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El perdón te libera

Como liberar traumas inconscientes a


través de la Terapia Regresiva

Brien Shanahan
13 Diciembre 2018

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El perdón te libera
Como liberar traumas inconscientes a través de la Terapia Regresiva

El perdón es algo que pocos realmente entienden pero que es clave para nuestro
bienestar. Tradicionalmente ha pertenecido al mundo religioso, como un bien casi
místico. Pero el las últimas décadas, al igual que la gratitud, ha despertado el interés
de la comunidad científica por sus propiedades curativas para nuestro mentes y
cuerpos.

¿Que es el perdón?

El perdón, considerado como uno de los actos más nobles del ser humano, se define
según el Diccionario de la Lengua Española, como la “Remisión de la pena merecida,
de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente”.

Perdonar es una decisión consciente, un presente que uno regala a su mismo y a la


persona que le hizo daño. Es actuar con libertad para rechazar la venganza y rencor.
El perdón cause un gran cambio interior que modifica algo en nosotros y nuestra
relación con lo sucedido. Nos hace ver el agresor como una persona digna de
compasión y a la vez nos libera de la sensación de ser víctima.

Componentes del perdón

• El perdón requiere reconocernos como seres humanos dignos de la mejor


vida posible.
• Requiere aceptación, auto aceptación.
• Respeto, primero hacia nosotros mismos, respeto a las diferencias, respeto
por los demás como personas dignas.
• Humildad para reconocernos como personas con igual valor.
• Requiere misericordia, el reconocer que todos cometemos errores, que todos
tenemos temores, dolores, y fallas como seres humanos.
• Requiere amor por nosotros mismos y por el prójimo.
• Requiere de libertad y toma de decisiones.

¿Por qué es tan difícil perdonar?

Mientras estar agradecido es más realizable, perdonar puede ser un acto


tremendamente difícil. Nadie quiere perdonar tan fácilmente. Queremos justicia y
sentir que nos estamos defendiendo. Nuestro ego nos hace creer que perdonar nos
hace débil. Que tenemos que defendernos ante cualquier agresor. Que si alguien nos
hace mal, hay que tener justicia. Es natural querer defendernos cuando alguien
intenta hacernos daño. Entonces guardamos rencor y odio hacia las personas que
nos han hecho un mal y nos sigue afectando la trauma por mucho tiempo.

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“El débil no puede perdonar. El perdón es un atributo de los fuertes y
valientes”– Mahatma Gandhi

Perdonar no es cerrar los ojos ante el mal. La indignación e incluso la ira son
reacciones normales y hasta necesarias en ciertas situaciones. Perdonar no es negar
que exista objetivamente una injusticia. Si lo negara no tendría nada que perdonar.

No se puede huir ante el sufrimiento, hay que enfrentarlo

No se puede huir ante el sufrimiento. Todo dolor negado retorna por la puerta de
atrás, lo que puede ocasionarnos un dolor más intenso y ser la causa de heridas
perpetuos. Un dolor guardado y oculto puede causar que una persona se siente
inestable, y que se vuelva temerosa, nerviosa, obsesiva, y amargada. Guardar
dolores y revivirlos constantemente nos hace muchísimo daño físico y psicológico.

Una persona herida, hiere a las demás. En ocasiones, oculta su corazón detrás de
una blindaje, lo que la hace parecer dura e inaccesible. En realidad no es así. Sólo
necesita defenderse porque todavía esta viviendo un daño y no ha logrado dejarlo.
Parece dura, pero es insegura; está atormentada por malas experiencias.

Los recuerdos negativos guardados afloran en cualquier momento, sacándonos sin


aviso de un estado tranquilo a uno alterado. Hace que el daño sucedido nos sigue
repitiendo una y otra vez y nos convertimos en víctimas que no sienten en control
de nuestras vidas. Estamos atrapados en el negativismo y perdemos el sentido de
seguridad en la vida.

La mejor solución es enfrentar el daño y dolor para poder perdonar y dejarlo en el


pasado. Si logramos eso, sentimos libres y nos devuelve la seguridad y sensación de
control de nuestras vidas. De esa forma, recaptamos la paz interior.

