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2° CUATRIMESTRE DE ESPACIO DE TEÓRICOS

DESGRABACIONES:
SEMANA 1
Vamos a trabajar tres momentos en la enseñanza de Lacan, así como lo hicimos al
comienzo del año respecto de Freud, esto permite ubicarnos, armarnos una especie
de gps respecto de lo que estamos trabajando en cada momento y qué está
pensando Lacan en cada momento de su enseñanza.
El eje central va a ser siempre el síntoma aunque hay momentos en la enseñanza
de Lacan que el síntoma no es lo prevalente. El síntoma va a ser lo prevalente en la
última enseñanza de Lacan pero siempre vamos a tenerlo en el horizonte.
Para trabajar estos 3 momentos, vamos a tomar 3 parejas que nos muestra Miller
respecto de la enseñanza de Lacan que ordenan cada uno de los momentos a los
cuales nos vamos a referir:
La primer pareja es la relación del sujeto con el Otro, que es algo que ya
venimos trabajando:

Alli todavia el Otro está sin barrar, ahora voy a tratar de justificar por qué pero es
una pareja que ordena este momento de la enseñanza de Lacan, es la relación del
sujeto con el gran Otro donde encontramos todas las herramientas para dar cuenta
de la psicopatología en esta época de Lacan.
Lo primero que hay que tener en cuenta respecto del Otro, puede ser obvio pero es
que el Otro es otro, es lo diferente, es heteros, por eso Lacan le pone el nombre de
otro, es decir que si hay allí una pareja entre el sujeto y el Otro, es una pareja
disimétrica, es decir que el sujeto es diferente del Otro.

Hemos tomado otras definiciones que da Lacan del Otro, por ejemplo, es el tesoro
del significante, es el Otro del lenguaje, etc. Lo que si tenemos presente es que el
sujeto es determinado por el Otro, a tal punto que Lacan en un escrito “La cuestión
preliminar…” dice que todo lo que es del sujeto depende de lo que acontece en el
campo del otro, neurosis o psicosis. Es decir que eso tiene una fuerza muy presente
para Lacan, porque ese sujeto es un sujeto determinado en los significantes. Hay
una definición de Lacan que dice que un significante representa al sujeto para otro
significante y allí lo que se ve es que es en el juego de los significantes que está
determinado el sujeto.
También hemos visto una definición de estructura que se encuentra en el seminario
3, que es que la estructura es un conjunto de elementos covariantes, esos
elementos son los significantes que covarían entre si y que depende del cómo, la
determinación del sujeto en ese campo del otro.
Hay un paso más que da Lacan a partir del seminario 4, qué es preguntarse por el
deseo del otro, esto es un intento de vivificar a ese otro, de darle vida, de
encarnarlo, que no sea un otro abstracto, porque si el otro es el lugar de la
determinación del sujeto podríamos tener ya un determinismo como cualquier
determinismo en la vida, es decir, porque yo me enganché con los significantes de
tal manera entonces me va a pasar tal cosa en la vida, eso sería un determinismo
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lineal. Lo que le agrega Lacan allí es la cuestión del deseo y es un lugar que no
tiene significante, que no tiene manera de representarse y que eso hace que haya
un espacio para la decisión del sujeto (esto es central) sino hay espacio para la
determinación todo estaría ya dado de antemano y lo único que habría que hacer es
esperar, esperar que sucedan las cosas por determinada fijación que ha tenido el
sujeto en su momento.

Por ejemplo si de niño fui abusado entonces tal cosa y no habría nada para hacer,
en cambio en el psa Freud ya lo planteaba, supone una elección forzada, es
interesante porque es una elección en ese lugar específico del deseo, hay una
elección que no es de cualquier cosa, es dentro de cierto marco, dentro de cierto
determinismo.

La otra cuestión que plantea Lacan es que el sujeto por excelencia, vive, tiene
su morada, anida en ese lugar, justo en el deseo del otro, justamente ese lugar
donde en el otro no hay significante. Por eso es interesante la definición que
daba antes, que un significante representa al sujeto para otro significante porque no
hay un sólo significante que represente al sujeto sino que al menos hacen falta dos
y para que haya dos, entre uno y dos, tiene que haber una hiancia, tiene que haber
un vacío, para distinguir dos significantes tiene que haber un espacio entre ellos
dos. En ese espacio, vive el sujeto.

Noción crucial respecto del deseo del otro, por que en ese espacio entre los
significantes donde se encuentra el sujeto, es que el otro no puede decir todo,
no representa todo, no tiene significante para todo y en ese punto es donde
Lacan entonces escribe al Otro barrado.

Que es el segundo esquema, donde tenemos al sujeto barrado y al Otro barrado, en


principio podemos decir que la barradura del otro supone el deseo del otro y el
deseo del otro es justo el punto donde no hay significantes y ese punto se
transforma para el sujeto en una pregunta ¿qué quiere el otro de mi? porque no
hay algo totalmente representable del deseo del otro, siempre supone cierta
pregunta. Y esta pregunta va a tener un lugar crucial en la enseñanza de Lacan, casi
diría que la relación que establece el sujeto con el otro es una relación de pregunta
sobre el deseo del otro. Lacan arma toda una clínica de la neurosis en base a la
pregunta, uno debería decir que cada vez que habla de alguna manera está haciendo
una pregunta.

Lo vimos al comienzo del año, el mensaje me vuelve en forma invertida… si yo hablo


quién sanciona lo que yo digo viene del otro, es decir que cada vez que hablo estoy
esperando de alguna manera la sanción del otro, es decir viene una pregunta de qué
quiere el otro de mi. En ese campo se arma una clínica, una clínica de la pregunta,
una clínica del deseo y una clínica de las identificaciones sobre las cuales vamos a ir
hablando a lo largo del recorrido en esta parte del año, especialmente dentro de las
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neurosis y en la distinción que empieza a hacer Lacan entre una neurosis y la otra
respecto de estas cuestiones, el deseo, la pregunta y las identificaciones.

Hay un segundo Lacan que tiene que ver con la relación del sujeto y el objeto a:

Al objeto a, lo introduce como un resto, sino todo se puede decir toda operación
tiene un resto y lo pone también como el resto que hay en las divisiones que no dan
exactas.

[esto también lo podemos ver en Freud cuando habla del resto diurno, con los
sueños, tiene la idea de que toda operación diaria, es decir toda operación simbólica
de representación tiene un resto que se intenta elaborar en los sueños y los sueños
no alcanzan y al otro dia se intenta interpretar y así sucesivamente] Uno podría decir
que toda elaboración simbólica tiene un resto y que Lacan a ese resto en
principio lo llama objeto a.

Vale decir que ese resto tiene al menos dos perspectivas, un resto puede ser un
desperdicio, como por ejemplo la basura que es el resto que uno tiene que tirar
afuera, es decir lo que queda y se desecha, que eso también es propiamente humano,
los restos como desecho es un problema para lo humano no para el mundo animal.
Por otro lado hay un resto que no funciona como desperdicio, sino como una
causa, es decir que a mi me quede algo pendiente hace que yo me ponga a tratar de
reducir ese resto, en trabajar en pos de reducir ese resto, como se dice habitualmente
“no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy” que si uno se queda con ese resto
entonces no podría dormir tranquilo, etc.

Da el ejemplo de nosotros como estudiantes en época de examen como nos quedan


dando vueltas las cosas hasta que rendimos no se termina.

Ese resto Lacan lo llama la causa del deseo, es cuando el resto funciona como
causa y yo lo podemos ver en la filosofía antigua, Sócrates decía que uno sólo desea
aquello de lo que está falto, es decir que tiene que haber una falta para uno poder
desear, uno no desearía si tuviese “todo”, es decir que para que haya deseo tiene que
haber una falta.

En Freud hay una noción muy parecida, que es la primera experiencia de


satisfacción que está perdida y gracias a esto es que deseamos. Hay algo
perdido que empuja al deseo.

Ese objeto a, en tanto perdido, funciona como una causa.

Ahora bien, Freud ubica que en algunos momentos el neurótico en vez de estar en el
lugar del sujeto dividido (que tiene fallidos, sueños, síntomas interpretables, etc) más
bien se ubica como un objeto, y especialmente como un objeto para el otro, porque de
hecho ese objeto que el neurótico supone sería el objeto que el otro desearía. Como
dijimos en la primera clínica de Lacan, todo se centra en el campo de una pregunta,
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este objeto sería en el campo de la neurosis lo que vendría a responder a aquella


pregunta.

Por ejemplo el hombre de las ratas tenía la idea de que un capitán con el cual él tenía
trato quería maltratarlo, es decir usarlo a él como un objeto de maltrato y todo el
asunto que se da alrededor de quedar como un objeto de maltrato de ese capitán que
además eso se instalaba en la relación con el analista, en este caso con Freud,
suponiendo que Freud también podría querer maltratarlo. Ese suponer que el otro lo
quiere maltratar ya es una respuesta a ¿qué me quiere el otro? de la que hablábamos
antes.

En el caso Dora ella a veces se queja de ser un intercambio dentro de cierta situación
pero nuevamente ubicada como un objeto, esto es algo bastante presente en la
neurosis, cuando el neurótico viene en una posición de objeto respecto del otro que
supone una respuesta, estar en ese lugar del objeto le da la posibilidad de responder
a qué quiere el otro.

Lacan dice ante la falta en ser el neurótico se inventa un falso ser, porque estar
en el lugar del objeto le da un ser, que Lacan termina llamando las desgracias
del ser es decir que le sirve como una respuesta pero es una respuesta que trae
sufrimiento, en algunos casos, esos casos serían los que recurren a un analista, ya
que es un sufrimiento que no pueden abandonar, y esta es la cuestión, porque si
pudiesen cambiar esa forma de responder al deseo del otro no habría problema. Lo
que trae el neurótico habitualmente es que no puede parar de repetir de ubicarse
respecto del otro siempre en el mismo lugar, siempre se tropieza de la misma
manera y con la misma piedra.

Hay un tercer Lacan que arma una pareja diferente, hasta ahora siempre en las
parejas estaba el sujeto, pero la instancia del sujeto en un sentido es totalmente
abstracta, es decir que depende de la relación que tiene el sujeto con el significante,
de hecho podría haber un sujeto independientemente de que exista un individuo, por
ejemplo en una novela uno podría encontrar al sujeto de esa novela, por ejemplo el
protagonista y podría ubicar al sujeto representado por esos significantes de la novela
y eso nunca fue encarnado en tanto tal, ya hemos dado ejemplos de esto haciendo
referencia al teatro.

Lacan empieza a hablar de lo que él llama el parletre, el ser parlante, y él lo liga a


la relación que hay entre el significante y el cuerpo. La idea de Lacan es que el
goce (referencia directa a lo que Freud llamó pulsión, y especialmente pulsión de
muerte) es una consecuencia del encuentro del significante con un cuerpo, a tal punto
que hace una distinción entre el parletre con la máquina y con los animales, cuando
dice máquina es una referencia directa a las computadoras (que no eran como las de
ahora, personales) y allí hay un simbólico pero no hay un cuerpo… entonces uno
como ser parlante podría preguntarse por el goce de las computadoras, incluso uno
suele hablar con estas máquinas, como con siri donde se puede entablar un diálogo
con un programa, entonces si hay un goce, es el que yo le puedo suponer a esa
computadora.
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En el caso de los animales tenemos justamente lo contrario, porque tenemos un


cuerpo y no tenemos lo simbólico, en este caso también podríamos suponerle un goce
a los animales pero hemos visto con Freud la diferencia entre la pulsión y el instinto
animal. También podríamos suponerle un goce a los animales, pero siempre sería una
suposición de goce de parte nuestra, porque nosotros estamos en el campo del goce.

El campo del goce se define a partir del impacto del significante en el cuerpo, es
a partir de ese acontecimiento de que tenemos un cuerpo que es tocado por el
significante, que hay goce, eso supone para Lacan el parletre que no es lo
mismo que el sujeto porque incluye algo del cuerpo, algo de lo vivo, con las
caracteristicas que eso tiene de lo pulsional que no incluía el sujeto.

Es un Lacan que le mete cuerpo a la enseñanza, que le mete cuerpo a la clínica y que
le mete cuerpo a la psicopatología, diríamos nosotros. En el caso nuestro no vamos a
poder hacer un diagnóstico sin poner en el centro la cuestión corporal, que es algo
que hemos dicho en algún sentido cuando hablamos de Joyce, cuando ya no sólo
hablamos en la psicosis de los trastornos del lenguaje sino que incluimos ciertos
trastornos corporales, porque esta clínica de Lacan supone fuertemente al cuerpo. Ya
no tratamos con esta instancia sujeto abstracta, sino que tratamos con esta instancia
que está encarnada en cada uno de los individuos.

¿Desaparece el sujeto? No, no es una instancia que desaparece, pero no es lo que


nos permite dar cuenta totalmente en la clínica y en el diagnóstico de lo que queremos
dar cuenta, es decir que necesitamos de una instancia más, que Lacan llama parletre,
que incluye algo del cuerpo.

Lacan da un paso más y es que a partir de que incluye al cuerpo, las cosas se ponen
en términos de qué hacer con ese cuerpo. Volviendo un poco atrás, define al goce
como hacer algo con un cuerpo, sea el propio o sea el del otro, esto es muy
interesante porque es parte del debate actual … ¿qué se hace con los cuerpos?
¿quién tiene derecho a hacer con el cuerpo propio y con el cuerpo de los otros? ¿qué
se puede hacer y qué no se puede hacer con el cuerpo propio y con el de los otros?
Por ejemplo el debate que se da con el tema del Aborto, ¿quién tiene derecho sobre el
propio cuerpo, es el Estado o es uno mismo? y lo mismo respecto de qué se puede
hacer y qué no con el cuerpo del otro. Todo eso que Lacan define en ese momento es
una cuestión central en la actualidad, en el debate social y el psa tiene algo que
aportar en ese punto.

Lo último que quiero resaltar respecto de este último Lacan es que la clínica se pone
en términos del hacer, ya no tanto del saber, los problemas son qué hace uno con
esto que es ineliminable, que es que uno tiene un cuerpo, que lo tiene que cuidar de
determinada manera, y que ese cuerpo es un cuerpo en términos que está tomado
por un síntoma, cada quién tendrá su propio síntoma en forma singular, este
síntoma es la consecuencia del impacto del significante en un cuerpo.

