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ADÁN LE COCINA A EVA
iii
AGRADECIMIENTOS
Por principio de cuentas quiero agradecer a Dios
por permitirme estar vivo y poder compartir este
fragmento producto de mi imaginación, por darme
la paciencia, perseverancia y férrea voluntad de
escribir lo que desde hace mucho tiempo tenía
planeado hacer.
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CAPÍTULO PRIMERO
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Don José, el hombre que lustra mis zapatos, es
bastante platicador, es un hombre de
aproximadamente setenta y tantos años, al cual
conozco desde hace no menos treinta y cinco, las
anécdotas de su vida las conozco casi todas y en
ocasiones me cuenta alguna de nuevo, sin
embargo, no tengo ninguna objeción en
escucharlas, ya que todas ellas están llenas de
magia, es capaz de trasportarme al mismo
momento que ocurren, siempre cargadas con un
toque de picardía y de una alegría que solo con ver
su cara sabes que así es su vida, nunca he
escuchado a Don José contar una historia que
tenga un contenido negativo, violento, o que falte
al respeto a alguna dama, que dicho sea de paso
es la forma a la que siempre se refiere a una
mujer, porque él, sin duda, es un caballero.
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lado, el cual la tapa es una taza pequeña, que en
una hora rellena un par de ocasiones,
seguramente de café, que bebe acompañado de
un cigarro y algo de lectura.
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éramos adolecentes, era un conquistador de
cuanta dama no te puedas imaginar, he escuchado
mil y una historias de amor donde está
involucrado, me han contado algunas damas que
fueron seducidas por sus encantos, que además de
ser una muy fina persona en su trato, tiene la
habilidad increíble de la cocina, la cual utilizaba
como su principal arma de seducción.
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-Lo sé porque ellos seguido caminaban de la mano,
charlaban por horas sentados en esa misma banca
y por la forma en que Don Amado la veía se hacía
evidente que estaba profundamente enamorado,
se perdía en su mirada, como solo lo hacen
quienes aman de verdad, demás que desde la
primera vez que le vi con ella Don Amado fue otro,
ya no había miradas hacia nadie más, ni sonrisas,
ni saludos, ella se había convertido en todo su
mundo.
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CAPÍTULO SEGUNDO
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El hecho de no encontrar el momento exacto para
ir con Don Amado, hizo que yo también acudiera a
la plaza todos los días y por un tiempo mayor al
que habitualmente estaba acostumbrado a
hacerlo, le observaba detenidamente, en busca de
una señal que permitiera abrir la comunicación,
me sentaba justo en la banca del frente de él, sé
que notó mi presencia, en un par de ocasiones me
levante y dirigí hacia él y apresurado tomaba su
termo y también se levantaba, era un signo
inequívoco que no quería conversar, situación que
ya estaba llegando a ser frustrante para mí, hablar
con él se había convertido en algo imperante de
conseguir.
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este era mi momento, distraído Don Amado
siguiendo con la mirada a aquel pequeñín, me
senté en la banca, en su banca y le dije
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significativo en los últimos meses, es más, no
recuerdo en toda mi vida haberme sentido de esta
forma, no sé, la expectativa, la emoción y una
corazonada que Don Amado sería para mi más que
mi maestro, mi guía espiritual, lo sabía y no tenía
la menor duda de ello.
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cocina, porque sin duda, siempre consideré el
hecho de cocinar era la forma de expresar mi
amor, y ese tiempo ya ha pasado.
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CAPÍTULO TERCERO
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atardecer en un muelle, al propio estilo de Monet,
y un par de jarrones antiguos y como colofón, un
delicioso aroma a café recién percolado, todo esto
para que los clientes en lista de espera aguardaran
cómodamente a que les asignaran una mesa, el
flujo era increíble, en verdad pareciera que
regalaran algo por consumir en este lugar, se
cocinaba a la vista, pero de Don Amado nada.
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-¡pero pasa muchacho! No te quedes ahí parado,
pasa, pasa- me empujaba suavemente por espalda
para que comenzará a andar.
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necesitaba a alguien para decirlo, expresarlo,
sentirlo, y te lo agradezco, me sentí plenamente
acogido y es algo que valoro en las personas, su
sinceridad, en verdad gracias por ser y estar.
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espero consolidemos una sólida amistad en una
relación de ganar – ganar.
