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ƒ Origen del poblamiento humano del Continente Americano

Según la hipótesis más aceptada, el poblamiento de América proviene de Asia


durante la última glaciación en el Pleistoceno (aproximadamente 40.000-30.000 a.C.)
América fue el último continente en ser poblado, en tiempos prehistóricos, por los
seres humanos. Científicos de diferentes partes del mundo investigan y debaten
acerca de la antigüedad de dicho proceso, y hay una serie de preguntas clave que
orientan las investigaciones arqueológicas en esta problemática
Aquellos grupos humanos cruzarían el estrecho de Bering cuando las heladas
provocaron descensos en el nivel del mar y los dos continentes formaron un solo
bloque durante miles de años. La forma de vida era la que denominamos cazadora-
recolectora, es decir, gente que se mueve en pequeños grupos familiares, obteniendo
los medios de subsistencia a través de la caza, la recolección y la pesca. Otra
característica de estas poblaciones es la alta movilidad anual, en relación a cómo se
distribuyen los recursos en el ambiente.
El poblamiento se realizó de norte a sur: partamos del norte, en Alaska los
hallazgos humanos datan de hace 30 mil años, en Canadá 30 mil años, California 27
mil años, México 20 mil años, Venezuela 14 mil años, Perú 18 mil años, Chile 11 mil
años y en la Patagonia 9 mil años.
También existen acuerdos en que el origen de las primeras poblaciones
humanas en arribar a América procedía del noreste asiático e ingresaron por el
“puente de Bering” (actualmente estrecho de Bering) y la costa pacífica, aunque
algunos colegas norteamericanos postulan otras rutas de poblamiento como un
ingreso desde Europa a través del océano Atlántico. También existen debates acerca
de si la dispersión humana hacia el interior del continente se produjo bordeando la
costa Atlántica, la Pacífica, por las cordilleras, o por dos o más de esas alternativas.
Formación de las Áreas Culturales Prehispánicas

Aridamérica: Las sociedades de esta región semiárida conservaron por milenios


un modo de vida nómada y una subsistencia basada en la caza-recolección. La
permanencia de esos grupos debe verse como una exitosa adaptación y sobrevivencia
ante un medio especialmente difícil. Para ello contaban con un instrumental básico
pero de probada eficacia, lo que en sí mismo constituye un notable logro cultural.

Los pobladores de Aridoamérica tuvieron que adaptarse a un medio


especialmente difícil de habitar. Debido a las condiciones ambientales poco buenas
para la agricultura, la caza y la recolección se convirtieron en su principal actividad
para obtener alimentos. Sabían fabricar herramientas para cazar, como el arco, la
flecha y lanzas con punta de piedra. Fue la segunda área geográfica-cultural más
grande del México antiguo. Se ubica entre el norte de lo que hoy conocemos como
México y al sur de lo que hoy conocemos como Estados Unidos de América.

Oasisamérica: Abarcaba partes del Suroeste de Estados Unidos y del Norte de


México, y era habitada por grupos sedentarios agrícolas que llegaron a poseer
manifestaciones culturales complejas. Oasisamérica incluye tres grandes culturas:
anasazi, hohokam y mogollón. Esta última es la que se extendió sobre el norte del
actual territorio mexicano y es a la que se relaciona el sitio oasisamericano más
importante: Casas Grandes o Paquimé.

Estos grupos mantuvieron una estrecha relación con los mesoamericanos, de


quienes aprendieron a construir sistemas de riego y edificaciones como las destinadas
al juego de pelota, incluso comerciaban con piedras como la turquesa. Esta región
cultural se encuentra en el noroeste de lo que hoy conocemos como México y el
suroeste de lo que hoy conocemos como Estados Unidos de América; en ese territorio
están parte los actuales estados de Sonora, Chihuahua y Baja California.
Mesoamérica: A partir de 2500 a.C. gran parte del territorio que ahora ocupan la
República Mexicana y algunos países centroamericanos albergó uno de los
desarrollos más originales del mundo antiguo. Esa área cultural es conocida como
Mesoamérica. Es un territorio de extraordinaria riqueza natural en el que se
encuentran diversos medios ambientales, que abarcan desde extensos litorales
marinos hasta altas montañas, cada uno con un gran potencial productivo y una gran
disponibilidad de materias primas específicas.

Esa diversidad ecológica se vio reflejada en la de las culturas que la habitaron, y


propició el establecimiento, desde épocas tempranas, de redes de intercambio, uno de
los factores fundamentales en la integración de la zona mesoamericana.
Independientemente de la configuración territorial que adoptó en distintas épocas, que
sin duda se derivaba de las modalidades específicas en que se daban las relaciones
entre sus distintos grupos, el área mesoamericana ha sido dividida en varias regiones,
cada una de las cuales corresponde a un espacio en el que se desarrollaron culturas
con rasgos particulares, si bien éste no es el único criterio utilizado en la
regionalización, pues se consideran además otros factores, principalmente la
asociación con condiciones geográficas determinadas.

