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1. Platón: la esencia de las cosas (Ideas) forma parte del mundo inteligible; las
Ideas son conceptos preexistentes a las cosas y a imitación de ellas se creó el
mundo (mito del demiurgo), que es la sombra de esas ideas eternas, bellas,
buenas. Si el mundo tiene esencia, está prefijada en el cielo. El mundo sensible
es una mala copia, no está a la altura de las ideas.
Los sofistas “presionaron” a Platón acerca de su teoría de las ideas y se vio
obligado a escribir El sofista para hablar sobre lo inmutable y el cambio.
¿Cuándo algo deja de ser algo y pasa a ser otra cosa? ¿Al cambiar se rompe
la esencia? La existencia es una imitación de la esencia perfecta e inmutable,
pero esa idea plantea una serie de problemas con el ser y el cambio que
Aristóteles resolverá afirmando que la teoría de las ideas es incorrecta, pues
las cosas no son inmutables ni tienen existencia en otro mundo; en el fondo las
ideas son definiciones. La esencia de las cosas es el ser de las cosas; las
ideas son formas y la esencia tiene una íntima relación conceptual con la
forma.
En Sobre verdad y mentira… intenta aclarar por qué la razón es tan peligrosa;
para él la razón y el conocimiento son inventos de esos animales extraños que
somos los humanos, con los que describimos algo que nos hemos inventado.
La razón se sustenta en la verdad, que es inalcanzable; esto no quiere decir
que no haya verdades, pero estas no responden a la esencia de las cosas; las
palabras no corresponden a la esencia de las cosas. Las verdades de la razón
son lingüísticas, no están ligadas a las cosas. Nos definimos como seres
racionales sin conocer nuestra esencia porque hace tanto tiempo que vivimos
con nuestras verdades que hemos olvidado que son convencionales. Y esto se
debe a distintas relaciones de poder, esa razón que creíamos tan limpia en
realidad obedece a fuerzas sociales que forjan esos elementos que se
transforman en verdad, por interés.
El presente, Kant:
Hace unos siglos, el tiempo estaba ligado a nociones como la eternidad y el
infinito, pero a partir del siglo XVII se pensará de manera muy diferente,
principalmente, por autores como Kant, quien fue de los primeros en denominar
al sujeto como finito, la finitud es el eje fundamental de su pensamiento.
Hacia finales del siglo XIX y principios del XX, Bergson presencia una época de
cambios y comienza a escribir. Podemos encontrar 3 ejemplos clave para
adentrarnos en su filosofía temporal.
Bergson explica que concebir el tiempo a través del espacio resulta erróneo.
Con la tecnificación sustituimos la vida real por una sucesión de fotografías. El
cine como arte sí nos ofrece una experiencia próxima a la realidad. De manera
que se puede analizar el movimiento en tres niveles:
¿Y por qué esta dicotomía? Bien, él pensaba que somos algo más que lo que
somos existiendo, podemos cambiar. Cuando habla del ser del ser humano lo
llama dasein (ser-ahí), no podemos ser fuera de un contexto, necesitamos ser
en algo. ¿En qué consiste el dasein? No mostramos todo lo que somos ante
una mirada externa, ya que somos algo más, una esencia que no se muestra
pero se encuentra presente en nuestra existencia, la raíz de lo que somos.
Somos maneras de existir, cada paso que damos es una posibilidad, una
manera de ser que puede ser propia o impropia (cuando no somos dueños de
nuestro tiempo) y que al darle importancia nos convierte en seres arrojados al
mundo tal y como proponía Heidegger.
Sartre y el existencialismo:
Más adelante, Heidegger dejará de lado la cuestión del ser que tenía y
empezará a preguntarse por el ser de manera más original y filosófica. Durante
la segunda guerra mundial, en Francia empieza un movimiento llamado
existencialismo en el que aparecen personajes como Sartre, A.Camus, Boris
Vian… Surge bajo el estigma del escándalo porque todos se emplazaban en el
absurdo de la existencia, que no tiene sentido. Es difícil afirmar que tenga
sentido, ya que si lo hacemos tiene que haber una esencia previa que nos
determine, es decir, que Dios existe y nos ha concedido el sentido de vivir.
Siempre tenemos una relación con la nada y nuestra vida consiste en que ese
carácter abierto nos permite avanzar y completarnos, mientras nos ampliamos.
Esa perspectiva implica que la existencia es la que está determinando nuestra
esencia, el resultado final de nuestra existencia será el ser en sí por completo.