SEMANA 2

SEM 2 - TEO Mazzoni


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El concepto de síntoma

Teniendo como referencias las conferencias de Freud 17 y 23 (1916) que pertenecen


al segundo tiempo de Freud (Fabian nos propuso pensar a F en 3 tiempos).
Este segundo período y por su escucha clínica pasa de pensar el síntoma como una
modalidad de descarga a pensarlo como un compuesto. Ya lo podemos ver presente
en Dora, que lo van a ver en prácticos y en fantasías histéricas y su relación con la
bisexualidad en el CET. También les recomiendo la lectura del teórico 15 de Fabian
“síntoma y fantasía que entrama de una excelente manera la lectura de toda esta
bibliografía que estoy citando.

¿Qué quiere decir que el síntoma es un compuesto? 


En principio, quiere decir que está constituído por dos elementos, la idea es que son
heterogéneos. Entonces vamos a tomar la conferencia 17 para explicar uno de estos
aspectos de estos compuestos que sería el sentido del síntoma, y de la conferencia
23 nos vamos a valer para dar cuenta de la otra parte del compuesto que es el
aspecto pulsional del síntoma. 
Sabemos que el primer Freud intenta hacer consciente lo inconsciente y de esta
manera resolver el síntoma. En la clínica se encuentra con la resistencia, el síntoma
vuelve a aparecer, entonces, empieza a pensar el síntoma ya no como una descarga
de aquello que no fue descargado en el momento del trauma, como lo pensaba en el
primer tiempo, sino como un compuesto.
La conferencia 17 nos permite pensar el sentido del síntoma como un compuesto.
Freud dice, el síntoma es rico y se entrama en el vivenciar del enfermo. En esta
conferencia toma dos viñetas clínicas que son de la neurosis obsesiva, porque dice
que ésta es menos conocida que la histeria, pero ya nos va indicando distintas
cuestiones sobre la tipicidad de la histeria y de la neurosis obsesiva. 
Con tipicidad nos referimos a lo típico, de la histeria dice que se da un salto de lo
anímico a lo corporal y va a decir que en la neurosis obsesiva no se encuentra este
salto, que es más propio de la histeria, y que lo que se encuentra en la neurosis
obsesiva queda más bien en el ámbito del alma y que los síntomas se soportan como
un asunto privado (en el sentido de que tiene menos relación al otro) es decir aparece
más en el ámbito de su pensamiento, entonces produce este salto a lo corporal muy
típico de la época de Freud pero hoy lo que podríamos decir es que no se muestra al
otro. La neurosis obsesiva es más bien algo que queda en el ámbito de la cabeza. 
Lo interesante de estas dos viñetas es que si bien siempre se piensa a la neurosis
obsesiva más del lado de los varones y la histeria del lado de las mujeres, Freud nos
sorprende con dos casos que pertenecen a dos señoras, con lo cual también nos
quiere transmitir que no nos quedemos pegados a ese dato. Entonces, nos va a dar lo
típico de la neurosis obsesivas, empieza a hablar de los impulsos, el enfermo
empieza a sentir algo absolutamente extraño, hay pensamientos que no le
interesan en lo más mínimo pero que no puede dejar de pensarlos, lo mismo
con los impulsos, no puede dejar de hacerlos, el enfermo queda como
preocupado por lo que él mismo pueda llegar a pensar entonces aparecen una
serie de prohibiciones para que esos pensamientos o impulsos no sucedan. 
¿Cuál es la consecuencia directa de todo esto? es que cada vez más se limita la
libertad del sujeto.
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Estos dos ejemplos intentan dar cuenta de cómo el psa logra eliminar duraderamente
estos extraños síntomas. Hace una discusión con la psiquiatría de la época que dice
que estos son enfermos degenerados, plantea que el psa no piensa de esta manera
en absoluto y ubica que si se puede lograr eliminar duraderamente los síntomas. El
sentido de los síntomas lo podemos esclarecer en relación al vivenciar de los
neuróticos y su sentido último va a decir va a tener que ver con lo sexual (esto lo
vamos a retomar con Dora).
Recomienda leer las viñetas que da, porque da los distintos tipos de síntomas,
impulsos, las prohibiciones, se ve muy bien la restricción en su libertad por todos
estos pensamientos que no puede parar de tener. 
Sugiere comparar estos pensamientos con los de la psicosis pues es interesante
pensar que cuando nos metemos en el campo de la clínica las diferencias no son tan
evidentes y que es necesaria la escucha abierta para poder dar cuenta de qué se
trata.
Por un lado están los sentidos, los tipos de síntoma, tenemos un pequeño detalle que
dicen de la histeria que es este pasaje de lo anímico a lo corporal, tenemos que esto
no se da tanto en la neurosis obsesiva ya que aquí queda todo más en el ámbito de lo
psíquico, de lo privado, datos interesantes para pensar la tipicidad de estas
categorías.
Entonces, ¿Dónde se puede leer la singularidad del síntoma? Ahí es donde les
propongo hacer una lectura orientada por la conferencia 23, los caminos de la
formación del síntoma, aquí toma más el aspecto somático del síntoma, es decir, no
tanto el del sentido… ¿este es el otro aspecto del síntoma? si, lo somático es lo que
hace que el síntoma se repita, puede tener muchos sentidos, puede variar de
sentidos, pero lo que se repite, lo que hace que un síntoma se repita y vuelva a
suceder es esta característica del aspecto somático del síntoma. Esto lo vamos a
ver en Dora, donde se pregunta si el síntoma es psíquico o corporal, hace toda una
lectura de eso muy interesante.
Lo somático para Freud es una referencia a la pulsión y a la fijación de la
pulsión a una determinada zona erógena, a una determinada zona del cuerpo. Por
esto Fabian propone en su teórico 15 llamar a esto “lo zonático del síntoma” haciendo
un juego de palabras entre lo somático y la zona erógena, para tener en cuenta que lo
somático tiene que ver con las zonas erógenas, con la fijación de la pulsión en una
determinada parte del cuerpo, que hace que determinada zonas erógenas sean más
propensas a que se constituya el síntoma.
Uno podría creer que lo propiamente humano son los sentidos del síntoma, que el
síntoma tenga un sentido y que lo somático tiene que ver con el cuerpo, tiene que ver
con algo dado, peeeero como yo les di la definición de somático para Freud que nada
tienen que ver con lo instintivo, o con lo dado, sino que tiene que ver con la pulsión y
con el modo de fijación a un determinado lugar del cuerpo, de la pulsión, es
interesante pensar que como dice en la conferencia 23 pone el énfasis en que esta
satisfacción pulsional se fija a una determinada zona erógena y que eso es lo más
propio de lo humano, es decir no hay un objeto para la pulsión, pero una vez que
esta se fija a un determinado objeto es de lo más fijo que hay, no hay un objeto
predeterminado, pero esa fijeza es de lo más fijo que hay. Entonces, el síntoma
tiene su fuente o energía en la pulsión… pero la pulsión no aparece así a secas, la
pulsión aparece enmarcada en lo que se llama fantasía, tenemos por un lado que el
síntoma es un compuesto que toma un aspecto que es del sentido y un aspecto que
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es pulsional, estos son dos elementos heterogéneos, entonces necesitamos de algo


que venga a enlazar estos dos elementos, que va a ser la fantasía por lo tanto la
pulsión no se va a mostrar a secas sino que va a estar enmarcada por lo que
llamamos la fantasía y que va a venir a constituir en Freud lo que va a llamar realidad
psíquica, es la realidad que cuenta para el neurótico. También en el texto de Dora se
ve la intención de dejar la teoría del acontecimiento verdaderamente acaecido y tomar
como importante el campo de la fantasía. En la conferencia 23 claramente para él, la
realidad que cuenta para el neurótico es la realidad psíquica, no importa si
sucedió o no, sino lo que importa es la marca que eso ha dejado en su realidad
psíquica.

Lo nuevo de Freud no es que el síntoma tenga un sentido sino que el síntoma es


un destino de la pulsión.
En la conferencia 23 afirma que la eliminación de los síntomas no es todavía la
cura.. dato importante! si nosotros dijimos que se puede resolver los sentidos en la
conferencia 17… dijimos que la capacidad de repetición del síntoma la tiene el
componente pulsional, que pasa si nosotros no tocamos esa modalidad de
satisfacción que se juega en el síntoma? el síntoma se repite, y esto es lo que se
encuentra clínicamente Freud, que por más que analice o interprete los síntomas, el
síntoma sigue apareciendo, porque la capacidad de reproducción del síntoma con
muchos sentidos diferentes la tiene el factor pulsional y este no parece ser susceptible
a la interpretación.
Al comienzo de la conferencia 23 dice “tras eliminarlos, a los síntomas, lo único
aprehensible que resta de la enfermedad es su capacidad de formar nuevos
síntomas”.
¿Que podemos leer en un síntoma? Podemos leer sentidos, pero también podemos
leer una modalidad de satisfacción absolutamente paradojal, en el sentido de que uno
se satisface en algo que le produce malestar, la satisfacción que se produce en el
síntoma es una satisfacción que produce sufrimiento y no puede dejar de repetirse,
entonces encontramos síntomas, lo típico en la neurosis obsesiva y en la histeria, y
también encontramos singularidades, que las encontramos del lado de lo pulsional del
síntoma.
Ahora vamos a seguir pensando en el síntoma como un compuesto, entonces vamos
a pensar esta forma de satisfacción paradojal que se juega en el síntoma, en su
componente pulsional… Freud en una conferencia que se llama nuevos caminos de la
terapia psicoanalítica nos dice que la palabra psicoanálisis viene de analizar y analizar
en química significa descomponer, separar elementos y dice “los síntomas y las
exteriorizaciones patológicas del paciente son como todas actividades anímicas de
naturaleza en extremo compuestas, en su fundamento último los elementos de esta
composición están constituidos por motivos, mociones pulsionales”, es decir el
síntoma tiene la característica de un compuesto y más bien uno en gral. se encuentra
con la cara más superficial, sería como la punta del iceberg, que sería más la cara del
sentido después podemos discutir cómo se presentan los síntomas actuales, pero es
importante que tengamos en cuenta como está este planteo para poder entender
cómo pensar los síntomas actuales ahora. Esta cara, la del sentido, que se expresa
como sufrimiento muestra que este sufrimiento con el que el paciente llega es la
manifestación misma de una satisfacción. Entonces se trata de pensar al síntoma
que habla, el sentido del síntoma, es un aspecto del asunto pero además el
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síntoma goza, se satisface en ese sufrimiento, es un compuesto entre los


sentidos y la pulsión. 
Lo que dice Freud es que el analista es un buscador de ese elemento último
indivisible, casi un artesano de la búsqueda de ese elemento que tiene que ver con
la satisfacción, que no es el que se muestra, que se da a conocer, no es el que
habla, es un elemento mudo, que es la pulsión, pero que en ese síntoma lo que
Freud ubica que aparece en su cara de sufrimiento es que hay ahí una
satisfacción en juego y que si no se toca esa modalidad de satisfacción, el
síntoma vuelve a aparecer.
Menciona el ejemplo que da Fabian de la operación del cinturón gástrico, en donde
dice que en muchos casos esa operación que se realiza sobre el cuerpo, en muchos
casos esa operación falla, no porque esté mal hecha sino porque justamente si no se
toca el aspecto pulsional del síntoma, en este caso de comer, probablemente esos
bypass estallen porque la capacidad del síntoma de repetirse está dada en la pulsión
y no en los sentidos.
Por eso retoma algo que le gustó mucho, esto de que el analista es un buscador de
este elemento indivisible último y que en este sentido daría cuenta de lo más singular
del síntoma. Esta parte irreductible del síntoma que ya está presente como vemos en
Freud en un momento bastante avanzado de su enseñanza, ya podemos encontrar
antecedentes como lo tóxico del síntoma en perturbaciones de la visión, lo vemos en
Dora, lo vemos en fantasías histéricas, lo vemos en la conferencia 23… comienza a
introducir la idea de un síntoma que no desaparece, es decir que si no se toca esa
capacidad de reproducción el síntoma no desaparece, es decir, un sentido sustituye a
otro sentido y a otro sentido.
La pulsión a la vez es sorda, muda, no se hace escuchar como el sentido. Hasta qué
punto el sentido, el desciframiento es susceptible de modificar este punto irreductible.
Freud descubre a partir del sueño, el síntoma, que los fenómenos son interpretables,
su idea de un principio de hacer consciente lo inconsciente, el segundo Freud también
tiene esa idea pero es su tope con la clínica, también trata de descubrir cuál es el
secreto del síntoma, pero es sorprendido por su clínica, escucha la clínica y ubica el
núcleo duro del síntoma, que es este aspecto pulsional. Esta noción de Freud de
que el síntoma dice algo sobre la base de algo que no dice nada, que es la
pulsión, muda, sin sentido y que da al síntoma la capacidad de repetición.
  
SEMANA 3
SEM 3 - Teo Berger
El síntoma ineliminable
Nuestra bibliografía es “inhibición, síntoma y angustia” (1925)
Lo primero que quisiera ubicar es hablar del síntoma ineliminable no es una fórmula
que vayamos a encontrar en el texto de Freud, es decir que lo que vamos a hacer es
una operación de lectura sobre el texto y vamos a proponerles sintetizar en el término
ineliminable, un esfuerzo y un trabajo de Freud alrededor del síntoma a la altura de
ese texto de 1925.
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La primera cuestión que quiero subrayar es que es una operación de lectura nuestra
leer en el texto de Freud al síntoma y al trabajo que él hace sobre el síntoma con el
término ineliminable.
Estamos hablando del tercer momento de Freud que comienza en 1920 con más allá
del principio del placer, la particularidad de momento es que empalma o dialoga con el
tercer Lacan (hace referencia al video de Fabian con los tres tiempos de Freud y el
otro donde plantea los tres tiempos de Lacan) en el sentido de que tanto Freud como
Lacan van a trabajar en ese momento alrededor de preguntarse por el síntoma, se
preguntan por qué encierra el síntoma más allá de los sentidos a descifrar, esto es lo
que moviliza el trabajo de ambos, lo que es más allá del sentido a descifrar. 
Los dos terminan encontrando que el verdadero secreto del síntoma no son
sólo sentidos a descifrar sino que es una satisfacción, que llamamos paradójica
(por que está más allá del principio del placer) y esa satisfacción paradójica en
términos lacanianos es lo que llamamos goce.
Pero podemos decir algo más, la particularidad de esa satisfacción paradójica o
de ese goce no se reduce, no se subsume a los sentidos, es decir los sentidos
no lo absorben totalmente.... ese goce es irreductible a los sentidos, es decir a
lo simbólico, al campo de representaciones, ese síntoma en tanto satisfacción
es ineliminable.

