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BLOQUE 10 (1ª Parte): LA SEGUNDA REPÚBLICA

10.1. INTRODUCCIÓN: LA LLEGADA DE LA II REPÚBLICA


La Segunda República viene precedida de la dictadura de Primo de Rivera, un periodo
histórico de cierta estabilidad para España, pero que se vino abajo tras la crisis de gobierno de 1929 y
la crisis económica surgida tras el crack de la Bolsa de Nueva York. Esto hizo que la dictadura se
tambaleara y terminara Primo de Rivera dimitiendo. Una vez concluida, se formó un gobierno
presidido por el general Berenguer, conocido popularmente por dictablanda. Con ello el rey
pretendía volver a la normalidad constitucional en un intento inútil de retornar al sistema de la
restauración, como si no hubiera pasado nada, en un último intento de salvar la monarquía.
Ante la mala situación, la oposición republicana se había empezado a organizar: el 17 de agosto
de 1930, los republicanos crearon el pacto de San Sebastián. Aquí, partidos republicanos,
intelectuales, junto con el apoyo del nacionalismo catalán y el socialismo, unieron sus fuerzas y se
empezaron a organizar para derrocar a la monarquía y subir al poder. En este contexto de fuerte
oposición republicana, el gobierno entró en crisis y Berenguer dimitió. El rey nombró un nuevo
gabinete presidido por el almirante Juan Bautista Aznar, el cual no vio otra solución posible que
regresar a la legalidad constitucional. Por ello su primera medida fue convocar unas elecciones
municipales a las que les seguirían otras elecciones a cortes constituyentes.
Las primeras en convocarse fueron las elecciones municipales, el 12 de abril de 1931, que
fueron entendidas por gran parte de la población como un plebiscito a favor o en contra de la
monarquía personificada en Alfonso XIII. La interpretación de los resultados de estas elecciones ha
sido objeto de intensos debates historiográficos. Distinguiendo entre distritos urbanos y distritos
rurales, nos permite hacer importantes matizaciones y entender mejor la evolución de los
acontecimientos. En las zonas rurales, sometidas a un tradicional control caciquil, los concejales
elegidos fueron, mayoritariamente, monárquicos. Las fuerzas republicano-socialistas obtuvieron la
victoria en la mayoría de las grandes ciudades, triunfando en 41 de las 50 capitales de provincia.
Los resultados electorales y las jubilosas manifestaciones populares provocaron que Alfonso
XIII renunciara a sus derechos al trono y tuviera que abandonar precipitadamente el país hacia el exilio.
De esta manera, el 14 de abril, se proclamó, sin apenas violencia y en un ambiente festivo, la Segunda
República española.
A continuación, se formó un Gobierno Provisional presidido por Niceto Alcalá Zamora y
formado por republicanos conservadores y de centro-derecha (Partido Radical de Lerroux o
Derecha Liberal Republicana de Alcalá Zamora y Miguel Maura), republicanos de izquierda (Acción
Republicana de Azaña), socialistas (Largo Caballero como ministro de trabajo o Indalecio Prieto como
ministro de hacienda) y nacionalistas catalanes (Ezquerra Republicana) y gallegos (ORGA de
Casares Quiroga). El gobierno debía dirigir el país hasta que unas nuevas Cortes Constituyentes dieran
forma al nuevo régimen. Fuera de esta coalición quedaba la derecha monárquica, el nacionalismo vasco
y el obrerismo comunista y anarquista.
No obstante, debido a la gravedad en algunas cuestiones, el nuevo gobierno tuvo que responder
desde un principio al ansia general de reformas a través de decretos ministeriales. Este va a iniciar
una serie de reformas en el campo, en la educación, en el ejército (decretos de Azaña), en la iglesia,
en temas laborales…, los cuales se terminarían de desarrollar, posteriormente, con la república de
izquierdas. Sobre todo, trató de dar respuesta a los graves problemas que afectaban al campo español

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mediante una serie de decretos agrarios de urgencia impulsados por Largo Caballero,
fundamentalmente entre abril-mayo de 1931, con la finalidad de corregir los abusos que los
propietarios agrícolas solían en las contrataciones. Destacan los siguientes:

- Ley o decreto de Términos Municipales (20-04-1931). Obligaba a los patronos o propietarios a


dar trabajo, en primer lugar, a los campesinos del municipio (braceros locales), antes que a los
forasteros. De esta forma, no podían contratar jornaleros fuera del término municipal de sus fincas
mientras hubiese en él obreros sin trabajo. Se trataba de acabar con la estrategia patronal, que ante
la amenaza de huelga contrataban a otros trabajadores de otros municipios o comarcas.
- Decreto de los desahucios (29-04-1931). Impedía el desahucio de los campesinos arrendatarios,
cuyos contratos quedaron prorrogados de manera automática.
- Ley o decreto de “laboreo forzoso” (07-05-1931) que obligaba a los terratenientes a cultivar sus
fincas de forma tradicional. No se podía cambiar la forma de trabajo para evitar que se echaran
campesinos a la calle (modernizar). Además, para los terrenos sin sembrar, obligaba a su
explotación o podía ser cedida a los campesinos (evitar que hubiera tierras en manos muertas).
- Decreto de Jurados Mixtos (08-05-1931). Suponía la creación de unos jurados mixtos como
medio de arbitraje, formado por campesinos y terratenientes con un representante del gobierno,
con el objetivo de debatir sobre cuestiones laborales, sobre todo, en cuestiones salariales. Estos
Jurados fueron los que determinaron los salarios de la jornada agrícola, logrando subidas
sustanciales en los jornales.
- Decreto de establecimiento de una jornada agrícola de 8 horas (01-07-1931). Se ponía así fin a
las jornadas "de sol a sol" que habían predominado en el campo español hasta entonces.
10.2. EL BIENIO REFORMISTA O DE IZQUIERDAS (1931-1933)
Finalmente, el 28 de junio de 1931 se celebraron elecciones a Cortes Constituyentes en un
ambiente de relativa tranquilidad. Las elecciones dieron el triunfo a los partidos de izquierda y de
centro. El gran triunfador fue el PSOE con 114 diputados. La derecha, en cambio, que se presentó
desorganizada, pasó a ser una minoría.

Gráfico con la
composición de las
elecciones de 1931

10.2.1. La Constitución de 1931


Las cortes surgidas en estas elecciones redactaron una nueva constitución que fue aprobada
el 9 de diciembre de 1931. Esta establecía una serie de principios nuevos e importantes:
• Soberanía nacional. Se declaraba al nuevo estado español como una "República democrática de
trabajadores de todas clases".
• Sufragio universal masculino y femenino. Tras un largo y complejo debate en las Cortes, las
mujeres españolas obtuvieron por primera vez en la historia el derecho de voto.

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• La república se declaraba como un Estado único e integral, pero con autonomía de las regiones.
Por primera vez en nuestra historia, se establece el derecho de las regiones a establecer Estatutos
de Autonomía.
• Extensa declaración de derechos y libertades. Se estableció la libertad de expresión, religión,
reunión asociación… Se decía que todos los españoles eran iguales ante la ley, no habiendo ningún
tipo de distinción entre personas. También se establecían importantes derechos civiles, como en
el matrimonio, que se establecía la igualdad de derechos para ambos sexos y se podía disolver si
uno de los dos quería (divorcio). También se reconocía el derecho a la educación y al trabajo.,
instaurándose la educación primaria obligatoria y gratuita.
• Poderes del Estado:
1. Poder legislativo quedó en manos de unas Cortes unicamerales. Las elecciones a cortes eran
cada cuatro años.
2. Poder ejecutivo dual. Por un lado, estaba el Presidente de la República con escasos poderes,
aunque tenía dos importantes funciones: podía nombrar o destituir al jefe del gobierno, y
disolver las cortes hasta dos veces como máximo cuando lo estimase necesario, pero a la
segunda vez las cortes podían decidir si esta segunda disolución había sido necesaria. Por otro
lado, estaba el Jefe de Gobierno, nombrado por el Presidente pero que debía contar con la
aprobación de las Cortes.
3. Poder judicial en manos de los tribunales de justicia.

• En lo relativo a la "cuestión religiosa" se establece un estado laico:


1. Separación de la Iglesia y el Estado
2. Desapareció el presupuesto de culto y clero
3. Prohibición de ejercer la educación
4. Libertad de conciencia y cultos