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Aunque no estoy acostumbrado a tomar el café sin
azúcar, acepté el reto, ya que con el antecedente
que tenia de Don Amado, de ser un maestro
cocinero, sabía que su sugerencia me llevaría, sin
duda alguna, a nuevos caminos que debería de
explorar para educar a mi paladar. Tome la taza y
lentamente la acerque a mi boca mientras
exhalaba aquel delicioso aroma, en cuanto puse un
sorbo en mi boca, detecté que tenía la
temperatura perfecta para ser disfrutado y ocurrió
la magia, sí, una mágica explosión de sabor en mis
papilas, me atrevo a decir que es el mejor café que
había probado en mi vida.
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con las manos de los indígenas de la zona, quienes
antes de comenzar su jornada, toman un grano del
árbol y con ambas manos, lo elevan arriba de su
cabeza, la cual inclinan y lo ofrecen a Dios, en
símbolo de gratitud, una vez terminado este ritual
depositan el grano, en un pequeño hoyo que
hacen en el suelo y que cubren delicadamente con
la tierra hincados, para que así, continúe el ciclo de
la vida, su propia vida.
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clientes, que sé que lo disfrutan tanto o más que
yo.
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quiero amarlos de la mejor forma que me sea
posible, más allá de los límites de mis
conocimientos gastronómicos, es decir, buscando
como este café que ahora bebemos, un significado
más profundo de él, que cualquier marca
comercial pueda ofrecer, la búsqueda es
incesante, que forza mi creatividad al máximo,
hasta obtener lo mejor de lo mejor para que tú y
todos ellos, sientan la pasión, la dedicación y el
amor que un servidor tiene por cocinar, ¿no me
crees? Prueba tan solo esa tarta y dime que es lo
que piensas de ella.
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-Te puedo decir, que sé dos mil maneras de cómo
no lograr la tarta de queso que exprese lo que soy
y solo una que lo consigue a plenitud, es
justamente esta que estas comiendo ahora, años
me ha costado, pero los vale, te aseguro que lleva
un pedazo de mi alma en cada bocado, todo lo que
soy y para lo que estoy aquí.
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CAPÍTULO CUARTO
APRENDIENDO A COCINAR
Estando absorto en mis pensamientos, Don Amado
se percató de ello y preguntó en tono burlón:
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Don Amado soltó de nuevo una sonora carcajada
que hizo voltear a todos los clientes y a su
personal, me sentí un poco avergonzado de
sentirme observado por todos, pero ni hablar, era
algo que tenía que hacer, dependía mi felicidad de
ello.
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secretos culinarios de seducción, además debes de
prometerme algunas cosas, la primera de ellas es
que no darás a conocer a nadie ninguna de mis
recetas, estas son producto de toda mi vida y mi
más grande tesoro.
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funcionó, pero sabes, un día me topé con Ericka,
una mujer excepcional, bellísima, alteraba todos
mis sentidos al estar cerca de ella, por supuesto
que la seduje, pero sus besos y sus caricias
combinadas con su ternura, me hicieron su presa y
me di cuenta que me había enamorado, que había
desperdiciado todo mi tiempo al no estar a su
lado, que todas las aventuras que había tenido no
tenían ningún sentido, a partir de entonces, todo
fue diferente, ella inspiraba toda mi vida,
incluyendo la cocina, ahí es donde descubrí, que el
ingrediente principal e indispensable era el amor,
el cual acentúa los sabores de una manera
sublime, es cuando me di cuenta que mis manos
eran guiadas por mi Afrodita, mi diosa, mi Ericka.
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para enseñarte a cocinar, es que debes de
prometerme que lo que de mí aprendas solo lo
utilizaras para fortalecer tu amor por tu mujer,
para hacerla feliz, que se sienta amada a plenitud.
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Don Amado de nueva cuenta se carcajeo
fuertemente, captando otra vez la atención de
todos, ahora me doy cuenta que esta es su forma
habitual de hacerlo y, aun que me avergüenza, me
gusta, trasmite toda su energía.
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uno de ellos para uno de mis empleados y el otro
para mí, para sentarnos juntos a la mesa y
compartir el pan y la sal, en señal de mi cariño y
gratitud hacia ellos que son los que mantienen con
vida este lugar, es muy buena para comenzar, hoy
le tocará justamente a Rosa, la chica que nos
atendió, entre sus gustos principales están los
mariscos, principalmente los camarones, tengo
una receta muy sencilla, la cual me ha funcionado
de maravilla con un par de mujeres, ¿tú me
entiendes, no? –Don Amado sonrió pícaramente,
guiñándome un ojo al decir esto-, recuerdo que el
terminada la cena el efecto fue inmediato, así que
creo que está será un buen inicio para comenzar
esta reconquista.
