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Evolucionismo, o de dónde venimos

La publicación del libro de Darwin "El origen de las especies" en 1859 supuso un


cambio científico y social de primera magnitud.

El evolucionismo afirma que todos los seres vivos actuales somos el resultado de una serie de cambios graduales que se han ido produciendo a
partir de antecesores comunes. Aunque no son exactamente lo mismo, el evolucionismo se relaciona con las teorías de Darwin.

¿Qué es?

En sentido amplio, el término evolucionismo remite a cualquier cambio gradual, ya sea desde el punto de vista de la biología o de la sociología.
Desde la biología, el evolucionismo es la teoría que afirma que todos los seres vivos actuales son el resultado de cambios graduales a partir de
antecesores comunes. Aunque no son exactamente equivalentes, el evolucionismo se relaciona siempre con el darwinismo. A finales del siglo XX
nace la sociobiología, una disciplina que pretende estudiar las bases biológicas del comportamiento social.

Anaximandro de Mileto intuyó un evolucionismo rudimentario al decir que los primeros seres vivos nacieron de la humedad y que los hombres
vienen de los peces

¿Cuáles son su origen y sus principales exponentes?

Las primeras referencias al evolucionismo aparecen con los filósofos presocráticos, allá por el siglo VI a. C. Anaximandro de Mileto habría intuido
un evolucionismo rudimentario al decir que los primeros seres vivos nacieron de la humedad y que los hombres vienen de los peces. Más de un
siglo después, Empédocles de Agrigento afirmaría que los seres vivos nacieron de la tierra, con miembros y órganos unidos al azar,
sobreviviendo solo las uniones más armónicas. En el siglo XVIII, Lamarck se enfrentó al fijismo reinante proponiendo la teoría del transformismo,
es decir, que las especies se transforman con el fin de poder adaptarse al medio: “La función hace al órgano”.

Pero fue Charles Darwin quien propuso que las especies evolucionan principalmente por medio de la mutación azarosa y la selección natural. Y
que esa evolución tiene lugar gradualmente a partir de un origen común.

Charles Darwin propuso que las especies evolucionan principalmente por la selección natural  y que esa evolución se produce gradualmente a
partir de un origen común

¿Cuál es su papel en la historia del pensamiento?

La publicación del libro de Darwin El origen de las especies en 1859 supuso un cambio científico y social de primera magnitud. Y el impacto del
darwinismo fue mayor con la explicación de los mecanismos de la herencia a partir de las leyes de Mendel. No solo cambió el desarrollo
científico, sino que marcó todas las teorías sociales y económicas de los siglos XIX y XX. El propio Karl Marx expresó su admiración haciéndole
llegar en 1873 la segunda edición de El Capital con una breve dedicatoria: “A Mr. Charles Darwin, de parte de su sincero admirador, Karl Marx”.
Pero el evolucionismo de Darwin también fue combatido de forma inmediata.

El 30 de junio de 1860 se organizó un debate en Oxford en el que el evolucionismo de Charles Darwin fue execrado y ridiculizado socialmente. El
zoólogo Thomas Henry Huxley, amigo de Darwin y defensor de la teoría de la evolución, tuvo que soportar el inquisitorial sarcasmo del obispo de
Oxford: «¿Me permite preguntarle si es por parte de padre o por parte de madre que usted reclama sus derechos de sucesión de un mono?». Al
parecer, Huxley susurró su respuesta: «Prefiero ser un mono perfeccionado antes que un Adán degenerado». Las implicaciones filosóficas,
sociales, éticas y científicas del planteamiento evolucionista desencadenaron un proceso que cambió la ciencia y la sociedad a partir del siglo
XIX y que se expresa de forma anecdótica en las palabras de la mujer del obispo de Oxford, a quien se le oyó decir mientras el auditorio
abandonaba la sala: «Confiemos en que la teoría de la evolución no sea cierta, pero si lo es, esperemos que no llegue a ser de conocimiento
general».

Libro imprescindible

«Los retos actuales del darwinismo. ¿Una teoría en crisis?», de Juan Moreno, publicado por Síntesis.

