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Desafíos 2019 en Perú: más de 23 mil delitos ambientales por resolver y

una reserva marina que espera su creación

 Temas como la construcción de una hidrovía en la Amazonía, la


modificación de leyes para actividades extractivas y los delitos
ambientales son algunos de los retos para el Perú en este nuevo año.
 También se espera el establecimiento de una nueva área protegida en
el mar que permitirá avanzar al país hacia la meta de conservar su
océano.

Cada nuevo año trae consigo diferentes desafíos. Mongabay Latam escogió
cinco temas que estarán en el centro del debate ambiental durante 2019 en
Perú.

1.- Hidrovía Amazónica: la oposición de los pueblos indígenas

El 22 de diciembre de 2018, el Consorcio Cohidro —integrado por una empresa


peruana y una china y responsable de la ejecución del proyecto de la Hidrovía
Amazónica— presentó el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de esta obra que
abarcará más de 2600 kilómetros de los ríos Huallaga, Marañón, Ucayali y
Amazonas.

La propuesta fue cuestionada principalmente por organizaciones indígenas de


la zona de influencia del proyecto, así como por investigadores científicos que
advierten sobre posibles afectaciones al medio ambiente.

De acuerdo con el Servicio Nacional de Certificación Ambiental para las


Inversiones Sostenibles (Senace) —institución estatal que analiza los estudios
ambientales— en la primera semana de enero se definirá si lo que presentó la
empresa procede para evaluación. De pasar esta etapa, el EIA será analizado
en los 145 días siguientes.

Pero Francisco Rivasplata, coordinador del programa Derechos y Amazonia de


la ONG Derecho Ambiente y Recursos Naturales (DAR), considera que se
“presentará un panorama complicado para el Ministerio de Transportes y
Comunicaciones (MTC) —responsable del proyecto— si se aprueba el EIA
antes de que se solucionen los reclamos de las organizaciones indígenas”.

Rivasplata recordó que la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva


Peruana (Aidesep) y la Organización Regional de los Pueblos Indígenas del
Oriente (Orpio) han presentado una demanda ante el Poder Judicial para que
se realice el proceso de consulta previa del estudio ambiental. “Las
comunidades se van a oponer a un EIA que se apruebe sin un proceso de
consulta previa”, asegura.
“Se ha paralizado el diálogo. Las federaciones han resuelto retirarse del Grupo
de Trabajo Multisectorial”, señala Lizardo Cauper, presidente de Aidesep, sobre
la decisión de las organizaciones indígenas de renunciar a esta plataforma que
reúne a la Presidencia del Consejo de Ministros, diez ministerios, los gobiernos
regionales de Loreto y Ucayali y tres federaciones indígenas (Orpio;
Coordinadora Regional de Pueblos Indígenas de San Lorenzo, Corpi-SL; y
Organización Regional Aidesep Ucayali, Orau).

Este grupo tiene entre sus objetivos elaborar un programa de inversiones para
atender las necesidades de estas comunidades. Sin embargo, en el
comunicado del 3 de diciembre, las federaciones indígenas presentan una serie
de demandas que —según indican— no se estarían cumpliendo.

Los cuestionamientos también llegan desde la ciencia. Un estudio sobre el río


Huallaga realizado por el Centro de Investigación y Tecnología del Agua (CITA)
de la Universidad de Ingeniería y Tecnología, señala —entre sus conclusiones
— que el dragado o extracción de sedimentos en los lechos de los ríos podría
afectar diversos hábitats de la Amazonía peruana, puesto que la dinámica de
estos cuerpos de agua influye en todos los procesos relevantes para la
formación de ecosistemas, además, podría perjudicar las condiciones de vida
de especies migratorias como el dorado, un pez emblemático de los ríos
amazónicos.
Jorge Abad, director del CITA, dice que en este proyecto “se están haciendo
las cosas al revés”. El experto cuestiona que el Estudio de Ingeniería (EDI) —
que ofrece detalles de la obra— se termine luego del estudio de impacto
ambiental. “En cualquier parte del mundo, primero se hace el estudio detallado
y, luego, con esos resultados se evalúa el potencial impacto de cualquier obra”.

