Está en la página 1de 28

IGLESIA METODISTA LIBRE A DIOS SEA

LA GLORIA CARACAS.

SEMINARIO DE TEOLOGIA

Cátedra: NUEVO TESTAMENTO I

Instructor (a): Pbro. TS.T. Dioscoro Chávez

TRASFONDO HISTÓRICO DEL

NUEVO TESTAMENTO

Integrantes

Amable Noguera

Gladys Giménez

Carlos Piñero

Karina Morillo

Sara González

Alexandra Venegas
TRASFONDO HISTÓRICO DEL NUEVO
TESTAMENTO

CONTEXTO CULTURAL DE PALESTINA EN TIEMPOS DE JESÚS

La sociedad palestina del siglo I estaba llena de jerarquías y divisiones


sociales. Libres y esclavos, circuncisos e incircuncisos, judíos y
samaritanos, hombre y mujer, grecoparlantes y no grecoparlantes, ricos
y pobres, diferentes sectas o escuelas judaicas, etc. Esto es fundamental
para comprender el mensaje de Jesús y el porqué de su reacción. La
misma religión judía establecía estas jerarquías en muchos casos y
propiciaba divisiones enormes que chocaron al Galileo. De esto
hablaremos más adelante….

El griego era la lengua culta y del comercio, el arameo/hebreo era la


lengua hablada/escrita y el latín la lengua oficial. Por eso la inscripción de
la cruz de Jesús estaba en estas tres lenguas. Había enormes ciudades,
centros de poder económico, que tenían origen griego o romano y
gozaban de bastante independencia. Destacamos las ciudades de Séforis,
Tiberíades y Jerusalén. Estas ciudades estaban controladas por
mercaderes y gente poderosa que en muchas ocasiones no eran judíos.
En el campo la situación era distinta. La mayoría de la población era judía
y existía pobreza debido al mal reparto de la propiedad. La situación era
difícil.

Culturalmente, Palestina se vió enormemente influenciada por el mundo


griego, ya que tras la conquista por Alejandro Magno en el 332 a. C.
muchas de sus ciudades fueron gobernadas por sus descendientes
primero y por los romanos después. Palestina fue una región en la que
confluyeron gran cantidad de pueblos y tribus y dejaron su huella cultural.
Recordemos que en un principio, hacia el 1500 a.C., allí habitaban los
cananeos, tribu sedentaria, y llegaron tribus hebreas (semitas) de la rama
aramea que eran nómadas y se convirtieron en sedentarios. Algunas de
estas Tribus fueron las conducidas por Moisés. Se formaron las Doce
Tribus de Israel, que quedarían unidas en el Reino de Israel y Judá bajo
David (1006 a.C.). Después se separarían y habría dos ramas de reyes,
una de Israel y otra de Judá. Los filisteos (palestinos), los arameos de
Damasco y los egipcios eran los principales enemigos de los arameos de
Palestina. Bajo Joram (852 a. C.) se unifican de nuevo los reinos. En el
587 a. C. ya se habla de judíos, indiferentemente de su procedencia
(Israel o Judá) y en este año, siendo rey de Babilonia Nabucodonosor II,
Palestina es conquistada y comienza la diáspora (dispersión) del pueblo
judío. Después, en el 539 pasaría a dominio Persa bajo Ciro II. Más tarde
pasaría a ser conquista griega y después romana. Así pues, es un
territorio con enormes influencias.

EL MUNDO POLÍTICO EN EL NUEVO TESTAMENTO

La República de Roma entra en la región de Judea en el 64 a.C. tras el fin


de la tercera Guerra entre Roma y Mitrídates del Ponto, cuando las
legiones de Pompeyo el Magno vencen y Siria pasa a ser una nueva
provincia romana.

En la época de Jesús, el pueblo judio estaba sometido al poder romano


que ejercía su dominio a través de un procurador o gobernador. Las
autoridades romanas exigían tributos personales y territoriales para el
Cesar, y aportes en especie para el mantenimiento de sus tropas de
ocupación.
El Procurador romano de Judea tiene el supremo poder militar, aunque
depende del Legado romano de Siria. Es también el agente de finanzas
del emperador romano, recoge la totalidad de los impuestos que los judíos
tienen que pagar al fisco imperial romano. Bajo sus órdenes están los
recaudadores de impuestos, respaldados por sus soldados. La justicia
ordinaria la ejerce el, Sanedrín pero el Procurador romano se reserva la
ejecución de la pena de muerte.