Áreas de recolectores, cazadores y pescadores las sociedades aborígenes


Americanas
Ubicación:
Habitaron la costa del norte de Chile, en el litoral de arreísmo absoluto que va
desde Pisagua hasta Chañaral. Aquí se produce el enfrentamiento entre uno de los
mares más ricos del mundo con uno de los desiertos más áridos. En toda esta
extensión no hay ríos que logren cruzar la depresión intermedia, a excepción del rio
Loa. La Cordillera de la Costa es bastante escarpada, alcanzando las mayores alturas
del territorio chileno y se acerca al mar hasta el punto de dejar sectores sin playas.
Esta barrera logra atrapar las neblinas o camanchaca que humedecen sus laderas,
generando una vegetación de cactus, arbustos y hierbas, que sustenta animales como
el guanaco, la taruca o ciervo andino, la chinchilla y otros roedores y aves.
Se organizaban en pequeñas bandas familiares que se desplazaban a lo largo
de la costa. A medida que perfeccionaban su economía marítima, su movilidad se fue
reduciendo gradualmente y les fue posible organizarse en grupos algo mayores en
torno a campamentos semipermanentes, especialmente en sectores de concentración
de recursos, donde se reunían diversas comunidades que mantenían relaciones a
través de alianzas políticas y redes de parentesco. La organización social al interior de
cada grupo se mantuvo bastante igualitaria.

Organización económica, política y social

Las sociedades cazadoras-recolectoras, como su descriptivo nombre indica,


son culturas en las que los seres humanos obtienen sus alimentos mediante la caza, la
pesca, la necrofagia, y la recogida de plantas silvestres y otros comestibles. a menudo
vivían en grupos de pocas docenas de personas, compuestos por varias unidades
familiares. Desarrollaron herramientas que los ayudaban a sobrevivir y dependían de
los alimentos que abundaban en el área; si el territorio no prodigaba el sustento
requerido, se veían obligados a mudarse a bosques más verdes (aún no existían los
pastizales). Lo más probable es que en general los hombres cazaran y que las mujeres
se dedicaran a forrajear.
Estos grupos tuvieron una economía de subsistencia basada en la caza, pesca y
recolección de recursos marítimos, como moluscos, peces, mamíferos marinos y aves
y con menor énfasis aunque complementario, de animales y vegetales terrestres
obtenidos en la cordillera costera.. La captura del lobo marino como alimento fue una
actividad prioritaria, aprovechando además sus huesos y especialmente sus cueros,
los que cosían e inflaban para construir sus balsas. La navegación les permitió
ampliar el radio de recolección de sus alimentos e incorporar nuevas presas (peces de
mar abierto y cetáceos). Al mismo tiempo, la incorporación del cobre en la
fabricación de anzuelos y otras herramientas otorgó mayor efectividad a la pesca,
logrando de este modo una explotación más integral de los recursos marítimos. Su
dieta era complementada con plantas cultivadas que obtenían por medio de
intercambio con las poblaciones agrícolas del interior de la región nortina.
Se organizaban en pequeñas bandas familiares que se desplazaban a lo largo
de la costa. A medida que perfeccionaban su economía marítima, su movilidad se fue
reduciendo gradualmente y les fue posible organizarse en grupos algo mayores en
torno a campamentos semipermanentes, especialmente en sectores de concentración
de recursos, donde se reunían diversas comunidades que mantenían relaciones a
través de alianzas políticas y redes de parentesco. La organización social al interior de
cada grupo se mantuvo bastante igualitaria.

Manifestaciones culturales

La teoría, que dominó por muchos años, sobre cazadores consideraba que los
hombres eran quienes salían a cazar y las mujeres y los niños recolectaban.13
También que las mujeres tenían como prioridad principal dedicarse a la crianza de los
hijos, por lo cual, no podían cazar ya que era peligroso y menos rentable. Sobrevivían
gracias a la caza y la recolección. Se refugiaban en cuevas, cavernas y pequeños
campamentos, ya que aún no tenían la habilidad de transformar su entorno. Hasta que
comenzaron la domesticación de plantas como el maíz, pudieron asentarse de manera
semipermanente o permanentemente

Área de cultivadores de aldea

Ubicación

Organización económica, política y social

Los cultivadores de aldeas guardaban las semillas de las plantas, las cultivaban (o
plantaban) y luego las cosechaban.

Manifestaciones culturales
Área de altas culturas

La zona Mesoamericana, incluía el centro y sur de México, toda Guatemala, el


occidente de Honduras, y una pequeña parte de El Salvador, donde se desarrollaron
las civilizaciones Mayas y Aztecas.
La zona Colombiana – Centroamericana, que incluye en términos actuales:
Nicaragua, Costa Rica, Panamá, la mayor parte de Honduras, la parte oriental de El
Salvador y parte de la Colombia cordillera.
La zona Andina, comprendía toda la parte de la cordillera de Sudamérica, o sea los
territorios atravesados por los Andes que ocupó el Imperio Incaico.
Ubicación

Organización económica, política y social

Manifestaciones culturales

ƒ La cultura aborigen: su legado y realidad actual.

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