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ADÁN LE COCINA A EVA

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AGRADECIMIENTOS
Por principio de cuentas quiero agradecer a Dios
por permitirme estar vivo y poder compartir este
fragmento producto de mi imaginación, por darme
la paciencia, perseverancia y férrea voluntad de
escribir lo que desde hace mucho tiempo tenía
planeado hacer.

La cocina es una de mis pasiones en la vida, los


primeros pasos en este arte fueron
proporcionados por mis padres, a los cuales
infinitamente agradezco haber compartido
conmigo sus gustos por la preparación de
alimentos de una forma tan especial y develarme
el secreto de la buena cocina, el Amor.

Además y sin duda tengo que agradecer a todas


esas mujeres que me enseñaron a amar y a
entender el amor, hoy a mis 51 años puedo decir
que he Amado de forma plena y total, que he
disfrutado absolutamente haberlo hecho, aun en
las adversidades que dan las aristas de este bello
sentir, sé que como expresión del ser humano no
hay nada más grande que el Amor.

Armando Farías Martínez

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CAPÍTULO PRIMERO

¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?

Regularmente acudo a la plaza de armas a bolear


mis zapatos, algo que desde niño hacía con mi
padre, por tanto, para mi es una costumbre, al
menos lo hago un par de veces por semana, acudo
a este lugar porque me trasmite paz y tranquilidad,
además de asear mis zapatos procuro pasar el
mayor tiempo que me sea posible, disfruto de la
sombra de esos viejos almos y moros, de los
jardines perfumados de rosas, de los niños
alimentado a las palomas, las cuales sin mayor
temor se acercan a ellos, comen de sus manos y
reafirmo mi perspectiva que la maldad es un
asunto que solo con mucho tiempo se aprende,
disfruto ver a los payasos, mimos, músicos, poetas,
magos, malabaristas y un sin número de artistas
urbanos que por una moneda entregan su ser en la
mejor función de su vida, esa que día a día
entregan a todos nosotros.

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Don José, el hombre que lustra mis zapatos, es
bastante platicador, es un hombre de
aproximadamente setenta y tantos años, al cual
conozco desde hace no menos treinta y cinco, las
anécdotas de su vida las conozco casi todas y en
ocasiones me cuenta alguna de nuevo, sin
embargo, no tengo ninguna objeción en
escucharlas, ya que todas ellas están llenas de
magia, es capaz de trasportarme al mismo
momento que ocurren, siempre cargadas con un
toque de picardía y de una alegría que solo con ver
su cara sabes que así es su vida, nunca he
escuchado a Don José contar una historia que
tenga un contenido negativo, violento, o que falte
al respeto a alguna dama, que dicho sea de paso
es la forma a la que siempre se refiere a una
mujer, porque él, sin duda, es un caballero.

Desde hace un par de meses he notado la


presencia regular de un hombre mayor, de algunos
ochenta y tantos años, pelo cano, barba y bigote
perfectamente recortadas, impecablemente
vestido, pantalón de pinzas de gabardina, camisa
de manga larga, regularmente suéter de color
combinado con su camisa, en ocasiones una
chamarra ligera, zapatos cómodos y calcetines al
color de su pantalón, siempre con un termo a su

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lado, el cual la tapa es una taza pequeña, que en
una hora rellena un par de ocasiones,
seguramente de café, que bebe acompañado de
un cigarro y algo de lectura.

Apacible en una banca, solo saluda, pero nunca lo


he visto charlar por más de un minuto con alguien,
se observa reflexivo, callado, él fuma, y cada que
inhala una bocanada de humo pareciera un suspiro
de lo más profundo de su alma, su mirada siempre
al infinito, un tanto melancólica de seguro
evocando una inmensa cantidad de recuerdos y
vivencias que una persona de su edad conserva, en
verdad comienza a despertar mi curiosidad de
escudriñar su mente y saber sobre su vida.

-Don José - ¿Quién es ese hombre de aquella


banca?, pregunte volteando discretamente a
donde se encontraba sentado aquel hombre.

-¿Él? Me pregunto volteándolo a ver, - a lo cual


asentí con la cabeza -, él es Don Amado, el pobre
ha enviudado recientemente de quien al parecer
fue su más grande amor.

-¿Cómo que, “al parecer”? cuestioné.

-Sí, Don Amado, es un hombre que en verdad ha


hecho honor a su nombre, le conozco desde que

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éramos adolecentes, era un conquistador de
cuanta dama no te puedas imaginar, he escuchado
mil y una historias de amor donde está
involucrado, me han contado algunas damas que
fueron seducidas por sus encantos, que además de
ser una muy fina persona en su trato, tiene la
habilidad increíble de la cocina, la cual utilizaba
como su principal arma de seducción.

-Es decir ¿les cocinaba? cuestione de nuevo a Don


José.

-Así es, respondió, no había mujer que se resistiera


a su buen trato y a su cocina, así desfilaron, dicen,
cientos de mujeres, hasta que por fin encontró a la
difuntita Doña Ericka, una refinada mujer, de un
porte increíble que robaba todas las miradas de
cuanto hombre que se cruzaba en su camino y con
quien compartió estos últimos años, pero
desafortunadamente ella enfermo y se fue muy
rápido, desde entonces Don Amado viene todas las
tardes al parque, se sienta en esa misma banca,
bebe café, fuma y lee, de pronto he visto como
corren lagrimas por sus mejillas, estoy seguro es
por ella.

-Pero, ¿Cómo pudiera estar tan seguro? Pregunte


de nuevo.

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-Lo sé porque ellos seguido caminaban de la mano,
charlaban por horas sentados en esa misma banca
y por la forma en que Don Amado la veía se hacía
evidente que estaba profundamente enamorado,
se perdía en su mirada, como solo lo hacen
quienes aman de verdad, demás que desde la
primera vez que le vi con ella Don Amado fue otro,
ya no había miradas hacia nadie más, ni sonrisas,
ni saludos, ella se había convertido en todo su
mundo.

Después de escuchar esto, observe fijamente a


Don Amado durante un buen tiempo y si, era
completamente evidente que estaba absorto en
sus recuerdos, su forma pausada de beber café y
de fumar lentamente los cigarrillos, me convencí
que pensaba sin duda en su gran amor.

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CAPÍTULO SEGUNDO

CONOCIENDO A DON AMADO

A partir de ese día, cuando Don José me platicara


la historia de Don Amado, creció mi curiosidad por
conocerle, de conversar con él y conocer de viva
voz la que pareciera ser una fascinante historia de
un Casanova enamorado, algo que en verdad
sonaba contradictorio, un cazador cazado, eso sí
que suena increíble y que en verdad despertaba
mis ganas de conocerlo, de aprender sus artes y
reconquistar a la mujer que amo, lo observaba,
pero no quería interrumpir sus pensamientos,
quería acercarme pero no encontraba el momento
preciso para hacerlo, pero hoy estoy decidido a
conocerlo, algo tenía que idear para acercarme y
conversar con este ermitaño del amor.

De nuevo servía una taza de café, creo que era el


momento justo para tratar de establecer
comunicación con él, camine hacia donde estaba,
cuando levanto su mirada del termo vi que lloraba,
tuve que regresarme, no era el momento preciso
para hablar con él.

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El hecho de no encontrar el momento exacto para
ir con Don Amado, hizo que yo también acudiera a
la plaza todos los días y por un tiempo mayor al
que habitualmente estaba acostumbrado a
hacerlo, le observaba detenidamente, en busca de
una señal que permitiera abrir la comunicación,
me sentaba justo en la banca del frente de él, sé
que notó mi presencia, en un par de ocasiones me
levante y dirigí hacia él y apresurado tomaba su
termo y también se levantaba, era un signo
inequívoco que no quería conversar, situación que
ya estaba llegando a ser frustrante para mí, hablar
con él se había convertido en algo imperante de
conseguir.

Hoy es domingo, es increíble que mi afán de hablar


con Don Amado me traiga hasta aquí los siete días
de la semana y ocupe más tiempo que debo de
destinar a otras actividades, de pronto se acerca a
él un pequeño de apenas cinco o seis años de
edad, lo saludó, Don Amado volteo a verle a los
ojos y sonrió, con una mirada enternecida por
aquel pequeño rostro, lo saludó acariciándole la
mejilla, como nunca lo había visto, conversó con el
niño por más de quince minutos, el niño se
despidió, él sonreía, sus ojos brillaban, tomo al
niño de las mejillas y le dio un beso en la frente,

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este era mi momento, distraído Don Amado
siguiendo con la mirada a aquel pequeñín, me
senté en la banca, en su banca y le dije

–Que hermosos son los niños ¿verdad?, volteó de


inmediato y respondió un Sí, junto con una
enorme sonrisa en sus labios y una mirada
francamente tierna, a mí también me gustan, le
comente, considero que los niños son la prueba
más grande de que la sinceridad y la pureza en los
sentimientos existe.

-Tiene usted toda la razón, contesto, es


exactamente lo mismo que pienso yo.

-Disculpe que no me haya presentado, mi nombre


es Adrián, extendí mi mano y la recibió
contestando:

-Amado, ese es mi nombre.

-Pues mucho gusto Don Amado.

-El gusto es mío, replicó.

¡Por fin! Este era mi momento, era la oportunidad


que estuve esperando por meses, y no la voy a
desperdiciar, conseguir entablar un par de
palabras con él era para mí el logro más

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significativo en los últimos meses, es más, no
recuerdo en toda mi vida haberme sentido de esta
forma, no sé, la expectativa, la emoción y una
corazonada que Don Amado sería para mi más que
mi maestro, mi guía espiritual, lo sabía y no tenía
la menor duda de ello.

-Cuénteme Don Amado ¿a qué se dedica usted?.

-Pues mire Adrián, yo soy el dueño de la fonda que


ve usted allá, la cocina siempre ha sido mi pasión,
desde muy pequeño mis padres me enseñaron a
hacerlo, mi madre (Dios la tenga en santa gloria,
murmuro volteando al cielo) tenía una sazón
increíble, de ella aprendí muchos secretos que
fueron despertando mi curiosidad por la cocina, mi
padre (Dios lo tenga a fuego manso, volvió a
murmurar implorando al cielo), aun y cuando
cocinaba poco también lo hacía con gran maestría,
un gusto que solo tenía en muy esporádicas
ocasiones, pero que sin duda me hicieron saber
que los hombres también podemos desarrollar el
don de la cocina, con esto que aprendí de ellos,
descubrí un mundo maravilloso, que hasta hace
pocos años decidí cristalizar en ese pedazo de mi
alma que ve usted ahí, pero sabe, mi inspiración se
ha desvanecido, creo que he perdido el toque en la

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cocina, porque sin duda, siempre consideré el
hecho de cocinar era la forma de expresar mi
amor, y ese tiempo ya ha pasado.

Sus ojos comenzaron a brillar distinto, estaban


vidriosos y un par de lágrimas al unísono
comenzaron a rodar en sus mejillas.

-¿Qué pasa Don Amado?, ¿se siente usted bien?.

-Discúlpame muchacho, me entro la nostalgia por


Ericka.

-¿Ericka?… ¿ella era su mujer?.

-Si- respondió y rompió en llanto cubriéndose la


cara para no ser visto, me conmovió tanto verle en
esa situación que no hice más nada que acercarme
a él y abrazarlo, creo que fue lo correcto, puesto
que Don Amado tomo mi brazo en señal que
permaneciera un poco más, aferrándose a el,
como un niño buscando protección.

Una vez repuesto del momento, Don Amado se


frotó su rostro fuertemente con sus manos,
impulsado como con un resorte se levantó
apresuradamente de la banca, y sólo expresó un -
Discúlpame- como como despedida y, apresurando
el paso se marchó.

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CAPÍTULO TERCERO

NACE UNA SÓLIDA AMISTAD


Regresé a la plaza al día siguiente y al otro y al
otro, y de Don Amado ni rastro, permanecía
sentado en su banca un par de horas al día
impaciente por su llegada, sin éxito, pareciera que
se lo hubiese tragado la misma tierra, como parte
de mi búsqueda, hacía rondines por aquella
fondita de la cual había dicho ser el propietario, en
ella el movimiento del personal era muy
apresurado, dado que en todo momento
permanecía a su máxima capacidad por los clientes
que abarrotaban el pequeño lugar, a la entrada
había un par de viejos sillones estilo Luis XV, en
una ambientación que evocaba en mi mente a la
sala de la abuela Josefina, un estante de madera
de color caoba de piso a techo, repleto de libros
que estaban disponibles para su lectura, al centro
un baúl adaptado como mesa, con un cristal
visiblemente grueso como cubierta, en la cual,
reposaba una tetera y un par de tazas para té de
porcelana de Talavera y un jarrón de bronce con
rosas naturales de colores combinados rojas y
blancas, en una de las esquinas una chimenea de
ladrillo aparente decorada con una pintura de un

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atardecer en un muelle, al propio estilo de Monet,
y un par de jarrones antiguos y como colofón, un
delicioso aroma a café recién percolado, todo esto
para que los clientes en lista de espera aguardaran
cómodamente a que les asignaran una mesa, el
flujo era increíble, en verdad pareciera que
regalaran algo por consumir en este lugar, se
cocinaba a la vista, pero de Don Amado nada.

Repetí esta rutina los siguientes tres días, de la


banca a la fonda, de la fonda a la banca, hasta que
hoy, en proceso de retirarme de la fonda, escuché
una voz que me decía:

-Adrián, ¿a dónde va usted?

Voltee rápidamente, sí, en efecto era Don Amado,


que al verme sonrió como cuando encuentras un
amigo que tienes años sin ver, sin duda mis ojos se
iluminaron, mi sonrisa se expuso instintivamente,
no acerté más que acercarme a él y decirle con un
abrazo el deseo que tenia de verle de nueva
cuenta, mismo que fue correspondido, duró unos
instantes solamente, se separó y me dijo:

-Pero pasa Adrián te invito un café y una rebanada


de tarta de queso que es la especialidad de la casa.

