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Descartes lo resolvió del modo siguiente.

Pensaba que el funcionamiento de la


parte corporal del hombre podía explicarse de modo mecánico, punto en el que
se inspiraba en los autómatas hidráulicos, de moda entonces en los jardines de
los palacios y que se movían impulsados por el agua. Para él, los animales eran
auténticos autómatas y el hombre, desde el punto de vista corporal, también;
pero, como además era racional y libre, había que explicar cómo se conectaban
ambas partes. La explicación que dio fue la siguiente: 1) la conexión del cuerpo
con la mente debía hacerse a través del cerebro porque aquí se encuentran los
espíritus animales. Estos «espíritus», es decir, corpúsculos sutiles a los que
compara con «un viento muy sutil o, más bien, una llama muy viva y muy pura».
De modo muy básico, adelantaban el concepto de neurona y de fluido cerebral
pues se pensaba que residían en el cerebro y desde allí se podían desplazar a
otros órganos para estimularlos; 2) la conexión debía establecerse a través de
una glándula unitaria porque, aunque en el hombre las estructuras perceptivas
son dobles, nuestra percepción es simple; y, por último, 3) esta glándula debía
existir solo en los hombres porque solo estos poseen mente. Todo ello le llevó a
considerar que esta entidad era la glándula pineal, ya que cumplía estas
condiciones (entonces se pensaba que existía solo en los animales). Parece ser
que Descartes, de todos modos, fue consciente de los problemas que su solución
presentaba ya que es evidente que es una conexión totalmente externa y, por
otra parte, no resuelve en realidad el problema clave: ¿cómo se conecta lo mental
con lo corporal? Porque tanto los espíritus animales como la glándula pineal son
realidades corporales.

3) Una explicación del reflejo y de los nervios Basándose en estos conceptos


proporcionó también una primera explicación del reflejo. Descartes consideraba
que los nervios eran tubos vacíos que contenían hilos delicados que conectaban
los receptores sensoriales con el cerebro. Cuando uno de ellos se activaba por
un estímulo (una llama, por ejemplo), estiraba el hilo y este abría como una
pequeña compuerta del cerebro por la que salían los espíritus animales
correspondientes que actuaban sobre el músculo y lo estiraban generando un
comportamiento determinado. Esta explicación, con todos sus límites, que se
descubrieron ya en su época, representa una primera aproximación de las
descripciones posteriores de la reflexología rusa o del conductismo. Además,
abrió el camino para las explicaciones exclusivamente fisiológicas del
comportamiento sin recurrir a elementos mentales.
Empirismo

Descrito de manera sencilla, el empirismo parte de que todo conocimiento


procede de la experiencia, de nuestros sentidos, y se va formando por medio del
método inductivo, yendo de lo particular a lo general. Se logra conocer algo
mediante la experimentación y la identificación reiterada de relación o patrones
entre eventos. Si bien el empirismo inicia antes que el racionalismo, hay
momentos en que ambas escuelas de pensamiento coinciden. El primero en
Inglaterra y el segundo, en la Europa continental.

Aunque Bacon y Galileo eran contemporáneos, sus enfoques de la ciencia eran


muy diferentes. Galileo buscaba principios generales (leyes) que pudieran
expresarse matemáticamente y a partir de los cuales se pudieran hacer
deducciones, un enfoque que en realidad requería muy poca experimentación.
Para Galileo, era importante descubrir las leyes que rigen el mundo físico. Una
vez aisladas y expresadas matemáticamente dichas leyes, se podía deducir un
gran número de manifestaciones de las mismas (la deducción consiste en
predecir un hecho concreto a partir de un principio general).

Bacon, por su parte, abogaba por una ciencia basada en la inducción. Según
Bacon, la ciencia no debe incluir teorías, hipótesis matemáticas y deducciones,
sino que debe implicar únicamente los hechos de la observación. Creía que
cualquiera que investigara con ideas preconcebidas tendería a ver la naturaleza
a la luz de esas ideas preconcebidas. En otras palabras, Bacon pensaba que
aceptar una teoría probablemente influiría en las observaciones de alguien, y
ofreció a Aristóteles como ejemplo de investigador sesgado.

Bacon dijo que, puesto que Aristóteles había asumido que los objetos de la
naturaleza estaban gobernados por causas finales, su investigación confirmaba
la existencia de causas finales. Para él, cuando suponemos «causas finales» y
las aplicamos a la ciencia, estamos llevando a la naturaleza lo que sólo existe en
nuestra imaginación. En lugar de entender las cosas, impugnamos las palabras,
que cada uno interpreta por sí mismo.

