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Etiopatogenia
La gran mayoría de los casos de diabetes mellitus (DM) se encuentran comprendidos en dos amplias
categorías etiopatogénicas:
Diabetes tipo 1
de comienzo brusco
con síntomas graves
tendencia a la cetosis
dependencia de la insulina exógena para conservar la vida
Para que se instale la hiperglucemia, la destrucción de la masa funcionante de células beta debe alcanzar el
80 al 90%. Actualmente, a través de distintos marcadores, se ha establecido que sólo la exteriorización clínica
se produce en forma aguda, ya que existe un período preclínico en el que la enfermedad se va desarrollando
de manera silente.
Factores genéticos
La susceptibilidad genética está determinada por el sistema HLA que se encuentra en el brazo corto del
cromosoma 6. Los HLA DR3 y DR4, se hallan en el 94% de los pacientes con diabetes tipo 1, frente a un 60%
en la población no diabética.
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Factores inmunológicos
Esta enfermedad sería inducida por un proceso de autoinmunidad dirigido contra las células beta, mecanismo
desencadenado por una serie de factores ambientales, en individuos genéticamente determinados. Estos
pacientes también pueden padecer otros trastornos autoinmunes como la enfermedad de Graves, la
tiroiditis de Hashimoto y la enfermedad de Addison. Su patogenia autoinmune se manifiesta por la presencia
de:
Factores ambientales
Actúan por toxicidad directa o desencadenando el mecanismo autoinmune contra la célula beta. Los más
importantes son:
Diabetes tipo 2
Es un estado de hiperglucemia crónica que puede resultar de factores genéticos y ambientales, que a
menudo actúan en forma conjunta. Se caracteriza por deficiencia insulinica relativa, que suele relacionarse
con resistencia a la acción de la insulina.
Alteración de la secreción de insulina por la célula beta: Se han observado cambios en la morfología
del islote, incluyendo fibrosis insular y depósito amiloide (amilina). Existen estudios que apoyan el
concepto de que la hiperglucemia perse es tóxica a nivel celular. El mecanismo íntimo estaría
vinculado con una regulación en menos (down regulation) de los transportadores de glucosa. Una
alteración de éstos generaría una alteración bioquímica o molecular responsable de los defectos de
la secreción y acción insulínica. El defecto de la célula beta se debería a la incapacidad de sensar los
niveles glucémicos, por una alteración funcional del transportador de glucosa llamado GLUT2.
Insulinopatías: mutaciones en la cadena de insulina.
Alteraciones de la conversión de proinsulina en insulina.
Insulinorresistencia: hepática y periférica. Cada vez hay más evidencias de que la insulinorresistencia
es el factor etiológico común de los componentes individuales del síndrome metabólico.
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La asociación de hipertensión arterial, obesidad central y dislipidemia con tolerancia anormal a la glucosa,
agrupadas como sindrome X, síndrome de insulinorresistencia o síndrome metabólico, determina en estos
pacientes un elevado riesgo de enfermedad macrovascular.
la edad
la obesidad; el sedentarismo;
el antecedente de:
diabetes gestacional previa
de hipertensión arterial
de dislipidemia.
Entre los factores ambientales desencadenantes, son numerosas las evidencias que dan prueba de su
importancia. Los más reconocidos son los cambios en los hábitos de vida (obesidad, disminución de actividad
física, aumento de la ingesta calórica, de grasas y de carbohidratos), el estrés psíquico y físico, el embarazo,
las endocrinopatías y los fármacos.
Epidemiología
El número de pacientes con diabetes está aumentando; de hecho, se ha planteado la existencia de una
"epidemia" de esta enfermedad a nivel mundial. En 1990, la Federación Internacional calculó más de 100
millones, lo que constituye alrededor del 6% de la población mundial.
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La prevalencia de la enfermedad es variable; en el caso de los indios pima en Arizona y los naruanos en
Polinesia, la diabetes tipo 2 afecta a la mitad de la población.
Llama especialmente la atención que las poblaciones rurales sometidas durante milenios a restricciones
calóricas adquieran una elevada prevalencia de diabetes después de acceder a una dieta rica en calorías y
disminuir su actividad física, cambios claramente vinculados con la industrialización.
En América latina, se calcula que afecta a un 4% de los adultos, y se incrementa hasta 16 a 20% entre los 60
y 80 años. En la Argentina, la prevalencia es del 5% en general, lo que corresponde en el 70% de los casos a
la diabetes tipo 2.
Clasificación
Nuevos criterios de diagnóstico, para minimizar el subdiagnóstico de la enfermedad, estableciendo valores
de corte para la glucemia de ayuno y poscarga de glucosa que reflejen un grado similar de hiperglucemia y
de riesgo microvascular y macrovascular.
