Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Además, lo “instin-
represivas, únicas esgrimidas hasta ahora, no tivo” nos vuelve a poner otra vez en el mundo
han dado ningún resultado. Por eso es que re- animal, que es lo que queremos evitar. Los se-
clamamos al menos la posibilidad de pensar res humanos no actúan en el vacío de sentido:
y discutir alternativas, que deben comenzar, producen sus prácticas en medio de complejas
como dijimos en la primera oración, por en- codificaciones culturales, morales e ideológi-
tender causas y sentidos. Y para eso precisa- cas a las que responden de modo más o menos
Pablo Alabarces* mos partir de un principio antropológico, consciente. Codificaciones que pueden cam-
aquel que afirma que las acciones sociales biar: justamente porque son humanas, han
deben comprenderse en función de la lógica sido elaboradas por sujetos que con ellas mo-
de los que las realizan. Dicho rápidamente: si dificaron otras anteriores; codificaciones que
Una teoría general del aguante aquellos que no ejercitamos prácticas violen- volverán a ser suplantadas cuando encuentren
tas ni siquiera para darle un chirlo a los chicos, o inventen otras mejores. No hay determinis-
aquellos que tenemos un pánico proverbial al mos cerrados en la acción social: con mayores
dolor físico, aquellos que hemos evitado toda o menores dificultades, los sujetos tienen ca-
situación de enfrentamiento desde nuestra pacidad de discutir incluso sus determinacio-
más tierna infancia intentamos interpretar los nes biológicas, de clase o étnicas.
hechos de violencia desde nuestros propios Entender, entonces, la lógica de la violen-
parámetros morales de acción, no vamos a en- cia en el fútbol es el punto de partida para
tender nada. Para no hablar de las ocasiones comprender mejor el fenómeno. Pero enten-
Una lógica popular de la práctica en las que esos juicios morales –porque no se derla significa escuchar a los actores.
des han sido dichas, incluso públicamente, sin
(popular) trata de interpretación más o menos científica,
miedo a las implicancias autoritarias, aunque
sino de juicios rápidos que condenan sin posi- Una retórica, una ética
Un punto de partida en el tratamiento de la vio- esas posturas contradicen algunos principios
bilidad de defensa– son producidos desde una
lencia en el fútbol, aunque elemental, ha sido básicos del derecho democrático).
flagrante hipocresía: los mismos dirigentes Desde hace casi quince años insistimos en que
profundamente descuidado: no hay acción sin En consecuencia, las únicas medidas algu-
deportivos y políticos que rechazan exaspe- esa lógica se llama aguante. Una populariza-
causa y sin sentido. Si no conseguimos la in- na vez tomadas han sido las represivas, pero li-
rados la violencia de las hinchadas hacen uso ción fácil –de la que somos corresponsables–
formación suficiente para contestar esas dos mitadas al reparto de palos al por mayor entre
de ella en situaciones específicas. O más exas- ha dado en llamarla “cultura del aguante”,
cuestiones, si no producimos interpretaciones todos los hinchas. En pocos casos ha habido
perante es el hecho de que los mismos auto- aunque en realidad deba ser llamada ética del
rigurosas y adecuadas, no podemos entender condenas judiciales, producto de la acción de
denominados “hinchas comunes” rechacen a aguante, porque está organizada como un sis-
de qué se trata. Nada: la violencia en el fútbol, pocos fiscales y jueces con inteligencia como
los “violentos”, prediquen su condena, y luego tema básicamente moral.
el narcotráfico o la costumbre de hacer regalos para probar hechos criminales previstos en el
reclamen la violación anal de los adversarios, Para entenderla y organizarla, es bueno
para los cumpleaños. Cuando el tratamiento código penal –porque, ya que estamos: la Ley
los escupan y agredan físicamente, pasen del comenzar por sus retóricas. Es decir, un voca-
periodístico y político “soluciona” todo ha- De la Rúa, una ley pensada específicamente
“no existís” a la amenaza de muerte. bulario y un sistema de metáforas, un lenguaje
blando de “los violentos”, infiere una causa y para los hechos de violencia deportiva, es una
Una gigantesca hipocresía que encubre un que nos permite comprender de qué estamos
un sentido: la violencia ocurriría, según ellos, tontería digna de su autor y el cuerpo jurídico
riguroso etnocentrismo: juzgar las acciones hablando. De un lado están los hombres, que
porque hay sujetos intrínsecamente violentos, más inútil de la legislación argentina. Para col-
de los otros a partir de los propios parámetros son los que aguantan: es decir, los que tienen
que todo lo hacen violentamente y cuyo úni- mo, como todos sabemos, las relaciones entre
culturales y morales, parámetros que para col- coraje, los que, en consecuencia, tienen “hue-
co objetivo es obtener dinero a cambio de esa hinchadas y dirigencias policiales, políticas y
mo son mentirosos. vos” –porque, al ordenarse en torno de me-
violencia arbitraria y, para colmo, congénita. judiciales son tan tortuosas que vuelven harto
Como ya señalamos, no hay práctica sin táforas sexuales, todo se vuelve genital, hasta
(Esto, a su vez, supone un único camino para imposible el desarrollo de estas tácticas con
lógica que la contenga, la explique, la permita el coraje–, los que “se plantan” y no “corren”,
la solución: “expulsar a los violentos del fút- alguna posibilidad de éxito.
