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CLASE 1
Introducción
vulnerabilidad frente a las condiciones adversas del medio y las agresiones, por lo que
cualquier causa que provoque una alteración en la normal adquisición de los hitos que
son propios de los primeros estadios evolutivos puede poner en peligro el desarrollo
armónico posterior, pero la plasticidad también dota al Sistema Nervioso de una mayor
capacidad de recuperación y reorganización orgánica y funcional, que decrece de
forma muy importante en los años posteriores” (AAVV, 2000).
• Ventana de oportunidad:
Este concepto hace referencia a los periodos críticos en el neurodesarrollo donde el
Sistema Nervioso (S.N.) del niño está preparado para adquirir determinada habilidad o
aprendizaje. Por ejemplo, un niño de 3 meses debería adquirir la prensión voluntaria.
Su S.N. está preparado para tal aprendizaje. Pero si al niño no se le han brindado las
oportunidades de explorar el medio, probablemente ese logro se evidencie algo más
tarde.
Por supuesto, desde la vida intrauterina hasta los tres años, el niño atraviesa la mayor
ventana de oportunidad, de ahí que la labor de la E.T. tiene su fundamento.
Hay diversas formas de definirlo, pero en general nos referimos a un Trastorno del
desarrollo (T.D.) como la desviación significativa del curso del desarrollo, como
consecuencia de acontecimientos de salud o de relación, que comprometen la
evolución biológica, psicológica y social. Podemos así encontrar casos de trastornos de
origen biológico (genético – ej. Síndrome de Down -, congénito – ej. malformaciones -
o secundario a una enfermedad o incidente – ej. secuela de meningitis), y otros
derivados de fallas en el vínculo temprano.
Comencemos por pensar a qué llamamos estimular. Estímulo (proviene del latín
aguijón) es una señal, interna o externa, que es capaz de provocar un impacto o
cambio en un organismo. En general, cuando pensamos en estimular, aparecen
palabras relacionadas con alentar, mejorar, fomentar. Por tanto, se trataría en el campo
de la E.T. de alguna acción o experiencia que ocasiona en el niño algún tipo de
impacto. El niño toma los estímulos del medio para construir conocimiento y, por tanto,
construir inteligencia.
Los objetos, deben ser adecuados al momento evolutivo del niño, manipulables, y no
meramente a la vista del bebé. Aquí de nuevo tenemos en cuenta la oportunidad.
Recuerdo una mamá que se quejaba de la poca utilidad que su bebé de dos meses
daba a un costosísimo “gimnasio”. Es poco probable que un bebé dominado aún por
los reflejos y con muy escaso control sobre su cuerpo pueda tener algún tipo de
interacción con este objeto.
• “Que generan en el niño cierto grado de interés y actividad, condición necesaria para
lograr una relación dinámica con su medio ambiente y un aprendizaje efectivo”: los
estímulos deben ser interesantes, despertar la curiosidad del niño para manipularlo,
conocerlo con el cuerpo, y generar una actividad sobre y con el objeto a fin de
apropiarse de él a nivel sensorial. Luego vendrá en conocimiento intelectual.
Tengamos en cuenta, finalmente, que la E.T. apunta a TODOS los niños, con o son
déficit, a fin de lograr el máximo de sus capacidades.
Un poco más ampliamente, la E.T. debe llegar a todos los niños que presenten
cualquier tipo de trastorno o alteración en su desarrollo, sea éste de tipo físico, psíquico
o sensorial, o se consideren en situación de riesgo biológico o social. En este sentido,
consideramos un “derecho universal a que deben ser acreedores todos los niños,
independientemente del nivel socioeconómico de sus padres, de lograr su normal
desarrollo” (UNICEF, 1979).
Todas las acciones e intervenciones que se llevan a cabo en atención temprana deben
considerar no sólo al niño, sino también a la familia y a su entorno, a través de su
compromiso con las actividades y ayudando a tener un rol activo en las prácticas de
crianza de sus hijos.
1. Reducir los efectos de una deficiencia o déficit sobre el conjunto global del desarrollo
del niño.
2. Optimizar, en la medida de lo posible, el curso del desarrollo del niño.
3. Introducir los mecanismos necesarios de compensación, de eliminación de barreras
y adaptación a necesidades específicas.
4. Evitar o reducir la aparición de efectos o déficits secundarios o asociados producidos
por un trastorno o situación de alto riesgo.
5. Atender y cubrir las necesidades y demandas de la familia y el entorno en el que vive
el niño.
6. Considerar al niño como sujeto activo de la intervención.
Señalamos las áreas del desarrollo que se tienen en cuenta para la E.T., las cuales,
como dijimos, están interrelacionadas pero las separamos con fines teóricos:
posibles, adaptadas siempre a la situación vital del niño. Todo esto lo veremos más
adelante en la clase en la que tratamos la prematurez.
b) A lo largo del segundo año, pueden detectarse las formas moderadas o leves de los
trastornos anteriores, así como los correspondientes al espectro autista.
c) Entre los dos y los cuatro años se van a poner de manifiesto los trastornos y retrasos
del lenguaje. Los trastornos motrices menores y los de conducta, a menudo ya
presentes en etapas previas, se hacen más evidentes y se constituyen en motivo de
consulta.
Ya desde los primeros meses y a lo largo de los primeros años, es posible la aparición
de alteraciones emocionales y relacionales, así como disfunciones interactivas
precoces, que a menudo se expresan a través de alteraciones psicosomáticas en el
ámbito del sueño y la alimentación.
Todos estos factores contribuyen a que buen número de niños y niñas que presentan
trastornos en su desarrollo no sean detectados y pueda producirse un agravamiento de
sus disfunciones y conflictos al no acceder a la ayuda terapéutica que precisan. Ignorar
signos de alerta y síntomas precoces de psicopatología puede llevar a que éstos se
organicen en formas más estructuradas tales como autismo, psicosis, procesos
deficitarios, estados depresivos o desarmonías evolutivas precoces.
Bibliografía
• Gasset, J. (1990). Manual del desarrollo psicomotor del niño. Barcelona: Masón (2ª Ed.).
• UNICEF (1979) Estimulación Temprana. Importancia del ambiente para el desarrollo del
niño.