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BOLILLA 14

4TA Parte: EL ESTATUTO CONSTITUCIONAL DE LAS PERSONAS

Derechos, libertades y deberes

1-Declaraciones, principios, derechos y garantías

- Declaraciones:

Son enunciados solemnes sobre cuestiones institucionales que sirven para caracterizar la
organización política del estado. Se declara, por ej. La forma de gobierno, la religión del
estado, etc.

Además, son enunciados genéricos que carecen de consecuencias jurídicas. Son normas
de carácter pragmático, que buscan establecer un programa político.

Su cumplimiento se logra a través de las actividades que desarrolla el legislado y su


fuerza normativa está dada en impedir que se contraigan los fines en ella expresados.

Contienen los valores y aspiraciones de la sociedad, por ejemplo afianzar al justicia, el


flujo inmigratorio, el reconocimiento de la realidad sobrenatural del hombre cuando habla
de Dios.

- Principios:

Son aquellas máximas o pautas rectoras a partir de las cuales se cimienta un


ordenamiento jurídico. Son premisas básicas que conforman la base de cualquier sistema.

Pueden encontrarse consagrados expresamente en el sistema mediante normas o bien


encontrarse receptados de forma implícita.

No son reglamentados por ley, ya que no son derechos. Por ejemplo el principio de
legalidad.

- Derechos:

Son facultades o atribuciones que se le reconocen a los habitantes del estado, ya sea
personas físicas o jurídicas, nacionales o extranjeros. Rigen para todo el territorio de la
república.

Tienen valor frente al estado, las instituciones y los individuos.

Son modalidades del ejercicio de la libertad, que podemos invocar. Esta esfera de libertad
nace de la constitución y de los tratados internacionales. Pero es importante remarcar que
muchos de estos derechos son anteriores a la constitución porque son relativos al
hombre. Estos deben respetar los principios y declaraciones y las garantías son quienes
protegen el ejercicio de los mismos.

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- Garantías:

Son el soporte de la seguridad jurídica. Se las define como el conjunto de seguridades


jurídico-institucionales deparadas al hombre. Las mismas existen frente al estado, en
cuanto medios que aseguran la vigencia de los derechos.

A diferencia de los derechos, estas se hacen valer solo ante el estado.

Es decir, son medios técnicos y jurídicos que tienen por objeto asegurar y proteger el
efectivo ejercicio de los derechos. Son una herramienta legal. Inicialmente se
concentraban en el ámbito penal, pero luego se fueron trasladando a las demás esferas.

Por ejemplo, el derecho de huelga es propuesto como una garantía con la que se
defiende un plexo de derechos relacionados con el trabajo (salario, condiciones laborales,
etc.).

El constitucionalismo clásico

El constitucionalismo moderno o clásico ha procurado organizar al estado en defensa de


las libertades y los derechos del hombre. O sea, a tendido a asegurar al hombre frente al
estado. Toda la armazón de este constitucionalismo se dirige a proporcionar garantías y
seguridad.

El constitucionalismo moderno, surgido a fines del siglo XVIII, con la independencia de las
colonias Norteamericanas y con la constitución de los Estados Unidos, tuvo el carácter de
una reacción contra las formas de organización política que fueron propias del
absolutismo monárquico. Coloco como eje a la libertad y los derechos civiles, que en esa
perspectiva, fue habitual calificar como derechos individuales.

Se trata de una categoría que cobro naturaleza de derechos públicos subjetivos del
hombre “frente” o “contra” del estado. Este, era el sujeto pasivo y debía cumplir con una
obligación fundamental que era la de omitir: no debía violar, ni impedir su goce, ni inferir
en su ejercicio. Se lo diseño como un estado abstencionista.

A los particulares también se los consideraba sujeto pasivos, ya que junto con el estado
también estaban obligados a respetar los derechos del hombre.

Las trasformaciones sociales y las valoraciones colectivas, en avance, dieron lugar a un


segundo ciclo o nueva etapa, que inicio en el siglo XX: el constitucionalismo social. La
primera constitución de este sosegó fue la Mexicana en 1917.

El constitucionalismo social, completo y amplio al constitucionalismo clásico. Agrega a los


derechos civiles o individuales, los derechos sociales.

La democracia liberal pasa a ser democracia social, el estado liberal avanza hacia el
estado social; la igualdad formal ante la ley adiciona la igualdad real de oportunidades.
Los derechos ya no van a quedar satisfechos con el deber de abstención u omisión a
cargo del sujeto pasivo, sino que muchos de ellos van a ser derechos de prestación, de

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crédito o de solidaridad, en reciprocidad con obligaciones de dar y de hacer por parte del
sujeto. El estado deberá promover los derechos.