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ésta los sartenes y ollas suspendidos en un cuadro
de madera, un par de botes también de madera,
donde se podían apreciar todos los enceres, palas,
cuchillos, cucharas, todo estaba dispuesto para
cocinar, asumí desde el primer momento que esa
estación era la de Don Amado, dado que estaba
independiente y no había nadie trabajando en ella,
como en la que parecía ser la principal.
Efectivamente Don Amado me dirigió hasta esta
estación, estando frente a ella me dijo:
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Descolgó de un perchero que estaba justo al lado
de la estación un par de pulcras filipinas blancas,
con vivos en color verde, ambas con su nombre
bordado, me entregó una de ellas y se colocó la
suya, abrochando cada uno de sus botones, yo lo
emulé, me quedó perfecta ya que Don Amado y yo
compartimos la misma complexión delgada.
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esta vez no pude evitarlo y yo también lo hice;
tomo de una caja similar a la de los pañuelos
faciales un par de cubre bocas azules, que nos
colocamos al mismo tiempo.
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Tomé un recipiente trasparente, coloque los
camarones y les puse agua hasta taparlos, en tanto
él se dirigió a otra alacena de donde tomo una lata
cuadrada de color rojo, un salero, un pimentero de
madera, un frasco con aceite y otro con
condimento y una caja de arroz, regresamos al
mismo tiempo a la estación.
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y obviamente el arroz, una taza y dos tazas de
agua.
Camarones Rojos
1 taza de aceite
6 dientes de ajo
30 camarones
2 cucharadas de paprika
Sal y pimienta
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Intentaba pelar el ajo, pero la cascarita estaba
como muy pegada y la verdad estaba batallando
mucho para hacerlo.
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Tomo una sartén de unos treinta centímetros de
diámetro, lo puso sobre la estufa y reguló la flama
y dijo:
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-No, discúlpeme, es que me cayó un poco de
aceite en la mano y fue por la reacción que solté la
tabla.
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manivela en la parte superior, así que por intuición
y rogándole a Dios que saliera la pimienta la giré, y
así ocurrió, comencé a esparcir la pimienta sobre
los camarones hasta escuchar –Ahí bueno, ahora
remueve los camarones, tratando de darles la
vuelta y así hasta que cambien de color a rosita-
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-¿En verdad? ¿Así de rápido y de sencillo?
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-Sí, son muy ricos en verdad y lo más importante
es que tú los hiciste y eso me llena de satisfacción.
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-Sí, muchacho, eso es todo, espero que en todo
este tiempo que hemos estado en la cocina hayas
pensado en tu mujer, porque te reitero, el Amor es
y será siempre el mejor ingrediente de lo que
cocinas.
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Procedí a apagar la flama de la estufa, y
expectante a lo siguiente, observaba a Don
Amado, que se dirigió al área donde están los
platos y trajo dos extendidos diciendo: -el
emplatado es muy importante, ya que de la vista
nace el amor, tomo una pequeña flanera y sirvió
arroz, observé como lo iba compactando mientras
la llenaba, volteo de golpe la flanera sobre el plato
y la levantó quedando el arroz sobre el plato con la
forma de la flanera, -¿observaste como lo hice?,
asentí afirmativamente con la cabeza –ahora es tu
turno, sirve el arroz en el otro plato como yo lo he
hecho en éste- fui sirviendo y comprimiendo el
arroz, tal y cual él lo había hecho, voltee la flanera
sobre el plato y la levante, listo había quedado
perfecto.
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igual que él detalladamente hasta dejarlo
impecable.
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Al verlo yo también comencé a desabrochar mi
filipina y me dijo: -No, tú no te la quites, en esta
ocasión tú eres el Chef, así que solo observaras
parado al lado de la mesa-.
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comida huele deliciosa y tiene muy buena
presentación, además usted lo acaba de
mencionar, Adrián puso su corazón en ello, no hay
nada que en nombre del amor pueda dañarnos.
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Incliné mi cabeza en señal de agradecimiento,
estaba por demás sorprendido, ellos siguieron
comiendo, Rosa se podía observar extasiada, Don
Amado no se quedaba atrás, me sentía orgulloso
de lo que había logrado en mi primera lección de
cocina, pensaba solo en el momento de llegar a
casa y prepararlo para Cindy, hacerla sonreír de
nuevo y retomar todo aquello que nos daba
felicidad en alguna parte de nuestra historia, la
cual sin duda anhelo revivir e incrementar el amor
que nos une.