-Será un honor y un verdadero placer, respondí.

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-¡pero pasa muchacho! No te quedes ahí parado,
pasa, pasa- me empujaba suavemente por espalda
para que comenzará a andar.

Pasamos a una pequeña mesa de madera rustica


hasta el fondo, de dos sillas únicamente, iluminada
por una hermosa lámpara emplomada multicolor.

-Rosa, -llamo a la mesera, que se acercó con una


sonrisa-, tráenos por favor dos cafés de los de la
mezcla de Chiapas y para mi buen amigo Adrián,
una rebanada generosa de tarta de queso, de la
horneada, que tiene que probar, ¡para que sepa lo
que es bueno!, exclamo en un tono
simpáticamente presuntuoso.

-Enseguida Don Amado-, respondió ella con una


sonrisa más amplia que con la que llegó, se notaba
a leguas de distancia el cariño que esta mujer
sentía por Don Amado, que sin duda, no había
mejor referencia de él del trato a sus empleados.

-Antes que nada muchacho, quiero disculparme


por la última vez que nos vimos, me ganó el
sentimiento, era uno de esos días que la ausencia
de quien fue un gran amor, estaba más latente
que nunca, pero te he de decir, que acertaste estar
en ese justo momento ahí, a mi lado, en verdad

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necesitaba a alguien para decirlo, expresarlo,
sentirlo, y te lo agradezco, me sentí plenamente
acogido y es algo que valoro en las personas, su
sinceridad, en verdad gracias por ser y estar.

-No tiene nada que agradecerme Don Amado, muy


por el contrario yo soy el agradecido por la
confianza que me brindó en ese momento, la cual
también valoro y aprecio, cuente conmigo, aquí
está mi mano que está para cuando los amigos la
precisen, y como dice usted, gracias a usted por
ser y estar, que por cierto, me suena fantástica la
frase ya que va mucho más allá de un simple
gracias, dado que no es la acción si no que se
dirige a la persona, el ser como tal y el estar en el
momento justo.

-Tienes razón, va mucho más allá, que bueno que


coincidamos en este pensamiento, porque lo
verdaderamente trascendente de la vida son las
personas que pasan por nuestras vidas y lo que
cambian en nosotros, siempre lo he dicho, no hay
casualidades, nada ocurre por azar, solo existen las
causalidades y si tú y yo estamos aquí justo ahora
es por algo, algo que enseñar o algo que aprender,
así que mi flamante amigo, venga esa mano y

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espero consolidemos una sólida amistad en una
relación de ganar – ganar.

Extendió su mano la cual tome con mis dos manos


y reiteré de nueva cuenta –Gracias por ser y estar
mi amigo, me siento verdaderamente muy
honrado-.

En ese momento regresó Rosa y puso sobre la


mesa dos coloridas y muy mexicanas tazas y un
plato con una senda rebanada de tarta. –Muchas
gracias bonita- le expresó Don Amado viendo
fijamente a los ojos a Rosa, quien esbozo de nueva
cuenta una linda, tierna y amplia sonrisa y
contestó, -siempre será un placer Don Amado-, y
se retiró sin dar la espalda.

Wow, no puedo siquiera describir el aroma del


café que era simplemente espectacular, no sé si
mis sentidos estaban alterados por encontrar de
nueva cuenta a Don Amado o en verdad el aroma
de aquella taza era algo completamente nuevo y
fascinante para mi olfato, acerque la azucarera,
como es mi costumbre y Don Amado me detiene
diciendo, -No, por favor Adrián, esta vez intenta
tomarlo sin azúcar, el café es un verdadero elixir
de Dios, créeme, él lo prefiere sin azúcar-

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Aunque no estoy acostumbrado a tomar el café sin
azúcar, acepté el reto, ya que con el antecedente
que tenia de Don Amado, de ser un maestro
cocinero, sabía que su sugerencia me llevaría, sin
duda alguna, a nuevos caminos que debería de
explorar para educar a mi paladar. Tome la taza y
lentamente la acerque a mi boca mientras
exhalaba aquel delicioso aroma, en cuanto puse un
sorbo en mi boca, detecté que tenía la
temperatura perfecta para ser disfrutado y ocurrió
la magia, sí, una mágica explosión de sabor en mis
papilas, me atrevo a decir que es el mejor café que
había probado en mi vida.

-Don Amado, este café esta excepcional, tenía


usted razón, un verdadero elixir de Dios, la
divinidad presente en su sabor, sabe, nunca había
tomado el café sin azúcar, y creo que he vivido
equivocado toda mi vida, gracias por compartirme
del que seguro es su café personal.

Don Amado soltó una sonora carcajada al terminar


de decir esto y respondió:

No, Adrián, este es el café que disfrutan todos los


comensales de esta fonda, no es solo para mí, sin
duda alguna es un café de alta calidad, producido
en las montañas del estado de Chiapas, pizcado

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con las manos de los indígenas de la zona, quienes
antes de comenzar su jornada, toman un grano del
árbol y con ambas manos, lo elevan arriba de su
cabeza, la cual inclinan y lo ofrecen a Dios, en
símbolo de gratitud, una vez terminado este ritual
depositan el grano, en un pequeño hoyo que
hacen en el suelo y que cubren delicadamente con
la tierra hincados, para que así, continúe el ciclo de
la vida, su propia vida.

–hizo una breve pausa para beber un sorbo de café


y prosiguió-.

unas vez que recogen todos los granos del arbusto


lo llevan a la planta de beneficio de la comunidad
en donde lo procesan hasta quedar envasado para
su venta, es un negocio pequeño que pertenece a
un par de decenas de familias que se sustentan de
esta actividad, algo muy importante, no lo muelen,
dicen ellos que para que no pierda su esencia, el
molido lo hacemos quienes lo consumimos, así
obtenemos un café muy fresco, recién molido para
deleitarse lentamente, la producción es muy
limitada y tengo la fortuna de ser uno de sus pocos
clientes, recibo café de ellos una vez por mes y
siempre garantizo tenerlo disponible para mis

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clientes, que sé que lo disfrutan tanto o más que
yo.

-pero, ¿siendo un café tan selecto, porque


comercializarlo aquí, para todos?, repliqué, será
que ¿todos los que lo tomamos apreciamos su
valor o simplemente es un café mas que está en el
mercado?.

-te explico cuál es mi pensar; para mí, el preparar


un alimento o una bebida es algo más que cocinar
mecánicamente, la cocina es el símbolo más
grande de amor que pueda existir, con ella puedes
expresar todo el cariño y sentir por alguien, mis
padres, ambos, cocinaban de forma excepcional y
todo lo que preparaban tenía en su sabor notas
muy específicas de amor, que no podía yo percibir
cuando salíamos a comer, aunque se tratara de la
misma receta, así es como aprendí que el cocinar
tiene una gran responsabilidad, no puse esta fonda
para hacerme millonario, la puse porque amo la
cocina y no hay nada más gratificante para mí, que
ver la cara de satisfacción y disfrute de todos los
comensales, paso horas observándoles, y sabiendo
que estoy haciendo las cosas bien, porque sé que
los hago sentir Amados, apreciados, y como el
amor está en dar y no en el recibir, entonces

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quiero amarlos de la mejor forma que me sea
posible, más allá de los límites de mis
conocimientos gastronómicos, es decir, buscando
como este café que ahora bebemos, un significado
más profundo de él, que cualquier marca
comercial pueda ofrecer, la búsqueda es
incesante, que forza mi creatividad al máximo,
hasta obtener lo mejor de lo mejor para que tú y
todos ellos, sientan la pasión, la dedicación y el
amor que un servidor tiene por cocinar, ¿no me
crees? Prueba tan solo esa tarta y dime que es lo
que piensas de ella.

Lleve un bocado de la tarta a mi boca, sin siquiera


masticarla sentía como se deshacía en mi boca, era
sublime, un sabor que puso mi mente en blanco
totalmente, un trance maravilloso, único, nunca
antes sentido, no pude evitar cerrar los ojos para
saborearlo profundamente, cuando los abrí de
nuevo, vi la mirada expectante de Don Amado
hacia mi rostro.

-¿Y bien?... ¿Qué te ha parecido?, preguntó

-Sin duda Don Amado, es la más deliciosa tarta de


queso que haya yo degustado jamás.

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-Te puedo decir, que sé dos mil maneras de cómo
no lograr la tarta de queso que exprese lo que soy
y solo una que lo consigue a plenitud, es
justamente esta que estas comiendo ahora, años
me ha costado, pero los vale, te aseguro que lleva
un pedazo de mi alma en cada bocado, todo lo que
soy y para lo que estoy aquí.

-En verdad, me sorprende la forma con la que se


expresa de la cocina.

-La cocina es mi pasión, es mi vida, soy yo en una


fusión alma – sartén.

-He logrado percibirlo y lo admiro Don Amado,


nunca había escuchado a nadie expresarse de esa
forma acerca de la cocina, en verdad se ve que es
algo que en verdad ama.

Después de probar la tarta y de esta conversación,


me quede pensando en lo que Don José me había
platicado de que, la cocina, era algo que usaba
para conquistar a las mujeres, dada mi situación
en casa, donde las cosas no funcionaban del todo
bien con mi mujer, sería bueno pedirle ayuda para
reconquistarla, tal vez Don Amado quisiera
ayudarme.

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CAPÍTULO CUARTO

APRENDIENDO A COCINAR
Estando absorto en mis pensamientos, Don Amado
se percató de ello y preguntó en tono burlón:

-Adrián, ¿estás aquí?

Me dio mucha risa el escuchar la pregunta y


respondí, -sí, claro que estoy aquí, por cierto Don
Amado, usted me ha mencionado que la cocina es
la mejor forma de expresar los sentimientos hacia
alguien ¿cierto?

-Sí, es correcto, pero, ¿en qué estás Pensando?

-Sabe, tengo quince años de casado con mi mujer,


las cosas en este momento no marchan del todo
bien, la relación ha caído en algo monótono, siento
que ella está un tanto fastidiada o aburrida de lo
que ocurre entre nosotros, yo la verdad quisiera
que las cosas mejoraran, pero lo he intentado de
diferentes formas, sin embargo, ninguna me ha
dado resultado, en esto es en lo que pensaba, que
tal vez si usted me enseñara un poco de lo que
usted sabe en la cocina, pudiera ser una opción
para reconquistarla, ¿cree usted Don Amado que
pudiera funcionar?

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Don Amado soltó de nuevo una sonora carcajada
que hizo voltear a todos los clientes y a su
personal, me sentí un poco avergonzado de
sentirme observado por todos, pero ni hablar, era
algo que tenía que hacer, dependía mi felicidad de
ello.

-¡Pero claro que funciona!, exclamó Don Amado


casi gritando, de hecho, como dicen “Pancita llena,
corazón contento”, sin duda creo que es posible
enamorar o reconquistar a una mujer cocinándole.

-No pude evitar esbozar una sonrisa picaresca


antes de lanzar esta pregunta a sabiendas de todo
su pasado ¿Usted lo ha hecho?, ¿Ha conquistado a
alguna mujer cocinándole?

-Respondió con una sonrisa en complicidad con la


mía y dijo: -sí, en algunas ocasiones.

-¡Que bien!- Respondí fingiendo sorpresa, no me


gustaría dejar en mal a Don José, dejando saber
que sabía todo que había sido el chef casanova, -
pero, ¿quisiera ayudarme?.

-mmmm, mira no suelo hacer esto, pero me caes


bien muchacho, pudiéramos intentarlo, pero antes
de todo déjame decirte que tendrás que poner
todo de tu parte, te enseñaré mis más íntimos

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secretos culinarios de seducción, además debes de
prometerme algunas cosas, la primera de ellas es
que no darás a conocer a nadie ninguna de mis
recetas, estas son producto de toda mi vida y mi
más grande tesoro.

-Muy bien, prometido, no revelaré a nadie sus


recetas y claro que pondré todo mi empeño en
aprender de usted.

-No solo necesito tu empeño, necesito que le


pongas alma, pasión, amor, recuerda que
cocinarás para la mujer que amas, porque la amas
¿cierto?.

-Con toda el alma, se lo aseguro

Muy bien, aún hay algo más, te cuento que he


conquistado a muchas mujeres con solo cocinarles,
lo hacía por diversión, sabía a ciencia cierta que
caerían rendidas después de una cena romántica a
las luz de las velas, con ello obtuve muchas noches
de tórrida pasión, de sexo desenfrenado, tengo
identificado todos aquellos platillos que las llevaba
a la excitación sin siquiera haberlas tocado,
observaba detenidamente sus reacciones, sus ojos
principalmente, los cuales, una vez dilatados, sabía
que era el momento justo de atacar y siempre

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funcionó, pero sabes, un día me topé con Ericka,
una mujer excepcional, bellísima, alteraba todos
mis sentidos al estar cerca de ella, por supuesto
que la seduje, pero sus besos y sus caricias
combinadas con su ternura, me hicieron su presa y
me di cuenta que me había enamorado, que había
desperdiciado todo mi tiempo al no estar a su
lado, que todas las aventuras que había tenido no
tenían ningún sentido, a partir de entonces, todo
fue diferente, ella inspiraba toda mi vida,
incluyendo la cocina, ahí es donde descubrí, que el
ingrediente principal e indispensable era el amor,
el cual acentúa los sabores de una manera
sublime, es cuando me di cuenta que mis manos
eran guiadas por mi Afrodita, mi diosa, mi Ericka.

Yo en todo momento observaba su rostro, el cual,


al momento de hablar de su mujer cambió
radicalmente, tenía un brillo especial, único, sus
ojos se iluminaron, inequívocamente los recuerdos
de ese amor sin duda eran sublimes.

Don Amado hizo una pausa, dio un sorbo a su café,


y continuó:

-Dicho lo anterior, sé que te daré una llave que te


permitiría entrar a un mundo de desenfreno, si así
lo decidieras, sin embargo, otra de mis condiciones

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para enseñarte a cocinar, es que debes de
prometerme que lo que de mí aprendas solo lo
utilizaras para fortalecer tu amor por tu mujer,
para hacerla feliz, que se sienta amada a plenitud.