I. Diabetes tipo 1: hay destrucción de las células beta, que por lo general conduce un déficit absoluto
de insulina.
A. Diabetes inmunomediada.
B. Diabetes idiopática.
II. Diabetes tipo 2: se caracteriza por insulinorresistencia asociada con insulinopenia de grado variable.
III. Otros tipos específicos (incluyen 8 subgrupos).
A. Defectos genéticos en la función de las células B: antes MODY.
B. Defectos genéticos de la acción de la insulina: las mutaciones del receptor son la causa de
alteraciones metabólicas que varían desde hiperinsulinemia e hiperglucemia moderada
hasta diabetes grave.
C. Enfermedades del páncreas exocrino
D. Endocrinopatías: acromegalia, Cushing, glucagonoma, feocromocitoma, hipertiroidismo,
somatostatinoma, aldosteronoma.
E. Diabetes inducida por fármacos o agentes quimicos (vacor, pentamidina, ácido nicotinico,
glucocorticoides, hormona uroidea, interferón, diazóxido, agonistas betaadrenérgicos,
ciazidas, difenilhidantoina.
F. Infecciones: rubéola congénita, citomegalovirus, otras.
G. Formas no comunes de diabetes inmunomediada: sindrome del hombre rígido, anticuerpos
contra los receptores de insulina.
H. Otros sindromes genéticos ocasionalmente asocia dos con la diabetes: síndrome de Down,
de Klinefelter, de Turner.
IV. Diabetes mellitus gestacional: se define como la intolerancia a los hidratos de carbono, de gravedad
varia ble, que se reconoce durante la gestación.
Se han determinado también estados metabólicos in termedios entre la homeostasis glucémica normal y la
diabetes mellitus: la tolerancia a la glucosa alterada (TGA) y la glucemia en ayunas alterada (GAA).
Ambas se consideran factores de riesgo para el desarrollo futuro de DM y estadios intermedios de cualquiera
de los procesos que llevan a la diabetes.
Diagnóstico
Hay tres maneras posibles de diagnosticar diabetes; cada una debe ser confirmada mediante alguno de los
metodos mencionados en el cuadro.
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Se reconoce un grupo intermedio de personas cuyos niveles de glucosa, aunque no alcanzan los criterios para
el diagnóstico de diabetes, son elevados para que se los considere totalmente normales: la TGA y la GAA.
Consideraciones diagnósticas
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Manifestaciones clínicas
Es una enfermedad crónica y evolutiva, por lo que su presentación clínica puede ser muy variable, según:
Se pueden encontrar, entonces, desde formas asintomáticas en las cuales el diagnóstico de la enfermedad
se realiza a través del laboratorio, hasta otras con sintomatologia importante dependiente de las alteraciones
metabólicas y de las complicaciones.
La polifagia, aunque integra la tríada sintomática típica de la diabetes, no es tan frecuente y es importante
evaluar si existe pérdida de peso (causada por hipercatabolismo y pérdida de líquido corporal), que en los
adultos que da generalmente enmascarada por la obesidad.
Otros síntomas, como la astenia, el prurito generalizado y la debilidad muscular dependerán del grado de
alteración metabólica. Es importante evaluar la presencia de prurito genital por intertrigo o vulvovaginitis
en la mujer y balanopostitis en el hombre. Estas infecciones, así como las alteraciones visuales de grado
variable, se asocian con la hiperglucemia y revierten al mejorar el control metabólico.
El inicio es brusco, habitualmente con síntomas típicos, hiperglucemia y cetosis moderada que puede
determinarse en el momento, con tiras reactivas en orina. Evoluciona en forma progresiva a la cetoacidosis,
descompensación aguda caracterizada clínicamente por anorexia, náuseas y vómitos, signos y síntomas de
deshidratación, aliento cetónico, respiración rápida y profunda (Kussmaul) y compromiso de la conciencia
de grado variable.
Es frecuente el diagnóstico de diabetes tipo 2 en pa cientes con complicaciones ya desarrolladas, y éstas son
la primera manifestación aparente de la enfermedad. Las más frecuentes son:
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Tratamiento
Neuropaticos
Vasculares
Ortopédicos
Pero desencadenados por un traumatismo externo o interno que puede prevenirse. Se debe y se puede
prevenir la aparición de úlceras del pie, con la consecuente amputación. Para ello debe realizarse:
Etiopatogenia
Los factores desencadenantes de las úlceras del pie son:
La falta de vitalidad de la piel, por lo que deben extremarse sus cuidados, evitando la sequedad con
adecuada hidratación.