En los años del nacimiento e infancia de Jesús quien gobierna en todo el


territorio es el rey Herodes el Grande.

A su muerte los romanos respetaron su testamento, según el cual el reino


quedaba repartido entre tres hijos suyos, si bien no obtuvieron el título
de reyes, sino sólo gobernadores: Filipo ocupó el territorio del norte del
Jordán, Arquelao heredó el dominio de Judea y Samaría y Herodes Antipas
se quedó con Galilea y Perea.

En tiempos de Jesús, Poncio Pilato era quien desempeñaba el cargo de


procurador romano. El era quien llevaba los asuntos financieros.
Administraba también la justicia, para lo que disponía de un tribunal
propio, el único que podía ejecutar las sentencias de muerte. y era
comandante militar de la región; para ello tenía unos 3.000 soldados de
tropas auxiliares, no de legiones romanas, con los que vigilaba cualquier
movimiento judío que pudiera alterar el orden público

Sectas o partidos
Entre las sectas o partidos en tiempo de Jesús se nombran: Los fariseos,
los saduceos, y los zelotes.
Los fariseos

eran una fuerza poderosa en Judea. Una secta bastante respetada por el
pueblo, constituida principalmente por laicos, aunque entre ellos había
sacerdotes. Después de la segunda destrucción del Templo, los fariseos
se establecieron dentro del judaísmo rabínico. Se caracterizaban por su
estricta observancia de la Ley, eran gente religiosa y piadosa.

Esperaban una intervención divina, la venida del Mesías que liberaría al


pueblo del yugo de los romanos. Se preparaban para ese Día con la
oración, con el ayuno y, sobre todo, con la observancia fiel de todas las
leyes, particularmente la del sábado.

Los saduceos,

en oposición a los fariseos, rechazaban la idea de que la tradición era


fuente de ley y negaba también la inmortalidad del alma.

Los esenios.

El grupo de los esenios es considerado como el autor de los denominados


Manuscritos del Mar Muerto. Constituían una especie de monacato, cuyos
seguidores eran estrictos cumplidores de la ley, aunque diferían de los
otros grupos religiosos en la interpretación de ésta.

Los zelotas,

constituían una secta o partido de hombres fanáticos, llenos de celo


por cumplir, sobre todo en su primer mandato de la Ley: sólo Dios reinará
en Israel, y por eso estaban dispuestos a sacrificar hasta la propia vida.
Eran los judíos nacionalistas más radicales: ortodoxos e integristas. Su
fanatismo involucraba política y religión, y lo expresaban con actos de
terrorismo dirigido contra los romanos y contra los judíos que ellos
consideran poco religiosos o colaboracionistas.

EL SANEDRIN

Los orígenes del Sanedrín

La palabra griega que se traduce “Sanedrín” significa literalmente “acción


de sentarse juntos”. Se trata de un término bastante amplio utilizado para
referirse a una asamblea o reunión. Y en la tradición judía, por lo general
designaba un tribunal religioso.

En el Talmud (obra que se compiló durante los siglos que siguieron a la


destrucción de Jerusalén en el año 70 de nuestra era) se presenta al
Sanedrín como una institución antigua. Según sus escritores, siempre
estuvo compuesto por un grupo de eruditos que se reunían para debatir
diversos aspectos de la ley judía. También sostenían que su origen se
remontaba a los tiempos de Moisés, cuando este convocaba a los 70
ancianos que le ayudaban a dirigir la nación de Israel (Números
11:16, 17). Sin embargo, los historiadores no opinan lo mismo. Afirman
que no surgió algo parecido al Sanedrín del siglo primero hasta la época
en que Israel estuvo bajo dominio persa. Además, declaran que el
concepto que los talmudistas tenían de esta institución como una reunión
de eruditos se asemeja más a las asambleas rabínicas de los siglos II y
III de nuestra era que al Sanedrín de los días de Jesús. Entonces, ¿cuáles
fueron los orígenes de este tribunal?