Primer Freud, el reino de la sustitución, cree ahí que el síntoma está en el reino de la
sustitución, que es una representación por otra.
El segundo Freud nos va a hablar de un compuesto, entre sentidos y esa satisfacción
pulsional.
El tercer Freud ya se mete directo a tratar de estudiar y elucidar el síntoma en relación
a la exigencia de una satisfacción pulsional.
Podríamos decir que todo el texto de “inhibición, síntoma y angustia” es una pregunta
alrededor de qué es una neurosis, y lo interesante es que se responde con: inhibición,
síntoma y angustia.
¿Qué es la neurosis? ¿Es un problema o una solución? y se responde con: inhibición,
síntoma y angustia, tres pistas clínicas.
No son los primeros tres de Freud, ya conocíamos cc, icc y precc, los segundos tres
de Freud, yo, ello y superyó, y el tercer trío de Freud es inhibición, síntoma y angustia.
Tres pistas clínicas para responder qué es la neurosis y al responder con inhibición,
síntoma y angustia, Freud está respondiendo que la neurosis es una solución pero
problemática.
A tal punto que va a decirnos que es un refugio no del todo seguro, que mantiene esa
tensión, esa dimensión del conflicto.
La neurosis es una solución problemática a una exigencia de satisfacción de la
pulsión y eso da lugar a lo que llamamos, por estar enganchada más allá del
principio del placer, a esa satisfacción paradójica que no cesa de exigir pero no
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drena libremente. Esto arma el estatuto del conflicto, el nudo del conflicto, y la
neurosis es la resolución a ese conflicto.  A ese conflicto entre la pulsión y la
defensa. El síntoma es lo que drena esa exigencia de satisfacción que no cesa pero
que tiene que encontrar un curso de funcionamiento.
En la página 108 - 109 (muy importante) ¿Cuál es el punto de arranque de las
neurosis?
Es el sepultamiento del complejo de edipo, va a decir dos fórmulas en esas páginas,
el punto de arranque es el sepultamiento del complejo de edipo y el motor es la
angustia de castración. ¿Cómo unimos estas dos fórmulas? 
El punto de arranque es el sepultamiento de edipo, y este es el complejo de
relaciones nucleares que hacen a cada uno de nosotros, es el complejo mínimo
de relaciones vitales y nucleares de cada uno que se inscriben en una novela,
una trama simbólica que arma un modo de relación entre esos vínculos
nucleares primarios.
Lo interesante que dice Freud en inhibición, síntoma y angustia, es que el punto de
arranque no es el complejo de edipo sino su sepultamiento, su destrucción. 
Esto es una manera de decir que esa trama incluye una falla, es una manera de
decir que esa trama no puede absorber esa exigencia, eso que no cesa… que la
trama, lo simbólico no logra absorber totalmente esa exigencia, no logra dominar
totalmente esa exigencia, sea la novela que sea tiene una falla, tiene un punto de
sepultamiento, tiene un agujero que Freud llama castración, entonces puede decirnos
en inhibición, síntoma y angustia, la neurosis está entramada en la castración no en el
edipo. 
La castración es la falla en la trama, la falla de lo simbólico, con respecto de
domesticar totalmente esa exigencia de satisfacción pulsional.
El punto de arranque es el sepultamiento del complejo de edipo y el motor es la
angustia de castración, es decir, ese afecto que se despierta en el cuerpo, que
tiene su sede en el yo y que esa angustia pone en marcha una operación del
aparato para defenderse de esa exigencia que no cesa pero no drena libremente
y dará como resultado, como efecto, el síntoma.
Da un detalle más, muy interesante, Freud nos dice que el peligro es siempre
exterior, porque es exterior al yo, porque el peligro, esa satisfacción, esa exigencia
aunque venga del interior siempre rompe la unidad del yo, amedrenta su unidad.
En este texto, pulsión y yo entran permanentemente en conflicto.
Estamos diciendo en este texto que el síntoma entra en la serie con la inhibición y la
angustia.
La angustia la veremos en las clases siguientes.
Ahora veamos algo sobre inhibición, la introduce como una limitación funcional
del yo, ni fisiológica, ni orgánica, el yo está limitado en alguna de sus funciones
por una traba libidinal, una perturbación libidinal por exceso o por defecto, es
decir porque se ha empobrecido o se ha excedido en su quantum libidinal.
Entonces, la inhibición es un trastorno libidinal, es decir que inhibición, síntoma y
12

angustia ya no están tan en la serie de los efectos semánticos, de los efectos de los
sentidos, de las representaciones intolerables sino en la vía de la perturbación
libidinal. Freud trata de ubicar cuál es el borde entre la inhibición y el síntoma, y
encuentra que no hay un borde preciso y que una inhibición puede terminar siendo
síntoma.
¿Qué define a la inhibición? Que el yo no se ve perturbado por esa limitación
funcional, dice que es como si la viera desde afuera. Lacan va a tomar estas
formulaciones, y va a decir es como si se viera el síntoma en una vidriera, es decir
afuera de uno mismo, la ven otros o la ve uno mismo pero fuera de uno mismo, es
decir no la ve como perturbación. El síntoma a diferencia de la inhibición se vive como
una perturbación en la unidad del yo y eso es lo que le permite a Freud empezar a
tejer relaciones entre el síntoma y el yo.

Vamos a ubicar algunas relaciones entre el síntoma y el yo, pero para eso vamos a
tener que definir, Cap 3 Pág 94, “¿qué es el yo?” y Pág 99 “¿Qué es el síntoma?” y a
partir de definirlos, las relaciones posibles entre el yo y el síntoma. 
El yo es una parte diferenciada del ello (ya estamos en la segunda tópica), el yo
es la parte organizada de ello, si bien no queda claro que sería “organizada”,
pero nosotros a partir de la lectura de Lacan podemos leer que decir eso es
como decir que sus elementos se pueden relacionar entre sí, que sus elementos
tienen una relación entre sí, mientras que los elementos del ello están disueltos
y dispersos entre sí. Entonces, qué es esta organización del yo, ahí hay un anticipo
de entender que el yo es la parte organizada del ello, que el yo es un lenguaje
articulado y este lenguaje articulado trata de responder al principio del placer. 
La particularidad que encuentra Freud es que esta función del yo con este lenguaje
articulado, con esta organización falla en su función de tratar de organizarse en
relación al ello y al superyó, y lo dice de una manera muy linda “el yo es un
intermediario entre sus distintos vasallajes” entres sus distintos amos, el superyó y
el ello. 
El yo es una organización, un conjunto de elementos articulados que logran
relacionarse y ese lenguaje articulado de la mano del principio del placer trata de
servirle al aparato para intentar la paz y la síntesis, pero que esa función falla, que el
lenguaje falla, respecto de la exigencia de satisfacción. Falla en su función de
armonizar la paz entre las instancias, porque el ello, porque la exigencia de la pulsión
no se doblega al lenguaje articulado a la organización del yo. 
Podemos decir entonces que el yo es una instancia que falla en su función de
intentar la paz en el aparato, porque la pulsión no deja de exigirle satisfacción.
Entonces el síntoma es un sustituto de la satisfacción pulsional, un sustituto de esa
satisfacción que no cesa pero no drena libremente, el yo no logra cercenarla y
entonces como resultado el síntoma como una sustitución de esa satisfacción
pulsional.

Las relaciones entre el yo y el síntoma:


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1. El yo es la sede de la angustia, la angustia es la señal que avisa del peligro


de la satisfacción pulsional y entonces se desencadena en el aparato un
proceso de defensa del cual sale como efecto el síntoma, como sustitución de
esa satisfacción pulsional.
2. Pág 94, El síntoma es en el yo un cuerpo extraño que nos incomoda, que
nos molesta. Por eso habla del síntoma con ese carácter extraterritorial, al
territorio del yo. ¿Cómo lo nombramos en Dora? un huésped mal recibido al
que secundariamente se le suman los sentidos y voy a agregar una referencia
que está en el texto “neurosis y psicosis” en donde llama al síntoma ese
intruso que amedrenta y amenaza la unicidad del yo. Es un intruso que no
tiene pensado irse, entonces, cómo el yo se las arregla con este intruso?
3. ¿Qué hace el yo con el síntoma? Freud nos dice dos procesos contradictorios,
no para de reprimirlo, no para de defenderse de ese síntoma, que es exigencia
de satisfacción pulsional pero al mismo tiempo se avivó de que tiene que
incorporarlo porque esto es ineliminable por la trama, por la novela, por lo
simbólico… con esto ineliminable tengo que hacer algo, tengo que darle un
uso, tengo que incorporarlo a la organización. Entonces dice Freud dos
procedimientos contradictorios del yo con el síntoma, no para de defenderse
del síntoma pero al mismo tiempo lo tiene que incorporar, le tiene que
hacer ahí un lugar en su organización. Cuando lo incorpora, le saca un
beneficio secundario y este beneficio secundario fija al síntoma y lo
transforma en resistencia.
4. Esa resistencia no deja de hacer ruido, ese carácter contradictorio de tener
incorporado a un cuerpo extraño produce, y especialmente en las neurosis
obsesivas, una lucha que continúa contra el síntoma. Freud nos dice, es la
neurosis obsesiva la que nos muestra de manera más precisa esta lucha
continuada contra el síntoma por eso Freud la llama defensa secundaria,
es una defensa secundaria contra el síntoma. Es ir poniendo distintos
empeños psíquicos para tratar de aplacar esa exigencia de satisfacción
que no cesa pero no drena libremente. Eso nos muestra la trayectoria típica
de las neurosis obsesivas, ese trabajo infructuoso. Con este recorrido tratamos
de dar cuenta porque a través del texto inhibición, síntoma y angustia los
invitamos a nombrar al síntoma como ineliminable entrando en una empatía
con el tercer Lacan, el que nos habla del síntoma ya no sólo en el sentido de lo
descifrable, sino de ese uso, de ese funcionamiento de la satisfacción en juego.

SEMANA 4
Teóricos Mazzoni, Y Semana 4

Conferencia de Fabián Naparstek – “Inconscientes”


Fabián cuenta porqué se le ocurre el término “inconscientes”. Una de las perspectivas que
propone es que si bien no hay un inconsciente universal -sino uno singular que se muestra en
el encuentro con un analista- una perspectiva posible es la de decir “¡Qué inconscientes!”. Lo
plantea en relación con el discurso jurídico o médico, donde eso tiene que ver con la no
responsabilidad.
Cuando decimos creer en el inconsciente, hacer existir el inconsciente en relación con un
analista, es todo lo contrario al no hacerse responsable. Justamente, es hacerse
14

responsable de la singularidad de cada uno. Es decir, que la idea de inconsciente para


el psa es diferente de la que está presente en el discurso jurídico o médico. 
La otra perspectiva es que para Lacan hay dos inconscientes. Voy a hacer un pequeño
recorrido antes de llegar a eso, pero lo que intento destacar es que a la noción de síntoma
corresponde una noción de inconsciente.
El síntoma en Freud
1er tiempo☛ Hasta ahora hicimos un recorrido Freudiano de cómo se va constituyendo la
lógica del síntoma a lo largo de su obra. Primero lo ubicamos, en tanto sustitución de una
representación por otra. La idea de este primer tiempo es la de un grupo psíquico separado,
aún no se habla de inconsciente. 
2do tiempo ☛En un segundo tiempo, Freud crea el inconsciente con todas las letras, con
leyes propias: condensación y desplazamiento. Esto es acompañado por lo que Freud
descubre en la clínica; particularmente, con el encuentro con la resistencia que opone el
síntoma para hacerse consciente. 
Esta resistencia hace que la finalidad que él tenía en relación con la cura (hacer consciente lo
inconsciente), se replantee. Entonces dice que no es sólo hacer consciente lo inconsciente,
sino que se evite su capacidad de repetición. Esa capacidad de repetición brinda la
nueva idea de síntoma como compuesto: por un lado el sentido y por el otro la pulsión,
que es lo que hace que se repita una y otra vez. Esos dos compuestos, absolutamente
heterogéneos, van a estar enlazados a partir de la fantasía. 
Freud seguirá trabajando con la idea de hacer consciente lo inconsciente y lograr que esta
capacidad de repetición del síntoma sea eliminada.
3er tiempo ☛El tercer paso que da Freud que ubicamos en Inhibición, síntoma y angustia, es
la idea del síntoma como ineliminable. Esto lo hace pensar que no alcanza con la
interpretación (En este momento también aparece el “Más allá del principio del placer”). Un
síntoma ineliminable no se traduce del todo en representaciones. Implica un síntoma con
una modalidad de satisfacción paradojal. 
Entonces pasamos de un síntoma como compuesto a uno ineliminable. Desde Laca, la lectura
que podemos hacer, es pensar un síntoma como “elemento”.
Si bien Freud avanza en la versión de síntoma, el invento freudiano del inconsciente se basa
en la transferencia en la relación al otro. Creyó en el inconsciente, en los sueños, en cada
lapsus, en cada síntoma, creía que había un saber en reserva y que el analista podría
llegar a despertar ese saber. Creer esto, es creer que el misterio del inconsciente podría
ser resuelto.
El inconsciente freudiano es un inconsciente tomado por el Nombre del Padre. Lacan da un
paso más sobre el inconsciente transferencial, el inconsciente que cree, el de la novela, el del
Edipo. El tercer Lacan, va más allá del padre y más allá de la creencia. Implica pensar un
inconsciente que suelta el sentido, que no es memorioso, que no pasa por la representación,
ni por la articulación simbólica, ni por la catarsis. Ya no es un inconsciente transferencial, no
es el inconsciente de la creencia del Nombre del Padre que propone Freud. Es un
inconsciente que propone Lacan, absolutamente novedoso; que toma la perlita del tercer
Freud del síntoma como ineliminable.
Este tercer Lacan se pregunta por qué la gente comienza a hablar de su infancia, de sus
parentescos, por qué la gente se vuelve memoriosa.  Este Lacan, no cree en el
inconsciente de Freud pero sí cree en el síntoma como goce.
En Lacan, hay dos inconscientes: no es que deja de lado el inconsciente transferencial, pero
introduce la idea de un inconsciente diferente que cree en el síntoma como goce. Se
toma del síntoma ineliminable, que no entra en el campo de la representación, para pensar
este nuevo inconsciente. Tampoco apuesta a un psa sin inconsciente, sino más bien a una
disyunción con el inconsciente transferencial del Edipo, el que depende del Nombre del Padre,
para proponernos la novedad de otra experiencia que comienza a esbozarse como
inconsciente real.
“Inconsciente real” está en relación con un goce, con una fijación a lo real. Ya no es un
síntoma como formación del inconsciente, sino síntoma como goce. 
Lo que sabemos es que este inconsciente real:
✖no tiene que ver con la amenaza de castración
✖no tiene que ver con la vivencia de sexuación del Edipo 
✖no tiene que ver con la observación del coito
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✔tiene que ver con el núcleo traumático, vacío de sentido, que apuesta a los singular de
cada quien.

