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Derecho Romano

Derecho Procesal
El Proceso en Roma

Es el conjunto de actuaciones procesales conducentes a resolver un conflicto de intereses entre particulares mediante la dictación

de una sentencia por parte de un tercero imparcial, el juez. En un proceso, por lo general, existen dos partes: la que acude al juez

para reclamar la protección de un derecho (el demandante o actor) y la que se defiende mediante excepciones (el demandado o

reus). En Roma, a grandes rasgos existían dos tipos de procesos:

•Proceso público: es aquel en que el interés comprometido es el de la res pública. Las materias propias de este proceso son las

cuestiones administrativas en que participa el Fisco y los delitos. Son resueltas enteramente por los magistrados.

•Proceso privado: resuelve los conflictos entre particulares, conoce un magistrado, pero un juez privado designado por las partes,

siguiendo las instrucciones del magistrado.


Clasificación de las acciones: desde las primeras acciones del Derecho Romano,
las acciones pueden clasificarse según el tipo de pretensión que se intenta hacer
valer en estas. Así, las acciones pueden ser:

•Acción declarativa: es aquella que busca que la autoridad judicial se pronuncie


otorgando o reconociendo un derecho  de manera permanente en favor de una de
las partes.

•Acción ejecutiva: se busca hacer valer y garantizar un derecho existente de una


de las partes, mediante la ayuda de la fuerza pública.
Las acciones de la ley

Este es el procedimiento más antiguo en Roma,


cuyo origen los encontramos en los mores
maiorum, pero su nombre se debe a que estas
acciones se recogen en la Ley de las Doce Tablas.
(Desde conflicto Patricio-Plebeyos) Aplicadas por
el pretor. Alguna de estas acciones eran
declarativas y otras ejecutivas.
Las más antiguas corresponden a los dos actos de violencia
privada más simples sobre lo que podía caber la calificación de
ius:

1. Manus Iniectio: (ejecutiva) o aprehensión corporal. Sólo


utilizable por ciudadanos romanos. Condena judicial previa, o
con un derecho reconocido de deuda, se daba plazo de 30 días a
deudor para que pague, si no , en este caso se apoderaba de él, lo
apresaba 60 días, con la obligación de llevarlo al mercado en tres
ocasiones, para hacer pública la situación de que esa persona era
su  deudor y no podía pagar la obligación, además, porque podía
existir la opción de que alguien pagara su deuda o apareciese otro
acreedor del mismo deudor. Si nada de eso pasaba, el acreedor le
podía dar muerte o lo vendía como esclavo de una persona. 
Responde a una concepción según la cual es la propia persona física del
deudor quien queda vinculada por la deuda, como si se hallase en una
situación potencial de servidumbre o esclavitud. La persecución de una
deuda incide más en la persona del deudor que en los bienes, por lo que la
manus iniectio es, con toda propiedad, una acción personal. En etapas
históricas posteriores se prohibió reducir a una persona a la esclavitud por
deudas, pero se mantuvo la concepción de que la propia persona del deudor
era susceptible de apreciación pecuniaria,  garantizando con esto el pago de
la deuda: las acciones que persiguen un débito siempre se considerarán
personales, puesto que sólo se puede perseguir a esa  persona. Termina esta
acción, pero sólo entre particulares con este tipo de fuerza hasta el caso de
un joven, en que padre salió a conseguir el dinero para pagar al acreedor,
pero no lo obtenía para lo cual el acreedor se enamora del joven, comienza
a pedirle ciertos servicios, a lo que se niega el joven, privándolo el acreedor
de alimentos y dejándolo en notoria precariedad. El pueblo se manifestó en
contra de esta acción y llevó a que en casos privados se puede perseguir el
cumplimiento de la obligación pero no mediante una persona física. Sin
embargo, se mantenía en deudas con el fisco.
Es una acción ejecutiva, porque persigue una deuda indiscutible,
sobre cuya existencia no cabe duda.

Esta certeza debe provenir:

•Damnatio privada. Declaración solemne de una persona, en que


se establece que alguien es deudor de otro.
•Legado damnatorio. El testador declara que el heredero es
deudor de otro.
•Nexum. El propio deudor constituye su cuerpo como garantía del
pago de una deuda.

