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Respuestas a parciales y finales – DEONTOLOGIA JURÍDICA

UNIDAD 1: INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA DISCIPLINA. PRESENTACIÓN

1.1. Noción de ética, moral y deontología: los términos: moral y ética son de signifi-
cados equivalentes, pero difiere su etimología: moral, proviene del latín “mores” y
ética del griego “ethos”, designándose en ambos casos a la costumbre. Los anti- Página | 1
guos usualmente los referían a las buenas costumbres, costumbres virtuosas que se
convertían en reglas de conducta ejemplar. La palabra moral o ética se refiere
tanto a la moralidad como hecho social como a la ciencia que estudia ese fenó-
meno.

La moralidad y la ciencia moral: la moralidad es el hecho que se verifica en la


convivencia social con características específicas. El hecho moral se verifica en la
interrelación social y en la interioridad de las conciencias y se manifiesta en juicios
de aprobación y de censura sobre la conducta humana propia y ajena. La mora-
lidad es una dimensión propia del ser humano referida a su obrar racional y libre,
siempre presente en su devenir histórico (universalidad del hecho moral).

La ciencia moral es la que tiene por objeto el estudio de la moralidad, formula las
condiciones de la moralidad: discernimiento o advertencia de la significación del
acto y voluntad libre de realizar el acto, que son los requisitos para que un acto
humano pueda ser calificado moralmente.

Deontología: es la ciencia que estudia el fenómeno de la moralidad, proviene de


los vocablos griegos “dey” (deber) “on” (ser) “logos” (ciencia, tratado); es decir
que es la ciencia del deber ser. Siempre hará referencia a la conducta debida, en
razón del ser de las cosas. Aludirá a una ciencia normativa que le propone al H las
reglas de su obrar libre a fin de alcanzar su propio bien. Su concepto equivale a
ciencia práctica.

1.2. Principios generales y partes especiales de la deontología. Noción de deonto-


logía profesional y de deontología jurídica:

El tipo de conocimiento que corresponde a la deontológica es el que se identifica


con el - saber practico - referido a dirigir la ACCIÓN.

El SABER se divide en:


a) Especulativa o teórico: tiene por objeto el ser en cuanto inteligible.

b) Práctico: tiene por objeto el ser en cuanto operable, es pasible de la acción.


Siempre tiene por fin dirigir la acción, p/ lo cual formula normas a las cuales
debe ajustar su conducta.
Distinguimos 3 niveles:

1. Filosofía practica o deontológica general: tiene por objeto dirigir la acción


pero en forma remota, a través de la formulación de los principios generales
de la actividad moral. Se ordena a dirigir la acción para analizar y determi-
nar conceptualmente la acción en sus principios más elementales.

2. Ciencias prácticas o deontológica especiales: tampoco tiene por fin produ-


cir efectivamente la acción concreta pero la estudia para determinar sus
necesidades más inmediatas. Se aplican los principios generales a un ámbito
de la conducta humana más circunscripta, tratando de llegar con mayor
precisión a la resolución de los problemas específicos q se plantean en dicho
ámbito.

3. Prudencia o saber perfectamente práctico: se refiere a la producción de la


acción en forma inmediata, tomada en su realidad existencial, con todas las
circunstancias que la definen como dato singular. Es el saber perfectamen-
te práctico por su grado máximo de concreción.

Deontología jurídica y deontología profesional: Ambas son partes especiales de la


deontología, procuran un saber práctico a nivel científico.

La deontología jurídica es la que estudia la relación de la moral con el orden jurídi-


co, que es un orden de conducta con el fin de formular las reglas éticas pertinen-
tes a las situaciones que en dicho orden se plantean en base a sus particularida-
des.
La deontología profesional es la que considera los problemas éticos comunes a
todas las profesiones y luego enfocará los propios de cada profesión.
En un primer grado del saber se encuentra la Deontología general, que es sinónimo
de filosofía moral o filosofía práctica, que tiene por objeto dirigir la acción a través
de la formulación de los principios generales de la actividad moral.
En un segundo nivel se hallan las deontologías especiales, que tienen por fin apli-
car los principios generales a un ámbito de la conducta humana para tratar de
resolver los problemas que se plantean en el mismo. En este nivel encontramos a la
deontología profesional, que comprende la deontología jurídica y que a su vez
incluye a la deontología de la profesión de abogado, la deontología judicial, etc.

1.3. Objeto y método:


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Objeto de la asignatura: se propone enfatizar la dimensión práctica de la ciencia


jurídica y de las profesiones jurídicas, ser el nexo entre la última etapa del plan de
estudios y el comienzo de la práctica profesional, en lo que hace a cuestiones de
su desempeño. La enseñanza de la ética de la abogacía debe comprender no
sólo una deontología profesional, sino también los principios éticos generales que Página | 3
fundamentan objetivamente esa deontología.

La deontología o ciencia moral tiene su punto de partida en la experiencia moral


común que nos aporta un conocimiento natural del bien. A partir de la experiencia
común, abogados y estudiantes pueden reflexionar en pos de la comprensión de
los conceptos básicos de la Moral.

Método: la formulación y aplicación de las reglas de conducta requiere de un


método complejo. Tiene cuatro etapas: momento inductivo (1ra. a 3er etapa) has-
ta la formulación de la regla de conducta y un momento deductivo (4ta. Etapa)
que se encamina a la aplicación de la norma al caso concreto:

1) Empírica: mediante la experiencia nos introducimos en el conocimiento del


ser humano. La experiencia del hombre histórico nos pondrá en contacto
con sus usos y costumbres; su derecho; su religión; su forma política y en ge-
neral todas las condiciones de hecho, internas y externas, de la vida moral
del H.

2) Analítica: todos estos aspectos relativos a la moralidad que surgen de la inte-


rioridad de la persona y de su dimensión social, pasan a ser analizados en sus
partes, relacionados, sistematizados, de acuerdo al método de las ciencias
descriptivas.

3) Racional metafísica: (aquí se formula el precepto moral-universal) es en esta


etapa dónde el intelecto aplicado a lo real concreto capta, mediante la
abstracción formal, esencias y naturalezas universales y necesarias. Los prin-
cipios y conceptos captados serán una regla de conducta general, que
será la guía de accionar concreto del hombre.

4) Empírica: la regla de conducta formulada se dirige a lo operable, hacia lo


concreto (ámbito de la experiencia). Los deberes se cumplen en función de
las condiciones de hecho en las que el hombre desenvuelve su actividad.

1.4. La experiencia del hecho moral. El hecho moral o el hecho de creer en una
regla moral es un hecho humano. Moralidad y sociabilidad son notas inseparables
de la condición humana, por lo que se ha dicho que el hombre es un ser constituti-
vamente ético y social.

1.4.1 Elementos del hecho moral:

a) Elemento racional: la moral se manifiesta por imperativos, que se expresan


en preceptos (no robarás). antes del obrar, en dependencia del precepto
universal, la conciencia determina –mediante un juicio- que tal acto concre-
to es bueno o malo, y que, en consecuencia, debe ser realizado o evitado.
luego de realizado el acto, la conciencia vuelve a juzgar, aprobando o re-
chazando el mismo.

b) Elemento afectivo: antes de obrar, se manifiesta a través de los sentimientos


de afección al bien y repulsa al mal. Después del acto la conciencia tiene
los sentimientos de alegría y paz interior ante la buena obra o de tristeza, in-
quietud o vergüenza ante lo indebido.

c) Elemento activo: consiste en la voluntad, manifestada por la disposición de


los medios idóneos para la ejecución del fin requerido (la obra en concreto).

1.4.2 La doble constricción: en la conciencia moral se advierte un doble condicio-


namiento de naturaleza afectiva y racional; descartándose la neutralidad. Cons-
tricción interior: es el que se da desde la interioridad de la persona que se encuen-
tra comprometida ante sí para obrar como es debido porque se encuentra impli-
cada su capacidad para la virtud, su perfeccionamiento como ser humano y su
auto estima.

Constricción externa: es el influjo que ejerce en la toma de decisiones la opinión


de los demás (el famoso: que dirán).

1.4.3 Esencia del hecho moral: ante el problema moral el hombre está limitado,
pero es capaz de obrar en plena conciencia con libertad para hacer el bien. Son
morales aquellos actos que la gente realiza con advertencia y voluntad libre (ma-
teria) considerados desde el punto de vista de su adecuación con la regla ideal
de la conducta humana, con el fin de alcanzar la perfección que le es propia
(forma).

