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04 - San Francisco Inesperado (Hermanos Walker) Marcia DM
04 - San Francisco Inesperado (Hermanos Walker) Marcia DM
HERMANOS WALKER #4
MARCIA DM
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este autor. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación
puede ser reproducida en cualquier forma sin el permiso escrito, excepto en el
caso de citas breves en artículos críticos y revisiones este libro es una obra de
ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la
imaginación del autor, son usados de manera ficticia y no debe ser interpretado
como real. Cualquier parecido con hechos reales, lugares, organizaciones o
personas vivas o muertas, es pura coincidencia.
Edition:Natalia Ortega
Portada:eshopia1419
www.MarciaDM.com
SINOPSIS
Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Epílogo
Epílogo
Postfacio
Agradecimientos
Adelanto: -El color del Anhelo-
Robin Williams
INTRODUCCIÓN
¡Qué canalla!
<<Bianca: No hace falta, puedo ir yo sola, Killian, el
semental.>>
Mis nervios se elevan a la décima potencia y miro mi
pequeño perchero con ropa mal colocada y algunas
prendas tiradas en el suelo.
Si esto es como lo imagino, debo prepararme.
Siempre es preferible estar vestida de más que de
menos, ¿no?
—Nos vamos de compras.
Dos horas después estoy con dolor de espalda de todas
las perchas que moví para encontrar la prenda perfecta.
Miro sobre mi hombro, una chica detrás de mí parece estar
en el mismo estado que yo, hasta que encuentra una blusa
negra y la levanta para inspeccionar. Tiene grabados en
dorado en el cuello y en los puños, parecen estrellas. La
chica la mira por un ratito más y luego la vuelve a poner en
el perchero. Quiero verla de cerca, inspeccionarla como
hizo ella, pero esta chica es tan rápida como un caracol y
me está poniendo los pelos de punta.
Finalmente avanza, dejando atrás la posibilidad de
encontrar algo que le guste aquí y ahí es cuando ataco.
El móvil empieza a vibrar en mi mochila y el nombre de
Liam brilla con promesas de una salida, pero al mismo
tiempo, por el rabillo de mi ojo, detecto una nueva chica
avanzando directamente hacia la blusa, así que ignoro la
llamada por completo y clavo mis garras sobre mi premio.
Los probadores son el peor enemigo de cualquier mujer,
no importa el tamaño. No hay nada más tortuoso, bajador
de autoestima que un maldito probador. Siento que tengo
diez kilos de más, la luz es horrorosa y me veo tan pálida
que puedo ver a través de mí y el calor… ¿Por qué siempre
hace calor en estos lugares? Todavía no tuve tiempo de
estrenar esta blusa y ya estoy sudando.
Basta.
Me la llevo sin pensarlo demasiado.
D olor.
Dolor punzante y horripilante en mi cabeza.
—Ahhh… —gimo sobre mi almohada.
Olvidé correr las cortinas opacas y la luz del sol entero
entra por mis pequeñas pupilas. Las palpitaciones en el
cerebro no me dejan pensar con claridad, ni escuchar.
Me muevo un poco y siento ropa puesta.
¿Qué demonios?
Yo duermo desnudo… ¿Por qué…?
Entonces miro mi cuerpo y veo una manta sobre mí, mis
pies sin zapatillas y la misma ropa de anoche.
Bianca.
Esto fue obra de Bianca.
Tapo mi rostro con la mano gimiendo de vergüenza
cuando recuerdo todo.
Lo que le dije, mis palabras, ella llamándome gay…
Obviamente no hay nada de malo en eso, solo que… ¡Ahh!
Claro que tenía que pensar que era gay…
Esa escena tiene mi suerte escrita por todos lados.
Miro sobre mi hombro, buscándola sobre la cama.
Obviamente no está aquí, ella huyó despavorida como haría
cualquier ser pensante.
Con pies pesados que se arrastran, logro darme una
ducha y espabilarme un poco más.
Abajo, en el comedor, está Valentino, desayunando como
un Lord inglés. Hay tostadas sobre la mesa, fruta, café,
zumo de naranja, por supuesto todo orgánico y de la mejor
calidad. Cuando me ve entrar me inspecciona de arriba a
abajo, asumo que buscando que me falten partes.
