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SEMINARIO MAYOR “LA ANUNCIACIÓN”

FACULTAD DE TEOLOGIA
SINOPTICOS MC-MT
FACILITADOR: Pbro. Lic. Antonio Reynoso T.
ALUMNO: Moisés Ascencio Chávez
CD. ALTAMIRANO GRO. FEBRERO DEL 2023
LECTURA CRISTOLÓGICA EN SAN MARCOS (CAPS. 1-8)

En este trabajo trataremos de señalar los títulos que maneja el EvMc sobre la
persona de Jesús que resaltan su naturaleza divina pero sin entrar en cuestiones
exegéticas o científicas, solo puntualizaremos y daremos nuestra opinión respecto
a ellos. Nuestro trabajo estará divido en dos partes, en este abordaremos los
primeros ocho capítulos del evangelio. Seguiremos la estructura de la biblia de
Jerusalén apoyándonos de las tres partes que abarcan estos capítulos: I.
Preparación del ministerio de Jesús, II. Ministerio de Jesús en Galilea y III.
Viajes de Jesús fuera de Galilea (aunque de este solo será una parte porque lo
restante le corresponde al cap. 9ss). Teniendo presente los anteriores títulos
podemos darnos cuenta que el desarrollo de estos primeros 8 capítulos están
localmente más centrada en Galilea.

A pesar que el evangelio de Marcos es muy corto, en él aparecen diversos títulos


que se le fueron dando a Jesús paulatinamente, aunque hay algo de lo que me
percate, es que en estos primeros capítulos quienes le dan esos títulos y le
reconocen su divinidad son los espíritus inmundos, y en cambio a quienes Jesús
se manifiesta en su condición divina es a los enfermos e indirectamente a las
autoridades judías con quienes tiene ciertos altercados porque se proclama Hijo
del hombre (Mc 2, 10-11); con los discípulos deja que ellos reconozcan su
divinidad. Es cierto que la condición divina de Jesús, el evangelista la pone de
manifiesto al inicio de su obra, lo presenta como el Enviado, el Ungido pero
sobre todo, como el Hijo de Dios, textualmente lo dice: Evangelio de Jesús, el
Cristo, Hijo de Dios (Mc 1,1). Aquí se resalta la misión de Jesús en la tierra,
como enviado del Padre para realizar la obra Redentora aunque en las notas que
aparecen debajo de los textos nos indican que esos títulos se refieren solo a una
filiación adoptiva, no a una filiación de naturaleza. Pero más adelante el
evangelista sitúa la perícopa del bautismo de Jesús en la que ya no se puede
denominar una simple filial adopción sino que ya es reconocido y presentado
como Hijo de Dios: “Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco” (Mc 1,11)

En el apartado II (ministerio de Jesús en Galilea) Jesús se presenta como la


Buena Nueva y como el Reino de Dios, al mismo tiempo que llama a la
conversión. En su ministerio después de que el padre lo presenta como su Hijo, el
segundo personaje que lo reconoce como enviado del Padre es un espíritu
inmundo que se encontraba en la sinagoga, ahí cuando escucha predicar a Jesús
exclama lo siguiente: “Sé quién eres: El santo de Dios” (1, 24) y cuando Jesús lo
expulsa, la gente que se encontraba ahí queda pasmada pues se dan cuenta que no
están ante un hombre común. Versículos siguientes el evangelista resalta que
Jesús expulsa a otros demonios más ya que estos lo conocían, sabían de su
divinidad pero Jesús los mandaba a callar ya que quería que la idea de su
mesianismo no causara errores en su misión aunado que quería que con su
predicación y su estilo de vida, sus interlocutores fueran descubriendo y
reconociendo su verdadera naturaleza enlazada con su misión, es por eso que
solo hasta el c. 8, 29 sus discípulos en representación de san Pedro reconocen su
verdadera naturaleza.

En la perícopa 2,1-12 el evangelista nos presenta el tercer personaje que le da el


título a Jesús de su divinidad, nos referimos al paralitico que es llevado por sus
amigos, Jesús le recobra su salud física al perdonarle sus pecados, ya que se tenía
la creencia que las enfermedades graves eran causa de grandes pecados y estos,
solo le competía a Dios perdonarlos por eso Jesús lo hace porque se muestra
como Dios, capaz de perdonar y es ahí donde los escribas (estos se podrían
considerar los cuartos en saber la verdadera naturaleza de Jesús) arremeten contra
Jesús pero él, con parresía y explícitamente les confirma que él es el Hijo del
hombre con la facultad y potestad de perdonar pecados porque es Dios. Más
adelante, este mismo título –Hijo del hombre- es usado por Jesús ante los fariseos
para manifestarle que es enviado de Dios y que tiene el control sobre el sábado
(Mc 2, 27-28).

En las perícopas 3, 7-12 y 5, 1-21 aparecen otros dos títulos diferentes a los ya
mencionados en boca de los espíritus inmundos. En la primera, los espíritus
nombran a Jesús como el Hijo de Dios: Tú eres el Hijo de Dios (3, 11),
anteriormente le habían dicho: el Santo… pero ahora le dan un matiz más fuerte;
en cambio, en la segunda, ´legión’ le nombra Hijo del Altísimo: “¿Qué tengo yo
contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo?” (5, 7); con estos dos títulos y en la forma
como reaccionaron los espíritus se resalta con mayor intensidad la divinidad de
Jesús.
Por otra parte, los discípulos no logran reconocer perfectamente la condición
divina de Jesús a pesar de que han sido testigos de expulsiones de espíritus, de
que han sido dotados de poder para expulsar todo tipo de demonio, también de
que han sido testigos de curaciones y de la multiplicación de panes, además de
que lo han visto caminar sobre las aguas, lo máximo que lograban eran quedar
estupefactos ante la presencia y obrar de su Maestro. Tal vez Jesús quería que
gradualmente sus discípulos y la gente le fueran conociendo en su verdadera
realidad, así como es la historia de la Salvación, gradual y por etapas, de esa
manera lo presenta el evangelista que poco a poco lo vayan reconociendo por esa
razón Jesús le insiste a los demonios que callen y no revelen su identidad. Es
hasta el final del capítulo 8 en donde reconocen su verdadera identidad pero no
del todo, no tienen de todo claro lo que conlleva su verdadera identidad con su
misión. Es, pues, en el versículo 29 donde Pedro repite el titulo cristológico
inaugural del evangelio: Tú eres el Cristo (Ver Mc 1,1: Jesús, el Cristo…), esta
es la profesión de fe que responde a la pregunta de Jesús sobre su verdadera
identidad. Pero al no tener bien claro lo que implicaba la verdadera identidad, el
cual debía de sufrir mucho y ser reprobado…esa era la misión del Hijo del
hombre, como lo manifestó Jesús al exponerle el anuncio de su pasión (8, 31-35);
y nos damos cuenta que ellos no entendían de todo la verdadera identidad de
Jesús, ya que Pedro trato de disuadir a Jesús para que no le pasara eso pero Jesús
lo reprendió. Es por eso que Jesús seguirá explicándoles poco a poco para que
comprendan su verdadera identidad.

En síntesis, los títulos que aparecen en esta parte (cap. 1-8) son los siguientes: El
Cristo, Hijo de Dios, Hijo amado, Santo de Dios, Hijo de hombre, Hijo de Dios
Altísimo; alguno de ellos se repiten varias veces por distintos personajes y en
diversas circunstancias.

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