La Biblia indica que los exiliados de Babilonia que regresaron a Judá en el


año 537 antes de nuestra era se reorganizaron como nación. Es posible
que los príncipes, ancianos, nobles y gobernantes diputados que
mencionan Nehemías y Esdras constituyeran la base del futuro Sanedrín
(Esdras 10:8; Nehemías 5:7).

Los años transcurridos desde que se terminaron las Escrituras Hebreas


hasta que se compuso el Evangelio de Mateo fueron muy turbulentos para
la nación judía. En el año 332 antes de nuestra era, Alejandro Magno se
apoderó de Judea. Tras la muerte de Alejandro, el territorio judío llegó a
estar bajo el dominio de dos de los reinos helénicos en que se fragmentó
su imperio: primero los Tolomeos, y después los Seléucidas. Es en
tiempos de la dominación seléucida —que empezó en el año 198 antes de
nuestra era— cuando encontramos la primera referencia a un senado de
los judíos. Este consejo probablemente tenía poderes limitados, pero les
daba a los judíos la impresión de que tenían su propio gobierno.

En el año 167 antes de nuestra era, en un intento de imponer la cultura


griega a los judíos, el rey seléucida Antíoco IV Epífanes profanó el templo
de Jerusalén ofreciendo un cerdo a Zeus en el altar. Este acto causó una
revuelta, dirigida por los Macabeos, que acabó con el dominio seléucida y
llevó al poder a la dinastía de los Asmoneos.* Por su parte, los escribas y
los fariseos —líderes de las masas que apoyaron la revuelta—
aprovecharon la ocasión para conseguir más peso en el gobierno, lo cual
supuso que la clase sacerdotal perdiera parte de su autoridad.

El Sanedrín, tal como se describe en las Escrituras Griegas, empezaba a


tomar forma. Con el tiempo se convertiría en un consejo administrativo
nacional y un tribunal supremo especializado en la interpretación de la ley
judía.

Equilibrio de poderes
En el siglo primero, Judea era una provincia del Imperio romano. Aun así,
los judíos gozaban de cierta libertad, pues era práctica habitual de Roma
conceder bastante autonomía a los pueblos sometidos. Por eso, los
procuradores romanos no solían entrometerse en las labores de los
tribunales locales, y así evitaban los problemas que pudieran surgir
debido a diferencias culturales. Como su objetivo era mantener la paz y
ganarse la lealtad de los súbditos locales, les permitían conservar sus
propias costumbres y gobernarse prácticamente por sí mismos. Aparte
de nombrar y destituir al sumo sacerdote —que era el presidente del
Sanedrín— y de recaudar impuestos, los romanos solo intervenían en los
asuntos judíos cuando su propia soberanía e intereses lo exigían. De igual
modo, parece que se reservaban el derecho de ejecutar la pena capital,
como se evidenció en el caso del juicio de Jesús (Juan 18:31).

Así pues, el Sanedrín se ocupaba de la mayor parte de los asuntos


internos del pueblo judío. Incluso disponía de oficiales para efectuar
arrestos (Juan 7:32). Por su parte, los tribunales inferiores juzgaban
delitos menores y casos civiles sin que los romanos intervinieran.
Y cuando no alcanzaban un veredicto, transferían el caso al Sanedrín,
cuyas sentencias eran inapelables.

A fin de conservar sus privilegios, el Sanedrín debía mantener la paz y


apoyar al gobierno romano. Sin embargo, si los romanos sospechaban
que había delitos políticos implicados, intervenían como estimaban
conveniente. Eso fue lo que ocurrió, por ejemplo, cuando arrestaron al
apóstol Pablo (Hechos 21:31-40).

