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Temas:
Concepto de Estimulación Temprana.
Áreas del desarrollo para el trabajo en estimulación temprana.
Rol del Estimulador Temprano en los diferentes niveles de intervención.

Docente: Paola Ferrara

1. Introducción
El desarrollo infantil es un proceso dinámico y sumamente complejo, con evolución en
las diferentes áreas del desarrollo como la biológica, la psicológica, la social. Los
primeros años de vida son la etapa primordial en la vida, ya que en ella se van a
configurar las habilidades perceptivas, motrices, cognitivas, lingüísticas y sociales que
posibilitarán una equilibrada interacción con el mundo circundante.

Dentro de los requisitos fundamentales para que este desarrollo se dé dentro de lo


esperable debemos contar con una estructura genética adecuada y la satisfacción de las
necesidades básicas tanto a nivel biológico como a nivel psicoafectivo. “El desarrollo
infantil es fruto de la interacción entre factores genéticos y factores ambientales. La base
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genética, específica de cada persona, establece unas capacidades propias de desarrollo


y hasta el momento no nos es posible modificarla. Los factores ambientales van a
modular o incluso a determinar la posibilidad de expresión o de latencia de algunas de
las características genéticas. Estos factores son de orden biológico y de orden
psicológico y social. (…) Estas necesidades básicas del ser humano, son determinantes
en el desarrollo emocional, funciones comunicativas, conductas adaptativas y en la
actitud ante el aprendizaje.” (AAVV, 2000).

Ejemplos: estado de salud;


Factores factores que agredan al

genéticos biológicos Sistema Nervioso (tóxicos,


enfermedades); estado
nutricional, entre otros

Ejemplos: interacción entre el


niño y su entorno,
Factores psico-sociales establecimiento de vínculos
afectivos, estabilidad en los
ambientales cuidados, etc.

Conceptos centrales que dan origen y sustentan a la Estimulación Temprana

• Plasticidad Neuronal o Cerebral


Se refiere a la capacidad del sistema nervioso para cambiar su estructura y su
funcionamiento a lo largo de su vida, como reacción a la diversidad del entorno. La
neuroplasticidad permite a las neuronas regenerarse tanto anatómica como
funcionalmente y formar nuevas conexiones sinápticas; por tanto representa la facultad
del cerebro para recuperarse y reestructurarse. Este potencial adaptativo del sistema
nervioso permite al cerebro reponerse a trastornos o lesiones, y puede reducir los
efectos de alteraciones estructurales producidas por patologías como la esclerosis
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múltiple, Parkinson, deterioro cognitivo o enfermedad de Alzheimer, entro otras


patologías.

Las investigaciones en este campo han demostrado que la plasticidad cerebral se activa
y fortalece aplicando diferentes técnicas educativas, tanto en niños como en adultos,
sanos o con patología o lesión. Cuando está ocupado en un nuevo aprendizaje o en una
nueva experiencia, el cerebro establece una serie de conexiones neuronales. Estas vías
o circuitos neuronales son construidos como rutas para la inter-comunicación de las
neuronas. La plasticidad sináptica es quizás el pilar fundamental de la asombrosa
maleabilidad del cerebro.

“El sistema nervioso se encuentra en la primera infancia en una etapa de maduración y


de importante plasticidad. La situación de maduración condiciona una mayor
vulnerabilidad frente a las condiciones adversas del medio y las agresiones, por lo que
cualquier causa que provoque una alteración en la normal adquisición de los hitos que
son propios de los primeros estadios evolutivos puede poner en peligro el desarrollo
armónico posterior, pero la plasticidad también dota al Sistema Nervioso de una mayor
capacidad de recuperación y reorganización orgánica y funcional, que decrece de forma
muy importante en los años posteriores” (AAVV, 2000).

• Ventana de oportunidad
Este concepto hace referencia a los periodos críticos en el neurodesarrollo donde el
Sistema Nervioso (S.N.) del niño está preparado para adquirir determinada habilidad o
aprendizaje. Por ejemplo, un niño de 3 meses debería adquirir la prensión voluntaria. Su
S.N. está preparado para tal aprendizaje. Pero si al niño no se le han brindado las
oportunidades de explorar el medio, probablemente ese logro se evidencie algo más
tarde.
Por supuesto, desde la vida intrauterina hasta los tres años, el niño atraviesa la mayor
ventana de oportunidad, de ahí que la labor de la E.T. tiene su fundamento.
Las trayectorias de neurodesarrollo pueden seguir varias direcciones. En caso de niños
con alteraciones en el desarrollo, su evolución dependerá mayormente del momento de
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detección, inicio de la intervención y de la implicancia de la familia en el tratamiento


posterior. “Cuanto menor sea el tiempo de deprivación de los estímulos mejor
aprovechamiento habrá de la plasticidad cerebral y potencialmente menor será el
retraso.” (AAVV, 2000).

