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Concepto de Estimulación Temprana.
Áreas del desarrollo para el trabajo en estimulación temprana.
Rol del Estimulador Temprano en los diferentes niveles de intervención.
1. Introducción
El desarrollo infantil es un proceso dinámico y sumamente complejo, con evolución en
las diferentes áreas del desarrollo como la biológica, la psicológica, la social. Los
primeros años de vida son la etapa primordial en la vida, ya que en ella se van a
configurar las habilidades perceptivas, motrices, cognitivas, lingüísticas y sociales que
posibilitarán una equilibrada interacción con el mundo circundante.
Las investigaciones en este campo han demostrado que la plasticidad cerebral se activa
y fortalece aplicando diferentes técnicas educativas, tanto en niños como en adultos,
sanos o con patología o lesión. Cuando está ocupado en un nuevo aprendizaje o en una
nueva experiencia, el cerebro establece una serie de conexiones neuronales. Estas vías
o circuitos neuronales son construidos como rutas para la inter-comunicación de las
neuronas. La plasticidad sináptica es quizás el pilar fundamental de la asombrosa
maleabilidad del cerebro.
• Ventana de oportunidad
Este concepto hace referencia a los periodos críticos en el neurodesarrollo donde el
Sistema Nervioso (S.N.) del niño está preparado para adquirir determinada habilidad o
aprendizaje. Por ejemplo, un niño de 3 meses debería adquirir la prensión voluntaria. Su
S.N. está preparado para tal aprendizaje. Pero si al niño no se le han brindado las
oportunidades de explorar el medio, probablemente ese logro se evidencie algo más
tarde.
Por supuesto, desde la vida intrauterina hasta los tres años, el niño atraviesa la mayor
ventana de oportunidad, de ahí que la labor de la E.T. tiene su fundamento.
Las trayectorias de neurodesarrollo pueden seguir varias direcciones. En caso de niños
con alteraciones en el desarrollo, su evolución dependerá mayormente del momento de
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cualidades de los objetos por encima del vínculo. No olvidemos que hay niños
que desde muy pequeños pasan horas frente a un televisor llevo de sonidos y
colores que aún no está preparado para decodificar y abruman al bebé con
información sensorial que lejos de estimularlo, lo excitan y generan malestar.
Los objetos, deben ser adecuados al momento evolutivo del niño, manipulables, y
no meramente a la vista del bebé. Aquí de nuevo tenemos en cuenta la
oportunidad. Recuerdo una mamá que se quejaba de la poca utilidad que su bebé
de dos meses daba a un costosísimo “gimnasio”. Es poco probable que un bebé
dominado aún por los reflejos y con muy escaso control sobre su cuerpo pueda
tener algún tipo de interacción con este objeto. Volveremos sobre esto más
adelante en el curso.
Tengamos en cuenta, finalmente, que la E.T. apunta a TODOS los niños, con o son
déficit, a fin de lograr el máximo de sus capacidades.
Un poco más ampliamente, la E.T. debe llegar a todos los niños que presenten cualquier
tipo de trastorno o alteración en su desarrollo, sea éste de tipo físico, psíquico o
sensorial, o se consideren en situación de riesgo biológico o social. En este sentido,
consideramos un “derecho universal a que deben ser acreedores todos los niños,
independientemente del nivel socioeconómico de sus padres, de lograr su normal
desarrollo” (UNICEF, 1979).
Todas las acciones e intervenciones que se llevan a cabo en atención temprana deben
considerar no sólo al niño, sino también a la familia y a su entorno, a través de su
compromiso con las actividades y ayudando a tener un rol activo en las prácticas de
crianza de sus hijos.
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1. Reducir los efectos de una deficiencia o déficit sobre el conjunto global del
desarrollo del niño.
2. Optimizar, en la medida de lo posible, el curso del desarrollo del niño.
3. Introducir los mecanismos necesarios de compensación, de eliminación de
barreras y adaptación a necesidades específicas.
4. Evitar o reducir la aparición de efectos o déficits secundarios o asociados
producidos por un trastorno o situación de alto riesgo.
5. Atender y cubrir las necesidades y demandas de la familia y el entorno en el que
vive el niño.
6. Considerar al niño como sujeto activo de la intervención.
Señalamos las áreas del desarrollo que se tienen en cuenta para la E.T., las cuales,
como dijimos, están interrelacionadas pero las separamos con fines teóricos:
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Por otro lado, tengamos en cuenta el viraje que ha tomado la atención de la salud desde
e modelo médico hegemónico hacia un enfoque salugénico, permitiendo el surgimiento
de nuevas prácticas y adelantarse a la aparición de patologías a través de la promoción
y prevención de la salud. Aquí un breve cuadro a modo de resumen
ABORDAJES
PROMOCION DE LA PREVENCION DE LA
SALUD ENFERMEDAD
Centrada en la Centrado en la
SALUD y el Modelo Enfermedad y el Modelo
bio-psico-social; Biomédico; se define
la promoción de la salud se como la aplicación de
define como el proceso medidas técnicas que
mediante el cual, incluye aspectos médicos
los individuos y las y de otras disciplinas que
comunidades, ejercen un tienen como finalidad
mayor control sobre los
impedir la aparición de la
determinantes de su salud
enfermedad (prevención
para mejorar su calidad
primaria) curarla
de vida
(prevención secundaria)
devolverle las capacidades
perdidas (prevención
terciaria)
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La diferencia en este punto radica en el foco. Por ejemplo: podemos hacer una campaña
para embarazadas. Si el foco es tener un embarazo saludable, haciendo hincapié en una
nutrición adecuada, controles frecuentes, cuidados generales, etc., se la encuadra
dentro de la promoción; ahora bien, si el foco es evitar determinadas patologías o la
detección temprana de por ejemplo diabetes gestacional, es una campaña de
prevención. Es una línea muy delgada, todo depende de dónde hacemos énfasis.