El perdón te libera

Cuando perdono no solo libero al otro de la culpa sino que en primer lugar me libero
a mi mismo. Estoy dispuesto a desatarme de los enfados y rencores. Superar las
ofensas es una tarea sumamente importante porque el odio y la venganza
envenenan la vida. Las heridas que no han sido curadas pueden reducir nuestra
libertad, dando origen a reacciones desproporcionadas y violentas.

Ordenar nuestro interior es un paso importante para hacer posible el perdón. Dar
este paso no es fácil, en algunas ocasiones no conseguimos darlo, podemos
renunciar a la venganza pero no al dolor. Lo cual nos indica muy claramente que el
perdón aunque está unido a vivencias afectivas, no es un sentimiento. Es un acto de
voluntad y una decisión consciente que no modifica el pasado, pero sí cambia el
presente.

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Renunciar a la venganza

Perdonar significa renunciar a la venganza y al odio. Si no, estos sentimientos


acumulan en el cuerpo y la mente y nos sacan de un estado de paz interna.

Perdonar tampoco es aguantar y reprimir las ganas por venganza porque aunque
pareces bien un rato, un malestar va acumulando cada vez más dentro de ti. Este
malestar no permite vivir sanas relaciones interpersonales. Por no querer sufrir de
nuevo cierras el corazón y renuncias al amor. Perdonar requiere hacer paz con la
necesidad de tener venganza.

Mirar al agresor con dignidad

El comienzo del perdón se da cuando gracias a una fuerza interior rechazamos todo
tipo de venganza. Evitamos juzgar y desvalorizar a los demás, siempre estamos
dispuestos a escuchar con el corazón abierto. No debemos identificar al agresor con
su obra. Todo ser humano es más grande que su culpa.

Al perdonar, decimos a esa persona: “No, tú no eres así. ¡Sé quien eres! En realidad
eres mucho mejor.”

En la Jornada Mundial de la Paz 2002, Juan Pablo II hace un llamado a través del
lema: “No hay paz sin justicia; no hay justicia sin perdón.” “La paz es la condición
para el desarrollo, pero una verdadera paz es posible solamente con el perdón.”

“Yo perdono pero no olvido.”

Seguramente nos hemos dicho o escuchado alguna vez “yo perdono, pero no olvido,”
pero ¿nos hemos preguntado si esta forma de pensar nos está robando un montón
de energía?

Sostener el recuerdo significa gastar energía y quedar en el pasado, pensando en el


daño hecho y negando la posibilidad de lograr una paz interior. Convertimos en
victimas, reviviendo una y otra vez la falta de control en el momento de trauma. En
la medida en que invertimos energía para no olvidar, nos va generando desgaste,
incluso resta un monto importante de esa energía que podríamos utilizar en otras
cosas mucho más importantes. Si yo libero esa energía, si no la invierto en sostener
el recuerdo, puedo utilizarla en otro asunto, en otra actividad. Puedo mirar hacia
delante con optimismo y paz en vez de seguir viviendo mi trauma pasada.

“Perdonar es recordar sin dolor, sin amargura, sin la herida abierta; perdonar es
recordar sin andar cargando eso, sin respirar por la herida, entonces te darás
cuenta de que has perdonado.”
- Autor desconocido

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La Ciencia del Perdón

Hay muchísimos estudios en las últimas décadas que demuestran el poder del
perdón para sanar nuestros cuerpos y mentes. Entre 1999 y 2005, la literatura
científica pasó de solo 58 estudios empíricos sobre el perdón a 950. Desde entonces
sigue multiplicando y los científicos están encontrando cada vez más evidencia que
el perdón es altamente conectado a la salud física, mental y spiritual.

Uno de los trabajos más conocidos que vincula el perdón y la salud es llevado a cabo
por el doctor Frederic Luskin, cofundador del Stanford Forgiveness Project. En
múltiples estudios concluye que el perdón eleva el estado de ánimo y aumenta el
optimismo, mientras que no perdonar está correlacionado con estados de
depresión, ansiedad y hostilidad.