•Damnatio pública o condemnatio. Declaración del magistrado


respecto de que el deudor es efectivamente quien lo confesa ante
él. Más tarde, con las acciones declarativas, al decidir sobre una
deuda controvertida, el iudicatum del juez es tenido como una
condemnatio (sentencia condenatoria).
En la época arcaica, el proceso se inicia con una invitación formal al deudor. Es
imprescindible la presencia de ambos, a tal punto de que el acreedor puede
conducir al demandado por la fuerza. Una vez ante el magistrado, y verificada le
existencia de la deuda. Se le da un plazo de 30 días para que pague o pida plazo,
si no lo hace, es conducido nuevamente in iure, comenzado la manus iniestio
propiamente tal, en que debe pagar o presentar un vindex. El vindex es similar a
lo que conocemos hoy como fiador, y puede detener la ejecución pagando la
deuda o impugnando el procedimiento. En el último caso, si lo logra probar la
ilegitimidad del proceso, él será condenado. Finalmente, si el demandado o el
vindex no pagan la deuda, serán convertidos en esclavos. Posteriormente nace
una acción para el vindex que paga la deuda, en que se constituye en damnatio al
deudor original, pero devolver lo pagado por el vindex, similar a la actual acción
subrogatoria.
2. Vindicatio:
Similar a la actual acción reivindicatoria, es el apoderamiento de una cosa. Los litigantes
que disputan la cosa comparecen in iure llevando el objeto litigioso, o un símbolo, si se
trata de un inmueble. Ante el magistrado, ambos sucesivamente y con gestos idénticos y
palabras solemnes, afirman que el objeto les pertenece y fingen luchar por él hasta que el
magistrado llama a la paz. Luego, las partes hacen un juramente de pagar al Erario público
el valor de la cosa si resulta ser adjudicada a la contraparte.
Se presenta el problema de la posesión interina de la cosa, dada la absoluta simetría de
ambos litigantes. Se resolvía entregando la posesión a un tercero (sequester) mientras
dudara el proceso. Más adelante, la posesión solía quedar con el demandado o con aquel
litigante que ofreciera mayores seguridades de restituir la cosa y los frutos, dependiendo
del tipo de litigio.
3. Legis actio per Sacramentum

• Especie de apuesta cruzada entre demandante y


demandado que en presencia del magistrado prometen
solemnidades para pagar el tesoro público de 50 o 100
ases en caso de no ser cierta su pretensión.

Declarativa
4. Levis actio per iudicis arbitrive postulationem:

La característica bipartición de los juicios romanos de la época clásica, en que

una parte está a cargo del magistrado (con potestas) y la otra al juez (con

auctoritas), nace de esta acción. Se crea este procedimiento para la reclamación

de deudas nacidas de una sponsio, o promesa sacral o solemne del pago de una

cantidad. Esta acción declarativa permite superar las dificultades de la simetría

de la acción anterior, transformando el litigio por la propiedad de una cosa en

uno por el pago de una deuda. Supuesto originario pudo ser servir de base al de

división de una herencia, cosaque por la naturaleza de la cosa se hacia imposible.

Declarativa.
Aún más moderna que la anterior, servía para reclamar deudas pecuniarias de

cantidad cierta y deudas de objeto cierto. El actor cita al deudor, y si este niega la

deuda, lo conmina dentro de 30 días para elegir un juez. Tiene ventaja sobre la anterior

en que el actor no necesita expresar la causa de la deuda, por lo que resulta más

ventajosa la prueba para este. Sólo debe expresar el monto.

Declarativa.
Procedimiento Formulario
Durante el período clásico, el litigio es
privado y la acción es concreta o típico.
Es privado porque se refiere únicamente a
actos de violencia privada, quedando
excluidos asuntos de interés público.
También le da este carácter el hecho de que
la misma resolución del litigio corresponde a
una persona privada, designada por los
propios litigantes (iudex privatus) y no a un
funcionario administrativo.
La acción también es típica, lo que significa que a cada
litigio corresponde una acción: la jurisprudencia o el
Edicto ofrecen modelos de reclamaciones, los que son
adaptados durante la fase in iure, para que reflejen de
manera exacta el contenido actual de la controversia.
Precisamente, las actuaciones ante el magistrado tienen
como finalidad principal el determinar cuál es el
contexto exacto de la acción; el documento que recoge
estos términos, llamado fórmula, constituye el único
principio vinculante para el juez privado, quien deberá
atenerse a las instrucciones en él contenidas para que el
iudicatum pueda tener eficacia ejecutiva
Fases procedimiento Formulario

En el procedimiento clásico se distinguen dos fases distintas:


•Fase in iure: se desarrolla ante el magistrado, durante la cual los litigantes formulan las reclamaciones y
sus argumentos jurídicos. En esta fase se confecciona la fórmula, eligiendo aquella correspondiente al
litigio particular y remplazando los nombres y cantidades genéricos. La fórmula es una orden del
magistrado (quien tiene potestas pregunta) al juez para que resuelva el litigio.
•Fase apud iudicem: se sigue ante el juez privado, en la que se rinden las pruebas y pronuncia el
iudicatum fundado en la opinión del juez. La existencia de jueces privados se explica por el prestigio de
los jurisprudentes (quien tiene auctoritas (quien ejerce tutela) responde en la época clásica del Derecho
Romano.
El magistrado se inhibe de juzgar, y sus facultades (iurisdictio) se limitan a determinar el contenido del
litigio y garantizar el cumplimiento de la eventual sentencia. El iudex, en cambio, ejerce la iudicatio
(sentencia), que consiste en resolver la contienda al tenor de las pruebas. La distinción procesal entre
iurisdictio (actuación judicial, en general) y iudicatio sólo se dan en estos litigios propios de época clásica,
no así en las acciones de la ley ni en el procedimiento extraordinario de la época posclásica.
LITIS CONTESTATIO
La fase in iure concluye con la Litis contestatio, cuando se ha
desarrollado de forma normal, y siendo posible redactar la fórmula y
continuar el litigio ante el juez.

La Litis contestatio es el momento más importante del proceso, por la


participación de los litigantes y del magistrado y por los efectos que
produce.

Extintivo
Regulador
Creador
•Efecto extintivo o consuntivo: una vez ha sido aceptada y redactada la fórmula, queda extinguida la
acción de manera tal que no podrá ser deducida nuevamente. Si se trata de una acción personal, la
acción de extingue ipso iure por la litiscontestatio. En las demás acciones, este efecto deberá ser
alegado mediante una excepción.

•Efecto regulador: se produce cuando el magistrado, investido de iurisdictio, escucha las reclamaciones
de las partes a fin de encausar la contienda por vías jurídicas: se determina definitivamente el contenido
del litigio y la posición de las partes, y no se pueden introducir modificaciones posteriores a la fórmula.
El objeto litigioso se hace inalienable y cesan los plazos de los que podía depender una expectativa o
una caducidad.

•Efecto creador: en cuanto el magistrado garantiza la ejecución de la futura sentencia, la litiscontestatio


tiene un efecto creador o generador de posiciones jurídicas. En el mismo momento de la
litiscontestatio, por ejemplo, surge la obligación de devolver los frutos de la cosa reivindicada. Más
adelante, las consecuencias prácticas se manifiestan en que el magistrado otorga acciones reales a los
adjudicatarios de cuotas en un juicio divisorio, y una acción persona, ejecutiva, a favor del demandante
que obtuvo sentencia condenatoria.
La prueba

En general, se dice que la carga de la prueba (onus probandi) recae sobre quien
afirma un hecho y no sobre quien lo niega, de tal manera que debe normalmente ser
el demandante quien deba probar los presupuestos fácticos aducidos en la intentio.
Este principio general puede verse alterado, puesto que si el demandado deduce una
exceptio, esta puede depender de aceptar tácitamente los hechos de la demanda, por
lo que el defensor debe probar los hechos en que funda su excepción. A su vez, el
actor puede atacar la excepción con una replicatio, aceptando los hechos de aquella
y probando su réplica.

Tampoco considerará necesaria el juez la prueba cuando presume la existencia de
un hecho. Se entiende por presunción el acto por el cual, de un hecho conocido se
deduce la existencia de otro desconocido del que depende ordinariamente. Por
ejemplo, se puede presumir del hecho conocido del parto normal que la
concepción ha tenido lugar 270 días antes. La presunción tiene el efecto de
invertir el peso de la prueba, pues cuando el juez presume un hecho y dispensa de
su prueba a quien le incumbe, por lo general el otro litigante puede destruir la
pretensión mediante contrapruebas. La más importante y general de las
presunciones es aquella que deriva de la posesión, que da a quien la detenta
apariencia de dueño mientras no se pruebe lo contrario. Nacen del juez o de la
jurisprudencia.