1.4.4 Caracteres del hecho moral. Especifidad y Universalidad:


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a) Especificidad: el hecho moral es irreductible a otros tipos de hechos huma-


nos. La conciencia moral es el núcleo de esta especificidad, en tanto que es
capaz de aprender las normas generales y convertirse en legisladora del ca-
so particular y luego en juez inapelable de la moralidad del acto. Esta doble
función es la razón de ser de la responsabilidad del sujeto moral. Página | 5

b) Universalidad: el hecho moral caracteriza a la humanidad, se verifica en to-


do tiempo y lugar. La universalidad de las nociones de bien moral y de mal
es innegable.

1.5. Ubicación epistemológica en el saber jurídico. La deontología jurídica es una


parte especial de la deontología y una material auxiliar en el plan de estudio de
abogacía. Es concurrente a la formación integral del estudiante en la dimensión
ética de:

 Las conductas que se verifican en la actividad jurídica (relación entre el or-


den moral y el orden jurídico).

 En la actividad profesional dónde se plantearan problemas éticos comunes


a todas las profesiones y específicos de la abogacía.

La jurisprudencia entendida en el derecho romano como el arte de lo bueno y lo


equitativo, está orientada a regular la convivencia social, el derecho como orde-
nación de esta convivencia se desarrolló y evolucionó hasta el actual derecho
moderno pasando por diversas tendencias que no pudieron cambiar la intima re-
lación que existe entre derecho y moral volviendo siempre al derecho natural co-
mo punto de partida del orden jurídico y de los requerimientos de la práctica del
derecho.
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UNIDAD 2: PRINCIPALES LÍNEAS ACERCA DEL FUNDAMENTO DE LA MORAL

2.1. Dirección sociológica positivista. Escepticismo y relativismo. El positivismo. Au-


gusto Comte; Levy Brühl. La Escuela Sociológica.
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Es un hecho que todos decimos que determinadas conductas son buenas y que
otras son malas. El asunto es develar con que fundamento sostenemos esto: ¿existe
un bien moral objetivo capaz de servir de fundamentos a los preceptos morales? Y
de qué modo podemos conocerlo?. El pensamiento humano ha formulado las
más diversas respuestas a estos interrogantes a lo largo de la historia. Agrupando
las posibles respuestas en tres grandes direcciones:

-Escepticismo (niega la regla moral): pone en duda la capacidad del conocimien-


to humano de alcanzar alguna verdad o certeza.

o Escepticismo antiguo: sostienen que el verdadero derecho y la verdadera


moral residían en la fuerza. Los fuertes dominaban.

o Escepticismo moderno: adopta la forma del relativismo, rechaza todo lo ab-


soluto: no hay Dios, alma, hombre ni cosas en sí. No se puede encontrar prin-
cipios de acción aplicables a todos, no existe una sola moral sino tantas co-
mo hombres haya. El relativismo no es un sistema filosófico sino una actitud.
Las cosas no tienen valor objetivo: su valor lo crean las circunstancias, los in-
tereses, la consideración social. Nada es verdad ni mentira. Todo es cuestión
de cómo se lo mire.

-El positivismo–Augusto Comte. La escuela sociológica: Esta escuela parte del prin-
cipio fundamental de atenerse sólo a los hechos susceptibles de ser captados por
los sentidos y capaces de ser sometidos a una verificación cuantitativa. En conse-
cuencia, un sistema moral es inconcebible porque no se admite la metafísica ni los
principios racionales. No hay principios o reglas de obrar aplicables o exigibles a
todos.

En esta dirección (positivista):

Levy Brühl propone reemplazar a la moral normativa por la ciencia de las costum-
bres, que consiste en estudiar el hecho moral que se da en la experiencia y en
comprobar cuáles son los juicios usuales de bien y de mal. La moral es relativa: tie-
ne un ámbito determinado y específico.
Emile Durkheim: pone énfasis en lo sociológico: el hecho moral es puramente so-
cial, es bueno en una sociedad determinada lo que la mayoría considera como
tal.

Jacques Maritain: existe una ruptura total entre el mundo de la moralidad y la na-
turaleza. El bien moral tiene fundamento en la universalidad de la “razón pura
práctica” de la cual debe ser deducido el contenido de la moral.

Crítica: al positivismo se lo califica como inconsistente en razón de que sostienen


implícitamente la existencia del hecho moral con carácter imperativo sobre las
conciencias, pero se niegan a estudiar el problema moral, que es también un
hecho.

2.2. Dirección utilitarista. Antecedentes; hedonismo y eudemonismo. El utilitarismo


en la modernidad. J. Bentham.

En el utilitarismo, clasificado dentro de las morales empíricas, se accede a la expe-


riencia sensible por medio de los sentidos externos, que es la única fuente de co-
nocimiento de la realidad y a la vez el límite de la reflexión científica. La manifes-
tación de esta dirección es la moral del placer (sensible), como la doctrina del
hedonismo encaminada a fundar la regla del obrar humano en el goce de lo in-
mediato (moral del placer) y aquella en la que el hombre trata de ser feliz, este es
el fin de la vida, sostenida por el eudemonismo (moral de la felicidad).

J. Bentham: para él, el problema moral consiste en aumentar el placer y disminuir


el dolor. La vida es un negocio, la moral consiste en hacer ganancias, el bien es el
ingreso y el mal el gasto. En eso consiste la única regla moral, es lo que proporcio-
na felicidad al hombre.

2.3. El realismo moral. El bien en general. Naturaleza y finalidad. Bien útil y bien
honesto. El bien moral.

El Realismo filosófico: el Objeto de la filosofía moral o Deontología consiste en bus-


car o proponer una regla de acción que permita realizar al hombre el bien, alcan-
zar su perfección y su felicidad. La verdad reside en adecuarse fielmente a la rea-
lidad en sí misma. En este camino el sujeto se dirige al objeto para conocerlo y en-
frenta dificultades:

a) Los sentidos se ponen en contacto con realidades concretas.


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b) Luego la inteligencia abstrae, devela, descubre el universal, la esencia de


esos entes y descubre que todos los entes tienen una finalidad y que tienden
hacia ella, que es su bien, su perfección.

c) Después retorna a esos singulares predicándoles el concepto. Página | 9

El bien en general: el juicio de bien y mal se aplica tanto a los actos humanos co-
mo a todas las cosas. El calificativo depende del fin que le asignamos o que cum-
ple esa cosa. En consecuencia, un juicio de bien implica un juicio de finalidad, exis-
tiendo una gradación o jerarquía de bien en función de que la cosa cumpla en
mayor o menor medida con su finalidad. Conocer el fin de una cosa implica co-
nocer su Naturaleza, que es el conjunto de caracteres que hacen que un ser sea
tal (esencia). Todos los seres se mueven hacia su “fin” pero lo hacen de distinto
modo: el H a diferencia del resto, lo hace de manera inteligente y libre, y por lo
tanto puede desviar su camino y no alcanzar su plenitud. Por eso son necesarias las
reglas morales que le señalen el camino a transitar. La filosofía tradicional distingue
entre bien honesto que es el bien propio del ser considerado en sí mismo y bien útil,
que se predica de un ser subordinado a otro (utilidad). Dios es bien honesto y el
hombre puede ser estimado un bien útil en relación a un todo. No existe el mal en
sí mismo, el mal es un desorden. El bien moral: sólo se puede hablar de bien moral
respecto del ser racional, puesto que se trata del bien ontológico (que es el bien
del ser considerado en sí mismo, que deviene de su propia esencia); pero realizado
libre y reflexivamente. El bien ontológico del hombre es su propio ser. El bien moral
tiene especial trascendencia ya que al ser el objeto propio de la acción libre del
hombre, es la fuente de los valores humanos.

2.4. Aportes y crítica de las doctrinas. Puntos en que están de acuerdo.

El realismo moral presenta tres posturas:

a) Que existen reglas morales y se preocupa por buscar su fundamento.

b) Que éste reside en un principio racional.

c) Que el conocimiento del h no comienza y termina en sí mismo; que el pen-


samiento humano no genera ni construye sus propios objetos de conoci-
miento, independientemente de la realidad extrasubjetiva.

En la Escolástica la moral se funda en las exigencias de la naturaleza humana, en


los requerimientos del ser y con ello se prescribe a la conducta ciertos "deber ser"
para que la persona alcance su bien, su perfección.
En el criticismo kantiano, el deber es impuesto por una ley "a priori" de la razón
práctica. La voluntad se da a sí misma su ley, uno mismo determina la ley de su
propia acción.