• Se adopta bandera nueva: Art. 1. La bandera de la República española es roja, amarilla y morada.
Tras aprobarse la Constitución, se inició un nuevo período con un gobierno presidido por
Manuel Azaña y formado por republicanos de izquierda y socialistas. En diciembre, Niceto Alcalá
Zamora fue elegido presidente de la República. El gobierno republicano-socialista emprendió un
amplio programa de reformas en un contexto económico desfavorable, marcado por el ascenso del
paro. Estas fueron sus principales medidas: la reforma agraria, la reforma educativa, la reforma militar
y la política autonómica
10.2.2. La reforma agraria
La reforma agraria, como ya hemos visto, se había iniciado durante el gobierno provisional con
los decretos agrarios del gobierno municipal. La ley más ambiciosa con la que se pretendía encarar y
dar soluciones a los graves problemas del campo fue la ley de bases para la Reforma Agraria de
1932, cuyos objetivos fueron, fundamentalmente, expropiar los grandes latifundios, asentar a los
campesinos sin tierras y jornaleros para que accedieran a la propiedad, aumentar la producción y elevar
la renta de los campesinos. Por tanto, tenía una doble finalidad: eliminar el poder político y económico
de los grandes terratenientes que eran los enemigos de la república, y obtener el apoyo de los
campesinos.
Esta ley permitía la expropiación sin indemnización de las tierras de una parte de la nobleza
(los grandes de España) y las que en un municipio fuesen de un solo propietario, mientras que las
cultivadas deficientemente, las arrendadas sistemáticamente o las que pudiendo ser regadas no lo eran,
se podían expropiar indemnizando a sus propietarios. Para coordinar e impulsar la reforma se creó el

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IRA (Instituto de Reforma Agraria), el cual se encargaba de entregar las tierras a las juntas
provinciales para que las repartieran entre campesinos.
Su aplicación fue un fracaso y muy pocos campesinos se beneficiaron de la ley. Tuvo un
alcance muy limitado, debido a la complejidad técnica de su aplicación, la falta de presupuesto, la
lentitud burocrática en su aplicación y la resistencia de los propietarios a la hora de la expropiación. A
finales de 1933 solo se habían expropiado unas 24.000 hectáreas y asentado a poco más de 4.000
campesinos, frente a los 60 mil previstos.
Esto provocó un decepción generalizada entre el campesinado en un contexto económico de
paro creciente. Este se fue al ver cómo se alejaba el día del tan ansiado reparto de tierras y, con él, las
expectativas de una rápida mejora de sus condiciones de vida. Por ello, se puede decir que la Ley de
Reforma Agraria terminó alineando frente a la República tanto a los latifundistas, que contaban con
gran fuerza económica y poder; como a sectores importantes del campesinado. Finalmente, la ley
quedó interrumpida con el cambio político de Gobierno de noviembre de 1933.
10.2.3. La reforma militar
Uno de los principales problemas que se planteó era sobre la fidelidad del ejército a la
república. El ejército, en un primer momento, se mantuvo expectante a ver como lo iba a tratar la
república. Esta reforma la llevó a cabo Azaña, que, además de presidente del gobierno, también tenía
el cargo de ministro de la guerra.
Con esta reforma, Azaña, pretendía asegurar la obediencia del ejército al poder civil y a la vez
modernizar su estructura y organización, propiciando, entre otras cosas, la reducción del excesivo
número de jefes y oficiales (era de uno por cada tres soldados).
En primer lugar, durante la fase del gobierno provisional, ya se había promulgado la Ley de
Retiro de la Oficialidad, el 25 de abril de 1931. Como dice Tuñón Lara era una “proposición de
caballeros” por la que se exigía el juramento de fidelidad de todo el ejército al nuevo régimen
republicano, pudiendo optar los que se negaran a ello al retiro voluntario, pero manteniendo el sueldo.
A continuación, se concentró y se redujo a la mitad el número de divisiones y regimientos,
pasándose de 16 a 8 divisiones. Por otra parte se cerró la Academia militar de Zaragoza (dirigida
por Francisco Franco), cuyas enseñanzas se consideraban tradicionalistas, anticuadas y
antirrepublicanas. También se destituyó a los capitanes generales (suprema graduación del ejército),
ya que estos los había puesto Primo de Rivera, y quería asegurarse que los que hubiera fueran fieles a
la república. En materia policial, se creó las milicias o Guardia de Asalto, una fuerza republicana
para mantener el orden público.
10.2.4. La reforma del estado centralista: la política autonómica
La Constitución de 1931 había abierto la posibilidad de constituir un estado de regiones
autónomas que satisficiese las aspiraciones nacionalistas de determinadas regiones mediante Estatutos
de Autonomía.
En Cataluña, tras un primer intento de Francesc Macià, presidente de Ezquerra Republicana,
de proclamar la República Catalana dentro de la Federación Ibérica, se iniciaron negociaciones con el
gobierno republicano que condujeron a la formación de un gobierno autonómico, la Generalitat (17
de abril de 1931). También se encargó a una comisión la elaboración de un Estatuto de Autonomía, el
Estatuto de Nuria, que fue aprobado en referéndum con un 99% de votos afirmativos y,