—Buenos días… —susurra.
—Demasiado fuerte, habla más bajo —gruño
sentándome a su lado.
Mi cuerpo se desploma en la silla del comedor. Una
mesa que usé solo una vez, siempre desayuno en la barra
de la cocina.
Solo, como loco malvado.
—¿Por qué estás aquí? —pregunto masajeándome los
párpados.
—Bianca me pidió que te vigile…
—¿Y por eso asaltaste mi nevera? —gruño sin mirarlo,
en cambio observo a mi alrededor, buscando rastros de la
fiesta.
No quedó nadie, sorprendente. He encontrado gente
dormida en las tumbonas de la piscina más de una vez.
—Por eso me quede aquí en vez de irme con María, me
debes una, grande.
—¿Y ella?
—¿María? —pregunta sosteniendo la taza sobre sus
labios.
Eso hace que deje de masajear y lo mire con cara de
pocos amigos.
—Bianca, Valentino, Bianca.
—Ah, ella está en su casa, sana y salva, no te preocupes.
Por cierto, no sé qué hiciste, pero se fue muy enfadada.
Gruño de vuelta al recordar el gesto de dolor en su
rostro.
Tengo que arreglar esto, hacer algo al respecto.
—Ya puedes irte… —suelto levantándome para ir a la
cocina y comer mi desayuno como un ser normal y no como
alguien con complejo de rey.
Valentino me sigue pisando los tobillos.
—¿Qué ocurrió anoche, Kill?
Abro la nevera y saco un cartón de leche, la taza es lo
siguiente. Todo lo hago con el piloto automático ya que la
dopamina no existe en mi cerebro hoy, porque no hay lugar
para nada más, solo tengo una cosa en mi cabeza.
Levanto la mirada y me enfoco en Valentino.
—Nada que no pueda arreglar.
CAPÍTULO DIECINUEVE
BIANCA
<<Bianca: ¿Cuándo?>>
M entí.
Después de una hora de viaje no lo resisto más, ni
la música me acompaña, así que le pregunto:
—¿Qué música escuchas en tu casa?
Ella me mira de soslayo, su rostro avergonzado.
—Quieres que te diga la banda que le digo a todo el
mundo o la que escucho verdaderamente.
—Siempre la verdad —respondo.
—Bueno, me gustan mucho las Spice Girls, las
escuchaba de pequeña y hace unos años volví a
escucharlas.
Muerdo mis labios para no reírme.
—Podría ser peor —digo mientras lanzo el móvil a su
regazo—. Quiero escucharlas, vamos.
—Oh no, Kill, no te haría eso.
—¡Dije que quiero! Siempre escuchamos mi música, es
hora de compartir.
Bianca busca en el móvil y eventualmente una canción
suena por los altavoces del coche. La pantalla dice “Do It -
Spice Girls”.
—Creo que puedo sentirlo —digo moviéndome al ritmo
de la canción.
Bianca comienza a reírse al verme haciendo el ridículo,
pero a estas alturas hago lo que sea con tal de eliminar a
Biansiedad de nuestra vida. Para el final de la canción, los
dos bailamos y movemos los brazos, la siguiente canción es
Wannabe y la buena energía desborda el coche.
Ella está cómoda de nuevo y yo con eso soy feliz.
Cuando comienza 2 Become 1, Bianca se apaga de
vuelta. La canción habla de sexo y quizás no sea el mejor
tema ahora mismo.
—¿Quieres hablar al respecto? —pregunto con cautela,
mis ojos van desde la carretera hasta la pensativa Bianca.
—Creo que no.
Okey…
—Bueno, cuando estés lista, aquí estoy.
Killian el maduro soy ahora, aparentemente, no importa
lo que hice hace unas horas. No importa cómo lamí cada
centímetro del coño de Red, ni cómo besé sus labios o cómo
acaricié su lengua con la mía, ahora soy un Lord Inglés.
Excepto por la parte en la que robé su móvil y hablé con
su novio.