-Pero por supuesto, esa es mi única intensión, amo


a mi mujer como a nadie más en la vida, ella es mi
compañera perfecta, comparte mis sueños y mis
locuras, para mi es la única mujer que me interesa,
desde el primer momento que la vi, supe que nos
pertenecíamos, así que no piense Don Amado, que
por una tontería o una noche de pasión perderé a
quien considero mi más grande amor.

-Excelente, entonces comencemos.

-Se refiere a ¿en este momento?.

-Sí Adrián, No hay tiempo que perder cuando de


amor se trata.

-Pues muy bien, usted dígame que haremos.

-Primero que todo me gustaría saber tu


experiencia en la cocina, ¿sabes algo al respecto?.

-Ah que caray Don Amado, nunca en mi vida he


cocinado, siento que hasta el agua para el café se
me quemaría.

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Don Amado de nueva cuenta se carcajeo
fuertemente, captando otra vez la atención de
todos, ahora me doy cuenta que esta es su forma
habitual de hacerlo y, aun que me avergüenza, me
gusta, trasmite toda su energía.

-¡Ah que muchacho!, hasta el agua se te quema,


tampoco creas que eso será un impedimento, te
aseguro que cocinarás, ese es el reto y el objetivo,
para comenzar te compartiré recetas que son muy
sencillas, además de contarte un poco lo que
ocurrió con ella.

-Me parece muy bien, pero, ¿dónde cocinaremos?

-Pues si estás de acuerdo, podemos cocinar aquí


mismo en la fonda, preparamos juntos el platillo,
yo te voy guiando, y después tú vas a casa y lo
preparas para ella, ¿qué te parece?.

-Es una excelente idea, dígame pues los


ingredientes que utilizaremos y voy al
supermercado a comprarlos, regreso y los
preparamos.

-No muchacho, no hay necesidad, yo pondré todo


lo que haga falta, porque mi trabajo en esta fonda
consiste en consentir a quien me apoya en este
proyecto, así que, día a día cocino dos platillos,

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uno de ellos para uno de mis empleados y el otro
para mí, para sentarnos juntos a la mesa y
compartir el pan y la sal, en señal de mi cariño y
gratitud hacia ellos que son los que mantienen con
vida este lugar, es muy buena para comenzar, hoy
le tocará justamente a Rosa, la chica que nos
atendió, entre sus gustos principales están los
mariscos, principalmente los camarones, tengo
una receta muy sencilla, la cual me ha funcionado
de maravilla con un par de mujeres, ¿tú me
entiendes, no? –Don Amado sonrió pícaramente,
guiñándome un ojo al decir esto-, recuerdo que el
terminada la cena el efecto fue inmediato, así que
creo que está será un buen inicio para comenzar
esta reconquista.

-¡Genial Don Amado! Ya estoy ansioso por


comenzar.

-Muy bien, vente, vayamos a la cocina.

Nos dirigimos hacia la cocina, un lugar muy limpio


y ordenado, las mesas de acero inoxidable estaban
relucientes al igual que la estufa, a pesar de que el
establecimiento estaba lleno y había mucho
trabajo, en una de las esquinas, me llamó la
atención que separado había otra estación de
trabajo, la cual incluía una estufa, colgando sobre

27
ésta los sartenes y ollas suspendidos en un cuadro
de madera, un par de botes también de madera,
donde se podían apreciar todos los enceres, palas,
cuchillos, cucharas, todo estaba dispuesto para
cocinar, asumí desde el primer momento que esa
estación era la de Don Amado, dado que estaba
independiente y no había nadie trabajando en ella,
como en la que parecía ser la principal.
Efectivamente Don Amado me dirigió hasta esta
estación, estando frente a ella me dijo:

-Por principio de cuentas tendremos que lavarnos


las manos, por favor arremanga tu camisa, un poco
arriba de los codos y en esa tarja de ahí, lava tus
manos y tus brazos, este es el dispensador de
jabón y este otro el del sanitizante, este cepillo es
para que laves entre tus uñas, recuerda tallar bien
tus manos con agua y jabón, una vez enjabonado
utiliza el cepillo en tus uñas, te secas con esas
toallitas desechables y te pones sanitizante y
esperas a que se seque solo.

Procedí a lavarme las manos siguiendo al pie de la


letra todas sus indicaciones, mientras me ponía el
sanitizante, el hacía lo propio, una vez que tuvimos
ambos lavadas y sanitizadas las manos, me dijo:

-Ahora sí, “Para ser, hay que parecer”.

28
Descolgó de un perchero que estaba justo al lado
de la estación un par de pulcras filipinas blancas,
con vivos en color verde, ambas con su nombre
bordado, me entregó una de ellas y se colocó la
suya, abrochando cada uno de sus botones, yo lo
emulé, me quedó perfecta ya que Don Amado y yo
compartimos la misma complexión delgada.

-Mira que bien, te quedó perfecta, eso es una


buena señal.

-Si, pareciera ser que fue hecha para mí.

Abrió un cajón al lado de la estufa y de nuevo


tomo un par de Toque Blanche, que son esos
gorros blancos y altos que utilizan los chefs, que al
igual que la filipina tenía una línea verde, se lo
colocó, cuidando que no quedara nada de su
cabello expuesto, me entregó uno igual al de él y
me lo puse haciendo lo mismo.

-Pues ya vamos de gane –dijo- mira que al menos


si pareces un verdadero Chef.

Yo sentía una especie de orgullo al portar este


uniforme, así que copiando los movimientos de los
modelos de ropa que he visto en el televisor, me di
una vuelta completa para lucirlo frente a él y
característico de Don Amado volvió a carcajearse,

29
esta vez no pude evitarlo y yo también lo hice;
tomo de una caja similar a la de los pañuelos
faciales un par de cubre bocas azules, que nos
colocamos al mismo tiempo.

-Espera, deja voy al refrigerador por lo que


necesitamos.

Tomó una charola, de esas como las del pan, del


cajón de debajo de donde obtuvo los gorros, se
dirigió a un refrigerador dúplex enorme, abrió la
puerta derecha del congelador, de una bolsa sacó
un par de puñados de camarones, alrededor de
unos treinta que colocó sobre la charola y cerró la
puerta, abrió la otra y tomo una cabeza de ajo
completa y unas ramas de cilantro, regresó y me
dijo:

-En esas puertas, -señalando una alacena- toma un


recipiente de plástico del tamaño necesario para
poner estos camarones, colócalos ahí y ponles
agua fría para descongelarlos, mientras yo voy por
los demás ingredientes que utilizaremos.

-Muy bien, Chef Maestro, le dije colocando mi


mano en la frente como hacen los soldados para
hacer la salutación a sus superiores.

30
Tomé un recipiente trasparente, coloque los
camarones y les puse agua hasta taparlos, en tanto
él se dirigió a otra alacena de donde tomo una lata
cuadrada de color rojo, un salero, un pimentero de
madera, un frasco con aceite y otro con
condimento y una caja de arroz, regresamos al
mismo tiempo a la estación.

-La receta que haremos se llaman camarones


rojos, era una de las recetas preferidas de mi
padre (como la vez anterior, levanto la vista hacia
el cielo y dijo: “Dios lo tenga a fuego manso”), se
llaman camarones rojos y es muy sencilla de
preparar y deliciosa, la vamos a acompañar de un
arroz blanco, si te fijas, utilizo el arroz pre cocido, -
señalando la caja- dado que para ti será mucho
más sencillo de preparar, observa bien estos son
todos los ingredientes que necesitamos, -
señalándolos los comenzó a nombrar-: aceite más
o menos media taza, seis dientes de ajo, dos
cucharadas soperas de paprika o pimentón rojo
como quieras llamarle, sal y pimienta y los
camarones, considerando una porción de doce a
quince camarones de estos que son medianos, eso
para el platillo central y para el arroz utilizaremos
dos dientes de ajo, una cucharadita de
concentrado de caldo de pollo, unas ramas cilantro

31
y obviamente el arroz, una taza y dos tazas de
agua.

-Pues que bien, son pocos ingredientes creo que


no batallaré para memorizarlos.

-De ninguna manera, -me dijo-, abriendo un cajón


de donde tomo una pequeña libreta tipo italiana y
una pluma con el logotipo y nombre de la fonda y
me las entregó- será mejor que anotes todo.

-tome la libreta y escribí mientras lo repetía en voz


alta, garantizando que me escuchara y así evitar
omitir algún ingrediente:

Camarones Rojos

1 taza de aceite

6 dientes de ajo

30 camarones

2 cucharadas de paprika

Sal y pimienta

-excelente, no te ha faltado nada, comentó, por


favor pela esos ajos y escurre los camarones.

32
Intentaba pelar el ajo, pero la cascarita estaba
como muy pegada y la verdad estaba batallando
mucho para hacerlo.

Se rió de nuevo y me dijo, -vaya que no sabes nada


de cocina- Inmediatamente tomo una tabla y un
cuchillo, -dame un diente de ajo- dijo, se lo pase, lo
puso sobre la tabla y con el canto del cuchillo lo
aplasto un poco y así con gran facilidad y en menos
de cinco segundos tenía pelado el ajo, -ves
muchacho, en esta vida vale más maña que fuerza-
y volvió a reír –ahora tu-.

Tomé un diente de ajo y copie la técnica, no fui


tan hábil para hacerlo pero en dos minutos o
menos tenia listos los ajos pelados.

-ahora córtalo en rebanadas finas.

Di unos cortes al ajo y le pregunté: -¿así están


bien?, asintió con la cabeza expresando un “umju”
queriendo decir con ello que lo estaba haciendo de
una forma excelente, continué cortando los ajos
hasta completar los seis dientes.

-Ya están los ajos, ¿ahora qué sigue?

33
Tomo una sartén de unos treinta centímetros de
diámetro, lo puso sobre la estufa y reguló la flama
y dijo:

-Esto es a fuego medio, es decir, la llama debe de


estar en el punto medio de lo más alto que puede
estar y lo más bajo, ahora agrega la media taza de
aceite.

Vacié en una taza medidora hasta la marca de un


medio del frasco de aceite y lo vertí en la sartén.

-Esperemos a que se caliente un poco, en tanto


con esas toallitas de papel quita el exceso de
humedad en los camarones.

Estaba quitando el exceso de humedad cuando lo


escucho decir, -ya está lista la sartén, es hora de
poner el ajo- sus indicaciones una tras otra
comenzaban a ponerme un tanto nervioso, deje
caer los ajos de un golpe a una altura de unos
veinte centímetros, el aceite brinco por el golpe de
los ajos con la sartén, cayéndome un par de gotitas
en la mano con la que sostenía la tabla la cual solté
sin intención cayendo hasta el piso.

-¿Que muchacho, está muy pesada la tabla?


Comentó en un tono de burla.

34
-No, discúlpeme, es que me cayó un poco de
aceite en la mano y fue por la reacción que solté la
tabla.

-con una sonrisa muy amplia dijo: -Gajes del oficio,


toma la pala y mueve los ajos, pero hazlo
lentamente no vaya ser que la sartén esté también
muy pesada, dijo con la vos entrecortada por la
risa.

Movía los ajos y ya cuando se comenzaron a poner


un tanto trasparentes de nuevo otra instrucción.

-Ese punto se llama acitronado, los ajos están


listos para poner ahora los camarones, ¡Adelante
Sancho Panza! Exclamo con voz de orden, a lo que
respondí –Si, Don Quijote- fui por los camarones y
los vacié en la sartén poco a poco y de una
distancia más próxima que los ajos, no quería, por
obvias razones, que pasara lo mismo.

-Muy bien, así se hace muchacho, ahora ponles sal


y pimienta.

Tome el salero y fui espolvoreando sobre los


camarones, -con eso está bien- me dijo, ahora la
pimienta, tomé el pimentero, era la primera vez
que tenía uno de ese tipo en la mano, lo agité y
nada, no salió nada, me percaté que tenía una

35
manivela en la parte superior, así que por intuición
y rogándole a Dios que saliera la pimienta la giré, y
así ocurrió, comencé a esparcir la pimienta sobre
los camarones hasta escuchar –Ahí bueno, ahora
remueve los camarones, tratando de darles la
vuelta y así hasta que cambien de color a rosita-

-muy bien- contesté y comencé a menearlos, y si


conforme los iba volteando el color rosa se hacía
presente, al cabo de tres o cuatro minutos el color
era uniforme, el me observaba cada movimiento y
estaba pendiente de lo que ocurría en la sartén, -
trae la paprika y una cuchara sopera de ese cajón-
tome la lata roja, no había observado que tenía en
el centro una pintura de estilo clásico de una
mujer vestida a la usanza Española, este detalle
me llamó mucho la atención, cuando una voz
enérgica me dice –Eit, muchacho, que esperas, se
te recocerán los camarones, trae esa paprika ¡ya!-
me sorprendió el tono de su voz, y apresurando el
paso me acerque, abrí la lata con la misma cuchara
y la llene, la iba a vaciar de prisa y fui detenido, -
¡No! Vacíala despacio y espolvoreando sobre todos
los camarones- así lo hice –ahora otra cucharada-
repetí la operación, -muy bien muchacho lo has
hecho magistralmente, ahora tapa la sartén y en
cinco minutos estará listo.

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-¿En verdad? ¿Así de rápido y de sencillo?