y le dé sentido. La idea de lo “instintivo” pue- asegurando el territorio; los que defienden
bol argentino”, “desterrar a esa lacra humana”, Cada vez que discutimos estos argumentos
de ser simpática para describir acciones pun- los “trapos” (las banderas) frente al ataque del
“exterminar a esos animales”. Estas barbarida- solemos ampararnos en un dato estrictamente
tuales y focalizadas, pero no para comprender adversario. Son los que no precisan aliados, y
prácticas de masas, extendidas en el tiempo, mucho menos la policía, la “yuta” –buchones,
en el espacio y entre sujetos de diversas clases botones, tiras, canas, vigilantes, cobanis–, que
* Sociólogo. Profesor Titular de Cultura Popular en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
garse. Pero el aguante se verifica, se prueba, se cuerpo a partir de una serie de prácticas que Teeth, 2018
aquilata en el combate. son especialmente las violentas: el combate, Oil on canvas
274 x 213 cm
Por consiguiente, las hinchadas deben con- la pelea. Esto tiene infinitos recovecos, trans-
memorar esos combates, a través de los cuales formaciones, no es una lógica estable: es una ©Anish Kapoor. All rights reserved DACS/SAVA 2020
demostraron su propio aguante y la ausencia lógica cambiante. En un artículo reciente, Ve-
del ajeno: porque, además, todas las hinchadas rónica Moreira trabaja con los testimonios de
mantienen una suerte de rating imaginario en el los hinchas viejos frente a los hinchas nuevos,
que la concurrencia al estadio, la abundancia de y aquellos afirman: “con el fierro cualquiera
banderas, los enfrentamientos con la policía (los tiene aguante, ahora cualquiera sale a los cor- la vida: esto está bien, esto está mal. Desde ya ahí aparece otra palabra propia del vocabulario
más valiosos, los que más puntos dan) y con las chazos”. ¿Por qué? Porque el código viejo del que una concepción moral del mundo y de la que estamos analizando: el careta, el hipócrita.
otras hinchadas permiten establecer jerarquías: aguante sostenía que el aguante se ejercitaba vida basada en ver quién la tiene más larga no Es decir, aquel que afirma que su mundo moral
hinchadas más o menos aguantadoras. Pero no con el cuerpo. El fierro, el arma, pone distan- es precisamente una concepción que nos se- es único y no acepta la existencia de morales
alcanza con las conmemoraciones: porque el cia, no permite el choque del cuerpo. Enton- duzca, que podamos considerar progresista, alternativas. En ese sentido, el aguante funcio-
aguante no es puro relato, sino un relato ins- ces, “con el fierro cualquiera tiene aguante” revolucionaria, transformadora, transgresora, na como relativamente alternativo: señala la
cripto en el cuerpo, una memoria de la acción está describiendo un cambio en esa lógica. alternativa. Y, sin embargo, es alternativa en el afirmación positiva de una moralidad distinta
en la que las cicatrices de los combates pasados Lo cierto es que lo que hay ahí es una ló- sentido de que señala justamente una plurali- de la hegemónica. Que nos seduce poco, que
cumplen un rol decisivo. Nadie puede “irse de gica. Una lógica que no es una ideología, que dad moral. En el momento en el que el aguante no nos comprende ni nos organiza, pero que
boca”, “chamuyar” el aguante: el combate debe no es una concepción del mundo y de la vida, se reclama como una concepción moral, está funciona como lógica moral de la práctica para
ser real y debe poder comprobarse en el cuerpo. sino una concepción moral del mundo y de señalando que hay más que una única moral. Y una enorme cantidad de sujetos.