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Iván Villalobos Alpízar

La concepción nietzscheana de la justicia en


La genealogía de la moral confrontada desde Rawls
y Habermas

Abstract. The purpose of this paper is to Justice is the first virtue of social institutio-
put into question Nietzsche’s ideas about justice, ns, as truth is of systems of thought.
as stated in his On the genealogy of morals. John Rawls, A Theory of Justice
In light of that goal the paper appeals to the
contributions and criteria of John Rawls and En Análisis terminable e interminable afir-
Jürgen Habermas about this and other similar maba Freud que existen tres empresas imposibles.
problems, for example the ones associated with El psicoanálisis, la educación y el gobierno. La
the social contract, the relationship between the problemática de la justicia nos ubica enteramente
individual and the community, communicative dentro de esta última empresa, la relativa a la
and ethical rationality, etc. organización de los seres humanos en sociedad y
a las formas de gobierno y organización que éstos
Key words: justice, communicative action, se dan. Ciertamente la justicia, como idea, posee
social contract, modernity, postmodernity. una realidad evidente, pues los individuos en
sociedad apelamos a ese valor a la hora de reglar
nuestras relaciones en el seno de una comunidad.
Resumen. Este ensayo tiene como propósito Por ello, los alegatos de los positivistas lógicos
problematizar las ideas nietzscheanas sobre la parecen extraordinariamente limitados dada su
justicia tal como son presentadas por el autor
manía por reducir todo a “juegos de lenguaje”
en La genealogía de la moral. Para tal labor se
supuestamente inconmensurables o, peor aún, a
echa mano de los aportes y criterios de ingreso
criterios verificacionistas de comprobación1. La
tanto de John Rawls como de Jürgen Habermas
justicia no es un ser-ahí tangible, sino un concep-
al respecto de la misma problemática y otras
to-valor con efectos en lo real social más allá de
afines, como las relativas al contrato social, la
las distintas concepciones de lo justo que puedan
relación individuo-comunidad, la racionalidad
barajarse. De allí que el valor de una determinada
ética y comunicativa, etc.
concepción de la justicia se mida por sus efectos
sistémicos (valor e incidencia estructural en el
Palabras clave: justicia, acción comunicativa, seno de una sociedad-economía dada), y no por
contrato social, modernidad, posmodernidad. un valor a priori de verdad. De esa forma, no
podemos decir que las diversas concepciones en
torno a la justicia “valgan o den lo mismo”, o que
su discusión sea fatua.
Los más reacios a abstracciones sin referente
empírico inmediato –ya sabemos que la inmediatez
es el más mítico de los “estados”– bien están dis-
puestos a reducir la justicia a un pseudoproblema;

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la justicia sería un simple flatus vocis, un soplo de actúe conforme a un deseo o convicción. Desde
la voz, un significante, vacío y difuso al mismo este otero, los historiadores terminan por vaciar
tiempo. De otra parte, desde una óptica religiosa, de vitalidad la historia, falseando y despegando
la justicia podría ser entendida como el accionar los “hechos” de su suelo vital y de sus motiva-
de una voluntad no humana, independiente de ciones profundas. Lo que era vida se torna letra
la realidad y los deseos de los hombres, sujeta muerta. La historia, en tanto erudita, resulta ser
al capricho de un ser trascendente que toma siempre una racionalización empobrecedora y
decisiones a discreción. A modo de ensayo argu- falsificadora. La necesidad irreprimible de remi-
mentativo, hemos planteado, pues, dos posiciones sión al pasado expresa precisamente el miedo
extremas, un empirismo que niega realidad a con- a vivir y asumir el presente en su realidad y
ceptos no susceptibles de verificación, posición peligrosidad.
paralizante que confina en último análisis en el En La genealogía de la moral, Nietzsche
escepticismo, y otra de cuño místico-religioso, abordará en distintos fragmentos el tópico de
que homologaría justicia a Providencia, asimi- la justicia. Según él, la palabra ‘culpa’ (Schuld)
lándole en último término a un capricho. Entre procede del concepto muy material de ‘tener
ambas posiciones es lícito, además de urgente, deudas’ (Schulden). Su posición básica en torno
encontrar alguna zona de grises intermedios. a la justicia es que, en el fondo de esta idea, lo
que realmente yace es una necesidad de compen-
Nietzsche: La justicia como venganza sación, que no supone la idea de que la persona
pudo actuar de otra forma, es decir, que tuvo la
El método genealógico nietzscheano resulta posibilidad de escoger (responsabilidad moral y
particularmente útil y demoledor a la hora de posibilidad de conversión al mismo tiempo), pues
poner en evidencia, sacando a la luz, zonas repri- ello supondría a su vez un sujeto constituido, un
midas del discurso por intereses determinados, o para sí, una “vida interior”, falacia psicologista
pervertidas por el olvido al que empuja la visión de cuyo descrédito Nietzsche hará su estandarte.
de lo intolerable. En este sentido, hay profundas La compensación no nace del deseo de instruir o
analogías entre el análisis marxista de la ideo- aleccionar moralmente (la moral siempre es una
logía, el método psicoanalítico y la genealogía construcción y una racionalización posteriores),
nietzscheana. Los tres apuntan a desenmascarar sino de un deseo de venganza. Desde esta pers-
“verdades” profundas que la fuerza de los inte- pectiva, es “natural” cobrar las deudas, así como
reses, la falsificación histórica o la represión han querer vengar un daño. Dejemos que el mismo
sumido en las sombras. Nietzsche sea el que explicite su tesis:
En el pasado filosófico reciente, Foucault
retoma y readecua a sus preocupaciones teóri- Esos genealogistas de la moral habidos hasta
co-metodológicas el genealogismo nietzschea- ahora, ¿se han imaginado, aunque sólo sea
no2. Es útil recordar cómo en la segunda de de lejos, que, por ejemplo, el capital concep-
sus Consideraciones intempestivas, arremete to moral ‘culpa’ (Schuld) procede del muy
Nietzsche contra el historicismo erudito. Aunque material concepto ‘tener deudas’ (Schulden)?
en la Modernidad se hable en exceso de historia, ¿O que la pena en cuanto compensación se
a pesar de que el hombre moderno sea un ani- ha desarrollado completamente al margen de
mal enfermo de historia, se trata de un interés todo presupuesto acerca de la libertad o falta
de libertad de la voluntad? –y esto hasta el
meramente libresco, que no es sino otra manifes-
punto de que, más bien, se necesita siempre
tación del ideal ascético.3 Esto entronca con la
un alto grado de humanización para que el
antropología nietzscheana, que es fundamental animal ‘hombre’ comience a hacer aquellas
traer a luz para entender mejor el hilo de este distinciones, mucho más primitivas, de ‘inten-
trabajo. Para Nietzsche la historia no la hacen cionado’, ‘negligente’, ‘casual’, ‘imputable’, y,
los sujetos, pues no hay sujeto detrás del hacer; sus contrarios, y a tenerlos en cuenta al fijar la
lo que existe es la acción. La voluntad de poder pena. Ese pensamiento ahora tan corriente y
no remite a un sujeto que decida racionalmente, o aparentemente tan natural, tan inevitable, que