• Zona de desarrollo próximo (Lev Vigotsky)


Se define como “ la distancia entre el nivel real de desarrollo determinado por la
capacidad de resolver un problema de forma independiente y el nivel de desarrollo
potencial determinado por la capacidad de resolver un problema bajo la orientación de
un adulto o en colaboración con otros niños más capaces” (Vygotsky, 1987). Se entiende
la importancia de este concepto para la E.T. y la fundamentación de sus prácticas
educativas.

¿A qué llamamos trastorno del desarrollo?


Hay diversas formas de definirlo, pero en general nos referimos a un Trastorno del
desarrollo (T.D.) como la desviación significativa del curso del desarrollo, como
consecuencia de acontecimientos de salud o de relación, que comprometen la evolución
biológica, psicológica y social. Podemos así encontrar casos de trastornos de origen
biológico (genético – ej. Síndrome de Down -, congénito – ej. malformaciones - o
secundario a una enfermedad o incidente – ej. secuela de meningitis), y otros derivados
de fallas en el vínculo temprano. Ya veremos todo esto más en profundidad a lo largo del
presente curso.

“Algunos retrasos en el desarrollo pueden compensarse o neutralizarse de forma


espontánea, siendo a menudo la intervención la que determina la transitoriedad del
trastorno. Los niños con riesgo biológico y social; se consideran de riesgo biológico
aquellos niños que durante el periodo pre, peri o posnatal, o durante el desarrollo
temprano, han estado sometidos a situaciones que podrían alterar su proceso
madurativo, como puede ser la prematuridad, el bajo peso o la anoxia al nacer. Los
niños de riesgo psicosocial son aquellos que viven en unas condiciones sociales poco
favorecedoras, como son la falta de cuidados o de interacciones adecuadas con sus
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padres y familia, maltrato, negligencias, abusos, que pueden alterar su proceso


madurativo (AAVV, 2000).

2. Concepto y objetivos de la Estimulación Temprana


Comencemos por pensar a qué llamamos estimular. Estímulo (proviene del latín aguijón)
es una señal, interna o externa, que es capaz de provocar un impacto o cambio en un
organismo. En general, cuando pensamos en estimular, aparecen palabras relacionadas
con alentar, mejorar, fomentar. Por tanto, se trataría en el campo de la E.T. de alguna
acción o experiencia que ocasiona en el niño algún tipo de impacto. Cuando estudiemos
inteligencia en este curso quedará bien claro como el niño toma los estímulos del medio
para construir conocimiento y, por tanto, construir inteligencia.

Encontramos muchas definiciones de la E.T., casi todas apuntan hacia el mismo


objetivo. En su mayoría, las definiciones se centran en “técnicas educativas”, y enfatizan
su utilidad de programas de E.T. en los casos de detectar alguna necesidad en el niño.
“La estimulación temprana es una herramienta fundamental para potenciar el desarrollo
integral del niño, a través de una serie de técnicas y actividades –fundamentadas teórica
y científicamente— que se aplican de manera sistemática y secuencial. Aunque de
hecho la Estimulación Temprana inicia desde la etapa prenatal, en la que casi la única
que influye es la madre, como disciplina educativa se aplica desde el nacimiento hasta
los 3 ó 6 años, como un apoyo para desarrollar al máximo las capacidades cognitivas,
físicas, emocionales, sociales, afectivas y lingüísticas de los infantes” (ALDABA, 2010).