Esa parte podemos ignorarla por el momento.
—Gracias por darme tiempo.
—Tiempo es todo lo que tengo… —Mi voz suena
apagada.
¿Será porque no estoy acostumbrado a que una mujer
me rechace y me desee así?
¿Será porque estoy enamorado de ella y ella no muestra
los mismos sentimientos que yo?
—¿Cuál es tu lenguaje de amor? —pregunto
pretendiendo que no es una gran pregunta para hacerle a
alguien en un coche tan cerrado como este.
Sé que sabe a lo que me refiero. Cada persona
demuestra el amor de diferentes maneras, joder, lo aprendí
gracias a su podcast. Algunos necesitan palabras de
afirmación, otros contacto físico, regalos, tiempo en pareja
o actos serviciales.
Yo sé el mío, contacto físico y palabras de afirmación. Sé
lo que no le gusta a ella, regalos, Bianca no sabe
aceptarlos…
—Creo que estoy entre tiempo en pareja y contacto
físico.
—Bien. Puedo trabajar con ello, es más, creo haberlo
hecho desde anoche.
Ella se ríe silenciosamente, pero creo que busca
reprimir la risa.
—¿Tú?
—Palabras de afirmación, siempre me gusta escuchar
cosas bonitas sobre mí —se ríe con mi respuesta—, pero el
contacto físico es muy importante para mí.
Extiendo mi mano y tomo la de ella, mi piel contra su
piel se siente especial, natural y adictiva.
Ella me sonríe con un poco de timidez y me devuelve el
agarre. Entonces llevo su mano a mi boca y deposito un
beso allí.
Te amo.
Susurra mi cerebro.
¿Qué demonios? ¡No estoy listo para decirlo y ella
mucho menos escucharlo!
Cuando llegamos a la puerta de su piso, la detengo
cuando intenta bajar del coche.
—No estoy bromeando, ni es un capricho, quiero estar
contigo Bianca —digo con seriedad— y si tienes que saber
algo de mí, es que cuando quiero algo, soy capaz de jugar
sucio con tal de conseguirlo.
—Suena como una amenaza… —dice preocupada.
—Es solo un aviso, nunca insistiría si no obtuviera
respuesta tuya, pero está ahí, me deseas, lo sé, solo dame
una oportunidad para demostrarte lo serio que me tomo
este tema.
—Déjame pensar Kill —sus palabras salen con dolor de
su garganta—, cuando estas cerca no pienso con la lógica.
—Dímelo a mí… —susurro sintiendo la erección que está
por explotar en mis pantalones—. Te llamaré mañana, ¿está
bien?
Ella asiente y una vez más intenta salir del coche, antes
de dejarla hacerlo, la agarro de la nuca y la beso.
Que recuerde lo que se siente cuando estamos en
contacto.
Que se lleve mi impresión en sus labios y que conviva
conmigo hasta que se dé cuenta qué tan bien funcionamos
juntos.
—Adiós, Red —susurro sobre sus labios, mis ojos fijos en
ellos.
Ella asiente con ansiedad y sale disparada del coche
como un perrito asustado.
Me río mientras la veo entrar a ese edificio horrible,
tengo que hacer algo para sacarla de allí.
Por eso llamo a Valentino y cuando el maldito no me
responde, dejo un mensaje de voz.
—El lunes quiero saber qué casas están disponibles en
Sausalito, asistonto, gracias.
CAPÍTULO TREINTA
BIANCA
<<Bianca: Está bien, pero solo por las vistas eh, que no
se te suba el ego>>
G rito.
Grito y me pierdo.
Grito y me caigo por un precipicio.
Killian se hunde en mí y su falta de precaución me
excita, su decisión final de tenerme en este momento me
vuelve loca. Quizás este mal de la cabeza, quizás mis
hormonas no me están dejando pensar con claridad, pero
su dominación me lleva al borde y entierro mis uñas en su
espalda.
Entonces noto que tiene la camisa puesta y con dedos
ansiosos se la quito, exponiendo su pecho tatuado y
cincelado, sus abdominales perfectamente marcados y el
vello en su estómago que me guía a su polla entrando y
saliendo de mí.