La disminución en cantidad y calidad de la almohadilla plantar, supliéndola con plantillas de
plastazote y PPT (materiales sintéticos) u otras medidas protectoras (es fundamental el uso adecuado
de zapatos extraanchos y profundos, con taco bajo, con plantillas absorbentes que protejan el pie).
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La rigidez del pie es un gran riesgo para la aparición de lesiones; por eso son muy útiles los ejercicios
físicos para evitar la atrofia muscular y las de formaciones óseas.
Los traumatismos externos, por falta de cuidado o desconocimiento de los pacientes. Deben
enseñarse los cuidados, proporcionar una cartilla y supervisar su cumplimiento.
Luego del examen físico e instrumental, es necesario categorizar el riesgo para tomar las medidas preventivas
adecuadas:
Riesgo bajo
Riesgo moderado
Riesgo alto
Riesgo muy alto
Enfoque diagnóstico
El examen clínico no es suficiente y se deben realizar pruebas instrumentales, que tienen que ser obligatorias
en todos los centros de atención terciaria. En el examen periódico de los pies se evalúan:
Antecedentes de úlceras o amputaciones. Interrogar sobre el cuidado de los pies, la vida social del
paciente, el acceso al sistema de salud y si camina descalzo.
Se debe ver qué zapatos usa el paciente en la casa y para salir.
Examen de la piel: color, temperatura, edemas. alteraciones del crecimiento, espesor, micosis u
otros problemas en las uñas. Corte de las uñas. Presencia de callos, cambios de color de la piel,
ampollas, hematomas, sequedad, maceración interdigital.
Examen exhaustivo de la neuropatía periférica, de la vasculopatía del apoyo.
Diagnóstico de infección.
Distal
Sensitivomotora
Simétrica
Predomina la alteración sensorial (polineuropatia).
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Los síntomas referidos pueden ser: disestesias, parestesias, calambres, dolores, que se agravan en general
durante la noche, pero lo más común es la pérdida de la sensibilidad. Existe la sensación de caminar sobre
algodones y la pérdida de la sensibilidad se produce en calcetín.
Evaluación sensitiva
Sensibilidad al dolor: lo ideal es evaluarla con una presión uniforme, para lo cual existe un llamado
"Neuropen", pero en la práctica esto se hace con un alfiler, o mejor, con una lanceta descartable.
La discriminación entre el frío y el calor se puede hacer con tubos de ensayo o con un lápiz de dos
metales, con diferente sensación.
Sensibilidad vibratoria: se explora con un diapasón de 128 Hz o mejor con el Biorhensiometer.
El reflejo aquiliano debe realizarse con el paciente arrodillado en una silla, o en la camilla bien
relajado.
La sensibilidad táctil como screening se hace con el filamento de Semmens Weinstein 5.07. pero
puede usarse otros grosores.
Evaluación motora
Deben observarse los músculos y medir la circunferencia de la pierna en casos de duda y para seguir la
evolución de los pacientes. Hay que evaluar los espacios interóscos efectuando la maniobra del abanico, que
implica separar los dedos de los pies. Si no puede realizarla y existe atrofia de los espacios interóseos, esto
indica el compromiso de los músculos interóseos y lumbricales. En ese caso se pueden observar los dedos en
garra o en martillo y debe realizarse la maniobra del empuje. Hay que presionar la cabeza de los
metatarsianos o de las falanges para ver si esto corrige la deformación (garra fláccida) o no (garra rígida).
Se evalúa la fuerza muscular en los dedos, los pies y las piernas, valorando la movilidad de las articulaciones
en dirección dorsal y plantar
Evaluación autonómica
sequedad de la piel
venas están dilatadas
aumento de la temperatura.
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En los casos de neuropatía autonómica de los miembros inferiores, la temperatura está aumentada en
parches y puede llegar, en los casos de pie de Charcot, a temperaturas superiores a 33,5°C (valores normales
28 a 31°C). Es más específico si es unilateral.
Las pruebas definitivas son el test de Minor o de la acetilcolina, que tienen principios similares.
Etapas de la neuropatía
De acuerdo con los exámenes, especialmente el score sensitivo, se hace la clasificación en etapas:
Evaluación de la vasculopatía
Los pacientes pueden referir claudicación intermitente o dolor de reposo, pero muchos tienen vasculopatía
periférica asintomática, por ello debe hacerse el examen exhaustivo a todos los diabéticos.
El dolor de reposo isquémico no se alivia con el frío o con pisar el piso o caminar. Solamente hay alivio
(transicorio) al dormir sentado.
En los casos de vasculopatía periférica, en la inspección la piel es atrófica, reluciente, con ausencia de pelos.
