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Revista Electrónica de
Veterinaria
E-ISSN: 1695-7504
redvet@veterinaria.org
Veterinaria Organización
España
Resumen
Abstract
Introducción
1983). Para el caso del parásito - hembra puede vivir sin alimento fuera de su
hospedero hasta 9 días, y hasta 30 dentro de la cría operculada en un panal a
temperatura ambiente. En condiciones normales viven en promedio de 90 a
100 días (SAGARPA, 2005). El impacto de Varroa depende del grado de
infestación de las colmenas afectadas. Una infestación baja, causa daños
ligeros, mientras que una infestación severa puede acabar por completo con
las colmenas (Guzmán y Correa, 1999). La producción de miel en colonias
infestadas por V. destructor es menor que la de colmenas sanas (Arechavaleta
y Guzmán-Novoa, 2000).También se han observado efectos negativos de la
infestación por Varroa, en el peso de las abejas al momento de emerger de la
celda (De Jong et al., 1982).
Revisión de Literatura
La hembra fértil del ácaro inicia el ciclo biológico al entrar (una sola hembra o
varias) en la celda. Una vez en el interior se aloja en el alimento de la larva y
se mantiene inmóvil hasta que ésta lo consuma; este comportamiento puede
ser una adaptación del ácaro para evitar la detección y eliminación por abejas
limpiadoras (Rosenkranz et al., 2010). Luego succiona la hemolinfa de la
pupa, en unas pocas horas comienza la oogenesis, seguida de la vitelogénesis
(Garrido et al., 2000). La hembra pone su primer huevo, cuando esto sucede
ya han transcurrido entre 60 a 70 h de su ingreso a la celda; debido al
sistema de determinación del sexo haplodipóide, posteriormente se desarrolla
un macho haploide, mientras que los huevos femeninos subsecuentes son
fertilizados y depositados en intervalos de 30 h. El ácaro pone hasta siete
huevos en intervalos de 1 a 2 días, que eclosionan en ninfas, pero sólo dos o
tres llegan a la fase adulta (SAGARPA, 2011a).
La larva del ácaro se desarrolla dentro del huevo durante las primeras horas
después de la ovoposición (Nannelli, 1985). Desde la eclosión del huevo hasta
la muda adulta, los descendientes de los ácaros pasan a través de los estadios
de huevo a larva, protoninfa, deutoninfa y adulto; el tiempo de desarrollo es
de 5.8 y 6.6 días para los ácaros hembras y machos, respectivamente
(SAGARPA, 2011a) (Figura 2).
El ácaro madre crea un agujero en la cutícula de la pupa para que las ninfas
se alimenten. Esta "zona de alimentación" se localiza generalmente en el
quinto segmento de la pupa de abeja y cerca del denominado sitio de
acumulación fecal (Donzé et al., 1996). Los ácaros Varroa se vuelven
sexualmente maduros inmediatamente después de la última muda. La hembra
adulta es de forma ovalada, mide 1.1 mm de largo por 1.6 mm de ancho, su
color va de marrón claro a marrón oscuro y posee cuatro pares de patas. El
macho adulto mide 0.7 mm de largo y ancho, de forma esférica, color gris-
amarillento y cuatro pares de patas. A diferencia de la hembra, el macho
nunca emerge de la celda, cumple su ciclo de desarrollo en el interior de la
misma (Ritter, 2001). Los machos alcanzan la madurez antes que las
hembras, esperando a la primera hembra que muda a la edad adulta unas 20
h después; como la reproducción sólo puede ocurrir dentro de la celda de cría,
los machos comienzan a reproducirse tan pronto como llega la hembra; el
macho se aparea con la hembra hasta que la siguiente hembra madura
(Donzé et al., 1996).
Es posible luchar con éxito contra la enfermedad solo durante las dos
primeras etapas; por esta razón la obtención de un método de diagnóstico
rápido sería fundamental para el control, y así limitar los daños causados por
la propagación; se han realizado ensayos de diferentes métodos con los que
se han recogido resultados “satisfactorios” que han ayudado para una
detección más rápida y eficaz de este parásito. El diagnóstico se basa en
signos clínicos y cambios morfológicos en la abeja, además de la identificación
del parásito en las colmenas, se realiza tanto dentro de las colmenas como en
el laboratorio (Carmenate y Botta, 2004) (Figura 3).
La lucha contra este parásito se dificulta por varias características biológicas propias del
ácaro lo que hace difícil encontrar un tratamiento ideal, ya que se ha detectado que
parásita al mismo tiempo a la cría y a las abejas adultas; su metamorfosis es de 2 a 2.5
veces más corta que la de las abejas; por lo que las nuevas generaciones dentro de las
celdillas operculadas son mucho más abundantes en ácaros y sobre todo protegidas de
los acaricidas empleados en el tratamiento de la enfermedad, y los ácaros desarrollan
rápidamente resistencia a los fármacos que hasta ahora se han empleado (SAGARPA,
2005).
Se han trabajado con alrededor de 150 remedios para tratar la enfermedad, pero ninguno
ha sido 100% efectivo por el grado de resistencia que el parásito ha logrado obtener.
Muchos productos químicos usados muestran efectos colaterales indeseables, tanto para
el usuario como para las abejas, algunos son muy tóxicos, mientras que otros son
cancerígenos y mutagénicos (Verde, 2001).
Debido a que todas las sustancias empleadas actúan sobre los ácaros que se
encuentran sobre el cuerpo de las abejas adultas, no tienen ningún efecto sobre los que
se encuentran dentro de las celdillas de cría operculada, el tratamiento ideal es el que
comprende el uso de un acaricida que extermine los parásitos de las abejas adultas, en
combinación con la eliminación de la cría operculada (para romper el ciclo biológico del
ácaro)(SAGARPA, 2005).