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conmigo sus secretos culinarios, debo de
agradecer a Dios haberlo cruzado en mi camino y
deseo sinceramente que esta vez la estrategia de
reconquistar a Cindy funcione.
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momento, Adrián, eres un hombre guapo y si eso
hacen tus manos en la cocina que no harán en
otros lados, comentó Rosa con una picara mirada y
sonrisa puesta en su rostro, que visiblemente me
sonrojaron.
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-Se alcanza apreciar que ella también le quiere
Don Amado y mucho-, con esta picardía, le
regresaba una de las tantas bromas que en tan
corto tiempo había recibido de Don Amado, el
aclaro la garganta un par de ocasiones y
respondió.
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favoritas al centro de la mesa y una de ellas sobre
su plato, un par de velas y cualquier otro detalle
que consideres que le puada agradar.
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-Vaya pero si solo en la selección correcta del vino
suena usted como un experto, y creo que lo es, así
que a seguiré su recomendación. Estaba pensando
que fuera este mismo viernes.
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amistad, que pareciera que han pasado muchos
años desde que te conozco.
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CAPÍTULO QUINTO
A UN PASO DE LA FELICIDAD
Por fin es viernes, ha llegado el día de demostrarle
un poco a Cindy lo mucho que le amo, me he
levantado muy temprano para que mi tan
anhelada cena romántica quede a la perfección, de
hecho, resolví todos mis pendientes para
dedicarme exclusivamente a ello, ella ya se ha ido
a su negocio, así que, el campo es mío, intentaré
darle una gran sorpresa, ella sabe a ciencia cierta
que yo no cocino, espero que su reacción sea de
valorar que lo hago por ella y mueva entonces sus
fibras más íntimas, que hagan que hoy comience el
resurgimiento de lo que solíamos ser, una pareja
llena de amor que se expresa, porque sé que el
amor no se ha ido, solamente hemos caído en ese
bache de todas las relaciones que llamamos
monotonía.
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escapara ni un solo detalle para esta noche, antes
de salir de casa puse la botella que Don Amado me
había regalado en el refrigerador y al tiempo
observe que de lo que necesitaba había en
existencia y me puse a limpiar la casa, algo que
Cindy y yo compartíamos habitualmente dado que
no tenemos quien nos ayude con el quehacer,
evidentemente puse mayor énfasis en el comedor,
donde limpie hasta el último rincón dejando
nuestra mesa de madera verdaderamente como
un espejo, no recuerdo desde que la compramos
haberla visto tan reluciente.
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dado que la temática de su bordado era un par de
aves, una azul y una rosa, que se juntaban en sus
picos en señal de un beso, se posaban sobre un
hermoso jardín de flores multicolores en un fondo
negro muy característico de los bordados de la
esta región del país, lo tomé y sin ni siquiera
fijarme en su precio lo llevé al mostrador y lo
coloqué encima, junto con mi tarjeta para pagarlo.
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además tengo el jarrón que hace juago con ellos,
¿desea verlo?
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unos ojos muy expresivos y una sonrisa de esas
grandes y enternecedoras, en sus manos sostenía
cuatro ramos de rosas, dos de color rojo y dos de
color blanco, que sin duda esta situación estaba
llamando poderosamente mi atención, parecía que
Dios y el universo estaban conscientes de lo que
haría y conspiraban en favor del amor, las flores
eran perfectas, grandes botones recién abiertos
con un follaje de pequeñas hojas lustrosas color
verdes que las hacía resaltar las flores, envueltas
en papel celofán trasparente atado con un listón
color rojo, le sonreí a la chiquilla y levanté mi
cabeza al cielo en señal de agradecimiento.
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-Dámelas todas- le dije, -porque para esta noche
justamente le preparo una cena romántica a mi
mujer y sin duda unas flores tan lindas como estas ,
lucirán perfectas sobre la mesa.
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seguro que Dios eso es lo que está haciendo hasta
el momento, colmarme de amor.