-Así es Adrián, los mejores platillos son simples y


de pocos ingredientes, eso sí, muy bien
combinados, en tanto, pela y pica finito los otros
dos dientes de ajo, con un poco de aceite los
pones en esta olla, a fuego alto- me dio una
pequeñita de unos quince centímetros de
diámetro, con la técnica anterior aprendida pele
de inmediato los ajos y los corte en trozos muy
pequeñitos mientras me observaba, -muy bien
muchacho, vas progresando, ahora pon la olla en
la estufa y vierte un chorro de este otro aceite que
es de oliva y de nuevo acitrona los ajos- seguía al
pie sus indicaciones, una vez que los ajos
estuvieron listos me dijo ahora de aquel filtro
toma dos tazas de agua y ponlas a hervir en la olla
y agrégale medio cubo del concentrado de pollo,
puse las dos tazas de agua y el concentrado, -
tápala y deja que hierva y apaga los camarones
que ya están listos- tapé la olla y apague los
camarones, -ahora destápalos y dime que tal
huelen- destapé la olla y el olor de los vapores que
emanaban me hicieron salivar.

-No lo puedo creer ¡huelen espectacular!

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-Sí, son muy ricos en verdad y lo más importante
es que tú los hiciste y eso me llena de satisfacción.

-Gracias Don Amado sin sus enseñanzas no


hubiera sido posible, nunca me imaginé que yo
podía cocinar.

-Creo que tienes Don, así que utilicémoslo a


nuestro favor.

La pequeña tapa de la ollita comenzó a moverse,


señal de que el agua en su interior está hirviendo.

-Ahora el arroz, agrega una taza de arroz bien


copeteada a la olla.

Vacié una taza de arroz de la caja a una taza limpia


y seca que previamente había puesto Don Amado
cerca de la caja y la vertí en el agua, claro con
mucho cuidado, lo del ajo fue una muy buena
lección de bautizo, -muy bien muchacho, ahora
solo agrégale el cilantro, unas tres o cuatro ramitas
y tápalo y ponlo a fuego bajo- agregue el cilantro,
tape la olla y regulé la flama, -en menos de diez
minutos estará listo-, comentó –cuando ya no se
vea agua en la superficie del arroz hay que estar
cuidando cuando está se termine- concluyó.

-¿Y eso es todo Don Amado?

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-Sí, muchacho, eso es todo, espero que en todo
este tiempo que hemos estado en la cocina hayas
pensado en tu mujer, porque te reitero, el Amor es
y será siempre el mejor ingrediente de lo que
cocinas.

-Pues, pareciera que usted lee mi mente, en ni un


solo instante dejé de pensar en ella, analizando si
este platillo pudiera gustarle y sin duda le
encantará, eso espero.

-Me alegra que así sea, ya lo veremos ahora que


esté listo todo y lo probemos, las notas del amor
en los alimentos saltan inmediatamente, aunque
te he de decir, que por el aroma, estoy seguro que
así fue.

Cuando se fue consumiendo el agua del arroz, fui


verificando la cantidad de agua que quedaba,
cuando solo quedaba muy poca en el fondo le dije:
-Ya queda muy poquita agua, ¿será que ya está
listo?-.

-A ver, déjame revisar- tomo la cuchara y abrió el


arroz en la parte central hasta llegar al fondo, -
como dicen en mi rancho, mi estimado Adrián
“¡Esté arroz ya se coció!” Y se ve perfectamente
esponjado, es hora de que lo apagues.

39
Procedí a apagar la flama de la estufa, y
expectante a lo siguiente, observaba a Don
Amado, que se dirigió al área donde están los
platos y trajo dos extendidos diciendo: -el
emplatado es muy importante, ya que de la vista
nace el amor, tomo una pequeña flanera y sirvió
arroz, observé como lo iba compactando mientras
la llenaba, volteo de golpe la flanera sobre el plato
y la levantó quedando el arroz sobre el plato con la
forma de la flanera, -¿observaste como lo hice?,
asentí afirmativamente con la cabeza –ahora es tu
turno, sirve el arroz en el otro plato como yo lo he
hecho en éste- fui sirviendo y comprimiendo el
arroz, tal y cual él lo había hecho, voltee la flanera
sobre el plato y la levante, listo había quedado
perfecto.

-ahora los camarones- dijo, tomando una cuchara


sopera los sirvió al lado del arroz, con todo y el
aceite que lograba captar, los fue ordenando todos
con la colita hacia afuera hasta quedar muy
bonitos sobre el plato que estaba mojado por el
aceite en la parte de abajo, por último colocó unas
hojitas de cilantro sobre el arroz y limpió el borde
del plato, quedando perfectamente servido. Sin
que me dijera nada, ahora era mi turno, repetí al

40
igual que él detalladamente hasta dejarlo
impecable.

-Muy bien, te ha quedado excepcional, muy bien


presentado, ahora sí ha llegado el momento de la
verdad, -Rosa- dijo en voz suave ya que
coincidentemente estaba muy próxima a nosotros,
rosa se acercó.

-Lleva estos platos a la mesa, es nuestra comida,


que amablemente nuestro buen amigo Adrián ha
preparado para nosotros.

-¿En verdad tú los has hecho? Me cuestionó

-Sí y te adelanto que es mi primera experiencia en


esto del arte de cocinar.

-Estoy segura que quedaron muy ricos, el olor los


delata.

-Muchas Gracias- le dije, ella tomó los platos y se


dirigió a la pequeña mesa donde antes habíamos
estado Don Amado y yo, en tanto él, descorchaba
una botella de vino blanco, cortaba un par de
limones y rebanaba un pan blanco, tomó dos
copas, se quitó la filipina y el gorro y se enfiló hacia
la mesa, diciéndome: - ven, veamos que gestos
hace Rosa-

41
Al verlo yo también comencé a desabrochar mi
filipina y me dijo: -No, tú no te la quites, en esta
ocasión tú eres el Chef, así que solo observaras
parado al lado de la mesa-.

Rosa esperaba ya sentada, Don Amado antes de


sentarse puso las copas en la mesa y las sirvió un
poco arriba de la mitad, previo a esto colocó el
platito que tenía el pan rebanado y los limones, se
sentó, tomo de las manos a Rosa y exclamo:

-Oremos- ambos inclinaron la cabeza y cerraron


los ojos, prosiguió –Señor te damos gracias por
permitirnos compartir estos alimentos, cuida a tu
hijo Adrián quien con dedicación y amor los ha
preparado para nosotros… amén- Rosa lo
acompaño expresando también –amén-.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al escuchar estas


palabras, me emocionaron y enternecieron, sentí
una lagrima rodar por mi mejilla, estaba
descubriendo algo más, Don Amado hacía de este
lugar su hogar y de sus empleados su familia, sin
duda un hombre de gran corazón.

-Rosa, ¿tienes listo el lomotil?

-Rosa soltó una carcajada y acertó diciendo –Don


Amado, creo que esta vez no será necesario, la

42
comida huele deliciosa y tiene muy buena
presentación, además usted lo acaba de
mencionar, Adrián puso su corazón en ello, no hay
nada que en nombre del amor pueda dañarnos.

-Lo sé- levanto su copa y la puso en todo lo alto al


centro de la mesa -¡Salud, Rosa y salud a usted
distinguido chef!- Rosa chocó su copa con la de él
expresando un salud con una hermosa sonrisa,
ambos voltearon hacia mi sus copas e inclinaron su
cabeza lateralmente, yo hice lo mismo.

-Veamos pues, dijo Don Amado.

Rosa tomó un limón, dejo caer unas cuantas


gotitas sobre un camarón, lo tomo por la colita y lo
llevó a su boca, en ese momento cerro sus ojos e
inspiro profundamente enderezando su espalda,
Don Amado y yo observábamos cuidadosamente
sus reacciones mientras masticaba, de pronto
abrió los ojos y dijo:

-mmm, discúlpeme Don Amado pero creo que su


pupilo lo ha superado, esto esta celestial, un sabor
único y muy especial.

-¿En verdad?, a ver déjame probar… mmm, tienes


razón ¡vaya que quedaron exquisitos!, buen
trabajo muchacho.

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Incliné mi cabeza en señal de agradecimiento,
estaba por demás sorprendido, ellos siguieron
comiendo, Rosa se podía observar extasiada, Don
Amado no se quedaba atrás, me sentía orgulloso
de lo que había logrado en mi primera lección de
cocina, pensaba solo en el momento de llegar a
casa y prepararlo para Cindy, hacerla sonreír de
nuevo y retomar todo aquello que nos daba
felicidad en alguna parte de nuestra historia, la
cual sin duda anhelo revivir e incrementar el amor
que nos une.

Ambos terminaron de comer sin dejar rastro


alguno de comida en sus platos, Rosa se levantó,
recogió los platos y cubiertos de la mesa hasta
dejarla limpia por completo y se retiró hacia la
cocina.

-Pero siéntate Adrián, conversemos un poco, me


dijo Don Amado y de inmediato acate.

-has hecho un excelente plato, me gusta tu toque,


además se nota el deseo de aprender derivado del
amor y la pasión que sientes por satisfacer a tu
mujer.

-Gracias por ser y estar Don Amado, hoy más que


nunca, además de agradecerle a usted comparta

44
conmigo sus secretos culinarios, debo de
agradecer a Dios haberlo cruzado en mi camino y
deseo sinceramente que esta vez la estrategia de
reconquistar a Cindy funcione.

-Funcionará muchacho, tenlo por seguro.

-Así espero Don Amado.

-Ahora ya estás listo para cocinarle y tener tu


primera experiencia, sin embargo, además de
cocinarle, debes de crear una atmosfera que se
preste para el amor y tener todo lo necesario
dispuesto para este momento, ¿habías pensado ya
en algo?

Sin darme cuenta, Rosa se acercó a mí por la


espalda, cuando di cuenta de su presencia, ella
estaba tomando mi rostro con ambas manos y
plantando un beso muy tronado en mi mejilla muy
próximo a la comisura de mis labios, me quede frío
de la sorpresa.

-Tranquila Rosa, este hombre es casado, dijo en


tono burlón Don Amado, además yo también
tengo mis créditos.

-lo sé, Don Amado y mire que si no estuviera


casado no habría nada que me detuviera en este

45
momento, Adrián, eres un hombre guapo y si eso
hacen tus manos en la cocina que no harán en
otros lados, comentó Rosa con una picara mirada y
sonrisa puesta en su rostro, que visiblemente me
sonrojaron.

Don Amado se carcajeo, y dijo:

-Hay Rosita, Rosita que cosas dices, haz logrado


ruborizar a nuestro amigo.

-No se ponga celoso Don Amado lo digo con todo


respeto, además usted me conoce, nunca me fijo
en hombres casados, pero levántese, que como
usted también tiene sus méritos en esta suculenta
comida, permítame darle un abrazo.

Don Amado se levantó de su silla y Rosa lo abrazó


apretadamente y colocó un beso en su mejilla,
susurrándole algo al oído que no alcance a
escuchar, estuvieron abrazados por cerca de un
minuto y al momento de soltarse le dio de nueva
cuenta otro beso y se marchó, de nuevo sin darle
la espalda.

-No hagas caso de Rosa, ella es muy noble,


expresiva y buena mujer, es muy simpática y
bromista y yo le quiero mucho.

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-Se alcanza apreciar que ella también le quiere
Don Amado y mucho-, con esta picardía, le
regresaba una de las tantas bromas que en tan
corto tiempo había recibido de Don Amado, el
aclaro la garganta un par de ocasiones y
respondió.

-Ajum, ajum, ¿en que estábamos? ¡Ah sí! En que


debes de crear la atmosfera correcta.

-y ¿Qué es lo que debo de hacer para que todo sea


perfecto?

-Debe de ser una sorpresa por principio de


cuentas, ¿tienes la oportunidad de que así sea?, es
decir ¿ella sale de casa?

-Sí, ella es una mujer muy trabajadora, nosotros no


tenemos hijos aún, por lo tanto ella se dedica a sus
negocios personales durante todo el día y yo a los
míos, en ocasiones me toca llegar antes que ella a
casa, regularmente coincidimos entre las 7 y las 8
de la noche; por tanto yo pudiera tomar una tarde
libre y preparar todo lo necesario para cuando ella
llegue a casa.

-Excelente, entonces deberás de tener la mesa


lista, con platos, cubiertos y copas, creo que será
buena idea que pongas un jarrón con sus flores

47
favoritas al centro de la mesa y una de ellas sobre
su plato, un par de velas y cualquier otro detalle
que consideres que le puada agradar.

-Justo pensaba en eso, creo que imaginamos lo


mismo, las rosas son su flor favorita y siento que la
suya también ¿verdad?, las combinaré rojas y
blancas, en señal de mi amor y de la pureza de
este. ¿Qué vino me recomienda?

-Como serán mariscos, el maridaje perfecto es el


vino blanco, ¿conoces algo de sus gustos sobre
vinos?

-Ella siempre menciona que le gustan más los vinos


afrutados y dulces sobre los secos.

-Muy bien, entonces que tal un Vueltabajo es un


vino con esas características del Valle de
Guadalupe en Baja California, hay que consumir
siempre lo que el país produce, deberás de
enfriarlo bien antes de servirlo, sus notas son
delicadas, de sabor afrutado y especias, creo que
le encantará, recuerda que el vino blanco al igual
que el Champagne se sirve en copas altas y
delgadas, descórchalo unos minutos antes de
servirlo para que se oxigene un poco, ¿Cuándo
piensas cocinarle?

48
-Vaya pero si solo en la selección correcta del vino
suena usted como un experto, y creo que lo es, así
que a seguiré su recomendación. Estaba pensando
que fuera este mismo viernes.

-¿Este viernes? Vaya eso es dentro de dos días,


espera- se levantó de la mesa y se dirigió a una
puerta pequeña al lado de la cocina, entro y cerró,
no entendía que hacía, a los pocos momentos salió
del cuarto con una botella en la mano y dijo: -
Permite que sea yo quien te regale esta botella,
me emociona el hecho de lo que estas por hacer,
me siento tu cómplice, lo bueno es que aún tenía
una en la cava, es la última, así que le pediré otro
par a mi buen amigo José Manuel de la licorería,
siempre se pueden ocupar, concluyó guiñándome
un ojo.

-Le agradezco mucho su detalle, sin duda, más que


mi cómplice lo considero un buen amigo que se
preocupa por mi felicidad y lo valoro, en mi vida
me había topado con una persona que me tratara
de esta forma, haciéndome sentir muy especial.