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posteriormente, tras largos debates parlamentarios y con ciertas modificaciones, por las cortes en
septiembre de 1932. Cataluña pasaba a tener gobierno y parlamento propio, con competencias en
materia económica, social, educativa y cultural, y reconoció la cooficialidad del catalán. Las
primeras elecciones al Parlamento catalán dieron el triunfo a los grupos de izquierda republicanos y
catalanistas. Así, Francesc Maciá fue proclamado el primer presidente de la Generalitat, cargo
que ocupó hasta su muerte en 1933, cuando fue sustituido por Lluís Companys.
En el País Vasco el PNV (Partido Nacionalista Vasco) y los carlistas aprobaron en 1931 el
llamado Estatuto de Estella, al que se opuso el republicanismo de izquierda y los socialistas debido
a su carácter confesional y poco democrático, incompatible con la legalidad democrática y
constitucional republicana. Se mantuvieron intensas negociaciones hasta que en octubre de 1936,
iniciada ya la guerra, fue aprobado un estatuto vasco de carácter democrático, siendo elegido José
Antonio Aguirre (dirigente del PNV) primer Lehendakari.
10.2.5. La reforma educativa
Para compensar la pérdida de las plazas escolares, debido a la prohibición de la enseñanza a las
órdenes religiosas, el gobierno se embarcó en un ambicioso proyecto educativo, con un amplio
programa de construcción de escuelas y contratación de maestros: se construyeron y se pusieron en
funcionamiento 6.750 escuelas y se contrataron 7.000 maestros (más de 3.200 por año), mejorándoles
el sueldo. Además se estableció la enseñanza mixta y la Religión dejó de ser asignatura obligatoria lo
que agudizó el enfrentamiento con la Iglesia. Asimismo, se pusieron en marcha Misiones Pedagógicas,
con el objeto de llevar la cultura a las zonas rurales, creando bibliotecas, cines, coros, teatros… En
general, fue una reforma destinada a consolidar una enseñanza pública, obligatoria y gratuita.
10.2.6. La Iglesia y el Laicismo
La Constitución de 1931 había estipulado la no confesionalidad del Estado, la libertad de
cultos, la supresión del presupuesto de culto y clero; y había permitido el divorcio y el matrimonio
civil, la retirada de los crucifijos de las escuelas y la secularización de los cementerios. Aparte de todo
ello, se dio la Ley de Congregaciones (mayo de 1933) que desarrollaba los artículos 26 y 27 de la
Constitución. Esta ley suprimía la dotación de "culto y clero” del Estado y eliminaba otros subsidios
oficiales, limitó la posesión de bienes a las órdenes religiosas, nacionalizando parte de su patrimonio
(declaraba propiedad pública los templos, monasterios y seminarios); y previó la posibilidad de
disolverlas en caso de peligro para el Estado. Pero, sobre todo, les prohibía el ejercicio de la
enseñanza, eliminando así la poderosa influencia social de la iglesia a través del control de la
educación. El enfrentamiento más grave se produjo con la Compañía de Jesús que fue disuelta.
2.7. Los enemigos de las reformas y la conflictividad social
El amplio programa reformista puesto en marcha por el gobierno de izquierdas del primer
bienio de la República amenazaba, si no los dañaba directamente, los intereses de amplios grupos
sociales pertenecientes a la Iglesia, al ejército y a la patronal industrial y latifundista. Si en los primeros
meses de la república, la derecha tradicional y conservadora se encontraba muy desorganizada, a lo
largo del bienio comenzó a adquirir fuerza a través de la reorganización de la derecha monárquica, así
como del impulso de organizaciones de fuerte carácter autoritario.
La oposición de centro-derecha estuvo representada por el Partido Republicano Radical
(PRR) de Lerroux.