“La estimulación temprana es el conjunto de medios, técnicas, y actividades con base


científica y aplicada en forma sistémica y secuencial que se emplea en niños desde su
nacimiento hasta los 36 meses, con el objetivo de desarrollar al máximo sus
capacidades cognitivas, físicas y psíquicas, permite también, evitar estados no deseados
en el desarrollo y ayudar a los padres, con eficacia y autonomía, en el cuidado y
desarrollo del infante” (Orlando Terré, 2002).
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Aquí cito una definición, a mí entender, más abarcativa e interesante:


“Definir la Estimulación Temprana como el conjunto de acciones tendientes a
proporcionar la niño las experiencias que éste necesita desde su nacimiento, para
desarrollar al máximo su potencial psicológico. Esto se logra a través de la presencia de
personas y objetos, en cantidad y oportunidad adecuadas y en el contexto de
situaciones de variada complejidad, que generan en el niño cierto grado de interés y
actividad, condición necesaria para lograr una relación dinámica con su medio ambiente
y un aprendizaje efectivo” (UNICEF, 1979).

Esta definición nos permite abrir la reflexión en varios sentidos:

 “Estimulación temprana”: anteriormente se la denominaba precoz, en sus inicios.


Fue una cuestión de traducción y daba a entender que era “antes del tiempo”. Se
la denomina temprana por el momento evolutivo (niñez) y además hace referencia
a la necesidad de que sea una intervención lo más temprano posible, a fin de
evitar o compensar desviaciones en el curso del neurodesarrollo.

 “Proporcionar las experiencias que necesita desde el nacimiento”: aquí reitera la


importancia de lo temporal (“desde el nacimiento”) y enfatiza la presencia de otro,
que le brinde al bebé/niño las experiencias necesarias para su desarrollo.

 “Para desarrollar al máximo su potencial psicológico”: aquí se refiere al potencial


del niño para lograr el máximo de sus capacidades genéticamente establecidas, a
nivel cognitivo, motor, del lenguaje, social, afectivo, etc.

 “Esto se logra a través de la presencia de personas y objetos, en cantidad y


oportunidad adecuadas y en el contexto de situaciones de variada complejidad”:
resaltemos aquí que lo antedicho requiere la presencia de PERSONAS y
OBJETOS. Personas en tanto presentadores de los objetos, favorecedores de la
manipulación y exploración de los materiales, pero a su vez sostenes
emocionales del niño. Parece que hoy en día se le da más preponderancia a las
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cualidades de los objetos por encima del vínculo. No olvidemos que hay niños
que desde muy pequeños pasan horas frente a un televisor llevo de sonidos y
colores que aún no está preparado para decodificar y abruman al bebé con
información sensorial que lejos de estimularlo, lo excitan y generan malestar.

Los objetos, deben ser adecuados al momento evolutivo del niño, manipulables, y
no meramente a la vista del bebé. Aquí de nuevo tenemos en cuenta la
oportunidad. Recuerdo una mamá que se quejaba de la poca utilidad que su bebé
de dos meses daba a un costosísimo “gimnasio”. Es poco probable que un bebé
dominado aún por los reflejos y con muy escaso control sobre su cuerpo pueda
tener algún tipo de interacción con este objeto. Volveremos sobre esto más
adelante en el curso.

 “Que generan en el niño cierto grado de interés y actividad, condición necesaria


para lograr una relación dinámica con su medio ambiente y un aprendizaje
efectivo”: los estímulos deben ser interesantes, despertar la curiosidad del niño
para manipularlo, conocerlo con el cuerpo, y generar una actividad sobre y con el
objeto a fin de apropiarse de él a nivel sensorial. Luego vendrá en conocimiento
intelectual.

Lo que me parece más interesante de esta definición es que centra su atención en la


necesidad de un ambiente estimulante en la vida cotidiana, haciendo partícipes a los
padres en la estimulación de los niños, con y sin déficit, como una manera de fomentar
el desarrollo de todas sus áreas a través de la crianza. Por tanto, debemos ayudar a los
padres a conocer las etapas del desarrollo, saber cómo pueden brindar a los niños la
oportunidad para que ellos descubran el mundo y de esta manera lograr los aprendizajes
esperables para su desarrollo dentro de los parámetros deseables. Así mismo, debemos
brindarles herramientas para detectar de manera temprana posibles perturbaciones a fin
de poder intervenir para neutralizarlas o reducir el déficit.
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En la planificación de la intervención, se debe considerar el momento evolutivo y las


necesidades del niño en todos los ámbitos y no sólo el déficit o discapacidad que pueda
presentar. En Atención Temprana se ha de considerar al niño en su globalidad, teniendo
en cuenta los aspectos intrapersonales, biológicos, psico-sociales y educativos, propios
de cada individuo, y los interpersonales, relacionados con su propio entorno, familia,
escuela, cultura y contexto social.