No es el inconsciente de la época de Freud (porque el inconsciente responde a una época.) 


☛El inconsciente real que propone Lacan deja de lado todas estas cuestiones novelescas y
memoriosas, para pensar el inconsciente más del lado del núcleo traumático, de aquello
que deja marca en el cuerpo. Es un pasaje del síntoma como metáfora, al síntoma como
goce: aquel que no puede tramitarse vía la representación.
Leer un goce que traumatiza el cuerpo (sin relación al Nombre del Padre como cuestión de lo
edípico) se plantea como una nueva perspectiva para la práctica clínica, más allá de los
límites del inconsciente transferencial. Con lo único que contamos es con las marcas
singulares de goce, con el choque del goce en el cuerpo. Por ello, Lacan va a hablar del
parlêtre (“cuerpo hablante”) porque no sólo le da importancia a la cuestión del
significante, sino a la cuestión del cuerpo. El inconsciente real, también va a estar en
relación con ese efecto, con ese goce que choca sobre el cuerpo, lo traumatiza. 
Como dijo Fabián, con Joyce vamos “hacia el inconsciente real”, que nos abre una
perspectiva en relación al cuerpo, a la interpretación, a la clínica. Y que nos sirve para pensar
la actualidad, que no cree en el inconsciente.

SEMANA 5
SEM 5 - TEO Berger

✒Lacan J, Seminario libro 3, capitulo 12, parágrafo 3, capitulo 13, parágrafo 1 y 2

✒ Naparstek F, La pregunta neurótica. En Teóricos 2014

La clínica de la pregunta
Hablaremos de la clínica de la pregunta del sujeto al Otro. A partir de esa pregunta se
va a producir un efecto: el Deseo. Los intentos de respuesta serán las identificaciones
(como el fantasma, el síntoma y el yo).
Lacan ubica a la Neurosis como una pregunta del sujeto al Otro alrededor de su ser,
alrededor de ¿qué es?, ¿qué desea?, ¿quién soy?, ¿qué deseo?. En la clínica esa
pregunta se modula en la posición histérica de una manera y en la posición obsesiva
de otra. Son dos modulaciones a la misma pregunta.
En la posición histérica, la pregunta neurótica gravita bajo la forma de ¿Qué es una
mujer? ¿Qué es un hombre? ¿Qué es la procreación? ¿Qué es la sexualidad? ¿Qué
es el amor?, ¿Qué es el Deseo?. En la posición obsesiva la pregunta se centra en
relación con la vida, la muerte y la existencia.

Freud lee la Neurosis con la clave Edipo-castración, subrayando la castración. Lacan


en el Seminario 3, en cambio, quiere leer las Neurosis bajo el ordenamiento de lo
simbólico, en la relación del sujeto con el lenguaje, en la dialéctica del sujeto al Otro.
Encuentra que el sujeto se dirige al Otro para hacerse nombrar, para hacerse
reconocer. En esa direccionalidad le otorga al Otro un poder determinante. Hay un
poder determinante del Otro en relación a los nombres del ser del sujeto. 
16

Lacan explica esto tomando dos caminos. 

☛ “El sujeto recibe su mensaje en forma invertida del campo del Otro”

 Lacan  toma la teoría de la comunicación, donde hay un emisor, un receptor y un


mensaje que se emite. Este mensaje va desde el emisor al receptor. La objetividad
está planteada en términos de la correspondencia entre ese mensaje emitido y el
recibido. Lacan toma este circuito reelaborando algunas cuestiones. Piensa al sujeto
en el lugar del emisor y al Otro en el lugar del receptor y dice que el emisor recibe su
mensaje en forma invertida. Su mensaje se constituye como tal a partir de la
respuesta que recibe del Otro, a partir del pasaje por el campo del Otro, de lo que
escuchó el Otro, lo que sea que interpretó del mensaje. 
Si pensamos esto en lo cotidiano por ejemplo cuando enviamos un mensaje a las
redes, ese mensaje se constituye como tal, a partir de los like o no like, de la
respuesta que recibe del Otro. Es importante o no a partir de la respuesta que
recibimos del Otro. Entonces, el mensaje no es “lo que quiero decir”, sino que lo que
quiero decir se constituye a partir de “lo que me devuelve el Otro”. Este es el poder
discrecional del oyente que sanciona mi mensaje de una determinada manera.

Otro camino que toma Lacan para hacernos pensar en este poder determinante del ☛
“El deseo es el deseo del Otro”
Otro camino que Lacan toma para explicar esta intención del sujeto al Otro y el poder
determinante del Otro, es a través de la fórmula de la necesidad y la demanda, que
tiene como resultado un resto llamado Deseo.
Imaginemos un bebito que llora y grita en función de alguna necesidad. Ese llanto, ese
grito, sólo se constituye en llamada a partir de que haya un Otro que lo interprete
como demanda. Entonces va, lo alza, le da la mamadera, le cambia el pañal. Le va a
dar una versión posible a ese llanto, lo va a interpretar de alguna manera, pero esa
interpretación nunca es absoluta o exacta, es una versión. Hay un resto entre ese
llanto y lo que se interpreta de eso, y como esa interpretación nunca es exacta,
deja un resto que llamamos Deseo.
Importancia del lenguaje (página 256). Tenemos la intención de hacernos nombrar,
de usar el lenguaje para nombrarnos y nombrar las cosas. El lenguaje le da un
marco al ser, le da un marco entre significantes que lo nombran. Pero al
nombrarlo a veces lo mortifican, incluso lo eternizan. Porque, más allá de la vida
de nuestro cuerpo, la sepultura nos eterniza a través de nuestro nombre.
Entonces el lenguaje da un marco, localiza, da un lugar al ser entre significantes. Por
ejemplo, “Andrea Berger, profesora”, pero también podríamos decir otras cosas… lo
interesante es que, si bien el lenguaje nos nombra no lo hace totalmente. Esta es
otra manera de decir que son versiones, son interpretaciones y ninguna es exacta
ni absoluta. Nos nombramos a través del lenguaje, pero Lacan tiene en cuenta que el
lenguaje tiene un agujero, una falta, un vacío. Ese agujero deja como resto lo que
llamamos Deseo.

🧔🚊El caso del tranviario


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Entonces el lenguaje nos da un marco que nos ubica y localiza entre significantes,
pero ninguno nos nombra totalmente. Ninguno nombra totalmente quien es o que
desea Andrea. Justamente porque el Deseo es eso que resta de toda interpretación
que venga del Otro del lenguaje. Esto lo explica a través de estos dos caminos. Y lo
ejemplifica con el caso Dora y el caso del tranviario. 
A finales de la primera guerra mundial un guarda de tranvía un día tiene un accidente.
Se cae del tranvía y se lastima. Se produce una herida, lo llevan al hospital, lo suturan
pero a partir de ese momento comienza con un dolor difuso en el cuerpo a la altura de
las costillas. Le hacen exámenes radiológicos, pero no tiene nada, lo mandan a casa
pero vuelve al hospital porque el dolor persiste. Lo vuelven a revisar y los médicos
terminan diciéndole “señor tranviario vaya a un psicoanalista” y este consulta a Hasler.
Este caso se conoce como el caso del tranviario o como histeria traumática. 
Para Hasler el trauma fue la caída, el accidente; pero Lacan va a ubicar que en
psicoanálisis no estamos tras el trauma general sino tras el efecto singular que
produce un accidente, una anécdota o un hecho en la vida de cada uno. Es muy
interesante tomar la arista de la interrogación por el trauma en psicoanálisis: de un
accidente general nosotros vamos a lo que despierta en lo singular. Entonces el
trauma no es el accidente y la caída en sí, sino que estas despiertan algo en el
tranviario, allí se ubica lo traumático. El accidente despierta un recuerdo
encubridor de restos vistos y oídos alrededor de lo que él piensa que fue el
nacimiento de un niño, en donde le queda el movimiento de una habitación a la otra,
sangre. A partir de lo cual él va construyendo el fantasma del niño en pedazos,
despedazado, el fantasma del cuerpo fragmentado.
Hay otra cuestión muy interesante: Lacan se refiere a este caso como “histeria
traumática” pero también la nombra “histeria masculina”, quiere hacer un corte con el
hecho de pensar a la histeria relacionada a las mujeres, quiere separar la histeria de
lo femenino.
Esta historia comienza con los griegos. para ellos la histeria era una enfermedad de
las mujeres (“Histeria” viene de útero). Era un trastorno hormonal de las mujeres y se
lo llamaba el globus histéricos. Sydenham en 1680 (aprox) afirma que la histeria es
solo de mujeres y además las acusa de ser simuladoras: “quieren manipular y
engañar a los médicos”.
En respuesta a esto, varios años después, en 1880 y pico, viene Charcot a decir que
no son simuladoras, sino que “son enfermas de los nervios”. Contemporáneo a
Charcot viene Freud a contestarle y dice que “no son enfermas de los de los nervios,
sino sujetos que denuncian una verdad reprimida”. Si bien fue un cambio de
perspectiva radical, Freud no terminó de desembrollar el nudo que había entre
histeria, femineidad, mujeres y maternidad (una de las salidas femeninas del Edipo). 

😲❗El falo no es el pene, tiene estatuto significante

En el Seminario 3, Lacan aprovecha el caso del tranviario para hablar de una histeria
masculina; que para él no está relacionada patognomónicamente a las mujeres.
Tratará de desembrollar ese nudo que Freud no terminó de arreglar, a través de su
herramienta que -en ese momento- es lo simbólico: Armará un ordenamiento
utilizando el significante falo. El falo no es el pene. Es un significante que alude a
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la diferencia, que inscribe la diferencia. Es una inscripción psíquica de una


presencia respecto de una ausencia. Es un ordenador de la posición del sujeto en
relación a la dialéctica del ser y el tener. 
Pero Lacan propone pensar que hay una dialéctica entre lo simbólico y lo imaginario,
por lo cual lo imaginario le presta una gestalt, una forma, un imaginario o imagen al
significante falo. Lo imaginario brinda a lo simbólico una prestancia imaginaria.
Por eso muchas veces ahí se produce una confusión entre pene y falo, lo que origina
los derroteros de la Neurosis.
Por ejemplo, la histérica va a buscar en quien supone que lo tiene aquello que le falta
(falta a nivel del ser). ¿Quién supone que lo tiene? Otra u otro. Si es Otro, está
confundiendo allí lo imaginario con lo simbólico, está confundiendo la prestancia
imaginaria, confundiendo a quien tiene el pene como si eso representará al falo. En el
caso de la histeria masculina, puede buscarlo en quien supone que lo tiene o, a veces,
en él mismo; suponiendo que lo tiene (porque tiene un pene) pero creyendo,
erróneamente, que eso que tiene está a nivel del falo. Ese es el derrotero de la
Neurosis, en eso se pierde: confunde al falo, que es un significante, con el pene.
Y busca lo que le falta a nivel del ser en quien supone que lo tiene. (Página 254) 

¿Cómo salir del atolladero del deambular de la Neurosis? 😵

Hasler propone reforzar al yo, hacerlo más seguro de sí mismo, agrandarlo y hacerlo
más consistente. Lacan, en cambio, afirma: reforzar al yo es reforzar la Neurosis. El
yo no es más que una manera de responder a la pregunta desconociéndola. El yo no
quiere saber nada de esa pregunta, ni quiere saber que esa pregunta de estructura es
incontestable, porque la pregunta ¿Qué es?, ¿Qué desea?, no tiene respuesta a nivel
del lenguaje. Pero el yo no quiere saber nada sobre eso, quiere nombrar todo.
Entonces Lacan advierte: dejen hablar al yo, porque él es el medio. Uno toca la puerta
del psicoanalista diciendo: “yo quiero venir a analizarme”, “yo quiero….”. Lacan dice:
“Déjen hablar al yo, que va a tropezar y cuando tropiece, vamos a tener la oportunidad
de dejar entrar al síntoma.” 😉 Entonces el yo es una forma de amordazar la
pregunta, de no dejar que se desarrolle, para no encontrar la verdad de la
estructura: La verdad es que esa pregunta no tiene respuesta a nivel del
lenguaje.
El síntoma, en cambio, es una manera distinta de abordar la pregunta. El síntoma
hace de esa pregunta un enigma que nos abre al trabajo. Mientras el yo amordaza,
el síntoma hace enigma.