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Más a la derecha y con un marcado carácter autoritario y católico, el partido fuerte va ser la
CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas). Este nació a principios de 1933 fruto de
una coalición de partidos católicos y de derechas española, el cual va a estar dirigido por José María
Gil Robles. La CEDA empezó a llevar a cabo una campaña de desprestigio contra el gobierno y los
partidos de izquierda. Gil Robles consideraba que lo esencial no era el tipo de régimen (monarquía o
república), sino la defensa de los intereses de la iglesia y los valores que esta representaba.
Pero también empezaron a surgir otros grupos importantes de derecha como Falange Española
y Renovación Española. Falange, liderada por José Antonio Primo de Rivera (hijo del dictador),
era la versión española del fascismo. Recogió los postulados del fascismo europeo y los adaptó a la
realidad española. Este rechazaba al liberalismo y a sus formas parlamentarias, responsabilizando al
capitalismo de haber provocado una injusta situación social; pero también criticaba fuertemente al
socialismo, oponiéndose al concepto de clases (vía intermedia). Impulsó la formación de grupos
paramilitares para enfrentarse con las fuerzas de izquierda.
En cuanto a Renovación española era un partido monárquico Alfonsino, que fue creado el 12
de enero de 1933, siendo su promotor fundamental Antonio Goicoechea y José Calvo Sotelo. Este
último volvió de Francia impregnado de teorías de Maurrás y partidario de una monarquía autoritaria
de corte claramente fascista. Fue, sobre todo en las elecciones de 1936, el verdadero portavoz de la
ultraderecha, situando a Gil Robles en una Posición casi centrista. Este también empezó a llevar una
amplia actividad conspiratoria.
Por último, dentro de las derechas, tenemos que mencionar los carlistas agrupados en la
Comunión Tradicionalista (CT) y al pequeño grupo de corte nacionalsocialista y fascista las Juntas
de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS). Este último grupo fue creado en 1931 por Onésimo
Redondo y Ramiro Ledesma Ramos, estando integradas por grupos tradicionalistas, monárquicos y
fascistas, muchos de ellos seguidores de Hitler. A partir del 34 hubo procesos de fusión y sintonía
entre las JONS y la Falange Española, surgiendo de este modo la FE de las JONS.
Del ámbito militar surgió en 1933 se fundó la UME (Unión Militar Española), de carácter
derechista y anti-reformista, que tendría una gran importancia en el golpe de 1936.
Pero los ataques a la república de izquierdas, no solo le vinieron de la derecha y del sector
militar, ya que la izquierda revolucionaria y obrera tampoco dio tregua al gobierno republicano.
Aunque el PSOE, partido obrero más sólido y estructurado, estaba colaborando con el régimen
republicano, había sectores socialistas que cada vez se separaban más de la República y alentaban el
levantamiento campesino. La corriente revolucionaria, representada por la UGT, consideraba la
república como un camino hacia el socialismo.
Más a la izquierda se hallaba el PCE (Partido Comunista de España) surgido el 14 de
noviembre de 1921 a raíz de una escisión de la rama bolchevique del PSOE; y el POUM, creado más
adelante, en 1935, también de ideología marxista y comunista, pero de tendencia antiestalinista,
Pero sin duda alguna, dentro de las izquierdas, tenemos que mencionar la acción violenta de
sectores de la CNT, representados por la FAI (Federación Anarquista Ibérica), el ala radical la
confederación, que defendía la vía insurreccional y armada, llevando a cabo atracos, sublevaciones,
asesinatos políticos de represalia… Durante el período republicano fomentaron las huelgas, la
insurrección campesina y la creación de comunas libertarias. Las acciones violentas de la CNT
tuvieron graves consecuencias para la evolución pacífica de la república. Fueron constantes las

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revueltas, normalmente consistentes en la toma del ayuntamiento del pueblo, la quema del registro de
la propiedad, las colectivizaciones y la declaración del comunismo libertario.
En este contexto de radicalización de la izquierda y la derecha tenemos que mencionar dos
hechos: la sanjurjada y Casas Viejas. El debate en Cortes del Estatuto de Cataluña y la Ley de Reforma
Agraria provocaron una oposición cerrada en las fuerzas de derecha. El general Sanjurjo intentó un
golpe de estado militar en Sevilla agosto de 1932. La "Sanjurjada", mal preparada y con desigual
apoyo en el ejército, fracasó.
Por otro lado, en las primeras semanas del 33 hubo una gran agitación social, con una oleada
de esporádicos levantamientos anarquistas en pequeñas localidades de Cataluña, el Levante y
Andalucía. Uno de los más famosos fue el de Casas Viejas (Cádiz), donde debido a la extensión del
latifundio, la tierra sembrada era solamente un tercio del total disponible, de modo que el medio millar
de campesinos sin tierra estaba sometido al paro forzoso estacional. Este se reprimió muy duramente
por las fuerzas de asalto, siendo fusilados unos 25 campesinos anarquistas.
Los sucesos de Casas Viejas produjeron un fuerte golpe al gobierno de Azaña. Esto supuso el
descredito del gobierno frente a la opinión pública; el ataque por parte de las derechas, explotando
estos sucesos de Casas Viejas para desprestigiar al gabinete; la duda de los socialistas de la
conveniencia de mantener su colaboración con los republicanos; y la total oposición de los anarquistas
al régimen republicano. Finalmente, a principio de septiembre, Alcalá Zamora retiró su confianza a
Azaña, que no tuvo más remedio que dimitir, y se clausuraron o disolvieron las cortes, convocándose
nuevas elecciones generales para noviembre de 1933.