Derechos de 1ra, 2da y 3ra generación

El plexo de derechos humanos se compone de 3 grandes categorías, según el orden


cronológico en que fueron apareciendo históricamente:

1- Derechos de 1ra generación: surgen con el constitucionalismo liberal y se


encuentran reflejados en los arts. 14 al 18. Responden a la ideología de fines del
siglo XVIII y comienzos del siglo XIX.
Importar afianzar los valores de libertad, propiedad y seguridad.
Los D. de 1ra generación son los clásicos derechos civiles y políticos.
Su función principal es limitar la acción del poder, garantizar la participación
política de los ciudadanos.
Arts. 14, 17 18, 19.
2- Derechos de 2da generación: surgen como los principios del constitucionalismo
social en el siglo XX. Son en miras a los trabajadores, gremios, a la cuestión
social.
Los valores predominantes son la igualdad y la solidaridad. En nuestra
constitución los encontramos en el art. 14 bis.
Los D. de 2da generación son los derechos sociales, económicos y culturales.
Su función principal es garantizar unas condiciones de vida digna para todos.
3- Derechos de 3ra generación: son considerados derechos modernos, cuyos
titulares son personas, grupos y la sociedad toda. El valor predominante en estos
derechos es la dignidad humana.
Varios de estos derechos fueron acogidos por la reforma constitucional de 1994.
Los D. de 3ra generación son el derecho a la paz, a la cultura, al medio
ambiente sano, a la comunicación e información. Podrían titularse como
derechos colectivos.
Su función principal es promover relaciones pacíficas y constructivas.
Art. 42.

Los derechos culturales

Implican la posibilidad de acceder a una educación, a perfeccionarse, al disfrute de todo


tipo de eventos culturales (cine, teatro, musicales). Se encuentran reconocidos en el art.
75 inc. 19, que establece que será competencia del congreso proveer lo conducente al
desarrollo humano, a la investigación y al desarrollo científico y tecnológico.

La inclusión en la reforma de 1994 de estos derechos, fue acertada.

Se los identifica con los derechos a la educación, a la ciencia, a la cultura, al progreso


intelectual, etc.

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Los derechos humanos

Los derechos humanos son las prerrogativas jurídicas necesarias para una vida digna. Es
decir, las condiciones necesarias para una vida digna susceptibles de ser juridizadas.

En cuanto a su aparición, no hay acuerdo. Surgen dos corrientes:

- Ius naturalista: aparecen con el hombre mismo y este los va descubriendo,


- Ius positivista: son inherente a la dignidad de la persona humana, pero aparecen
con las normas que lo reconocen.

Los derechos humanos:

- No deben confundirse con las necesidades,


- No constituyen una condición de nuestra existencia sino nuestra existencia digna,
- Su existencia no depende de la posibilidad efectiva de reclamo por parte del titular.

En tanto “humanos”:

- No pueden ser titularizados por quienes no son humanos,


- No excluyen el reconocimiento de prerrogativas a quienes fueron humanos o a
quienes aún no existen (muertos, futuras generaciones).
- No inhiben la posibilidad de un reconocimiento no individual.

No deben confundirse con las garantías, porque el derecho es el contenido que debe
protegerse y la garantía es el instrumento de protección.

Los derechos humanos pueden ser, explícitos o implícitos.

Los derechos humanos explícitos están identificados. Pueden ser directos, cuando surgen
del texto constitucional. O por reenvió cuando surgen de documentos internacionales
constitucionalmente nominados.

Los derechos humanos implícitos, no está nominados, pero se deducen de otro derecho,
o principios constitucionales o de la condición humana. Pueden ser directos, cuando la
implícitud está inserta en el texto constitucional. O por reenvió, cuando la implicitud surge
de documentos internacionales nominados o innominados.

Los derechos humanos reconocidos en la constitución nacional rigen también en las


provincias.

En nuestro país ingresan por la constitución nacional, mientras que en Brasil por ejemplo
debe ser firmado el tratado internacional sobre derechos humanos y se debe dictar una
ley que lo reglamente.

Problemática:

La problemática relacionada con su universalidad: son derechos para todo el planeta,


pero lo que ocurre es que no todas las personas lo aceptan, ya que las realidades

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culturales son muy distintas. Además el tema de la competencia para decidir sobre
determinadas cuestiones genera discusiones.

Evolución histórica

- En la Edad Antigua, no se encontraban declaraciones sobre derechos humanos.


- En la Edad Media, (época del feudalismo) los derechos y deberes del estado eran
impuestos por los señores feudales.
Con la Carta Magna de 1215 se produce la afirmación de los derechos públicos de
los ciudadanos británicos y así se limita el autoritarismo del gobernante.
En la Colonia Inglesa de Norteamérica aparecen escritos con declaraciones de
derechos y garantías que origina la inscripción positiva de estas proclamaciones
en textos constitucionales.
Los revolucionarios franceses declararon los derechos del hombre y del ciudadano
en 1789 y ponen de manifiesto la preocupación que se tenía por el individualismo
y su libertad.
Hasta la primera Guerra Mundial el constitucionalismo moderno le da importancia
a los derechos individuales del hombre, su finalidad era limitar el poder del estado.
Pero para ello era necesaria la existencia de condiciones dignas de vida que
permiten el pleno desarrollo de la persona humana y resguardar las seguridades
económicas, familiares, laborales. Por ejemplo: era necesario un salario justo.
Después de la segunda Guerra Mundial el estado asume funciones económicas y
sociales. Surge el constitucionalismo social.
En el año 1948 la ONU amplia los derechos de los hombres con la “Declaracion de
los Derechos del Hombre”.

El tema ha tomado tal auge que se ha internacionalizado. Ya que la tutela de estos


derechos humanos es parte del bien común internacional y se refleja en numerosos
instrumentos supranacionales, como la Convención América sobre Derechos Humanos, el
Pacto de San José de Costa Rica, La declaración Universal de los Derechos Humanos de
las Naciones Unidas, etc.

En Argentina, con la reforma de 1994, se constitucionalizan derechos humanos, al dar


rango constitucional en su art. 75 inc. 22 a una serie de pactos internacionales en materia
de derechos humanos.