En la ciencia baconiana, se procede de la observación a la generalización


(inducción); en la ciencia galileana, y más tarde en la newtoniana, se procede
de una ley general a la predicción de hechos empíricos concretos (deducción).
Bacon no negaba la importancia de las facultades racionales de la mente, pero
creía que estas facultades debían utilizarse para comprender los hechos de la
naturaleza y no las invenciones de la imaginación humana.

Lo que Bacon proponía era una posición intermedia entre el empirismo


tradicional (la simple recopilación de hechos) y el racionalismo (la creación
de principios abstractos).

Thomas Hobbes

Hobbes proclamó que la sustancia espiritual de Descartes era una idea carente
de sentido. Sólo la materia existe, y las acciones de las personas están
totalmente determinadas.

Creía que todo conocimiento hunde sus raíces en la percepción sensorial,


sosteniendo un nominalismo radical. Su teoría psicológica más interesante es la
que afirma que el lenguaje y el pensamiento están íntimamente relacionados, y
que son quizá idénticos. Es uno de los muchos filósofos británicos que han
sostenido, y que aún sostienen, que el pensamiento correcto (la ciencia
verdadera) equivale a la utilización correcta del lenguaje (Russel, Círculo de
Viena). La relación entre el pensamiento y el lenguaje es un problema no
resuelto de importancia capital para la psicología cognitiva.
Locke (1632-1704)

Fue amigo de Newton y de Boyle, preceptor de políticos nobles, y médico.


Locke quería comprender cómo funciona la mente humana, sus límites y el
origen de sus ideas. Su epistemología es psicológica, por tanto, preguntándose
cómo se conoce, más que qué se conoce.

Las ideas proceden de la experiencia y la observación . Negó la existencia


de ideas innatas, en contra de la concepción de Descartes.

Locke no fue, sin embargo, un empirista radical. Creía en la existencia de


ideas simples e ideas complejas. Las ideas simples provienen o bien de las
sensaciones o bien de la reflexión acerca de estas. Por tanto, las operaciones
mentales, así como las facultades mismas (pensamiento, memoria y
percepción), serían todas ellas innatas. Los empiristas posteriores negaron esta
tesis.
Las ideas complejas derivan de las simples, y pueden ser analizadas en sus
componentes. Esta noción de combinación de las ideas marca el comienzo de lo
que se llamaría química mental, característica de la noción de asociación

Hume contrasta ese escepticismo con el de Descartes al que llama antecedente


y en el que la duda es el punto de partida de la investigación. Es decir, primero
surge una pregunta y luego se busca su respuesta. Para Hume, ni siquiera el “yo”
del aforismo de Descartes: “(Yo) pienso…” existe y no se puede alcanzar la
verdad metafísica con el conocimiento.12

Hume distingue además entre dos tipos de percepciones: impresiones e ideas,


las primeras fuertes y vivaces en nuestra mente; las segundas, débiles y resultado
de las primeras. Las primeras a su vez pueden ser subdivididas en impresiones
de sensación e impresiones de reflexión.13 Esta forma de pensar es parecida a
la de Locke. El empirismo influyó de manera importante en la escuela conductista,
en psicología.

Racionalismo

Leibniz,

si bien es opositor del pensamiento de Descartes, considera que en nuestra


mente sólo existen las ideas del mundo, que él llamó mónadas.16 En mayor
detalle, Leibniz distingue entre verdades de razón y verdades de hecho. Ésta será
la diferencia que todos conocemos entre ciencias naturales (como la biología) y
ciencias exactas (como las matemáticas). Sin embargo, para Leibniz las verdades
de hecho están incluidas en la mónada, verdad a priori. Según Leibniz, en
completa oposición al empirismo, todas las ideas son innatas

Cuando fue escrita, la Monadología intentó zanjar desde el monismo (pero


rechazando el panpsiquismo spinoziano) el problema de la realidad en general,
y en particular el de la comunicación de las sustancias, estudiados ambos
por Descartes. Así, Leibniz presentó una solución alternativa a la incógnita de
cómo se relacionan la mente («el reino de las causas finales» o teleológicas) y
la realidad extensa asustancial («el reino de las causas eficientes» o mecánicas)
por medio de una armonía preestablecida entre las mónadas y la materia, por
un lado, y entre las mismas mónadas entre sí, por el otro. Según la teoría de
Leibniz, las mónadas se comportan en virtud de su grado de distinción como si
estuvieran influidas por los cuerpos, y viceversa.
Leibniz impugnó el sistema dualista cartesiano en su Monadología y se propuso
superarlo a través de un sistema metafísico de carácter al mismo tiempo
monista (solo lo inextenso es substancial) y pluralista (las substancias están
diseminadas en el mundo en número infinito). Es por ello que una mónada es
una fuerza irreductible, que da a los cuerpos sus características de inercia e
impenetrabilidad y que contiene en sí misma la fuente de todas sus acciones.
Las mónadas son los elementos primeros de todas las cosas compuesta
5 Asociacionismo