Suele decirse que solo los pedantes son capaces de buscar asociaciones con el término evolucionismo que vayan más allá de Darwin. Desde
algunas propuestas pseudocientíficas, como el llamado diseño inteligente, que viene a ser religión disfrazada de ciencia, se ha llegado a
cuestionar la vigencia del darwinismo. También desde ciertos círculos científicos se afirma que está perdiendo actualidad. En su libro  Los retos
actuales del Darwinismo. ¿Una teoría en crisis?, publicado por Síntesis, Juan Moreno defiende el vigor del evolucionismo expresado por Darwin
hace más de ciento cincuenta años, tal y como se pone de manifiesto en las investigaciones de la paleobiología, la biología molecular o la
ecología.

Teoría espontánea

La generación espontánea se aplicaba a insectos (como la mosca de la imagen).

La generación espontánea es una hipótesis obsoleta sobre el origen de la vida que sostenía que ciertas formas de vida (animal y vegetal)
surgían de manera espontánea a partir de materia orgánica, inorgánica o de una combinación de estas.1 Nunca se obtuvo por método científico,
pero se llegó a esa conclusión por evidencia visual.

Se trató de una creencia profundamente arraigada desde la Antigüedad, ya que fue descrita por Aristóteles, luego sustentada y admitida por
pensadores de los siglos XVI y XVIII como René Descartes, Francis Bacon e Isaac Newton. El naturalista belga, Jan Baptiste van Helmont, en
1667, escribía en su obra Ortus Medicinae:2

Las criaturas como los piojos, las garrapatas, las pulgas y los gusanos son nuestros miserables huéspedes y vecinos, pero nacen de nuestras
entrañas y excrementos. Porque si colocamos ropa interior llena de sudor con trigo en un recipiente de boca ancha, al cabo de veintiún días el
olor cambia, y el fermento, surgiendo de la ropa interior y penetrando a través de las cáscaras de trigo, cambia el trigo en ratones. Pero lo que es
más notable aún es que se forman ratones de ambos sexos y que éstos se pueden cruzar con ratones que hayan nacido de manera normal...
pero lo que es verdaderamente increíble es que los ratones que han surgido del trigo y la ropa íntima sudada no son pequeñitos, ni deformes ni
defectuosos, sino que son adultos perfectos...

Jan Baptiste van Helmont

La generación espontánea se sustentaba en la observación de procesos naturales como, por ejemplo, la putrefacción. Es así como se explicaba
que, a partir de un trozo de carne descompuesta, apareciesen larvas de mosca, gusanos del fango, organismos de los lugares húmedos, como
sapos y ranas e incluso ratones. Generalmente, se aplicaba a insectos, gusanos o seres pequeños.

Aristóteles

Al inicio el filosofo Aristóteles escribió acerca del origen espontáneo de plantas, testáceos e insectos a partir de materia descompuesta.3 Explicó
que se originaban gracias a una interacción de fuerzas capaces de dar  vida a lo que no la tenía con la materia no viva. A esta fuerza la
llamó entelequia. La teoría sigue la creencia hilozoísta de la tradición griega, que contempla de modo animista el universo como un ser vivo y por
tanto como capaz de generar vida a partir de sus cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego. Para Aristóteles, la vida requiere de un principio
material (combinación de los cuatro elementos) y uno activo. Este último era el calor y este lo produce el corazón en los humanos y algunos
animales, y en el caso de la generación espontánea, eran los rayos del sol o el viento.43 Sin embargo, Aristóteles creía que no era generación
espontánea como lo entendemos hoy sino "ayudados de la influencia de los cuerpos celestes que creían ser de una naturaleza superior".5

Refutación

Comenzó a ser objetada por la escolástica del siglo XIII con la frase de Tomás de Aquino: "Los antiguos sabios admitían la 'generación equívoca'
conforme a la cual algunos organismos nacían de la materia inorgánica, principalmente en otro tiempo viva, no por virtud de las solas fuerzas de
la materia, como quieren los defensores de la generación espontánea, sino ayudados de la influencia de los cuerpos celestes que creían ser de
una naturaleza superior".6 Hoy en día, la comunidad científica considera que esta teoría está plenamente desechada. Diversos experimentos se
realizaron desde 1668, para encontrar respuestas, hasta que Pasteur demostró definitivamente, a mediados del siglo XIX, que la teoría de la
generación espontánea es una falacia, postulando la ley de la biogénesis, que establece que todo ser vivo proviene de otro ser vivo ya
existente.7

