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POR LAS

AZOTEAS
Por Nayheli Quispe Yarleque

Una tarde, el patio de recreo se ensombreció, una brisa fría barrió el aire caldeado y pronto la
garúa comenzó a resonar sobre las palmeras. Era la primera lluvia de otoño. De inmediato me
acordé de mi amigo, lo vi, lo vi jubiloso recibiendo con las manos abiertas esa agua caída del
cielo que lavaría su piel, su corazón. Al llegar a casa estaba resuelto a hacerle una visita.
Aproveché que mis padres no estaban y subí al techo. Todo estaba distinto, todo era muy gris y
húmedo, note que habían movido mis tesoros. Pero nada me freno y fui de inmediato a donde mi
amigo. ¡Pero oh, sorpresa! Encontré la perezosa vacía, estaba toda sucia y rota, camine por toda
la azotea y busque alguna pista que me llevara a encontrar a mi amigo. Me asomé por una
ventana a indagar el interior de la casa de amigo y vi personas vestidas de negro, algunas
llorando y otras pensativas, comprendí entonces que la lluvia había llegado muy tarde. Salieron
lagrimas de mis ojos, y justo cuando me iba a retirar a mi casa, vi a mi padre y a mi madre,
vestidos de negro y llorando por aquel hombre al que me prohibieron ver. Estaba muy
desconcertado, no sabia que hacer, si encarar a mis padres en ese momento o solo irme.
Respiré y decidí irme, por respeto a mi amigo, llegue a mi casa y mis padres no llegaban, estaba
muy triste y enojado, no solo por la muerte del único amigo que me acompaño en el verano, ya
que mis padres me dejaban todo el tiempo solo, si no también por que mis padres me
prohibieron verlo y ahora ellos lo lloran ¿Por qué? ¿Quién era aquel anciano de las azoteas?
¿Qué hacían mis padres ahí? Eran preguntas que no me dejaban dormir.

Me quede dormido y en la noche mis padres ya estaban en casa, cenamos y no mencionaron


palabra alguna, les pregunte donde habían estado y por que tardaron tanto, a lo que
respondieron que fue por que tuvieron mucho trabajo, obvio me estaban mintiendo y me
ocultaban cosas, decidí no preguntar y buscar respuestas por mi mismo.

Al siguiente día, llegué del colegio mis padres aún no llegaban a casa, entonces me puse a
esculcar sus cosas, con la esperanza de encontrar alguna respuesta, y en una de esas en un
cajón encontré un pequeño álbum de fotos, eran fotos mías de pequeño en ellas era cargado por
un hombre con una cara similar al de mi amigo, no estaba seguro ya que el anciano al que
conocí estaba muy acabado y viejo, este hombre de la foto se veía con mejor porte y salud. Pero
la pregunta que salió fue ¿Quién era aquel hombre? Ya que nunca lo había visto. Escuche la
puerta, era mi madre, guarde rápidamente la caja y escondí entre mis bolsillos la foto de aquel
señor misterioso.

Pasaron los días y aún no había resulto las interrogantes que tenía, estaba en semana de
exámenes y no me podía concentrar mucho, pensando en quién era el señor de la foto y porque
mis padres estaban el día que murió mi amigo. Por cosas del colegió decidieron que alumnos
salieran 2 horas antes de lo normal. Salí del colegió y decidí ir a la casa de mi amigo a ver si
alguien me podría dar respuesta alguna. Llegue, toque la puerta muchas veces, hasta que salió
una anciana me vio y se asustó, puso una mirada de como si me conociera de algún lado, salude
y le pregunte si estaba el anciano, a lo que ella respondió, ¿Por qué estás acá?, ¿Tus padres
saben que viniste? Yo respondí que no, y que solo venia a ver al anciano de las azoteas, ella me
dijo:

“El murió hace días, estaba muy viejo, tenía una que otra enfermedad además de estar mal de la
cabeza ya que hablaba cosas muy fuera del lugar, no lograba entender sus historias a veces,
pero era una muy buena persona, un soñador…. Murió en su lugar favorito, aunque no le
gustaba el sol, el seguía yendo a la azotea, se creía el rey de ese lugar, aunque no logró
disfrutar su última lluvia”.