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despedían era absolutamente delicado y hermoso,
perfecto para el romance, coloque uno a cada lado
del jarrón los candelabros, fui por los platos y las
copas para colocarlos sobre la mesa, los acomodé
uno para ella en la cabecera y el otro en la silla del
lado derecho, para que se diera la continuidad de
nuestros corazones, por ultimo acomodé las
servilletas sobre los platos y coroné con la flor el
de ella, corrí las cortinas y encendí las dos
lámparas de mesa de la sala contigua para que
fuese a media luz, tal y como marcan los cánones
de una cena romántica, al ver la mesa
completamente decorada y la atmosfera creada,
un escalofrío de alegría recorrió mi cuerpo, lucia
hermosa, perfecta y sobre todo llena de amor.
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-Me alegra, por cierto ¡Te tengo una sorpresa!
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recientemente, un pantalón de gabardina color
caqui, el cual, sé que a ella le gusta mucho como
me luce y me puse la loción que tanto le gusta.
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La abrace y le di un besito en la boca, el cual
correspondió tiernamente, pude sentir su corazón
junto al mío latir apresuradamente.
-¿Estas lista?
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por ti, lleva todo el amor que te profeso desde el
día en que te conocí, que eres la persona que más
amo en el mundo y que doy gracias a Dios el
tenerte a mi lado, siempre, en verdad gracias por
ser y estar.
-Unos camarones.
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-mmm, me encantan los camarones.
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del platillo, las rosas mi flor preferida, un ambiente
muy romántico y este excelente vino.
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Amado y a él le he pedido que me enseñe un poco
de lo que todo lo sabe, ha accedido y esto es
producto de mi primer clase que tome este
miércoles que pasó.
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-Sabes, en el refrigerador hay otra botella de vino
blanco espumoso, que te parece si la descorchas y
nos tomamos un par de copas más, ponte cómodo
en la sala, yo, ahora regreso con “tu sorpresita”- se
acercó a mi y mordió muy suavemente el lóbulo de
mi oreja izquierda.
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ansioso, en eso, me sorprendió una voz que
sensualmente me decía:
-Hola guapo
-¡Salud! Le dije.
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Ella respondió igual, solo que hizo la seña de que
entrelazáramos las copas, en un “cruzadito” y así
lo hicimos, ambos bebimos hasta el fondo y al
mismo tiempo colocamos nuestras copas en la
mesa y nos fundimos en un tórrido y muy
apasionado beso donde no faltaron las caricias, no
sé ni como, ni en que momento, terminamos
desnudo en la cama y haciendo frenéticamente el
amor.
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CAPÍTULO SEXTO
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cuéntamelo todo- dijo sin dejar de mover las cejas
pícaramente.
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ojos tan expresivos, sentir el candor de sus besos y
el calor de sus abrazos, y yo, por ella era capaz de
mover el universo entero, estaba decidido a hacer
sus días lo más feliz que fuera posible, sin duda
ella lo hacía conmigo, desde el amanecer cuando
le llevaba algo de fruta y café a la cama, hasta la
obscuridad de la noche, donde nuestras sabanas
eran el fiel testigo del amor que nos
profesábamos, no hubo un solo día que no
durmiera abrazado a ella, desde el mismo día que
la conocí hasta la última noche en que tuvo que
partir…
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el momento de sentir de nueva cuenta sus abrazos
y sus besos, porque sin duda, lo sé, un día nos
reuniremos y entonces no habrá fuerza del
universo que nos separe por toda la eternidad.
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conserven como hasta ahora y que sostengan a sus
familias con el producto de su trabajo, te
confesaré algo, ¿has notado que tengo una
predilección especial por Rosa?
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-Sí, aunque en ese momento no encontraba la
forma de decírselo, ya que su madre, le había
hecho creer que quien es su esposo, hasta hoy, era
su padre, comprenderás que era un asunto muy
delicado de hablarse, no quería lastimarla, así que
fui prudentemente dejando pasar más tiempo,
claro que era evidente, como lo es ahora, que
había una deferencia sobre Rosa en relación con el
resto de los empleados, un día estando comiendo
Rosa me dijo que se sentía muy a gusto y
protegida a mi lado, que yo me había convertido
en su segundo padre y que ella así lo sentía, decidí
que ese era el momento preciso y le dije toda la
verdad.
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llena de amor y cariño entre padre e hija, sin
embargo, acordamos que por respeto a quien la
había criado como su padre y por su madre, no
develaríamos este secreto a nadie más, en tanto,
no debes de comentar nada de esto con ella.
-¿Ellos lo saben?
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-Aún no, solo Rosa, a ella la he ido formando para
que asuma el control y en conjunto con ella hemos
diseñado esta estrategia.
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-Muy bien deja voy al restaurante por algunas
cosas y nos vamos.