El experimento de Redi

Francesco Redi (1626-1697), reconocido médico italiano, fue uno de quienes dudaron de la generación espontánea: pensaba que los insectos
jamás podrían nacer de la putrefacción. Con el propósito de demostrarlo, diseñó un experimento para determinar si se desarrollaban larvas de
moscas si no se dejaba a ninguna mosca adulta entrar en contacto con la carne. Puso la carne en tres frascos: uno de ellos permaneció abierto y
selló los otros dos. En el frasco abierto, observó que había moscas continuamente. Después de un corto período, había gusanos únicamente en
el frasco abierto. Redi llegó a la conclusión de que los gusanos aparecían en la carne descompuesta solo si las moscas habían puesto antes sus
huevos en la carne.7

Quienes se oponían a las ideas de Redi, se debía a que apoyaban la idea de la generación espontánea, alegaron que no se había permitido que
el aire entrara a los frascos sellados, por lo que la falta de aire evitaba que hubiera generación espontánea. Redi rediseñó su experimento y
empleó gasas para tapar los frascos: estas permitían que entrara el aire, pero no las moscas. Al final de la experiencia no aparecieron gusanos
en la carne, pero los huevos de las moscas quedaron depositados sobre las gasas.
Los experimentos de Redi presentaron evidencia en contra de la teoría de la generación espontánea. Aun así, los defensores de esta teoría no la
consideraron suficiente.

El experimento de Spallanzani

Lazzaro Spallanzani (1729-1801) demostró en 1769 que no existe la generación espontánea de la vida, abriendo de alguna forma el camino a
Pasteur quien trabajaría en el asunto en el siglo XIX. Tras rechazar la teoría de la generación espontánea, Spallanzani diseñó experimentos para
refutar los realizados por el sacerdote católico inglés John Turberville Needham, quien había calentado y seguidamente sellado caldo de carne
en diversos recipientes a lo largo de todo este experimento. Debido a que se habían encontrado microorganismos en el caldo tras abrir los
recipientes, Needham creía que esto demostraba que la vida surge de la materia no viviente. No obstante, prolongando el periodo de
calentamiento y sellando con más cuidado los recipientes, Spallanzani pudo demostrar que dichos caldos no generaban microorganismos
mientras los recipientes se mantuvieran herméticamente cerrados y habiendo sido esterilizados.8

El experimento de Pasteur

En 1866, Louis Pasteur (1822-1895) realizó una serie de experimentos sumamente eficaces para demostrar definitivamente que también los
microbios se originaban a partir de otros microorganismos. Siguiendo la recomendación de Balard,9 utilizó dos frascos de cuello de
cisne (similares a un Balón de destilación con boca larga y encorvada). Estos matraces tienen forma de "S" con cuellos muy alargados que se
van haciendo cada vez más finos, terminando en una abertura pequeña. En cada uno de ellos metió cantidades iguales de caldo de carne (o
caldo nutritivo) y los hizo hervir para poder eliminar los posibles microorganismos presentes en el caldo. La forma de "S" era para que el aire
pudiera entrar y que los microorganismos se quedasen en la parte más baja del tubo.

Pasado un tiempo, observó que ninguno de los caldos presentaba señales de la presencia de microorganismos y cortó el tubo de uno de los
matraces. El matraz abierto tardó poco en descomponerse, mientras que el cerrado permaneció en su estado inicial. Pasteur demostró así que
los microorganismos tampoco provenían de la generación espontánea. Gracias a Pasteur, la idea de la generación espontánea fue desterrada
del pensamiento científico y a partir de entonces se aceptó de forma general el principio que decía que todo ser vivo procede de otro ser vivo.
Aún se conservan en el Museo Louis Pasteur de París10 algunos de estos matraces que el científico utilizó para su experimento.

Creacionismo

Para los creacionistas de la Tierra joven, esto incluye una interpretación bíblica literal de la narrativa acerca de la narración de la creación del
Génesis (El primer libro de la Biblia) y el rechazo de la teoría científica de la evolución.4Mientras la historia del pensamiento evolutivo se
desarrollaba a partir del siglo xviii, varias posturas apuntaron en reconciliar las religiones abrahámicas y el Génesis con la biología y
otras ciencias desarrolladas en la cultura occidental.56Aquellos que sostenían que las especies se habían creado por separado (como Philip
Gosse en 1857) eran llamados comúnmente "partidarios de la creación" pero también "creacionistas", como se lee en la correspondencia privada
entre Charles Darwin y sus amigos. Mientras la controversia creación-evolución se desarrollaba, el término "antievolucionistas" se hizo común.