“El proyecto debe eliminar el componente de dragado por la imposibilidad de


medir el impacto sobre los ecosistemas acuáticos”, dice Paola Naccarato,
especialista sénior en infraestructura de Wildlife Conservation Society (WCS),
quien agrega que el EIA no puede brindar información sobre los impactos de
mediano y largo plazo.

Por su parte, Mariana Montoya, directora de WCS en Perú, cuestiona que se


entregue el proyecto a un consorcio chino “que ocuparía nuestros ríos por 20
años, con una serie de consecuencias que desconocemos y que son difíciles
de evaluar, por tanto, de evitar o mitigar”. La directora de WCS considera que
el Estado debe fortalecer las instituciones existentes, para que se encarguen
de mejorar el transporte fluvial amazónico e implementar políticas de desarrollo
acordes con estas regiones.

El panorama se presenta complicado para esta megaobra cuyo presupuesto


supera los 94 millones de dólares. Según el cronograma, la aprobación del EIA
debería estar resuelta para mayo de 2019 y el estudio de ingeniería tendría que
estar listo en julio del próximo año.
En anteriores oportunidades, el MTC ha manifestado que este proyecto
respetará el ecosistema y a las comunidades aledañas a los cauces de los
ríos Marañón, Huallaga, Amazonas y Ucayali. Mongabay Latam buscó
ahora su opinión,  pero no respondió a nuestra solicitud.

En una comunicación escrita, el Consorcio Cohidro manifestó que este 2019


cumplirá con los plazos establecidos en el contrato de concesión con
relación a los estudios que se deben presentar. En cuanto a las crítcas,
Cohidro señaló que “no ha recibido directamente aportes o
cuestionamientos científicos del proyecto”. En cuanto a los conflictos con las
organizaciones indígenas, Cohidro aseguró que están desarrollando una
serie de actividades de diálogo y coordinación con estas federaciones.
“Seguimos planificando actividades que nos permitan mantener ese canal
de diálogo durante todo el proyecto”.

2.- Ley de hidrocarburos y la ausencia de energías limpias

En más de una oportunidad, el proyecto para modificar la Ley Orgánica de


Hidrocarburos estuvo a punto de discutirse en el Congreso de la República
durante el 2018. Esta norma, cuestionada por diversos sectores, finalmente
fue enviada de regreso a la Comisión de Energía y Minas en noviembre del
año pasado, para que se discuta nuevamente y se incorporen los cambios
solicitados, principalmente, por el Ministerio del Ambiente, pero también por
el Ministerio de Cultura, la Defensoría del Pueblo y el Ministerio de
Economía y Finanzas.
La ministra del Ambiente, Fabiola Muñoz se ha pronunciado sobre el
artículo que generó más controversia, es decir, el que facultaba al Ministerio
de Energía y Minas a emitir opinión vinculante sobre las decisiones de su
sector. Ambos ministerios llegaron a un consenso con respecto a este tema.

Sobre lo que aún no hay consenso es sobre el pedido de la Asociación


Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) para que este proyecto
de ley se someta a consulta previa. La Defensoría del Pueblo apoyó este
requerimiento debido a que las actividades de hidrocarburos los afecta
directamente, ya que muchas de ellas se realizan sobre territorio indígena. “La
Comisión de Energía y Minas debe levantar todas las observaciones y atender
el pedido de los pueblos indígenas para que se concrete la consulta previa”,
precisa Alicia Abanto, adjunta para el Medio Ambiente, Servicios Públicos y
Pueblos Indígenas de esta institución.

La congresista Tania Pariona, quien integra la Comisión de Pueblos Andinos,


Amazónicos y Afro-Peruanos, Ambiente y Ecología, concuerda también con la
Defensoría del Pueblo y con Aidesep, ya que existen experiencias similares
como lo ocurrido con la Ley Forestal y la Ley de Educación Intercultural
Bilingüe que fueron sometidas a la consulta previa.

“Rechazamos esta ley porque no estamos dispuestos a aceptar que continúen


actividades que utilizan tantos productos químicos”, agrega Lizardo Cauper,
presidente de Aidesep. “Han sido suficiente los 40 años de explotación
petrolera a la que ha estado expuesta la selva”, finaliza.

