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República Bolivariana de Venezuela

Universidad Bicentenaria de Aragua


Vicerrectorado académico
San Joaquín de Turmero –estado Aragua
Aula virtual: Puerto Ordaz-Edo Bolívar
Carrera de Psicología sección “2”
Cátedra: Practica de Psicología del adulto

 Uso de los manuales diagnósticos en el


proceso de elaboración de informes
clínicos

Profesor: Alumna:

Vidal Sáez Rosa Granadillo


CI: 21.497.643

Puerto Ordaz Junio de 2022


Introducción

Cabe resaltar que el informe psicológico clínico es la comunicación


escrita u oral confidencial y científica realizada únicamente por un
psicólogo a su cliente, representante legal o autoridad legal competente,
de los resultados de un proceso de evaluación o intervención psicológica,
la comunicación escrita u oral de un informe psicológico es parte
imprescindible, no sólo del proceso de evaluación psicológica clínica, sino
del proceso de intervención en su totalidad, desde los orígenes de la
psicología clínica una de las principales tareas del psicólogo siempre ha
sido la elaboración de informes psicológicos y así se ha recogido en las
diversas definiciones legales del campo del psicólogo clínico.

Por tal razón es de gran importancia resaltar el uso de los manuales


diagnósticos que se estudiaran a continúan en el presente bosquejo de
ensayo para el correcto uso e interpretación de un informe psicológico
recalcando que el mismo debe ser diseñado única y exclusivamente por
un psicólogo profesional y capacitado para el mismo

En este mismo orden de ideas podemos describir que todo ello parece
apuntar a la necesidad de recordar y actualizar aquellos aspectos
esenciales que el psicólogo debe considerar a la hora de elaborar un
informe, la intención no es la de proponer un código o unas directrices
exhaustivas acerca de cómo elaborar un informe, solamente queremos
señalar algunos aspectos que nos parecen clave para mejorar la calidad
de nuestro trabajo, respetando los derechos y obligaciones técnicas,
formales y legales que dignifican nuestra profesión y a los que debemos
someternos.
 Uso de los manuales diagnósticos en el proceso de elaboración de
informes clínicos.

Para realizar un informe psicológico se requiere tener ciertas


habilidades como: analizar, sintetizar e integrar una serie de datos
obtenidos con las diferentes técnicas e instrumentos como la entrevista,
las pruebas proyectivas y las psicométricas, en el informe psicológico se
describe la personalidad de tal manera que cualquiera que lo lea, se
espera, que al terminar de leerlo, tenga una impresión cercana a la
realidad, del examinado, antes de redactar el informe, se debe formar un
todo coherente con los datos obtenidos, para que se presente un cuadro
comprensivo de la persona que se evalúa, para llegar al paso del informe
primero se debe realizar una evaluación de la personalidad durante la
cual se debe anotar desde las respuestas del examinado hasta los
detalles observados durante el examen.

En este sentido podemos detallar la importancia de los manuales


diagnósticos en el proceso de elaboración de los informes clínicos
psicológicos estos manuelas llevan por nombre DSM5 y CIE 10 ya que
cuando las personas, presentan alguna dificultad de orden psicológico
(conductual, cognitivo o emotivo), encuentran en el psicólogo clínico una
alternativa de atención profesional, el terapeuta tiene la encomienda de
escuchar el discurso del cliente, usuario o paciente para comprender su
problemática, para ello hace uso de diferentes instrumentos y técnicas
como test psicológicos, entrevista y observación, una vez reunida la
información, la ordena según el enfoque teórico al cual pertenezca,
permitiéndole trazar directrices de actuación.

Según Lira, J. (2018). La evaluación, diagnóstico e intervención


terapéutica son momentos continuos y que se entrecruzan en el ejercicio
de la terapia psicológica, estos aspectos se pueden identificar
independientemente de la postura teórica, la diferencia está en la
linealidad o no de éstos según la perspectiva.

En este mismo sentido describiremos quien es el DSM5 Según Lira, J.


(2009) describe que el mismo es el manual diagnóstico y estadístico de
los trastornos mentales que fue propuesto por la asociación americana de
psiquiatría e inició su publicación en el año 1952, y que actualmente
existe la cuarta edición revisada (DSM IV TR) publicada en el año 2000.
La elaboración del DSM es realizada por consenso entre expertos en el
área de salud mental lo que ha despertado críticas severas en torno a ello
dado que las decisiones de incluir o excluir un comportamiento como
anormal, no es ajeno a intereses político-sociales.

Este manual nos ayuda a los profesionales de la psicología a realizar


diagnósticos psicológicos a los usuarios y obtener un diagnóstico preciso
y con bases científicas, el planteamiento de un diagnóstico implica
organizar la información obtenida a través de la interacción especial que
se da en la sesión terapéutica entre una persona y el profesional, para
ello el clínico se vale de varias herramientas entre las cuales están la
entrevista estructurada o semiestructurada, observación y baterías de
pruebas psicológicas, una vez reunida la información se procede a
determinar la categoría diagnóstica, conforme a la lógica del DSM esto
implica juzgar si los signos y síntomas alcanzan o no el umbral
diagnóstico definido, es decir, el límite en tiempo, número e intensidad
que marca la frontera entre la manifestación total de un trastorno y el tipo
de éste.

