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MATRICULA: 100388545
SECCION: 05
Síndromes Mieloproliferativos
Síndromes Linfoproliferativos
Síndromes Mielodisplasicos
Leucemias Agudas Mieloides y Linfoides
Neoplasias de Células Plasmáticas (Mieloma Múltiple y Macroglobulinemia de
Waldenstrom)
Con los recursos facilitados, deben realizar una síntesis de cada uno de los síndromes
detallados, enfatizando los siguientes aspectos: Definición, Etiología, Factores de riesgo,
Clasificación (Si aplica), Manifestaciones Clínicas, Diagnostico, Pronostico y Tratamiento.
8-10 Páginas.
Síndromes Mieloproliferativos:
Los síndromes mieloproliferativos crónicos (SMP) son un conjunto de entidades de curso inicial
crónico que se caracteriza por la proliferación de una o más líneas celulares mieloides
hematíes, células granulomonocíticas y / o plaquetas como consecuencia de una alteración
clonal que al tallo de la célula hematopoyética.
Los SMP agudos corresponden a las leucemias agudas de extirpe mieloide, tratadas en un
capítulo independiente, y en los SMP crónicos (SMPc) clásicamente se incluyen cuatro
entidades: leucemia mieloide crónica (LMC), policitemia vera (PV), trombocitemia esencial (TE)
y la mielofibrosis primaria (MP).
La edad avanzada es uno de los factores de riesgo más importantes para los MDS.
Los MDS son más comunes en los hombres que en las mujeres.
El fumar aumenta el riesgo de padecer MDS.
En algunas familias, MDS se presenta con más frecuencia de lo esperado.
Algunas exposiciones ambientales se han relacionado con MDS:
La exposición a altas dosis de radiación (tal como ser un sobreviviente de la explosión
de una bomba atómica o un accidente de un reactor nuclear) aumenta el riesgo de
padecer MDS.
La exposición prolongada en el lugar de trabajo al benceno y a ciertas sustancias
químicas utilizadas en las industrias del petróleo y del caucho puede también
aumentar el riesgo de padecer MDS.
Manifestaciones clínicas:
Tratamiento:
Salvo en el caso de la LMC cuyo tratamiento estándar son los inhibidores de tirosina cinasa
(ITK), en el resto de los SMP el tratamiento se basa en la citorreducción y el control de los
síntomas. En alguna de estas entidades, como en la mielofibrosis primaria, se están utilizando
inhibidores de JAK. En todo caso, el único tratamiento curativo en estas entidades sigue siendo
el al trasplante hematopoyético del que pueden beneficiarse solo una pequeña parte de estos
pacientes.
Diagnóstico
Las siguientes estadísticas de supervivencia están basadas en los grupos de riesgo del Sistema
Internacional de Puntaje Pronóstico Revisado (IPSS-R). Es importante señalar que este sistema
se basa en principalmente en personas que fueron diagnosticadas hace muchos años y que no
recibieron tratamientos, como quimioterapia para sus MDS.
Actualmente se clasifican según los criterios de la OMS, aunque las entidades clásicas de este
grupo de enfermedades son la leucemia mieloide crónica (LMC), la policitemia vera, la
trombocitemia esencial y la mielofibrosis primaria.
Grupo de riesgo IPSS-R Mediana de supervivencia
Muy bajo 8.8 años
Bajo 5.3 años
Intermedio 3 años
Alto 1.6 años
Muy alto 0.8 años
EL SLPA es causado por una homeostasis linfocitaria defectuosa. Se sabe que las mutaciones
de la línea germinal en los genes FAS (10q24.1), FASLG (1q23), o CASP10 (2q33-q34) están
asociadas con el SLPA. El 75% de los casos se asocia con mutaciones heterocigotas en FAS.
Tratamiento:
Pronóstico:
El pronóstico para los pacientes con el SLPA sigue siendo reservado. Los pacientes con SLPA-
FAS tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar linfoma de Hodgkin y no Hodgkin
a cualquier edad y con buena respuesta a la quimioterapia convencional.
Existen muchos tipos de linfoma, y algunos de estos factores se han asociado sólo con ciertos
tipos.
Edad.
Incidencia según el sexo.
Raza, grupo étnico, y geografía.
Exposición a ciertos químicos.
Exposición a la radiación.
Deficiencia del sistema inmunológico.
Enfermedades autoinmunes.
Ciertas infecciones.
Descripción clínica:
Los síndromes mielodisplásicos son alteraciones que pueden ocurrir cuando las células
productoras de sangre en la médula ósea se convierten en células anormales. Esto provoca
que bajen los recuentos de uno o más de los tipos de células en la sangre. El síndrome
mielodisplásico se considera un tipo de cáncer.
Un factor de riesgo es todo aquello que afecta su probabilidad de padecer una enfermedad,
como por ejemplo el cáncer. Los distintos tipos de cáncer tienen diferentes factores de riesgo.
Algunos factores de riesgo, como el fumar, pueden cambiarse. Otros factores, como su edad o
sus antecedentes familiares, no se pueden cambiar.
Sin embargo, tener un factor de riesgo, o incluso varios, no significa siempre que la persona
padecerá la enfermedad. Además, muchas personas padecen cáncer sin tener ningún factor
de riesgo conocido.
En otros casos, los síntomas relacionados con la escasez de uno o más tipos de células
sanguíneas (citopenias) son el primer signo de MDS:
Muy pocos glóbulos rojos (anemia) puede causar sensación de cansancio, o debilidad,
así como dificultad para respirar y palidez de la piel.