El empirismo se queda en el dato de la experiencia, la moral empírica no admite


otro medio de conocimiento más que la experiencia.

El kantismo se circunscribe a la idea de la ley "a priori" (la moral no se sustenta en


Dios, en la naturaleza humana ni en las circunstancias del universo).

Una y otra posición mutila la realidad porque ésta no es sólo el dato singular de la
experiencia que nos suministran los sentidos ni tampoco únicamente las ideas, las
formas, los universales.
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UNIDAD 3. CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE LA DEONTOLOGÍA

3.1. La ley moral natural; sus propiedades. La virtud. Noción de las virtudes funda-
mentales.
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La "ley natural" o "ley moral natural" es el conjunto de convicciones morales bási- 11
cas de la persona que sirven de fundamento del juicio moral. Es realizado por el
hombre, con el concurso de sus virtudes: la prudencia, pues se trata de determinar
lo debido concreto; la justicia, pues se trata de querer lo bueno y lo justo y la forta-
leza y la templanza, por constituir el soporte para la rectitud del juicio.

La ley moral natural consiste en los primeros principios jurídicos, universales y nece-
sarios que deben regir las relaciones del hombre con sus semejantes para que la
persona alcance su bien propio, su perfección. Toda regulación moral que se im-
pone y está vigente en la convivencia social será válida y por lo tanto obligatoria,
si es conforme con la ley moral natural. La ley moral natural es la participación del
hombre en la ley eterna.

Propiedades: Universalidad: comprende a todos los Hs (en todo tiempo y lugar) y a


todo el hombre, es decir, a todas las conductas, ya sean internas o externas.

Practicidad: significa que la ley moral debe ser llevada a la acción por los seres
humanos para alcanzar su fin, por lo que precisa de un modelo que guíe la con-
ducta u obrar del sujeto agente, que son precisamente las normas morales.

Obligatoriedad: la ley moral natural no sólo dilucida el obrar virtuoso a fin de ilumi-
nar la acción, sino que también lo impera. Es decir, exige determinadas conductas
con la amenaza de una cierta sanción para el supuesto que no se satisfaga el
débito moral.

La virtud. Noción de las virtudes fundamentales: en términos generales, es la eleva-


ción del ser en la persona humana y en sentido estricto, la virtud moral es un hábito
operativo bueno.

Las virtudes morales perfeccionan las tendencias apetitivas del H mientras que las
intelectuales perfeccionan el intelecto. Las virtudes morales principales se llaman
cardinales porque sobre ellas se fundan las demás virtudes morales, que son 4:

 La prudencia es la primera de las virtudes morales. La prudencia es la virtud


del entendimiento práctico que habilita al H para dirigirse rectamente en la
elección de los medios conducentes al último fin. Es decir, se trata de un jui-
cio prudencial.

 La justicia, se trata de querer lo bueno y lo justo. Dispone a que el hombre no


se aparte del debido fin por quedarse con el bien del otro.

 La fortaleza, dispone a que el hombre no se aparte de su fin último, por te-


mor.

 La templanza, dispone a que el hombre no se aparte de su debido fin por la


concupiscencia (apetito desordenado de placeres deshonestos).

3.2. La conciencia moral; su naturaleza. Estados de la conciencia.

La conciencia es un juicio o dictamen del entendimiento práctico que califica la


bondad o la malicia de un acto hecho o por hacer. Para ello, la conciencia juzga
de acuerdo con unos criterios anteriores, que ella no crea, sino que descubre: la
ley natural y la ley humana. La conciencia no es autónoma en el sentido de que
no crea su propia ley, pero sí lo es en el sentido de que nunca es lícito coaccionar-
la. Su naturaleza es la de un juicio prudencial que realiza el intelecto práctico sobre
la bondad de un acto.

Estados en que puede encontrarse la conciencia:

a) En razón del acto:

1) conciencia antecedente: juzga sobre un acto que se va a hacer;


2) consecuente, sobre un acto ya realizado.

b) En razón de la conformidad con la ley moral:

1) Conciencia recta, (verdadera), es la que juzga rectamente, de acuerdo


con los principios verdaderos, aplicados al caso concreto.

2) Conciencia errónea, (falsa), es la que, de acuerdo con principios falsos


(estimados verdaderos) juzga sobre la licitud o ilicitud de algo. La conciencia
errónea puede presentarse también en otras situaciones: conciencia escru-
pulosa: la que estima mala una acción, basándose en razones que no lo son;
conciencia perpleja: la que por todas partes ve mal, tanto si se decide por
un extremo como si se decide por el otro; conciencia laxa: la que no con-
cede importancia a lo que, en sí, es objetivamente grave y moralmente ne-
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gativo; si esa laxitud se hace crónica, hasta el punto de no plantearse pro-


blema moral alguno, se habla de conciencia cauterizada; conciencia fari-
saica o hipócrita: la que concede gran importancia a asuntos que no la tie-
nen y pasa por alto actuaciones gravemente inmorales.
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c) En razón del asentimiento: 13

1) Conciencia cierta: es la que juzga con seguridad que una acción es bue-
na o mala, sin miedo a equivocarse.

2) Conciencia probable: es la que dictamina que un acto es bueno o malo,


pero con temor a equivocarse.

3) Conciencia dudosa es la que pronuncia un juicio positivo o negativo con


prudente temor de equivocarse.

Se puede resumir, entonces, que para la buena actuación moral, es preciso obrar
con conciencia recta y cierta.

3.3. Los actos humanos; sus condiciones y condicionamientos. Determinación de la


moralidad de un acto: objeto, circunstancias y finalidad subjetiva.

Acto humano es el que procede de la deliberada voluntad del hombre. La ética


se refiere sólo a esos actos. Condiciones para que se dé un acto moral:

1) El conocimiento o advertencia

2) La voluntad libre.

a) El conocimiento o advertencia: El acto moral requiere que se sepa lo que se


hace, que haya conocimiento, advertencia; antes de realizarlo. Impedimen-
tos a la advertencia: El principal es la ignorancia de aquel conocimiento que
se debe y se puede tener. Entre las que encontramos: ignorancia de dere-
cho; ignorancia de hecho; invencible; vencible; ignorancia antecedente,
etc.

b) Voluntariedad: Acto voluntario es el que procede de la voluntad con cono-


cimiento del fin. Si se realiza o no con plena advertencia se llama perfecto o
imperfecto. Si se lo realiza directamente se llama voluntario libre; si se llega
a él a través de otro acto, se llama indirecto. Los actos voluntarios, según la
atención con la que son realizados, son: actual; virtual ó habitual. Impedi-
mentos: las pasiones, la violencia o coacción, los hábitos o costumbres.

Condicionamiento de los actos humanos: son factores que constituyen circunstan-


cias atenuantes de la moralidad del acto, por falta de advertencia o por falta de
voluntariedad. Los condicionamientos pueden hacer más difícil el conocimiento
de la ley moral o su práctica, pero no convierten los actos inmorales en morales.

Determinación de la moralidad de un acto: Los criterios de determinación de la


moralidad de un acto son:

1. El contenido o resultado que trae consigo la acción u omisión;

2. Las circunstancias que rodean al acto; y

3. El fin subjetivo que pretende el que realiza el acto.

El objeto o finalidad objetiva: es aquello a lo que tiende cualquier acción humana.


La cualidad del objeto se conoce atendiendo a la ley moral.

Las Circunstancias: que afectan el acto moral han sido clasificadas así:

Quién: se refiere a la calidad del agente. No es lo mismo la mentira de un amigo a


otro que la mentira de un testigo en un proceso.

Qué: designa la calidad o cantidad del objeto. No es lo mismo robar cinco pesos
que un millón.

Dónde: es la especificación del lugar. El robo en una iglesia de un objeto sagrado


es, además de robo, ofensa a la religión y sacrilegio.

Con qué medios: el apropiarse con engaño de lo ajeno es estafa; con violencia es
robo.

Por qué: expresa el fin extrínseco que se pretende con el acto.

Cómo: indica el modo moral (no instrumental) con el que se realiza el acto: con
pasión, por juego, etc.

Cuándo: es la especificación moral. No es lo mismo mentir durante una charla in-


formal con el propio abogado que en el desarrollo de un proceso.
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Las circunstancias tienen importancia porque pueden modificar e incluso cambiar


totalmente la calidad del acto. En unos casos disminuyen la culpabilidad, en otros
la agravan.