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-Espero que sea un buen lugar y que las personas
que estén ahí sean de buen corazón.
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terreno pequeñas casitas con el mismo estilo de la
casa central, a la visa más o menos logre ver
veinte, más otras que se escondían tras los
árboles, a cada una de ellas conducían senderos de
adoquín rematados con líneas de pequeñas
florecitas blancas, era sin duda un muy digno lugar
para Don Amado.
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-Buenas tardes Don Amado, lo estábamos
esperando, mi nombre es Jorge soy el encargado
de la activación física de todos nuestros socios
vecinos y estoy a su servicio, por favor
acompáñeme, lo llevaré con Doña Elsa que lo
aguarda en su despacho.
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-¿Quién es este apuesto joven que nos acompaña?
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-Vamos Amado- ella ofreció su brazo y de
inmediato él entrelazo el suyo.
-Vamos Elsa.
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-Y bien, ¿Qué le pareció el lugar Don Amado?
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ha sido nuestro acuerdo y créeme soy un hombre
de palabra.
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-Ya me estoy creyendo eso del don, no le comenté
Cindy dijo exactamente lo mismo, que lo tenía.
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-Como usted diga- aun y cuando me confundió un
poco la instrucción ya que antes me había dicho
que no dejara nada a la memoria yo solo me dejo
guiar.
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la salsa de soya que utilizaremos; para optimizar el
tiempo, lava todos los vegetales, pela la zanahoria
y córtala en julianas, es decir tiras no muy
delgadas, corta la cebolla y el ajo en cubos
pequeños, el morrón en rajas, separa cada
pequeño racimo de la coliflor y el brócoli, en tanto
yo cortaré en cubos la las pechugas de pollo.
-Listo
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Claro que él observaba todo lo que iba haciendo,
trascurrido el tiempo me dice:
-El apio
-¡Excelente!
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cucharaditas de fécula de maíz para darle
consistencia, pondré el arroz, que igual usaré el
pre cocido, solo dos tazas de agua y el arroz.
-¿Y ahora?
-¡Si Señor!
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CAPÍTULO SÉPTIMO
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conocer que era lo que Don Amado quería hablar
conmigo.
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-Ja, ja, tranquila Rosa ya sabes que no somos
hombres disponibles para ti, por favor, tráenos dos
cafés, ya sabes, de la mezcla que le gusta a nuestro
amigo Adrián y además sírvele una rebanada del
pastel alemán.
-Es reciproco.
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Rosa regresó a la mesa con los cafés y el pastel.
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-Dado que firmaremos mañana el convenio,
pasado mañana me iré a San Francisco de Asís, por
eso te cité hoy aquí, pero antes de entregarte lo
que tengo para ti, me gustaría que me contaras
como te fue ayer con la comida china.
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y en ti la causa de coincidir en el universo conmigo
es relacionado con el amor, estoy seguro que esto
es algo que sabrás valorar y cuidar por siempre,
ábrelo espero que te guste.
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-Muchas gracias Don Amado, nadie en la vida me
había hecho un regalo tan especial y con tanto
significado.
-¡Excelente!, es un trato.
-Trato.
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CAPÍTULO OCTAVO
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-Estoy seguro que será una gran sorpresa para
ellos… Don Amado ¿puedo pedirle un favor
especial?
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unos zapatos negros nuevos, desde el baño
escuché:
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Rosa hizo lo propio, me dio un beso en la mejilla y
me abrazo susurrándome al oído para que nadie
escuchara: “Hola guapo”, por supuesto que me
sonrojé, este estilo de bromear sin duda era de
familia, pero sabía que no lo hacía con malas
intenciones, solo era Rosa, la hija de Don Amado,
que más podría esperar.
100
genere un contrato en el cual ustedes como mi
familia serán los legítimos propietarios de este
establecimiento, durante todos estos años, los
cuales les agradezco profundamente, han estado
junto a mi, formando con su esfuerzo esto que
construimos juntos y ahora es momento de
corresponder con ustedes todo lo que han hecho,
considérenlo así, porque así lo considero yo,
ustedes son mi familia, la familia que elegí para
este proyecto y como tal, los proyectos que son
exitosos, como éste, se heredan a los más jóvenes
de la familia para que sigan trabajando con el
ahínco y el amor que a ustedes les caracteriza, le
pido pues a mi amigo Eduardo que les explique los
términos y condiciones de este contrato.
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humor que los caracterizaba, fue una velada
increíble.
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