“Cuando no perdonamos liberamos todos los neuroquímicos del estrés y la


ansiedad. La adrenalina, el cortisol y la norepinefrina rocían el cuerpo. Nuestra
presión arterial y nuestra frecuencia cardíaca aumentan dramáticamente, y con ello el
riesgo de sufrir enfermedades coronarias. La tensión muscular y la actividad las
glándulas sudoríparas se disparan. El cerebro entra en lo que se conoce como “la zona
de no-pensamiento”, un estado cognitivo en el que nuestras facultades mentales se ven
seriamente limitadas: no podemos pensar con claridad, y encontrar soluciones
creativas a nuestros problemas cotidianos se vuelve inasequible.”
- Frederic Luskin, Stanford Forgiveness Project

La investigación sugiere que el perdón probablemente evolucionó como un


mecanismo biológico que nos permite superar el dolor y aliviar el sufrimiento
humano.

Efectos del perdón y aceptación a nivel corporal

El perdón permite que esta perturbad física iniciada por la hostilidad regrese a un
punto de equilibrio óptimo. La presión arterial y el ritmo cardíaco descienden, los
neuroquímicos del estrés son reabsorbidos y el sistema nervioso activa el modo
parasimpático, la llamada respuesta de relajación.

Perdonar activa las partes más recientemente evolucionadas de nuestro cerebro,


como la corteza pre-frontal y la corteza cingulada posterior, que se ocupan de la
resolución de problemas, la moral, la comprensión de los estados mentales y
emocionales de los demás, y el control cognitivo de las emociones.

Este control cognitivo sobre los centros emocionales del cerebro inhibe las
reacciones impulsivas alimentadas por la rabia y el odio. El pensamiento superior
nos permite dar nuevas interpretaciones a lo que nos ocurre, visualizar nuevas
posibilidades, ponernos en el lugar del otro de forma objetiva y convertir un
evento doloroso en algo menos molesto a nivel mental y emocional. Esto tiene a
su vez un impacto decisivo en nuestros estados de ánimo, nuestra autoestima,

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nuestras respuestas emocionales, nuestras relaciones y nuestro sentido interior de
propósito vital.

La inteligencia natural, al encontrar que los seres humanos nos enfrentábamos a


situaciones extremadamente dolorosas que amenazaban nuestra integridad hasta el
punto de poner en peligro nuestra supervivencia, desarrolló un mecanismo de
alivio del dolor y el sufrimiento que se activa en nuestro cerebro a través del
perdón y la aceptación. Cuando sentimos emociones positivas hacia las personas
que nos ofendieron, experimentamos cambios fisiológicos en tiempo real que
mantienen el equilibrio en nuestro cuerpo-mente. Además, el perdón ha servido
también como mecanismo evolutivo de cohesión social que asegura la supervivencia
del clan.

El perdón como política masiva comunitaria

Cuando, Nelson Mandela llegó a la presidencia tras cuatro años de negociación


política que acabaría con el apartheid, la República de Sudáfrica se convirtió, no en
un país sumido en la guerra civil como ocurrió en Zimbabue, sino en una democracia
estable. En lugar de la imposición, Mandela optó por la reconciliación.

Desmond Tutu lo explica como sigue: “Los africanos tenemos algo que se llama
ubuntu. Expresa la esencia del ser humano… Creemos que una persona es persona a
través de las otras personas, que mi humanidad se encuentra inextricablemente
unida a la de los demás”.

Cada persona pertenece a una humanidad que se empobrece cuando uno solo de sus
individuos es humillado o herido y se enriquece si se le proporciona respeto y
confort; cuando alguien actúa con negligencia o maldad también yo lo estoy
haciendo, y si lo hace con amor y compasión igualmente lo estoy haciendo yo.

Con base en este concepto de ubuntu fue creada en Sudáfrica, tras la desaparición
del apartheid, la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, cuyo rasgo distintivo fue
la invocación del perdón más que la reparación. Cuando se imparte justicia, el
agresor paga con su libertad y con multas por los daños causados; cuando se otorga
el perdón no existe tal pago. El verdadero perdón es el que perdona lo
imperdonable, es decir, los actos que violan los derechos humanos e intentan
privarnos de nuestra humanidad.

Este política del perdón masivo se ha implementado en muchas otros casos de


comunidades que intentan reconstruirse después de décadas de guerra brutal, como
en Uganda y Rwanda.

En Uganda donde vivieron una brutal guerra civil por más de 20 años, mutilación de
civiles fue común y hasta 500.000 personas perdieron sus vidas. Después de la
guerra se adoptó un proceso de perdón en los tribus que se llama “Mato.”