🧔🚊 El síntoma del tranviario, ese dolor en el cuerpo, persiste más allá de que los
médicos le dicen que no tiene nada. Hay un síntoma, una molestia, un dolor difuso
que se irradia a nivel de las costillas que le resulta enigmático. Por lo que decide
trabajarlo y va a ver al psicoanalista. Lacan lee que ese síntoma se apoya en un
fantasma de embarazo y procreación.
Este caso, en el Seminario 3, le sirve a Lacan para puntear las diferencias entre
Histeria, Neurosis y Psicosis. El tranviario tiene un fantasma de embarazo y
procreación como Schreber, tienen eso en común. Pero en Schreber el fantasma es
delirante, literal, cargado de certeza sobre ese embarazo y procreación de los
19

schreberitos que iban a poblar el mundo. En cambio, el fantasma del tranviario es


un enigma, hay que interpretarlo, está reprimido. 
Lacan propone interpretar este fantasma a partir del desencadenamiento del
síntoma neurótico (el dolor). A diferencia de Hasler no lee el desencadenamiento en
términos del accidente y la caída, sino de lo que despierta el accidente y la caída, que
es estar sometido a misteriosos instrumentos en el hospital. Estos reavivan un
recuerdo encubridor, un recuerdo de eso visto y oído, de ese fantasma del cuerpo
despedazado. ¿Qué encubre ese recuerdo? lo inasible de la pregunta por el ser.
Encubre lo inasimilable por el lenguaje de la pregunta del sujeto por su ser y su
Deseo.
SEMANA 6
SEM 6 - TEO Mazzoni 

✒Lacan. Seminario 5, cap20: parágrafo 2 y 3; cap22: parág. 2; cap26: parág. 3


✒Naparstek. El deseo (cap 19- teórico 17). En  Teóricos 2014

Las formas neuróticas del deseo

Seminario 5, Capítulo 20. Lacan toma el sueño de la Bella carnicera, una paciente de
Freud. El caso va a servir para pensar la diferencia entre deseo y demanda. Algo que
introduce Lacan, no presente en Freud en el análisis que hace.
De acuerdo con lo que propone Fabián estamos en el segundo tiempo de Lacan.
Tenemos la Neurosis pensada como la clínica de la pregunta y una dialéctica entre un
sujeto que está barrado (un sujeto deseante) y un Otro que también está barrado.
Lacan toma sueño de la Bella carnicera y ubica el desarrollo que hace Freud, que es
en términos de sustitución de un significante por otro. Esto permite dar cuenta de la
“identificación histérica”, no como imitación, sino con un mecanismo psíquico en
juego. Se puede leer de esta manera: ella tiene deseo de caviar, al que le dice que no.
La amiga tiene un deseo de salmón al que también le dice que no. Lo que el ICC hace
es jugar a la sustitución, que le permite estar en el lugar de la amiga; es decir, el lugar
que ocupa en el sueño, vía la aparición en el sueño del salmón. Allí hay una metáfora,
un nuevo sentido, ella está representada en el sueño a través de un significante de la
otra; el salmón representa a la amiga y representa algo de un deseo no cumplido de
esta amiga, que es caviar. El caviar ha sido eliminado de la cadena, nadie podría
saber cuál es su deseo.
La operación que hace Lacan no es solamente mostrar cómo el ICC opera por
sustitución metafórica sino que en este sueño hace una diferencia entre la
demanda y el deseo. Esto es crucial y no está en Freud. Freud no hace diferencia
entre demanda y deseo.
¿Qué es el deseo? 🤔
No es deseo de una cosa, sino que el deseo está jugado en el terreno de la falta. Hay
un pasaje por el campo del Otro, a partir de la demanda, por ser sujeto de la
necesidad. Pero el Otro es un Otro barrado, que no tiene todos los significantes, no
puede interpretar toda la demanda. Lo que resta de esa operación es la dimensión
del deseo. Se produce en el sujeto la dimensión de una falta porque el Otro está
barrado, no puede responder con significantes a esa demanda en forma absoluta. Y
queda este resto, que es el deseo. Deseo como pura diferencia.
Para que haya deseo tiene que haber una falta, un vacío, porque si no hay falta no
se mueve el deseo. No hay que confundir deseo con demanda, porque el deseo se
aplastaría si se confunde con la demanda. Pero para que haya hueco tiene que
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haber falta en el Otro, esta es la dialéctica entre el sujeto y el Otro. La falta en el


Otro implica un Otro también deseante, el deseo está mediado por el deseo del
Otro. Donde en el Otro falta algo, es donde uno puede localizarse como deseante. Si
encontramos un Otro absoluto, que tiene todos los significantes no se va a producir
ese lugar para que el sujeto pase y se instale.
Si somos neuróticos, cuando entramos en lo simbólico quedamos alienados en estos
significantes del Otro. Esta entrada implica la falta en ser: un sujeto dividido, que
queda representado por un significante que deja un resto que no puede ser dicho. El
efecto fundamental de esto es el deseo. El deseo es la metonimia de la falta en ser,
es lo que desliza entre la cadena de significantes. Esta es la trampa del neurótico.

❓❔La Neurosis desde la clínica de la pregunta 


En el Seminario 5 Lacan piensa la Neurosis con el grafo del deseo, que tiene forma de
pregunta. A esta altura dice que la Neurosis es una pregunta en relación a ¿quién
soy?, ¿qué deseo?, dirigida a un Otro. Este Otro está barrado, por ende no tiene todos
los significantes para responder. Por lo cual ubicamos en el grafo que el sujeto se
plantea una pregunta que llega hasta el encuentro con el significante del Otro, que es

un modo de nombrar, el deseo del Otro.

Cuando llega allí y se despliega la pregunta, no es sin consecuencias. Esto al


neurótico le produce angustia, con lo cual desarrolla estrategias para evitar ese punto,
taponando la falta en el Otro.

👋Por ejemplo, puede desviarse en el camino, y terminar yendo al yo: m., mediante la
pregunta cortocircuitada por el yo, como el caso del tranviario. Aquí el encuentro con
los instrumentos médicos despertaron la pregunta amordazada.
👋También puede elegir el camino que lo lleva al síntoma: S(A). 
👋Asimismo, tenemos el desvío fantasmático, fantasma: ($<>a). En este momento
esa “a” tiene que ver con la cuestión imaginaria, con una matriz simbólico-imaginaria.
Podemos identificar el fantasma en Dora, en el recuerdo de ella tirándole de la oreja al
hermano mientras se chupaba el dedo. En el fantasma el Neurótico vierte sus modos
de relación al Otro. El fantasma articula al sujeto con un objeto, una escena, un texto
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imaginario simbólico que de alguna manera responde a esas preguntas de quién soy y
qué deseo. 
La escena que se arma en el fantasma pone en juego la dimensión del sujeto dividido
entre significantes. La trampa del neurótico es que hace desear, porque al pasar por el
campo de Otro, le pide lo reconozca y lo nombre. Pero el campo del Otro lo único que
tiene para devolver es significantes; por eso el sujeto queda dividido, definido entre
significantes, no hay un significante que define al sujeto, se escapa la esencia misma
de su ser, la “falta en ser”: eso que tiene que ver con la dimensión del deseo y no con
la dimensión significante.
☛El fantasma, el síntoma, el yo, implicarían respuestas anticipadas a esa pregunta,
para que no se despliegue del todo y no produzca este punto de angustia, que
tiene que ver con el encuentro con el Otro que no tiene todas las respuestas.
Lacan introduce el grafo del deseo para dar cuenta de que la Neurosis es la clínica de
la pregunta. Por un lado está el recorrido de la línea de la pregunta que finaliza en el
encuentro con el significante del Otro barrado o deseo del otro. Se ve como la
Neurosis trata de esquivar esto con los desvíos para evitar la angustia del encuentro
con el Otro mediante el yo, el síntoma y el fantasma.
Formas del deseo neurótico
El deseo neurótico como imposible o como insatisfecho, plantea dos estrategias
diferentes con un mismo fin: no saber nada acerca de la falta del Otro. Vamos a
justificar por qué, viendo como se juega el deseo en la Histeria y en la Neurosis
Obsesiva.
☛💎❤El deseo en la Histeria: La posición histérica se encarga de sostener el deseo,
pero también lo padece: padece ser la que sostiene el deseo como deseo del Otro. En
su síntoma no hace más que mostrar que el deseo va más allá de la demanda. Este
es el esfuerzo del sujeto histérico: demostrar que el deseo es lo que resta a la
demanda. 
Tenemos el ejemplo la Bella carnicera, quien se ubica sosteniendo el deseo, incluso al
costo de hacerse privar de lo que quiere. Entonces, deseo denegado que Lacan lee
como deseo insatisfecho: “quiero, te demando caviar para que no me lo des, para
seguir deseándolo y para que vos desees darme lo que yo deseo como quiero, pero te
pido que no me lo des”. Esto es sostener el deseo más allá de la demanda, es
sostener el deseo como deseo del Otro.
☛⚔✖El deseo en la Neurosis Obsesiva: Ubicamos el deseo como imposible, al
hacerse esclavo de un Otro, al que lo eleva al lugar de amo para no saber nada de su
deseo. El Otro, para el obsesivo, es un Otro completo, sin barrar, absoluto. Degrada el
deseo del Otro y lo transforma en demanda, para poder darle al Otro y no angustiarse
frente a la dimensión de la falta (el deseo no se trata de objetos/cosas que se dan). La
dimensión de la falta es la que hace que el sujeto y el Otro sean deseantes. Es lo que
hace que haya lugar en el campo del Otro para el sujeto y en el campo del sujeto para
abrir la dimensión deseante. 
El obsesivo padece el deseo como imposible porque padece este Otro, este amo que
lo maneja y todo se le vuelve imposible, el mundo se le vuelve imposible. Ese Otro
puede estar encarnado en el jefe, un amigo, la esposa, etc. “No puedo salir a jugar
porque no me deja mi marido”. El deseo obsesivo tiene una modalidad que evita el
encuentro con el Otro y 
📌Tanto el deseo histérico como el deseo en el campo de la Neurosis obsesiva
son dos formas de padecimiento y estrategias para no saber nada de la falta en
el Otro. Ambos evitan la pregunta la pregunta acerca de ¿quién soy?, ¿qué deseo?.
Hay que evitar descartar la dimensión de sufrimiento que implica tanto la
insatisfacción como la imposibilidad. Se padece el deseo como deseo insatisfecho,
se padece el deseo como deseo imposible. Hay que buscar este deseo en los
casos clínicos, esto es fundamental en la lectura de los casos.
22

SEMANA 7
SEM 7 - TEO Berger

El tema de esta semana es Síntoma Mensaje, pero vamos a dialogar con el tema de la
semana que viene que es Síntoma Goce, esto se debe a que ni Freud ni Lacan avanzan
superando o descartando lo anterior, sino que son vueltas alrededor de lo real de la clínica.

Síntoma Mensaje

Si entendemos al síntoma como un sufrimiento, malestar o dolencia, cuando hablamos de


síntoma mensaje estamos pensando en la dimensión de que este sufrimiento interroga al
sujeto, qué tengo, por qué me pasa esto. Es decir, se transforma ese sufrimiento en un
enigma. 
Lacan nos invita a pensar que el enigma es el colmo del sentido, el enigma en tanto tal quiere
decir algo, a descifrar, a descubrir un mensaje que encierra en las redes de la comunicación y
el malentendido entre el sujeto y el otro.
Por el contrario, el síntoma goce, no es un querer decir, es un querer gozar, satisfacerse.

La bibliografía en la nos apoyamos para ver esto es:


👉Función y campo de la palabra y el lenguaje (1953)
👉Instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud (1957)
👉Para síntoma goce, nos vamos a situar en el seminario 10, seminario de la angustia (1962-
1963).

Función y Campo de la palabra y el lenguaje

Podríamos decir que es la primer conferencia que da Lacan en Roma, en tiempos de cierta
turbulencia en el movimiento psa y toma esta conferencia como el comienzo de su enseñanza
y es paralelo al seminario 1, y nombra lo anterior como sus antecedentes, a partir de aquí
Lacan ubica el acento de la clínica a partir de la palabra y el lenguaje.
La función de la palabra tiene una función subjetivante y esta intenta reconocer a un sujeto en
el sentido de su verdad, la verdad de su historia (no es el pasado, no es la realidad
acontecida, es algo a advenir en la comunicación del sujeto en relación a la dirección de ese
analista, es decir, es lo que se construye en el análisis).
Lacan está diciendo que el medio de la experiencia psa es la palabra que, a su vez, implica
una respuesta, incluso el silencio. 
En este contexto Lacan nos dice que el síntoma es el significante de un significado
reprimido en la conciencia del sujeto.
¿Qué es el sujeto? Es un signficado 
¿Qué es un significado? Es un sentido reprimido.
La interpretación es liberar ese sentido, esa palabra reprimida.

👉Página 246 hay un párrafo que alude a la verdad en juego y no a la realidad


👉Página 258 hay otro párrafo que dice que es el síntoma, cómo está sobredeterminado por
distintos sentidos, cómo es un símbolo.
👉Página 270 vamos a encontrar esta dirección del análisis que va hacia liberar la palabra y
ahí encontramos algo en relación a la histeria, los jeroglíficos de la histeria, escritos en el
cuerpo a ser descifrados, escudos de la fobia con los que se defiende y va a incluir los
laberintos de la obsesión, en donde se pierde el hombre de las ratas.

Instancia de la letra…

Años después el síntoma sufre variaciones, complejidades… Es el resultado de una


conferencia que Lacan le da a unos estudiantes de letras, lo que nos indica la cercanía que
para él tenía el psa y la lingüística, pero aquí podemos decir que nos propone que el ICC está
23

estructurado como un lenguaje. Esto quiere decir, que el este ICC es cadena de significantes,
mientras que en función y campo el acento estaba en la función de la palabra.
La palabra le cedió lugar a la cadena y entonces la letra es la localización del
significante en la cadena. 
Entonces, la letra es la materialidad del discurso concreto en el campo de las cadenas del 
lenguaje que nos habitan.
Aquí también cambia la definición de síntoma, ahora es un significante de otro significante, es
el significante de un significante enigmático, en una cadena, del trauma sexual.
Entre ese significante enigmático y el término que lo sustituye en la cadena se produce la
chispa de la metáfora, del sentido, que fija al síntoma en una determinada significación.
El sujeto es el efecto de los significantes, de la metáfora.
La interpretación ahora es puntuación en la cadena para producir distintos sentidos, entonces
el sentido ya no es un sentido reprimido, el sentido es producido como efecto de los
significantes.

👀 Acá pudimos ver algunas variaciones entre estos dos escritos.

Estos son años donde a Lacan se le empieza a criticar que su clínica es de palabras,
sentidos, metáforas… es una clínica de equívocos lenguajeros pero que no toca lo que afecta
al cuerpo, los afectos.

Seminario 10, la angustia.