Vanessa Cueto, directora de la ONG Derecho, Ambiente y Recursos Naturales,


menciona que también se debe retirar el artículo que permite realizar la
exploración sísmica con solo una declaración de impacto ambiental y revisar la
propuesta de ampliar los contratos por hasta 60 años, medida que perjudica a
los pueblos indígenas en cuyos territorios se han instalado concesiones de
hidrocarburos. Cueto también espera que en el 2019 se discuta el cambio de
matriz energética en Perú. “Debemos discutir sobre otras formas de generación
de energía. Creo que ese es un pendiente en el país”.

Cauper, de Aidesep,  también cuestionó la posibilidad de que esta norma abra


la puerta al uso del fracking en Perú —técnica que facilita la extracción de gas
y petróleo del subsuelo. Al respecto, la directora de DAR señaló que, si bien la
norma no es explícita, existe un artículo que se permite el uso de técnicas no
convencionales para la explotación de hidrocarburos. “En algunos casos la
única forma de aprovechar estos recursos es mediante el fracking y la norma
no lo prohíbe”.

La congresista Pariona, espera que en el 2019 el debate sobre esta ley se


amplíe hacia la comisión que ve los temas ambientales e indígenas y no se
quede solo en la que promueve asuntos energéticos. “Que esta ley no se
apruebe al caballazo como se intentó en el 2018”, comenta y agrega que
se debería hacerse un análisis profundo de nuestra matriz energética.
«Tenemos que contar con una legislación que nos permita tener un mayor
control y una mejor gestión de los recursos”, comenta con relación a la
necesidad de apostar por energías limpias como la eólica.

La congresista del Frente Amplio, María Elena Foronda, es más radical en su


posición pues para ella se trata de un proyecto que debería enviarse al archivo.
“Las observaciones plantean la reformulación de un proyecto que está mal
concebido desde el inicio. Esta ley flexibiliza los estándares ambientales”,
comenta. Foronda considera que se debería discutir el ordenamiento territorial
del país para determinar dónde se pueden desarrollar las actividades de
hidrocarburo y dónde deberían prohibirse.

3.- ¿Habrá Reserva Nacional Mar Tropical de Grau?

En octubre de 2018, la ministra del Ambiente, Fabiola Muñoz, manifestó su


total confianza en que la Reserva Nacional Mar Tropical de Grau —en el norte
de Perú— se concretaría en el 2019. “Creo que hacia marzo tendremos lista la
propuesta final consensuada con todos los sectores para presentarla ante el
Consejo de Ministros”, afirmó a Mongabay Latam.

Esta propuesta, que ya lleva varios años a la espera de que se haga realidad,
depende de “la voluntad política”, asegura Alicia Kuroiwa, jefa de Campaña de
Áreas Marinas Protegidas de Oceana Perú. “Sabemos que existe oposición y
basta que uno de los sectores no esté de acuerdo para que la propuesta no se
concrete”, comenta Kuroiwa.

Alexander More, director de Naturaleza y Cultura Internacional (NCI) Perú,


también muestra su preocupación sobre el establecimiento de esta área
reservada. More menciona los cuestionamientos que han surgido por parte del
Instituto del Mar del Perú (Imarpe). “El Imarpe ha puesto en duda la validez de
los datos de otras instituciones que sustentan la creación del Mar Tropical de
Grau. Incluso han cuestionado la selección de los cuatro espacios marinos que
formarían la reserva”.
Mongabay Latam consultó con el Instituto del Mar del Perú sobre las
observaciones que ha realizado al expediente y los riesgos de que dichos
reparos paralicen la creación de esta área. En una comunicación escrita,
Imarpe respondió que para la creación de la reserva se viene trabajando de
manera conjunta con una retroalimentación permanente. “Dentro de ese
contexto, Sernanp solicita opiniones al Imarpe. Se está trabajando en forma
coordinada y la información estará consolidada cuando se culmine el referido
proceso”.

