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Prof.

Camila Sol Simon

¿Es el Ateismo un problema?

Palabras clave: ateísmo-Nietzsche-Peterson-Dios-hombre-bien-mal

Tomando como punto de partida la famosa frase del filósofo Friedrich


Nietzsche “Dios ha muerto”, reflexionemos acerca de las consecuencias de su
muerte y cuáles son las implicancias éticas de esta frase.
Nietzsche, en su famosa obra “Así habló Zaratustra”, toma como figura al
profeta Zaratustra para decir a través de sus palabras que Dios ya no es, que
Dios ha muerto, pero a Dios lo mataron. ¿Quién cometió semejante
asesinato? La respuesta es……… nosotros. El hombre. ¿Y por qué hicimos
eso?

Lo que sucedió en la época de Nietzsche fue un hartazgo respecto a


religiones pietistas, es decir, religiones como el cristianismo mal
interpretado, el protestantismo, etc. que condenaban el desplegar de las
pasiones, la bondad del cuerpo humano, apoyaban la severidad y la
rigurosidad de la vida, contra los placeres sensibles, argumentando que una
persona religiosa debe regularse por el deber, sacrificando todo lo que, a sus
sentidos, le agraden.

Es por eso que Nietzsche, a lo largo de toda su filosofía, intenta exaltar todo
el culto al cuerpo, a la alegría, a lo sensible, a la música, al mito, rechazando
todo lo que pueda ser racional, armónico, pulcro y religioso.
Pero, además, Nietzsche consideraba que era momento de cuestionar las
leyes involucradas a la distinción del Bien y el Mal, inculcadas por Dios, una
personificación de la moral o como queramos llamarlo. ¿Por qué debemos
hacer lo que nos dicta la religión y no podemos hacer lo que nosotros
queramos? Según el psicólogo contemporáneo Jordan B. Peterson, pareciera
que muchas veces no actuamos según como queremos porque existe esta ley

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Prof. Camila Sol Simon

ya inscripta en nosotros de que hay ciertas cosas que podemos y que no


podemos hacer porque “están bien o están mal”. ¿De dónde vienen ese bien
y mal? De una moral anterior al hombre, divina, antigua, etc.
Entonces, Nietzsche pensó que podría existir un hombre, o mejor dicho un
SUPERHOMBRE, que purifique la nueva sociedad de esos mandatos morales
preexistentes e instale unos nuevos, relacionados al juego, al placer sensible,
a lo irracional, etc. Este filósofo, dijo: ya es hora de que el superhombre
ponga las reglas y no la fe.

Tomando este filósofo como referencia, el escritor ruso Fiodor Dostoievsky


se inspiró en él para, en sus obras cuestionarse la existencia de Dios y cómo
esta es o no compatible con nuestros actos.
En su obra Crimen y Castigo, Dostoievsky deja plasmada esta idea: “Si Dios no
existe, todo está permitido”. Esto es porque, si Dios está ausente, está
también ausente esa especie de voz de la conciencia que te dice que no
podés asesinar, no podés robar, no podés mentir, etc. Sin esa voz, uno hace y
deshace a gusto propio, según sus propios intereses y no según algo dado,
preestablecido, algo que uno mismo no puso en el mundo ni pensó, sino que
fuimos educados en esas leyes por otros. Leyes, las cuales, recordemos, son
represivas, nos quitan libertad, etc.

Entonces, ¿podemos quitar a Dios del medio y ser finalmente libres y


disfrutar de la vida? Sí hasta que llega una voluntad individual, llamada
superhombre en Nietzsche que impone sus propias normas a la fuerza,
basadas en un interés individual, o el de una comunidad.

Jordan Peterson lo dice claramente, si nosotros quitamos de la sociedad


occidental la moral trascendente, divina, religiosa, creamos una nosotros, y
por lo tanto, si llega a ser significativa, llega a ser dominante y trasciende los
años y las décadas.

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Ahora bien, ¿no sería también una imposición la de la moral sin Dios, igual o
peor a la de la moral religiosa? Una de esas morales, se fundamenta en un
primer principio infinito, racional, eterno, inmutable, a su vez, personal,
cercano al hombre y a la vez, libre y comunitario, como lo es Dios. Ahora
bien, la otra moral, es libre, racional, cambiante con las épocas e intereses. El
problema es que no se justifica a sí misma porque necesita un fundamento
anterior a ella (históricamente y en el ser) que le dé sentido y que la haga
nacer.
En definitiva, no habría por que desechar una u otra, sino brindarle a la moral
humana un fundamento en la moral religiosa, porque lo mutable convive con
lo eterno e inmutable.
Además, sabemos que no todo puede estar permitido, porque se generarían
daños irreparables, contrarios a nuestra propia naturaleza humana (buena y
verdadera).
Allí está justamente el problema del Ateísmo: endiosamos al hombre, a lo
referido a él (ej. Ciencia) le quitamos su fundamento eterno, infinito, etc. y él
puede hacer “cualquier cosa” porque Dios está muerto y terminamos por
crear “ídolos” humanos, en lugar de adorar al ícono de la vida humana y
divina, unidas: Jesús.

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