Inviolabilidad de la dignidad humana

La inviolabilidad de la dignidad humana significa que al hombre por su condición de


persona se le reconocen expresos derechos. Se define a la dignidad humana como centro
sobre el que gira la organización de los derechos fundamentales de la constitución.

La corte suprema sostuvo que es uno de los derechos constitucionales no enumerados.

En el Pacto de San José de Costa rica, se explicita el derecho al respeto debido de la


dignidad inherente al ser humano y el reconocimiento de su dignidad.

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Deber del estado de respetarlos

El estado incluye en su cumulo de obligaciones la de prevenir, impedir, vigilar, sancionar y


reparar las violaciones a los derechos que puedan inferior en los particulares. En caso de
no hacerlo, aun cuando el estado no sea el autor de la violación, este incumple con las
disposiciones de los tratados internaciones, justamente por omisión de prevenir o impedir.

El derecho judicial de la corte admite que puede existir responsabilidad indemnizatoria del
estado cuando su actividad ha sido ilícita o ilegitima, tal responsabilidad procede si con su
ejercicio se ha originado un prejuicio a los particulares.

Las declaraciones de los derechos

Según la tradición histórico-cultural de una sociedad, la inexistencia de derechos


enumerados en la constitución puede significar que se los reputa implícitos y que se
considera innecesario consignarlos por escrito. Sin embargo, en nuestra tradición latina, la
afición al derecho escrito, nos ha acostumbrado a incorporar normas expresas sobre
derechos, es decir que se da la inscripción formal de los derechos en las constituciones.
En este sentido decimos que los derechos “se declaran”.

El primer antecedente de declaración de derechos fue la Constitución de los Estados


Unidos.

La Constitución reconoce los derechos que en ella se declaran, pero no los crea o
instituye como tales porque estos son inherentes a la persona humana.

El derecho internacional de los derechos humanos

Es el derecho internacional que versa sobre los derechos del hombre. lo podemos situar
cronológicamente a partir de la Segunda guerra Mundial, cuando, concluida esta, ya la
Carta de las Naciones Unidas alude a derechos y libertades fundamentales del hombre
para preservar la paz mundial.

Este derecho internacional de los derechos humanos ostenta perfiles que lo distinguen del
derecho internacional común, genérico o clásico. Los tratados sobre los derechos
humanos, son tratados destinados a obligar a los estados parte a cumplirlos dentro de sus
respectivas jurisdicciones internas.

Actualmente, no vacilamos en afirmar, que:

- La persona humana es sujeto investido de personalidad internacional,


- La cuestión de los derechos humanos pertenece a una jurisdicción concurrente
entre el estado y la jurisdicción internacional,
- Nuestra constitución asimila todo lo mencionado en el art. 75 inc. 22.

Pacto de San José de Costa Rica

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Actualmente, y a partir de la reforma constitucional de 1994, algunos tratados
internacionales tienen jerarquía constitucional y son complementarios de los derechos y
garantías de la CN. Son los tratados sobre derechos humanos.

Entre ellos, no encontramos con el Pacto de San José de Costa Rica. Es el pacto más
importante de América (EEUU no está subscripto a él). Cuenta con una Corte que puede
tomar decisiones. Una clausula importante contenida en él es la prohibición de la pena de
muerte.

Establece que: los derechos de las personas están limitados a los derechos de los demás,
por la seguridad de todos y por las exigencias del bien común y la sociedad democrática.

2-Los derechos públicos subjetivos

Se llaman derechos subjetivos, a las facultades que el ordenamiento jurídico le reconoce


a un individuo, para que exijan de sus congéneres un comportamiento determinado, o una
abstención, que se constituye para estos en un deber jurídico u obligación.

Los derechos subjetivos constituyen una esfera de obrar libre que tienen los individuos, es
la licitud de activación conforme a determinados intereses que el individuo persigue y
desarrolla.

En nuestro régimen la persona es considerada con un fin en sí misma, a diferencia de


otros regímenes que consideran al hombre como instrumento, para el cumplimiento de los
fines del estado.

Se distinguen los derechos subjetivos:

- Públicos: son aquellos derechos subjetivos que se ejercen frente al estado. Se


dividen en:
a- Derechos de la personalidad: le corresponden a la persona por su condición de
tal. Se clasifican en: 1- de estado: ej: nombre. 2- de libertad.
b- Derechos de función: son los derechos políticos que le permiten poder votar,
ser electos, afiliarse a partidos políticos.
c- Derechos de prestación: 1- Genérica: derechos que pose cualquier individuo.
Ej: derecho al uso de servicios públicos estatales. 2- Especifica: cuando un
sujeto tiene acceso a la obtención de jubilaciones, pensiones.
d- Derechos públicos reales: es el dominio público del estado. Ej: el mar territorial,
las plazas, las calles, los caminos, etc.
e- Derechos públicos de monopolio: cuando se presta un servicio público en
forma monopólica, sin permitir competidores en la prestación. Ej: el correo
Argentino antes de la privatización.
- Privados: son todos los derechos subjetivos que tienen los individuos respecto de
los demás individuos.

Los particulares se encuentran frente al Estado en tres situaciones distintas:

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- D de libertad: Comprende la esfera de libertad, más o menos amplia, que el
Estado reconoce a los individuos y dentro de la cual no se inmiscuye con su poder.
Las Constituciones reconocen en su parte "dogmática" los más importantes
derechos subjetivos en esta materia (libertad, inviolabilidad de domicilio, de
correspondencia, etc.)