Este seminario viene a responder a estas críticas, y nos va a hablar de otro cuerpo, introduce
la dimensión del afecto mayor, la angustia.
Aquí introduce una dimensión del sujeto producida por el choque entre el sujeto y el lenguaje,
este encuentro es mítico. No hay ningún lenguaje si no es hablado por un sujeto, y no hay
ningún sujeto si no es nombrado por alguno de los elementos del lenguaje.
De ese choque, decanta una pérdida, algo se pierde, se extrae del cuerpo y del campo del
otro y del campo del sujeto. El sujeto ya está desvitalizado por el lenguaje que no goza
míticamente, no goza absolutamente.
El lenguaje también está atravesado por una falta, intenta nombrar al sujeto pero no lo hace
totalmente, no tiene todos los elementos. 
Esa pérdida que menciono es lo que Lacan va a llamar como objeto a, es una manera de
nombrar eso que se pierde del campo del otro, del campo del sujeto y del cuerpo del sujeto.
Objeto porque no es del orden significante, no es del orden de lo simbólico, pero trata de
transmitirlo aclarando que es un espacio de localizar, nombrar ese resto que escapa al sujeto
y al otro, y que funciona como causa, causando el deseo del sujeto, en tanto localiza esa
pérdida como tal.
El fantasma es una manera de hacer algo con esa pérdida, hace una ficción, pone en juego
ese objeto a en la comunicación entre el sujeto y el otro. 
👀 Lo más interesante del seminario 10 es que nos introduce una definición nueva del
síntoma, que ya no es sólo verdad, sentidos, sino que empieza a decir que el síntoma tiene
que ver con ese resto, que es un resto de goce que habita en el sujeto.
Por ejemplo el caso Cristina lo ejemplifica muy bien, un síntoma, un malestar que se reparte
entre un sufrimiento, una presión en el bajo vientre y una necesidad urgente de ir a orinar, los
embrollos con el padre, el marido, el temor a que la abandonen, todo en la dialéctica del
sujeto y el otro, y también con las otras. Todos los sentidos alrededor del embrollo con el otro
y con la otra, pero hay un plus, que va en lo corporal, en el retener y soltar la orina.

SEMANA 8
SEM 8 - Teo Naparstek

Vamos a trabajar alrededor de la noción de síntoma en la última enseñanza de Lacan, la


relación del síntoma con el goce.
Cuando decimos síntoma y goce nos estamos refiriendo a lo que en Freud trabajamos desde
el aspecto pulsional.
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Una primera referencia en Freud que la encontramos en Nuevos caminos de la terapia


analítica, es un texto corto y en la primer parte da cuenta de porque llama psa al psicoanálisis.
Él plantea que el término analizar, el cual toma de la química, es separar elementos. Freud
plantea que en el psa hacemos una tarea semejante, y el compuesto al que se refiere es el
síntoma, y los elementos heterogéneos que lo componen son lo pulsional y las tramas de
representaciones.
Propone como primer movimiento del análisis separar el goce del significante, esto implica
una operación propia del psa. Una vez que se separan estos elementos, lo que viene es algo
natural, es una tendencia propia del aparato hacia la síntesis y se conforma nuevamente ese
compuesto, que lo llama síntoma artificial o neurosis artificial, que es lo que conocemos como
neurosis de transferencia, a las cuales considera como neurosis de laboratorio.
El síntoma al natural sería el síntoma que tiene la gente por fuera del dispositivo analítico, el
agregado que propone Freud, es que por la transferencia se incorpora al analista, y pasa a ser
parte de ese síntoma.
En este caso el analista es como un caballo de troya pues tiene que meterse adentro del
síntoma para poder combatirlo.
Lo que llamamos elemento es lo que antes llamábamos átomo, como último elemento
indivisible. Hoy sabemos que no es así, pero a lo que hacemos referencia como indivisible, en
este caso sería lo pulsional.
En inhibición, síntoma y angustia Freud plantea que hay algo irreductible del síntoma e
ineliminable.

Ubicado esto pasamos a una formulación que da Lacan en el seminario 10, que si bien no es
el último Lacan, anticipa esta concepción del síntoma.
Aquí plantea que el síntoma es goce (pág 139) “Como ustedes saben, el síntoma no puede
ser interpretado directamente se necesita para ello la transferencia, o sea, la introducción del
otro”.
Lo que está diciendo es a contrapelo de lo que él mismo venía planteando siguiendo a freud,
de que el síntoma es una metáfora, o sea, que es interpretable y que tiene sentido como todas
las formaciones del inconsciente, en este caso está diciendo algo bien diferente ya que
propone que el síntoma es goce y no puede ser interpretado y que no tiene nada que ver con
el otro, luego lo aclara aún más y agrega lo siguiente: “quizás todavía no lo captan ustedes
bien y me dicen, bien, si, esto es lo que está diciendo usted del acting out no forma parte
esencial de la naturaleza del síntoma que deba ser interpretado (...)  hay que decir por otra
parte, que el acting out llama a la interpretación pero la cuestión es ciertamente saber si esta
es posible, demostraré que sí (...) tratándose del síntoma, está claro que la interpretación es
posible pero con una determinada condición añadida, a saber, que la transferencia esté
establecida, en su naturaleza, el síntoma no es como el acting out que llama a la
interpretación, puesto que demasiado a menudo se lo olvida. Lo que el análisis descubre en el
síntoma es que el síntoma no es llamada al otro, no es lo que muestra al otro, el síntoma en
su naturaleza es goce, no lo olviden, goce revestido sin duda, no lo necesita a ustedes como
el acting out, se basta a sí mismo.
Esto marca el aspecto autoerótico del goce, está poniendo de un lado al síntoma como goce
autoerótico que no tiene nada que ver con el otro, y del otro lado pone al otro, con los
sentidos, con lo posible de interpretar, etc.
Es decir, que el síntoma, en tanto tal, no tiene nada que ver con el otro.
¿Porqué alguien llevaría una satisfacción autoerótica al campo del otro?
Una respuesta posible es que suponemos que ese síntoma que es un goce que se
autosatisface, algo pasó con ese síntoma que dejó de ser tan satisfactorio como lo era antes.
Uno debería inferir que si el síntoma funciona bien no debería ir a ver a un psa, porque se
autosatisface y le alcanza, por lo tanto cuando uno recibe a un paciente debería preguntar
¿Cuál era su síntoma?
Por otro lado, lo que está planteando Lacan es que para que ese síntoma sea interpretable
hace falta sobre agregarle la transferencia (síntoma/natural + artificial). Ese artificio es hacer
creer a alguien que ese síntoma tiene un sentido, cuando eso se logra ya hay implicado algo
del otro, y es a partir de esa creencia que puede empezar a analizarlo e interpretarlo.
Esa creencia que no está en la naturaleza del síntoma, permite el análisis del mismo. Al final
del tratamiento algo de ese sentido se termina vaciando para llegar nuevamente al núcleo del
síntoma.
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Que el síntoma tenga sentido está ligado a la idea del Edipo, del NP, es decir, que Lacan en
este seminario pueda arribar que hay algo en la naturaleza del síntoma que es vacío de
sentido, es que se trata de un síntoma por fuera del campo del NP.
Cuando pluraliza los NP pone en cuestión al Padre Universal, como si fuese el Dios único y
para todos por igual, que es la idea por excelencia judeo cristiana.
Entonces, hay un aspecto del síntoma que no tiene ningún sentido y que lo único que trae
para el sujeto es un goce que no sirve para nada, que no tiene ningún beneficio, al menos
para el sujeto, se satisface a sí mismo (las pulsiones se satisfacen a sí mismas de manera
anárquica, el edipo hace creer que eso tendría algún sentido en el marco de la novela
familiar). Lo que plantea Lacan es que en un punto, en su núcleo no tiene ningún sentido y
que hay algo de ese síntoma que es irreductible, al estilo de esas satisfacciones que son muy
habituales hoy en dia, como alguien que no puede parar de consumir drogas y sabe
perfectamente que eso lo lleva a la muerte, que es una satisfacción que no tiene ningún
beneficio, sin embargo no lo puede dejar de hacer, también lo podemos ver en los trastornos
alimenticios.
Lo que aporta es una concepción que está muy ajustada a la época, no es un Lacan que
discute consigo mismo, va cambiando de acuerdo a la subjetividad de la época. 

SEMANA 11

TEO 11 - Mazzoni

✒Freud (1926), Inhibición síntoma y angustia, Cap 7, 8, 9, 10


✒Freud (1032), Conferencia 32: La angustia y la vida pulsional. 
✒Naparstek, Angustia (Cap 21-teorico 19). En Teóricos 2014

Afecto angustia desde la perspectiva freudiana


La angustia es un afecto privilegiado entre otros, por eso es interesante pensarla
clínica y conceptualmente.  Clínicamente el afecto, a diferencia del decir, se muestra.
Poder hacer pasar el afecto al dicho, no tiene tanto que ver con preguntarle al
paciente: “¿Qué quiere decir?”, sino más bien con tratar de desplegar eso
insoportable. 
Clínicamente, el afecto es un efecto sobre el cuerpo, que afecta a un saber. Freud no
toma el afecto como una expresión natural, sino que la ubica con cierta equivocidad
en las expresiones afectivas (por ejemplo, reírse en un velatorio, llorar de emoción).
No hay una expresión “natural” en los afectos. Esto es así, porque cuando una
representación se reprime va al ICC, y el afecto se une a otra representación, distinta.
Se piensa a los afectos como algo engañoso, porque se unen a otra representación y
no a la original. Entonces el afecto y la representación son de distinta naturaleza, son
dos elementos heterogéneos; están unidos, pero no son lo mismo. El afecto está por
fuera del decir, por fuera del lenguaje. Pero hay un afecto que no engaña: La
angustia.
¿Por qué la angustia es un afecto que no engaña?
Para responder nos introducimos en Inhibición síntoma y angustia. Hay quienes
afirman que en Freud podemos ubicar dos teorías de la angustia. Una se ubicaría al
inicio de su obra, con las Neurosis Actuales (donde dice que la libido que no es
descargada se transforma en angustia) y la otra se reconocería en Inhibición, síntoma
y angustia (donde distingue angustia señal y angustia automática).
Nosotros no hacemos esta distinción, ya que en Freud se ven antecedentes de como
nombra la angustia en ISA, aunque utilice otros nombres. Un ejemplo es la
Conferencia 25. Y antes, incluso, hablaba de “desarrollos de angustia” en oposición al
“sobresalto”. Lo que sucede es que en 1923, en ISA, las nombra definitivamente como
“angustia señal” y “angustia automática”. 
Freud ubica la angustia como un afecto y desarrolla a su alrededor la “teoría general
de los afectos”; inscribiéndolos en una serie, que va del placer al displacer. El define
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los afectos como “actos de descarga”. Son tanto motores como glandulares, son “una
síntesis fisiológica”. 
📌  Los afectos, tienen otra dimensión además de la “fisiológica”. En ISA habla
de su “dimensión histórica”, pues son una repetición de una experiencia
significativa del pasado. 
¿Cuál es el origen de la angustia?
En primer lugar, hallamos la repetición del trauma del nacimiento, en la medida que
este implica una experiencia masiva de los estímulos y las descargas. Veremos que
en “Más allá del principio del placer”, cuando retoma el tema, ya no habla del peligro
del trauma del nacimiento, sino del trauma en general. Va a hablar de la “situación
traumática”, en la que el aparato psíquico es invadido por un incremento masivo de
estímulos, en una cantidad que no está en condiciones de poder regular.
En el nacimiento hay un peligro objetivo, pero el sujeto no tiene la representación de
ese peligro. Es un peligro sin contenido psíquico, el peligro no es registrado como tal.
Lo que sí se registra son las grandes magnitudes de excitación, que son respuestas
adecuadas a ese momento. Si bien no hay representación del peligro, quedará una
impresión, una huella: la dimensión histórica que permite la repetición de esa
experiencia vivida. El sujeto podrá reproducir esa vivencia, pero ahora de modo activo
(no como en el trauma del nacimiento, donde es vivida pasiva y automáticamente). En
la Conferencia 32, a esta invasión fisiológica la llama “infección tóxica”. 
Entonces una vez ubicado el origen de la angustia, se pregunta:
¿Qué función tiene la angustia? 
Freud distingue dos dimensiones. 
☛Dimensión automática: es fisiológica, compuesta de actos de descarga, tanto
motores como glandulares, hay alteración del ritmo cardíaco, respiratorio. Es vivida
por el yo pasivamente; hay una destrucción de la organización yoica, invasión de
estímulos, sin la percepción ni la preparación para el peligro.
☛Dimensión histórica: posee el mismo tipo de reacción física, pero aquí la angustia
es un “afecto”, lo que implica la repetición de una experiencia del pasado, definida
como “trauma”. El trauma es una situación en la que el aparato psíquico se ve
invadido por un incremento de excitación. Dicha excitación, ahora es vivida
activamente y tiene la función de señalar el peligro. 
En lugar de que se desarrolle esa “angustia automática”, masiva; ahora el yo puede
reproducir activamente el afecto angustia. Pero cuando lo reproduce, no lo hace
totalmente, sino de forma moderada, en pequeñas dosis. Ya no implicará una
desorganización del yo, por el contrario: es una señal de peligro, así este se puede
preparar para enfrentar la situación. 
📌 Entonces, la dimensión “automática” de la angustia, tiene la característica
del sobresalto, la invasión, la no preparación, la masividad. Y la dimensión de
“señal”, es más mitigada, es una alarma, reproducción activa del trauma. Es
algo que el yo de puede manejar.
Ahora bien, las dos se pueden combinar: se puede comenzar con una angustia señal
y luego masivizarse. O bien, lo que empieza como una angustia masiva, puede
dosificarse.  Puede “subjetivizarse” (Esto se ve bien en el caso de Andrea).
☛Lo nuevo de ISA no son estas dos dimensiones (presentes desde antes en la obra
freudiana). Lo nuevo, es la articulación al peligro de castración. La angustia queda
ligada a la castración y explica a la misma, en términos de pérdida. Toda la serie
de nombres de lo traumático, queda reordenada en relación a la pérdida. La angustia
afecta al cuerpo como pérdida y, por ello, este afecto es diferente a los otros. Con la
angustia no hay engaño, no hay doble sentido, no hay confusión.
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Además, Freud nunca habla de “representación” de angustia, habla de “señal”. (De


otros afectos sí habla de representación, pero no en este caso). Las señales son algo
certero, directo. Si surge el afecto de angustia, es “señal certera” de que el sujeto está
comprometido con una pérdida. Si podemos hacer que un paciente angustiado,
comience a decir sobre su afecto, sus palabras nos llevarán a alguna dimensión de la
pérdida.

