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El ciclo conocido como "el Niño" y su fase opuesta "la Niña" son la causa de la mayor
señal de variabilidad climática en la franja tropical del océano Pacifico, en la escala
interanual. Son las componentes oceánicas del ENOS (Oscilación del Sur) que
corresponde a la aparición, de tiempo en tiempo, de aguas superficiales relativamente
más cálidas (El Niño) o más frías (La Niña) que lo normal en el Pacífico tropical central y
oriental, frente a las costas del norte de Perú, Ecuador y sur de Colombia.
El Fenómeno de "el Niño" es un evento climático que se genera cada cierto número de
años por el calentamiento del océano Pacífico. Sus efectos son notables en el norte de
la región Pacífica, los departamentos de la región Andina y en los departamentos de la
región Caribe.
El efecto de “La Niña” en nuestro país se caracteriza por un aumento considerable de las
precipitaciones (anomalías positivas) y una disminución de las temperaturas (anomalías
negativas) en las regiones Andina, Caribe y Pacífica, así como en áreas del piedemonte
de los Llanos orientales, mientras que en la zona oriental (Orinoquía y Amazonía), dichas
variables tienden a un comportamiento cercano a lo normal, sin ser muy claro el patrón
climatológico ante la presencia de un evento frío. La ocurrencia de un fenómeno como
“La Niña”, sugiere un acoplamiento del océano y la atmósfera y de acuerdo con lo
expuesto a final de enero de 2011 por la Organización Meteorológica Mundial (por
consenso de diversos centros climáticos del mundo), “…este episodio (“La Niña”), se ha
caracterizado por un importante componente atmosférico y, según revelan los
indicadores correspondientes, se trata de uno de los episodios más intensos del último
siglo, con un fuerte acoplamiento océano-atmósfera.”
Para comprender conceptualmente los fenómenos, la circulación atmosférica asociada
al ciclo de estos fenómenos y los impactos generados sobre el territorio nacional,
consulte los siguientes documentos:
No es un fenómeno nuevo, pero en los últimos años oímos hablar cada vez
más de El Niño y de su "hermana climatológica", La Niña.
El nombre se lo dieron unos pescadores que notaron que, a veces, las aguas
oceánicas llegaban más cálidas a las costas de Perú en época navideña, en el
inicio del verano en Perú.
Lo llamaron El Niño en referencia al niño Jesús, pero su explicación nada tiene
que ver con la religión.
"Las primeras referencias escritas son de una carta de 1891 en la que un
peruano explica que su país está en un año de abundancia porque los
desiertos se volvieron más verdes y encontraron tipos de peces nunca vistos
hasta entonces", le cuenta a BBC Mundo Luis Alfredo Icochea Salas, catedrático
de Pesquera en la Universidad Nacional Agraria La Molina (Perú) y especialista
en oceanografía.
Pero la abundancia se transformó calamidad, en gran parte por falta de
infraestructuras cuando, unos 100 años después, en 1982-83, "vino un Niño que
nos agarró por sorpresa y que fue el desastre del siglo", explica Icochea, quien
lleva toda su vida estudiando el fenómeno.
Dice Icochea que ahora, más que un fenómeno El Niño es un evento, pues ocurre de
forma recurrente. Habitualmente, en promedio cada dos a siete años, pero las fechas
pueden variar.
"Se empezó a estudiar realmente en la década de 1970; los científicos vieron que no
era local, sino que abarcaba gran parte del Pacífico, y empezaron a registrar los años
en que la temperatura y las lluvias eran un tanto extremas debido a El Niño", le dice a
BBC Mundo Juan José Nieto, director del Centro Internacional para la Investigación del
Fenómeno de El Niño (CIIFEN), con base en Guayaquil, Ecuador.
Pero ¿qué sabemos sobre El Niño y La Niña?
A continuación, te contamos cómo se desarrollan estos eventos, cuáles son sus efectos
y por qué es importante estudiarlos.
¿En qué consiste El Niño y en qué se diferencia de La Niña?
"El Niño es parte de un fenómeno que tiene que ver con variaciones tanto en el océano
como en la atmósfera", explica Nieto.