Si hay pelos en los dedos de los pies, en general la circulación es aceptable. Puede existir palidez de los
miembros, en especial al elevar la pierna, y eritrocianosis en la posición vertical. Las uñas están espesadas,
con cambios de coloración, disminución de su crecimiento y micosis.
Pulsos: palpar corroborando con el pulso radial o el del observador para evitar errores. Se evalúan
los pulsos femoral, poplíteo, tibial posterior y pedio.
Soplos: se auscultan las arterias aorta, ilíacas, femorales y poplíteas.
Relleno venoso: Se realiza visualizando y marcando una vena con una lapicera. Se la vacía bien
clevando el miembro. Luego se hace sentar al enfermo y se mide el tiempo que la vena tarda en
rellenarse por completo. Lo normal es menos de 10 segundos, y se considera patológico cuando
supera los 20 segundos
Relleno capilar: debe comprimirse el pulpejo del dedo, con lo cual desaparece la coloración rosada
dada por la sangre. Se mide cuánto tarda en volver el color normal después de la descompresión. El
tiempo normal es menor de 2 segundos, y se considera patológico cuando es mayor de 4 segundos.
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Aunque el examen clínico no haya proporcionado ningún dato patológico y siempre que haya datos positivos,
debe evaluarse el flujo sanguíneo mediante la determinación de las presiones en los miembros inferiores y
su comparación con las del brazo, utilizando un aparato Doppler bidireccional.
En la atención primaria de todos los diabéticos se debe medir la presión en el tobillo y compararla con el
brazo (indice tobillo/brazo o índice isquémico).
Se sospechan alteraciones de la marcha (el paciente no puede caminar en puntas de pies ni con los talones),
cuando existen deformaciones de los zapatos o lesiones anatómicas (dedos en garra, en martillo, o dedos.
superpuestos, hallux valgus, escoliosis, lordosis, genu valgum o varum).
Se debe examinar la almohadilla plantar, ver la cantidad (normalmente es alrededor de 1 cm en los calones),
calidad (con adecuada lubricación y elasticidad) y la extensión (que cubra las cabezas de los metatarsianos).
Debe examinarse la movilidad del pie, pues existe más riesgo de úlceras con un pie rígido. Para ello hay que
realizar:
Alineación: cómo están las líneas de fuerza. Deben determinarse los grados de hallux valgus, ver la
conformación del antepié (normal o cuadrado, egipcio o griego) y evaluar el ángulo de Costa Bartani
para determinar la existencia de un pie normal, plano o cavo. En el perfil se pueden observar los
dedos en garra o en martillo.
Huesos: si hay osteopenia, osteoartropatía, osteomielitis u otra patología.
Articulaciones: si hay subluxaciones o luxaciones, pinzamientos u osteófitos.
Tejidos blandos: si hay cuerpos extraños, procesos inflamarorios, gas, calcificaciones arteriales,
diferenciando si es en la íntima o en la túnica media.
Diagnóstico de infección
Es muy importante el examen físico que detectará la piel caliente y tumefacta, puede existir dolor si no hay
neuropatía, supuración y mal olor.
No amenazantes para la pierna y la vida: cuando está involucrado el tejido subcutaneo superficial.
No hay toxicidad sistémica o isquemia significativa. Se observa escasa secreción o un absceso en un
espacio limitado y confinado.
Amenazantes afectan tejidos profundos, hay gangrena, fascitis necrosante o absceso. Afectan el
hueso y las articulaciones, con compromiso sistémico o de tejidos alejados.
En la palpación se observan la linfangitis y la presencia de adenopatías, así como una tumoración renitente.
Debo introducirse una sonda en la úlcera, y si toca el hueso, indica osteomielitis. Además, con la sonda se
puede evaluar la profundidad de la úlcera.
La regla de oro es el cultivo con desbridamiento, tomando una muestra de tejido para ver el tipo de germen
y la cantidad de colonias. El cultivo no debe realizarse con hisopado o mediante punción por piel sana, y
deben buscar aerobios y anaerobios.
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Para el diagnóstico de osteomielitis y su diferenciación de la osteoartropatia, hay que indicar una radiografía
focalizada con placa de mamografía o placa dental. A veces hay que solicitarla en forma seriada, pues la
resorción ósea tarda 10 días en producirse. Lo fundamental para el diagnóstico de la osteomielitis es la
biopsia ósea.
El compromiso múltiple, con gran supuración, olor intenso, y cuando se puede tocar el hueso con la
sonda acanalada.
Cuando hay importante descompensación de la diabetes, gran repercusión general, elevación de la
eritrosedimentación y leucocitosis. Los hallazgos en la radiografía ósea (secuestros).
En casos dudosos pueden hacerse resonancia magnética o centellografía, especialmente en tres fases.
También puede ser útil realizar un centellograma con Indio 111.
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