¿Si no hay nadie que nos castigue, podemos hacer lo que queramos? Somos
lo que hacemos porque somos libres y esta angustia procede de ella. La
libertad para Sartre es más profunda que las cosas buenas y malas, no es
exactamente hacer lo que uno quiera. Al elegir una decisión, la libertad no
acaba ahí, está asociada a la responsabilidad. ¿Qué significa ser responsable
de mis actos libres? Significa ser conscientes de que somos lo que hacemos, y,
en segundo lugar, como nadie nos da una idea de qué es el ser humano,
cuando tomamos una decisión estamos proponiendo una idea de lo que debe
ser el ser humano. Propone un humanismo basado en la responsabilidad de la
libertad. Pero, todavía queda angustia asociada al ser libre porque aunque
creamos que no estamos eligiendo lo estamos haciendo, estamos condenados
a ser libres.
3. EL SER HUMANO Y EL CEREBRO
Antigüedad:
Las primeras referencias del cerebro están en Hipócrates. Los textos
hipocráticos parecen aludir a una escuela o concepto del V a. C. sobre temas
médicos. En Hipócrates, el cuerpo se relaciona con el cerebro mediante la
teoría de los humores: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. Que, a su vez,
son 4 elementos de la naturaleza: sangre-aire, b. negra-tierra, flema-agua y b.
amarilla-fuego. Si no están en armonía aparece la enfermedad física o mental.
Con el desarrollo de la medicina del XVII y XVIII se retoma esta teoría,
pensando que los órganos se autorregulan, de tal forma que el cuerpo tiende a
la armonía, regulando los valores “irregulares”.
Modernidad:
Depresión:
I. Hacking afirma que las enfermedades tienen causas culturales y que tras el
diagnóstico de una enfermedad se produce un efecto bucle, es decir, que ya no
se tratará igual a ese individuo, sino que sus relaciones se marcarán a partir de
ese diagnóstico. Foucault y Goffman desarrollaron la antipsiquiatría,
psiquiatrías que rompen con la metodología tradicional. Foucault se centra en
la historia de la locura, fijándose en los límites de la normalidad y la locura,
mientras que Goffman se interesa por cómo se trata a los locos
introduciéndose en un internado para proceder a un análisis que consta de
siete procesos que sufren los recién internados. Desculturización, mutilación
del yo, pérdida del nombre, del equipo de identificación y de técnicas
defensivas, unión de esferas y control absoluto.
Además, Foucault analizó cómo la medicina ha desarrollado su saber sobre la
locura a partir del XVII, y descubre que la medicina no tenía ni idea de lo que
eran los locos. A mediados del XVIII en París hay muchas personas
problemáticas, difíciles de ordenar. Por lo que se crean los hospitales
generales para encerrar y ordenar a la gente, el Gran Encierro, y se encierra al
1% de los parisinos, unas 6.000 personas que dificultaban el correcto
funcionamiento de la sociedad por ser desordenadas (locos, ladrones,
prostitutas…), para así organizarlas, categorizarlas médicamente y retomar el
orden social. Al no poder mantener a todos, se ofreció un trabajo asalariado: “si
trabajas, sales de aquí, ¿aceptas?”. La mayoría se fue, menos 2 grupos, los
enfermos (curables e incurables) y los locos (incurables). Los médicos no
sabían cómo clasificarlos, y comenzaron a interrogar a estos locos. Los
primeros tratados médicos definen a los locos por su actitud, al ser encerrados
y querer salir, se les vinculó con la furia. Foucault dice que están furiosos por
estar encerrados y no al revés.
En los años 60 las CCHH constituyen el saber positivo del ser humano para
saber lo que somos. La psicología y la psiquiatría dan forma a la idea del sujeto
moderno. Entre los años 60-70 los saberes que nos constituyen son más
importantes que el individuo, ganando importancia la cultura en la que nos
desarrollamos. Los antropólogos culturales y etnógrafos advirtieron que no solo
debemos mirar los gestos individuales, sino también los colectivos, para
entender una cultura. Las diferencias culturales cambian el foco de
investigación del sujeto a la cultura, y las funciones del individuo en esa
cultura.
El neoliberalismo:
- Gestionamos nuestro capital: Bordieu entiende el capital no solo económico,
sino social, cultural u otros: invertimos en nuestra educación, ocio, trabajo, etc.
en función del riesgo/beneficio. Se piensa la vida entera en términos de
riqueza y beneficio. Todas nuestras acciones son inversiones en nuestro capital
(económico, social, cultural…).
- Somos casi una empresa: como gestores de esta, nuestra tarea es cuidar
nuestro capital, y su fin es el máximo beneficio. Aplicado al sujeto es la
superación continua e indefinida de uno mismo. En torno a los años 60, la
psicología desarrolló el management y el coaching, este último trata de
motivarte en tu vida para realizarte y dice que tú decides sobre todo lo que te
concierne. Todas estas disciplinas dicen que los problemas personales se
solucionen como si fueran problemas empresariales. El sujeto se convierte,
además de en una empresa, en contable de su propio rendimiento.