperando que él sintiera de alguna manera un
poco ridícula mis suplicas, pude sentir mis hombros decaer en el momento que él
me miro y volvió su vista de nuevo al frente, mi mirada perdió enfoque, un pequeño
gemido salió de mi ser, fue ahí donde lo entendí, este era el hombre del cual mi
madre había contado, una persona que lo dejo todo sin mirar atrás, era obvio que
no me reconocería, era de esperarse.
Alcance a oír a mi madre decirme que la acompañara un momento, asentí,
mirándolo, deseando que me viera, que viera lo necesitada que estaba de que me
reconociera, pero no, no lo hizo, camine hacia la pequeña tienda en la que mi madre
entro, pensando cómo es que podía significar menos que una maldita roca, escuche
a mi madre decirme quien era él, pero yo ya lo sabía, la mayoría de esa
conversación no la recuerdo, estaba tan inmersa en mí y en él, que ignore por un
momento todo lo demás.
El camino de regreso se hizo aún más largo incluso aunque eran solo unos pocos
metros, estaba claro que quería correr, quería mirarlo, mis manos picaban, quería
abrazarlo, recuerdo tomar mi teléfono, desactivar el flash y tomarle una fotografía,
él se veía tan normal, tan tranquilo, tan quieto, se veía como si hubiera tenido una
vida tan tranquila, como si no cargara ningún pecado, me sentía miserable, sé que
fue su decisión, sé que algo tuvo que pasar, algo para que eligiera ese camino,
debería respetarlo, mire su ropa, mire su rostro, tenía arrugas, se veía desaliñado,
¿Qué le había sucedido?.
No sé cuánto tiempo paso, hasta el momento en el que escuche a mis hermanos,
agradecer por la comida y levantarse, parpadee levantándome, agradecí en voz
alta, un poco más alta de lo normal, despidiéndome, pero aun así no logre que me
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Adj. Que no disfruta de privilegios propios de una clase acomodada.
mirara, sentí ahogarme, me trague mis sentimientos caminando al coche, recuerdo
que esa noche llore hasta quedarme dormida.
Durante largo tiempo, tuve ese sentimiento dentro de mí, a veces desaparecía y a
veces como ahora regresaba como remolinos gigantes que arrasaban con todo,
destruyéndolo todo, hubo un tiempo que recordé que mis tías y mi madre vivieron
juntos, así que necesitaba otra versión.
Mi tía había dicho que él era una buena persona, que era amable, trataba bien a mi
madre, a ellas y a mi abuela, que estaba al pendiente de mí, que era atento, que
siempre veía por mi madre y mi abuela, que veía que en la casa no faltara nada,
sonreí mientras la escuchaba, esta era otra faceta de la cual yo no tenía idea,
¿Quién eres?, ¿Cuál es la verdad?
-Si claro, tenía su carácter –Escuche decir a mi tía. - pero era muy buena gente,
adoraba a tu madre, eso estaba claro, económicamente no les faltaba nada.
- ¿Y entonces porque se fue? –Cuestione mirándola.
-No sé qué sucedió, solo que tu madre y él tuvieron una pelea, así que él se fue y
ya no lo volvimos a ver- Fruncí el ceño, escuchándola.
- ¿Jamás volvió a regresar? ¿A verme? –Le pregunte.
-No, ya no volvió a ir a la casa- Miro de nuevo a la mesa concentrándose en su
trabajo.
- ¿Pero sabía que existía? –Dude al preguntar
-Por supuesto, él estaba cuando naciste, hay fotos de ustedes dos- Traguee.
Al final de todo era lo mismo, él siendo quien era, pero dejándome, sin ningún
intento, sin ninguna explicación, sin ninguna duda, quizás y al final del día era mucho
más fácil soltarme que sostenerme, madre había hecho lo necesario para que
estuviera con ella, pero ¿Él lo hizo?, podía simplemente irse si se quería ir con otra
mujer, pero verme crecer, guiarme, amarme, no claro que no, eso no existía en su
vida, no había amor o compasión, ni siquiera un poco de cariño o empatía.
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m. Med. Disminución de la actividad de las funciones intelectuales, acompañada de cierto aire o aspecto
de asombro.
algo estaba claro, había sido el mejor sueño, un sueño donde ella y él jugaban
juntos, donde la reprendía, donde la arropaba, donde hacían bromas y se decían lo
mucho que se amaban.
Lo había amado más de lo que quería admitir, el sentimiento de pertenencia a un
lugar, el sentimiento de protección y amor, lo había amado, había amado cada
segundo, cada minuto, pero al igual que esa mañana en la que desperté, estaba el
sentimiento de pesadez, tristeza y desolación consumiéndome, y dolía aún más,
porque por un momento había sido feliz y ahora, no era más que un manojo de
lágrimas mirando con envidia a pequeños niños, asustándose de ese sentimiento,
para dar paso a lo último, que es sentirse sola por un momento intentando
comprender, culpándose a sí mismo, aun sabiéndolo que no lo es.
“Lo increíble no era soñarte, porque te había soñado de varias formas diferentes, el
problema era el sentimiento que dejaba, la increíble desolación de saber que estuvimos
juntos, pero no recordarte, ni recordar el sentimiento de haberte conocido”
Capítulo Cinco
Victorias y Derrotas
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m. Temor, con espanto o sobresalto.
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tr. Dañar, vulnerar.
veces aparecía, otras veces eran terrores nocturnos, a veces simplemente no
dormía o me despertaba en un llano, cuatro o cinco años después otros dos
monstruos aparecieron, en distintos tiempos, estos a diferencia de los otros no
lograron una cicatriz permanente, pero contribuyeron a detener mi progreso y no
apareciste para darme consuelo.
Cuando falle en la preparatoria se convirtió en mi quinta derrota, parecía ser como
si el mundo se empeñara en hacer que no pudiese lograr nada bien, ese no fue tan
duro, pero aun así se sintió terrible y de nuevo no estuviste ahí para darme una
palabra de aliento.
La sexta derrota más dura fue cuando se me negó la entrada a la universidad, había
peleado por eso con creces, me había esforzado, realmente había hecho todo lo
posible, estaba arruinada, me sentía incompetente e inútil, decían que cometer
errores estaba bien, y cuando me encerré en mi habitación a llorar la decepción de
mi fracaso y mi impotencia, no estuviste ahí para decir que estaba bien, que lo
podíamos resolver juntos, no estuviste para nada.