La falta de suficientes glóbulos blancos normales (leucopenia), especialmente las
células llamadas neutrófilos (neutropenia), puede conducir a infecciones frecuentes o
graves.
La escasez de plaquetas (trombocitopenia) puede causar la formación fácil de
moretones y sangrado. Algunas personas presentan sangrado nasal o sangrado de las
encías frecuente o grave.
Pérdida de peso
Fiebre
Dolor en los huesos
Pérdida del apetito
Esta afección se subdivide en dos tipos, basándose en cuántos de los tipos de células en la
médula ósea se ven afectados por la displasia:
La leucemia mieloide aguda (AML, por sus siglas en inglés) se inicia en la médula ósea (la parte
blanda del interior de ciertos huesos, donde se producen las nuevas células sanguíneas), pero
con más frecuencia también pasa rápidamente a la sangre. Algunas veces se propaga a otras
partes del cuerpo, incluyendo los ganglios linfáticos, el hígado, el bazo, el sistema nervioso
central (el cerebro y la médula espinal) y los testículos.
Un factor de riesgo es todo aquello que aumenta las probabilidades de que una persona
padezca una enfermedad, como por ejemplo el cáncer. Los distintos tipos de cáncer tienen
diferentes factores de riesgo. Algunos factores de riesgo, como el fumar, pueden cambiarse.
Otros factores, como la edad o los antecedentes familiares, no se pueden cambiar.
Sin embargo, tener un factor de riesgo, o incluso varios factores de riesgo, no significa siempre
que la persona padecerá la enfermedad. Además, muchas personas padecen cáncer sin tener
ningún factor de riesgo conocido.
Existen algunos factores de riesgo conocidos para la leucemia mieloide aguda (AML).
Síntomas generales:
Las personas con AML con frecuencia presentan varios síntomas no específicos (generales) que
pueden incluir:
Pérdida de peso
Cansancio
Fiebre
Sudoración nocturna
Pérdida del apetito
Según sus opciones de tratamiento, puede que usted tenga diferentes tipos de médicos en su
equipo de tratamiento. Algunos de estos médicos son:
Puede que muchos otros especialistas también formen parte de su equipo de atención,
incluyendo asistentes médicos, enfermeras con licencia para ejercer la medicina, especialistas
en nutrición, trabajadores sociales, y otros profesionales de la salud.
Para diagnosticar la leucemia mieloide aguda se utilizan pruebas para examinar la sangre y la
médula ósea y demostrar la presencia de células tumorales.
La ALL comienza en la médula ósea (la parte blanda del interior de ciertos huesos en donde se
forman las nuevas células de la sangre).
Con más frecuencia, la leucemia invade la sangre muy rápidamente. A veces, estas células
también se pueden propagar a otras partes del cuerpo, como a los ganglios linfáticos, el
hígado, el bazo, el sistema nervioso central (el cerebro y la médula espinal) y los testículos (en
los hombres).
Algunos tipos de cáncer también pueden comenzar en estos órganos y luego propagarse a la
médula ósea, pero estos cánceres no son leucemias.
Las neoplasias de células plasmáticas se presentan cuando las células plasmáticas anormales
forman tumores cancerosos en el hueso o en el tejido blando. Cuando solo hay un tumor, la
enfermedad se llama plasmación. Cuando hay muchos tumores, se llama mieloma múltiple.
Para obtener información sobre tratamiento, estadísticas, investigación y ensayos clínicos
relacionados con el mieloma múltiple, consulte los enlaces en esta página.
Las neoplasias de células plasmáticas son enfermedades por las que el cuerpo produce
demasiadas células plasmáticas.
Las neoplasias de células plasmáticas son benignas (no cancerosas) o malignas (cancerosas).
El mieloma múltiple y otras neoplasias de células plasmáticas a veces causan una afección que
se llama amiloidosis.
Los tumores de células plasmáticas son neoplasias linfoides de células B que pueden
clasificarse en mieloma múltiple (MM), Plasmocitoma óseo solitario (POS) y Plasmocitoma
extramedular (PEM).
El mieloma múltiple (MM) es un tipo de cáncer de la médula ósea, en el que existe una
proliferación anormal de células plasmáticas. Dichas células de la sangre producen los
anticuerpos (inmunoglobulinas) que defienden al organismo de infecciones y otras sustancias
extrañas antígenos.
El diagnóstico debe realizarse mediante análisis general de sangre y orina, y punción o biopsia
de la médula ósea. Asimismo, debe realizarse un estudio:
Radioterapia:
El mieloma es sensible a la radioterapia, y la reosificación de los defectos del tumor
pueden ocurrir dentro de varios meses.
La radioterapia se recomienda para el dolor rebelde del hueso, especialmente si el
dolor es localizado. Puede ser dramáticamente eficaz en el alivio de los síntomas.
Quimioterapia:
Está indicada cuando hay diseminación; la supervivencia a los 5 años permanece por
debajo del 30 %.
Fijación quirúrgica:
Enclavado IM femoral profiláctico.
El pronóstico del mieloma múltiple depende del estado en que se encuentra la enfermedad, y
de la edad del paciente. Es potencialmente curable cuando se presenta como un Plasmocitoma
óseo solitario o como un Plasmocitoma extramedular.
Cuando aparecen los signos y síntomas, algunos de ellos son los siguientes:
Tendencia a la formación de hematomas
Sangrado de la nariz o las encías
Fatiga
Adelgazamiento
Entumecimiento en las manos o en los pies
Fiebre
Dolor de cabeza
Falta de aire
Cambios en la visión
Confusión
Diagnóstico:
Análisis de sangre.
Recolección de una muestra de médula ósea para análisis.
Pruebas de diagnóstico por imágenes.