La finalidad del agente: Se refiere a la finalidad subjetiva que persigue el agente; Página |
los motivos que lo llevan a obrar así. El fin del agente modifica la moralidad del ac- 15
to. El acto bueno, depende de la finalidad del agente: puede hacerse menos
bueno e incluso malo. El acto malo, nunca puede transformarse en acto bueno. El
fin no justifica los medios.
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UNIDAD 4. DERECHO Y MORAL

4.1 El orden moral y el orden jurídico. Distinción y relación de los mismos.

El orden moral es un conjunto de normas éticas, formado por principios o pautas Página |
de la conducta humana de origen natural, es decir, tiene su origen en la ley moral 17
natural. Es un orden normativo, porque se forma por normas de la conducta, es
decir, del ser humano como ser racional, libre y consiente. El orden jurídico es el
conjunto de normas positivas con un orden de prelación dictada por el legislador
en su condición de creador de normas temporales que rigen y regulan las conduc-
tas humanas y las relaciones de los ciudadanos. La ley positiva connota siempre
alteridad, es decir, se refiere a todos los actos que tienen trascendencia social,
además son obligatorias, y rigen para todos por igual.

Distinción: por su origen: la ley moral natural es creación de Dios y la ley positiva es
creación del legislador. Por su contenido: el orden moral es esencialmente la justi-
cia y el bien, y el orden jurídico puede ser injusto y dañino. Por sus propiedades: la
ley natural siempre es universal, inmutable y cognoscible, la ley positiva es local,
puede cambiar y puede ser desconocida por extraños.

Relación: la relación es íntima, es obligatorio para el legislador promulgar leyes po-


sitivas para el bien común y que obliguen al ciudadano a obedecerlas, como las
que penan el robo, el homicidio, etc. El contenido de las leyes positivas debe ser
realizado de acuerdo a principios de la ley natural. La ley positiva al ser D connota
alteridad al referirse a los actos humanos que tienen trascendencia social por lo
que están basadas en el D natural.

4.2 El orden jurídico positivo. Obligatoriedad moral de las normas jurídicas positi-
vas.

El orden jurídico positivo es un conjunto de principios y normas elaboradas por el H


(legislador) que rigen y regulan las relaciones entre los hombres como ser social y
racional. La obligatoriedad de la ley positiva deriva de su conexión con la ley natu-
ral, pues la finalidad de la ley civil es la realización de la justicia y la justicia es una
de las virtudes cardinales, de allí su principal conexión con la ley natural, una ley
natural justa obliga moralmente su cumplimiento en conciencia. La obligatoriedad
del orden jurídico positivo se basa en el principio de D natural que obliga al legis-
lador a promulgar leyes para el bien común y obliga al ciudadano a obedecerlas.
Algunas leyes positivas son realizaciones concretas de los principios del D natural,
como las disposiciones sobre los bienes y la propiedad y otras leyes positivas son
claras expresiones del D natural, como las que penan el homicidio o el robo. Las
leyes positivas que directa y claramente se oponen al D natural o a alguna de sus
exigencias fundamentales son inválidas por ser injustas. Las normas jurídicas positi-
vas ejercer coerción sobre el ser humano por su contenido moral natural y porque
fueron dictadas por quién tiene a su cargo velar por el bienestar general, ejercien-
do coerción porque influyen sobre el libre albedrío del sujeto impulsándolo al cum-
plimiento de sus deberes éticos.

4.3 Límites a la obligatoriedad moral de las normas positivas. El caso de la ley injus-
ta. Leyes meramente penales.

La obligatoriedad moral de la ley civil, deriva de su conexión con la ley moral. Si


una ley es contraria al D natural es una ley injusta y no solo no obliga moralmente
a su cumplimiento sino que hay moralmente una obligación de resistir, es decir, de
oponerse a ella por los medios lícitos existentes, siendo la rebelión el caso extremo,
su licitud surge de que se hayan agotado los demás recursos lícitos y que de ella
no surja un mal mayor del que se trata de evitar. Una ley injusta no es ley, porque
no es una ordenación racional dirigida al bien común, por lo que la resistencia
contra la ley injusta es lícita, y además es obligatoria. El Concilio Vaticano II ex-
presó al respecto que los actos que van en contra del D natural y sus principios son
un crimen y quienes los mandan ejecutar son criminales y la obediencia a tales
órdenes no puede excusar a quienes la ejecutan. Por ejemplo el aborto está
prohibido en nuestro país en concordancia con la ley moral natural, pero como la
ley civil puede modificarse y la ley moral natural es inmutable allí se rompe el víncu-
lo de unión entre ambas y la ley positiva pasa a ser una ley injusta con el deber y la
obligación de resistencia.

Leyes meramente penales: son aquellas que no obligan en conciencia en cuanto


al contenido de la misma ley pero si en cuanto al cumplimiento de la pena que
acarrea su infracción. Suelen incluirse en ellas las leyes fiscales, las de exportación
de divisas, las leyes de tránsito, etc. Su análisis es importante ya que si se admite la
no obligatoriedad moral de las leyes meramente penales no habría culpa moral
alguna en transgredirlas. Están aquellos que defienden la existencia de las leyes
meramente penales, los que la niegan, y una opinión intermedia que la admiten
por razones suficientes y fundadas. Para la cátedra:

1) No existen leyes meramente penales, si bien la ley positiva se fundamenta en


la ley ética natural, dicha fundamentación tiene más intensidad en las leyes
de familia, Ds reales, leyes fiscales y de transito.

2) Al estar fundadas en el orden natural son obligatorias en conciencia.


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UNIDAD 6. LA CONDUCTA PROCESAL

6.1 El principio de lealtad procesal. Facultades de los jueces en resguardo de la


buena fe procesal.
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El proceso tiene su razón de ser, constituye el camino de las partes para argumen- 19
tar sobre sus pretensiones, fundamentos fácticos y jurídicos ante el juez, que está
habilitado para conducir el juicio y determinar qué le corresponde en justicia y D a
cada parte. El proceso es algo jurídico y por consiguiente algo ético contiene D y
deberes. Por lo tanto el juez no sólo está obligado éticamente a resolver con justi-
cia y en D, sino que toda etapa del proceso anterior a la sentencia incluye deter-
minadas conductas de las partes y del juez exigible moral y jurídicamente.

6.2 Conducta procesal indebida; negligente, dilatoria, temeraria, maliciosa, irres-


petuosa.

Estas son conductas en las que puede incurrir el profesional del D violando el de-
bido proceso y la ética profesional, siendo: negligente la conducta del profesional
que no satisface ciertas exigencias definidas por el D positivo produciendo la frus-
tración de actos procesales por su apatía y dejadez; el perjuicio lo sufre la propia
parte. Ej: frustración de una prueba por no reiterarla en el plazo previsto; la falta de
fundamentar los agravios ante una apelación.

Dilatoria: es la conducta que no cumple con los pasos y ritmos del debido proceso,
dilatando o alargando los mismos, produciendo una alteración y daños al proceso
más allá de los razonables. Provoca la llamada justicia tardía. Ej: planteo de recur-
sos y nulidades cuando no corresponden. La no presentación a las audiencias fija-
das y notificadas.

Temeraria: es aquella conducta que enfrenta una aventura judicial, sin haber ana-
lizado y valorizado y estudiado el caso con sus fundamentos fácticos y jurídicos, es
una conducta culposa.

Maliciosa: esta conducta se caracteriza por el dolo personal y procesal utilizando


los medios que el proceso le brinda para producir un daño a la contraparte aun-
que pierda el caso. Existe la intención de utilizar hechos o derechos falsos para ob-
tener una sentencia favorable. Ej: incurrir en la invocación de hechos falsos.

Irrespetuosa: es aquella conducta que viola las reglas éticas del trato, el estilo y las
formas de las actuaciones procesales, no favorece la solución de los problemas
sino que los agrava.
6.3 Concurrencia de facultades disciplinaria, diversidad de órdenes normativas.

