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Aliento en la Batalla

Efesios 6:10

Introducción: No sé cuántos de ustedes han escuchado decir o ha llegado a pensar que la


“felicidad no es completa en esta tierra” uno puede ver o darse cuenta de personas que
aparentemente lo tienen todo, pero a pesar de tenerlo todo sufren por algo. Soy un
convencido que la vida nunca se ajusta al idealismo de nuestros sueños, o al romanticismo
de nuestras canciones; de alguna manera todos luchamos, batallamos, con algo en nuestras
vidas que genera una serie de sentimientos que no son propiamente alegría, satisfacción. El
punto con esto es que el origen de muchas de esas batallas va más allá del aspecto natural,
es de origen espiritual y está directamente relacionado con la batalla que existe entre el reino
de Dios y el reino de Satanás; entre el bien y el mal por el alma humana. Esta batalla no solo
se hace visible en las guerras, las rebeliones y las oleadas de crimen que nos afligen y llenan
nuestros periódicos, sino que también se ve reflejado en ocasiones a través de ciertas
opresiones internas, temores, problemas neuróticos, hasta enfermedades mentales que
afligen a muchas personas hoy; también se ve reflejada en las luchas de familia, en la
desigualdad social, y aun en las luchas o conflictos dentro de la iglesia. La naturaleza
tampoco se escapa, de reflejar tal lucha. “la batalla por la súper vivencia”

Las buenas nuevas frente a esta realidad es que ya algunos han sido liberados, rescatados.
Por medio de la obra redentora de Cristo en la cruz. El Señor Jesucristo es quien ha
quebrantado el poder y el cautiverio de Satanás sobre las vidas humanas. Y hay quienes por
medio de la fe reconocen y aceptan tal obra y son liberados para vivir en la libertad de los
hijos de Dios. Pero también han sido liberados para militar, para ser parte de los ejércitos del
reino de Dios y desde allí poder batallar contra las fuerzas de maldad que oprimen al resto de
la humanidad. Así que; No somos liberados para poder pasarlo bien. Somos liberados para
dar la batalla, para ocuparnos en la lucha, para vencer en nuestras propias vidas, y para
volvernos canales mediante los cuales otros son liberados. Pero como en toda batalla hay
momentos donde nos sentimos desmayar, donde pensamos y por ende sentimos que las
fuerzas se nos acaban porque la batalla es fuerte y el enemigo es astuto y es allí donde
necesitamos del aliento, de la fortaleza del Señor para continuar y es por esa razón que
pablo aconseja a los creyentes de Éfeso a fortalecerse en el señor y en el poder de su
fuerza.

O.T: Si queremos fortalecernos en el señor lo primero que debemos hacer es:

I. DEJAR DE CONFIAR EN NOSOTROS MISMOS


I.1. No sé cuántos de ustedes han escuchado esto o les suena familiar “tranquilo o
(a) yo lo puedo controlar, yo lo manejo, yo sé hasta dónde puedo llegar”
principalmente cuando uno le está advirtiendo esa persona - ten cuidado con tal cosa,
con tal otra, con tal amistad, con tal relación, con lo que estas escuchando o viendo -
porque, aunque es algo legal, legitimo te puede llevar a pecar – no, no…. Como se te
ocurre, yo sé hasta dónde llego - y quien así piensa y habla es una persona que está
confiando en sí misma. En la biblia existen diversos Ej. de hombres y mujeres que
decidieron confiar en sí mismos, en sus fuerzas, a la hora de enfrentar a sus enemigos
espirituales los cuales son el pecado, el mundo y satanás y sucumbieron ante ellos.
en el N.T. un Ej. de ello es el apóstol pedro quien ante las palabras de misericordia y
bondad del Señor Jesús Lc. 22:31 “he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a
trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte”; pedro responde: “Señor, dispuesto estoy a ir

contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte. ¡Y bueno! - Todos sabemos lo que
ocurrió- Pedro confió en sí mismo, el Creyó que su valentía y arrojo eran suficientes
para vencer a satanás, pero no fue así.