Se me salió una lágrima ya qué sabia lo mucho que mi amigo anhelaba que el sol se fuese y
venga la lluvia, el frio. Me puse muy triste y le pregunte a la anciana ¿Usted conoce a mis
padres? le enseñe una foto de ellos, se puso nerviosa y me dijo que no, le enseñe la foto mía de
pequeño con el señor misterioso y me dijo, “Te tienes que ir y no le digas a tus padres que
hablamos”. Paso a cerrar la puerta inmediatamente y más que conseguir respuesta, me quedé
aún con más dudas.

Arribe a mi casa y espere hasta que llegaran mis padres. Por la noche, quise afrontar a mis
padres, preguntándoles en donde estaban aquella tarde que los ví en el funeral del anciano, me
dijeron que estaban trabajando y a que venia mi pregunta, les dije que un conocido los vio en
otro sitio, a lo que ellos respondieron, que así hallan estado en otro sitio no era de mi
incumbencia.
La verdad es que la relación de mis padres era muy vacía, ellos trabajan todo el día solo vienen
en la tarde a almorzar y de nuevo se van, no son cariñosos y no suelen hablar conmigo de como
me fue en el colegió o si me sentía feliz, no se comunican conmigo. Entiendo que la situación
hoy en día estaba muy mal y mis padres tengan que trabajar todo el día, pero yo también me
merecía tiempo con ellos, cuidados, amor, lo cual no recibía.

Bueno a raíz de su respuesta tan vaga, decidí seguir buscando respuestas por mi cuenta.

Un día, subí de nuevo a la azotea aprovechando que mis padres no llegaban aún, fui hasta la
azotea de mi amigo, mi propósito era meterme al interior de su casa y encontrar alguna pista de
quien era. Había muchos cuartos, hasta que entré al cuarto del que al parecer era la habitación
de mi amigo. Encontré muchas cajas creo yo estaban desalojando aquel cuarto y guardando
cosas importantes. Descubrí muchos objetos desde ropa, hasta discos, juguetes, libros. Debajo
de la cama había una caja que decía memoria, la abrí y encontré muchas fotos, casetes que
decían recuerdos. Seguía viendo las fotos, hasta que la piel se me puso de gallina, me puse
pálido, las lagrimas corrían por mis mejillas, encontré fotos de mis padres abrazando al señor
misterioso de la foto, el cual era mi amigo, aquel señor que en la foto que me cargaba era él,
también aparecía yo, pero estaba muy pequeño. En aquellas fotos se les veía felices, se veía
que eran una familia llena de amor, encontré algunas en donde también aparecía la anciana. En
eso escucho unos pasos, me asuste y trate de guardar rápidamente las cosas debajo de la
cama, era la anciana llegaba con unas compras del mercado, no llegué a salir y me escondí en
el baño, por el lado de la ducha había una ventana, me subí, pero el peso me venció y me caí.
La anciana al escuchar el ruido vino de inmediato al baño y me encontró con el brazo
ensangrentado al parecer estaba roto o eso pensaba. Me asuste al ver tanta sangre y me
desmaye.

Abrí los ojos y estaba en un hospital, al lado estaban mis padres y la anciana, no solo me sentía
confundido si no también adolorido. Llamé a mi madre voltearon y sentí su angustia y
preocupación, oí como se echaban la culpa de lo que me había pasado.
Mi mamá se disculpó conmigo y me dijo: “Si te hubiera puesto más atención y te hubiéramos
contado toda la verdad nada de esto hubiera pasado, perdóname hijito” ¿Hijito?, mi madre jamás
me había llamado así, mi padre dijo “Es mi culpa por no conseguir otro trabajo, debimos ponerte
más atención, discúlpanos por favor”, por otro lado, la anciana solo atinaba a llorar.
Lo único que se me ocurrió en ese momento es preguntar: ¿Quién era el anciano de la azotea?
Y ¿Por qué ustedes estaban el día de su funeral? Se miraron entre sí y me prometieron que al
salir del hospital me dirían toda la verdad.