Los miembros del tribunal


El Sanedrín constaba de 71 miembros: el sumo sacerdote y 70 hombres
prominentes de la nación. En tiempos de los romanos, lo componían tres
grupos: la aristocracia sacerdotal (fundamentalmente saduceos), la
aristocracia laica y los instruidos escribas del grupo de los fariseos.
La aristocracia sacerdotal, apoyada por la nobleza laica, estaba al frente
del tribunal.* Los saduceos eran conservadores, mientras que los fariseos
eran liberales y, en su gran mayoría, plebeyos con mucha influencia sobre
el pueblo. Según el historiador Josefo, los saduceos se plegaban a las
exigencias de los fariseos, a veces a regañadientes. Por eso, Pablo pudo
sacar partido de la rivalidad y las diferencias doctrinales de estas dos
facciones para defenderse ante el Sanedrín (Hechos 23:6-9).

En vista del carácter aristocrático del Sanedrín, es probable que sus


integrantes ocuparan el cargo de por vida y que los nuevos miembros
fueran escogidos por los que ya lo eran. De acuerdo con la Misná, las
vacantes debían llenarse con “los sacerdotes, los levitas y los israelitas
que [podían] casar a sus hijas con miembros del grupo sacerdotal”. Estos
últimos eran judíos que podían presentar un registro genealógico que
probase la pureza de su origen. Dado que este alto tribunal supervisaba
el sistema judicial de toda la nación, parece lógico suponer que los jueces
que se hubieran labrado una buena reputación en los tribunales inferiores
pudieran aspirar a formar parte del Sanedrín.

Jurisdicción y autoridad

El Sanedrín era muy respetado por los judíos, y los jueces de los
tribunales inferiores estaban obligados a acatar sus sentencias bajo pena
de muerte. Las competencias del tribunal supremo tenían que ver
principalmente con los requisitos del sacerdocio y los asuntos
relacionados con Jerusalén y su templo, así como con la adoración que
allí se realizaba. En sentido estricto, la jurisdicción civil del Sanedrín se
limitaba a Judea. No obstante, como estaba considerado la máxima
autoridad en la interpretación de la Ley, sus decisiones tenían peso moral
en todas las comunidades judías. Recordemos, por ejemplo, que el sumo
sacerdote y su consejo ordenaron a los líderes de las sinagogas de
Damasco que colaboraran en la detención de los discípulos de Cristo
(Hechos 9:1, 2; 22:4, 5; 26:12). Del mismo modo, es de suponer que los
judíos que viajaran a Jerusalén para las fiestas llevarían de vuelta a casa
las noticias de las últimas sentencias del Sanedrín.

De acuerdo con la Misná, el Sanedrín era el único tribunal con autoridad


para atender asuntos de importancia nacional, tratar con jueces que
cuestionaban sus decisiones y juzgar a falsos profetas. Así pues, Jesús y
Esteban comparecieron ante el Sanedrín acusados de blasfemar; Pedro y
Juan, de subvertir el orden social; y Pablo, de profanar el templo (Marcos
14:64; Hechos 4:15-17; 6:11; 23:1; 24:6).

Situación económica
La economía de Palestina no era nada boyante. Una fuente de ingresos
era la agricultura: trigo y cebada, higueras, viñas y olivos. Los bienes
que este capítulo producía eran escasos. Judea tenía un suelo pedregoso
y estéril; sólo en Galilea había valles fértiles, y las lluvias eran siempre
escasas, inciertas e irregulares. El nombre bíblico dado a la tierra -"que
mana leche y miel"- era un título pomposo nada más. La pesca queda
reducida al lago de Genesaret. Se cría ganado mayor en Galilea, mientras
al sur abundan los corderos, que se vendían en gran cantidad para los
sacrificios.

El comercio y los servicios tienen su asiento en las grandes ciudades,


como Jericó y Jerusalén. En esta capital hay que destacar la economía del
templo. Los ingresos de esta institución eran muy pingües y provenían
de varios capítulos: el impuesto religioso de dos dracmas que debían
pagar cada año todos los judíos, los donativos de los peregrinos, el
comercio de las víctimas para los sacrificios, la venta de la sangre de las
reses para fertilizar las huertas, etc. En honor a la verdad, hay que decir
también que a cargo del erario del templo corrían varios servicios y
atenciones sociales.