La atribución de imponer sanciones disciplinarias de los tribunales emana del po-


der de policía del estado, es una potestad irrenunciable e indelegable y la ejerce
aún si no está expresamente reglamentada, tiende al ordenamiento y cumplimien-
to de su función y de sus fines. Las leyes orgánicas, los códigos procesales, algunas
leyes especiales y los reglamentos la contemplan. En nuestra provincia el código
procesal tanto penal como el civil son similares al nacional, por lo tanto disponen
idénticas sanciones que son: llamados de atención, apercibimiento, amonestación
pública, multa y suspensiones varias. Se sancionan las injurias en juicio, los desbor-
des de palabras, expresiones indecorosas y obscenas, desorden en juicio, desobe-
diencia judicial, temeridad, malicia procesal, etc. Las sanciones la aplican los tri-
bunales o jueces en los pleitos o juicios y también los colegios públicos de la profe-
sión por violación de sus reglamentos. El RIAJ de Formosa, establece el régimen
disciplinario para el poder judicial, dónde describe sanciones, autoridad de apli-
cación, causas, procedimiento, sumario administrativo, recursos, normas supleto-
rias, prescripción y extinción de las acciones y egreso del poder judicial.
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UNIDAD 7. DEONTOLOGÍA PROFESIONAL

7.1 Concepto de profesión. Profesiones liberales. Deberes profesionales generales.

Concepto: la profesión puede definir como "la actividad personal, puesta de una Página |
manera estable y honrada al servicio de los demás y en beneficio propio, a impul- 21
sos de la propia vocación y con la dignidad que corresponde a la persona huma-
na".

Profesiones liberales: son aquellas actividades personales en las que impera el


aporte intelectual, el conocimiento y la técnica. Tienen una característica muy
particular que es la remuneración de quienes la ejercen, quienes al no estar subor-
dinados su remuneración no es un salario sino que se realiza mediante el pago de
honorarios, lo que supone la no existencia de un contrato laboral sino de un con-
trato de servicios.

Deberes Profesionales: es bueno considerar ciertos deberes típicos en todo profe-


sional. El secreto profesional es uno de estos, este le dice al profesionista que no
tiene derecho de divulgar información que le fue confiada para poder llevar a
cabo su labor, esto se hace con el fin de no perjudicar al cliente o para evitar gra-
ves daños a terceros. El profesional también debe propiciar la asociación de los
miembros de su especialidad. La solidaridad es uno de los medios más eficaces
para incrementar la calidad del nivel intelectual y moral de los asociados. En fin al
profesional se le exige especialmente actuar de acuerdo con la moral estableci-
da. Por tanto, debe evitar defender causas injustas, usar sus conocimientos como
instrumento de crimen y del vicio, producir artículos o dar servicios de mala cali-
dad, hacer presupuestos para su exclusivo beneficio, proporcionar falso informes,
etc. Cuando un profesional tiene una conducta honesta, dentro y fuera del ejerci-
cio de su profesión, le atraerá confianza y prestigio, lo cual no deja de ser un estí-
mulo que lo impulsará con más certeza en el recto ejercicio de su carrera.

7.2 La abogacía como profesión liberal. Su origen y naturaleza. El abogado en re-


lación de dependencia.

7.3 Trascendencia social de la profesión. El deber esencial. Jerarquía del abogado.


Delegación del poder de policía profesional en colegios públicos.

Trascendencia social: el título de abogado confiere una intelectual y una dignidad


social. Todas las civilizaciones se la reconocieron acordándole incluso privilegios
sociales y carácter nobiliario. El abogado de hoy debe continuar la obra de sus
predecesores, bregando por la justicia, la caridad, la libertad y la paz social, como
medios de propender al bien individual de los ciudadanos y al bienestar general.
Debe pasar de las perspectivas de su vocación individual profesional a una voca-
ción social que por universitaria, tiene apetencia de valores supremos y de univer-
salidad. Su deber es luchar por el derecho, pero el día que, exista conflicto entre
derecho y justicia debe luchar por la justicia.

El deber esencial: el abogado debe tener presente que su deber primario es tratar
de prevenir y evitar el pleito ya que con ello contribuye a la paz social. Debe inten-
tar la conciliación privada siempre y en especial en las cuestiones de familia, eje-
cuciones, pedidos de quiebra y todo asunto grave o de carácter dudoso aunque
pueda perder la percepción de honorarios lucrativos porque este es un interés se-
cundario, aun entablado el juicio, debe seguir procurando el avenimiento o tran-
sacción.

Jerarquía del abogado: el abogado tiene en el ejercicio de sus funciones la digni-


dad del magistrado (juez) pero carece de la jerarquía administrativa y del control
de superintendencia a que están sometidos los mismos ya que tiene su propio tri-
bunal para juzgar sus infracciones. En este sentido el art. 58 C.P.C.C.N manifiesta
que al abogado en el desempeño de su función se le debe guardar respeto y
consideración similar a la del magistrado.

Delegación: el llamado poder de policía profesional en colegios públicos es en


realidad el poder disciplinario que posee éste con relación a sus colegiados. El de-
recho disciplinario prescribe sanciones para los colegiados y tiene como objetivo
su buen funcionamiento a fin de reparar la imagen lesionada del organismo o de
sus integrantes. La independencia de las acciones penales y disciplinarias se en-
cuentra, plasmada en la ley 23.187 al condicionar la sanción de exclusión de la
matrícula al supuesto de haber sido condenado el letrado por un delito doloso que
por las circunstancias del caso afecte el decoro y ética profesional. El derecho dis-
ciplinario puede llevarse a cabo en forma concurrente con la facultad punitiva de
la justicia criminal.

7.4 Funciones del abogado en al campo jurídico, con relación a la norma positiva
dada y como fuente material pre normativa.

La función del abogado con relación a la norma jurídica vigente puede clasificar-
se en tres modos jurídicos:

a) Intérprete: una vez promulgada la norma, el primero que desentraña el sen-


tido de ella es el abogado quién debe tener un manejo prudente de los dife-
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rentes métodos interpretativos (gramatical, sistemático, teleológico) para


poner en funcionamiento la disposición.

b) Critica-valorativa: es el abogado el que debe analizar sobre la validez formal


de la norma en cuanto a si fue dictada por el órgano competente y con- Página |
forme al procedimiento establecido y compatible con las normas superiores 23
hasta llegar a la Constitución, en caso de que las contradiga, propender a la
invalidación de la norma cuestionada.

c) Difusor: el abogado es un puente entre el órgano que dicta la ley y los suje-
tos a quienes se dirigen las normas, dando a conocer las regulaciones con-
tenidas en las normas a sus interesados de un modo que resulte accesible y
procedente judicialmente.

La función con relación a la fuente material pre normativa: las fuentes de las
normas jurídicas son cuatro: ley, costumbre, jurisprudencia y acto jurídico,
siendo el abogado un factor generador de normas jurídicas.

Con relación a la ley: si bien son los poderes legislativo y ejecutivo los encargados
de dictar las normas, es el abogado quién debe contar con los conocimientos es-
pecializados para el análisis de la validez de las mismas cuidando que se ajusten a
la constitución. También se destaca al abogado como forjador de doctrina, pues
se preocupan por los aspectos prácticos del derecho positivo que influyen en la
formulación o variación de la ley.

Con relación a la costumbre: corresponde al abogado lograr que el derecho con-


suetudinario sea considerado verdadera fuente formal para poder invocarlo ante
los tribunales respaldando sus demandas y lograr que el juez pueda consagrarlo en
sus fallos.

Con relación a jurisprudencia: se llama así a las sentencias dictadas por los jueces,
pero debemos recordar que el juez está atado a lo afirmado o negado por las par-
tes en el proceso, por lo que de alguna manera, la sentencia ya está hecha por el
abogado de una de las partes, debiendo el juez optar por alguno de los argumen-
tos al dictar la sentencia.

Con relación al acto-jurídico: en la celebración de actos jurídicos el contenido de


los mismos los suministran los sujetos que interviniente y las formas jurídicas el abo-
gado encargado (ej. boleta de compra venta, convenio colectivo de trabajo).
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UNIDAD 8. EL EJERCICIO DE LA ABOGACÍA

8.1 Los principios de independencia y libertad en el ejercicio de la abogacía. De-


beres para con la sociedad y la profesión.
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Salvo el caso de los nombramientos de oficio, el abogado tiene absoluta libertad 25
para aceptar o rechazar los asuntos en que se solicite su patrocinio, sin necesidad
de expresar las causas que lo determinan. Pero debe hacer completa abstracción
de su interés al decidirse, cuidándose de que no influyan ni el monto pecuniario
del asunto, ni consideraciones derivadas del poder, importancia o fortuna del ad-
versario. Es prudente se abstenga de defender una tesis contraria a sus conviccio-
nes políticas o religiosas. Debe proceder del mismo modo, ineludiblemente, cuan-
do la divergencia versa sobre la apreciación jurídica del caso, y con mayor razón si
antes ha defendido en justicia el punto de vista contrario. Debe también abstener-
se de intervenir cuando no esté de acuerdo con el cliente en la forma de realizar
la defensa, o cuando un motivo de amistad o parentesco pueda trabar su inde-
pendencia. En suma, sólo debe ser aceptado el asunto que permita un debate
serio, sincero y leal. Debe actuar sin ataduras y con entera libertad.