El proceso anterior de eliminación puede no ser tan eficiente, por eso debe elegirse
correctamente la técnica o método a seguir. Dentro de estos el más recomendable es el
del “panal de zánganos”, el cual se basa en el comportamiento de la Varroa, que para su
reproducción prefiere las celdas de zánganos en un 90% y en un 10% a las obreras
(Posenkranz et al., 2010).
Para lo cual se utiliza un cuadro con cera estampada para celdas de zánganos o bien
una guía de cera para que las abejas construyan el panal. En la época propicia para la
producción de zánganos, se coloca el cuadro en la cámara de cría durante 17 días;
transcurrido este tiempo, se retira y se procede ya sea a la eliminación de las larvas y
Es muy importante que el apicultor esté consciente del riesgo que para la salud humana
puede implicar el uso de acaricidas, de manera que no aplique estos productos
previamente al inicio de las floraciones ni durante estas, evitando la contaminación de los
productos. Asimismo, es conveniente el establecimiento de una calendarización regional
de tratamientos, procurando que se administren simultáneamente en el 100% de las
colmenas para evitar reinfestaciones (Imdorf, et al., 1999).
Probablemente al paso del tiempo surjan nuevas alternativas de control químico, ya sea
con moléculas sintéticas o a partir de productos naturales, por lo que el apicultor debe
informarse debidamente de la incorporación de éstos al mercado para mantener
controlada la parasitosis (Wallner, 1999). Definitivamente el mejor control de la Varroasis
solo se consigue con la participación de todos los productores realizando en forma
integral las siguientes prácticas: medición de grados de infestación de Varroa; aplicación
del control biológico; sustitución periódica de abejas reina; control de fuentes de
reinfestación; tratamiento con productos químicos alternados con controles biológicos; y,
eliminar o fusionar colmenas débiles (SAGARPA, 2011b).
Ácido fórmico, esta sustancia es un producto natural, por lo tanto no contamina la miel,
característica que lo coloca como el único acaricida autorizado para el control de la
Varroa en la producción de miel orgánica. La presentación comercial es en bolsas de 80
mililitros de ácido fórmico al 65%, con un dispositivo que permite su liberación gradual y
una óptima concentración en el interior de la colmena. Para el tratamiento de las
colmenas se coloca una bolsa del producto en la cámara de cría y se deja por 4 días;
transcurrido este tiempo se sustituye por una nueva y así sucesivamente hasta completar
16 días (Ritter, 2001).
Amitraz, para su aplicación se humedece con 0.5 mililitros del producto (por colmena),
material absorbente (papel o tela) y se coloca en el ahumador encendido, cuando libera
humo blanco, se aplican 5 bocanadas a la colmena. Para obtener buenos resultados se
debe repetir este proceso 3 veces con intervalos de 5 a 7 días (SAGARPA, 2005); No
obstante varios productos tienen cierto grado de efectividad para el control del ácaro, y
son de fácil aplicación, no son compatibles con la apicultura orgánica (Wallner, 1999); por
lo que todas las sustancias y productos químicos para tratar a las colmenas deben contar
con el registro de la SAGARPA.
Aspecto ambiental
Los sistemas agroalimentarios han sido vulnerables, al tener una afectación negativa sin
la capacidad de respuesta a tensiones, constituyendo un riesgo debido al potencial de
afectación. Dentro de los factores que directamente se encuentran influenciados a este
aspecto, se encuentra el de tipo económico, que tiene que ver con los costos (tanto
productivos, como de adquisición); climáticos y ambientales, como las sequias; en los
biológicos, se sitúa a las plagas y enfermedades; y aquellos de tipo político que propicia
inestabilidad socio-cultural. El cambio climático que ha repercutido enormemente en el
incremento de las temperaturas y se relaciona a las sequias que ocurren en vastas zonas
a nivel mundial, estas pueden conducir a la degradación del suelo y por ende a una
menor disponibilidad de agua y vegetales, lo cual consecuentemente propicia una menor
productividad agroalimentaria, con escasez de alimentos, generando a la vez un
incremento en el precio de éstos en un círculo viciosos y de afectación para los
consumidores (FAO, 2013).
Varios factores son los que han afectado a las abejas melíferas como el ácaro Varroa
destructor y el virus de la parálisis aguda de la abeja (ABPV) (Locke et al., 2012). A pesar
de la importancia económica y ecológica de las abejas, en algunas regiones de
Latinoamérica aún se conoce poco de su diversidad y relaciones ecológicas, por lo que
es más complicada su conservación (Maglianesi, 2016). Sin embargo, es necesario
implementar estrategias orientadas a aumentar la biodiversidad y abundancia de
polinizadores, así como la creación de hábitats apropiados, además la siembra de
plantas que les permitan el forrajeo cuando los cultivos no están en floración, esto
permitirá el mantenimiento e incremento de la cosecha de cultivos (Maglianesi, 2016;
Shepherd, 2003).
Aspecto económico
En las abejas adultas, esta parasitosis provoca la disminución del tamaño y peso
promedio corporal que puede alcanzar hasta un 29% (Monetti et al., 1991). También
provoca malformaciones en las alas, las patas y en el abdomen (De Jong et al., 1982).
Disminuye la longevidad de las abejas obreras y reinas, afectando su postura; los
zánganos reducen y hasta pierden su capacidad reproductiva. Las pupas muertas
pueden alcanzar diferentes grados de putrefacción convirtiendo a la colmena en un
medio de cultivo apropiado para diferentes infecciones (De Jong et al., 1982). La
presencia del parásito provoca en las abejas una actividad más intensa, ya que las
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