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La persona que cometió crímenes confesará primero ante el líder de su familia y
después ante los líderes de los clanes de que pertenecía las víctimas. En una
ceremonia especial, los clanes se juntan y el culpable confiesa a sus crímenes
públicamente ante los tribus y pide perdón. Las victimas aceptan su confesión y
ofrecen perdón para que los dos tribus pueden vivir desde ese momento en
armonía.

Las traumas inconscientes y el perdón

La evidencia muestra claramente los grandes beneficios del perdón en nuestras


vidas. Pero las traumas conscientes solo representan una porción de las traumas
que hemos vivido. ¿Qué pasa con las traumas inconscientes?

Existen traumas desde nuestra infancia y incluso de otras vidas que no recordamos
conscientemente.

Muy pocos adultos pueden recordar su vida antes de la edad de tres años. Y desde
los 7 años empezamos a olvidar los primeros recuerdos de la vida, un fenómeno
conocido como “amnesia de la infancia”.

En estos primeros años de la vida, somos más impresionables. Si vivimos traumas


en la infancia nos puede afectar durante el largo de la vida. Estos traumas pueden
ser causadas por no ser querido por nuestros padres o si la madre está con muchos
problemas durante el embarazo. El bebe en el vientre puede sentir todo y necesita
estar en un ambiente seguro con amor para desarrollarse sanamente.

Para poder perdonar estas traumas de la infancia o incluso de vidas pasadas,


necesitamos primero estar conscientes de ellas. Tenemos que vivir el sufrimiento y
aceptarlo y solo después podemos perdonar.

Revivir y sanar traumas inconscientes a través de la terapia regresiva

La terapia regresiva es una técnica que nos permite re-experimentar cosas que
hemos vivido en esta vida y en vidas anteriores. No es solo ver escenas pasadas,
pero es realmente re-vivirlas y sentirlas.

Con la regresión, nuestro espíritu, alma, y cuerpo astral es capaz de viajar en el


tiempo y en el espacio al origen de nuestros traumas que se encuentran reprimidos
en el inconsciente.

El terapeuta lleva el paciente a un estado de trance, generalmente a través de la


relajación, hipnosis, técnicas de hiperventilación o una combinación de ellas. En el
estado de trance el paciente es consciente de donde está y que está pasando pero
también es capaz de ver y vivir lo que se ha olvidado conscientemente.

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El terapeuta lleva al paciente a recuerdos en la vida actual, la infancia de la vida
actual, el periodo prenatal, la intervida y a vidas pasadas. El motivo de este viaje es
buscar el origen del malestar del paciente, que generalmente está en alguna trauma.

Muchas veces el terapeuta y el paciente encuentran traumas durante la infancia o


antes de nacer que aún afecta el paciente décadas después. Puede ser que el
paciente nació en una situación muy inestable, lleno de miedo e inseguridad, quizás
donde fue abusado por alguien muy cercano. Desde ese momento, el paciente lleva
todos esos sentimientos negativos y puede pasar todo su vida con problemas de
confianza y miedo.

Muchas veces el origen de los problemas del paciente no está en esta vida, sino en
una vida pasada. Si pasamos alguna trauma muy fuerte en una vida pasada,
podemos llevar los residuos de esa trauma con nosotros en esta vida. Esto puede
manifestarse en malestar físico o sicológico.

Por ejemplo si estuviste apuñalado y asesinado por un ser querido en tu vida


pasada, en este vida puedes sentir dolores físicos en ese lugar de tu cuerpo o puedes
tener problemas de confianza con personas cercanas.

Para poder sanar estos traumas, el paciente necesita revivirlas. Durante una
regresión el paciente viaja a ese momento en el tiempo y sufre de nuevo todo lo que
sufrió. Se siente el trauma directamente.

Solo después de eso, puede lograr sanar su trauma. El terapeuta le ayuda entender
que eso fue el pasado y puede dejarlo en el pasado. El paciente puede tomar la
decisión de no sufrir más con el trauma y dejarlo allí.

Muchas veces la trauma que más nos afecta es la que es causada por nuestros seres
queridos. Allí el paciente puede decidir guardar rencor por la persona que le hizo
daño, o puede perdonarla. En elegir el perdón, el paciente esta decidiendo tomar
control de su vida y lo que le pasó y ver la persona que le hizo mal con compasión.