Si lo resumimos mucho, podríamos decir que El Niño es la fase cálida de un evento
climatológico y La Niña, su fase fría. Pero es mucho más complicado que eso.
Son fases opuestas de un complejo patrón meteorológico tan poderoso que puede
alterar la temperatura global y causar efectos atmosféricos muy extremos en todo el
planeta.
El Niño suele darse más frecuentemente que La Niña y ambos pueden durar la mayor
parte del año, o incluso más.
¿Qué es ENOS?
"El ENOS nos sirve para agrupar estos dos eventos oceanoatmosféricos (El Niño y La
Niña) en mismo mecanismo", explica Nieto.
Este patrón describe la fluctuación de ciertas variables atmosféricas en el océano
Pacífico: principalmente, la Temperatura Superficial del Mar (TSM) y la presión del
aire sobre el agua oceánica.
Estos parámetros están estrechamente relacionados entre sí y deben darse las
condiciones adecuadas en ambos para que se forme El Niño, La Niña o ninguno de los
dos.
Por ejemplo, cuando la temperatura de la superficie del mar se eleva por encima de lo
normal, se podría desarrollar El Niño. Cuando está por debajo del promedio, se podría
formar La Niña. Y cuando no sube ni baja fuera del promedio, lo más probable es que
no se desarrolle ninguno de los dos.
Por lo tanto, la fase cálida del ENOS corresponde a El Niño (calentamiento oceánico),
mientras que la fase fría del ENOS, corresponde a La Niña (enfriamiento oceánico).
En cuanto a la presión del aire, los especialistas miden la diferencia de lo que ocurre
entre las partes occidental y oriental del Pacífico ecuatorial, utilizando mediciones
de Darwin, en Australia, y de Tahití, en la Polinesia Francesa.
Si la presión es más baja de lo normal en Tahití y más alta en Darwin, las condiciones
favorecen el desarrollo de El Niño. Si ocurre lo contrario, podría desarrollarse La Niña.
• La Niña está de regreso: qué es y qué significa para el clima en América Latina
Pero no es una ciencia exacta.
De hecho, ni siquiera está claro por qué ocurren estos fenómenos, aunque hay algunas
pistas.
Los científicos no están seguros de qué es exactamente lo que inicia el proceso. Pero,
de vez en cuando, las condiciones de presión del aire cambian sobre el Pacífico
ecuatorial, afectando los vientos alisios del sureste - de las regiones intertropicales-
que normalmente soplan de este a oeste.
Icochea dice que la rotación de la Tierra afecta al movimiento de esos vientos, que
actúan sobre la superficie del agua oceánica.
"Sabemos que el viento es el detonante, pero hay distintas teorías sobre por qué ese
viento se altera. Yo me inclino a pensar que tiene que ver con variaciones en la
actividad solar, que provocan calentamientos diferentes en el planeta y, a su vez,
presiones diferentes", dice Nieto.
Sabemos que el viento es el detonante, pero hay distintas teorías sobre por qué ese
viento se altera".
Juan José Nieto
Director del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño
(CIIFEN), Ecuador
Sea como fuere, durante El Niño los vientos alisios se debilitan, de manera que se
mueve menos agua hacia el oeste, por lo que la parte central y oriental del Pacífico se
calienta más de lo habitual.
"Generalmente, El Niño empieza a formarse por Australia a principios de año, y la
piscina de agua caliente comienza a avanzar y llega a Sudamérica hacia fin de año",
cuenta Icochea.
Lo que ocurre entonces es que esa enorme masa de agua cálida - lo que los científicos
llaman la "piscina de agua caliente" - transfiere mucho calor a la atmósfera porque el
aire cálido y húmedo se eleva desde la superficie del mar.
"A veces, viene después un enfriamiento muy brusco y se convierte en La Niña, aunque
también puede haber Niñas cuando no hay Niño", añade el profesor.
Durante La Niña, los vientos se fortalecen, por lo que la masa de agua calentada por el
sol es empujada hacia el oeste. Mientras tanto, en el Pacífico oriental, se eleva agua
fría y profunda para reemplazarla.