Deberes: son deberes del abogado para con la sociedad la asistencia y defensa
gratuita de pobres en aquellos casos en que la ley lo determine. Observancia de la
constitución y de las leyes. Cumplimiento de las leyes fiscales, debiendo cumplir
con las disposiciones fiscales que gravan la profesión pagando los impuestos o de-
rechos que corresponden. Respetar aquellas normas sobre incompatibilidades.
Cumplir con las cargas públicas: cuando son designados conjueces, designados
de oficios o integrantes de jurados de enjuiciamiento de magistrados.

Con relación a la profesión: colaborar con la administración de justicia. Ciencia,


que es el conocimiento generalizado y profundo del derecho positivo vigente. De-
be ser diligente. Actuar con probidad y lealtad. Veracidad. Independencia.
Honestidad. Dignidad. Desinterés. Deber de responsabilidad.

8.2 La dignidad y el decoro profesional. El estilo y las tradiciones forenses. Memo-


rias y mandamientos.

La dignidad y el decoro: Tanto en su vida profesional como privada el abogado


debe eludir cuanto pueda afectar su independencia económica, comprometer su
decoro o disminuir, aunque sea en mínima medida, la consideración pública que
debe siempre merecer. Debe evitar que se le protesten documentos, se le haga
objeto de persecuciones judiciales o procedimientos precautorios, pues la repeti-
ción de tales medidas revelaría un desorden incompatible con el ejercicio profe-
sional. Debe abstenerse de evacuar consultas o conferencias con sus clientes en
lugares públicos, poco adecuados a tal objeto. Por su situación especial de técni-
co del derecho no debe usar ciertas defensas como la excepción de juego. En
suma, debe tratar de conducirse con el máximo de rigor moral, para asegurarse
así la mayor estimación pública.

Estilo: En sus expresiones verbales o escritas el abogado debe usar de la modera-


ción y energía adecuadas, tratando de decir todo lo necesario y nada más que lo
necesario al patrocinio. En la crítica del fallo o de los actos de un magistrado, de-
be cuidarse de proceder con el máximo de respeto a la persona del mismo, abs-
teniéndose de toda expresión violenta o sarcástica. En cuanto al colega adversa-
rio, toda personalización constituye falta contra la solidaridad profesional y es,
además, grave error de técnica del patrocinio.

Mandamientos: son diez las máximas desarrolladas por el maestro Couture para la
profesión: 1) estudia; 2) piensa; 3) trabaja; 4) lucha; 5) se leal; 6) tolera; 7) ten pa-
ciencia; 8) ten fe; 9) olvida y 10) ama tu profesión.

8.3 Naturaleza de la relación con el cliente. El deber de fidelidad. Otros deberes


derivados de la relación. Lealtad del cliente hacia el abogado. El honorario.

El cliente busca un abogado por su seguridad, honradez, competencia y profesio-


nalidad, salvo en los casos en que los abogados les es asignado de oficio por el
juez, aunque aquí también debe cumplir con una conducta procesal debida, es
decir, que la relación del abogado con su cliente es de naturaleza ética con de-
beres del abogado hacia ellos y de lealtad de los clientes hacia su abogado. Los
deberes del abogado hacia su cliente son:

a) Deber de fidelidad: consiste en secreto profesional durante el caso y luego


de él;

b) Deber de conocimiento: es el consejo justo y solicitado como objeto del


proceso;

c) Deber de igual de trato: superando las discriminaciones por motivos econó-


micos, políticos, sociales, etc.;

d) Deber de información: dar al cliente la información justa sin crear falsas ex-
pectativas;
Respuestas a parciales y finales – DEONTOLOGIA JURÍDICA

e) Deber de buscar la mejor solución: procurar la mejor solución al problema


que puede consistir en un acuerdo, conciliación, transacción, etc y no solo
un juicio;

f) Deber de diligencia en la tramitación de la causa: obliga al abogado al es-


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tudio de la causa con profundidad y a adoptar las mejores medidas proce- 27
sales con máxima diligencia y prudencia debida evitando dilaciones daño-
sas al cliente.

Honorarios: si bien el ejercicio de la profesión del abogado tiene un fundamento


ético, es en definitiva un trabajo y como tal debe estar remunerado. También el
abogado puede pactar con su cliente el participar en el resultado del pleito, lla-
mado pacto de cuota litis. El monto máximo es del 40%. En la ley nacional el monto
a fijar varía entre el 11 y 20% para el abogado que triunfe y entre el 7 y 17% para el
que resulte vencido.

8.4 Aceptación de causas civiles y penales. Desarrollo y cese de la relación. El se-


creto profesional.

Todas las partes que intervienen en un juicio, litigio o proceso judicial desean la ob-
tención de justicia a través del descubrimiento de la verdad o del mejor derecho y
su correspondiente prueba que lo acredite. No es lícito de conciencia patrocinar
una causa cuya injusticia es conocida y notoria de ante mano y menos aún si es
ilícita, de esta forma el abogado además de cómplice se convierte en responsa-
ble de daños y perjuicios a terceros pues con seguridad ha debido mentir o recurrir
a fraudes o falsificación de documentos y falsos testimonios violando los deberes
éticos elementales de la profesión en su relación con la verdad y la justicia que se
persigue. Las causas dudosas pueden ser aceptadas y son las más frecuentes al
tratarse de conflictos de intereses particulares, contratos, cesiones, etc.

En la rama penal el abogado puede aceptar todas las causas exceptuando


aquellas en las que el delincuente actúo con injusticia, venganza o motivos oscu-
ros por ejemplo calumnias e injurias fundadas en intereses políticos o económicos.
El abogado siempre debe brindar al cliente seguridad, competencia, diligencia y
honradez profesional. No crearle falsas expectativas dándole la máxima informa-
ción, trato igualitario, fidelidad en el conocimiento de la causa y diligencia en la
tramitación. El cese de la relación tiene lugar con la sentencia definitiva, con el
abandono de la causa por parte del cliente, con la transacción, conciliación o
desistimiento del abogado, con justa razón como ser testigo en la causa.
El secreto profesional es parte de la confianza que el cliente tiene con su aboga-
do, es un deber y un derecho fundamental de la profesión, comprenden las confi-
dencias de sus clientes, sus adversarios, sus colegas, y abarcan todos los hechos y
documentos de los cuales se haya tenido noticias durante el proceso sean propios
o de elaboración compartida con otros abogados.

8.5 Deberes fundamentales del abogado en la relación con los colegas. Deberes
de independencia e imparcialidad.

Trascendencia ética: En un estado de derecho están claramente separadas las


funciones de los distintos poderes, pero sigue siendo el Juez el encargado de solu-
cionar los conflictos a través de la conciliación o el proceso. La importancia de la
función judicial se advierte en la fuerza que adquiere una sentencia firme, sobre la
cosa juzgada no se puede volver. El juez tiene por lo tanto la capacidad de trans-
formar lo ambiguo en jurídicamente definitivo. Si es grande la responsabilidad ética
de quienes elaboran, aprueban y promulgan las leyes no es menor la de los jueces
que tienen que aplicarla. El juez hace que entren los casos concretos en el ámbito
de la ley suponiéndose con esto que realiza la justicia.

Deberes Profesionales: es bueno considerar ciertos deberes típicos en todo profe-


sional. El secreto profesional es uno de estos, este le dice al profesionista que no
tiene derecho de divulgar información que le fue confiada para poder llevar a
cabo su labor, esto se hace con el fin de no perjudicar al cliente o para evitar gra-
ves daños a terceros. El profesional también debe propiciar la asociación de los
miembros de su especialidad. La solidaridad es uno de los medios más eficaces
para incrementar la calidad del nivel intelectual y moral de los asociados. En fin al
profesional se le exige especialmente actuar de acuerdo con la moral estableci-
da. Por tanto, debe evitar defender causas injustas, usar sus conocimientos como
instrumento de crimen y del vicio, producir artículos o dar servicios de mala cali-
dad, hacer presupuestos para su exclusivo beneficio, proporcionar falso informes,
etc. Cuando un profesional tiene una conducta honesta, dentro y fuera del ejerci-
cio de su profesión, le atraerá confianza y prestigio, lo cual no deja de ser un estí-
mulo que lo impulsará con más certeza en el recto ejercicio de su carrera.