En conjunto, el nivel de bienestar era muy deficiente y no sólo porque la


tierra no fuera fecunda, sino porque gravitaban sobre sus habitantes las
contribuciones de la potencia dominadora y encima, desde hacía varios
siglos, este país de Jesús había soportado la sangría de no pocas guerras
y tropas extranjeras de ocupación.
SITUACIÓN SOCIAL

Ateniéndonos a la clasificación usual, podemos hablar de tres clases


sociales: alta, media y baja.

Clase alta o aristocracia. Pertenecían a ella los grandes terratenientes,


a quienes los pequeños campesinos, tal vez endeudados por las malas
cosechas o como resultado de desgracias familiares, habían vendido lo
poco que tenían; los profetas habían denunciado la injusta acumulación
de las fincas en unos pocos propietarios. Venían luego los publicanos,
funcionarios al servicio del Imperio, para el cual recaudaban los impuestos
a la gente; muchos se habían hecho ricos, aunque no sin engaño y estafa.
Siguen los grandes comerciantes, que sacaban mucho dinero de las
caravanas de mercaderes que cruzaban el suelo de Palestina y servían al
público multitud de productos. Finalmente está la nobleza sacerdotal, o
sea, las familias de los sumos sacerdotes; eran quienes controlaban las
finanzas del templo al que afluía, como antes hemos dicho, un río de
dinero.

Clase media. En ella hay que incluir a los sacerdotes, que vivían con
austeridad, pues no todos los judíos eran tan religiosos como para pagar
los diezmos. También están los pequeños comerciantes y artesanos,
propietarios de una tienda o taller; no eran asalariados, pero vivían con
estrecheces. Un tercer grupo, que vivía con más desahogo, estaba
formado por industriales y obreros relacionados con la vida del templo.

Clase baja. El resto de la población era el pueblo llano y sencillo. Eran


los que no tenían dinero, ni influencia, ni cultura. Muchos de ellos llenaban
cada mañana las plazas de las aldeas, esperando a que alguien viniera a
encargarles algún trabajo; como jornal recibirían un denario, justo para
el mantenimiento diario de una familia. Había esclavos, pero no muchos.
Lo más natural es que estas masas humanas, que no tenían ningún peso
en la vida social, esperasen con ansia la hora de su liberación.

Situación de la mujer. La mujer no tenía los mismos derechos civiles y


religiosos que los varones.

Una mujer dependía totalmente de su padre hasta la edad de doce años,


en la que se solían celebrar los esponsales, y un año después tenía lugar
el matrimonio. A partir de entonces la mujer pasaba a depender
totalmente del marido. Éste podía divorciarse, ella no.

En el templo, la mujer no podía pasar del atrio reservado a los gentiles y


las mujeres. En el culto de la sinagoga o del templo no jugaba papel
alguno. Solamente se limitaba a escuchar. En resumen, la mujer estaba
considerada como menor de edad y dependía siempre de un hombre.
Marginados.
En la sociedad palestina había grandes grupos marginados por distintas
causas: religiosas, morales o racistas.

Los publicanos eran marginados porque cobraban, por arriendo de los


romanos, los tributos. Como el dinero cobrado tenía que sobrepasar el
tributo para que les quedara ganancia, cometían muchos abusos y el
pueblo en general los odiaba y los tenía por ladrones.

Determinados enfermos, sobre todo de la piel (tenidos por leprosos) y de


afecciones mentales o nerviosas (calificados como posesos o
endemoniados) se veían apartados de toda vida social, incluso la religiosa.

Los discapacitados (cojos, ciegos, paralíticos…), frecuentemente


convertidos en mendigos, eran otro tipo de marginados.

Los gentiles (los que no eran judíos) y los pecadores públicos (publicanos,
prostitutas, adúlteras, etc.) eran discriminados por motivos morales-
religiosos.
VIDA RELIGIOSA

Al revés de los griegos, que desataron en algunos momentos


persecuciones terribles contra la religión judía, los romanos fueron muy
tolerantes y hasta complacientes en este terreno. Por eso, en la época de
Jesús, la situación religiosa era de completa normalidad. No se molestó a
las personas ni se impidió el funcionamiento de las instituciones.

el templo
El centro espiritual de la religión seguía siendo el templo de Jerusalén,
edificio grandioso reconstruido con magnificencia y suntuosidad por el rey
Herodes. Era el lugar de mayor fuerza convocatoria: hasta los judíos que
vivían fuera de su tierra sabían que en aquel espacio sagrado Yavé se
hacía más cercano.