Tengamos en cuenta, finalmente, que la E.T. apunta a TODOS los niños, con o son
déficit, a fin de lograr el máximo de sus capacidades.

Objetivos de la Estimulación Temprana


Teniendo en cuenta el origen de Estimulación Temprana, su objetivo primordial es que
los niños que presentan trastornos en su desarrollo o tienen riesgo de padecerlos,
reciban la atención necesaria “para potenciar su capacidad de desarrollo y de bienestar,
posibilitando de la forma más completa su integración en el medio familiar, escolar y
social, así como su autonomía personal” (AAVV, 2000).

Un poco más ampliamente, la E.T. debe llegar a todos los niños que presenten cualquier
tipo de trastorno o alteración en su desarrollo, sea éste de tipo físico, psíquico o
sensorial, o se consideren en situación de riesgo biológico o social. En este sentido,
consideramos un “derecho universal a que deben ser acreedores todos los niños,
independientemente del nivel socioeconómico de sus padres, de lograr su normal
desarrollo” (UNICEF, 1979).

Todas las acciones e intervenciones que se llevan a cabo en atención temprana deben
considerar no sólo al niño, sino también a la familia y a su entorno, a través de su
compromiso con las actividades y ayudando a tener un rol activo en las prácticas de
crianza de sus hijos.
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De este amplio marco se desprende el siguiente conjunto de objetivos propios a la


Atención Temprana (AAVV, 2000):

1. Reducir los efectos de una deficiencia o déficit sobre el conjunto global del
desarrollo del niño.
2. Optimizar, en la medida de lo posible, el curso del desarrollo del niño.
3. Introducir los mecanismos necesarios de compensación, de eliminación de
barreras y adaptación a necesidades específicas.
4. Evitar o reducir la aparición de efectos o déficits secundarios o asociados
producidos por un trastorno o situación de alto riesgo.
5. Atender y cubrir las necesidades y demandas de la familia y el entorno en el que
vive el niño.
6. Considerar al niño como sujeto activo de la intervención.

3. Áreas del desarrollo y competencias de la Estimulación Temprana

Como venimos planteando, es en la interacción entre lo genéticamente dado y el medio


en el que crece (social y material), que el niño va desarrollando sus funciones
psicomotoras, cognitivas, emocionales y sociales, aprendiendo y consiguiendo la
maduración de su sistema nervioso central. Cuando desarrollamos un programa de
estimulación temprana, debemos tener en cuenta TODAS las aéreas del desarrollo,
aunque se haga mayor hincapié en alguna en caso de detectar mayor necesidad de
estimulación (por ejemplo, trabajamos sobre el déficit en la motricidad fina a través de
cuentos o canciones, es decir, se trabaja la motricidad a la vez que el lenguaje, lo social,
etc.).

Señalamos las áreas del desarrollo que se tienen en cuenta para la E.T., las cuales,
como dijimos, están interrelacionadas pero las separamos con fines teóricos:
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• Habilidad para moverse y desplazarse (motricidad gruesa),


coordinación entre lo que se ve y lo que se toca, lo que lo hace
capaz de tomar los objetos con los dedos, pintar, dibujar, hacer
Área nudos, etc. (motricidad fina)
motriz • Para desarrollar esta área es necesario dejar al niño tocar,
manipular e incluso llevarse a la boca lo que ve, permitir que
explore pero sin dejar de establecer límites frente a posibles
riesgos.

• Comprender, relacionar, adaptarse a nuevas situaciones,


haciendo uso del pensamiento y la interacción directa con los
Área objetos y el mundo que lo rodea. Imprescindible que el niño
experimente, manipule, use los objetos para que el niño
Cognitiva pueda desarrollar sus niveles de pensamiento, su capacidad
de razonar, poner atención, seguir instrucciones y reaccionar
de forma rápida ante diversas situaciones.

•Incluye las experiencias afectivas y la socialización del niño, que le


permitirá querido y seguro, capaz de relacionarse con otros.
Área •Es primordial la participación de los padres o cuidadores como primeros
Socio- generadores de vínculos afectivos, brindando seguridad, cuidado,
atención y amor, además de servir de modelo de vinculación. Los valores
emoci de la familia, el afecto y las reglas de la sociedad le permitirán al niño,
adquirir gradualmente dominio sobre su propia conducta, lograr
onal habilidades sociales, expresar sus sentimientos y ser una persona
independiente y autónoma.