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se ha tenido que adelantar para explicar cómo dijimos– que toma su fuerza de la relación con-
llegó a aparecer en la tierra el sentimiento tractual entre acreedor y deudor, según Nietzsche.
de la justicia, ‘el reo merece la pena porque Por medio de la pena infligida al deudor, el
habría podido actuar de otro modo’, es de acreedor participa de un “derecho de señores”,
hecho una forma alcanzada muy tardíamen- ya sea maltratando y despreciando él mismo al
te, más aún, una forma refinada del juzgar
deudor, o viendo cómo es despreciado y víctima
y razonar humanos; quien la sitúa en los
de escarnio gracias a una “autoridad” cuando el
comienzos, yerra toscamente sobre la psico-
logía de la humanidad más antigua.4
ejercicio de la violencia ha sido depositado en
una tercera instancia. La compensación, afirma
Nietzsche, consiste en un derecho a la crueldad.
Este pasaje expresa cabalmente la tesis nietzs-
Posteriormente, el hombre del resentimiento, el
cheana en torno a la justicia, así como lo esencial
prototipo degradado del nihilismo, proyectará esa
al método genealógico: deshacer las racionaliza-
culpa, su deuda, en Dios, frente al cual no tiene
ciones, por lo general edificantes, que cristalizan
más remedio que sentirse eternamente culpable,
en una idea-valor que encubre un origen no tan
pues esa deuda (pecado) con él es radicalmente
encomiable. En este sentido, existen importantes
impagable, y peor aún, intenta arrastrar a todos
similitudes entre las tesis freudianas sobre el ori-
hacia ese ideal sacrificial. El Cristianismo, al
gen de la cultura y la religión, y las de Nietzsche,
universalizar la paternidad divina, universaliza al
en las cuales no ahondaremos aquí, pero que sal-
mismo tiempo la culpa. Somos a un tiempo hijos
tan a la vista al hacer una lectura comparativa de
y esclavos de un buen Dios.
La genealogía de la moral y otros escritos suyos
Nietzsche también confuta la idea de contrato
con textos como Tótem y tabú o El malestar en la social. Según él, el Estado surge gracias a que una
cultura del psiquiatra vienés5. raza de conquistadores y de señores, organizados
Cuando Foucault estudia el funcionamien- para la guerra y dotados de fuerza para organizar
to del Derecho Germánico en La verdad y las y dictar normas, se impone violenta y cruelmente a
formas jurídicas, deja en evidencia que dentro una masa, superior en número, pero desorganizada
de esta tradición no existe ni la idea de falta y errabunda. La idea de que los hombres se reúnen
(infracción) ni la de ‘pena’, tal como las conce- y organizan “por las buenas”, o bien –sin renun-
bimos en el derecho moderno. En esa tradición, ciar enteramente a su egoísmo radical– deciden
los problemas entre particulares se dirimían renunciar a una parte de su libertad y depositarla
entre los afectados, y si había un tercero, su en una instancia colectiva, resulta una mentira
presencia tenía como objetivo únicamente tes- inverosímil para este autor. Nietzsche va más allá
timoniar de la corrección del proceso (proce- de Hobbes, y evidentemente se ubica en flagrante
dimiento), pero no decidir sobre la “culpa” o oposición frente a Rousseau y su idea de que la
“responsabilidad” de los involucrados. Desde “voluntad general” debe prevalecer por encima de
el punto de vista nietzscheano, una tradición la “voluntad de todos”. Para Hobbes es el carácter
jurídica tal vendría a ser más consecuente con primario de nuestra agresividad, la necesidad de
la “naturaleza humana” reducida a voluntad de afirmar y hacer avanzar nuestros intereses –lo que
poder, pues la reparación vengativa al daño o hace del estado de naturaleza un estado de enfren-
agravio no se difiere en el tiempo ni se subli- tamiento y guerra–, lo que empuja –de forma
ma en una instancia supuestamente neutral estratégica– hacia la organización societal. De esta
(el Estado, el monarca, el interés social), que forma, surge el Estado como instancia ordenadora
maquilla como “violencia legítima” lo que en el y monopolizadora de la violencia.
fondo es venganza, en nombre no ya del indivi- Muy lejos está también Nietzsche de entender
duo agraviado, sino de la colectividad afrentada el Estado hegelianamente, como máxima expre-
y su lesionado “interés general”. sión de racionalidad sociopolítica. Si se quiere,
La idea de que la compensación es posible, estaría más cerca de Marx, quien ve en el Estado
de que existe una equivalencia entre el perjuicio –grosso modo– una superestructura política al
ocasionado y el dolor infligido, es una idea –como servicio de los intereses de las clases dominantes.