-Comparto contigo, puesto que mi corazonada me


dice que, a pesar del poco tiempo que tenemos de
conocernos, aquí se está gestando una gran

49
amistad, que pareciera que han pasado muchos
años desde que te conozco.

-Así lo siento yo también.

-Pues te deseo mucho éxito en esta primera


experiencia, recuerda haz todo con amor, mucho
amor y veras que estarás disfrutando de la
recompensa, deseo que reencuentren todo
aquello que les da felicidad, porque en la vida no
hay otro sinónimo para el amor.

-Sus pensamientos son poéticos, confieso que yo


también soy idealista, siempre estará el sentir
sobre la misma razón, porque por amor puede uno
hacer cosas que son verdaderamente impensadas.

-La locura de amar, digamos.

-Así es, la bella locura de amar, bueno Don Amado,


de nuevo gracias por compartir conmigo esta
receta y por esta excelente botella de vino, es hora
de que me vaya, aún tengo muchos pendientes y
una cena romántica que planear a la perfección;
¡Va por usted!

-¡Olé matador!, que haya suerte, que la Virgen de


la Macarena le cuide siempre.

50
CAPÍTULO QUINTO

A UN PASO DE LA FELICIDAD
Por fin es viernes, ha llegado el día de demostrarle
un poco a Cindy lo mucho que le amo, me he
levantado muy temprano para que mi tan
anhelada cena romántica quede a la perfección, de
hecho, resolví todos mis pendientes para
dedicarme exclusivamente a ello, ella ya se ha ido
a su negocio, así que, el campo es mío, intentaré
darle una gran sorpresa, ella sabe a ciencia cierta
que yo no cocino, espero que su reacción sea de
valorar que lo hago por ella y mueva entonces sus
fibras más íntimas, que hagan que hoy comience el
resurgimiento de lo que solíamos ser, una pareja
llena de amor que se expresa, porque sé que el
amor no se ha ido, solamente hemos caído en ese
bache de todas las relaciones que llamamos
monotonía.

Hice una lista de todas las cosas que tenía que


hacer, primero ir al supermercado, pasar por la
florería, ir a la cristalería a comprar una vajilla y
copas nuevas, a la tienda de decoración por las
velas, a la de artesanías, una en donde ella había
visto un mantel oaxaqueño bordado a mano y que
le había gustado mucho, no quería que se me

51
escapara ni un solo detalle para esta noche, antes
de salir de casa puse la botella que Don Amado me
había regalado en el refrigerador y al tiempo
observe que de lo que necesitaba había en
existencia y me puse a limpiar la casa, algo que
Cindy y yo compartíamos habitualmente dado que
no tenemos quien nos ayude con el quehacer,
evidentemente puse mayor énfasis en el comedor,
donde limpie hasta el último rincón dejando
nuestra mesa de madera verdaderamente como
un espejo, no recuerdo desde que la compramos
haberla visto tan reluciente.

Salí de casa alrededor de la una de la tarde, me


dirigí al supermercado que está a unas cuadras de
la casa, en el área de pescados y mariscos había
camarones de todas las tallas, escogí, por
supuesto, de los mejores, los que lucían más
frescos, de buen tamaño y apetitosos, lo mismo
hice con el resto de los ingredientes, quería que lo
mejor de lo mejor estuviera disponible para esta
noche.

Enseguida pase por la tienda de artesanías que


está muy próxima, para mi buena fortuna aquel
colorido mantel bordado a mano aún estaba
disponible, sin duda era perfecto para la ocasión

52
dado que la temática de su bordado era un par de
aves, una azul y una rosa, que se juntaban en sus
picos en señal de un beso, se posaban sobre un
hermoso jardín de flores multicolores en un fondo
negro muy característico de los bordados de la
esta región del país, lo tomé y sin ni siquiera
fijarme en su precio lo llevé al mostrador y lo
coloqué encima, junto con mi tarjeta para pagarlo.

-Buenas tardes ¿se le ofrece algo más señor? Me


preguntó amablemente la dependienta.

Me quede pensando un poco, observando


alrededor de la tienda, pensé en las velas y le dije:

-Hola buenas tardes, ¿tendrás algunos candelabros


y velas que puedan lucir bien en sobre este
mantel?

-Por supuesto- sacó del mostrador un par de


hermosos candelabros, color plata, con
incrustaciones de jade coronados por unas velas
de un rojo carmesí intenso y preguntó -¿Qué le
parecen estos? El color del candil hacen que
resalten hermosamente las velas y separa
perfectamente de la saturación de color que tiene
el mantel haciendo que luzcan espectaculares,

53
además tengo el jarrón que hace juago con ellos,
¿desea verlo?

-Por supuesto- le respondí, esta chica estaba


resolviendo de una todos mis detalles de
decoración.

Saco el jarrón que efectivamente hacia juego con


los candelabros –este jarrón con unas rosas
blancas y rojas sería el complemento perfecto para
una cena romántica- expreso.

Me sorprendí de sobre manera al escucharle, creo


que era la señal divina que estaba esperando para
saber que sería todo perfecto, sin dudarlo accedí y
me lleve de aquella tienda todo lo que me había
ofrecido, al salir muy contento con mi compra de
la tienda, me detuve afuera para revisar mi
teléfono y una pequeña vocecita acompañada de
un jaloncito a mi camisa en la parte baja de la
espalda que me decía:

-¡Señor, señor! ¿Me compra unas florecitas?

Volteé de inmediato a ver quién me hablaba y era


una tierna nenita de apenas unos seis años de
edad, ataviada pulcramente con un vestidito verde
brillante con vivos en color rojo y huaraches de
tres agujeros, típico de las etnia Tepehuana, tenía

54
unos ojos muy expresivos y una sonrisa de esas
grandes y enternecedoras, en sus manos sostenía
cuatro ramos de rosas, dos de color rojo y dos de
color blanco, que sin duda esta situación estaba
llamando poderosamente mi atención, parecía que
Dios y el universo estaban conscientes de lo que
haría y conspiraban en favor del amor, las flores
eran perfectas, grandes botones recién abiertos
con un follaje de pequeñas hojas lustrosas color
verdes que las hacía resaltar las flores, envueltas
en papel celofán trasparente atado con un listón
color rojo, le sonreí a la chiquilla y levanté mi
cabeza al cielo en señal de agradecimiento.

-Señor, si usted me compra estas flores su mujer


se sentirá muy amada y no tendrá otra alternativa
que besarle y abrazarle para agradecérselo.

-¿Y tú, como sabes eso pequeña?- le cuestioné

-Muy sencillo, es lo que siempre hace mamá


cuando papá le entrega unas flores, le garantizo,
¡es infalible!- lo dijo guiñándome un ojo.

Sus palabras me enternecieron aún más que su


linda carita, sin duda era mi ángel enviado
directamente desde el cielo.

55
-Dámelas todas- le dije, -porque para esta noche
justamente le preparo una cena romántica a mi
mujer y sin duda unas flores tan lindas como estas ,
lucirán perfectas sobre la mesa.

-Muy bien, le garantizo que sobre esa mesa lo que


abundará esta noche es el amor.

Me entrego con sus dos manitas los cuatro


racimos que traía y me dijo -son doscientos pesos-

Saque de mi cartera trescientos y se los di, al


tiempo que le preguntaba -¿cómo te llamas mi
niña?

-Mi nombre es Angélica, pero me ha dado de más


dinero, creo que se equivocó.

-No, Angélica, no me he equivocado, conserva el


resto para ti, para que compres lo que quieras.

-¡Muchas Gracias, Dios lo colme amor! Exclamo


casi gritando con sus ojitos muy iluminados de
felicidad, se abrazó a mi y luego se marchó.

No podía ocultar mi felicidad por dos razones, la


primera confirmé que esta pequeñita por su
nombre verdaderamente era mi ángel y la segunda
por su última frase pronunciada, porque estoy

56
seguro que Dios eso es lo que está haciendo hasta
el momento, colmarme de amor.

Para terminar mi día de compras, me detuve en la


cristalería donde compre una vajilla de estilo
talavera y un juego de copas altas de cristal
emplomado, que sin duda lucirían perfectas en la
mesa.

Regrese a casa eran ya cerca de las cuatro de la


tarde así que no había tiempo que perder, se
acercaba rápidamente la hora de nuestra cena
romántica, decidí comenzar con el arreglo de la
mesa, así que por principio de cuentas lave los
platos y copas que necesitaríamos,
inmediatamente después coloqué el mantel, que
al sacarlo de la bolsa que lo contenía, descubrí que
contaba con cuatro servilletas de tela bordadas al
mismo estilo, lucia hermoso, sus colores daban
vida al espacio haciéndolo ver totalmente
diferente, coloque al centro el jarrón que
previamente había llenado hasta la mitad de agua,
puse las flores procurando que se mezclaran lo
mejor posible una roja y una blanca, así hasta
colocar treinta y una de las treinta y dos totales,
reservando la más hermosa de las rojas para
ponerla sobre el plato de Cindy, el aroma que

57
despedían era absolutamente delicado y hermoso,
perfecto para el romance, coloque uno a cada lado
del jarrón los candelabros, fui por los platos y las
copas para colocarlos sobre la mesa, los acomodé
uno para ella en la cabecera y el otro en la silla del
lado derecho, para que se diera la continuidad de
nuestros corazones, por ultimo acomodé las
servilletas sobre los platos y coroné con la flor el
de ella, corrí las cortinas y encendí las dos
lámparas de mesa de la sala contigua para que
fuese a media luz, tal y como marcan los cánones
de una cena romántica, al ver la mesa
completamente decorada y la atmosfera creada,
un escalofrío de alegría recorrió mi cuerpo, lucia
hermosa, perfecta y sobre todo llena de amor.

La hora se aproximaba rápidamente, sin darme


cuenta ya eran cerca de las seis de la tarde, decidí
mandar un mensaje de texto a Cindy para saber el
tiempo que tenía disponible.

-Hola amor, ¿Cómo va tu día?

-Muy bien mi vida, todo marcha en orden.

-¿A qué hora estimas estar en casa?

-Ya solo me falta cerrar un pendiente, creo que


llegaré alrededor de las siete y media.

58
-Me alegra, por cierto ¡Te tengo una sorpresa!

-¿En serio?, ¿Qué es?, dime… me encantan las


sorpresas.

-No seas curiosa, es una sorpresa, ya lo verás, solo


te pediré un favor, en cuanto llegues a casa, antes
de entrar mándame un mensaje, que es necesario
que cubra tus ojos.

-¡Que lindo! Haces que me emocione, está bien, yo


te aviso en cuanto llegue, hace tiempo que no me
sentía así.

-Te amo Cindy

-Y yo te amo a ti Adrián, ¡Gracias!

-¡Gracias a ti por ser y estar!

Una vez terminada nuestra conversación era


momento de ir a la cocina a preparar la cena, me
sentía totalmente emocionado y animado, así que
comencé a cocinar.

Todo quedó tal cual había quedado en el


restaurant de Don Amado, eran ya las siete, Cindy
ya no tardaba en llegar, decidí darme una ducha
exprés y cambiarme de ropa, estrené la camisa
blanca de cuello Mao que ella me había regalado

59
recientemente, un pantalón de gabardina color
caqui, el cual, sé que a ella le gusta mucho como
me luce y me puse la loción que tanto le gusta.

Estaba totalmente listo, me senté en el sillón de la


sala que está cercano a la puerta de entrada a
esperar su llegada, eran las siete con veinticinco
minutos, estaba impaciente ya quería ver su
reacción, pasaron diez minutos, por cierto los más
largos de mi vida, y en eso, vibra mi teléfono, el
momento había llegado, era un mensaje de Cindy
que decía –ya estoy afuera mi amor, ven por mí-
me levanté del sillón como impulsado por un
resorte, prendí las velas y me dirigí apresurado
hacia la puerta, la cual por los nervios no podía
abrir porque había colocado el seguro de la
segunda chapa a mi llegada, por fin la abrí, ella
descendía de auto, en su cara se dibujaba su
hermosa sonrisa, creo que estaba al igual de
emocionada que yo.

-Hola amor que bueno que llegaste, estaba un


tanto impaciente.

-Al igual que yo, desde tus mensajes no he dejado


de pensar en que será esta sorpresa, ya de plano
no pude lograr concentrarme, concluí como pude
lo que estaba haciendo y me vine inmediatamente.

60
La abrace y le di un besito en la boca, el cual
correspondió tiernamente, pude sentir su corazón
junto al mío latir apresuradamente.

-¿Estas lista?

-Sí, muy lista- dijo llena de emoción.

Nos tomamos de la mano y nos dirigimos hacia la


puerta, me puse tras de ella y con mis manos tape
sus ojos, empuje la puerta con la punta del pie, la
dirigí hasta el pie de la mesa y descubrí sus ojos,
cuando vio todo, se quedó pasmada por el
asombro unos segundos, un par de lágrimas
rodaron por sus mejillas, estaba emocionada y
conmovida, volteo y me abrazo fuertemente por el
cuello.

-¡Mi Amor! Que lindo esta todo, asumo que la


sorpresa es una cena romántica.

-Así es mi vida, hoy he cocinado para ti.

-¿Es en serio?, ¿tú mismo cocinaste?, ¡Vaya! No te


sabía esos dones, porque nunca me habías
cocinado antes.

-Es una larga historia, luego te cuento, por ahora


siéntate, y quiero que sepas que esto que hecho

61
por ti, lleva todo el amor que te profeso desde el
día en que te conocí, que eres la persona que más
amo en el mundo y que doy gracias a Dios el
tenerte a mi lado, siempre, en verdad gracias por
ser y estar.

De nuevo rodaron las lágrimas, pero esta vez, no


solo de ella, se sentó en la silla que había
dispuesto para ella, coloqué la servilleta en sus
piernas, mientras ella tomaba con ambas manos la
flor que estaba sobre el plato, la cual acercó a su
nariz y aspiro profundamente.