Caso de estudio: liberación a través del perdón

Una de mis pacientes, Irina de 29 años, vivió muchas traumas en su vida actual y (lo
que descubriríamos después) también en una vida pasada.

Estas traumas le afectaban en su vida actual, haciéndola sentir vulnerable, con


mucha ansiedad y con ganas de desaparecer. Sentía con poca control de su vida y su
carácter.

Nació en un momento de mucho caos en Venezuela y su nacimiento fue apurada con


soldados con armas dentro del hospital. Nació muerta por cinco minutos hasta que
los doctores pudieron reanimarla.

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Tuvo una juventud dolorosa, ya que su mamá no la crió durante varios años, y su
papá se fue de la casa cuando ella tenía 8 años. Cuándo revivió este momento en una
regresión, Irina dijo:

“Se fue con mi corazón. Pensé que iba a volver pero no lo hace. Empiezo a
llorar y mi mamá me hace callar. Mi mama no me entiende. Me siento sola.”

Sin embargo dice que la relación con su papá fue buena hasta su adolescencia
cuando el papá empezó una relación son la madrasta de Irina y sienta que perdió el
amor de su papá.

Cuándo Irina se emigró de Venezuela a Chile, empezó una nueva vida, pero con poco
apoyo familiar. Se sentía muy sola. En ese tiempo sufrió una violación y el atacante
quedó libre. Después del abuso, pensaba mucho en suicidarse ya que “no tenía ganas
de seguir” y “querría desaparecer.”

Sentía como víctima y llevaba un gran peso que le afectaría en su matrimonio años
después. Después de la muerte de su mamá en que no pudo despedir de ella como le
hubiera gustado, se sentía que perdió para siempre una parte importante de su vida.
El estrés le causó un problema del tiroide, por lo cuál se esta tomando
medicamentos.

Más que todo, Irina buscaba que una regresión terapéutica le haría sentir fuerte,
libre y en control de su vida y carácter.

Anclas de seguridad

En su regresiones, pedí que primero viajara a un recuerdo feliz de su vida actual.


Esto es para anclarla con un sentimiento positivo que puede llevar con ella a su vida
actual. Ella viajó a un momento en su juventud dónde sentía “tranquila,” “amada,” y
“libre,” cuándo su familia compartía la Navidad juntos.

Después viajó a su nacimiento, cuándo su mamá la tomó en brazos, le miró en los


ojos, y Irina realmente sintió su amor.

Siguió en su viaje, está vez a un momento en una vida pasada donde tenia 36 años y
dos hijos preciosos. Compartió en una gran cena familiar donde todos eran felices.
Este recuerdo le hizo sentir segura y realizada, algo que no ha sentido en mucho
tiempo en su vida actual.

El origen del malestar

Después pedí que viajara al origen de su malestar… de su vulnerabilidad, ansiedad y


sentido de no pertenecer a su familia. Y cuándo estuvo lista podía seguir viajando a
donde ella necesitaba. Lo que sucedió después fue impresionante.

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Viajó a cuándo su mamá estuvo embarazada de ella y peleando con un hombre. Dijo
en su regresión “el no se hace responsable.” Adelanto a cuando tuvo 4 años y el
novio de su tía le miraba con nostalgia y amor. En ese momento se dio cuenta quien
era su papá biológico y porque sentía que no pertenecía a su familia.

Años después sufrió un abuso por un tío. En revivir ese momento en la regresión
dijo “no me gusta, tengo miedo… quiero decir a mi mamá pero no sé como.”

Se siente vulnerable y con rabia hacía su mamá que no le presta el apoyo que
necesita. Dijo, “mi mamá está mal, no sabe hacer con todo. Tiene el autoestima por el
piso. Pero tengo rabia con ella. Siento que me quitó mi papá.”

En una segunda sesión, seguimos explorando el origen de su vulnerabilidad, rabia,


problemas respiratorias y ganas de desaparecer. Nos llevó primero a su violación.
Irina se mira en el espejo en el baño después de lo sucedido y dice “no puedo
respirar, me siento asqueada, me duele el pecho, tengo rabia, no quiero estar en
Chile, no quiero vivir… quiero desaparecer.”