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Sin embargo, Marx como pensador dialéctico dionisiaca apunta no a la reconciliación social del
entiende el Estado burgués no sólo como expre- individuo, sino a su desindividuación y desdife-
sión de una universalidad abstracta, que debe ser renciación a través de la pérdida de los límites
superada en cuanto tal, sino como un progreso que enmarcan y hacen posible la subjetividad,
frente a formas anteriores de gobierno, además de así como el conocimiento. Nietzsche considera,
contener en sí mismo la fuerza de su superación. pues, que el mundo sólo puede justificarse como
Por ello Marx, a pesar de su acre crítica a la fenómeno estético. En esta tesitura, un ideal como
modernidad capitalista, se mantiene dentro de los el de justicia que nos ocupa en este trabajo, apunta
límites y el campo de la racionalidad moderna. en una dirección por definición ajena a sus inte-
Al lado de las patologías del capitalismo, valora reses. La justicia alinearíase para Nietzsche en el
también el potencial liberador de ciertas conquis- conjunto de los tan denostados ideales ascéticos.
tas intelectuales, como la dialéctica de Hegel o el El autor que nos ocupa reduce el ser del hom-
desarrollo extraordinario de las fuerzas producti- bre a una voluntad de poder impersonal que se
vas que, bajo un sistema distinto (el socialismo), manifiesta independientemente de su “voluntad
liberarían su potencial emancipador. racional”, valga el oxímoron. La ciencia, la política,
el derecho, la religión, etc., no son más que perver-
siones de esa voluntad primaria, que en absoluto
Acción comunicativa versus voluntad tiene como fin el conocimiento, menos aún el bien
de poder común. El “programa” nietzscheano apunta así a
una desublimación cultural, por lo menos en lo que
Habermas reprocha a Nietzsche caer en apo-
a la cultura moderna se refiere, y al retorno a una
rías insuperables, al criticar la razón desde las
especie de “edad dorada” en la que el nihilismo y
herramientas que aporta la racionalidad misma,
la feminización que campean en la Modernidad
resistiéndose a revisar la razón desde ella misma
europea aún no habrían hecho nefasta aparición.
y licenciando definitivamente a la dialéctica. Es
Nietzsche, como dijimos, rechaza además el
por ello que Nietzsche se encuentra a la base del
concepto de contrato social, pues, según él, los
desarrollo de la posmodernidad filosófica, a la
fuertes no necesitan de ningún Estado. La guerra,
que facilita una concepción de sujeto, del conoci- la rapiña y el enfrentamiento son constitutivos del
miento y de la historia, por entero opuestas a las animal humano. Toda tendencia a reprimir esos
de la tradición moderna ilustrada. Para Habermas, impulsos conduce a que ellos se vuelvan contra
por el contrario, la ilustración sólo puede reme- el hombre mismo y enferme, tesis idéntica a la
diar su déficit mediante una radicalización de sí esgrimida por Freud en torno a la relación entre
misma, mediante una ilustración radicalizada, y sadismo y masoquismo en El malestar en la cul-
no a través de una vuelta a un pasado arcaico, pre- tura6. Cuando los fuertes no hacen la guerra, no es
moderno, a la horda primitiva, a una sociedad de porque naturalmente anhelen la paz, sino por un
señores soberanos, ajenos a exigencias y tensiones asunto meramente estratégico. Existe una necesi-
sociales, y que dan libre cauce a sus pulsiones. dad de conquistar, un deseo de poder consustancial
Si la cultura occidental ha idealizado –no a los particulares, ya sea mediante las armas, la
sin contradicciones, retrocesos y barbarie, sino a colonización o el comercio. Cuando una sociedad
pesar de ello– los valores de verdad, bien y belle- renuncia a la conquista y a la guerra, entra en
za, y ha cifrado en ellos la esperanza del cultivo decadencia. Por ello los poderosos se alían entre
y edificación del hombre, el norte de su auténtica sí, no en aras del bien de todos, si no para evitar un
humanización histórica, asistimos en Nietzsche a mal mayor, o bien para prepararse mejor para la
una sobrevaloración de la experiencia estética, en guerra, siempre en todo caso en pos de su interés.
detrimento o, mejor aún, en olvido y destrucción La justicia es, pues, un compromiso entre fuertes7.
de los ideales restantes. Con Nietzsche la críti- La justicia es la venganza ejercida no ya por el
ca a la modernidad renuncia por primera vez a individuo, sino por la comunidad. Hay en el ejerci-
mantener su contenido emancipatorio. La hiper- cio de la pena un elemento vengativo irrenunciable,
bolización nietzscheana de la experiencia estética que se satisface haciendo sufrir. Tal nivel pulsional