👨 Neurosis obsesiva y angustia 


El peligro ante el cual el obsesivo responde con la señal de angustia, es el castigo
del Superyó. (Lo vimos con el Hombre de las Ratas y los casos actuales). La
castración o pérdida, es subjetivizada como sumisión al Superyó. 
Esto se ve en la clínica cuando, por ejemplo, los encontramos dudando, sin saber si
es su deseo o lo hace por el deseo del Otro. También cuando posterga y no se
decide. En estos casos, vemos la angustia ante la pérdida, articulada a -lo que para el
sujeto obsesivo es- la demanda imperativa del otro. El otro “me demanda”, sea en el
trabajo, en la pareja. Cuando hablamos de “pérdida” no es algo que se perdió,
solamente; en la neurosis obsesiva la dimensión de la pérdida se juega en la
demanda imperativa, con respecto a la cual el sujeto se siente en sumisión.
👧 Histeria y angustia 
En la histeria, la condición de angustia es ante la pérdida de amor del objeto. El
peligro frente al cual responde con señal de angustia, es el dejar de ser amado/a. La
castración es subjetizada en términos de perder el amor del otro.
En la clínica se puede ver, por ejemplo, la modalización del padecimiento a través de
la demanda amorosa del otro: “El otro no me escucha”, “Yo hago un montón de
sacrificios y el otro no lo ve”; son demandas amorosas a las que nunca les alcanza la
respuesta brindada.
🛑❕ Angustia y síntoma en las psiconeurosis
Los síntomas “no” están construidos para eludir la angustia, sino que están para
sustraer al yo de la situación de peligro. El síntoma puede hacer desaparecer la
angustia, solo en tanto evita la situación de peligro,.
Podemos describir la siguiente serie freudiana en ISA (es diferente a la serie que
podemos encontrar en Juanito):

angustia→ represión→ fracaso de la represión→ síntoma

Vemos que la angustia tiene que ver con el síntoma, se relaciona con este, pero no es
su causa. Como causa tendríamos que ubicar al peligro de castración o la represión. 
La angustia está al inicio, desencadena el mecanismo de la represión. Solo, en la
medida en que la construcción del síntoma puede eludir fantasmaticamente la
situación de peligro, puede hacer desaparecer la angustia. 
La angustia -en tanto reacción frente al peligro y en tanto el yo puede reproducirla
como señal del peligro- tiene el papel de desencadenante de los mecanismos de
defensa, en general, y de la represión, en particular. Ocupa el lugar de
desencadenamiento de la represión y en esta medida ocupa un lugar en la formación
del síntoma, en tanto el síntoma es retorno de lo reprimido.

SEMANA 12
TEO 12 - Berger

La angustia y el deseo del Otro


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Bibliografía:
Teórico de Fabián Naparstek
Algunos parágrafos del seminario 10 “La angustia” de Lacan.

La angustia no es patognomónica de un diagnóstico, o de una estructura subjetiva,


sino que es transestructural. En otras palabras, la angustia es inherente al hombre, al
ser humano. En ese sentido no la pensamos como un trastorno contingente coyuntural
sino más bien, en constitutivo y funcional al hombre. A tal punto que en muchos
campos se han dedicado a ella. La psiquiatría, la psicología, el psicoanálisis, la
psicopatología, pero también la filosofía o la literatura. Obviamente, la clínica, que ha
tomado la angustia como un índice privilegiado para la dirección de la cura. Muchas
veces la angustia es el motor del comienzo de un análisis, emerge en el transcurso de
un análisis, se abrocha a la transferencia y a las operaciones análiticas que se
produzcan en un tratamiento.
Cabe interrogar ¿Qué es de la angustia en la conclusión de una cura? 
Su etimología proviene de ahogo, opresión, estrechamiento, es interesante que todos
esos campos que han trabajado sobre este tema, coinciden en algunos puntos.
Subrayan que en relación a la angustia estamos hablando de un sufrimiento que tiene
su primacía en lo corporal, con signos patognomónicos de opresión, ahogos y vértigo.
Algunas veces está acompañada de un correlato subjetivo de la posibilidad de la
locura, la muerte o la enfermedad. A veces, está acompañada con el pensamiento de
que puedo llegar a estar enfermo, es una posibilidad, loco, o cerca de la muerte. 
Algunas cuestiones en el campo de la psiquiatría, la angustia aparece alrededor de
1850, con el nombre de agorafobia, el temor a estar en las plazas, que era el lugar
donde la gente se juntaba. Aparece la angustia en sus primeros trazos.
En 1913, Jaspers, la angustia empieza a tener cierta relevancia para el campo de la
psiquiatría. Podemos ubicar dos miradas que se contraponen: Jaspers y Henry Ey.
Jaspers, se dedica a estudiarla y la nombra como un sentimiento atópico, sin objeto.
Diferenciándose del miedo, el cual es referido a un objeto. Dice que es un sentimiento
frecuente y torturante. Para él hay dos tipos de angustia:
 Hambre de aire, tormentosa, frecuente, patológica y fenoménica. Jaspers
entiende que hay que reducirla y acotarla, pero no del todo. 
 Angustia existencial, imposible de reducir totalmente, y la llama Condición
básica del existir. Esta angustia es inherente al hombre.
A diferencia de Jaspers, tenemos a Henry Ey, que más o menos en 1950 también
estudia la angustia y la propone dentro del campo de los afectos depresivos. Según
Ey, es un trastorno cognitivo ético que atañe a un déficit en la decisión, hay
incertidumbre que detiene al sujeto. Se trata entonces, de resolver ese déficit, la
angustia.
Jaspers, trata de acotar la angustia patológica, pero sobre el fondo de que hay una
angustia existencial imposible de reducir totalmente.
Ey, cuya orientación clínica apunta a su disolución.
En el campo de la filosofía, podemos ubicar al danés Kierkegaard, que se va a ocupar
a tal punto de la angustia, que va a escribir un libro que se llama “El concepto de la
angustia”. Y la refiere al pecado original, pero no es lo que deviene del acto, sino que
la angustia es lo que antecede al pecado original, por la libertad frente al acto. Es la
nada de determinación que nos hace encontrar en relación a la libertad del acto, por
ende a la libertad, al vértigo a la libertad.
Heidegger, siguiendo la pista que dió Kierkegaard va a entender que esa nada de la
que nos habló, impacta en el ser humano como desarreglo de él en el mundo. La
angustia va a estar referida a ese desarreglo del hombre en el mundo.
Piensa a la angustia como refractaria a las palabras, no hay palabras para la angustia,
porque no hay palabras para desarmar ese desarreglo del hombre en el mundo. Nos
angustiamos por nada, por esa nada que nos desarregla en el mundo.
29

Sartre, nos habla de ese desarreglo como la falta en ser, falta que nos habita, y en
relación a ésta nos angustiamos. No estamos en el mundo como pez en el agua, y
eso nos angustia.
En el campo de la literatura, tenemos una obra de Sartre, que es “La náusea”, la
novela “Thomas el oscuro” de Blanchot, “El hombre de la arena” de Hoffmann, “El
extranjero” de Camus, por decir algunas de las obras donde vamos a encontrar a la
literatura hablando de la angustia.

En el psa, en el video anterior pudimos ver como Freud ubica a la angustia como EL
afecto, displacentero que se vive en el cuerpo y que tiene su sede en el yo. Esa
angustia para Freud, está articulada a la amenaza de castración en el marco del
complejo de Edipo. 
Lacan, seminario 10, es el lugar donde más sistematiza el tema de la angustia. Va por
las pistas de la psiquiatría, la filosofía, la literatura, recorre esas pistas. También lo
sigue a Freud, pero para separarse de él.
Entiende a la angustia, ya no en términos de la amenaza de castración alrededor de la
organización fálico genital, en el marco del Edipo, con el agente del padre como
amenaza de castración, sino que se separa de Freud y dice la castración no es una
amenaza, está producida y debemos entenderla en la relación del sujeto y el lenguaje.
El choque entre el sujeto y el lenguaje es castración y le hace perder algo al
lenguaje y algo al sujeto. De ese choque algo en el campo del otro se pierde, algo
en el campo del sujeto también. Lo empieza a nombrar como objeto, como pequeño
objeto a, que no es ningún objeto consistente de la realidad, del conocimiento.... sino
que es un lugar topológico alrededor del cual se localiza esa pérdida que se produce
entre el choque del sujeto con el lenguaje. Entonces la angustia va a estar referida a
la castración, pero ya no a la amenaza de castración sino que está referida a la
relación del sujeto con el otro. 
La relación del sujeto con el otro, atravesado por una falta, por una pérdida, ese resto
en cada uno de esos campos. La castración que entendemos en el marco del
lenguaje, y la llamamos deseo del Otro. 
La angustia tiene que ver con el deseo del Otro, y lo entendemos como el campo del
Otro atravesado por una falta.

El sujeto se angustia en relación al deseo del Otro, en tanto está concernido por ese
deseo. Se pregunta ¿Qué soy para el otro? Para ese otro que está habitado por una
falta. Esa pregunta es la que inquieta y angustia al sujeto.
Angustia frente a la falta en el campo del otro.

Freud en ISA, nombre dos tipos de angustia, la fisiológica y la histórica. Lacan


cortando con esto, dice hay dos tipos de angustia: 
 La falta produce angustia, el deseo del Otro produce angustia.
 Pero si hay una amenaza de que esa falta falte, también hay angustia.
Por eso decimos que la angustia es inherente a nuestra existencia, porque si esta
amenaza de que ese deseo del otro pueda faltar y completarse con algún objeto, y yo
ser ese objeto, entonces también la angustia. Esto lo propone como angustia ante la
falta de la falta, que pueda faltar la falta, a que pueda completarse el deseo del otro,
que pueda el otro gozar con un objeto y que ese objeto pueda ser yo.

En ese camino Lacan ubica que la fobia muestra cómo la angustia marca una señal
en relación a la posibilidad de ser el objeto del goce del otro.
La fobia es una manera de frenar la posibilidad de ser ese objeto de goce. 
Otra manera que tiene Lacan en el seminario 10 de hablar de esto, son los fantasmas
de vampiros, en donde hay una pareja que se besa, y en un momento uno de los dos
saca los colmillos, y en ese momento en donde se transforma en ser el objeto de goce
del otro. Ser esa pura sangre a ser chupada por el vampiro.
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Lacan juega con un apologo de la mantis religiosa, es un insecto bastante solitario


salvo en el momento de la reproducción, gira su cabeza 180° y se devora al macho. 
Lacan juega con esa imagen para graficar que la angustia está en ese momento, en
esa tensión entre que gira la cabeza y el macho se ve reflejado en los ojos de la
hembra a punto de ser devorado. La angustia está ahí, en ese margen.
En el seminario 10, Lacan señala la temporalidad de la angustia. Es la posibilidad, los
puntos suspensivos, la amenaza, la tensión temporal de lo que puede pasar, esa
inquietante extrañeza en términos de Freud que no es más que la tensión temporal de
cada análisis.

Para terminar lee un parágrafo de La Nausea de Sartre:


“Las casas me miraban huir con sus ojos melancólicos, me repetía angustiado ¿a
donde ir?, ¿a donde ir? Todo puede suceder. De vez en cuando con el corazón
palpitante, daba una brusca media vuelta, ¿qué ocurriría a mis espaldas? quizás eso
comenzara detras de mi, y cuando me volviera de pronto sería demasiado tarde.

SEMANA 13
SEM 13 - Teo Mazzoni

Fobias

✔ Teórico Nro. 20 - Fabian Naparstek (2016)

Vamos a hacer una lectura de las fobias teniendo como referencia ISA y el seminario 4.

Voy a partir de Freud, en ISA, que propone articular la noción de angustia a las distintas
formas psicopatológicas.

En el video anterior desarrollé la angustia con la histeria y la NO, entonces voy a retomar esto
en este video. 
Voy a hacer un recorrido super corto en relación a lo que habíamos ubicado:
angustia - represión - el fracaso de lo reprimido - síntoma
Donde podíamos pensar que el síntoma si bien estaba en relación a la angustia, no es el
desencadenante del síntoma, sino que la angustia desencadena la represión.
Pero el síntoma en tanto puede evitar fantasmáticamente la situación de peligro que es la que
genera la angustia, entonces el síntoma puede hacer desaparecer la angustia.

Ahora vamos a ver lo que ocurre con la fobia, la angustia se liga a un objeto. Lo que surge a
partir de esto es que se produce (en este caso en Juanito)  el miedo al caballo.
Se pregunta Freud cuál es el síntoma en el caso de las fobias, no es la angustia, sino que es
la sustitución, y es el desplazamiento del objeto de donde proviene el peligro. 
Se desplaza el objeto, en el caso Juanito, del padre al caballo. Entonces ya no se le teme al
padre, se resuelve el conflicto de ambivalencia de amor - odio al padre y eso se desplaza
hacia el caballo.
Freud adjudica al síntoma la función de resolver la ambivalencia respecto del padre, y
ubica la característica en esta forma de neurosis, define al síntoma como el
desplazamiento del objeto.

En las fobias en tanto la angustia permanece ligada al objeto al cual se desplaza esa fuente
de angustia, también podemos encontrar los mecanismos auxiliares. Muchas veces se piensa
que eso es la fobia, todo el parapeto fóbico, no poder salir a la calle, en el caso de Juanito que
los caballos se tumben, todo esto que son mecanismos auxiliares para mantener más a raya
el objeto al cual se desplaza la fuente de peligro. Eso ya se considera parte de la fobia.

Para Freud, la fobia se constituye como síntoma a partir de este desplazamiento y


después están todos los mecanismos auxiliares que son los parapetos fóbicos, que
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son los que ayudan a resguardarse de que se produzca ese encuentro con el objeto al
cual fue desplazado la situación de peligro (angustia de castración).