10.3. EL BIENIO CONSERVADOR O DE DERECHAS (1933-1936)


Para estas elecciones, la derecha se había reorganizado, sobre todo, con el cada vez mayor
poder de la CEDA. Mientras la izquierda se presentó fragmentada en múltiples grupos y los
anarquistas llamaron a la abstención. A partir de aquí, los socialistas llegaron a la conclusión de
que era tiempo de romper los compromisos con los republicanos, presentándose solos a estas
elecciones y formando un gobierno homogéneo.
Las elecciones dieron la victoria de los grupos conservadores: Partido Republicano Radical
y la CEDA. Los socialistas habían sobrestimado su atractivo electoral y de los 115 diputados de 1931
pasaron a 58, mientras que el partido radical subía a 102 y la CEDA obtenía 115 diputados. Aparte de
la unión de las derechas, casi unánimemente se acepta que el fortísimo abstencionismo electoral
inducido por la CNT y la FAI en noviembre de 1933 fue la causa de la derrota de las izquierdas. Ante
estos resultados, los socialistas empezaron a pensar en una revolución como la que había iniciado
la CNT por su cuenta. Pero ni el partido Radical ni la CEDA habían obtenido la mayoría por lo que
ambos se necesitaban para gobernar.
Aunque la CEDA tenía el mayor grupo parlamentario, sus dudosas credenciales democráticas
y republicanas inclinaron al presidente Alcalá Zamora a pedir a los radicales que formasen el primer
gobierno de las nuevas cortes. Así que el 16 de diciembre de 1933 se constituyó un gabinete centrista
dominado por el Partido radical y dependiente del apoyo parlamentario de la CEDA. El nuevo
presidente del gobierno, fue el líder del Partido Radical, Alejandro Lerroux. Tras las elecciones,
Lerroux formó un gabinete conformado exclusivamente por miembros de su partido. La CEDA
apoyó al gobierno desde el Parlamento. Lerroux se vio así obligado a iniciar lo que los grupos de
derecha reclamaban, una política de rectificación de las reformas del bienio anterior. Esta nueva
política se concretó en la paralización de las reformas iniciadas:
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• Paralización de la reforma agraria, con la consiguiente expulsión de las tierras que habían
ocupado de miles de jornaleros.
• Paralización de la0000 reforma militar y designación para puestos clave de militares
claramente antirrepublicanos como Franco, Goded o Mola.
• Conciliación con la Iglesia Católica.
• Paralización de las reformas educativas.
• Enfrentamiento a los nacionalismos periféricos. Freno al proyecto de Estatuto de Autonomía
vasco, presentado por el PNV y enfrentamientos con la Generalitat catalana, que presidía
Lluis Companys, dirigente de ERC, desde enero de 1934.
Ante este giro hacia el conservadurismo, el PSOE y la UGT respondieron radicalizando sus
posturas. Francisco Largo Caballero, líder del sector socialista más radical, propuso la ruptura con
la República y con las fuerzas burguesas e iniciar la revolución (huelga general campesina en junio de
1934). Por su parte, Indalecio Prieto, representante del socialismo moderado, defendía la colaboración
con los republicanos de izquierda para tratar de estabilizar la República y acometer las necesarias
reformas. En general, la afinidad entre la CEDA y los partidos fascistas inclinaron a muchos socialistas
a ver en el Partido Radical una mera escala por la que el fascismo español legaría al poder.
10.3.1. La Revolución de octubre de 1934
Ante el aumento de la conflictividad social, la CEDA endureció su posición y reclamó una
posición más contundente en materia de orden público. Lerroux, bajo la amenaza de la retirada del
apoyo parlamentario de la CEDA, accedió a sus peticiones, entregando a este partido tres
ministerios. Esta remodelación del gobierno fue interpretada por la izquierda como el anuncio del
triunfo inminente del fascismo en nuestro país.
La cada vez más radicalizada izquierda, con Largo Caballero a la cabeza, llamó a la huelga
general contra el gobierno. Al día siguiente de la formación del nuevo gobierno se produjeron huelgas
generales en las grandes ciudades del país impulsadas por la UGT y con el apoyo de otros partidos de
izquierda. Sin embargo, sin el apoyo de la CNT (salvo en Asturias), con las fuerzas del orden
prevenidas y en estado de máxima alerta y sin medios para transformar la huelga General en una
insurrección armada, la revolución de octubre de 1934 fracaso en casi todas partes.
El gobierno respondió declarando el Estado de Guerra. Este movimiento revolucionario fue
muy desigual en los distintos territorios de España. Por ejemplo, en Madrid la acción de las milicias
fue un fiasco, debido, en parte, a la desconexión entre los mandos, ignorancia de los objetivos concretos
que debía alcanzar, carencia de una dirección central…
El caso más notable fue el de Asturias, donde la huelga general se convirtió en una insurrección
armada protagonizada por los mismos huelguistas que llegaron a crear un nuevo orden social. Movidos
por la acción conjunta de la CNT y UGT, los mineros protagonizaron una revolución social,
colaborando anarquistas, socialistas y comunistas. Éstos ocuparon gran número de cuarteles de la
guardia civil y ayuntamientos, que pasaron a ser dirigidos por Comités revolucionarios. También, se
destruyó los símbolos del poder derrocado, se quemaron los registros de la propiedad, se roció de
gasolina la iglesia y se dio muerte a quienes se consideraban enemigos de la clase obrera, como
propietarios, clérigos y guardias civiles. Sustituyeron los ayuntamientos por Comités Obreros,
siendo una auténtica revolución social en el que se perseguía el control por los trabajadores del poder
político y los medios de producción. La revolución terminó siendo aplastada por las tropas de la
Legión y los Regulares traídos desde Marruecos y dirigidas por los generales Godet y Franco. La
revolución de Asturias de 1934 fue un preludio de la guerra que se iniciará dos años más tarde.