Según Cartagena, A. (2019).  Para tener una mayor claridad en el tipo


de trastorno presentado no basta con enumerar los síntomas y signos
sino hay que establecer relaciones entre ellos para llegar a la asignación
de una categoría con sus especificaciones diagnósticas. Las
especificaciones en el DSM IV para muchos de los trastornos que en él
aparecen pueden clasificarse en:
Especificaciones de gravedad: que indican la magnitud del trastorno
traduciéndose en mayor deterioro, malestar y riesgo según se sobrepase
el número de síntomas presentes en la persona de los requeridos para el
diagnóstico de un cuadro psicopatológico

De esta manera en el siguiente paso se anota el nombre de alguno de


los trastornos de personalidad que se indican en el DSM IV agrupados en
tres sectores: grupo A cuya característica definitoria es el comportamiento
extraño y excéntrico tomando como referencia la atipicidad cultural e
incluye al trastorno paranoide, esquizoide y esquizotípico, éstos últimos
han servido para plantear junto con la esquizofrenia un continuo llamado
espectro esquizofrénico, el grupo B caracterizado por ser dramáticos,
emocionales, erráticos o impredecibles y que incluye a el trastorno
antisocial, límite, histriónico y narcisista, y el grupo C cuyos rasgos
distintivos son el temor y ansiedad que presentan las personas e incluye
el trastorno de evitación, dependencia y el obsesivo compulsivo, este
último diferenciado del trastorno de ansiedad denominado obsesivo
compulsivo dado que en este último los síntomas son egodistónicos y en
el de personalidad, de carácter egosintónicos.

Según Carlos Fried (2018) “La conducta como tal no es


intrínsecamente buena o mala, como tampoco normal y patológica, sino
que puede adjetivarse de este modo en tanto tales formas de conducta
forman parte de un sistema de relaciones sociales cuya valoración
representa una expresión ideológica dentro de un proceso social
complejo” cabe resaltar que el DSM IV y sus siguientes versiones,
seguirán siendo herramientas y sólo eso, para la práctica clínica, no es la
panacea de las dificultades psicológicas y su diagnóstico, pero si
constituye un medio del cual se puede valer el psicólogo en su ejercicio
profesional sobre todo si se da en el plano institucional donde,
generalmente, se requiere un diagnóstico concreto como los derivados de
esta taxonomía psiquiátrica, no obstante, es el uso crítico lo primordial
para el psicólogo, se trata de conocer y hacer una crítica con alternativas
sobre cómo hacer un diagnóstico, no solamente la descalificación en sí.

En este mismo orden de ideas la lista de códigos del CIE-10 es la


décima versión de la Clasificación estadística Internacional de
Enfermedades (CIE) y otros Problemas de salud, publicada por la
Organización Mundial de la Salud (OMS). Se propone el registro
sistemático, así como la interpretación y la comparación de datos de
mortalidad y morbilidad recolectados en diferentes países o áreas y en
diferentes épocas y culturas, su objetivo general es mejorar criterios de
clasificación y fiabilidad diagnostica, Contiene un capítulo denominado
clasificación de los trastornos mentales y del comportamiento,
descripciones clínicas y pautas para el diagnóstico.

Por tal razón ambos sistemas diagnósticos presentan un vínculo


histórico, el DSM-I es una adaptación del CIE-6 que incluyó por primera
vez trastornos mentales; existió una coordinación en la elaboración del
DSM-III con el CIE-9; y el DSM-IV con el CIE-10 mantienen un diálogo
con menciones explícitas en sus respectivas ediciones, sin embargo se
pueden marcar de forma general algunas diferencias, el DSM presenta
claros fines clínicos criterios explícitos, sistema multiaxial y la CIE busca
clasificar morbilidad para estadísticas de salud, el DSM se sustenta en la
investigación empírica por revisión de literatura, mientras que la CIE en
estudios de campo internacionales recogidos estadísticamente.

En el ámbito de la psicología no es una excepción, especialmente en


la clínica: deberemos redactar un informe de cada paciente o cliente que
tengamos en el que detallamos sus datos, problemáticas, resultados de
evaluaciones, tratamientos o intervenciones aplicadas y resultados, pero
redactar correctamente un informe puede no resultar tan sencillo como
aparentan por tal razón es de gran importancia el uso de los manuales
diagnostico según sea el caso que se tenga presente para el manejo
correcto de diagnóstico y el buen uso y redacción de informes
psicológicos ya que ellos nos ayudaran al correcto desenvolvimiento y
realización de dichos informes en la práctica profesional.
Conclusión

Cabe mencionar que en el ámbito de la psicología, concretamente en


la especialidad clínica, es muy común el uso de los informes para recoger
los datos personales, situaciones problemáticas, evaluaciones y
resultados sobre los pacientes que se tratan, desde analizar en qué
consiste el informe psicológico, cuáles son los objetivos de este tipo de
informes y cómo se lleva a cabo, ya que el mismo es aquel documento
escrito por el terapeuta donde se exponen los resultados de una
evaluación diagnóstica a un paciente.

Por tal razón en él se recoge la información que el profesional obtuvo


durante dicho proceso, de este modo, el texto constituye un registro
clínico donde se incluyen antecedentes a la situación actual del paciente,
sus problemas, limitaciones, las principales averiguaciones que hace el
psicólogo o las interpretaciones de las mismas.

Por eso es de gran importancia recalcar el uso de los manuales


diagnósticos para la correcta elaboración de los informes psicológicos ya
que con ellos realizamos el buen manejo de los diagnósticos establecidos
previamente y registrados científicamente para una validez confiable en la
práctica profesional.
Referencias Bibliográficas

Lira, J. (2018) Informes Psicológicos. Laurel.

Bonilla, Castro. E. y Rodríguez, P. Método en el uso de redacción de


informes psicológicos. Girasol

Caparrós, A. (2017). Informes psicológico I. Barcelona. Círculo Editor


Universo.

Lira, J. (2009) Manuales diagnósticos. Laurel

Bonilla-Castro, E. y Rodríguez, P. Guías Psicológicas Girasol

Cartagena, A. (2019). La Psicología y la observación. Barcelona.


Círculo Editor Universo.

Manual para Diagnósticos DSM5.

Manual de Diagnósticos CIE10

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