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primario, afirma Nietzsche, nunca será superado tradicional que opone un objeto a un sujeto que
por ningún “progreso” civilizatorio. intenta penetrar una coseidad ya dada (empírica
Frente a este tétrico diagnóstico de la moder- o metafísica), sino de justificación. La validez no
nidad, cuyos embates posmodernos Nietzsche hace puede justificarse tampoco ya desde un apriori
posible como “plataforma giratoria”, se levanta ahistórico, sino desde los procesos comunicativos
Habermas, quien, a pesar de ser un continuador que los hombres despliegan en un mundo cargado
del pensamiento francfortiano, pretende superar ya de significaciones. Existirían, de acuerdo con
los callejones sin salida –principalmente políticos– Habermas, ciertos implícitos en la comunicación,
de la temprana Teoría Crítica. Se inscribe en la que aún desconociéndose en el presente de la
tradición filosófica trascendental desde su primera conciencia, la estructuran. Uno de ellos es que los
heurística de los intereses cognitivos, donde al lado participantes en el diálogo siempre presuponen
del interés técnico y práctico de la racionalidad, la voluntad de veracidad del otro, así como su
formula un interés emancipativo, que pretende disposición a asentir al mejor argumento. Son pre-
enlazar racionalidad teórica con racionalidad prác- supuestos contrafácticos, pero comprobables en
tica. Posteriormente, en su heurística comunicativa las instancias dialógicas, así como prerrequisitos
señalará que es preciso superar la filosofía centrada fundamentales para pensar el progreso cognitivo.
en el sujeto de la conciencia con miras a una racio- El objetivo propuesto por Habermas es com-
nalidad comunicativa, que supere el desnivel entre batir las corrientes posmodernas que han embebido
la subjetividad empírica y la trascendental, trasla- amplios sectores de la intelligentsia académica, y
dando la “trascendentalidad” al plano falible, aun- cuya marca distintiva –por lo menos en lo que a su
que reglado y transido de razón comunicativa, del recepción se refiere– es el irracionalismo, el escep-
lenguaje. La deficiencia del enfoque conciencialista ticismo y relativismo en sus distintas variantes. Sin
de la razón estriba en que termina por cosificarla,
olvidar que no es posible seguir hablando de la
pues la concibe como una suerte de objeto que se
razón como una instancia trascendente al mundo,
posee, del que sólo yo tengo experiencia (experien-
ni mucho menos de una verdad absoluta y meta-
cia privada del “yo pienso”), pero que al mismo
histórica, Habermas se esfuerza por demostrar,
tiempo debe ser universalmente compartida, en
recurriendo a las más variadas disciplinas, que es
tanto andamiaje o estructura trascendental. Esta
posible hablar y postular una trascendencia “desde
contradicción plantea una serie de problemas, tanto
adentro”, que permita la situalización lingüístico-
metodológicos como epistemológicos, aporías que
mundanal de la razón y que suprima a su vez la
conducen a problemas como el del solipsismo en el
separación kantiana entre razón (Vernunft) y enten-
plano epistémico-ontológico, así como al del relati-
vismo en el nivel ético y político. dimiento (Verstand). En este sentido, Habermas es
Sin embargo, el trascendentalismo haberma- heredero de Husserl, quien trató también de ir más
siano pretende superar tanto la filosofía trascen- allá de Kant al liquidar la oposición –aún operativa
dental de Kant como la de Husserl. Habermas en éste último– entre sujeto y objeto del conoci-
prefiere hablar de racionalidad más que de ‘la’ miento, así como la separación entre fenómeno y
razón sin más, resaltando precisamente el carác- cosa en sí. Sin embargo, Husserl no logra su come-
ter procesual de ésta última, característica que tido, y es víctima de las propias limitaciones que
comparte por lo demás con John Rawls, en tanto le imponía la filosofía de la conciencia en la cual
ambos parten de un enfoque procedimentalista se encontraba inserto, y que traslucían en el bache
de la racionalidad. La razón no está en la cabeza entre sujeto empírico y subjetividad trascendental.
de los hombres, sino que se construye y actualiza
intersubjetivamente en los procesos de diálogo y
consenso. Como tal, presupone la comunicabili- Rawls: “posición original” y “velo de
dad, pues algo es racional sólo si reúne las con- ignorancia”
diciones necesarias para suscitar la comprensión
por parte de otro. El problema de la verdad no En décadas recientes hemos presenciado
es en lo fundamental gnoseológico, en el sentido un renacimiento de la tradición contractualista,