Cada mañana y cada tarde los sacerdotes hacían las ofrendas del incienso
y del cordero, y miles de creyentes acudían allí para unirse a la plegaria
de sus representantes. En las grandes solemnidades, y sobre todo en la
de Pascua, la ciudad se abarrotaba de forasteros y peregrinos, y los
atrios de la gran explanada, que rodeaban el santuario, hervían de fervor
religioso.

Las sinagogas,
a diferencia del templo, que era único, abundaban por todas las regiones,
aun fuera de Palestina. Eran lugares de culto e instrucción. Los
sábados y días festivos había reuniones mañana y tarde. Se leía la Biblia,
que podía comentar cualquiera de los presentes, y se recitaban los salmos
y otras plegarias atesoradas por la piedad israelita. Así se mantenía
encendido el fuego de las tradiciones históricas, que formaban la entraña
del pueblo. y la esperanza en la venida del Mesías, alimentada con la
lectura de los profetas, aleteaba sobre todos como un sueño de bendición.

Las autoridades religiosas.

Los romanos habían permitido que siguiera vigente la peculiar


organización del Estado judío. La máxima autoridad estaba encarnada en
el sumo sacerdote que en tiempos de Jesús era Caifás; él era el
verdadero jefe de la nación, aunque su cargo dependía de Roma. El
tribunal de justicia era el sanedrín, formado por una asamblea de 71
miembros, presidida por el sumo sacerdote. Tenía competencia para los
asuntos civiles y religiosos de los judíos, no sólo de los que vivían en
Palestina, sino en todo el imperio; podía pronunciar la sentencia de
muerte, pero no la podía ejecutar; este punto estaba reservado al
procurador romano.

INFLUENCIA ROMANA, GRIEGA Y JUDÍA, PANORAMA RELIGIOSO


Culturalmente, Palestina se vió enormemente influenciada por el mundo
griego, ya que tras la conquista por Alejandro Magno en el 332 a. C.
muchas de sus ciudades fueron gobernadas por sus descendientes
primero y por los romanos después. Palestina fue una región en la que
confluyeron gran cantidad de pueblos y tribus y dejaron su huella cultural.
Recordemos que en un principio, hacia el 1500 a.C., allí habitaban los
cananeos, tribu sedentaria, y llegaron tribus hebreas (semitas) de la rama
aramea que eran nómadas y se convirtieron en sedentarios. Algunas de
estas Tribus fueron las conducidas por Moisés. Se formaron las Doce
Tribus de Israel, que quedarían unidas en el Reino de Israel y Judá bajo
David (1006 a.C.). Después se separarían y habría dos ramas de reyes,
una de Israel y otra de Judá. Los filisteos (palestinos), los arameos de
Damasco y los egipcios eran los principales enemigos de los arameos de
Palestina. Bajo Joram (852 a. C.) se unifican de nuevo los reinos. En el
587 a. C. ya se habla de judíos, indiferentemente de su procedencia
(Israel o Judá) y en este año, siendo rey de Babilonia Nabucodonosor II,
Palestina es conquistada y comienza la diáspora (dispersión) del pueblo
judío. Después, en el 539 pasaría a dominio Persa bajo Ciro II. Más tarde
pasaría a ser conquista griega y después romana. Así pues, es un
territorio con enormes influencias.

Religiosamente, el judaísmo era la principal religión de la zona. Era una


religión heterogénea, con muchas sectas dentro de sí que diferían en
diferentes aspectos teológicos. Los judíos creían ser el pueblo elegido por
Dios, que ellos eran la base y que el mesías llegaría con espada en mano
para liberar al pueblo de Israel. Había un único Dios que inspiró la ley de
los cinco primeros libros de la Biblia y es creador de todo lo conocido.
Todo se basa en la obediencia. Dios había pactado con ellos mediante la
Alianza y debían cumplir su ley. Jesús rompería todas estas bases de su
propia religión…
los fariseos:

No conocemos con exactitud el origen de los fariseos. Es fácil que


procedan de los asideos o piadosos de la época macabea. En los
evangelios aparecen unidos a los escribas, con los que tienen una estre-
cha relación. Estos escribas eran los intelectuales judíos, los doctores de
la Ley, los teólogos herederos de los sabios de Israel; eran hombres de
carrera y de sólida formación; por esta ciencia teológica eran los
dirigentes de los fariseos.