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En Cataluña el presidente de la Generalitat, Lluís Companys, proclamó el 6 de octubre de
1934 la República Catalana dentro de la República Federal Española. Al mismo tiempo una
alianza obrera, que no contaba con el apoyo de la CNT, la fuerza obrera más importante en Cataluña,
inició la huelga general. El movimiento, que contaba con escaso apoyo social, tardó poco tiempo en
fracasar.
El balance de la Revolución de Octubre de 1934 fue aterrador: más de mil trescientos muertos,
el doble de heridos, treinta mil detenidos, entre ellos Companys, Azaña, Prieto o Largo Caballero.
10.3.2. La descomposición política y la crisis del segundo bienio
Hasta entonces, la alianza radical-cedista había funcionado bien, pero pronto comenzarían a
surgir las tensiones entre ambos. La actitud respecto a los condenados dividió a la coalición radical-
cedista. Los cedistas eran partidarios de una firme aplicación de las condenas de muerte y del
cumplimiento de la totalidad de las penas de reclusión. También, la adhesión cedista al corporativismo
y a la iglesia entró en conflicto con el secularismo y las políticas librecambistas de los radicales.
Además, las ambiciones autoritarias de la CEDA se enfrentaron con el Partido Radical.
En este contexto, entre marzo y mayo de 1935, se dio una fuerte crisis entre ambos aliados.
La causa inmediata de la misma fue la determinación de Lerroux de mostrar clemencia con dos
dirigentes socialistas involucrados en la insurrección asturiana. La negativa de la CEDA a permitir
esa flojedad provocó la dimisión de sus ministros y la caída del gabinete. La crisis reflejaba la lucha
por el control del gobierno entre ambos aliados. Pero para los radicales no había otra alternativa que
la alianza con la derecha no republicana, por lo que al final hubo un nuevo acuerdo entre Lerroux y
Gil Robles. Se formó un nuevo gobierno en mayo de 1935, que representó el eclipse del Partido
Radical y la ascendencia decisiva de la CEDA. Los ministros de la CEDA se elevaron a cinco, entre
los que estaba Gil Robles (ministro de guerra). Militares contrarios a la república fueron designados
en puestos clave de la estructura del Ejército. Franco fue nombrado jefe del Estado Mayor.
En octubre de 1935 el gobierno entró en crisis. Los republicanos radicales de Lerroux sufrieron
un fuerte desprestigio como consecuencia de varios escándalos políticos y de corrupción
(prevaricación y malversación de fondos públicos). Uno fue el escándalo estraperlo en donde al
parecer políticos radicales aceptaron sobornos para autorizar la introducción en España de un nuevo
juego de apuestas, una especie de ruleta llamada straperlo. La denuncia afectaba a ocho personas del
partido. La figura de Lerroux y de su partido quedaron muy desprestigiadas.
Justo cuando el Partido Radical trataba denodadamente de sobrevivir, estalló un nuevo
escándalo: caso Nombela, consistente en un desvío de fondos públicos para un asunto de
indemnizaciones oficiales. Ambos escándalos provocaron el hundimiento de la coalición
gubernamental radical-cedista. Gil Robles trató de ser nombrado presidente del gobierno para poder
llevar a cabo su programa político. Después de que el 9 de diciembre la CEDA forzase otra crisis
ministerial para lograr el control definitivo del ejecutivo, Alcalá Zamora, dudando de las convicciones
democráticas cedistas, nombró un gobierno provisional encabezado por el centrista Portela
Valladares. Como este último gobierno de Portela no logró el suficiente apoyo parlamentario, se
convocó nuevas elecciones generales para el mes de febrero de 1936.