-Muchas gracias caballero.

-Es un honor bella dama.

Tome ambos platos de la mesa y me dirigí a la


cocina, ella analizaba detenidamente cada detalle
sobre la mesa, pasaba su mano sobre el bordado
del mantel, recorriéndolo lentamente, la
observaba desde la cocina a través de la barra que
la divide con el comedor, mientras servía
delicadamente los platos para que lucieran
perfectos.

-¿Qué cocinaste que huele tan rico?

-Unos camarones.

62
-mmm, me encantan los camarones.

-Lo sé mi amor, es por eso que los elegí.

Me dirigí a la mesa con ambos platos


perfectamente servidos, tal y cual como con Don
Amado, los coloque sobre la mesa y Cindy
inmediatamente con un movimiento circular de su
mano estaba disfrutando de su delicioso aroma.

-En verdad huele espectacular, ¡gracias mi amor!

Regresé a la cocina por el plato con el pan


rebanado y los limones y la botella, hasta este
momento me percaté que tenía una nota escrita
por Don Amado en la etiqueta que decía “Mucho
éxito, que el amor triunfe”, la descorché y la lleve
a la mesa y serví ambas copas y por fin me senté.

-¡Salud Cindy! Porque el amor triunfe esta noche.

-¡Salud! Expresó al mismo momento del delicado


sonido que emitían las copas al chocar entre sí y
ambos al mismo tiempo tomamos un pequeño
sorbo de vino.

-Oye que rico vino, justo como me gusta, ligero y


afrutado, tu sí que pensaste en mí en cada uno de
los detalles, el mantel que me gustó, la elección

63
del platillo, las rosas mi flor preferida, un ambiente
muy romántico y este excelente vino.

-Por supuesto que cada detalle fue pensando en ti


y con todo el amor que siento.

Comenzamos con la cena, observaba todas sus


reacciones mientras comíamos, casi cada bocado
que llevaba a la boca, levantaba sus ojos buscando
los míos, comencé a notar como sus pupilas se
dilataban cada vez más, esto es una buena señal,
creo, seguimos comiendo, no hubo conversación,
terminamos con la botella y con los alimentos y
por fin ella rompió el silencio.

-Mi amor estoy muy sorprendida con esta cena,


tenía entendido que no se te daba esto de
preparar alimentos, en verdad no sabía que
cocinaras tan bien.

-La verdad, tampoco yo lo sabía.

-¿Cómo es eso que tampoco lo sabías?, ¿cómo fue


que lo descubriste?, ¿estas tomando clases de
cocina o algo así?

-Digamos que si estoy tomando clases, conocí un


día en la plaza a un hombre dueño de un pequeño
restaurante que está enfrente, su nombre es Don

64
Amado y a él le he pedido que me enseñe un poco
de lo que todo lo sabe, ha accedido y esto es
producto de mi primer clase que tome este
miércoles que pasó.

-¿En una sola clase aprendiste a hacer esta delicia?


Pues entonces tendrás un don que no habrías
descubierto hasta ahora, porque este platillo es
digno del mejor restaurante de la ciudad.

-Don Amado ha dicho lo mismo, no sé en realidad


si sea un don, eso lo estoy apenas descubriendo, lo
que sí sé, es que te amo y que por ti sería capaz de
hacer lo que fuera necesario para mantenernos
juntos, no quisiera perderte jamás.

-Ni yo quiero que ocurra, y me encanta esto que


has hecho, me haces sentir muy feliz- Se levantó
de su silla y se acercó a darme un beso en los
labios, mientras yo permanecía sentado y continuó
diciendo con una voz tenue y sensual: -Como haz
sido un niño bueno hoy conmigo, es justo que yo
también te de una sorpresita que te tengo- su
brillo en sus ojos, sus cejas levantadas y su sonrisa
muy picara me dieron a entender claramente cuál
sería su sorpresa.

65
-Sabes, en el refrigerador hay otra botella de vino
blanco espumoso, que te parece si la descorchas y
nos tomamos un par de copas más, ponte cómodo
en la sala, yo, ahora regreso con “tu sorpresita”- se
acercó a mi y mordió muy suavemente el lóbulo de
mi oreja izquierda.

Esas acciones y ese tonito de voz lo conocía,


estaba seduciéndome como hace muchos años no
lo hacía, creo que desde el primer año de casados,
por supuesto mis sentidos y mi cuerpo
respondieron aquel estímulo, así que mientras ella
caminaba contoneándose a la recamara, yo me
levanté por la otra botella y dos copas limpias, la
descorche y la envolví en una servilleta de tela
blanca, justo como hacen en los lugares de lujo,
sentía una mezcla de emoción y nervios, me
sudaban un poco las manos y sentía aún caliente la
oreja que había mordisqueado y en menor grado
también la cara, regresé a la sala, puse las copas
en la mesa de centro las serví hasta poco más de la
mitad y para calmar un poco los nervios bebí un
trago directamente de la botella y humedecer la
boca que comenzaba a secarse.

Me senté en el sillón, mi pierna no dejaba de


moverse como normalmente ocurre cuando estoy

66
ansioso, en eso, me sorprendió una voz que
sensualmente me decía:

-Hola guapo

-Ho…la- respondí casi paralizado al verle parada


recargada en la pared a un costado de mi, vestida
con un muy sexy negligée blanco de encaje,
medias hasta el muslo con un coqueto moñito y
tacones al mismo color, se veía simplemente
espectacular, su cuerpo es hermoso, parece que
los años no pasan por ella, sus curvas son
estéticamente perfectas, se veía simplemente
espectacular y hermosamente sexy.

-¿Me invitas una copa corazón?

-¡Pero por supuesto! Ven siéntate a mi lado.

Se sentó a mi lado y pasó su mano y con sus largas


uñas acariciaron suavemente mi espalda, eso me
estremeció e hizo que me enderezara, extendí las
manos y tomé las copas, el líquido de las copas se
movía al son del temblor de mis manos, le
entregue una en la mano y tome la otra.

-¡Salud! Le dije.

67
Ella respondió igual, solo que hizo la seña de que
entrelazáramos las copas, en un “cruzadito” y así
lo hicimos, ambos bebimos hasta el fondo y al
mismo tiempo colocamos nuestras copas en la
mesa y nos fundimos en un tórrido y muy
apasionado beso donde no faltaron las caricias, no
sé ni como, ni en que momento, terminamos
desnudo en la cama y haciendo frenéticamente el
amor.

Por la mañana ella se levantó primero y se metió a


bañar, a su salida del baño y mojada aún, dejo caer
la toalla y se abalanzó juguetonamente sobre mi
en la cama, estaba muy contenta, ahora sé de que
me hablaba Don José sobre Don Amado, no sabía
hasta hoy, lo mágico que puede ser cocinarle a una
mujer.

68
CAPÍTULO SEXTO

NUNCA ES SUFICIENTE EN EL AMOR


Después de un increíble, romántico y apasionado
fin de semana en casa, era momento de ir a
agradecer a Don Amado por lo que habíamos
logrado y sin dudarlo le pediré que me enseñe
algunas otras recetas para preparárselas a Cindy,
así pues, me dirigí hacia el restaurante para darle
un gran abrazo.

Llegué al restaurante y la primera persona que me


tope fue a Rosa, le pregunté por Don Amado y me
comentó que acababa de salir, al parecer rumbo a
la plaza, me dirigí de inmediato para allá y
efectivamente Don Amado estaba sentado en su
banca leyendo, fumando y tomando café.

-Don Amado, buenos días ¿Cómo está usted?

-¡Adrián, que gusto! Justo pensaba en ti, me


preguntaba si ya te habría chupado la bruja o
porque no apareciste en todo el fin de semana.- al
terminar de decirlo soltó una carcajada, sentí
como los colores se me venían al rostro, sabía que
me estaba hablando en doble sentido, creo haber
evidenciado lo sucedido. –Pero siéntate,

69
cuéntamelo todo- dijo sin dejar de mover las cejas
pícaramente.

-Sin duda Don Amado, esto de la cocina es


seductoramente mágico, he pasado un fin de
semana sensacional, al grado que no hubo
necesidad de salir de casa, que digo de casa, de
cama, donde pasamos la mayor parte del tiempo,
platicamos, jugamos, vimos películas, en fin fue
maravilloso, de hecho no tengo recuerdos de algo
así ni de cuando éramos novios.

-¡Vaya, vaya! Me alegro que haya triunfado el


amor, sin embargo, a pesar de que lograste
reencender la llama del amor, ahora es muy
importante que atices el fuego, si no,
irremediablemente se apagará de nuevo.

-Sí, Don Amado, lo sé y es algo que no quiero que


vuelva a ocurrir jamás, sabe, ver su mirada, su
sonrisa, derramando amor y felicidad, ha sido un
revitalizante para mi, me siento feliz y pleno y este
es el estado que quiero conservar por el tiempo
que me quede de vida, por ella y por mi.

-Muy bien dicho muchacho, eso es justo lo que me


hacía sentir Ericka, me hubiere gustado que nos
vieras juntos, ella siempre sonreía, amaba ver sus

70
ojos tan expresivos, sentir el candor de sus besos y
el calor de sus abrazos, y yo, por ella era capaz de
mover el universo entero, estaba decidido a hacer
sus días lo más feliz que fuera posible, sin duda
ella lo hacía conmigo, desde el amanecer cuando
le llevaba algo de fruta y café a la cama, hasta la
obscuridad de la noche, donde nuestras sabanas
eran el fiel testigo del amor que nos
profesábamos, no hubo un solo día que no
durmiera abrazado a ella, desde el mismo día que
la conocí hasta la última noche en que tuvo que
partir…

Don Amado inspiró una larga bocanada de humo


de su cigarrillo, mientras su vista se perdía en el
infinito.

-Lamento mucho que el destino los haya separado


Don Amado, pero la vida es así, un ciclo que un día
se abre y al otro se cierra.

-No muchacho, el amor no muere nunca, a pesar


de la imposibilidad de sentirla físicamente, aun por
las mañanas platico con ella tumbado en la cama
con el café y por las noches abrazo profundamente
su alma, su dulce aroma vuelve a mis sentidos en
ese momento y sé que está ahí, conmigo y para
mi, yo solo vivo para honrar su memoria y esperar

71
el momento de sentir de nueva cuenta sus abrazos
y sus besos, porque sin duda, lo sé, un día nos
reuniremos y entonces no habrá fuerza del
universo que nos separe por toda la eternidad.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo, un hilo de


lágrimas corrió por mis mejillas, Don Amado
además de estarme enseñando a cocinar, me ha
dado el más grande ejemplo de amor convertido
en una gran historia, su historia.

-Lo que usted siente y dice sobre Ericka, Don


Amado, es justo lo que yo siento por Cindy, ella ha
sido, es y será mi más grande amor.

-Lo sé muchacho, no solo lo has dicho, has


demostrado, tu deseo de hacerla feliz. Sabes, he
estado pensando la posibilidad de dejar el
restaurante, siento que ya estoy viejo y ya no
puedo con eso, sé de un lugar de retiro para las
personas como yo, es una hacienda en medio de la
sierra, he visto algunas fotografías y se observa un
lugar apacible, siento que eso es lo que necesito.

-Pero, ¿lo cerrará así nomás?

-No adrián, no cerrará sus puertas, he invertido


mucho tiempo y corazón en él, lo que haré, es que
mis muchachos, quienes me ayudan día a día lo

72
conserven como hasta ahora y que sostengan a sus
familias con el producto de su trabajo, te
confesaré algo, ¿has notado que tengo una
predilección especial por Rosa?

-Si lo he notado, picarillo- Sonreí al decirle esto.

-No pienses mal, Rosa en verdad es muy especial


para mi, un día llegó a pedirme trabajo, en cuanto
la vi a los ojos, de forma instintiva sentí la
necesidad de abrazarla, me contuve, pero desde
ese momento supe que había en ella algo que iba
más allá de mi razón, así que la contraté con la
finalidad de descubrir que era esta corazonada.

Se detuvo por un momento, encendió otro


cigarrillo y dio un sorbo a su taza de café.

-¿y luego?, ¿qué descubrió?- pregunte impaciente


por su respuesta.

-Al paso de los días, ya con más confianza, tuvimos


largas charlas, hasta que por fin até cabos, de
acuerdo a su edad y el nombre de su madre, me di
cuenta que era una mujer con la cual había tenido
una relación amorosa, no fue difícil dar con ella y
platicar, y si, efectivamente Rosa es mi hija.

-Y, ¿Ella lo sabe?

73
-Sí, aunque en ese momento no encontraba la
forma de decírselo, ya que su madre, le había
hecho creer que quien es su esposo, hasta hoy, era
su padre, comprenderás que era un asunto muy
delicado de hablarse, no quería lastimarla, así que
fui prudentemente dejando pasar más tiempo,
claro que era evidente, como lo es ahora, que
había una deferencia sobre Rosa en relación con el
resto de los empleados, un día estando comiendo
Rosa me dijo que se sentía muy a gusto y
protegida a mi lado, que yo me había convertido
en su segundo padre y que ella así lo sentía, decidí
que ese era el momento preciso y le dije toda la
verdad.

-¿Cómo reaccionó?, ¿Qué le dijo?

-A pesar de que le detalle lo ocurrido, fue algo muy


impactante para ella saberlo, en ese momento,
lloraba desconsolada, después vino el momento
de la negación, se paró de la mesa y comenzó a
gritarme que era un mentiroso, que no podía estar
jugando de esa forma con sus sentimientos y no sé
que cosas más me dijo y se marchó, al cabo de
unos cuantos días regresó, ya lo había platicado
con su mamá y estaba más tranquila, y de ahí
hasta ahora llevamos una relación muy estrecha,

74
llena de amor y cariño entre padre e hija, sin
embargo, acordamos que por respeto a quien la
había criado como su padre y por su madre, no
develaríamos este secreto a nadie más, en tanto,
no debes de comentar nada de esto con ella.