Lo característico de los fariseos era su espiritualidad: son hombres muy


fervorosos, que encarnan el ideal de la santidad. El eje que taladra su
vida religiosa es la fidelidad a la Ley. La estudian, tanto la escrita como
la oral, hasta conocer la minucia más insignificante y las interpretaciones
que daban los escribas. No lo hacían por tener erudición, sino para no
incurrir en pecado por su ignorancia. y con el estudio juntan la más
estricta observancia: pago escrupuloso de los diezmos, que la mayoría de
la gente no pagaba, cumplimiento riguroso del sábado, fidelidad a las
leyes de los sacrificios, guarda de las normas de pureza ritual, etcétera.
y esta práctica de la Leyera lo que, ante la gente, los hacía justos.
¿Eran muy influyentes? En política, no, porque mantenían una actitud
moderada: no compartían las aspiraciones de los zelotas, que se oponían
por la fuerza de las armas a los romanos, ni apoyaban esta dominación
extranjera, como hacían los saduceos. Pero en el terreno religioso, y
debido a sus ayunos, oraciones y limosnas, gozaban de mucho prestigio
delante de la gente. Eran solamente unos 6.000, pero los conocimientos
que tenían sobre la Ley hacían que el pueblo sencillo los admirara y hasta
amplios sectores les prestaran simpatía y adhesión.

También tenían sus fallos. Daban una importancia exagerada a la ley, a


veces en contra del bien del hombre; guardaban minucias sin
trascendencia al mismo tiempo que descuidaban la justicia y la
misericordia; al creerse por su santidad superiores a los demás, se volvían
orgullosos y se distanciaban de los ignorantes y de los pecadores. Por
todo esto tenían que chocar con Jesús.
El partido de los saduceos:

En el siglo II antes de Cristo se perfila ya con claridad la silueta de los


saduceos. En el terreno político habían apoyado a los helenistas,
aceptando su cultura y sus formas de vida, y ahora mantenían muy
buenas relaciones con los gobernantes de Roma, la cual, en
agradecimiento a esa política colaboracionista, favorecía su situación
privilegiada y les ayudaba a mantener toda su fuerza sobre el pueblo.

En lo social los saduceos representan la nobleza de Palestina en tres


dimensiones: son la aristocracia sacerdotal. ya que a este grupo
pertenecen las grandes familias sacerdotales de Jerusalén y, por
supuesto, los sumos pontífices; son también la aristocracia del dinero,
pues los saduceos son los propietarios latifundistas y grandes
comerciantes, y son también la aristocracia civil, pues, al tener en sus
manos el sumo pontificado y la mayor parte del sanedrín, su influencia y
su dominio en el templo y en la nación eran casi absolutos.

En lo religioso son muy conservadores; se aferran a la ley escrita en el


Pentateuco, reservándose la interpretación auténtica de la misma como
un monopolio exclusivo. Esta es la razón de que no se llevaran bien con
los fariseos, pues éstos también interpretaban la ley, acomodándola a las
nuevas circunstancias; además, los saduceos vivían más metidos en el
mundo del culto, mientras los fariseos eran los fidelísimos cumplidores de
la Ley. Los saduceos no tenían demasiado espíritu religioso; pensaban
demasiado en la vida de aquí abajo, en la que a ellos les iba bien, sin
creer en la resurrección ni en el más allá.

La relación con Jesús tuvo que ser de enfrentamiento. Quizá porque él sí


admitía la vida futura y ellos la negaban. Tal vez por su estilo de vida
pobre y humilde, a mil leguas de la opulencia de ellos. Es posible que por
su libertad e independencia frente al poder romano, al que los saduceos,
por interés y cálculo, se sometían complacidos. Ellos fueron los que más
parte tuvieron en la condenación de Jesús.