Apoyo mi cabeza en la almohada, intentando controlar la
oleada de placer.
—Míranos —ordena, su tono firme—, míranos, Red.
Somos perfectos el uno para el otro
Cuando levanto la mirada, lo abrazo para retenerlo
cerca mío hasta encerrarlo con mis piernas.
Killian se acuesta de costado, llevándome con él, su
ritmo se mantiene firme, su boca en la mía, su lengua
lamiendo la mía, mis dientes, mis labios.
—Te amo —gime cambiando de posición una vez más,
boca arriba, me lleva con él y clava sus dedos en mis
caderas, con sus manos guía el movimiento—. Te amo
Bianca —repite perdido en la necesidad.
Lo beso mientras me muevo sobre él.
—Yo también Kill, siempre lo hice, solo que fui muy
buena ocultándolo.
Eso le hace rugir, al punto donde me detengo para ver si
está bien, pero entonces sale de mí y me deja boca abajo en
la cama. Tomas mis caderas y las levanta hasta ponerlas en
su pelvis.
Sus embestidas son frenéticas, dementes, no llego a
procesar una sin sentir la siguiente dentro de mí y mis
gemidos se pierden en mi boca abierta pero que no suelta
ningún sonido… ni aire.
—Mira este culazo —dice dándome una nalgada que me
deja picando la piel—. Créeme Red, soy un caballero, pero
contigo así, en cuatro y tan mojada… Dios, me siento
salvaje.
Su falta de vergüenza me hace sonreír, sus alabanzas me
desinhiben y nunca me sentí tan sexy, tan femenina y
descarada.
Inclino mi cadera, elevando mi trasero para sentirlo más
profundo y Kill vuelve a gruñir, esta vez toma mis pechos y
se aferra a ellos, pellizcando mis pezones y estrujándolos
con rabia, luego agarra mi cabello y lo sujeta con fuerza,
tirando hacia atrás, usándolo de correa.
—Mírate, joder, eres la cosa más hermosa que he visto
en mi vida, Bianca Burke. —Su mano recorre la curva de mi
cintura, hasta enterrar sus dedos allí y embestir con más
velocidad y brutalidad.
Y ese es mi fin.
La tensión en mi cuerpo se expande a todos lados, lo sé
porque siento que exprime la polla de Killian mientras me
corro y me corro y me corro.
—¡Dios! —grito apretando la almohada más cercana con
mi mano, mis ojos cerrados, mi mente un universo de
estrellas y terremotos.
Él jadea, clavando sus uñas en mi piel, mordiendo sus
labios mientras se desahoga en mí y espeta mi nombre
entre dientes apretados.
—Bianca… Bianca… —repite, ruega, implora.
Hasta que el mundo se detiene.
Y lo único remanente son nuestras respiraciones
agitadas y nuestros corazones desbordados.
El agarre de Killian se afloja y una última caricia erótica
se desliza desde mi cuello hasta la raja de mi trasero.
Lentamente Killian sale de mí y entonces siento el
líquido tibio chorreando por mi pierna.
¡Oh no! ¡Cómo no me di cuenta antes de lo que
estábamos haciendo!
Me alerto, cerrando mis piernas con fuerza y volteo
buscando a Killian con desesperación.
—¿No usamos…?
—No —responde tranquilamente mientras se acuesta a
mi lado y deja una mano sobre mi trasero.
—¡Killian! —grito levantándome o al menos intento
hacerlo, ya que él me retiene a su lado y me encierra en sus
brazos, impidiendo cualquier movimiento.
—Bianca… —dice con un tono templado y para nada
alterado como el mío. Con una mano en mi rodilla izquierda
abre mis piernas y observa todo sus fluidos con orgullo. Mis
mejillas se encienden inmediatamente—. Déjame verte…
Sus ojos se vuelven posesivos mientras observa con
altanería y con la punta de sus dedos acaricia y desparrama
el líquido sobre mi coño.