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sobre todo en los Estados Unidos. La teoría hombres como ya dadas, es una superación clara
jurídico-política de Rawls representa una suerte del iusnaturalismo lockeano que supone derechos
de neocontractualismo de izquierda, si se le com- previos –como el sacro derecho a la propiedad
para con versiones más bien neoliberalizantes privada– a toda socialización. Sin embargo, el
como las de Dworkin, Nozick o Buchanan. La párrafo citado adolece de ambigüedades, en cuan-
opción rawlsiana por Kant y Rousseau, supe- to por un lado niega que las inclinaciones de los
rándolos en alguna medida, expresa cabalmente hombres estén dadas, e inmediatamente después
lo que le diferencia de planteamientos como los afirma que el papel de los principios de justicia es
de un Buchanan o un Nozick, quienes recuperan el de restringir y poner límites a las aspiraciones
dentro de la tradición contractualista a Hobbes y y deseos individuales, es decir, que supone tales
Locke respectivamente, referentes básicos de la deseos y aspiraciones como dados al tiempo
ideología del capitalismo ascendente. Nozick y que insiste en la necesidad de limitarlos, lo que
Buchanan siguen presos –y no intentan escapar– representa una recaída en el monologismo liberal
de la mitología del individualismo burgués y su burgués. Para Rawls, el bien de los particulares
racionalidad estratégica (interesada y egoísta). A (good) adquiere su momento de razonabilidad
este respecto, Rawls trata de superar las deficien- únicamente en la reflexión y fundamentación
cias de la teoría clásica del contrato, sobre todo según lo correcto y adecuado (right) desde la
en lo relativo a su reducción liberal y utilitarista perspectiva de los intereses de la colectividad.
(Hume, Locke)8. La teoría rawlsiana del contrato exhibe
Desde la izquierda se tiende a descalificar importantes puntos de contacto con Kant, así
los trabajos de Rawls por ser supuesta expresión como con el utilitarismo. La impronta kantiana se
y legitimación sofisticada del capitalismo tardío. manifiesta en el uso de nociones tales como la de
Sin embargo, una lectura atenta y desprejuiciada “sociedad bien ordenada”, o bien en su construc-
del estadounidense permite ver que sus plantea- tivismo deliberativo, que apuntan a la necesidad
mientos no son fácilmente estereotipables en ese de regular la convivencia social y gobernar de
sentido. Como muestra, citamos un pasaje de A manera inclusiva, y que suponen además la razo-
Theory of Justice, en el que discute las limitacio- nabilidad de los miembros sociales y el sentido
nes del enfoque individualista burgués clásico: moral de justicia. Rawls establece una diferencia
fundamental entre racionalidad y razonabili-
The principles of right, and so of justice, dad. La racionalidad remite a los intereses de
put limits on which satisfactions have value; los particulares, a lo que es racional y legítimo
they impose restrictions on what are reaso- desde su perspectiva egocéntrica, mientras que
nable conceptions of one’s good. In drawing la razonabilidad hace referencia por el contrario
up plans and in deciding on aspirations men a la necesidad de limitar el interés individual
are to take these constraints into account. con miras al bienestar general. Sin embargo, la
Hence in justice as fairness one does not particularidad del pensamiento de Rawls es que
take men’s propensities and inclinations as
tal limitación no se da de forma absolutamente
given, whatever they are, and then seek the
desinteresada, pues en la obligación de poner
best way to fulfill them. Rather, their desires
and aspirations are restricted from the outset límites a mis deseos también es tenido en cuenta
by the principles of justice which specify the –proyectado en la comunidad– la protección de
boundaries that men’s systems of ends must mi interés particular. El bien común como ideal
respect. We can express this by saying that regulador, no responde a un telos inmaterial, a un
in justice as fairness the concept of right is mundo quintaesencial, sino a un fin interesado
prior to that of the good.9 anclado en la misma necesidad de pervivencia
social. En este sentido, Rawls supera el atomismo
Afirmar, tal como hace Rawls, que los prin- tan marcado principalmente en corrientes neoli-
cipios de justicia y rectitud limitan y moldean las berales y libertarias, que deslegitima el interés
aspiraciones de los individuos, y que no es lícito social frente a la mónada egoísta e interesada;
tomar las propensiones y aspiraciones de los sin embargo, sigue encerrado en esa tradición,

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pues continúa partiendo del individuo y su inte- una concepción particular del bien; de lo que se
rés, es decir, suponiendo que el individuo posee trata es que su concepción del bien no entre en
intereses anteriores a la socialización, tal como colisión con la de los demás, y eso sólo puede
señalamos más arriba. Además, considera la ser asegurado a través de esa particular puesta
libertad como un valor absoluto e irrenunciable, entre paréntesis de mi interés que representa el
al que debe subordinarse la equidad (fairness), el “velo de ignorancia”. El fin último de la organi-
otro principio fundamental de la justicia. Equidad zación social no es el bien privado sino el social,
no remite a igualdad real, material y económica, incluyendo en la sociedad no sólo a los presentes
sino a una suerte de ideal regulativo que permite en la hipotética posición original, sino también
discernir sobre el equilibrio funcional de una a los potenciales componentes particulares que
sociedad dada. Lo que sí debe ser accesible a se inserten eventualmente a la estructura social
todos, sin limitaciones de género, clase, etnia, (por ejemplo, extranjeros con una cultura y reli-
religión, etc., es la posibilidad de ocupar cargos gión distintas). Rawls va más allá del liberalismo
públicos dentro de determinada organización clásico, al señalar que la estructura social debe
política. En otras palabras, dentro de la teoría de asegurar el despliegue y ejercicio de los derechos
la justicia de Rawls son compatibles con su prin- individuales, no sólo de los así llamados políticos,
cipio de equidad las asimetrías de clase, siempre sino también de los derechos sociales. En la posi-
y cuando se rijan por un principio de maximiza- ción original los individuos no conocerían ni su
ción de los mínimos (maximin) que posibilite un lugar en la sociedad, ni sus dotes naturales, ni sus
acceso básico a lo que Rawls denomina bienes metas particulares, ni su posible éxito o fracaso
sociales primarios (libertades cívicas, oportuni- social; al estar todos en el mismo barco, existe
dades sociales, poderes y prerrogativas vincula- una mutua responsabilidad –interesada– de velar
das a posiciones de autoridad, renta y riqueza). por los intereses del todo, lo que nos saca de nues-
La pregunta que salta a la vista es, claro está, tro autismo individualista y nos exige ponernos
quién decide esos mínimos que, si bien deben ser –en lo posible– en la piel del otro, pues también
crecientes, son mínimos al fin y al cabo; cúal es la podríamos llegar a estar en su lugar y experi-
norma y medida para decidir sobre “el dar lo suyo mentar su situación. El planteamiento de Rawls
a cada cual”, qué corresponde a cada uno, etc. logra combinar, pues, autointerés, racionalidad
Rawls imagina el acto fundacional de la estratégica e ignorancia en el marco de una ética
sociedad como una situación en la que los indivi- cognitivamente fundada. En este sentido, compar-
duos hacen abstracción de sus diferencias, tanto te con Habermas la preocupación por anteponer
físicas (lotería natural) como sociales, con el fin un concepto de moral, tensionado por un univer-
de pactar el contrato original. Los participantes salismo ético, al decisionismo, relativismo y a las
recurren al acto constitucional que sienta las éticas existencialistas que restan potencial crítico
bases fundamentales de una sociedad, haciendo y axiológico a la racionalidad. Además, es común
abstracción de la situación que ocupan en el tanto a Rawls como a Habermas insistir en la
estado actual, o bien del papel que eventualmente imposibilidad de desligar ética y política, en olvi-
podrían desempeñar en la estructura básica que do que la primera es la sustancia y el poder cons-
de allí surja. Esta posición original presupone tituyente de la segunda, a pesar de reconocer su
la libertad y la equidad como principios funda- autonomía relativa. Sin embargo, el intento haber-
mentales, que conforman los principios básicos masiano de una renovación dialógica de la ética
de la justicia. kantiana resulta más abarcador y menos ingenuo,
La noción rawlsiana de velo de ignorancia al tiempo que conserva de forma más radical el
remite, por su parte, a la necesidad de omitir cual- alcance ético universalista, al no presuponer un
quier cálculo de ventaja a la hora de determinar individuo previamente constituido al margen de
la estructura básica de la sociedad. Sin embargo, los procesos de socialización y aprendizaje. Por
como ya dijimos, la noción de interés privado su parte, Rawls intenta salvar, y en ello comparte
o conveniencia no desaparece del pensamiento con Habermas, los escollos del universalismo
de Rawls. No es que los individuos no tengan kantiano. Hay en ambos una conciencia falibilista