El movimiento de los zelotas:

La principal característica de este grupo es su nacionalismo a ultranza.


Defienden la teocracia en Israel y abogan por el dominio único de Dios en
su pueblo; hay que odiar, pues, a los ocupantes romanos y expulsar a
estos gentiles que manchan la tierra sagrada de Palestina. Para lograrlo
se constituyen en movimiento de resistencia armada, haciendo
incursiones sangrientas contra Roma. Pero su talante revolucionario y su
táctica terrorista tiene también como blanco a los mismos judíos, cuando
sospechan que traicionan el ideal religioso al casarse con extranjeros o
colaborar con la potencia ocupante.

Los motivos de esta actitud eran fundamentalmente religiosos. No hay


más que un solo Dios, Yavé, que ha dado la tierra de Palestina a los judíos.
Si Dios es el rey de Israel, este pueblo no puede admitir ningún otro
soberano. Y si la tierra es de Dios, pero se la ha dado a los judíos, el
Imperio de Roma no es dueño de la tierra conquistada, ni tiene derecho
a grabar imágenes en las monedas, ni puede legitimar el pago de los
tributos. Por eso los zelotas se alzaban contra Roma, no prestaban
obediencia a sus gobernadores y se negaban a pagar los impuestos. Todo
lo cual les granjeaba la simpatía de las clases más humildes y populares

Se ha hablado y escrito mucho acerca de la posible relación de Jesús con


los zelotas. Ciertamente ya estaban presentes en su época, aunque su
fuerza fuera mayor en los años posteriores a él. Pero no hay datos para
suponer que el Mesías tuviera algún compromiso con ellos. Más bien hay
indicios de lo contrario. En primer lugar está el hecho innegable de que
Jesús estuvo alejado de cualquier intento de hacerse con el poder político,
y no digamos de participar en la resistencia armada contra Roma. Y en
segundo lugar. su clara opción por la no violencia y el mandamiento de
amar a todos, sin excluir a los enemigos, se opone frontalmente a la
consigna zelota de odiar a los ocupantes romanos. Lo cual no es obstáculo
para que algunos de sus discípulos -¿Simón el zelota?- y con más seguri-
dad de sus oyentes pudieran proceder del movimiento revolucionario
zelota.

Secta de los esenios:

No se menciona explícitamente a este grupo en los evangelios. Pero es


interesante presentar algunas noticias sobre ellos, pues las
investigaciones arqueológicas hechas en las orillas del mar Muerto han
convertido a esta secta en una realidad de la mayor actualidad. Además,
conocer su fisonomía nos ayuda a comprender los perfiles originales de
Jesús.

El movimiento de los esenios nace como proyecto de renovación religiosa


el año 167 antes de Cristo. Querían ser una protesta contra la casta
sacerdotal dominante, que tenía la responsabilidad del culto en el templo
ya la que ellos consideraban corrompida. Esta situación los lleva a romper
con el templo y sus ministros, a retirarse de la vida civil ya instalarse en
el desierto de Judá, en el célebre lugar de Qumrán.
¿Qué vida hacen allí? Diríase que son un anticipo del monacato cristiano.
La oración y el trabajo, el estudio y meditación de la Biblia son las
ocupaciones básicas de la jornada. Uno de ellos hace las veces de superior
y los demás le prestan obediencia total. Eligen libremente el celibato,
aunque existe una sección de casados. La vida es comunitaria. Están
juntos para comer, para alabar a Dios, para ayudarse en la piedad.
Renuncian a la riqueza y comparten los bienes. Son fidelísimos en la
observancia del sábado y de las purificaciones rituales. Con este tenor de
vida quieren preparar la era mesiánica.

No tuvo Jesús relación alguna con los esenios. Él vivió en medio del
mundo, en contacto continuo con la gente. Algunas veces se retiraba a la
soledad y al desierto, pero sólo para hacer oración. Y el amor universal,
valor dominante en el mensaje de Jesús, nada tiene que ver con el odio
de los esenios a los que estaban fuera de su comunidad. Es posible que
Juan Bautista se educara con los esenios.

También podría gustarte