Nuestras miradas conectan, yo excitada hasta ver
nublado y él con esa media sonrisa diabólica que tanto
extrañé y dice:
—Siempre me gustó jugar con fuego. —Y sin dudarlo,
entierra sus dedos en mí otra vez, haciendo que todo
empiece de vuelta.
CAPÍTULO CUARENTA Y UNO
KILLIAN
E l reflejo del
desconozco.
espejo muestra una mujer que
El vestido es color crema y llueve sobre mi estómago
hasta mis muslos. Los tatuajes que siempre soñé con
hacerme resaltan en mis brazos descubiertos.
Seis meses después de convivir con Kill y escucharlo
todos los días hablar de cómo debería hacer lo que quiera
con mi cuerpo, tomé la decisión de explorar el mundo del
tatuaje. Él me advirtió que una vez que comenzara no iba a
poder detenerme y como siempre, tuvo razón. Mis dos
brazos terminaron con flores de colores y dijo que lo
excitaban más que nunca.
No voy a quejarme.
Sobre mi cabello hay una corona de hojas de eucalipto
con flores blancas, se ven adorables honestamente y por
más que me siento segura de esta decisión, mi estómago se
tensa al recordar que voy a ser el centro de atención en
esta boda.
Killian me propuso matrimonio hace exactamente un
mes, estábamos en Sausalito, eligiendo nuestro nuevo
hogar y cuando finalmente nos enamoramos de una casa de
amplios balcones que daban al océano Pacífico. Se puso de
rodillas e hizo la gran pregunta. Obviamente mi respuesta
fue que sí y los dos lloramos con emoción en nuestra futura
casa. Prometió que iba a ir con calma con respecto a los
preparativos, aunque sabía que su “calma” se igualaba a
euforia en mi idioma.
Tampoco puedo arrebatarle este día, solo tengo que
lidiar con la atención de todos como una mujer adulta
enamorada de su prometido. Al menos la ceremonia será en
el hermoso jardín de nuestra casa (Killian me obliga a
llamarla así y no “su casa”).
Nos despedimos hoy por la mañana y ahora cada uno
está preparándose en una habitación diferente. Durante la
mañana tuve una sesión con la maquilladora y la estilista,
junto con el resto de las mujeres que presencian este día
conmigo.
Y hablando de Roma… las mujeres de los Walker entran
antes del gran momento.
Lauren, Emma y Cala.
Las conocí a las tres el día de Acción de Gracias cuando
todos vinieron a nuestra casa y recuerdo haber encontrado
un grupo de amigas por primera vez. Las tres son
parecidas a mí y nos llevamos muy bien. Ellas me
incluyeron en su grupo de WhatsApp y vivieron conmigo el
minuto a minuto de los preparativos, involucrándose,
ayudándome con detalles que la misma Wedding Planner
había olvidado.
—Vinimos a comprobar que seguías aquí… —dice Emma
con media sonrisa.
Las tres llevan un vestido color lavanda que les queda
hermoso.
—En realidad nos envió Kill —agrega Lauren—, tiene
pánico que salgas pitando de todo esto.
Me río y volteo para verlas, las tres abren la boca.
—Estás increíble, Bianca —dice Cala con lágrimas en los
ojos—. ¡Eres la novia más bonita que he visto!
—Ay… —digo sintiendo calor en mis mejillas—, no seas
exagerada.
—No está siendo exagerada —escucho a mi madre
detrás de ellas—. Estás hermosa hija.
Creo que nunca escuché a mi madre decir eso y siento
que la emoción se arrastra por mi pecho.
—Gracias… —digo con la garganta apretada, mientras
aliso el vestido hippie chic que elegí.
—Apuesto que Kill va a derramar unas lágrimas cuando
te vea —dice Emma tomando el ramo de flores para
entregármelo.
—Todo internet muere por ver esta boda, no me
sorprendería que se filtre alguna foto —Cala agrega, pero
cuando ve mi pánico, enmienda el comentario—. Oh, pero
Kill tomó precauciones, nadie puede tener el móvil durante
la ceremonia, solo los fotógrafos pueden sacar fotos.