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ajena a la filosofía trascendental de Kant, que Asistimos a una clara reducción del deber ser al
intenta la articulación empírica (mundanal) de los ser, al estado de cosas existente, a una reificación
principios formales de la teoría. del statu quo en último término.
La posición original remite a un acuerdo Para cerrar esta exposición, es conveniente
hecho como si se desconocieran informaciones e hacer una recensión en torno a los tres autores
intereses que para efectos de la estructura social principales que hemos puesto en interlocución.
básica y la estabilidad de esa sociedad no resultan Mientras que para Habermas y Rawls es nece-
provechosos. Habermas, por su parte, nos remite sario trascender el punto de vista del particular,
a ciertos principios contrafácticos que regulan para pensar justa y equitativamente la estructura
la comunicación, tendientes a la búsqueda de social, para Nietzsche la sola idea de comunidad
un consenso racional. Tal como hemos venido supone una igualación arbitraria y peligrosa. Si
insistiendo, el acuerdo al que apunta la teoría del bien es cierto la teoría de la justicia de Rawls se
contrato de Rawls pretende incorporar el interés preocupa de no anular ni sofocar los intereses
de los individuos al análisis, esgrimiendo una de los particulares, pisotear las así llamadas
especie de dialéctica entre el interés particular “libertades burguesas” en favor del consenso o de
y el social, que respetando una suerte de “dar lo una estructura económica socializante, su teoría
suyo a cada uno”, extraiga al mismo tiempo prin- supone la prioridad razonable del punto de vista
cipios prácticos de justicia. de la colectividad a la hora de decidir sobre la
Una similitud importante entre el pensa- estructura básica de una sociedad, lo que deman-
miento de Habermas y el de Rawls es el hecho de da el velo de ignorancia como particular epojé de
abordar la razón en términos procedimentales y mis intereses egoístas, velo que será tanto más
constructivistas. Sin embargo, el reconocimiento espeso cuanto mayor sea lo que esté en juego
del carácter procesual del conocimiento y del en el acto socioconstitucional, que si bien no es
diálogo no se reduce a un estrecho procedi- eterno, sí duradero, es decir, con consecuencias
mentalismo al estilo kelseniano. Mientras que, de largo alcance. Además, Rawls nos habla de
desde la perspectiva rawlsiana y habermasiana, un principio diferencial en el trato, destinado a
la justicia no sólo es pensable, sino un principio rectificar las diferencias injustas –producto de
estructurante del orden social, para el austriaco la lotería natural y de la ubicación social privile-
Hans Kelsen la pregunta por la justicia como giada de algunos individuos– que manda a tratar
valor supraindividual es exterior al derecho. Por como iguales a los iguales, y como desiguales a
ello, para Kelsen existe una separación tajante los desiguales, a los menos favorecidos. Por otra
entre derecho y justicia. Su teoría “pura” (?) parte, las estructuras y competencias comunicati-
del derecho pretende liberar a la ciencia jurídi- vas con las que nos pone en contacto Habermas,
ca de consideraciones axiológicas de este tipo, suponen la primariedad constitutiva de los mun-
limitándola al estudio del derecho positivo. En dos de la vida forjados sociohistóricamente frente
este sentido, asistimos en la teoría kelseniana a a las arbitrariedades interpretativas. A diferencia
una reducción de la justicia a la legalidad, es de Nietzsche, ni para Habermas ni para Rawls la
decir, a su dimensión estrictamente normativa interpretación remite a un acto de violencia ni a
(normativismo). Toda consideración de la justicia un capricho individual. El desprecio que exhibe
como yendo más allá de lo tenido y estipulado Nietzsche por la democracia, el socialismo y la
como legal cae, según Kelsen, en el ámbito de lo idea de Estado es expresión de su preocupación
subjetivo, privado y relativo; en otros términos, la por defender frente a todo lo que, en lenguaje de
justicia consiste en la aplicación de la norma tal Bataille, llamaríamos los intereses del hombre
como debe ser aplicada. Se trata, evidentemente, soberano.
de un enfoque puramente formal del derecho en El método genealógico de Nietzsche adolece,
el sentido de un positivismo reacio a considerar sin embargo, de deficiencias para explicar por qué
valores extraempíricos. En Kelsen, la política los ‘débiles’ se encuentran en posición de tales.
justa coincide con el Derecho justo, que ya sabe- Nietzsche lo explica, o bien recurriendo general-
mos que coincide a su vez con la norma positiva. mente a hipótesis psicológicas (psicologistas), o