10.4. EL FRENTE POPULAR (1936)


En un ambiente de creciente radicalización, se presentaron las siguientes candidaturas a las
elecciones de febrero de 1936:

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• Una coalición de izquierdas conocida como Frente Popular: pacto electoral firmado en enero de
1936 por Izquierda Republicana, PSOE, PCE, POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista)
y Esquerda Republicana de Catalunya. Este pacto agrupaba a todas las izquierdas. La CNT
cambio su postura de mantenerse al margen ante la amenaza que para el proletariado suponía una
nueva derrota; así que aunque no participó en el pacto del Frente Popular, la CNT recomendó
oficiosamente el apoyo a los candidatos de la alianza izquierdista, lo cual contribuyó en buen
grado a su triunfo.
• La coalición de los grupos de derecha, formada por la CEDA y Renovación Española, acudió con
un programa basado en el miedo a la revolución social. La Falange y el PNV se presentaron por
su cuenta, obteniendo muy malos resultados (José Antonio perdió su escaño y la inmunidad).
Las elecciones de febrero de 1936 dieron la victoria al Frente Popular. Las nuevas Cortes
salidas de las elecciones destituyeron a Alcalá Zamora como presidente de la República y nombraron
en su lugar a Manuel Azaña (republicano de izquierda). Casares Quiroga (republicano galleguista)
fue elegido presidente de un gobierno formado casi por exclusiva por republicanos, aunque con el
apoyo parlamentario de los socialistas.
El nuevo gabinete inició rápidamente la acción reformista:
• Amplia amnistía para todos los represaliados tras octubre de 1934.
• Restablecimiento del Estatuto catalán.
• Alejamiento de Madrid de los generales más sospechosos de golpismo. Franco, Mola y Goded
fueron destinados a Canarias, Navarra y Baleares.
• Reanudación de la reforma agraria. Esta medida fue rápidamente desbordada por la acción de los
jornaleros que se lanzaron a la ocupación de fincas.
• Tramitación de nuevos estatutos de autonomía. El Estatuto de Galicia, fue aprobado en plebiscito
en junio de 1936, y el del País Vasco estaba prácticamente terminado en julio de 1936
Tras las elecciones, la derecha y Gil Robles empezaron a conspirar junto con el ejército. Los
planes para derribar a la república se iniciaron en el momento de conocerse el resultado de las
elecciones. La estrategia de la derecha consistió en provocar desórdenes intentando desacreditar al
gobierno. El error de las organizaciones de izquierdas fue responder a las provocaciones.
La situación política y social se hizo muy conflictiva: los enfrentamientos en las calles
proliferaron y la escalada de huelgas y desórdenes generó un clima de violencia social. La izquierda
obrera había optado por una postura claramente revolucionaria y la derecha buscaba de forma evidente
el fin del sistema democrático. Desde el mes de abril se sucedieron los enfrentamientos violentos
callejeros entre grupos falangistas y milicias socialistas, comunistas y anarquistas. Mientras la
conspiración militar contra el gobierno del Frente Popular avanzaba. Así, la situación se radicalizó
en las calles y el gobierno no fue capaz de controlar la situación social que cada vez era más inestable.
Desde el mes de abril se sucedieron los enfrentamientos violentos callejeros entre grupos
falangistas y milicias socialistas, comunistas y anarquistas. Dos hechos que llevaron prácticamente al
conflicto. El 12 de julio era asesinado por extremistas de derecha un oficial de la Guardia de Asalto,
teniente Castillo. La respuesta llegó la siguiente madrugada con el asesinato de José Calvo Sotelo
por parte de un grupo de miembros de las fuerzas de seguridad. El gobierno de Casares Quiroga, que
no había decidido tomar medidas pese a las continuas advertencias de las organizaciones obreras, vio
como el 17 de julio de 1936 el ejército de Marruecos iniciaba la rebelión contra el gobierno de la
República. El triunfo parcial del golpe desencadenó la guerra civil.

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