• Habilidades que le permitirán al niño comunicarse con su


entorno
• Abarca tres aspectos: la capacidad comprensiva,la expresiva y
la gestual. Se van desarrollando desde el nacimiento, ya que el
Área del niño entiende palabras mucho antes de poder pronunciar un
lenguaje vocablo con sentido. Es importante hablarle constantemente,
de manera articulada relacionándolo con cada actividad que
realice o para designar un objeto que manipule, de esta
manera el niño reconocerá los sonidos o palabras que escuche
asociándolos y dándoles un significado para luego imitarlos.

Habilidades de •permiten al niño la mayor independencia y


autovalimiento en las tareas cotidianas como
la vida diaria alimentarse, vestirse, higienizarse, entre otras.E.T
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4. Rol del Estimulador Temprano en los diferentes niveles de intervención

Primero debemos recordar la definición de la OMS acerca de la Salud:.


"La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la
ausencia de afecciones o enfermedades".

De aquí se desprende el modelo biopsicosocial desde el cual se concibe a la personas y


desde el cual se establecen las intervenciones en salud. En el caso de la E.T. se pone
de manifiesto la necesidad de establecer programas y servicios de atención que incluyan
el contexto del niño y su familia. Los centros y servicios de E.T. deberán además tener
en cuenta los esfuerzos sociales que desde otras instancias de la comunidad favorecen
la salud, la educación y el bienestar social.

Por otro lado, tengamos en cuenta el viraje que ha tomado la atención de la salud desde
e modelo médico hegemónico hacia un enfoque salugénico, permitiendo el surgimiento
de nuevas prácticas y adelantarse a la aparición de patologías a través de la promoción
y prevención de la salud. Aquí un breve cuadro a modo de resumen

ENFOQUE MEDICO ENFOQUE SALUGENICO

Centrado en la enfermedad Centrado en la salud

Busca factores de riesgo Busca además factores protectores


de la salud
Trabaja sobre la vulnerabilidad, Fomenta la resiliencia, estrategias
mecanismos de defensa de afrontamiento
Persona: enfermo pasivo Persona: activa,
sujeto bio-psico-social
Eje: recursos profesionales Eje: recursos profesionales + sociales
comunitarios + personales
Acción sobre grupos de riesgo Acción sobre toda la comunidad
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De acuerdo a lo que venimos planteando, podemos hacer un recorrido esquemático de


los diferentes niveles de atención en salud y plantear algunas de las acciones posibles
desde la E.T. en cada uno:

ABORDAJES

PROMOCION DE LA PREVENCION DE LA
SALUD ENFERMEDAD

Centrada en la Centrado en la
SALUD y el Modelo Enfermedad y el Modelo
bio-psico-social; Biomédico; se define
la promoción de la salud se como la aplicación de
define como el proceso medidas técnicas que
mediante el cual, incluye aspectos médicos
los individuos y las y de otras disciplinas que
comunidades, ejercen un tienen como finalidad
mayor control sobre los
impedir la aparición de la
determinantes de su salud
enfermedad (prevención
para mejorar su calidad
primaria) curarla
de vida
(prevención secundaria)
devolverle las capacidades
perdidas (prevención
terciaria)
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Prevención primaria y Promoción de la salud:

Corresponden a este nivel las acciones tendientes a la protección de la salud, y


orientadas a promover el bienestar de los niños y sus familias. Son medidas de carácter
universal con vocación de llegar a toda la población.

La diferencia en este punto radica en el foco. Por ejemplo: podemos hacer una campaña
para embarazadas. Si el foco es tener un embarazo saludable, haciendo hincapié en una
nutrición adecuada, controles frecuentes, cuidados generales, etc., se la encuadra
dentro de la promoción; ahora bien, si el foco es evitar determinadas patologías o la
detección temprana de por ejemplo diabetes gestacional, es una campaña de
prevención. Es una línea muy delgada, todo depende de dónde hacemos énfasis.