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La concepción nietzscheana de la justicia en la genealogía de la moral... 33

bien a explicaciones que desea históricas, pero Rawls cuenta con personas aisladas, inde-
que no hurgan en dimensiones estructurales pendientes, que antes de toda socialización
profundas, rematando por el contrario en una disponen de la capacidad de defender, de
pseudohistoria. Para explicar y entender el com- modo racional con arreglo a fines, sus pro-
portamiento de los “lisiados” e “impotentes”, la pios intereses y que, en este marco mono-
lógico, se fijan autónomamente sus fines.
categoría psicológica de resentimiento resulta
De ahí que Rawls tenga que interpretar los
insuficiente. Por ello, desde nuestra perspectiva,
acuerdos básicos más como un acto de libre
los puntos de vista habermasiano y rawlsiano son albedrío que como un acuerdo alcanzado
más comprehensivos, y evidentemente, política- argumentativamente y recortar la visión de
mente más integradores. una sociedad justa al problema kantiano de
Sin embargo, existen diferencias insos- la compatibilidad de la libertad de arbitrio de
layables entre los planteamientos de Rawls y cada uno con la libertad de arbitrio de todos
Habermas. A pesar de que en Rawls prevalece en los demás.10
último análisis el interés social, es decir, el interés
de la colectividad es tanto el principio legitimador Por lo demás, la acusación de monologismo
como el asegurador del interés individual, su idea la hace extensiva Habermas al propio Kant, quien,
del contrato social no se deshace cabalmente de la según él, fundamenta su ética en un factum meta-
metafísica burguesa del ‘individuo’ pues, según el físico incuestionable. Ello responde, sin duda, a
estadounidense, en caso de colisión entre libertad las limitaciones de la filosofía trascendental, para
y equidad, es la primera la que debe prevalecer. la cual, dado el desfase entre sujeto empírico y
En el fondo, la idea de libertad como valor abs- trascendental, la posibilidad de fundamentación
tracto formal prevalece sobre la voluntad de liqui- argumentativa se hace imposible en virtud de su
dación de las asimetrías sociales. Por su parte, se remisión a un apriori ahistórico. En este sentido,
trata en Habermas de salvar el bache especulativo y para finalizar, podemos decir que –a pesar de
entre lo trascendental y lo empírico, mediante una las críticas muchas veces injustas de que es objeto
racionalidad lingüística que conforme una razón por parte de marxistas de línea dura– podemos
sin trascendencia, es decir, una trascendentalidad considerar a Habermas un heredero y represen-
inmanente a las instancias comunicativas y de tante destacado, si bien heterodoxo, de la tradi-
racionalidad colectiva. Más allá de su veracidad, ción filosófica del pensamiento crítico.
evidencia o universalidad, lo que no está en juego
en este trabajo, debemos reconocer que como
ideales regulativos de la comunicación (situación Notas
ideal de habla), no dejan de tener fuerza axio- 1. Para este trabajo se consultó el artículo
lógica y urgencia política. En suma, Habermas “Estrategias del ‘wishful thinking’ en una moder-
es consciente de las limitaciones del enfoque na Santa Familia: sobre Habermas, Rawls, etc.”,
individualista burgués, frente al cual antepone de Enrique Pedro Haba, profesor de la Escuela de
una racionalidad que es ya en sí misma, y por Derecho de la Universidad de Costa Rica. Aparte
principio, sociohistórica. de algunas observaciones agudas, este texto exuda
Además, Habermas critica a Rawls el hecho antiintelectualismo por los cuatro costados. Para
de que su modelo de contrato social no hace Haba, dentro de lo que él llama la concepción
“misionera” en ciencias sociales, se acomoda-
del todo justicia a la pretensión cognitiva de los
rían todas las reflexiones y teorizaciones que
juicios morales, pues en ese modelo nuestras con-
buscan ir más allá del sentido común. La “fobia
vicciones morales quedan asimiladas a decisiones conceptual” de Haba es propia de la pobreza de
conforme a la elección racional de acuerdo a los abordajes “lenguajeros”, pseudoanalíticos, de
fines, que es precisamente lo que Habermas trata los problemas teóricos; donde hay problemas de
de evitar. También afirma, siguiendo a Michel fondo (conceptuales) los “analíticos” ven minu-
Sandel, que la posición original viene viciada por cias terminológicas, y en su búsqueda de una pre-
la herencia atomista de las teorías del contrato cisión imaginaria, terminan erigiendo una crasa
social. A este respecto señala: metafísica del lenguaje. Además, Haba recurre