En 1929 en los Estados Unidos, el término "creacionismo" se asoció originalmente con el fundamentalismo cristiano, específicamente con su
rechazo de la evolución humana y la creencia en una Tierra joven (con una edad entre 5700 y 10 000 años). No obstante, este uso estuvo
disputado por otros grupos, como los creacionistas de la Tierra antigua y los creacionistas evolutivos, quienes albergan conceptos diferentes de
creación, como la aceptación de la edad de la Tierra y la evolución biológica entendida por la comunidad científica.4789

Hoy, la American Scientific Affiliation (Afiliación Científica Estadounidense), una organización religiosa prominente en Estados Unidos, reconoce
que existen diferentes opiniones entre los creacionistas respecto al método de creación, mientras que reconocen la unidad en la creencia
abrahámica de que Yahveh "creó el universo".1011Desde los años 1920, el creacionismo literalista en Estados Unidos ha disputado las teorías
científicas, como la evolución,121314la que proviene de observaciones naturales del Universo y la vida. Los creacionistas literalistas15creen que
la evolución no puede explicar adecuadamente la historia, diversidad y complejidad de la vida en la Tierra.16Los creacionistas fundamentalistas
de la fe cristiana usualmente basan su creencia en una lectura literal de la narrativa de creación del  Génesis.17Otras religiones o comparten el
mito de creación del Génesis o tienen diferentes mitos de creación conducidos por deidades,181920a la vez que los miembros de una misma
religión varían en su aceptación de los descubrimientos científicos.

Cuando la investigación científica produce evidencia empírica y conclusiones teóricas que contradicen una interpretación creacionista literal de
las escrituras, los creacionistas de la Tierra joven a menudo rechazan las conclusiones de la investigación, 21sus teorías científicas
subyacentes22 o su metodología.23 Esta tendencia ha llevado a una controversia política y teológica.12 Las ramas pseudocientíficas del
creacionismo incluyen la ciencia de la creación,24 la geología diluviana,25 así como subconjuntos de la pseudoarqueología,2627
la pseudohistoria e incluso la pseudolingüística.28 Los creacionistas generalmente rechazan el consenso científico sobre la evolución y
el antepasado común, la historia geológica de la Tierra, la formación del sistema Solar y el origen del Universo.2930313233

La evolución teísta, una postura dentro del creacionismo evolutivo, es un intento de reconciliar la religión con los hallazgos científicos sobre
la edad de la Tierra y la evolución. El término creacionismo evolutivo cubre una gama de posturas, como la del creacionismo de Tierra vieja(tierra
antigua).3435
Origen del término

Durante la Edad Media, y hasta la actualidad, el término «creacionismo» ha servido en Teología para designar una de dos interpretaciones
alternativas para el origen del alma personal, que cada alma es objeto de un acto especial de creación por Yahvé (v.  creacionismo en teología),
siendo su alternativa el traducianismo.36El florecimiento de la filosofía fuera del amparo de la Iglesia, desde el Renacimiento, condujo a un uso
casual del término como opuesto al monismo panteísta.37

El rápido éxito social de la teoría de Charles Darwin promovió la reacción no solo de algunos importantes teólogos, sino también por parte de
científicos, los cuales veían en el darwinismo un importante fundamento para el materialismo filosófico, así como una puerta abierta a la
refutación del argumento teleológico y cosmológico para la existencia de Yahvé. El propio Darwin usó en su correspondencia el término
«creacionista» para referirse a sus opositores.38Así aparece en ocho ocasiones en su correspondencia publicada, en misivas dirigidas
a Bates, Huxley, Bentham y Hooker.39

Durante mucho tiempo, época conocida como creacionismo clásico, el término no fue usado de manera general para designar la oposición al
evolucionismo darwinista, que se designaba en otras formas. En 1929 el biólogo Harold W. Clark, un adventista del Séptimo Día, describió como
creacionista la obra de su maestro George McCready Price en el título de un libro autopublicado.40Durante algún tiempo el término sirvió para
describir tanto a los teístas evolucionistas (creyentes a la vez en un dios creador y en la verdad del darwinismo) y a los fundamentalistas bíblicos
que, como los dos autores citados, defendían la literalidad bíblica desde sus títulos universitarios en ciencias.38