Recorrido por el seminario 4

Lacan habla por primera vez de suplencia del padre en la neurosis, ya sabemos que madre,
padre, niños, son lugares. 
Nos propone que lo que sucede en la fobia es que el NO del padre, del segundo tiempo del
Edipo, puede ser sustituido en el campo de la neurosis, por ejemplo por un caballo.
Ubica en este seminario lo que llama la carencia del padre, es decir la falta. Tengan en cuenta
que no se trata del padre de la realidad, como ubicamos en el seminario 3, lo importante es
que esté a la altura de la función. 
No se trata de una carencia del padre en la realidad, sino de su posición simbólica.
Lacan en uno de los escritos dice que a los 5 años, Hans fue abandonado por las carencias
de su medio simbólico. En ningún momento vemos que su padre lo abandona, o la madre,
ambos estaban muy presentes, sino que fue abandonado simbólicamente. 
En el seminario 4, el dejado en banda de Juanito se refiere a la función simbólica del padre, la
fobia no es un problema, es un intento de solución, pero ésta no es aceptable, lo que impide
pasear. Lo confirma la familia de Juanito, porque él no quería salir a la calle, entonces es una
solución que va acompañada de un gran sufrimiento.
Si la fobia, es una tentativa de solución, Lacan se pregunta ¿Cuál es el problema? nos
dice que el problema es lo simbólico, la carencia simbólica del padre. Ese padre que
tiene que venir a decir que NO, no termina de poder dar las herramientas para producir
eso. Pero a pesar de esto, estamos en la metáfora paterna, estamos dentro del campo de la
neurosis, son todas las travesías que suceden en la neurosis. 
Lo simbólico que rodea a Juanito es endeble, pero no es sólo esto, sino que el problema es
del goce. Juanito moviliza los medios de solución simbólica que tiene a su cargo pero algo no
puede ser tomado por esa solución que él encuentra y tiene que buscar una solución
improvisada. 
La cuestión planteada a Juanito aparece por las sensaciones que recibe y experimenta de su
órgano. Las fobias en este sentido, trabajan en una zona fronteriza donde se condensa el
hallazgo significante (el caballo), las pulsiones parciales de amor y odio en relación al objeto y
el cuerpo tomado por ese goce. Ese órgano que produce movimientos y que son de los más
hetero, que hay para ese sujeto. Juanito moviliza toda esa simbolización, todos esos medios
simbólicos que tiene para encontrar una solución y no la termina de encontrar, entonces tiene
que inventarse una improvisada. Y esto, Lacan dice, está la carencia del padre y también
están estas sensaciones que experimenta en su órgano.
El sueño de Hans que precede a la invasión del significante fóbico testimonia este proceso
que está en obra. Han llora y le dice a la mamá, que había soñado que ella estaba lejos y que
no tenía ninguna mamá para hacerle cumplidos. Este sueño sobre la experiencia actual,
donde se encuentra el, es un sueño sobre su experiencia, sobre su momento en el que es
sacudido por ese goce, de esas primeras erecciones que siente como heteros, no autos,
como algo externo… y la mami se le fue, el caballo vendrá a su socorro para encontrar esta
solución improvisada.
Es así que se abre para Hans un nuevo modo de ensanchar el mundo y de explorar los
enigmas del deseo del Otro.
Lacan hace del caballo un nombre del padre de recambio, si bien no habla de la
pluralización del NP, nos está advirtiendo de algo.
El caballo, un reemplazo del nombre del padre. Esto es lo que va a llevar más tarde a
preguntarse a Lacan mismo si de hecho no es acaso todo nombre del padre, un nombre del
padre de recambio. No en el seminario 4 pero si más adelante.
El modo en el que piensa Lacan el caso Juanito puede arrojar una sospecha de lo que al fin y
al cabo, que el nombre del padre no es más que un nombre de padre entre otros.
Son significantes entre otros, acá se reemplaza por el caballo. El caballo es al que le tiene
miedo, Juanito no logra tenerle miedo al padre, el padre no logra simbólicamente representar
ese NO del segundo tiempo del Edipo. Entonces Juanito se inventa una solución, algo a que
temer.
Lo que cae cuando pensamos al nombre del padre en plural, es la idea de solución típica y
abrimos así la dimensión a la singularidad.
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SEMANA 14

SEM 14 -  Teo Berger


Perversiones

Bibliografía:

 Teórico de Fabián Naparstek


 Parágrafo del Seminario 16 de Lacan

El término perversiones surge a mitad del siglo XIX, distintos personajes estudian
comportamientos sexuales que estaban considerados como degeneraciones, ellos los
trasladan al campo de la medicina, los piensan como enfermedades.
Lo interesante era ver el movimiento que esto implicó, y los movimientos que produjo luego en
nuestra historia, de la psicopatología, del psa y de la psiquiatría.
Siguiendo los lineamientos que nos propone Foucault en la historia de la sexualidad
podríamos arrancar a grandes rasgos, proponiendo como en la edad antigua ciertos
comportamientos sexuales eran totalmente permitidos, adultos con efebos. Tenemos a
Socrates en Grecia enamorado, y una gran amplitud aceptada de comportamientos sexuales.
Un poco más restringido era en Roma, en donde no todo estaba habilitado, sin embargo, se
consideraba como signo de dominación un amo podía tener relaciones sexuales con un
esclavo.
Vemos un panorama que empieza a cambiar con la expansión del Cristianismo y un discurso
moral y religioso, que se empieza a entramar alrededor de una norma establecida por un
discurso, compuesta por dos coordenadas. Estas atañen, por un lado al objeto, un partener
del sexo opuesto al servicio de una meta, la reproducción. 
Entonces, objeto y meta entran en una determinada norma, al servicio de un discurso moral y
religioso. Toda conducta o comportamiento sexual que se desviara de esa norma, de ese
ideal, era nombrado como degenerativo. Allí fueron a parar ciertos comportamientos
sexuales que se desviaban de esa norma tomada por el discurso de la Edad Media.

Modernidad, discurso de la ciencia, apertura en relación al ideal religioso. Empiezan a


aparecer personajes que intentan domar esas supuestas desviaciones en el campo de la
medicina, entonces las trasladan al campo de la enfermedad. Richard Von Krafft-Ebing, como
personaje paradigmático en ese momento, estudia las psicopatías sexuales, como un modo
de cortar con la consideración de que esos movimientos eran degenerativos y sacarlos de la
cárcel y la proscripción, llevarlos al asilo y al campo de la medicina. Es un movimiento muy
interesante y fuerte para la época, en ese contexto se introduce Freud y les discute incluso
este movimiento y llevando la cuestión a un punto más radical. Para Freud, no sólo no eran
degenerados, sino que tampoco eran enfermos. En 1905 “Tres ensayos” afirma con mucha
potencia esto y que la sexualidad humana en su carácter constitutivo es perversa y
polimorfa. Esto es lo que llamamos la revolución freudiana respecto de la sexualidad. 
Llega a esta afirmación por 3 vías:
 Los síntomas de las psiconeurosis, cuando estudia el síntoma histerico, el síntoma
obsesivo encuentra que hay algo de la sexualidad, hay una fijación de la pulsión oral o
de la fijación de la pulsión anal. Estamos lejos del objeto del sexo opuesto y de la meta
genital. Estos síntomas son sustitutos de una satisfacción sexual con el rasgos de una
fijación oral o anal. Entendemos como perverso y polimorfo, a lo que sale de la norma
respecto del objeto y de la meta.
 La sexualidad infantil también muestra que estamos por fuera del objeto y de la meta
 Agrega que las conductas llamadas perversas también nos muestran que la
sexualidad es perversa y polimorfa. 
Muestran la transgresión del objeto y de la meta, del objeto del sexo opuesto y de la meta de
la resproducción… le muestran la sexualidad en términos de que constitutivamente es
perversa y polimorfa.

Freud dice si esto es así, debemos preguntarnos ¿cómo llegamos a una sexualidad normal?
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Al decir que la sexualidad es perversa y polimorfa, estamos afirmando que la pulsión no tiene
ni objeto ni meta determinado a priori, no los tiene programados.
La perversión entonces, por estructura, no es más que una modalidad de satisfacción
que tiene los rasgos de la ampliación y la descomposición, tiene los dos rasgos de la
fijación y la exclusividad. 

En este contexto, 1905, Freud nos invita a pensar que mientras la perversión es el actuar
directo, el positivo, la neurosis, es el negativo, es la represión de esa sexualidad perversa y
polimorfa. A lo largo del camino, y a partir de 1920, no podemos decir que la neurosis
reprime lo que la perversión actúa, sino que son dos modalidades de defensa. Son dos
maneras de defenderse de lo que para Freud es la castración materna.

Lacan siguiendo esa pista de Freud, nos dice que perversión y neurosis son dos maneras de
posicionarse frente a la castración del campo del Otro. Eso le permite a Lacan decirnos que la
perversión es una posición subjetiva, es un modo de respuesta, distinto de la neurosis pero
que tienen en común la castración en el campo del Otro.
Hay dos tiempos en donde trata de abordar el tema de la perversión, Seminario 4 y 6, donde
lo aborda desde el paradigma del fetichismo.

Trata de entender las perversiones desde ese paradigma, alrededor del deseo del Otro, de la
identificación del sujeto al falo imaginario, pensar que hay un objeto imaginario que podría
completar ese deseo del Otro, entonces el niño identificado a ese falo imaginario, tratando de
hacer funcionar el velo. La función de velo del fetiche, de cortina, de pantalla, querer hacer
creer que hay algo donde puede haber nada. Esa es la lógica que aborda Lacan desde la
perspectiva del fetichismo entendiendo que los ordenadores conceptuales son deseo del Otro
(madre insaciable), falo imaginario (función del velo), y el sujeto identificado a ese falo
imaginario, tratando a partir de esa identificación velar ese agujero, esa falta. 

Esto no queda ahí, por eso se suma el parágrafo del Seminario 16.
Lacan agrega que el fetichismo es muy interesante, incluso el contrapunto entre fobia y
fetichismo. Ahí donde el fetiche desconoce, la fobia se padece y en esa tensión que hay entre
el objeto fetiche y objeto fóbico.
Esto nos deja en un borde difícil de diferenciar, desde el Seminario 10 y en el 16 lo retoma,
propone pensar a la perversión ya no con el paradigma del fetichismo sino con el paradigma
del masoquismo. La perversión la entendemos bien si entendemos el masoquismo, el
sadismo, el exhibicionismo, voyeurismo, no como contrapuestos. Tanto el masoquista como el
sádico están ubicados en el mismo lugar. 
El masoquismo pone al sujeto en el lugar del objeto. 
El choque entre el sujeto y el lenguaje, algo se perdía, algo del orden del goce, el lenguaje
negativiza el goce, el goce absoluto es mítico, anterior al encuentro entre el sujeto y el otro.
Una vez que se produce el encuentro, una vez que el lenguaje nos atraviesa, algo del goce
absoluto se pierde. Ahí es donde empieza la construcción del objeto a, eso que pierde queda
lógicamente localizado en lo que Lacan propone escribir como objeto a. Que no es ningún
objeto de la realidad, sino que es una escritura, una manera topológica de localizar eso
perdido a nivel del goce.

Del seminario 10 al 16, Lacan ya se empieza a meter con el goce, y entonces el horizonte de
la perversión es restituir el goce perdido al campo del Otro. Si en el encuentro algo se pierde a
nivel del goce, es interesante que la posición perversa, es una posición subjetiva y por eso la
llama estructura subjetiva, que se identifica con ese objeto para restaurar eso perdido en el
campo del Otro.

En el seminario 16 dice el perverso no se equivoquen, no es el que desprecia a otro, no es el


que maltrata a otro, el que tiene la intención de maltratar a otro para hacerle doler. Sino que
es aquel que condiciona su vida, dispone su vida a tratar de restaurar lo perdido al campo del
Otro en términos del goce. Por eso en este seminario nos invita a pensar a la perversión como
los cruzados, movimiento religioso que salieron con la bandera de la cruz a recuperar lo
perdido de Dios, para las santas sepulturas. Propone al perverso como un cruzado, jugando
con los términos cruz, creer, creyente, es decir, el perverso es un creyente, cree que puede
restituir al otro lo perdido, el goce perdido. 
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“Darle al César lo que es del César, darle a Dios lo que es de Dios, darle al Otro elevado al
estatuto de Dios, cree en el otro cual si fuera un Dios y tiene la misión, la voluntad de goce de
restituir lo perdido al otro.

En este contexto es que podemos empezar a pensar esa diferencia de posición del perverso
respecto del neurótico.
Lacan toma algo pendiente de Freud, la fórmula donde la neurosis era el negativo de la
perversión. El mismo Freud después de 1920 ya no sabe bien cómo argumentar esa misma
fórmula y es aquí que Lacan propone una nueva: Si el fantasma en la neurosis es ese sujeto
barrado por la falta y que sale a buscar al campo del Otro eso que le falta, en la perversión el
fantasma está invertido, y es el sujeto identificado a ese objeto que se dirige al Otro creyendo
que puede restituirle lo perdido. 

Nos regala una frase de Kafka en la orilla de Murakami

Y tu en verdad la atravesarás claro está la violenta tormenta de arena, la tormenta de arena


metafísica y simbólica, pero por más metafísica y simbólica que sea te rasgará cruelmente la
carne como si de mil cuchillas se tratase. Muchas personas han derramado allí su sangre y tú
asimismo derramas allí la tuya, sangre caliente y roja, y esa sangre se verterá en tus manos.
Tu sangre y también la sangre de los demás. Y cuando la tormenta de arena está casi
pasando tu no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida, no, ni siquiera estarás
seguro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa quedara clara, y es que la
persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella. y ahí estriba
el significado, el verdadero significado de la tormenta de arena.

SEMANA 15

SEM 15 - Teo Naparstek

Síntoma y goce

Síntoma es un sufrimiento, abordamos el síntoma porque es el sufrimiento que trae la gente


para curarse.
Según Freud, el síntoma es un cuerpo extraño, extraterritorial, pero también lo dice así Lacan.
Con este cuerpo extraño hay que mantener un equilibrio, ya que es ineliminable. 
Miller lo nombra como una garrapata, está agarrado a uno, con el cual hay que convivir.

El síntoma también hemos dicho que habla, tiene un sentido, pero también tiene un aspecto
mudo que es el aspecto pulsional. Esa pulsión que se satisface de manera muda y que hace
que el síntoma sea algo de lo cual uno no se pueda desprender.

Lo mejor es hacerse amigo del síntoma, apropiarse y no dejar que el síntoma se apropie de
uno.

Otra cosa que hemos destacado es que el síntoma es lo más singular de cada quien, es una
paradoja, es molesto pero es lo más singular de cada uno, si lo eliminamos vale la pena?
Vuelve a mencionar el ejemplo de la película del discurso del Rey.

El psa frente a esto propone una salida singular de relacionarse con eso, en psicopatología no
nos dedicamos a esto, lo veremos en clínica de adultos.

En Freud hay una manera de rescatar al síntoma, que Lacan en su última enseñanza nombra
como el derecho al síntoma de cada quien. Apropiarse de lo más singular que cada uno tiene
para poder hacer algo novedoso con eso.

Este recorrido que hemos hecho es porque nuestra mirada apunta a diagnósticos singulares.
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