El día que medio millón de personas escucharon la
sesión en vivo donde le declaré mi amor a Kill, todo salió
volando por los cielos. Contratos y patrocinadores cayeron
sobre mí y el podcast pasó a ser el más escuchado en
Estados Unidos. Todos querían saber quién era la chica que
había robado al soltero más reconocido de Instagram.
Por supuesto Kill tuvo que lidiar con una ola de
comentarios dañinos y horribles sobre cómo yo no estaba a
su altura, que era muy gorda para él, muy baja y retacona,
que mi cabello era un nido de pájaros y que no era tan
talentosa como la gente piensa.
Fue duro lidiar con todo ello.
Pero Killian es no solo el mejor novio (pronto marido)
que exista, sino como persona se excede en todo sentido.
Agarró al toro por los cuernos, hizo una declaración
diciendo lo decepcionado que estaba con sus fans y que
como habían insultado al amor de su vida, iba a cerrar su
Instagram permanentemente.
Le pedí que no lo hiciera, que no era buena idea, pero él
se negó a escucharme, nunca lo vi tan enfadado en su vida,
bueno excepto cuando tuvo que lidiar con Liam.
—¿Lista hija? —pregunta mi madre—. Tu padre está
afuera listo para llevarte.
Que los nervios se vayan a la mierda.
Mi padre sonríe cuando me ve y besa mi mejilla.
—Ya le dije a ese vanidoso que si jode con Pecas alguna
vez…
—¡Papá! —grito consternada.
Mi padre larga una carcajada que suena igual a la mía y
estira su brazo para llevarme.
—No te preocupes hija, sabes que lo quiero.
Es cierto, para mi padre la actitud de Kill cuando estuvo
enfermo fue demasiado generosa, sin mencionar que Killian
envió a todos sus amigos millonarios a trabajar
exclusivamente con Riley's Motors y eso trajo como
consecuencia que mi padre inaugurara una segunda
sucursal.
El camino está cercado con flores blancas y sillas del
mismo color sobre el lado izquierdo y el derecho. Nos
rodean árboles con luces colgantes, es la hora del
atardecer y el sol tiñe todo magníficamente.
Es mágico este momento y sé que nunca voy a olvidarme
de este día.
Los hermanos de Kill están a su lado y es Oliver quien le
avisa que estoy en camino.
Entonces Kill voltea y me ve.
Sonrío con tensión, porque es la primera vez que me ve
vestida así, tan elegante y arreglada.
Los ojos verde agua de Kill se emocionan a tal punto que
tiene que mirar el suelo para ocultar las lágrimas y sonrío
complacida sabiendo que hice un maldito buen trabajo y
que toda esta producción valió la pena solo por esa mirada.
Oliver acaricia su espalda y susurra algo en su oído, algo
que hace que Kill vuelva a mirarme con una alegría que
arrebata todo el oxígeno en mis pulmones.
Todas las miradas están sobre mí, observando
detenidamente mi reacción ante la emoción de Killian y mi
futuro marido sabe que me achico con solo sentirlas. Mi
padre sostiene mi brazo con fuerza queriendo dar apoyo,
pero la ansiedad es perversa y escala por mi garganta.
Miro al suelo, intentando paliar lo abrumada que me siento
y deseo con todo mi corazón que Killian no piense que es
por él, ni que tengo dudas con respecto a este momento.
Jamás dudaría de Killian, sé que quiero pasar mi vida
con él, tener una familia con él y todo lo que un matrimonio
conlleva.
Bum, bum, bum.
Mi corazón está por salirse de mi pecho y mis
palpitaciones suenan en mi oído, creo que me voy a
desmayar…creo que…
Entonces de la nada comienza a sonar una canción, no
cualquier canción sino Never Give Up On The Good Times
de las Spice Girls y Killian sonríe cuando ve mi sorpresa. Lo
siguiente que hace es aplaudir al ritmo de la canción y
comenzar a bailar haciendo el completo ridículo ante todos.
Los hermanos lo siguen, como también mis damas de
honor.
Mi carcajada explota de mi pecho y tengo que cuidar las
lágrimas que salen de mis ojos para no arruinar el
maquillaje.