- D. sociales: Incluye aquellos derechos que permiten a los particulares reclamar la


intervención de un órgano estatal en su favor; por ejemplo, el "derecho de acción",
que asegura los derechos civiles y patrimoniales.

- D. políticos: Se refiere a los derechos políticos otorgados por las leyes a los
ciudadanos haciéndoles participar directa o indirectamente en el ejercicio de la
soberanía, por ejemplo al sufragio activo y pasivo.

Los derechos públicos subjetivos son derechos individuales, de cada individuo, frente al
Estado (sujeto pasivo).

Derechos de libertad (derechos civiles) y derechos políticos:

- Forman parte de la primera generación de derechos.

- Surgen durante la etapa del Constitucionalismo clásico.

- Son derechos vinculados con el principio de libertad.

- Frente a ellos el Estado tiene una obligación negativa (omisión).

Derechos sociales:

- Forman parte de la segunda generación de derechos.

- Surgen a partir de las transformaciones sociales del S XX.

- Implican una ampliación de los derechos, ya que se agregan a los derechos civiles y
políticos reconocidos en la primera etapa.

- Se desglosa en derechos sociales, económicos y culturales.

- A la igualdad formal ante la ley se adiciona la igualdad de oportunidades, por lo que se


dice que son derechos vinculados con el principio de igualdad.

Origen y evolución

La libertad como derecho subjetivo del hombre

El derecho a la libertad es considerado un derecho fundamental humano. La característica


principal de estos es que implican una abstención por parte del estado, de extra-limitación
en las acciones de los hombres. En fórmula primaria y básica, la justicia exige dotar a la

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persona de una esfera de libertad tan amplia como sea necesaria para desarrollar su
personalidad.

El estado debe privarse de vulnerar el ámbito jurídico propio de la persona.

Estos derechos de la libertad, no se encuentran todos contemplados en la CN pero


quedan incorporados a ella en virtud del art. 33.

Artículo 33.- Las declaraciones, derechos y garantías que enumera la Constitución no


serán entendidos como negación de otros derechos y garantías no enumerados; pero que
nacen del principio de la soberanía del pueblo y de la forma republicana de gobierno.

Estos derechos son operativos, porque no necesitan de la existencia de una norma que
reglamente su ejercicio, con el reconocimiento en la CN basta.

Son considerados derechos subjetivos públicos, ya que el individuo puede ejercerlo frente
al estado. Todos son susceptibles de tutela jurisdiccional.

Son derechos reconocidos, ya que son inherentes a la persona por su calidad de tal.
Parte de la dignidad humana.

3-Los límites a la potestad del Estado respecto de las personas

Los derechos reconocido en la Constitución no son absolutos, sino relativo. Esto significa
que son susceptibles de ser limitados o restringidos a través de su reglamentación. Estos
límites del estado respecto de los individuos surgen del derecho natural y positivo.

- Principio de legalidad

Este principio es esencial. Según el, la reglamentación del derecho debe instrumentarse
por ley.

Tal postulado tuvo su base ideológica en la necesidad de que el congreso fuese el que
consistiera las limitaciones de los derechos personales, evitando que se afecten libertades
personales.

Sostiene que todo acto de las personas físicas que ejerzan el poder del estado
imponiendo acciones u omisiones, debe fundarse en la ley. La legalidad garantiza la
libertad del hombre, ya que las personas conocen de ante mano lo que deben hacer y lo
que deben omitir y de este modo queda exento de decisiones imprevistas.

Al principio de legalidad lo encontramos en: Art. 14, 18, 19 y 28 de la CN.

La finalidad de este principio es afianzar la seguridad individual de los ciudadanos. Y sus


objetivos son la seguridad individual y el otorgamiento de la esfera de libertades.

- Principio de razonabilidad

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El principio de la razonabilidad se traduce en la elección de la alternativa más racional y
más justa o equitativa de todas las posibles, para obtener el fin deseado. La Const. lo
prevé en su art. 28: Los principios, garantías y derechos reconocidos en los anteriores
artículos, no podrán ser alterados por las leyes que reglamenten su ejercicio.

Este principio debe ser aplicado por los legisladores, por la administración y por la justicia.
Por ello se descalifica a las sentencias arbitrarias, dado que esa arbitrariedad es lo
contrario de razonabilidad.

El fundamento del principio, radica en la comprobación social de que la convivencia social


puede requerir la limitación relativa de los derechos de unos para salvaguardar el derecho
de otros y permitir la armonía de todos. Es conveniente que los individuos asuman que
sus derechos no son absolutos y que estipulen cuáles serán los límites de la intervención
estatal tendientes a compatibilizarlos.

La razonabilidad de una reglamentación o de una interpretación jurídica, debe juzgarse en


concreto.

En la delimitación apriorística de los criterios de razonabilidad intervienen dos factores:

1- Contexto histórico-ideológico: remite a la presión social dominante respecto de la


relación entre la sociedad y el estado.
2- Contexto histórico-factico: remite a las circunstancias concretas en que la
intervención estatal se produce.

El fin concreto de este principio es preservar el sentido o esencia de los principios,


derechos o garantías que se prevén en la Constitución.

Irrazonabilidad por modificación del contexto: ocurre en los supuestos en que una norma
razonable al momento de su promulgación, deja de serlo o pierde ese principio cuando
empieza a estar vigente, por consecuencia de que cambian las circunstancias económico-
sociales.