Recordemos que la educación infantil debe contribuir al desarrollo afectivo, físico, social
y moral del niño. Desde esta perspectiva, las escuelas infantiles se convierten en un
lugar privilegiado desde donde realizar una tarea de promoción/prevención de posibles
retrasos en el desarrollo, a la vez que de compensación de carencias relacionadas con
el entorno social, cultural o económico. También, como parte de su trabajo con niños
con algún trastorno, evitar la aparición de patología añadida a la inicial.
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Prevención Secundaria
Es fundamental para poder incidir en una etapa en la que la plasticidad del sistema
nervioso es mayor y las posibilidades terapéuticas muestran su mayor eficacia. Es
necesario detectar los trastornos del desarrollo infantil en el momento en que aparecen
los primeros signos indicadores de los mismos, si es posible antes de que los diferentes
síndromes se estructuren de forma completa y estable. La detección de signos de alerta,
que constituyen posibles indicadores de trastornos en el desarrollo infantil, debe estar
presente en el trabajo cotidiano de todos aquellos que trabajan con poblaciones
infantiles. La detección debe ir seguida del inicio del proceso diagnóstico y de la
intervención terapéutica.
En las unidades o servicios de Neonatología reciben atención niños con alto riesgo de
presentar deficiencias, trastornos o alteraciones en su desarrollo en función de
determinadas condiciones genéticas y de situaciones adversas en el ámbito biológico u
orgánico: infecciones intrauterinas, bajo peso, hipoxia, hemorragias cerebrales,
infecciones postnatales. La necesaria permanencia de estos niños en la unidad
neonatal, precisando a menudo de cuidados intensivos y de aislamiento prolongado en
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incubadora, añade otros factores de riesgo, de carácter ambiental (luz, ruido, cambios de
temperatura) y psicoafectivo, a los ya previos. Debe considerarse que incluso cuando el
contacto con los padres es posible, su adecuación a las necesidades y posibilidades del
niño es difícil o limitada, debido a la situación de bloqueo y alteración emocional de
éstos. Durante el periodo de estancia en la unidad neonatal a menudo no es posible
determinar con certeza la futura evolución del niño, pero sí establecer la condición de
riesgo y la necesidad de un seguimiento evolutivo. Cuando se ponen de manifiesto
signos compatibles con un trastorno en su desarrollo se pondrán en marcha las medidas
terapéuticas oportunas y posibles, adaptadas siempre a la situación vital del niño. Todo
esto lo veremos más adelante en la clase en la que tratamos la prematurez.
Este nivel de detección es fundamental, ya que los niños con problemas graves en su
desarrollo tienen antecedentes de patología pre o perinatal en una elevada proporción a
menudo existen programas de seguimiento específicos a los que deberían acudir. Tan
solo una minoría de los niños que presentan problemas de grado medio o leve en su
desarrollo tiene antecedentes perinatales y por tanto la mayoría no se incluye en un
programa específico de seguimiento. La detección debe realizarse en estos casos en
enmarco de la consulta regular pediátrica.
a) Durante el primer año se podrán diagnosticar la mayoría de los trastornos más graves
del desarrollo: formas severas y medias de parálisis cerebral, de retraso mental y déficits
sensoriales.
b) A lo largo del segundo año, pueden detectarse las formas moderadas o leves de los
trastornos anteriores, así como los correspondientes al espectro autista.
c) Entre los dos y los cuatro años se van a poner de manifiesto los trastornos y retrasos
del lenguaje. Los trastornos motrices menores y los de conducta, a menudo ya
presentes en etapas previas, se hacen más evidentes y se constituyen en motivo de
consulta.
Ya desde los primeros meses y a lo largo de los primeros años, es posible la aparición
de alteraciones emocionales y relacionales, así como disfunciones interactivas precoces,
que a menudo se expresan a través de alteraciones psicosomáticas en el ámbito del
sueño y la alimentación.
Prevención Terciaria
Resumiendo:
Siempre las intervenciones deben planificarse y programarse de forma individual,
tomando en cuenta las necesidades y posibilidades de cada niño en cada área del
desarrollo, la situación las posibilidades de su familia y las del medio escolar.
Todos estos factores contribuyen a que buen número de niños y niñas que presentan
trastornos en su desarrollo no sean detectados y pueda producirse un agravamiento de
sus disfunciones y conflictos al no acceder a la ayuda terapéutica que precisan. Ignorar
signos de alerta y síntomas precoces de psicopatología puede llevar a que éstos se
organicen en formas más estructuradas tales como autismo, psicosis, procesos
deficitarios, estados depresivos o desarmonías evolutivas precoces.
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Bibliografía
• Gasset, J. (1990). Manual del desarrollo psicomotor del niño. Barcelona: Masón
(2ª Ed.).