Deberes de independencia e imparcialidad: el primer y principal deber del juez es


la imparcialidad, dirigida a preservar la independencia del juicio. Para defender la
imparcialidad existen incompatibilidades generales (desempeño de cargos políti-
cos, arraigo profundo en zona determinada, etc.) e incompatibilidades relativas
que con motivos de abstención o recusación (parentesco del juez con una de las
partes o sus abogados, existencia de amistad o enemistad manifiesta, etc.). Otro
deber es de prestar la función que exige diligencia, estudio atento y la puesta al
día de la ciencia jurídica. El deber de residencia también es importante ya que la
presencia del juez es una garantía de la realización de justicia.
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UNIDAD 9. EL COLEGIO PÚBLICO DE ABOGADOS

9.1 El principio de colegialidad. La colegiación obligatoria. Su constitucionalidad.


Ejercicio ilegal de la profesión.
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Al contrario que en el resto de las provincias en Capital Federal la colegiación no 29
era obligatoria hasta el dictado de la ley 23.187 que además de establecer las re-
glas para el ejercicio profesional estableció el colegio público de abogados de la
capital federal y la colegiación obligatoria. Al respecto la CSJN ha establecido
que tal obligación no es inconstitucional porque no implica el ingreso compulsivo a
una asociación ya que el Colegio Público de Abogados es una entidad o persona
de derecho público, con fines públicos propios del Estado pero que éste transfiere
a la entidad en ejercicio de la facultad de reglamentar razonablemente la profe-
sión de abogado como auxiliar de la administración de justicia.

Ejercicio ilegal: se considera ejercicio ilegal de la profesión el que sin tener título
habilitante evacue habitualmente y con notoriedad, a titulo oneroso o gratuito
consultas sobre cuestiones o negocios jurídicos. También la de aquel abogado que
ejerce su profesión sin estar inscripto en la matrícula.

9.2 Funciones del colegio público de abogados. El derecho disciplinario: su auto-


nomía. El tribunal de ética y disciplina.

Funciones: el ejercicio del gobierno de la matrícula de los abogados y procurado-


res y el poder disciplinario sobre los mismos; el deber de acusar ante los órganos
que correspondan a funcionarios y magistrados por las causales establecidas en
las leyes; la defensa de los miembros para asegurar el libre ejercicio de la profe-
sión, la dignidad y el decoro profesional, la armonía y solidaridad entre ellos; la asis-
tencia y defensa de las personas que carecen de recursos económicos; bregar por
una eficiente Administración de Justicia; cumplir con las funciones de promoción,
asesoramiento, administración y acción social, cultural, extensión y perfecciona-
miento profesional.

El derecho disciplinario: El derecho disciplinario prescribe sanciones para los cole-


giados y tiene como objetivo su buen funcionamiento a fin de reparar la imagen
lesionada del organismo o de sus integrantes. La independencia de las acciones
penales y disciplinarias se encuentra, plasmada en la ley 23.187 al condicionar la
sanción de exclusión de la matrícula al supuesto de haber sido condenado el le-
trado por un delito doloso que por las circunstancias del caso afecte el decoro y
ética profesional. El derecho disciplinario puede llevarse a cabo en forma concu-
rrente con la facultad punitiva de la justicia criminal.
Tribunal de ética: en el caso de la provincia de Formosa, el Tribunal de Conducta
es un órgano integrante del Consejo Profesional de la Abogacía, creado por ley
939 y tiene su propio código de ética aplicable a todos los matriculados con debe-
res y obligaciones referentes al orden jurídico, al ejercicio de la abogacía, respecto
del Consejo de la Abogacía, respecto de sus colegas, con sus clientes, además
detalla las sanciones aplicables en caso de violación de los deberes y obligaciones
(llamado de atención, apercibimiento, multa, suspensión de la matrícula por un
año, cancelación de la matrícula).

9.3 Los vínculos de colegialidad: Deberes hacia los colegas. Relación con los ma-
gistrados.

Deberes hacia los colegas: El abogado debe hacer cuanto esté a su alcance para
que las relaciones con sus colegas se caractericen por la confraternidad, esa vin-
culación -fundada en el sentimiento de la solidaridad profesional, de los deberes
que impone y de la confianza mutua que presume-. Debe respetar en todo mo-
mento la dignidad del colega, proscribiendo a su respecto las expresiones hirientes
y las insinuaciones malévolas. Debe impedir toda maledicencia del cliente hacia
su anterior abogado o hacia el patrocinante de su adversario. La confianza, la le-
altad, la benevolencia, deben constituir la disposición habitual hacia el colega, al
que debe facilitarse la solución de inconvenientes momentáneos - enfermedad,
duelo o ausencia - y considerarle siempre en un pie de igualdad, salvo los respetos
tradicionales guardados a la edad y a las autoridades del Colegio.

Relación con los magistrados: La actitud del abogado hacia los magistrados debe
ser de deferente independencia. Es de su deber guardarles respeto y considera-
ción, así como abstenerse de toda familiaridad fuera del lugar, aunque mantenga
relaciones de amistad, debe cuidarse de no exteriorizarlas en el Tribunal. Debe es-
tar en todo momento dispuesto a prestar apoyo a la magistratura, pero debe man-
tener siempre la más plena autonomía; recordando que si es auxiliar, no es de-
pendiente de la administración de Justicia.
Respuestas a parciales y finales – DEONTOLOGIA JURÍDICA

UNIDAD 10. DEONTOLOGÍA DE LA FUNCIÓN JUDICIAL

10.1 Trascendencia ética. Deberes profesionales generales. Deberes de indepen-


dencia e imparcialidad.
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Trascendencia ética: En un estado de derecho están claramente separadas las 31
funciones de los distintos poderes, pero sigue siendo el Juez el encargado de solu-
cionar los conflictos a través de la conciliación o el proceso. La importancia de la
función judicial se advierte en la fuerza que adquiere una sentencia firme, sobre la
cosa juzgada no se puede volver. El juez tiene por lo tanto la capacidad de trans-
formar lo ambiguo en jurídicamente definitivo. Si es grande la responsabilidad ética
de quienes elaboran, aprueban y promulgan las leyes no es menor la de los jueces
que tienen que aplicarla. El juez hace que entren los casos concretos en el ámbito
de la ley suponiéndose con esto que realiza la justicia.

Deberes Profesionales: es bueno considerar ciertos deberes típicos en todo profe-


sional. El secreto profesional es uno de estos, este le dice al profesionista que no
tiene derecho de divulgar información que le fue confiada para poder llevar a
cabo su labor, esto se hace con el fin de no perjudicar al cliente o para evitar gra-
ves daños a terceros. El profesional también debe propiciar la asociación de los
miembros de su especialidad. La solidaridad es uno de los medios más eficaces
para incrementar la calidad del nivel intelectual y moral de los asociados. En fin al
profesional se le exige especialmente actuar de acuerdo con la moral estableci-
da. Por tanto, debe evitar defender causas injustas, usar sus conocimientos como
instrumento de crimen y del vicio, producir artículos o dar servicios de mala cali-
dad, hacer presupuestos para su exclusivo beneficio, proporcionar falso informes,
etc. Cuando un profesional tiene una conducta honesta, dentro y fuera del ejerci-
cio de su profesión, le atraerá confianza y prestigio, lo cual no deja de ser un estí-
mulo que lo impulsará con más certeza en el recto ejercicio de su carrera.

Deberes de independencia e imparcialidad: el primer y principal deber del juez es


la imparcialidad, dirigida a preservar la independencia del juicio. Para defender la
imparcialidad existen incompatibilidades generales (desempeño de cargos políti-
cos, arraigo profundo en zona determinada, etc.) e incompatibilidades relativas
que con motivos de abstención o recusación (parentesco del juez con una de las
partes o sus abogados, existencia de amistad o enemistad manifiesta, etc.). Otro
deber es de prestar la función que exige diligencia, estudio atento y la puesta al
día de la ciencia jurídica. El deber de residencia también es importante ya que la
presencia del juez es una garantía de la realización de justicia.
10.2 La selección de Magistrados. Capacitación y carrera judicial. Inamovilidad e
intangibilidad de las remuneraciones. Destitución.