Solo alguien que te ama así es capaz de hacer el ridículo
con tal de sacar la atención de mí. A mitad de camino, Kill
camina hasta mí, dando pasitos rítmicos mientras todos lo
aplauden y silvan incentivando a que siga. Cuando llega a
mi lado hace una reverencia extravagante a mi padre,
quien se ríe a carcajadas y deja que Kill me lleve al final del
camino. Los dos vamos hacia el cura con carcajadas y
bailando ridículamente al son de las Spice Girls.
Todo el mundo parece más liviano y hasta yo siento que
mi pecho vuelve a la normalidad.
Cuando finalmente llegamos al hermoso altar lleno de
flores, Kill entierra sus labios en mi oído y susurra:
—Siempre voy a protegerte de Biansiedad.
Mi respuesta es abrazarlo con una fuerza imparable, la
fuerza del amor y los dos sonreímos con nuestras frentes
apoyadas y nuestras manos enlazadas.
En el momento que Kill busca mi boca, el cura carraspea
su garganta y nos recuerda que todavía tenemos una
ceremonia que cumplir.
Todos estamos riendo y no puedo explicar cómo el peso
que sentía en mis hombros desaparece por completo y lo
único que resta es la necesidad de casarme con este
hombre.
La canción llega a su fin y en un volumen más bajo
suena Oxygen también de las Spice, la canción perfecta
para los dos.
Kill toma mis manos mientras el cura comienza a recitar
palabras, pero nuestra mirada está enfocada solamente en
nosotros. Sus ojos siguen mojados y los míos están iguales.
Dios, este hombre…
El cura dice:
—Ya puedes hacer la pregunta, Killian.
—¿Quieres ser mi esposa? —suelta, su voz firme y
decidida.
Escucho cómo todos suspiran encantados con esta boda.
—Sí —respondo, una lágrima cae por mi mejilla—,
¿quieres ser mi esposo?
Kill sonríe ampliamente, como si escuchar esa frase
fuese un sueño hecho realidad.
—Obviamente que sí, Red.
Killian desliza el anillo por mi dedo, yo hago lo mismo
con el suyo, la diferencia es que su dedo tiene una B
tatuada, algo que hizo cuando nos mudamos juntos.
Sus manos envuelven mi rostro inmediatamente después
y Killian me besa sin tapujos delante de toda la familia y
amigos.
Cuando volteamos puedo verlos a todos sin sentir una
pizca de ansiedad, mis padres, Valentino, los amigos de Kill
y sí, también sus padres están aquí.
La mano de Killian rodea mi cintura y me atrapa bajo
sus brazos otra vez, su beso es fogoso y está al límite de
hacernos perder la cabeza.
Escucho aplausos alrededor, gritos y alegría, pero solo lo
siento a él, vibrante a mi lado. Este hombre que me conoce
como nadie, que me cuida ferozmente y me protege
inclusive de cosas absurdas como la vergüenza. KillK me
ama y yo no sé a qué otro dios agradecerle por este
milagro.
—Te amo, Bianca Walker.
EPÍLOGO
KILLIAN
Fin.
POSTFACIO
❤
AGRADECIMIENTOS
Llegamos a un fin.
No puedo creer que los cuatro hermanos estén en mi
biblioteca y en la tuya.
Fue un gran viaje, pude tocar temas que me importan
mucho, como el autismo, los traumas, las inseguridades y
las segundas oportunidades.
Creo que es importante hablar de ellos, como también
escribir personajes imperfectos, personas con conflictos
internos que a veces no los dejen tomar la decisión
adecuada.
De eso se trata la lectura, de viajar, comprender y
absorber nuevos puntos de vista.
Me pone muy feliz que los cuatro hermanos hayan sido
tan exitosos, sus historias merecen ser contadas y
entendidas por todas!
Raven
Raven
Romance oscuro
Resiliencia
Stamina
Deber
Rage
Carter
Romance distopico:
Romance Paranormal:
Príncipe Oscuro
Romance Contemporaneo:
Amor y Odio en Manhattan.
Segunda Oportunidad en Miami
Rivales en Dallas.
San Francisco Inesperado