Pasaron dos días y me dieron de alta, mi padre me recogió me llevo a casa, y mi madre y la
anciana me recibieron con un gran pastel, me abrazaron y me preguntaban si estaba bien y no
me dolía nada. Pasamos a comer a la sala el pastel y mi madre dijo:
- Hijo mío, tengo que contarte algo muy importante.
- El día que nos enteramos que tú padre y yo tendríamos un hijo fue el momento más feliz
de nuestras vidas, fuimos a la casa de tus abuelos a contarle la gran noticia, pero ellos
nos sorprendieron con otra.
- Tu abuela nos dijo que tú abuelo tenía Alzheimer, estábamos muy desconcertados.
- Tratamos de tomar las cosas con calma ya que estaba embarazada este tipo de noticias
podría afectar mi embarazo.
- Pasaron los meses, el parto se me adelanto, felizmente naciste con buena salud tú
padre, tú abuela y yo fuimos muy felices con tú llegada. La enfermedad de tú abuelo
seguía avanzando así que no podíamos compartir tú llegada como hubiéramos querido,
ya que cada vez se olvidaba más las cosas.
- Hasta que llegó la peor situación, la razón por la cual nuestra familia se destruyó.
- Cumpliste los 3 meses, tú padre y yo habíamos salido de compras y te habíamos dejado
con tú abuela. Cuando llegamos nos encontramos con la peor situación, tú abuela
estaba tirada en el suelo, se había golpeado la cabeza con las escaleras y tú y mi padre
no estaban. Rápidamente fuimos donde la policía, empezaron con una búsqueda
intensa.
- Hasta que la policía los encontró debajo de un puente, mi padre estaba muy asustado,
los llevaron a la comisaria y fue ahí donde nos encontramos. Lloré demasiado al tenerte
entre mis brazos, y de forma efusiva le pedí explicaciones a mi padre, de que había
pasado.
- Con el fin de saber la verdad, tuvieron que interrogar a mi padre. El en su situación y
llorando dijo que había matado a mi madre, pero luego decía que no, la policía y
nosotros estábamos muy confundidos.
- Según las investigaciones mi madre se habría resbalado de las escaleras, pero unos
moretones en sus brazos señalaban que podría a ver estado discutiendo con mi papá y
en eso, caer por las escaleras.
- Mi resentimiento fue tal que decidí alejarme de mi padre y mantenerlo fuera de nuestro
alcance ya que podría hacerte daño a ti, eras un bebé. Además, que lo culpaba de la
muerte de mi padre.
- Nos mudamos aquí y como ves no es tan lejos de donde vivía al que tú llamas “El
anciano de las azoteas”, pues sí es era tú abuelo, y por cosas de la vida, llegaste a
conocerlo.

Tal historia que me contó mi madre me estremeció muchísimo, sentía mucha tristeza y enojo al
mismo tiempo, de como mi madre me alejo de mi familia, según ella para ponerme a salvo, pero
era obvio mi abuelo estaba enfermo, solo necesitaba de cuidados y apoyo no debieron dejarlo
así.

Mi madre siguió hablando:


- Y bueno nos mudamos y teníamos que conseguir a alguien que se quede con tú abuelo,
es por eso que llamamos a la hermana de mi padre, y acepto quedarse con él. Es
también por eso que tuve que empezar a trabajar por que debía pagar los
medicamentos, tratamientos y demás cosas que necesitaban tú abuelo y mi tía para que
puedan vivir tranquilos.
- Es por eso que me viste el día de su muerte, estaba muy triste ya que me había
quedado con ese resentimiento y no pude llegar a despedirme de mi padre, al que
amaba mucho, pero estaba cegada por la pena de haber perdido a mi madre.
- Te pido perdón a ti y a mi padre este donde esté ya que no fue la mejor elección, hoy me
doy cuenta que los lazos de sangre son más fuertes y mira lograste conocer a tu abuelo.

Todos estábamos llorando con lo contado por mi madre, estaba molesto sí, pero no iba a
cometer el mismo error que el de mi madre alejar a mi familia, al contrario, le dije que me
apenaba mucho lo sucedido y que estaba muy seguro de que mi abuelo no había sido el
culpable de tal hecho con mi abuela. Lo que sí les dije les dije que se estaba sanando por que a
mi se recordaba cada día que iba a visitarlo a la azotea el me esperaba y se acordaba de quien
era.
Todos se quedaron perplejos y la único que dijeron es que los lazos de sangre eran más fuertes
que cualquier enfermedad.

Abracé muy fuertes a mis padres y les dije también como me sentía, lo excluido que me había
sentido todo este tiempo, la falta que ellos me hacían y el amor que necesitaba por parte de
ellos.
Se disculparon y prometieron cambiar, también les dije que la hermana de mi abuelo se viniera a
vivir con nosotros, felizmente ella accedió, al igual que mis padres, y les hice prometer que nos
debemos alejarnos más, debemos ser una mejor familia y querernos mucho.
FIN

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