Selección: Para la selección de magistrados, una vez abierto el Concurso Público


de Oposición y Antecedentes, dónde se evalúa entre otros: actuación en el fuero
judicial, cargos públicos desempeñados, su ejercicio profesional liberal, actuacio-
nes académicas, postgrados realizados, publicaciones, se evalúa su especialidad
con la vacancia a cubrir, etc. Asimismo debe cumplir con los requisitos exigidos
para el cargo: tener título de abogado, 30 años de edad cumplido, 8 años de
ejercicio de la profesión o 2 años como abogado si es empleado judicial. Poste-
riormente se rinde un examen escrito y luego una entrevista personal con el Conse-
jo de la Magistratura. De allí se obtienen los tres mejores puntajes elevándose al
Poder Legislativo una terna para la elección del magistrado, quién jurará ante los
miembros del Excmo. Tribunal de Justicia.

Inamovilidad e intangibilidad: como garantía de la imparcialidad el juez tiene el


derecho de inamovilidad, es decir, no puede ser privado del ejercicio de su fun-
ción sino con arreglo a la ley. Subjetivamente el juez por razones personales puede
pedir la jubilación voluntaria, renunciar, pedir licencia o traslado. La intangibilidad
es la garantía de independencia del Poder Judicial. Lo que está consagrado en la
letra y en el espíritu de la Constitución es que el haber de un juez no se puede
afectar, con lo que el texto fundamental tiende a evitar que un mandatario cual-
quiera aproveche el poder para intimidar o disciplinar a tal o cual juez o al conjun-
to de jueces, por eso se sostiene que el principio de la intangibilidad es nuclear en
la independencia del Poder Judicial respecto de las decisiones políticas coyuntu-
rales”.

Destitución: Según la Constitución Argentina, los jueces gozan de estabilidad en


sus cargos mientras dure su buena conducta. Una destitución es posible sólo en
caso de que se compruebe “mal desempeño” o “comisión de un delito”. Un juez
de la Corte Suprema sólo puede ser acusado por “mal desempeño” o “comisión
de delito”, en un juicio público que tramita en el Poder Legislativo: la Cámara de
Diputados actúa como órgano acusador (a la manera de un fiscal de un juicio
penal común) y la Cámara de Senadores, como tribunal de juicio. El Senado pue-
de dictar una sentencia destitutoria del juez acusado, con mayoría de dos tercios
de los miembros presentes; caso contrario, la acusación queda rechazada.
Respuestas a parciales y finales – DEONTOLOGIA JURÍDICA

10.3 Certeza motivada y certeza personal. El juez ante la norma positiva injusta. El
ejercicio de la acción pública por el Fiscal.

Certeza: el juez debe fallar según lo alegado y probado en el proceso, no según


los conocimientos alcanzados fuera de él (conocimiento privado). No puede éti- Página |
camente un juez dictar sentencia basándose en una probabilidad puramente ex- 33
periencial, es decir, si el juez sabe que una persona es completamente inocente o
inequívocamente culpable pero no lo sabe como resultado de la valoración de lo
alegado y probado en el proceso tendría que condenar a un inocente o absolver
a un culpable. La solución ética a estos casos sería:

a) Que el juez personalmente aporte pruebas que demuestren la inocencia o


culpabilidad en caso debe inhibirse y abstenerse de juzgar y actuar en el
otro proceso como testigo de cargo o descargo;

b) Si no puede aportar pruebas porque no existen o porque la ley no lo permite


jurídicamente no es posible hacer nada. En este caso no le queda otra solu-
ción que sentenciar en contra a su propia opinión subjetiva, pudiendo utilizar
los atenuantes o agravantes.

Ante la ley injusta: se refiere a su actitud ante una ley que nace ya injusta por ser
contraria a exigencias fundamentales de la justicia, es decir, del derecho natural,
por ejemplo una ley que legalice el aborto, la eutanasia o el uso de drogas. El juez
no puede lícitamente con sus sentencia obligar a nadie a realizar un acto intrínse-
camente inmoral aunque este mandado o permitido por la ley, ya que se conver-
tiría en cómplice de los autores de ella. Para que sea lícita esa cooperación se re-
quiere un motivo grave que puede ser la amenaza de su inhabilitación temporal o
perpetua que además de suponer en ciertos casos la ruina económica personal y
familiar, significa dejar la magistratura en poder de otras personas favorecedoras
de acciones inmorales.

Fiscal: los fiscales al igual que los jueces deben actuar con imparcialidad. Su misión
no consiste únicamente como acusador, sino que ejerce la función peculiar apre-
ciando el resultado de averiguaciones del sumario, pidiendo sobreseimientos o
una vez abierto el juicio la absolución de las personas injustificadamente acusadas,
etc. Está obligado a ejercitar la acción penal apenas llegue a conocimiento de
que existen indicios de delito. En su actuación el fiscal puede encontrar delicados
problemas de conciencia sobre todo en aquellos delitos que por presión de grupos
de opinión pública se pretende que dejen de serlo como sucede en el caso del
aborto dónde es loable la actuación del fiscal a afrontar un proceso impopular, sin
embargo tiene obligación jurídica y moral de oponerse claramente a ese hecho. El
fiscal puede también pecar por omisión y de esta forma preparar el camino para
que un mal moral se convierta en legal.
Respuestas a parciales y finales – DEONTOLOGIA JURÍDICA

1. Relaciones entre abogados. Causas tramitadas por otros abogados. Observan-


cia de acuerdos.

Relaciones entre abogados: La confianza, la lealtad y la hidalguía deben constituir


la disposición habitual del abogado hacia sus colegas, a quienes facilitarán la so- Página |
lución de impedimentos momentáneos que no le sean imputables, como ausen- 35
cia, duelo, enfermedad u otros semejantes. Ningún apremio del cliente debe auto-
rizarlo a apartarse de esta norma.

Causas tramitadas por otros abogados: El abogado debe dar aviso al colega que
haya intervenido en un asunto, antes de aceptar el patrocinio o representación de
la misma parte y procurar que sean satisfechos integralmente sus legítimos inter-
eses. El aviso previo no es necesario cuando el colega ha renunciado expresamen-
te al patrocinio o mandato. Sin embargo, es recomendable que el nuevo aboga-
do haya saber al anterior su intervención en el asunto. Los esfuerzos directos o indi-
rectos para apoderarse de los asuntos de otros colegas o captarse sus clientes, son
indigno de quienes se deben lealtad en el foro, pero es deber profesional dar con-
sejos adecuados a quienes buscan ayuda contra abogados infieles o negligentes.
Es recomendable, aún en estos casos, informar previamente al colega imputado.

Observancia de acuerdos. Los acuerdos celebrados entre abogados deben ser


cumplidos, aunque no se hayan ajustado estrictamente a las normas legales. Los
que fueren importantes para el cliente, deberá ser documentados, pero el honor
profesional exige que, aún no habiéndolo sido, se cumplan como si constaran en
instrumento público.

2. La Justicia. Justicia en Aristóteles. Cicerón y el caso de la ley injusta. La justicia


en Santo Tomás. La equidad. El bien común.

La definición tradicional de justicia consiste en dar a cada uno lo que es debido.


Según Aristóteles, existen dos clases de justicia:

La justicia distributiva, que consiste en distribuir las ventajas y desventajas que


corresponden a cada miembro de una sociedad, según su mérito.
La justicia conmutativa, que restaura la igualdad perdida, dañada o violada, a
través de una retribución o reparación regulada por un contrato.

Cicerón: la ley natural tiene carácter divino, y por esto mismo no puede ser injusta;
en consecuencia, la ley humana debe subordinarse a la ley natural. Compara a la
ley injusta con la receta de un médico que en lugar de curar, mata al paciente.
Santo Tomás define a la justicia como “el hábito por el cual el hombre le da a ca-
da uno lo que le es propio mediante una voluntad constante y perpetua”. Clasifica
a la justicia como una de las cuatro virtudes cardinales, junto con la templanza, la
prudencia y la fortaleza; y distingue el sentido general y particular de la justicia.
La justicia en un sentido general, es la virtud por la cual una persona dirige sus ac-
ciones hacia el bien común. Cada virtud, explica Santo Tomás, “dirige su acto
hacia el mismo fin de esa virtud”. La justicia es “distinta de cada una de las otras
virtudes” porque dirige todas las virtudes del bien común.

Bien común (de DSI): El bien común es el conjunto de condiciones de la vida social
que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más
pleno y más fácil de la propia perfección.

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