•Distinta de la presunción es la ficción, pues no parten de la ocurrencia ordinaria


de un hecho, sino que dan por supuesta la ocurrencia de lo que se finge. Las
ficciones sólo pueden ser creadas por un acto de potestad.
Según sean los litigantes o el propio juez quienes se
procuran los medios de prueba, se dice que rige el
principio dispositivo o el principio inquisitivo. En el
procedimiento formulario, las partes presentan los
medios de prueba y el juez se ha de atener a ellos, sin
que pueda indagar nuevos medios por propia iniciativa;
pero, como compensación, aprecia libremente el valor
de las pruebas, sin que le venga impuesta medida
alguna, ni por ley ni por fórmula. Rige el principio
dispositivo y el sistema de libre valoración de la prueba.
Acciones Honorarias
Estas acciones son recursos procesales que derivan del imperium del
pretor. Uno de los requisitos para que el juicio sea “legítimo” es que la
fórmula sea civil, esto es, de creación jurisprudencia por derivación
directa de las antiguas legis actiones, y esto se nota en la referencia que se
hace en las fórmulas al ius civile. Sin embargo, estas acciones provienen
del magistrado, generalmente el pretor, mediante su edicto. Son acciones
mixtas, ya que persiguen tanto el pago de la pena como la reparación del
daño.  Podemos mencionar por ejemplo:

•Acción ficticia: busca extender el efecto de una acción civil a relaciones


que no caen exactamente en sus presupuestos. Contienen una ficción en la
que se la da al juez la posibilidad de sustituir un hecho real por uno
ficticio.
•Acción con transposición de personas: al igual que el anterior, busca extender los efectos
de las acciones clásicas del derecho civil a otras situaciones. En este caso, hacer exigibles las
deudas contraídas por personas dependientes. En el sistema familiar romano, solo el padre es
titular de patrimonio y goza de capacidad jurídica. Los hijos mayores de edad así como
también esclavos, sí tienen capacidad de realizar actos jurídicos, sólo que los efectos
pecuniarios negativos no se extienden al patrimonio del padre. Estas acciones permitían,
mediante una ficción, poner el nombre del hijo en la intentio y el nombre del padre en la
condemnatio, para poder efectivamente las deudas contraídas por el primero.

•Acción in factum: el magistrado da directamente protección a casos no contemplados con el


ius civile. En general tienden a reprimir comportamientos no contemplados por la
jurisprudencia y basado en los hechos, que el pretor considera dolosos. Que se otorguen por
un “hecho” no significa que se crea un nuevo “derecho”, sino que se limita a proteger
situaciones determinadas. Más adelante se identificará un “derecho” con un “hecho protegido
por una acción”. La prueba era lo fundamental para probar el hecho
Procedimiento Extraordinario
La cognitio extraordinem es un procedimiento escrito: mediante escrituras han de formalizarse tanto la citación al
demandado como la demanda misma y la contestación o defensa del demandado. La citación, en un principio remitida
por el demandante, se convierte en un acto público ordenado por el juez.
Notificado el libellus, las partes deben comparecer ante el juez a una primera audiencia, donde el demandado puede
allanarse (confessio in iure), si no ocurre así, los litigantes definen los términos sobre los que se pronunciará el juez: a
este acto se le llama también litis contestatio, pero no tiene los mismos efectos que en el procedimiento formulario,
puesto que la devolución de los frutos se debe desde la contestación, y el efecto extintivo se produce con la dictación de
la sentencia.
Los efectos de las excepciones también son distintos, puesto que en este procedimiento, al acogerse una excepción,
puede bajar el monto de la condena; en el procedimiento clásico, acoger una excepción significa desestimar la acción en
todas sus partes. Además, pueden deducirse excepciones hasta antes de la dictación de la sentencia, salvo las excepciones
dilatorias, esto es, las que atacan a la forma y no al fondo de la pretensión, como la incompetencia o recusación del
magistrado, capacidad o calidad del demandante o su representante, entre otras.
La prueba en procedimiento
extraordinario
La prueba se rige por principios totalmente opuestos al procedimiento formulario:
libre actividad del juez para procurarse los medios probatorios (principio
inquisitivo), pero sujeto a una escala predeterminada por la ley para la apreciación
del valor determinante de los medios (sistema de prueba tasada). La legislación
imperial impone presunciones, que pueden ser, según su intensidad:
•Simplemente legales (iuris tantum): pueden ser destruidas con pruebas en contrario.
•De derecho (iuris et de iure): no se admite prueba en contrario que las contradiga.
El litigio puede dar lugar a diversas resoluciones. Por un lado,
aquellas inapelables que están destinadas a decidir cuestiones que
afectan al desarrollo del proceso: sentencias interlocutorias. Al final
del litigio debe pronunciarse sobre la contienda principal, de forma
escrita y apelable ante la Cancillería Imperial: sentencia definitiva. El
juez puede condenar parcialmente o incluso condenar al actor,
además de condenar en costas a aquel litigante que no obtenga
sentencia favorable, puesto que la administración de justicia ha
dejado de ser gratuita.

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