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SEDE PORTALES.
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y SOCIALES.
TERCER CICLO SECCION ¨B¨¨
ROMA
Las instituciones romanas perduraron a través de los siglos, y muchas de ellas aún se
encuentran vigentes. El Derecho Romano tuvo la característica de crear un sistema
jurídico que podía aplicarse, no sólo al territorio propio de Roma y a los pueblos
conquistados, sino que, debido a su eficacia, fue adoptado incluso por otros países.
El procedimiento romano atravesó tres momentos o periodos fundamentales:
a) El primero de ellos fue el denominado “periodo de las acciones de la ley”. Esta
etapa del procedimiento se caracteriza por la formalidad y la solemnidad que debía
imprimirse en todos los actos jurídicos, requiriendo utilizar ciertos gestos, movimientos
y expresiones para su desenvolvimiento
Se trata de un derecho ritualista muy inflexible, en el que la falta de cualquiera de los
requisitos antes citados podía significar incluso la pérdida del juicio.
La ley sólo determinaba cinco acciones que se podían ejercitar: la primera de ellas
denominada “acción por sacramento”; la judicis postulatio; la conditio; la manus
injectio y, finalmente, la pignoris capio.
Las tres primeras acciones culminaban en sentencia, y las dos últimas no eran
propiamente acciones, sino más bien se referían a la forma de ejecutar sentencias ya
obtenidas.
A continuación, se da una breve explicación de cada una de estas acciones:
❑ La acción por sacramento.
Esta fase se componía de cuatro partes que eran la demostración; la pretensión del
demandado, la facultad de sentenciar y, finalmente, la facultad de adjudicar. Las tres
primeras fórmulas se daban en todo juicio, mientras que la última sólo en casos
relativos a la propiedad.
LOS GERMÁNICOS
El derecho germánico anteponía los intereses colectivos a los particulares, es decir, se
daba mucho peso a la opinión de la mayoría, sacrificando desde luego el interés de una
sola persona.
El proceso era oral y público, lo desarrollaban ante un grupo de ciudadanos de la
localidad convocados para tal fin y el juez sólo funcionaba como director y moderador
de la actividad de las partes.
El fallo no dependía del juez, sino de los convocados para juzgar; ellos eran quienes
decidían si procedía o no la reclamación entablada para que el juez únicamente
impusiera la pena.
Los medios de prueba eran diversos, pero dirigidos principalmente a aspectos
religiosos, por lo que el juicio se convertía en divino o, dicho, en otras palabras, se
desarrollaba el denominado “juicio de Dios”.
Las pruebas eran las siguientes:
a) Prueba de fuego: Podía desarrollarse en varias formas: la persona tocaba un objeto
candente, si se quemaba, obviamente, era culpable. Otra forma era aquélla en la que
se ponía a caminar al presunto culpable sobre objetos candentes con sus pies
descalzos, lo cual significaba una atrocidad y una prueba difícil de superar, ya que si no
lograba caminar un número determinado de pasos se le consideraría culpable.
b) Prueba de agua. Se desarrollaba de diferentes formas: una de ellas era sumergir a
ambas partes en el agua, la que saliera primero a tomar aire se consideraba culpable.
Otra de las formas era arrojar a la persona atada a un objeto pesado al fondo del agua,
y si Dios consideraba que era inocente, le liberaría del peso para que volviera a la
superficie; pero si el Creador consideraba culpable a la persona, entonces no podría
ayudarlo ni protegerlo y el individuo moría ahogado
c) Prueba de fuerza. Las partes en conflicto se enfrentaban a una batalla; se
consideraba que Dios protegería al inocente, por lo que el que perdía la batalla también
perdía el juicio.
d) Prueba de Juramento. Quien era sometido a esta prueba debía formular un
juramento, para que, acto seguido procediera a tragar un pedazo de pan, la idea era
que si había perjurio Dios le cerraría la garganta impidiéndole que tragara el pan.
Por otra parte, también es característica de este proceso la inmediatez física del juez,
que implica que este funcionario, de forma personal, tenía conocimiento de la causa
puesta a su consideración.
Un avance más es el relativo a que las sentencias interlocutorias: éstas no debían ser
apelables, además de que el juez debía desechar de plano los escritos o recursos en
los que cualquiera de las partes buscara entorpecer el curso del proceso.
Aquellas cuestiones incidentales, cuyo objetivo era retrasar el desenvolvimiento del
proceso, debían ser denegadas, y la posibilidad de impugnación únicamente se
reservaba para la sentencia que se dictara.