I.2. Cuando de enfrentar a nuestros enemigos espirituales se trata no confíes en ti


mismo confía es en la fuerza y el poder de Dios. de la experiencia de pedro y de
muchos santos en la biblia que fracasaron por intentar enfrentar a sus enemigos
espirituales en sus fuerzas aprendemos que nuestro valor es nada ante un enemigo
como el pecado, el mundo y santanas. Pablo al decirles a los efesios confíen en el
Señor y en su fuerza también les está diciendo de manera indirecta no confíen en
ustedes mismos, no pretendan vivir la vida cristiana en sus propias fuerzas. porque no
podrán y las razones son Porque Tenemos Un Enemigo Interno, “Nuestra Propia
Naturaleza” Y Uno Externo Satanás Y Además De Eso Vivimos En Un Mundo, En
Un Entorno Caído El Cual Es Gobernado Por El Pecado Y En El Cual Satanás
Opera. Así que; para vivir en este mundo de manera agradable al Señor y resistir el
poder de satanás ustedes necesitan de la fortaleza y el poder de Dios.

I.2.1. No existe un momento de mayor debilidad en la vida de un creyente que cuando


este se cree capaz de vencer por sí mismo la tentación y los poderes
espirituales de maldad; nunca es más vulnerable un cristiano que cuando se
cree fuerte. Pedro dijo: “señor yo sería incapaz de una traición semejante, aunque todos te
abandonaren yo nunca te abandonaré en otras palabras; “yo no sé los demás, me da la
impresión de que algunos de ellos pudieran traicionarte, - ¡pero yo, jamás! - mi amor
por ti es tan fuerte que yo no sería capaz. Y unas horas más tarde juraba no conocer
al señor. Si queremos pelear bien esta batalla tenemos que entender que en nuestras
propias fuerzas no tenemos la más mínima posibilidad de salir victoriosos; el Señor
Jesús dijo: separados de mi nada nada podéis hacer

I.3. Para alguno de ustedes esto puede sonar paradójico y de seguro lo es; - ¡es
más! - En la 2 Co. 12:10 Pablo les enseña a los corintios acerca de esta paradoja
del poder en el creyente pablo dice: me gozo en las debilidades, en afrentas, en
necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte .

Usted se preguntará el porqué de esto, porque es la conciencia de nuestra de


debilidad, de nuestra fragilidad lo que nos conduce a refugiarnos bajo el poder
de Cristo y es allí en esa dependencia de nuestro salvador donde realmente somos
fuertes. No debemos perder de vista que el enemigo que estamos enfrentando es
demasiado poderoso es demasiado astuto por tanto no debemos confiar en nosotros
mismos

O.T: en segundo lugar, si queremos fortalecernos en el señor lo segundo que debemos hacer
es:

II. ORAR CONTINUAMENTE v.18


II.1. La oración en el cristiano no es un intento de forzar la mano de Dios sino un
reconocimiento humilde de su impotencia y dependencia; cada vez que como
cristianos oramos estamos reconociendo delante del señor que nosotros solos no
podemos, pero confiamos que Él sí puede, y esa es la esencia de la oración cristiana.
La oración es un reconocimiento humilde de nuestra incapacidad y a la vez
también es un reconocimiento de nuestra dependencia de su poder. Como
creyentes, como hijos de Dios los cristianos debemos ser dependientes de nuestro
Señor y Salvador si deseamos de su fortaleza, de su aliento para vencer a nuestros
enemigos espirituales.

II.2. Así que orar es depender y cuando pablo les dice a los creyentes en Éfeso orando en
todo tiempo de cierta manera les está diciendo dependan continuamente, no dejen de
depender del poder del Señor en ningún momento. La razón principal de tal
recomendación según el contexto del pasaje es porque los creyentes vivimos en
medio de una gran batalla espiritual.

II.2.1. La vida del creyente es un campo de batalla. Inmediatamente después de recibir al


Señor Jesucristo, el creyente entra a ser parte de una lucha constante, de una pelea
incesante, de una guerra sin tregua. Así que el llamado del creyente no es a una vida
de placeres, comodidades y alegrías, sino a una vida de duro conflicto. Quienes
hemos creído en el Señor Jesucristo y hemos hecho de Él el salvador y Señor de
nuestros corazones desde la cuna hasta la tumba afrontamos una lucha constante en
contra de nuestra naturaleza pecaminosa y las tentaciones ofrecidas por un mundo de
antivalores el cual está en abierta rebeldía contra Dios y gobernado por satanás

II.2.2. Otra razón por la cual debemos ser dependientes del Señor en todo momento es
porque toda confrontación, lucha o batalla genera un desgaste, un cansancio y
la única manera de hallar la fortaleza para hacerle frente a tal condición, es a
través de una relación viva y dinámica con Él. El Señor Jesucristo es la fuente de
fortaleza del creyente. No existe a parte de Él otra fuente que pueda darle al creyente
la fortaleza para vencer todas las pruebas y tentaciones de un mundo caído el cual es
gobernado por satanás.

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