La creación de esta área protegida marina también ha tenido críticas por parte
de la Sociedad Peruana de Hidrocarburos. En una conversación con Mongabay
Latam, su presidente, Felipe Cantuarias, dijo que es necesario revisar la Ley de
Áreas Naturales Protegidas, ya que la norma vigente no permite la coexistencia
de explotación de hidrocarburos con zonas reservadas. Cantuarias señala
que la nueva reserva afectaría las inversiones de las empresas que ya cuentan
con concesiones de hidrocarburos en el mar del norte. “Se debe encontrar una
fórmula que permita la aprobación de la reserva y que a la vez se promueva la
inversión privada. Se ha conformado una Mesa Ejecutiva Minero Energético en
la que esperamos llegar a consensos sobre este tema”.

La investigadora de Oceana recuerda que el Perú tiene un gran déficit en la


protección de áreas marinas pues apenas alcanza el 0.4 % de su extensión
oceánica y requiere llegar al 10 % para el 2020 si espera cumplir con sus
compromisos internacionales.

Con la creación de esta reserva se avanzaría en 0.1 % hacia la meta, dice


Kuroiwa. Es decir, que aún estaría pendiente un más de un 90 % de lo que se
necesita proteger. Para ello, la bióloga propone que se consolide la creación de
las áreas protegidas que incluya montes y cañones submarinos.

Según un estudio del Instituto del Mar del Perú, 17 cañones submarinos han
sido identificados en las costas de Perú. Una de ellos es la cordillera submarina
dorsal de Nazca, explica Kuroiwa, áreas oceánicas con las que Perú si podría
cubrir su cuota marina bajo protección.

Sin embargo, la demora en la creación de la reserva marina del norte peruano


no despierta muchas esperanzas para que el proceso de protección del mar
avance rápidamente. El 2019 será un año decisivo para determinar hacia
dónde avanzará el país en estos temas.

4.- Delitos ambientales: en busca de la justicia efectiva

“En el Perú existen por lo menos 23 000 denuncias ambientales en


investigación”, explica el Procurador público especializado en delitos
ambientales, Julio César Guzmán Mendoza. La cifra representa los casos
acumulados de los últimos cinco años.

La acumulación —señala Guzmán— se debe a la falta de personal en las


procuradurías y a las demoras en la entrega de información por parte de otras
instituciones estatales durante el tiempo que duran las investigaciones.

El Procurador señala que para el 2019 se espera poner en marcha un proyecto


que permita discriminar los procesos administrativos de los delitos penales, de
tal forma que se pueda liberar la carga procesal que actualmente agobia a las
Fiscalías Especializadas en Materia Ambiental (FEMA).
En ese contexto, algunos casos emblemáticos esperan solución. Uno de ellos
es el del Yacukallpa, un cargamento de madera ilegal que fue incautado en el
año 2015 y que tenía como destino México y Estados Unidos. Sobre este
proceso, Guzmán asegura que en los primeros tres meses del 2019 se tendrán
resultados. “Las investigaciones están a punto de concluir y se cuenta con
alrededor de 50 expedientes que pasarán a juicio oral. En este proceso están
involucrados regentes, concesionarios, exportadores, por lo menos 150
personas”, explica con relación al caso más sonado de tráfico de madera de los
últimos años.

Otro caso importante que podría resolverse el 2019 es el del buque


Damanzaihao, embarcación que tenía como destino China y que fue detenida
en Chimbote por realizar actividades pesqueras sin la autorización
correspondiente, extraer recursos no autorizados y trasbordar pesca sin previa
autorización antes de llegar a puerto. Según el Procurador, este caso podría
tener sentencia en este nuevo año.

Sin embargo, para el defensor de los bienes del Estado lo prioritario en el 2019
deberían ser los delitos ambientales en los que están involucrados funcionarios
públicos. “Tenemos que enfrentar la corrupción desde el mismo Estado”.  En
ese sentido, casos como los que involucran a exfuncionarios de la región
Loreto y de Ucayali, así como la reciente detención del director de la Dirección
Regional Agraria de Ucayali y otro servidor público por una acusación de tráfico
de tierras deberán estar en el centro de atención durante este nuevo año. 

Desde el Ministerio del Ambiente también se han anunciado medidas para


enfrentar los delitos ambientales. La ministra del Ambiente, Fabiola Muñoz, ha
anunciado la implementación de cuatro ejes orientados a reducir la
deforestación en el Perú, uno de los problemas más álgidos del país.