4-Libertad civil y libertad política

Los derechos civiles y políticos surgen bajo el marco del constitucionalismo moderno. El
reconocimiento de estos derechos por el estado fue consecuencia de un largo y paulatino
proceso que culminó con la Revolución Francesa de 1789 y con la Const. de EEUU de
1787.

Los derechos políticos, son derechos de participación en la vida pública, en la integración


de los órganos representativos y en la conformación de las decisiones institucionales.

Se dividen en dos:

- Activos: corresponde al derecho de elegir a sus representantes, mediante el voto,


que tiene todo individuo que requiere los requisitos que establece la ley

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- Pasivos: es la facultad que tiene todo individuo de ser elegido, siempre que reúna
los requisitos establecidos por la ley.

El reconocimiento de los derechos políticos ha recorrido un largo camino y ha debido


sortear los obstáculos de discriminación racial, étnica, económica, sexual e ideológica. En
América Latina, el cercenamiento de los derechos políticos se conoció antes de la
organización constitucional de los Estados nacionales y después de ella, durante los
gobierno de facto y aun durante ciertos gobiernos democráticos.

Comprenden:

- El derecho de asociarse y reunirse con fines políticos


- El derecho de peticionar a las autoridades
- El derecho a elegir las autoridades representativas
- El derecho de ser elegido
- El derecho a participar en las decisiones políticas
- El derecho de resistencia a la opresión
- El derecho de manifestarse políticamente

Los derechos civiles son los derechos que expresan de modo más inmediato y tangible la
dimensión individual y libertaria del ser humano, cuyo reconocimiento procede
cronológicamente a los demás, por lo que junto con los derechos políticos, integran los de
1ra generación.

Comprenden:

- Los derechos personales más inmediatos (D. a la vida, a la identidad, a la


integridad física, al honor, a la privacidad, etc.)
- Derechos de formación de la personalidad (acceso a la información, derecho de
aprender)
- Derecho de expresión y comunicación
- Derecho de vinculación, de asociación, de reunión.

Derechos públicos o derechos cívicos

Son aquellos que se ejercen con el objetivo de determinar o preparar la formación de la


opinión pública o la voluntad política del estado. Por ejemplo: el derecho a ejercer la
libertad de prensa, a peticionar a las autoridades, a asociarse en partidos políticos, a
reunirse y manifestarse cuando se tuviera por objeto razones políticas.

Derechos enumerados y derechos no enumerados

- Derechos enumerados

Son el conjunto de normas que constituyen el ordenamiento jurídico vigente en Argentina,


cuyo incumplimiento es susceptible de castigo. Se dividen en D. civiles, sociales y
políticos.

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Los derechos civiles a su vez se dividen en, expresos e implícitos. Los expresos son
aquellos derechos civiles que aparecen en la constitución, aparecen principalmente en el
art. 14. Todos los habitantes del pueblo Argentino y los extranjeros se benefician con
ellos.

Del mencionado artículo se pueden destacar los siguientes derechos: a trabajar; ejercer
toda industria licita; navegar y comerciar; peticionar a las autoridades; entrar, permanecer,
transitar y salir del territorio argentino; publicar las ideas sin censura previa; usar y
disponer de la propiedad; asociarse con fines últimos; libertad de conciencia, religiosa y
de cultos; enseñar y aprende.

Al art. 14 se lo refuerza con el art. 20 y del mismo se pueden destacar los derechos a la
propiedad; de libertad; etc.

- Derechos no enumerados

Los derechos implícitos o no enumerados son aquellos derechos que no se encuentran en


la Constitución Nacional, pero se entienden como tales y gozan de los derechos y
garantías que ella le otorga. Muchos entienden como derechos implícitos el derecho de
reunión y de resistencia a la opresión.

5-Los deberes públicos

Los deberes públicos son aquellas prestaciones que los habitantes deben cumplir a favor
del Estado, ya que pertenecen a él, tienen un vínculo jurídico llamado nacionalidad,
aunque su cumplimiento debe ser realizado por todos los habitantes del Estado argentino
que pueden o no ser nacionales.

Bidart Campos reemplaza el término “deber” por “obligaciones”, que considera más
apropiado para el derecho público.

En el Derecho Constitucional hay obligaciones tanto para el estado como para los
particulares. Estas obligaciones son instrumentos para el goce de los derechos
personales. Si un sujeto privado incumple con sus obligaciones constitucionales frente a
otro particular, perturbando sus derechos o libertades, la perjudicada cuenta con el
derecho de reclamar tutela al Estado y éste tiene la obligación constitucional de actuar en
resguardo del afectado.

Se puede afirmar que los derechos o libertades constitucionales generan una obligación o
deber correlativo y que no hay deberes constitucionales absolutos. Es necesario que su
reglamentación, al igual que la de los derechos, responda a pautas de legalidad y
razonabilidad.

a- Deber de fidelidad a la Nación

Es el deber de respeto y fidelidad a los símbolos patrios, a la propia Constitución Nacional


y a las autoridades del gobierno Nacional. Tales deberes se encuentran implícitos en la
Ley Fundamental, pero de igual modo alcanza a todos los habitantes de la nación.

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El código penal contiene distintos tipos delictivos y penas en su relación. Como por
ejemplo;

Artículo 214: “Será reprimido con reclusión o prisión de diez a veinticinco años o
reclusión o prisión perpetua y en uno u otro caso, inhabilitación absoluta perpetua,
siempre que el hecho no se halle comprendido en otra disposición de este código, todo
argentino o toda persona que deba obediencia a la Nación por razón de su empleo o
función pública, que tomare las armas contra ésta, se uniere a sus enemigos o les
prestare cualquier ayuda o socorro”.