En el marco de la E.T., las acciones fundamentales a llevar adelante desde la promoción


y prevención primaria tienen que ver con informar y formar a la población en general en
los aspectos relativos al desarrollo infantil y crianza, enfatizando el rol fundante de los
primeros años de vida. “(…) Concebir la edad de la lactancia y de la infancia temprana
como un periodo crucial en el desarrollo no sólo de las características emocionales y
sociales, sino también de las funciones cognoscitivas. En este contexto, el tipo de
ambiente material y social en el que el niño nace y crece, adquiere enorme importancia,
en cuanto constituye la fuente de estímulos y experiencias que determinarán un
desarrollo normal o desviado” (UNICEF, 1979).

Recordemos que la educación infantil debe contribuir al desarrollo afectivo, físico, social
y moral del niño. Desde esta perspectiva, las escuelas infantiles se convierten en un
lugar privilegiado desde donde realizar una tarea de promoción/prevención de posibles
retrasos en el desarrollo, a la vez que de compensación de carencias relacionadas con
el entorno social, cultural o económico. También, como parte de su trabajo con niños
con algún trastorno, evitar la aparición de patología añadida a la inicial.
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Prevención Secundaria

La prevención secundaria en Atención Temprana tiene por objetivo la detección y el


diagnóstico precoz de los trastornos en el desarrollo y de situaciones de riesgo. La
detección de las posibles alteraciones en el desarrollo infantil es un aspecto fundamental
de la E.T. ya que va a posibilitar la puesta en marcha de distintas intervenciones
tendientes a minimizar estos síntomas. Cuanto antes se realice la detección, existirán
mayores garantías de prevenir patologías añadidas, lograr mejorías funcionales y
posibilitar un ajuste más adaptativo entre el niño su entorno. La detección temprana de
los trastornos en el desarrollo infantil constituye el paso imprescindible para el
diagnóstico y la atención terapéutica.

Es fundamental para poder incidir en una etapa en la que la plasticidad del sistema
nervioso es mayor y las posibilidades terapéuticas muestran su mayor eficacia. Es
necesario detectar los trastornos del desarrollo infantil en el momento en que aparecen
los primeros signos indicadores de los mismos, si es posible antes de que los diferentes
síndromes se estructuren de forma completa y estable. La detección de signos de alerta,
que constituyen posibles indicadores de trastornos en el desarrollo infantil, debe estar
presente en el trabajo cotidiano de todos aquellos que trabajan con poblaciones
infantiles. La detección debe ir seguida del inicio del proceso diagnóstico y de la
intervención terapéutica.

Detección Precoz en Grupos de riesgo

En la etapa prenatal existe la posibilidad de detectar distintas condiciones y situaciones


de riesgo:

a) Presencia de una alteración que con seguridad conducirá a un trastorno en el


desarrollo y/o discapacidad posterior: espina bífida, cromosomopatía, focomielia, etc.
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b) Características o circunstancias presentes en el feto o en la madre, que se asocian


con frecuencia a alteraciones en el desarrollo: determinadas alteraciones estructurales
del sistema nervioso central, infecciones maternas, etc.

c) Condiciones de elevado riesgo biológico: antecedentes familiares, edad o factores de


salud maternos, condiciones del embarazo, etc.

d) Condiciones de elevado riesgo psico-afectivo y social: madre adolescente,


enfermedad mental de los padres, escasos recursos familiares, familias
multiproblemáticas, etcétera.

La detección de trastornos de origen biológico asociados a discapacidad posterior,


detectables en el periodo prenatal, es función interdisciplinar, en la que ginecólogos,
ecografistas, genetistas, bioquímicos y pediatras colaboran estrechamente para poder
ofrecer a la familia una amplia información sobre la situación, pronóstico, posibilidades
de prevención y actuaciones posibles. La información a la familia sobre posibles
consecuencias, recursos terapéuticos, etc., debe ser temprana, objetiva y lo más
completa posible, a fin de que ésta pueda decidir libremente su opción.

Cuando se realiza el diagnóstico prenatal de deficiencia y prosigue el embarazo, será


necesario destinar una atención psicológica a los padres, en especial a la madre, debido
a la alteración que puede sufrir el vínculo madre-hijo, al comunicarse el diagnóstico.
Estas circunstancias suponen un factor de riesgo para la adaptación parental al recién
nacido en el período neonatal.