Uno de esos ejes, está dedicado a la lucha contra las actividades económicas
ilegales, principalmente en Madre de Dios, donde, en los tres primeros meses
del año, se elaborará un diagnóstico integral sobre la minería informal e ilegal
y, posteriormente, en un plazo de seis meses se presentará una propuesta
integral para contar con un catastro integrado respecto a la minería informal.
Además, se conformará un comité especial para el manejo sostenible de
recursos naturales.

Para Mariano Castro, exviceministro de Gestión Ambiental del Ministerio del


Ambiente, una tarea importante para el 2019 es instalar el Observatorio de
Justicia Ambiental, plataforma que deberá contener información integrada de
todos los casos ambientales que ingresen al Poder Judicial, así como de
aquellos que se resuelvan tanto en los tribunales como en las vías
administrativas del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA)
y del Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna
Silvestre (Osinfor).

Castro también considera que otras tareas pendientes son la ratificación del
Acuerdo de Escazú, un compromiso internacional para asegurar el acceso a la
información, la participación pública y el acceso a la justicia ambiental que debe
ser refrendado por el Congreso de la República. La creación de más juzgados
ambientales, sobre todo en las regiones con mayor carga procesal; así como
mejorar la fiscalización ambiental.
5.- ¿Qué pasará con Bahuaja Sonene y las áreas protegidas?

Durante el 2018, Mongabay Latam informó sobre las amenazas que afectan al
Parque Nacional Bahuaja Sonene. Un último reportaje publicado a fines de
diciembre daba cuenta de cómo han avanzado los cultivos ilegales de hoja de
coca destinados al narcotráfico y cómo estos se encuentran dentro del área
protegida.

Alertas de deforestación registradas entre julio y setiembre del 2018


demuestran el avance de esta actividad ilegal. Según informes de inteligencia
de la Fuerza Aérea del Perú no solo se trata de cultivos que rodean al parque,
sino que en la zona se procesa cocaína, existen laboratorios de pasta básica y
pistas de aterrizaje clandestinas.

La situación de peligro en Bahuaja Sonene no es única. Otras áreas naturales


protegidas también están siendo cercadas por actividades delictivas. Un
sobrevuelo sobre el río Malinowski, en noviembre de 2018, evidenció el retorno
de la minería ilegal a la Reserva Nacional Tambopata. Esta actividad ilícita
causó la deforestación de 350 hectáreas en el año 2016 y pese a los esfuerzos
del gobierno por erradicarla completamente de la zona reservada, la minería
ilegal sigue presente en esta área protegida.
La lucha contra estas amenazas va más allá de la gestión ambiental. Abanto,
adjunta para el Medio Ambiente, Servicios Públicos y Pueblos Indígenas de la
Defensoría del Pueblo, considera que este problema necesita acciones desde
el gobierno y en coordinación con países aliados. “No es un trabajo solo de la
Fiscalía, la Policía y las Fuerzas Armadas, sino que el gobierno debe tener la
capacidad de luchar contra estas organizaciones criminales. Este 2019 debería
haber un fortalecimiento de la lucha contra estas actividades ilegales”.

El coronel Ricardo Trujillo, director de Medio Ambiente de la Policía Nacional


del Perú, señala solo con un trabajo coordinado se puede enfrentar estos
delitos. En el caso de la presencia de narcotráfico, como ocurre en Bahuaja
Sonene, corresponde a la Dirección Antidrogas enfrentar el problema como
crimen organizado.

Trujillo considera que además del trabajo de inteligencia y de interdicción que


se debe realizar en la zona, es necesario elaborar estrategias para que se
preste mayor atención al tema ambiental. “Los problemas ambientales se han
dejado de lado y es importante sensibilizar a la gente”.

Para Lorenzo Vallejos, experto en Asuntos Ambientales para Perú y


Ecuador de la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Crimen
(UNODC) problemas como el de Bahuaja Sonene tienen que ver con el
avance de la agricultura migratoria y con una falta de ordenamiento
territorial en Perú. “Si el estado no tiene una política clara sobre el territorio
será muy difícil salir del status quo en el que se encuentra actualmente”.
Para Vallejos, corresponde al Ministerio del Ambiente convertirse en un
articulador con las demás instituciones nacionales y con los gobiernos
regionales y locales para promover la lucha contra este problema.

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