Artículo 215: “Será reprimido con reclusión o prisión perpetua, el que cometiere el delito
previsto en el artículo precedente, en los casos siguientes:
1) Si ejecutare un hecho dirigido a someter total o parcialmente la Nación al dominio
extranjero o a menoscabar su independencia o integridad;
2) Si indujere o decidiere a una potencia extranjera a hacer la guerra contra la República.
3) Si perteneciere a las fuerzas armadas”.

Artículo 216: “Será reprimido con reclusión o prisión de uno a ocho años, el que tomare
parte en una conspiración de dos o más personas, para cometer el delito de traición, en
cualquiera de los casos comprendidos en los artículos precedentes, si la conspiración
fuere descubierta antes de empezar su ejecución”

Artículo 227: “Serán reprimidos con las penas establecidas en el artículo 215 para los
traidores a la patria, los miembros del Congreso que concedieren al Poder Ejecutivo
Nacional y los miembros de las legislaturas provinciales que concedieren a los
Gobernadores de provincia, facultades extraordinarias, la suma del poder público o
sumisiones o supremacías, por las que la vida, el honor o la fortuna de
los argentinos queden a merced de algún gobierno o de alguna persona (artículo 29 de
la Constitución Nacional).

Serán reprimidos con las penas establecidas en el artículo 215 para los traidores a la
patria, con la disminución del artículo 46, los miembros de alguno de los tres poderes del
Estado nacional o de las provincias que consintieran la consumación de los hechos
descriptos en el artículo 226, continuando en sus funciones o asumiéndolas luego de
modificada por la fuerza la Constitución o depuesto alguno de los poderes públicos, o
haciendo cumplir las medidas dispuestas por quienes usurpen tales poderes. Se aplicará
de uno a ocho años de prisión o reclusión e inhabilitación absoluta por el doble de la
condena, a quienes, en los casos previstos en el párrafo anterior, aceptaren colaborar
continuando en funciones o asumiéndolas, con las autoridades de facto, en algunos de los
siguientes cargos: ministros, secretarios de Estado, subsecretarios, directores generales o
nacionales o de jerarquía equivalente en el orden nacional, provincial o municipal,
presidente, vicepresidente, vocales o miembros de directorios de organismos
descentralizados o autárquicos o de bancos oficiales o de empresas del Estado;
sociedades del Estado, sociedades de economía mixta, o de sociedades anónimas con
participación estatal mayoritaria, o de entes públicos equivalentes a los enumerados en el
orden nacional, provincial o municipal, embajadores, rectores o decanos de universidades

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nacionales o provinciales, miembros de las fuerzas armadas o de policía o de organismos
de seguridad en grados de jefes o equivalentes, intendentes municipales, o miembros del
ministerio público fiscal de cualquier jerarquía o fuero, personal jerárquico del Parlamento
Nacional y de las legislaturas provinciales. Si las autoridades de facto crearen diferentes
jerarquías administrativas o cambiaren las denominaciones de las funciones señaladas en
el párrafo anterior, la pena se aplicará a quienes las desempeñen, atendiendo a la
análoga naturaleza y contenido de los cargos con relación a los actuales.

 El máximo de la pena establecida para cualquier delito será aumentado en un medio,
cuando la acción contribuya a poner en peligro la vigencia de la Constitución Nacional.
Esta disposición no será aplicable cuando las circunstancias mencionadas en ella se
encuentren contempladas como elemento constitutivo o calificante del delito de que
se trate”.

Artículo 229: “Serán reprimidos con prisión de uno a seis años, los que, sin rebelarse
contra el gobierno nacional, armaren una provincia contra otra, se alzaren en armas para
cambiar la Constitución local, deponer alguno de los poderes públicos de una provincia o
territorio federal, arrancarle alguna medida o concesión o impedir, aunque sea
temporalmente, el libre ejercicio de sus facultades legales o su formación o renovación en
los términos y formas establecidas en la ley”.

Artículo 230: “Serán reprimidos con prisión de uno a cuatro años:


1. Los individuos de una fuerza armada o reunión de personas, que se atribuyeren los
derechos del pueblo y peticionaren a nombre de éste (art. 22 de la Constitución Nacional);
2. Los que se alzaren públicamente para impedir la ejecución de las leyes nacionales o
provinciales o de las resoluciones de los funcionarios públicos nacionales o provinciales,
cuando el hecho no constituya delito más severamente penado por este código”.

Artículo 237: “Será reprimido con prisión de un mes a un año, el que empleare
intimidación o fuerza contra un funcionario público o contra la persona que le prestare
asistencia a requerimiento de aquél o en virtud de un deber legal, para exigirle la
ejecución u omisión de un acto propio de sus funciones”.

Artículo 238: “La prisión será de seis meses a dos años:


1) Si el hecho se cometiere a mano armada;
2) Si el hecho se cometiere por una reunión de más de tres personas;
3)Si el culpable fuere funcionario público;
4)Si el delincuente pusiere manos en la autoridad.
En el caso de ser funcionario público, el reo sufrirá además inhabilitación especial por
doble tiempo del de la condena”.