-Despreocúpese Don Amado, sus palabras están a


salvo conmigo, entonces quiero entender que
heredara a Rosa el restaurante ¿es así?

-No Adrián, se generará una asociación entre


todos, son cinco incluyendo a Rosa, cada uno de
ellos recibirá el doce por ciento de participación y
Rosa conservará el cincuenta y dos, el acuerdo
será a perpetuidad, siempre y cuando sigan
colaborando con el restaurante, si alguno de ellos
decide retirarse por alguna causa, su participación
pasara a Rosa.

-Me parece muy loable de su parte, ellos sabrán


corresponder a su generosidad.

-Ellos son mi familia, así se ha hecho sentir de cada


uno desde que se incorporaron, seguirán
trabajando, recibirán un buen sueldo y además su
participación de las ganancias.

-¿Ellos lo saben?

75
-Aún no, solo Rosa, a ella la he ido formando para
que asuma el control y en conjunto con ella hemos
diseñado esta estrategia.

-Me parece muy bien, y usted, ¿ya tiene más


detalles de ese lugar a donde quiere ir?, ¿Cuándo
piensa hacerlo?

-He pensado hacerlo lo más pronto posible, de


hecho, Eduardo el notario, amigo mío desde hace
muchos años, ya ha comenzado los trámites
legales, espero que en breve tenga resultados; en
cuanto al lugar donde viviré, tengo poca
información, aún no lo conozco, está a menos de
una hora desde aquí, me gustaría ir.

-Si usted me lo permite yo lo llevo cuando usted


decida.

-Te agradezco Adrián y por supuesto que te tomo


la palabra, vamos a verlo.

-¿Cuándo le gustaría ir?

-Pues si no tienes inconveniente hoy mismo, por


que no.

-Pero por supuesto, ¡Vamos!

76
-Muy bien deja voy al restaurante por algunas
cosas y nos vamos.

-Que le parece si lo veo frente al restaurante, en lo


que yo voy por el auto al estacionamiento usted
prepara lo necesario.

-Muy bien ahí te veo, de nuevo muchacho gracias


por ser y estar.

-No Don Amado, Gracias a usted por ser quien es y


por estar en mi vida.

Él se fue hacia el restaurante y yo hacia el


estacionamiento, cuando llegué ya estaba afuera
esperándome, con un par de vasos térmicos, su
termo de café y una bolsa de estraza en las manos,
se subió de inmediato.

-Te traje un café ya sabes la mezcla chapaneca y


sin azúcar, además un bocadillo para el camino.

-Muchas gracias, es un buen detalle, ese café me


encanta.

Nos dirigimos hacia la carretera, él me iba guiando


por la ciudad como si no la conociera, se
observaba contento y pensativo a la vez, parecía
un niño pequeño cuando le llevas al parque.

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-Espero que sea un buen lugar y que las personas
que estén ahí sean de buen corazón.

-yo también espero que sea un lugar digno para


una persona como usted, seguramente así será, ya
lo verá.

Después de aproximadamente una hora de camino


donde Don Amado me contaba acerca de toda su
filosofía de vida, encontramos sobre la carretera
un letrero que indicaba una desviación a la casa de
retiro, tomamos dicha desviación la cual nos llevó
a un camino perfectamente empedrado, con
grandes y frondosos árboles a ambos lados que
solo permitían el paso tenue de la luz del sol, me
llamó la atención una serie de macetas distribuidas
a todo lo largo del camino repletas de florecitas
multicolores, aproximadamente a cinco minutos
desde la carretera se comenzó a observar una
larga barda de un metro de altura con herrería
encima, por dentro se lograba observar un enorme
y muy bien cuidado jardín con algunos álamos
dólar y sauces llorones que hacían sombra, un par
de fuentes de cantera y al centro del terreno una
gran construcción blanca coronada con tejas de
color verde vidriado a todo lujo, las ventanas de
madera y los cristales arenados, disperso en el

78
terreno pequeñas casitas con el mismo estilo de la
casa central, a la visa más o menos logre ver
veinte, más otras que se escondían tras los
árboles, a cada una de ellas conducían senderos de
adoquín rematados con líneas de pequeñas
florecitas blancas, era sin duda un muy digno lugar
para Don Amado.

En la caseta de la entrada el guardia mencionó que


solo se recibían personas que previamente
hubiesen hecho una cita, Don Amado le dio su
nombre completo, al instante después de revisar
una libreta abrió la reja automatizada de dos
hojas, me sentía como si estuviera entrando a la
casa de un portentoso millonario.

-Don Amado, ¿Cómo es que el guardia tenía


registrado su nombre?

-En días anteriores ya me había comunicado con la


dueña del lugar y solo me pidió que le confirmara
mi llegada una hora antes, así que le pedí a Rosa
que se comunicara con ella, mientras nosotros
veníamos en camino.

Llegamos hasta el porche de la casa, donde un


hombre vestido en ropa deportiva abrió la puerta
del carro a Don Amado.

79
-Buenas tardes Don Amado, lo estábamos
esperando, mi nombre es Jorge soy el encargado
de la activación física de todos nuestros socios
vecinos y estoy a su servicio, por favor
acompáñeme, lo llevaré con Doña Elsa que lo
aguarda en su despacho.

Entramos a la enorme casa, que por dentro lucia


más hermosa y elegante de lo que lucía por fuera,
pisos de mármol blanco, una impecable sala de
estilo moderno color chocolate, un piano negro
brillante de cola, cuadros coloridos en todas las
paredes, en fin una mansión, llegamos hasta el
despacho, el hombre que nos recibió abrió la
puerta y pasamos sin detenernos, detrás de un
gran escritorio de caoba y sentada en una silla de
cuero color verde estaba Doña Elsa que
cordialmente nos dio la bienvenida.

-Sean ustedes bienvenidos a nuestra comunidad


de San Francisco de Asís, me da gusto conocerle en
persona Don Amado, en nuestra conversación
telefónica noté que es usted todo un caballero,
justo el tipo de personas que buscamos para
compartir nuestro espacio.

-El gusto es mío Doña Elsa, gracias por recibirnos.

80
-¿Quién es este apuesto joven que nos acompaña?

-Mi nombre es Adrián, soy amigo cercano de Don


Amado, mucho gusto y gracias por lo de apuesto.

-Pues bien Don Amado, me gustaría mostrarle las


instalaciones para que verifique la calidad de
nuestro servicio, además me gustaría que
conociera algunos de nuestros socios vecinos, para
que palpe su sentir en relación a como se
desarrolla nuestra vida aquí en San Francisco.

-Creo Doña Elsa que podemos omitir el recorrido


por las instalaciones, si usted no dispone otra cosa,
a simple vista he notado que el sitio supera todas
las expectativas que yo me había formado viendo
las fotografías de su sitio de internet.

-Como usted guste Don Amado, entonces vayamos


con nuestros socios, justo en este momento es lo
que llamamos la hora de esparcimiento, Adrián
lamento que no podrás acompañarnos, nuestras
áreas están restringidas a personas mayores de 65
años y tu aún eres muy joven, pero descuida, Jorge
te llevará a la sala de visita donde te hemos
preparado un snack y bebidas refrescantes.

-Muchas gracias Doña Elsa.

81
-Vamos Amado- ella ofreció su brazo y de
inmediato él entrelazo el suyo.

-Vamos Elsa.

Tal y como me lo había anticipado Doña Elsa, Jorge


me dirigió a una sala muy confortable con música
suave me asignó una mesa que tenía una charola
llena de exquisitos y finos bocadillos y de frente
un televisor que proyectaba una película, estuve
tranquilo sentado en ese cómodo sillón,
disfrutando de la película y los bocadillos.

Pasó alrededor de una hora y Jorge me avisó que


me esperaban en el despacho Don Amado y Doña
Elsa, así que me dirigí hacia allá, entrando me
percaté que ellos estaban sonrientes y platicando
afablemente, se despedían.

En cuanto entre, Don Amado volteo a verme y


apresuró su conversación con Elsa, se abrazaron y
él le dio un beso en la mejilla y se dirigió hacia mi.

-Listo muchacho, ¡Vámonos!

-Como usted diga Don Amado.

Nos dirigimos hacia el auto y comenzamos nuestro


viaje de retorno.

82
-Y bien, ¿Qué le pareció el lugar Don Amado?

-Me gustó mucho, las instalaciones son justo lo


que esperaba, tuve la oportunidad de platicar con
gente que está viviendo aquí y todos se muestran
contentos y se expresan muy bien del lugar.

-¿No extrañará cocinar?

-No, de hecho he logrado un acuerdo con Elsa, por


cierto linda chica ¿no crees?, me permitirá
colaborar en la preparación de los alimentos en las
reuniones comunes que se tienen cada semana.

-Eso es excelente, así podrá deleitarlos a todos, y


sí, es una señora muy guapa y amable.

-Me gusta el lugar, aceleraré los trámites del


restaurante para ya venirme para acá.

-Me alegra que le haya complacido el lugar, lo


único que me entristece es que ya no tendré a mi
maestro de cocina, ahora que he descubierto que
es una llave mágica para mantener el amor con
Cindy.

-Tranquilo muchacho, estaré presente de una u


otra forma, porque si de amor se trata, no dudes
que compartiré contigo todos mis secretos, este

83
ha sido nuestro acuerdo y créeme soy un hombre
de palabra.

-Pero usted estará muy lejos ¿Cómo es que le


haremos?

Don Amado se rio fuertemente y dijo: -Estaré


cerca ya te lo he dicho, confía en mi, Mas sabe
Amado por viejo que por Amado, ya he pensado
en algo desde hace días previéndolo.-

-Muy bien confío en usted, tengo motivos


suficientes para hacerlo, se ha convertido usted en
un gran amigo para mi.

-Y tú para mi muchacho, por cierto que te parece si


llegando cocinamos algo juntos, ¿qué tanto le
gusta la comida china a Cindy?

-Le encanta, es una de sus favoritas, pero, ¿no es


muy complicado?

-Nada es complicado cuando de amar se trata, ¿o


si?, además tu prometiste poner todo tu empeño y
por otro lado tienes un don culinario, así que solo
es desarrollarlo al máximo, veras que nada te será
complicado.

84
-Ya me estoy creyendo eso del don, no le comenté
Cindy dijo exactamente lo mismo, que lo tenía.

-Te reitero “Más sabe el Amado por viejo que por


Amado”.

Reímos fuertemente los dos, Don Amado es en


verdad un hombre excepcional, continuamos
nuestro camino filosofando sobre la vida y el amor,
que sin duda es el tema favorito de él.

Estacioné el carro justo en frente de la puerta del


restaurante, eran cerca de las cinco de la tarde.

-Vamos muchacho no hay tiempo que perder, esta


noche tienes que llegar con la cena preparada a
casa.

-¡A la orden mi capitán!

Descendimos del vehículo, nos dirigimos a la


cocina de inmediato y cumplimos el protocolo de
higiene y vestimenta, estábamos listos para
cocinar, Don Amado acercó todos los ingredientes
necesarios, yo estaba listo para tomar nota con mi
pequeña libretita.

-Esta vez, no es necesario que apuntes nada, solo


prepararemos la cena y listo.

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-Como usted diga- aun y cuando me confundió un
poco la instrucción ya que antes me había dicho
que no dejara nada a la memoria yo solo me dejo
guiar.

-Es muy importante que conozcas la textura de los


vegetales, dado que eso determina el tiempo de
cocción de cada uno de ellos, aquí tenemos:
Zanahoria, apio, pimiento morrón, germinado de
soya, cebolla, ajo, brócoli y coliflor, toca cada uno
de ellos y dime cual sientes más firme y ve en
orden descendiente.

Comencé a tocarlos todos, -mmm, a mi punto de


vista, el orden sería, zanahoria, cebolla, ajo,
coliflor, brócoli, apio, pimiento morrón y
germinado de soya, ¿estoy bien?-

-No te diré si estás bien o mal, solo los


cocinaremos en ese orden y veremos los
resultados, este platillo se llama Chop Suey y esta
vez lo haremos de pollo, es una comida muy básica
de esa gastronomía, de hecho lo puedes preparar
con cualquier tipo de carne ya sea cerdo, res, pollo
o camarones, esta comida se considera muy ligera,
bien equilibrada y por tanto saludable, la forma de
servirla es sobre una cama de arroz hervido, es
decir sin sabor, ni siquiera sal, porque la aportará

86
la salsa de soya que utilizaremos; para optimizar el
tiempo, lava todos los vegetales, pela la zanahoria
y córtala en julianas, es decir tiras no muy
delgadas, corta la cebolla y el ajo en cubos
pequeños, el morrón en rajas, separa cada
pequeño racimo de la coliflor y el brócoli, en tanto
yo cortaré en cubos la las pechugas de pollo.

Así lo hicimos ya estando todo listo saco un Wong


y lo puso sobre la flama.

-Tu turno, pon un chorro de ese aceite de ajonjolí


en el Wong y deja que se caliente un poco.

-Listo

-Agrega el ajo, la cebolla y la carne, puesto que el


ajo y la cebolla son un condimento por eso es que
van primero, sal pimienta y ve dando vuelta hasta
que el pollo se observe cocido.

Yo iba siguiendo al pie de la letra todas las


instrucciones.

-Ahora que ya está cocido, agrega la zanahoria que


dijiste que era la más dura y agrega salsa de soya
hasta que todas estén mojadas y tapa y dejemos
unos tres minutos.

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Claro que él observaba todo lo que iba haciendo,
trascurrido el tiempo me dice:

-Muy bien, revuelve todo muy bien y después


agrega la coliflor e igual ponle salsa de soya y tapas
de nuevo y esperamos otros tres minutos.

En verdad que la cocina no es nada difícil solo hay


que saber ciertos trucos.

-listo, de nuevo revuelve, ahora agrega el brocolí…

-pongo salsa de soya, tapo y dejamos otros tres


minutos.

-Ja,ja, así es, es sistemático como te habrás dado


cuenta.