De acuerdo con esta escuela de pensamiento, el conocimiento se obtiene por


medio de la asociación de ideas o de las representaciones mentales de nuestras
experiencias. Así como el apriorismo está relacionado con el racionalismo, el
asociacionismo lo está con el empirismo. Al respecto, recuérdese que para
Thomas Hobbes, las representaciones sensoriales, derivadas de nuestros
sentidos, pueden ser individuales o asociadas en secuencias. De manera similar,
John Locke considera que las ideas compuestas resultan de la asociación de
ideas simples en la mente, de su abstracción o generalización.

Es decir, que tanto Hobbes como Locke son filósofos asociacionistas. David
Hume, otro empirista que ya se ha mencionado, también propone el
asociacionismo. En este sentido, Hume se refiere a tres principios de asociación:
similitud, contigüidad en tiempo o lugar, y causa-efecto, presentes en todas las
personas y que constituyen relaciones naturales. En contraste con Locke que
enfatiza el juicio, Hume destaca el lugar de la imaginación, el pensamiento
mediante imágenes, como fuente de conocimiento. 22 A la vez, Hume admite que
estos principios de asociación no son infalibles (es decir, pueden llevar a error) ni
causa única de las conexiones entre ideas.23 Por otra parte, Hume complementa
estos principios de asociación, relaciones naturales, con otro conjunto de
relaciones que llama filosóficas y que refiere a la intuición, la demostración
matemática, las percepciones inmediatas y al razonamiento moral.24 David
Hartley lleva más allá las ideas del asociacionismo, al “buscar en él una
explicación total de los hechos psicológicos” y su correspondencia fisiológica.25
James Mill desarrolla también un pensamiento asociacionista, que refiere a lo que
denomina puntos de conciencia y a la contigüidad. De acuerdo a Mill, de las
asociaciones inseparables se forman creencias, con implicaciones en el campo
moral, lógico y pedagógico.26 En la psicología, el asociacionismo ha influido, con
distintos matices, en todas las tradiciones de la psicología contemporánea.

Positivismo

El positivismo se enfoca sólo en hechos y en sus leyes, no busca las causas o


principios de las sustancias.27 Para esta escuela de pensamiento lo que no se
pueda enunciar en hechos o sus leyes, no existe y carece de sentido. De ahí que
sea una escuela filosófica atea. El principal expositor de esta escuela es Augusto
Comte, quien utiliza el término “positivo” para indicar: lo real, útil, preciso, cierto,
orgánico, relativo y comprensivo.28 De acuerdo con Comte, el conocimiento pasa
por tres estados: teológico o preparatorio, metafísico o transitorio y positivo o final
y perfecto.29 Propone además como único principio absoluto, central al
positivismo, que todo es relativo.30 El filósofo está limitado “por fenómenos en el
mundo externo, por su propia condición individual y por la evolución social de la
mente humana”.31 Comte parte de que tal relativismo es irrefutable, más allá de
cualquier crítica y, con ello, cierra su pensamiento al escrutinio o al
cuestionamiento. Hacia el final de su vida, Comte propone la generación de una
nueva religión, positiva, centrada en la humanidad.32 Emile Littré adoptó y
difundió ampliamente el pensamiento de Comte en Francia, pero sin aceptar su
religión positiva, a diferencia de Pierre Lafitte que la propagó con gran convicción

Para John Mill, la investigación filosófica implica “un estudio psicológico de la


conciencia, un estudio lógico del método científico y un estudio ético de la
conducta individual y social”.36 Con relación al primero, Mill distinguía entre
conocimiento inmediato e inferido y aceptaba el valor de la intuición y la
introspección para la generación de nuevos conocimientos.37 Como su padre,
propone al respecto principios asociacionistas. Respecto de la lógica, Mill la
consideraba una rama de la psicología, que basaba en el pensamiento inductivo
y la ley de la causalidad. Para el primero, propuso cuatro tipos de inducción a
partir de la experiencia. Por su parte, como Littré lo había hecho en Francia,
Frederic Harrison difundió y defendió en general la filosofía de Comte en
Inglaterra, en este caso considerando también la llamada religión positiva.38 Por
último, John Dewey rechaza las explicaciones sobrenaturales y la metafísica,
proponiendo que las cosas deben comprenderse conforme a su lugar y función
en el medio; para él, el pensamiento es un instrumento de readaptación. En una
orientación muy norteamericana, plantea el propósito de la filosofía como prender
a controlar y rehacer el mundo, no cómo conocerlo

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