Artículo 239: “Será reprimido con prisión de quince días a un año, el que resistiere o
desobedeciere a un funcionario público en el ejercicio legítimo de sus funciones o a la
persona que le prestare asistencia a requerimiento de aquél o en virtud de una obligación
legal”

b- Deber de defensa de la Patria y la Constitución

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El deber de defensa de la Patria y de la Constitución, es un deber constitucional a todos
los argentinos. Que aparece de forma expresa en la Constitución Nacional en el artículo
21. Y establece lo siguiente: “Todo ciudadano argentino está obligado a armarse en
defensa de la Patria y de esta Constitución, conforme a las leyes que al efecto dicte el
Congreso y a los decretos del Ejecutivo nacional. Los ciudadanos por naturalización son
libres de prestar o no este servicio por el termino de diez años contados desde el día en
que obtengan su carta de ciudadanía”.

Dicho artículo se inscribe entre los instrumentos tendientes al logro de los objetivos
enunciados en el Preámbulo de la Constitución, como ser, construir la unión nacional,
consolidar la paz y proveer a la defensa común, centralizando las fuerzas militares bajo el
mando civil.

Pero el deber impuesto a los argentinos de integrar la defensa militar, es relativo y puede
cumplirse de diversas formas, según las necesidades públicas y los legítimos intereses
estatales, y resguardando los derechos declarados e implícitos de los convocados a
prestar aquel servicio.

Además, ya había dispuesto su relatividad la ley de servicio militar obligatorio 17.531, al


admitir varias excepciones razonables a la prestación del servicio militar por parte de los
ciudadanos, por ejemplo pudiendo exceptuarse por razones de ineptitud física.

En cuanto a la legislación comparada, en varias constituciones modernas ya fue admitida


la “objeción de conciencia” en la materia. Lo que sucede con la Constitución de Alemania,
que dispuso en su artículo 4 que “nadie será obligado contra su conciencia a prestar
servicio militar con las armas”. No obstante, la Corte Suprema de la República Argentina,
armonizando el deber de armarse en defensa de la Patria con el derecho a la libertad
religiosa y de conciencia llego admitirla, con ciertos límites. Pero, para que la objeción de
conciencia prosperara exigió que el objetor invocara con sinceridad las razones de aquella
y demostrara que la obligación de armarse le producía un serio conflicto con sus
creencias religiosas o éticas.

En 1995, el Congreso Federal sanciono la ley de Servicio Militar Voluntario 24.429, que
modifico el régimen anterior, estableciendo el servicio militar profesional, voluntario y
rentado. La norma consagro la objeción de conciencia fundada en profundas convicciones
religiosas, filosóficas o morales opuestas al uso de armas, y estableció a cambio, la
prestación de servicios sociales sustitutorios no necesariamente en unidades militares, en
tiempo de paz. La ley recogió la regla elaborada por la Corte Suprema en el caso “Portillo”
y el desarrollo.

En el caso mencionado (Portillo), la Corte sostuvo que si bien los derechos son relativos y
encuentran razonable limitación en las leyes que los reglamentan, resaltó que las
obligaciones también lo son, entonces la libertad de conciencia, relativa, debe conciliarse
con la obligación, relativa, de armarse. Sobre este punto expresó la Corte que armarse en
sentido propio es vestir las armas, pero en un sentido análogo es ponerse a disposición
de auxiliar a quienes la visten mediante una gran gama de servicios que por su naturaleza

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permiten al ciudadano satisfacer su débito con el Estado, y a la vez conservar sin lesiones
su ámbito de autonomía como persona religiosa o ética. Por todo esto la Corte en su
mayoría mantuvo el criterio de la sentencia apelada en cuanto condenó a Alfredo Portillo a
cumplir un año de servicio más el tiempo previsto por el art. 34 de la ley 17.531 al
encontrar injustificada su negativa a presentarse al distrito militar.

c- Deber de respeto a las instituciones

En el titulo 10, capítulo 1 del Código Penal, donde se hace referencia a los atentados al
orden constitucional y a la vida democrática, el artículo 226 dice lo siguiente: “serán
reprimidos con prisión de cinco a quince años los que se alzaren en armas para cambiar
la Constitución, deponer alguno de los poderes públicos del Gobierno nacional, arrancarle
alguna medida o concesión o impedir, aunque sea temporariamente, el libre ejercicio de
sus facultades constitucionales o su formación o renovación en los términos y formas
legales.

Si el hecho descripto en el párrafo anterior fuese perpetrado con el fin de cambiar de


modo permanente el sistema democrático de gobierno, suprimir la organización federal,
eliminar la división de poderes, abogar los derechos fundamentales de la persona humana
o suprimir o menoscabar, aunque sea temporariamente, la independencia económica de
la Nación, la pena será de 8 a 25 años de prisión.

Cuando el hecho fuere perpetrado por personas que tuvieran estado, empelo o
asimilación militar, el mínimo de las penas se incrementara en un tercio”.

El delito puede ser de rebelión o de sedición.

El delito de sedición está previsto en el artículo 36 de la CN. “El pueblo no gobierna ni


delibera, sino por medio de sus representantes autoridades creadas por esta
Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del
pueblo y peticione a nombre de este, comete delito de sedición”. Y corresponde para
quien comete dicho delito, una pena de uno a cuatro años de prisión.

En cuanto a la rebelión, el fin es cambiar el régimen democrático, suprimir la organización


federal, eliminar la división de poderes, violar los derechos fundamentales de la persona
humana. Y a quien lo comete le corresponde una pena de ocho a veinticinco años de
prisión.

d- Deber de impedir las exhortaciones del poder

Nuestra Constitución formal escogió un sistema clásico de la llamada “división de


poderes”, que consiste en el reparto de órganos y funciones. Esta división responde a la
ideología de seguridad y control que organiza a nuestra estructura para proteger a los
hombres, por ello una de las limitaciones que deben tener estos órganos en el ejercicio de
sus funciones son los derechos de los habitantes.