En las unidades o servicios de Neonatología reciben atención niños con alto riesgo de
presentar deficiencias, trastornos o alteraciones en su desarrollo en función de
determinadas condiciones genéticas y de situaciones adversas en el ámbito biológico u
orgánico: infecciones intrauterinas, bajo peso, hipoxia, hemorragias cerebrales,
infecciones postnatales. La necesaria permanencia de estos niños en la unidad
neonatal, precisando a menudo de cuidados intensivos y de aislamiento prolongado en
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incubadora, añade otros factores de riesgo, de carácter ambiental (luz, ruido, cambios de
temperatura) y psicoafectivo, a los ya previos. Debe considerarse que incluso cuando el
contacto con los padres es posible, su adecuación a las necesidades y posibilidades del
niño es difícil o limitada, debido a la situación de bloqueo y alteración emocional de
éstos. Durante el periodo de estancia en la unidad neonatal a menudo no es posible
determinar con certeza la futura evolución del niño, pero sí establecer la condición de
riesgo y la necesidad de un seguimiento evolutivo. Cuando se ponen de manifiesto
signos compatibles con un trastorno en su desarrollo se pondrán en marcha las medidas
terapéuticas oportunas y posibles, adaptadas siempre a la situación vital del niño. Todo
esto lo veremos más adelante en la clase en la que tratamos la prematurez.

En la etapa postnatal los Servicios de Pediatría y el equipo pediátrico, a través de las


visitas regulares al niño en los primeros años de vida y de los programas de control del
niño sano debería ser sin duda el principal agente de la detección temprana. La
observación directa del niño y la información aportada por los padres en una entrevista
abierta a sus inquietudes y dirigida a obtener aquellos datos más relevantes, permite
confirmar la normalidad del desarrollo infantil o establecer la situación de sospecha de
desviación en el mismo.

Este nivel de detección es fundamental, ya que los niños con problemas graves en su
desarrollo tienen antecedentes de patología pre o perinatal en una elevada proporción a
menudo existen programas de seguimiento específicos a los que deberían acudir. Tan
solo una minoría de los niños que presentan problemas de grado medio o leve en su
desarrollo tiene antecedentes perinatales y por tanto la mayoría no se incluye en un
programa específico de seguimiento. La detección debe realizarse en estos casos en
enmarco de la consulta regular pediátrica.

Un adecuado seguimiento evolutivo de la población infantil en general debería conducir


a una adecuada detección de los trastornos del desarrollo, al poner en evidencia signos
y desviaciones en el desarrollo que permiten la identificación de los correspondientes
trastornos en los primeros años:
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a) Durante el primer año se podrán diagnosticar la mayoría de los trastornos más graves
del desarrollo: formas severas y medias de parálisis cerebral, de retraso mental y déficits
sensoriales.

b) A lo largo del segundo año, pueden detectarse las formas moderadas o leves de los
trastornos anteriores, así como los correspondientes al espectro autista.

c) Entre los dos y los cuatro años se van a poner de manifiesto los trastornos y retrasos
del lenguaje. Los trastornos motrices menores y los de conducta, a menudo ya
presentes en etapas previas, se hacen más evidentes y se constituyen en motivo de
consulta.

d) A partir de los 5 años se hacen evidentes en la escuela, si no se han detectado


previamente, la deficiencia mental leve, las disfunciones motoras finas, las dispraxias,
etc., al ocasionar dificultades en los aprendizajes escolares.

Ya desde los primeros meses y a lo largo de los primeros años, es posible la aparición
de alteraciones emocionales y relacionales, así como disfunciones interactivas precoces,
que a menudo se expresan a través de alteraciones psicosomáticas en el ámbito del
sueño y la alimentación.

Es importante la coordinación y desarrollo de programas conjuntos, que faciliten la


detección, por parte de los profesionales de salud, de aquellos trastornos que a menudo
pasan desapercibidos o son malinterpretados en sus primeras etapas, como son los
trastornos generalizados del desarrollo, las disfunciones interactivas significativas en la
relación de los padres con los hijos, los trastornos de expresión somática o el retraso
mental leve. Cuando el niño o niña asiste a la escuela, aparecen los maestros como
importante agente de detección. En esta etapa pueden apreciarse problemas en las
capacidades y comportamientos básicos para el aprendizaje: habilidades motoras, de
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socialización, de lenguaje, dificultades atencionales y perceptivas limitaciones cognitivas


o emocionales que antes no habían sido detectadas.