"Esas aguas frías controlan el clima y la temperatura del aire", dice Icochea. "Es como
si debajo del suelo de tu casa tuvieras aguas termales (El Niño) que generan calor, o
viceversa, bloques de hielo (La Niña) que te hacen sentir frío".
¿Qué consecuencias pueden tener El Niño y La Niña?
En gran medida, los efectos generados por El Niño y La Niña tienen que ver con la
posición de la corriente en chorro, un núcleo de fuertes vientos de 8 a 12 km sobre la
superficie terrestre que soplan el planeta de oeste a este.
Cuando ocurre El Niño, esos vientos tienden a desplazarse hacia el sur, lo cual puede
resultar en precipitaciones en gran parte del sur de Estados Unidos, y condiciones más
cálidas en el norte. Al mismo tiempo, se generan condiciones cálidas y secas en Asia y
Australia, y a veces en algunas partes de África y América del Sur.
El impacto directo ocurre tanto en Oceanía como en América, dice Nieto. En
Sudamérica, afecta principalmente en el norte de Perú, Ecuador y el sur de
Colombia.
"En Perú, el nivel del mar puede crecer como 50 centímetros y el agua se calienta a
veces hasta 12 grados más de lo normal en la superficie, pero en la zona norte", dice
Icochea. "Diciembre es la temporada más cálida para nosotros y si viene un Niño
fuerte, el calor se hace insoportable, y también hay unas lluvias abundantes que no
tenemos normalmente".
• "Súper El Niño", la peligrosa versión del fenómeno climático que se hace cada
vez más frecuente en el Pacífico
También puede ocurrir que haya una "Niña de doble inmersión"; es decir, dos
"Niñas" que se forman de manera consecutiva.
"El Niño y La Niña continuarán ocurriendo muchos años más. El cambio climático no es
el generador, pero crea un escenario diferente", explica Nieto.
"Si tienes la temperatura del aire y de los océanos es más alta o si se alteró la
composición de la química de las aguas, los impactos van a ser mayores. No porque el
humano lo haya generado, sino porque alteró el escenario sobre el cual se desarrolla",
agrega.
"Por otro lado, somos más personas, habitamos en zonas de riesgo, el area agrícola se
expandió... Entonces, el humano tiene muchísimo que ver en el impacto en sí".
"El Niño y La Niña no tienen por qué ser algo negativo", dice Icochea. El oceanógrafo
cree que "deberían ser algo aprovechable".
Juan José Nieto está de acuerdo. Él cree que "debemos aprender a convivir con El
Niño, así como hacían las culturas antiguas al construir albarradas para recolectar el
agua".
Satélites meteorológicos
Los satélites meteorológicos son un tipo de satélite artificial utilizados para supervisar el
tiempo atmosférico y el clima de la Tierra, aunque también son capaces de ver las
luces de la ciudad, incendios forestales, contaminación, auroras, tormentas de arena y
polvo, corrientes del océano, etc. Otros satélites pueden detectar cambios en la
vegetación de la Tierra, el estado del mar, el color del océano y las zonas nevadas.
El fenómeno de El Niño y sus efectos son registrados diariamente en imágenes
satelitales. El agujero de ozono de la Antártida es dibujado a partir de los datos
obtenidos por los satélites meteorológicos. De forma agrupada, los satélites
meteorológicos de China, Estados
Unidos, Europa, Canadá, India, Japón y Rusia proporcionan una observación casi
continua del estado global de la atmósfera, aunque a una escala muy detallada en la
que pueden identificarse los patrones nubosos y la circulación de los vientos, así como
los flujos de energía que generan los fenómenos meteorológicos
BIBLIOGRAFIA
https://www.bbc.com/mundo/noticias-59475688
http://www.ideam.gov.co/web/siac/ninoynina#:~:text=Son%20las%20componente
s%20oce%C3%A1nicas%20del,Ecuador%20y%20sur%20de%20Colombia.
https://es.wikipedia.org/wiki/Meteorolog%C3%ADa