Esto se puede ver reflejado en el artículo 22 de la Constitución Nacional: “el pueblo no


delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta

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Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del
pueblo y peticione a nombre de este, comete delito de sedición”.

Dicho artículo impone límites al derecho de peticionar. Por ello, la proclamación de que se
representan los derechos del pueblo, en general, o de un sector de el en particular, por
parte de personas o grupo de ellas, y se peticiona a nombre de aquel, desliza el ejercicio
del derecho hacia la comisión del delito de sedición. Por ende, este delito solo podrá
cometerse en caso de que se asumiera la representación popular y no la del sector o de
los sectores a nombres de quienes se peticiona o protege.

También en referencia, podemos mencionar el artículo 29 de la CN: “el Congreso no


puede conceder al Ejecutivo Nacional, ni las Legislaturas provinciales a los gobernadores
de provincias, facultades extraordinarias ni la suma del poder público, ni otórgales
sumisiones o supremacías por las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos
queden a merced de gobiernos o persona alguna. Actos de esta naturaleza llevan consigo
una nulidad insanable, y sujetaran a los que lo formulen, consientan o firmen, a la
responsabilidad y pena de los infames traidores de la patria”.

Establece una prohibición dirigida, en principio, al Congreso y a las legislaturas


provinciales, que se extiende eventualmente a las personas que pudieren proyectar o
consentir los actos vedados. Estrictamente, las facultades extraordinarias implican el
ejercicio de funciones judiciales, y la suma del poder público el uso y concentración de
todo el poder. Al otorgar las primeras, se abre camino hacia la dictadura, con la segunda,
el sistema ya es una dictadura porque significa la concentración del poder en el Ejecutivo,
quien suma las atribuciones de legislar y de ejercer funciones jurisdiccionales, sin límites y
sin control.

e- Deber de prestaciones: servicios personales y patrimoniales

El artículo 16, in fine, de la Constitución Nacional describe a la igualdad como la base del
impuesto y las cargas públicas. Dice que: “la Nación Argentina no admite prerrogativas de
sangre, ni de nacimiento: no hay en ello fueros personales ni títulos de nobleza. Todos
sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que
la idoneidad. La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas”.

La obligación de pagar impuestos y contribuciones está igualmente señalada en el


artículo 4, cuando programa que los “imponga el Congreso general” (el artículo 75, inciso
2, permite también al Poder Legislativo imponer contribuciones directas, bajo ciertas
condiciones). El artículo 20, al contrario, obliga también a “pagar contribuciones forzosas
extraordinarias” a los argentinos (no así a los extranjeros).

En materia de cargas publicas políticas, la reforma de 1994 ha incluido la de sufragar


(artículo 37) y, para los partidos políticos, de dar a publicidad el origen y destino de sus
fondos y patrimonio (artículo 38).

Cabe recordar que para la Corte Suprema la expropiación (artículo 17) implica asimismo
una carga publica para el expropiado, bien que con una imposición constitucional de

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indemnización previa por parte del expropiante (“Dirección Nacional de Vialidad c/Perea”,
Fallos, 303:1596).

Respecto de las cargas impuestas a los empleadores por las leyes laborales, en
cumplimiento del artículo 14 bis de la Constitución Nacional, la Corte ha señalado que
deben ser razonables y no gravar el patrimonio de aquél de manera exorbitante.

El artículo 17 de la Constitución Nacional prescribe que “ningún servicio personal es


exigible, sino en virtud de ley o de sentencia fundada en ley”. Esta norma guarda
correspondencia con la última parte del artículo 19: “ningún habitante de la Nación será
obligado a hacer lo que no manda la ley”

La carga publica de prestación de servicios personales importa una restricción a la


libertad del sujeto afectado y únicamente puede derivar de una imposición legal (de la
Nación o de las provincias, se trata de una facultad concurrente). Y tiene las siguientes
características:

1- Es temporaria: por lo que debe ser circunstancial, ocasional o accidental.

2- Debe ser igual para todos: a tenor del artículo 16 in fine de la Constitución
Nacional.

3- Es irredimible por dinero: de lo contrario, resultaría un impuesto.

4- Es intransferible: de ejecución personal por el convocado.

5- En principio es gratuita: aunque ocasionalmente la ley pueda establecer algún


viatico o remuneración.

6- Debe corresponder a un servicio concreto: ya que sería antijurídico que el Estado


exigiese servicios personales para “lo que pudiera necesitar”.

7- Tiene que referirse a una tarea sencilla: porque si aludiese a funciones de tipo
especializado, no podría ser desempeñada por todos, quebrándose la regla de
igualdad.

En la práctica, sin embargo, estas directrices no siempre se han cumplido, requiriéndose


servicios personales de tipo complejo, como obligar a abogados o ex jueces a
desempeñarse como conjueces, aunque en este caso mediando algunas veces
remuneración.

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Las cargas públicas que un Estado constitucional puede imponer no deben superar,
explica la Corte, lo que requiera la solidaridad social y deben responder a un fin de interés
público.

El concepto de “servicio personal” exigible constitucionalmente por ley está en buena


medida desdibujado. Cabe subrayar la necesidad de que sea establecido por ley.

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