Las condiciones de la Escuela y las interacciones que se producen en el contexto


escolar, diferentes a las del medio familiar, permiten, en la mayoría de los casos, poner
de manifiesto la presencia de desviaciones en el proceso evolutivo, desajustes en el
desarrollo psico-afectivo del niño y/o alteraciones en su comportamiento, que por su
propio carácter o por la menor gravedad del trastorno, pueden pasar fácilmente
inadvertidas a los padres y profesionales de la salud y no son detectadas hasta que el
niño accede al contexto educativo.

Cuando el educador detecta la posible presencia de un trastorno, comunicará su


inquietud a la familia y a partir de los datos aportados por el medio escolar y familiar se
deberían establecer pautas de observación y actuación coordinadas en ambos ámbitos,
así como la derivación y consultas oportunas al pediatra del niño.

Prevención Terciaria

La prevención terciaria en Estimulación Temprana agrupa todas las actividades dirigidas


hacia el niño y su entorno con el objetivo de atenuar o superar los trastornos o
disfunciones en el desarrollo, prevenir trastornos secundarios y modificar los factores de
riesgo en el entorno inmediato del niño. La intervención en prevención terciaria está
dirigida a los niños que presentan trastornos en su desarrollo y debe iniciarse en el
momento en que se detecta la existencia de una desviación en su desarrollo. Además es
parte fundamental de la intervención, conseguir que la familia conozca y comprenda la
realidad de su hijo, sus capacidades y sus limitaciones, actuando como agente
potenciador del desarrollo del niño. Para esto debe adecuar el entorno a sus
necesidades físicas, mentales y sociales, procurando su bienestar y facilitando su
integración social.
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La intervención debe ser planificada con carácter global y de forma interdisciplinar,


considerando las capacidades y dificultades del niño en los distintos ámbitos del
desarrollo, su historia y proceso evolutivo, así como las posibilidades y necesidades de
los demás miembros de la familia y los recursos de que se dispone; y el conocimiento y
actuación sobre el entorno social. Cuando el niño está escolarizado, la institución
educativa ofrece importantes posibilidades de incidir positivamente sobre los procesos
de socialización y aprendizaje, al actuar reforzando el proceso terapéutico específico,
por lo que es fundamental establecer una adecuada coordinación.

Resumiendo:
Siempre las intervenciones deben planificarse y programarse de forma individual,
tomando en cuenta las necesidades y posibilidades de cada niño en cada área del
desarrollo, la situación las posibilidades de su familia y las del medio escolar.

Por último, es importante tener en cuenta, siempre que intervengamos en E.T, en


cualquier nivel:

• Evitar las tendencias contemporizadoras, donde el "ya se le va a pasar" restan


tiempo y posibilidad terapéutica ante problemas que bien merecen al menos una
evaluación seria.

• Evitar las tendencias reduccionistas, que en general interpretan incorrectamente


numerosos comportamientos atípicos de los niños, al atribuirlos de forma
exclusiva a deficiencias o inadecuaciones educativas de los padres o por el
contrario, a factores físicos o biológicos aislados.

• Acompañar a los padres y reducir el temor y resistencia a iniciar un proceso


diagnóstico y terapéutico para evitar "etiquetar" de forma precoz, aun
reconociendo la existencia de "problemas".
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• Tomar en cuenta el tipo de vínculo y considerar la posibilidad de existencia de


problemas relacionales o interaccionales precoces que puedan provocar
sufrimiento psíquico en el niño.

• La necesidad de creación de programas específicos de detección y eliminación de


las condiciones de riesgo.

Todos estos factores contribuyen a que buen número de niños y niñas que presentan
trastornos en su desarrollo no sean detectados y pueda producirse un agravamiento de
sus disfunciones y conflictos al no acceder a la ayuda terapéutica que precisan. Ignorar
signos de alerta y síntomas precoces de psicopatología puede llevar a que éstos se
organicen en formas más estructuradas tales como autismo, psicosis, procesos
deficitarios, estados depresivos o desarmonías evolutivas precoces.
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Bibliografía

• AAAVV (2000) Libro Blanco de la Estimulación Temprana. Grupo de Atención


Temprana Documentos 55/2000 (Circulación institucional).Edita: Real Patronato
de Prevención y de Atención a Personas con Minusvalía. Primera edición: mayo
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