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con frecuencia al ad hominem como estrategia cidas por los débiles (los más) para protegerse de
argumentativa, para decir, por ejemplo, que los los fuertes (los menos).
científicos y filósofos sociales hacen teoría para 8. Es importante no pasar por alto una importante
pasar por personas con “sensibilidad social”, así diferencia entre Hume y Locke al respecto del
como para asegurar su supervivencia económica derecho a la propiedad privada como derecho
y status social. natural. Mientras que para el último este derecho
2. Sobre la genealogía nietzscheana, y su distancia es previo a cualquier configuración societaria
tanto de la historia como narración de “hechos”, –intrínseco a la ‘naturaleza humana’–, para Hume
como de la historia como teleología –que en algún es la sociedad la que configura, asegura y legi-
sentido vienen a coincidir–, señala Foucault: “La tima tal derecho (Cfr. Hume, Ensayos políticos,
genealogía no se opone a la historia como la cap. IV: “Sobre el origen de justicia y de la pro-
visión de águila y profunda del filósofo en rela- piedad”). De manera similar, es interesante obser-
ción a la mirada escrutadora del sabio; se opone var que en santo Tomás de Aquino, representante
por el contrario al despliegue metahistórico de del iunaturalismo cristiano, la propiedad privada
la significaciones ideales y de los indefinidos no es un derecho natural; la especificación de la
teleológicos. Se opone a la búsqueda del ‘origen’” propiedad (feudal, privada, socialista, etc.) es ius
(Michel Foucault, Microfísica del poder, p. 8). gentium, es decir, derecho de los pueblos, mas no
3. El ideal ascético hace referencia a un ideal falsifi- derecho natural.
cador de valores vitales, que erige lo enfermizo en 9. John Rawls, A Theory of Justice, p. 31, cursiva
correcto y moral. En suma, representa una huida mía.
de la vida, el hastío de vivir. “Es sabido cuáles 10. Jürgen Habermas, Escritos sobre moralidad y
son las tres pomposas palabras del ideal ascéti- eticidad, nota al pie, p. 111.
co: pobreza, humildad, castidad […]” (Friedrich
Nietzsche, La genealogía de la moral, p. 141).
4. Nietzsche. op. cit., p. 82.
Bibliografía
5. Las tesis nietzscheanas presentan grandes coin- Deleuze, Gilles. Nietzsche y la filosofía, 2ª edición.
cidencias, además, con la concepción freudiana Barcelona: Anagrama, 1996.
del Derecho. Hablando sobre la naturaleza psico- Foucault, Michel. Microfísica del poder. Barcelona:
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“Cuando un individuo ha conseguido satisfacer Freud, Sigmund. Obras completas, 3 tomos. Madrid:
un deseo reprimido, todos los demás miembros Biblioteca Nueva, 1996.
de la colectividad deben de experimentar la Haba, Enrique Pedro. “Estrategias del ‘wishful thin-
tentación de hacer otro tanto; para reprimir esta king’ en una moderna Santa Familia: sobre
tentación es necesario castigar la audacia de aquel Habermas, Rawls, etc.”. Revista de Ciencias
cuya satisfacción se envidia, y sucede, además, Sociales de la Universidad de Costa Rica, 73-74
con frecuencia, que el castigo mismo proporciona (setiembre-diciembre), 1996, pp. 145-157.
a los que la imponen la ocasión de cometer a su Habermas, Jürgen. Acción comunicativa y razón sin
vez, bajo el encubrimiento de la expiación, el transcendencia. Barcelona: Paidós, 2002.
mismo acto impuro. Es éste uno de los principios ________. Conciencia moral y acción comunicativa.
fundamentales del orden penal humano, y se Barcelona: Península, 1996.
deriva naturalmente, de la identidad de los deseos ________. El discurso filosófico de la modernidad.
reprimidos en el criminal y en aquellos que se Madrid: Taurus, 1989.
hallan encargados de vengar a la sociedad ultraja- ________. Escritos sobre moralidad y eticidad.
da” (en Obras completas, t. 2, p. 1793). Barcelona: Paidós, año 1998.
6. Freud, El malestar en la cultura, en Obras com- ________.Teoría de la acción comunicativa I y II.
pletas, t. 3, pp. 3060-67. Madrid: Taurus, 1999.
7. En los libros I y II de La República, los personajes Hume, David. Ensayos políticos. San José: Universidad
Glaucón y Trasímaco sostienen tesis muy afines Autónoma de Centroamérica, 1986.
a la concepción nietzscheana de la justicia. Para Kant, Manuel. Crítica de la razón práctica, 5ª edición.
Trasímaco la justicia es aquello “que es ventajoso México: Espasa-Calpe, 1990.
para el más fuerte”; por su parte, Glaucón estima ________. Filosofía de la historia, 2ª edición. México
que las leyes en tanto convenciones son estable- DF: Fondo de Cultura Económica, 1979.

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La concepción nietzscheana de la justicia en ... 35

Kelsen, Hans. Teoría general del derecho y del Estado. Platón. La República. En Diálogos, 22ª edición.
México: UNAM, 1988. México DF: Porrúa, 1991.
Nietzsche, Friedrich. La genealogía de la moral. Rawls, John. Justicia como equidad. Materiales para
Madrid: Alianza, 1997. una teoría de la justicia. Madrid: Tecnos, 1986.
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Península, 1973.

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