-Muy bien ¿Qué sigue Adrián?

-El apio

-¡Excelente!

Repetí el procedimiento y pasados los tres minutos


de rigor, revolví y sin mediar instrucción agregue el
pimiento morrón.

-Creo que ya no me necesitas por ahora, solo por


último, cuando agregues el germinado, en una taza
mezcla media taza de salsa de soya con dos

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cucharaditas de fécula de maíz para darle
consistencia, pondré el arroz, que igual usaré el
pre cocido, solo dos tazas de agua y el arroz.

-por ultimo agregue el germinado de soya, y vertí


la mezcla de la salsa y la fécula, el aroma de eso
era increíblemente delicioso, lo tapé y pasaron los
tres minutos y pregunté:

-¿Y ahora?

-Ahora solo apaga y revuelve todo de nuevo y está


listo tu Chop Suey.

Saco de la alacena un par de contenedores de


acero inoxidable.

-Ya que está listo el arroz y el Chop Suey vacíalos


en estos contenedores que te prestaré para que
lleves la cena, y te me vas derechito a casa antes
de que se enfríe y a disfrutar.

-¡Si Señor!

Así lo hice y me marche, no sin antes agradecer a


Don Amado.

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CAPÍTULO SÉPTIMO

LOS SECRETOS REVELADOS


Llegue a casa, justo en el momento que Cindy
también iba llegando, de auto a auto le grité: -
Amor, traigo la cena lista- ella sonrió mandándome
besos con sus manos.

Serví la cena poniendo en un plato extendido


primero la cama de arroz y después el Chop Suey,
nos sentamos a la mesa, cenamos y platicamos
todo lo que nos había ocurrido en el día, Cindy
estaba feliz, y esta vez no puedo describir lo que
ocurrió en la alcoba, solo sé que fue
extremadamente maravilloso, jamás hubiese
pensado, ni me pasaba por la cabeza, lo mágico
que es cocinarle a mi mujer y haber conocido a
Don Amado es una de las mejores cosas que me
han ocurrido en la vida.

Al día siguiente, estando en el trabajo, recibí un


mensaje en mi teléfono de Don Amado que decía:
“Necesito hablar contigo, si te es posible te espero
esta tarde a las 6 pm en el restaurante”, el
mensaje me inquietó un poco así que me dedique
a hacer todo lo del día estimando estar libre antes
de la 6 pm, estaba intrigado y era necesario

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conocer que era lo que Don Amado quería hablar
conmigo.

Faltando quince minutos para las seis de la tarde,


Salí de mi despacho, rumbo al restaurante, tiempo
suficiente para llegar, a mi llegada Don Amado
estaba sentado en su mesa.

-Buenas tardes Don Amado, que gusto verle.

Don Amado se levantó me dio un abrazo y me dijo:

-Te esperaba, vaya eres puntual como buen inglés.

-Suelo ser puntual, es una regla en mi vida, no


tengo derecho a disponer del tiempo de los
demás, además que su mensaje me ha mantenido
inquieto todo el día.

-Nada de que preocuparse, de hecho de lo que


quiero platicarte son puras buenas noticias y
quería compartirlas contigo, así que siéntate por
favor… ¡Rosa!.

Rosa se acercó a la mesa y sonriendo y guiñando


un ojo dijo:

-Hola guapos, en que puedo servirles

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-Ja, ja, tranquila Rosa ya sabes que no somos
hombres disponibles para ti, por favor, tráenos dos
cafés, ya sabes, de la mezcla que le gusta a nuestro
amigo Adrián y además sírvele una rebanada del
pastel alemán.

-¿pastel alemán? ¿Celebramos algo?

-Si Rosa, hoy hay mucho que celebrar.

Este dialogo entre Rosa y Don Amado me


tranquilizaba del todo, al parecer todo serian
buenas noticias.

-Pero cuénteme Don Amado ¿Qué celebramos?

-Esta mañana hable con Eduardo, el notario, todo


está listo para la firma del convenio del
restaurante, así que mañana mismo lo firmaremos
y me gustaría que estuvieras presente como
invitado de honor.

-Muchas gracias por la deferencia Don Amado, me


alagan sus consideraciones.

-Nada que agradecer, al contrario gracias a ti por


brindarme tu amistad.

-Es reciproco.

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Rosa regresó a la mesa con los cafés y el pastel.

-¿Algo más en que pueda servirles apuestos


caballeros?

-No Rosa, gracias

-Es un placer atenderlos, disfruten su charla- como


era su costumbre Rosa se retiró sin darnos la
espalda y con su hermosa sonrisa que le
caracteriza.

-Pero anda prueba este pastel, como te habrás


dado cuenta, es el que comemos para ocasiones
especiales como esta, que además viene lo bueno.

Me lleve un bocado del pastel a la boca, la dulce


combinación de coco, nuez y chocolate me
arrancaron un suspiro desde lo más profundo del
alma.

-Que bien que te haya gustado, tu actitud lo dice


todo, en este caso las palabras sobran.

-Es espectacular, sencillamente espectacular.

-Bueno para seguir con la celebración te tengo un


obsequio.

-¿En verdad? ¡Que bien!

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-Dado que firmaremos mañana el convenio,
pasado mañana me iré a San Francisco de Asís, por
eso te cité hoy aquí, pero antes de entregarte lo
que tengo para ti, me gustaría que me contaras
como te fue ayer con la comida china.

-Don Amado, no sabe usted lo contentos que


estamos Cindy y yo con esto que está sucediendo,
siento a Cindy muy feliz y eso es uno de mis
grandes objetivos de vida, hemos vuelto en un par
de días a lo que solíamos ser, le aseguro que no
hay nada mejor en esta vida que amar y ser
amado.

-Lo sé muchacho, sin duda el amor es la más


grande expresión de Dios y del ser humano, no hay
nada que se le iguale, y dado que al parecer la
llave mágica que te está conduciendo a expresar
todo tu amor a tu amada Cindy, he decidido
regalarte esto.

Sacó de la bolsa de su chamarra un pequeño


envoltorio de color azul con una cinta roja
anudada al centro formando un moño y me lo
entregó sujetándolo con ambas manos.

-Antes de que lo abras, quiero decirte que lo


mereces, dado que todo tiene una causa en la vida

94
y en ti la causa de coincidir en el universo conmigo
es relacionado con el amor, estoy seguro que esto
es algo que sabrás valorar y cuidar por siempre,
ábrelo espero que te guste.

-Muchas gracias Don Amado, Gracias por ser y


estar.

-Ábrelo muchacho, ábrelo.

Desate el moño y quite el papel que lo envolvía


dentro de él, estaba un pequeño y viejo librito de
pastas color rojo y el lomo azul, con las hojas
amarillentas por el paso del tiempo, que en la
portada contenía un texto escrito a mano con una
estética letra cursiva que decía: “Las mejores
recetas de Amor de Amado para Ericka”, no pude
contener la lágrimas, sabía a ciencia cierta que
Don Amado estaba compartiendo un pedazo muy
muy importante de su alma, es algo que me hizo
sentir inmerecidamente especial, comprendiendo
que lo que estaba buscando era que mi relación
fuera tan linda y significativa como la de él, hojee
el librito y todas sus páginas estaban llenas,
escritas con su puño y letra, había por lo menos un
ciento de recetas.

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-Muchas gracias Don Amado, nadie en la vida me
había hecho un regalo tan especial y con tanto
significado.

-Sé que harás lo mejor con él y espero que el amor


de ustedes sea tan intenso y hermoso como el que
yo viví, estoy seguro de ello y es por eso que te
doy en resguardo este pedazo de mi vida.

-El amor triunfará Don Amado, tengo la mejor


herramienta para que así sea, espero y en un
breve tiempo pueda yo entregarle a usted un
nuevo librito que lleve por título “Las mejores
recetas de amor de Adrián para Cindy”.

-¡Excelente!, es un trato.

-Trato.

-Por último quiero pedirte de favor que me ayudes


con mi cambio a San Francisco de Asís.

-Cuente con ello Don Amado, cuente con ello.

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CAPÍTULO OCTAVO

NUESTRAS VIDAS EN EL EDÉN


Regresé a casa, seguía muy conmovido, le platiqué
a Cindy todo lo que había pasado, ella también
estaba conmovida y acordamos cocinarnos el uno
al otro, como un símbolo de amor, yo por principio
basado en este gran obsequio y ella con todo lo
que había aprendido a lo largo de su vida,
sumándose al proyecto de escribir un nuevo
recetario para regalárselo a Don Amado.

Al día siguiente recibí una llamada de Don Amado.

-Buen Día Don amado, ¿Cómo está usted?

- Muy bien Adrián ¿y tú?

-Muy bien también, gracias.

-Mi llamada es para confirmarte que hoy a las


siente treinta estaremos firmando el convenio,
Rosa y yo hemos decidido no abrir el restaurante
el día de hoy, para darle la sorpresa a los
muchachos, ellos aún no saben nada, creen que
prepararemos un banquete para una fiesta privada
de esta noche, les alegrará saber, que como tu son
mis invitados especiales.

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-Estoy seguro que será una gran sorpresa para
ellos… Don Amado ¿puedo pedirle un favor
especial?

-Claro mi amigo, dime.

-¿Sería posible que esta noche me acompañe


Cindy al restaurante?, quiero que le conozca.

-Pero por supuesto, será un honor conocerla,


saber quién es la mujer que tiene vuelto loco a mi
amigo.

-Muchas gracias Don Amado, ahí estaremos a las


siete treinta en punto.

-Muy bien aquí los esperamos.

Inmediatamente al colgar la llamada, le marqué a


Cindy, se puso muy contenta y emocionada al
saber de la invitación.

Llegue a casa al filo de las seis de la tarde, Cindy ya


estaba arreglándose para ir al restaurante, lucía un
elegante vestido negro ceñido al cuerpo, con el
que se veía despampanante, sobre la cama estaba
mi traje negro, un par de calcetines, una camisa
amarilla perfectamente planchada y una caja con

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unos zapatos negros nuevos, desde el baño
escuché:

-¡Amor! En la cama está tu ropa, te compré unos


zapatos, espero que te gusten.

-Gracias Amor ya los vi y me gustan mucho.

-Metete a bañar, no quiero que se nos haga tarde.

La vida sin duda me estaba sonriendo felizmente,


el amor flotaba en cada rincón de la casa, nuestra
relación estaba justo en la cima del cielo, me
sentía contento, feliz por todo lo que estaba
ocurriendo.

Cindy lucia radiantemente hermosa, llegamos al


restaurante a las siete veinticinco, en la puerta
estaban Don Amado y Rosa que nos dieron la
bienvenida.

Don Amado abrazó fraternalmente a Cindy


diciéndole: -Así que tú eres Cindy, con razón mi
buen amigo está enamorado de ti, si eres
preciosa.- Cindy visiblemente sonrojada contestó:

-Y usted seguro es Don Amado, nuestro cupido-


ambos rieron juntos.

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Rosa hizo lo propio, me dio un beso en la mejilla y
me abrazo susurrándome al oído para que nadie
escuchara: “Hola guapo”, por supuesto que me
sonrojé, este estilo de bromear sin duda era de
familia, pero sabía que no lo hacía con malas
intenciones, solo era Rosa, la hija de Don Amado,
que más podría esperar.

Don Amado nos asignó su mesa, solo que a


diferencia de otras veces ahora tenía cuatro sillas,
una vez todos reunidos, Don Amado pidió un poco
de silencio para hablar.

-Buenas noches a todos, me da mucho gusto que


mi familia se acompañe de su familia en un día tan
especial para mi, hoy he decidido retirarme del
restaurante.

Hizo una breve pausa, dado que se comenzó una


ola de rumores entre los trabajadores y sus
familias, la cara de asombro estaba presente en
todos ellos con excepción, claro, de Rosa, el
notario y nosotros.

-Tranquilos todos, dejen que les explique, he


decidido retirarme yo, pero no así todos ustedes,
entre nosotros está mi amigo Eduardo, notario que
lleva todos mis asuntos, al cual he pedido que

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genere un contrato en el cual ustedes como mi
familia serán los legítimos propietarios de este
establecimiento, durante todos estos años, los
cuales les agradezco profundamente, han estado
junto a mi, formando con su esfuerzo esto que
construimos juntos y ahora es momento de
corresponder con ustedes todo lo que han hecho,
considérenlo así, porque así lo considero yo,
ustedes son mi familia, la familia que elegí para
este proyecto y como tal, los proyectos que son
exitosos, como éste, se heredan a los más jóvenes
de la familia para que sigan trabajando con el
ahínco y el amor que a ustedes les caracteriza, le
pido pues a mi amigo Eduardo que les explique los
términos y condiciones de este contrato.

El notario tomo la palabra y comenzó a explicar


ante la cara de asombro y alegría que reinaba en el
restaurante, Don Amado junto con Rosa se
sentaron a la mesa con nosotros, ahora me explico
la razón de las sillas extras, sostuvimos una plática
cordial entre los cuatro, Cindy le agradecía
reiteradamente a Don Amado lo que había logrado
sobre nosotros, más delante Don Amado le
confeso a Rosa que había debelado su secreto
conmigo, lo cual tomó de muy buena gana y con el

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humor que los caracterizaba, fue una velada
increíble.

Han pasado ya tres meses desde que llevé a Don


Amado a San Francisco de Asís, en todo este
tiempo he estado preparando los platillos del
recetario de Don Amado a Cindy, lo cual ha hecho
que el amor y la pasión se desborde cada día más.

Ambos hemos ido a visitar a Don Amado, el cual,


fiel a su estilo, genio y figura, ha enamorado a
Doña Elsa y se les ve felices y rejuvenecidos,
sonríen en todo momento, y no sueltan su mano,
las tardes que pasamos juntos nos refrendan, el
propio significado del amor, que es una fuerza
inextinguible.

Creo que los cuatro ahora vivimos en el edén,


donde el amor se construye y crece cada vez que
Adán le cocina a Eva…

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