Se adelanta a los tribunales de justicia donde su atacante es liberado sin cargos en


su contra. Dice, “me siento horrible … y con miedo. Que me puede buscar en
cualquier momento.”

Después viaja a una vida pasada cuando fue una exitosa dueña de un banco. Se
describe como fuerte y segura de su misma con una familia linda y un esposa que la
ama.

En este vida su hermana está con un hombre que no aporta nada a su vida. No
trabaja y están mal de dinero. La hermana le pide dinero prestado y Irina le rechaza.
No hablan por mucho tiempo hasta que un día llega de sorpresa a la casa de Irina.
Están solas y empiezan a pelear verbalmente y Irina le da una cachetada. La
hermana se tira encima asfixiándola hasta la muerte. En ese momento Irina lo
describe como “una fuerza tremenda que no pude superar.” Que necesita ayuda pero
no hay nadie que le escucha.

Su hija pequeña encuentra su cuerpo sin vida y su atacante queda libre. Nadie sabe
quien la mató. Irina dice que no puede ir a la luz por mucho tiempo porque su
hermana no ha confesado a nadie. Finalmente cuando este vieja y a punto de morir
su hermana confiesa a un hombre, pero no esta arrepentida. Con esa confesión, Irina
no está olvidada en esa vida y por lo menos una persona más sabe la verdad. Por fin,
puede irse a la luz, llevando rastros de esa vida traumática con ella.

El perdón te libera

En la primera sesión, Irina sentía que fue tiempo de despedir de su mamá, como no
podía en su vida actual. Viaja donde ella y encuentra su madre arrepentida por no
cuidarla como merecía. Su mamá le pide perdón y Irina le acepta. Se abrazan y Irina

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siente el amor profundo e incondicional que sintió en pocos momentos de su vida.
Días después me cuenta que nunca ha dormido tan bien y que se siente feliz.

Siguiendo el éxito de la primera sesión sabíamos que el camino a la liberación de las


traumas es el perdón.

Irina perdona a su ex novio, que le hizo la vida imposible después que ella terminó
con el. A la vez le pidió perdón por herirle. También estuvo lista por fin para
perdonar su papá, algo que no querría hacer en la primera sesión. Le encontró flaco,
enfermo, y triste por la unidad perdida en su familia. Su papá le pidió perdón y ella
lo aceptó.

Después viajó donde su tía. Supo por sus ojos que ella fue la hermana que la mató en
su vida pasada. Para dejar de sentir victima y retomar su fuerza supo que tenia que
perdonarla y dejar esa trauma en el pasado. Y lo hizo.

Finalmente, cuando pensé que habíamos perdonado todo lo que había que
perdonar, me dice que faltaba perdonar a si misma. Se había auto culpado por tantas
cosas, incluyendo su violación. Después me dice, “me di cuenta que sentía culpa por
algo fuera de mi control. Pero no es mi culpa.” Se perdonó por tratarse de culpable y
con eso se liberó.

Ahora se siente libre, fuerte, amada, y en control de su vida. Puede vivir en el


presente y mirar hacia el futuro con optimismo.

Y en ese momento en su ultimas visiones de la regresión, después de perdonar sus


traumas y las personas que le hicieron daño, vio un bebe. Su bebé en este vida que
aún no ha nacido.

“La espiral de la violencia solo la frena el milagro del perdón”


- Juan Pablo II

“El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos


más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu
alma y la tendrá el que te ofendió“
- Madre Teresa de Calcuta

Fuentes: http://www.hawaiiforgivenessproject.org/Stanford.
http://greatergood.berkeley.edu/topic/forgiveness htm
https://www.templeton.org/search/apachesolr_sea http://learningtoforgive.com/
rch/forgiveness http://internationalforgiveness.com/
http://globalforgivenessinitiative.com/wp- http://www.upsocl.com/estilo-de-vida/20-frases-
content/uploads/2015/11/Cuatro-Pasos-para-el- que-te-haran-entender-el-poder-del-perdon/
Perdon-William-Fergus-Martin.pdf https://www.lavanguardia.com/opinion/temas-de-
https://www.apa.org/international/resources/publ debate/20120617/54312957907/el-poder-del-
ications/forgiveness.pdf perdon.html

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