Relación con el evolucionismo[editar]

Creacionismo clásico

Los creacionistas clásicos niegan la teoría de la evolución biológica y, especialmente, lo que se refiere a la evolución humana, además de las
explicaciones científicas sobre el origen de la vida. Por esto rechazan todas las pruebas científicas (fósiles, geológicas, genéticas, etc.). En el
creacionismo clásico de origen cristiano se hace una interpretación literal de la Biblia y se sostiene la creación del mundo, los seres vivos y el
cataclismo del Diluvio Universal tal como está descrito en el Génesis, sin pretender concretar de manera científica el origen de las especies.

Creacionismo contemporáneo

Se habla así de creacionismo «científico», nombre que le dan sus partidarios. Sin embargo, a diferencia de las ciencias naturales, en este tipo de
creacionismo no se sigue el método científico y no se producen hipótesis falsables

Creacionismo antievolución actual

A diferencia del creacionismo clásico, en el creacionismo más reciente se trata de utilizar igualmente fundamentos de carácter no religioso a
partir de descubrimientos o conocimientos de disciplinas pertenecientes a las ciencias naturales, que se tratan de presentar como si fueran
pruebas científicas contra la teoría de la evolución. Se habla así de creacionismo «científico», nombre que le dan sus partidarios. Sin embargo, a
diferencia de las ciencias naturales, en este tipo de creacionismo no se sigue el método científico y no se producen hipótesis falsables. Debido a
estos hechos, el creacionismo científico no logra reunir totalmente en ninguna de sus formas las características de una teoría científica, y por ello
la comunidad científica relacionada con el tema lo describe sólo como una proposición pseudocientífica.

Por otra parte, este tipo de creacionismo contemporáneo trata de desdibujar la distinción entre hecho evolutivo (parentesco y transformación de
las especies a lo largo del tiempo) y teoría de la evolución (síntesis evolutiva moderna o «neodarwinismo»), englobándolo todo con el término
«evolución», «evolucionismo» o «darwinismo», y descalificándolo como «una simple teoría» (jugando con el doble significado de la
palabra teoría en el habla común y en las ciencias naturales).

Así intenta negar el hecho de que la teoría de la evolución es considerada una de las más grandes y sólidas teorías científicas actuales, que
describe un hecho sobre el que no existen pruebas o evidencias científicas que lo refuten.41

Diseño inteligente

Otra forma más sutil de este tipo de creacionismo es el diseño inteligente, movimiento que no suele hacer explícita su motivación religiosa. Su
principal actividad consiste en negar en mayor o menor medida la validez e importancia de las explicaciones evolutivas sobre el origen de las
estructuras biológicas, para concluir que es necesaria su creación por intervención directa de un ser inteligente. El diseño inteligente es
presentado por sus seguidores como una alternativa al neodarwinismo pero, al no formular hipótesis contrastables, no cumple los requisitos
del método científico y es considerado una forma de pseudociencia.4243

Creacionismo proevolución

Las formas de creacionismo nombradas anteriormente son consideradas formas de «creacionismos antievolución» porque requieren la
intervención directa de un creador. Además de este tipo de creacionismo, existe el «creacionismo proevolución» expresado en el creacionismo
evolutivo y en una postura filosófica llamada evolución teísta; el creacionismo proevolución cree en la existencia de un creador y un propósito,
pero sí acepta que los seres vivos se han formado a través de un proceso de evolución natural. Esta forma de creacionismo no interfiere con la
práctica de la ciencia, ni es presentada como una alternativa al neodarwinismo, sino como un complemento filosófico o religioso a la teoría de la
evolución.44

El creacionismo en los sistemas educativos

Al no basarse en evidencia científica falsable y comprobable, ninguna forma de creacionismo está implementada prácticamente en el sistema
educativo de ningún país del mundo, con excepciones tales como las que sucedieron hasta fines del  2005 en algunos estados de Estados
Unidos, en los cuales existe una mayoría protestante donde se trató de sustituir a la evolución en los libros de texto, siendo actualmente un
hecho prohibido por una sentencia judicial;45 o el creacionismo de origen islámico, presente en algunos países con creencia mayoritaria en esta
religión.

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